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Ariadna Pardo
PATOLOGÍA ARTERIAL
La enfermedad arterial oclusiva periférica (EAOP), denominada habitualmente enfermedad arterial periférica (EAP) o
enfermedad vascular periférica (EVP), denota la obstrucción o el deterioro de todas las arterias excepto las que irrigan el
corazón y las del cerebro.
Epidemiología
El riesgo está aumentado en:
fumadores
hipertensión,
dislipidemia,
estados de hipercoagulación,
insuficiencia renal
diabetes mellitus (DM)
personas mayores de 50 años,
hombres,
obesos
con antecedentes familiares de enfermedad vascular, infarto de miocardio o ictus.
Otros factores de riesgo en estudio son las concentraciones de varios mediadores de la inflamación, como la
proteína C reactiva y la homocisteína.
Su diagnóstico es esencial, porque las personas con EAP tienen 4-5 veces más riesgo de sufrir un infarto de
miocardio o ictus que la población general de edad equiparable.
1. La íntima capa más interna. Estructuralmente, es un tubo de células endoteliales en el que el eje mayor de
cada célula tiene una orientación longitudinal. Las células están alineadas en una sola capa y contactan con la
sangre, que les confiere reactividad metabólica y señales gracias al transporte de mediadores a través de su
arquitectura celular interna.
2. La media es el principal soporte estructural de la arteria. Está compuesta básicamente por células de músculo
liso, colágeno, elastina y proteoglucanos, con una disposición circunferencial.
El aporte sanguíneo de la porción más interna de la media difusión directa a través de la íntima,
la parte más externa de arterias penetrantes, vasa vasorum.
La media está separada de la capa más externa, la adventicia, por la membrana elástica.
Cuyos síntomas se desarrollan durante las dos primeras semanas después de instaurado el cuadro clínico. La etapa
crítica para la intervención está entre las primeras 6 a 12 horas.
La enfermedad arterial periférica se considera un factor predisponente para la presentación de la isquemia arterial
aguda de las extremidades.
ETIOLOGÍA
La isquemia arterial aguda de las extremidades puede deberse principalmente a dos tipos de accidentes vasculares, los
embólicos y los trombóticos.
Embólicas Trombóticas
Cardiogénicas: Ruptura de placa aterosclerótica preexistente
Fibrilación auricular
Disfunción grave del ventrículo izquierdo
Enfermedad cardiaca valvular:
Protésica endocarditis o trombo
Nativa endocarditis
Efecto embolico posterior a infarto agudo de
miocardio
Vascular: Estado de hipercoagulabilidad
Aneurismas aórticos, iliacos o poplíteos
Trombos
Iatrogénica: procedimientos intervencionistas Hipoperfusión secundaria a choque cardiogénico
Vasoespasmo periférico inducido por inotropos
Tromboembolia venosa: Traumatismo
Comunicación interauricular o interventricular con
un cortocircuito derecha-izquierda
Flegmasía cerúlea dolens
Otros: Disección arterial espontanea o iatrogénica
Aire,
líquido amniótico,
tumor,
inyección intraarterial de fármacos, etc.
A. Émbolos:
Se originan usualmente en el corazón
Pueden ser causados por aneurismas o por placas ateromatosas proximales al sitio de oclusión
Los émbolos que se originan de aneurismas ventriculares o de miocardiopatía dilatada pueden ser muy
grandes y alojarse en la bifurcación aórtica (émbolo en silla de montar), lo que ocasiona isquemia de
ambas extremidades.
Puede originarse en vasos pequeños, migrar hasta las arteriolas y ocasionar síndrome del dedo azul
Se caracteriza por la aparición de una decoloración cianótica repentina en 1 o más dedos del pie
Cardiopatía previamente existente que se complique con una lesión en una arteria proximal.
Un procedimiento quirúrgico cardiaco o vascular.
Br. Ariadna Pardo
El émbolo se localiza donde ocurre un cambio brusco del diámetro arterial, bifurcaciones, nacimiento de ramas y
estenosis por placa aterosclerótica.
Por razones hemodinámicas, afectan la circulación de MI (75%), bifurcaciones aorto-ilíaca, femoral o poplítea.
B. Trombóticos:
Los accidentes trombóticos se presentan por una alteración contigua a la misma arteria, habitualmente, una placa de
ateroma.
En estos casos, la presentación no es muy relevante:
sintomatología está fuertemente asociada con una enfermedad arterial periférica preestablecida, cuyo curso
crónico ha dado paso a angiogénesis y circulación colateral.
c. Embolia paradójica
Este accidente se presenta cuando un trombo originado en la circulación venosa pasa a la arterial debido a un
defecto anatómico del tabique interventricular o el interauricular –como un agujero oval permeable– y ocasiona
finalmente isquemia en las extremidades.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los síntomas de presentación son dolor y pérdida de la función motora o sensitiva.
El inicio súbito del dolor, su ubicación e intensidad, así como los cambios en la gravedad con el paso del tiempo deben
ser tomados en consideración.
La duración e intensidad del dolor y la presencia de cambios motores o sensoriales son muy importantes en la toma de
decisiones clínicas y en la urgencia para la revascularización. La trombólisis es menos eficaz para la trombosis de dos
semanas o más de duración en comparación con la trombosis aguda.
La isquemia arterial aguda de las extremidades se caracteriza por la sintomatología que se resume en las cinco letras p
de Pratt: pain, pallor, pulselessness, paralysis and paresthesia
Palidez Síntomas Signos
Pulsos ausentes Precoces
Parestesias Dolor Ausencia de pulsos
Parálisis (al prolongarse) Frialdad Palidez
Dolor (pain) (síntoma inicial) Parestesias
Tardíos
6° poiquilotermia: disminución de la
Hipoestesia / Anestesia Flictenas
temperatura en la extremidad afectada. Parálisis Edema
Examen físico: Cianosis Rigidez
Descenso de la temperatura
Palidez o en ocasiones la piel con un aspecto moteado y violáceo.
Se deben buscar los pulsos ,a nivel de AMBAS extremidades
femoral, poplíteo, tibial posterior y pedio
axilar, humeral, radial y cubital
Émbolo en silla de montar sobre la bifurcación de la aorta ausencia de ambos pulsos femorales
El encontrar pulsos contralaterales palpables y ausencia de pulsos ipsolaterales en una pierna con isquemia aguda
sugiere un émbolo, sin importar la presencia de señales Doppler.
No obstante, la presencia de estos signos no predice la gravedad de la lesión, la cual se clasifica según las características
clínicas e imagenológicas permite tomar decisiones sobre la necesidad de practicar exámenes de imágenes y de
nuevas irrigaciones. La historia clínica y exploración física detallada para el diagnóstico clínico de la gravedad del
trastorno:
I. Las extremidades de la categoría I son viables y no están sometidas a una amenaza inmediata
II. Las extremidades de la categoría IIa están amenazadas, sin parálisis aunque con alteraciones sensitivas leves,
pero pueden salvarse si se tratan.
III. Las extremidades de la categoría IIb amenazadas, y alteraciones neurológicas más graves, son salvables con un
tratamiento urgente
IV. Las extremidades de la categoría III sufren una isquemia irreversible y no pueden salvarse.
Una historia clínica prolija nos orienta para distinguir entre embolia y trombosis:
a mayor edad: mayor frecuencia de embolias,
una cirugía vascular previa sugiere trombosis por falla de la cirugía,
historia previa de claudicación sugiere enfermedad arterial oclusiva pre existente,
dolor torácico pude ser síntoma de IAM con oclusión arterial 2ª por embolia o disección con oclusión
de ramas por el flap de disección, AC x FA (embolias), antecedente de cardioversión reciente (embolia
cardiogénica).
Br. Ariadna Pardo
Diagnósticos
Lo que es práctica habitual la realización de un ECG y ecocardiografía transtorácica diagnostica FA y causas
cardiacas
La isquemia de inicio agudo y brusco también sugiere un origen embólico.
La ausencia de pulsos en una extremidad mientras que están conservados en la contralateral sugiere etiología
embólica, mientras que la ausencia de pulsos en ambas sugiere un fenómeno trombótico.
Una de las partes más importantes de la información es conocer si el paciente tiene procedimientos vasculares previos
o si existe antecedente de claudicación de las extremidades inferiores sugieren enfermedad vascular preexistente
origen trombótico y anticipan:
una revascularización más compleja
y por lo común es necesario realizar angiografía para la planificación quirúrgica.
Por el contrario, en el paciente sin antecedentes sugestivos de enfermedad vascular previa es muy probable que la
causa sea embolica:
es posible que la embolectomía simple tenga éxito.
El Doppler suele bastar para facilitar un diagnóstico del nivel de la lesión, pero hay ocasiones en las que se debe
recurrir a la arteriografía.
La arteriografía no es obligatoria en pacientes sin antecedentes de enfermedad vascular; sin embargo, todo paciente
debe colocarse en la mesa de operaciones de forma que sea posible la revisión fluoroscópica de la totalidad del
árbol arterial, si es necesario.
1) Se mide la presión arterial en ambas extremidades superiores utilizando la sistólica más alta como el
denominador para ABI.
2) La presión en el tobillo se mide al colocar el manguito por arriba del tobillo y medir el restablecimiento del flujo
sanguíneo en la arteria tibial posterior y arteria dorsal del pie utilizando una sonda Doppler en cada arteria.
3) La razón de presión sistólica en cada vaso se divide entre la presión sistólica más alta en el brazo para expresar
el ABI en las arterias dorsal del pie y tibial posterior.
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2. Ecografía doppler:
La ecografía Doppler tiene un valor limitado en el diagnóstico de la isquemia aguda.
Puede ayudar a localizar topográficamente la lesión, pero no aporta la misma proporción de datos en cuanto a
la gravedad de la isquemia comparado con el Doppler pulsado.
Es decir, por lo general no aporta suficiente información por sí sola para intervenir quirúrgicamente al paciente
3. Angiotomografía computarizada:
Permite localizar la oclusión arterial, así como demostrar alguna causa subyacente, como un aneurisma o una placa
arteriosclerótica.
4. ARTERIOGRAFÍA
GOLD STANDARD en el caso de isquemia aguda.
La arteriografía, si puede realizarse de manera oportuna, es una modalidad excelente para localizar obstrucciones y para
decidir el tipo de intervención (endovascular, embolectomía o derivación) que será de mayor beneficio para el paciente.
Existen algunos datos arteriográficos que permiten inferir si la isquemia aguda es por trombosis o por embolia:
1) Imagen de obstrucción del medio de contraste (stop), de forma cóncava, en la arteria que sugiere embolia.
2) Ausencia de circulación colateral: sugiere embolia.
3) Buen estado del resto del árbol vascular: sugiere embolia.
4) Afectación múltiple: la obstrucción con terminación cóncava en diferentes sitios del árbol vascular, por lo demás
sano, sugiere el origen embólico.
La angiografía con medio de contraste diluido permite obtener una excelente imagen de la arteria poplítea, de las
infrapoplíteas e, incluso, de las arterias pedias, utilizando volúmenes mínimos de medio de contraste yodado
Br. Ariadna Pardo
Tratamiento
Ante la falta de contraindicaciones de importancia, el paciente con isquemia de la extremidad debe ser anticoagulado de
inmediato, lo que evita la propagación del coágulo hacia lechos vasculares no afectados.
Contraindicaciones relativas:
Cirugía mayor no vascular o traumatismos en los 10 dias anteriores
Hipertensión no controlada
Puncion de vasos no compresibles
Tumores intracraneales
Cirugía ocular reciente
Las ventajas del tratamiento trombolítico sobre la embolectomía con globo incluyen:
menor traumatismo endotelial y la posibilidad de una destrucción más gradual y completa del coágulo en las
ramificaciones vasculares que por lo general son demasiado pequeñas para que se logre el acceso a la
embolectomía con globo.
Se espera que con la disolución más gradual del coágulo con la trombólisis pueda reducirse la incidencia de
lesión por reperfusión que a menudo se observa después de procedimientos quirúrgicos abiertos, en donde el
restablecimiento rápido del flujo sanguíneo puede precipitar síndrome compartimental.
Embolectomía:
1. se prepara el campo quirúrgico incluyendo el abdomen, región inguinal contralateral y la totalidad de la
extremidad inferior.
2. Incisión inguinal vertical, con exposición de la art. Femoral común y su bifurcación Se coloca una pinza
arterial y se realiza una incisión transversa al nivel de la bifurcación.
3. el trombo se extrae haciendo avanzar un catéter de embolectomía con globo de Fogarty enviarse a cultivo y
estudio histopatológico realizar angiografía al concluir el procedimiento para asegurar que se ha retirado la
totalidad del cóagulo
4. la arteria se cierra y se inicia la anticoagulación con dosis completas
Cuando un émbolo se aloja en la arteria poplítea, en la mayor parte de los casos puede extraerse a través de una
incisión femoral utilizando las técnicas antes descritas.
Se prefiere el acceso femoral porque el mayor diámetro de esta arteria disminuye la probabilidad de
compromiso arterial cuando se cierra la arteriotomía.
Se debe tener en cuenta que, en este tipo de isquemia, las arterias se encuentran más o menos sanas y la isquemia se
debe a la oclusión por un material embólico generado a distancia, habitualmente desde el corazón. Esto significa que el
tratamiento más adecuado es extraer el material embólico
En tales casos, la angiografía inmediata es útil para establecer la extensión de la oclusión en busca de vasos permeables
en sentido proximal y distal y para decidir cuál es la mejor intervención, ya sea la trombólisis o la intervención
quirúrgica
Si hay vasos distales en buen estado y se dispone de un injerto de la safena, derivación quirúrgica porque es rápida,
duradera y fiable.
En ausencia de vasos receptores apropiados o de una vena safena, o si el paciente es de alto riesgo trombólisis.
En el primer caso, la lesión primaria está en la propia arteria, generalmente en una placa de ateroma que se complica,
produciendo una obstrucción de la arteria y el temido trombo secundario distal. En este caso, por tanto, la obstrucción
no puede solucionarse completamente mediante un catéter con balón porque la lesión es intrínseca a la pared arterial.
Sin embargo, en el tratamiento inicial de la isquemia aguda de origen trombótico también se puede intentar retirar el
trombo secundario mediante un catéter con balón.
Br. Ariadna Pardo
Posteriormente, la arteriografía intraoperatoria permitirá decidir cuál es el tratamiento más apropiado.
Se puede decir que, en el caso de lesiones focales, suele ser la angioplastia con endoprótesis (stent) y, cuando las
lesiones son más extensas, la derivación vascular.
Los tratamientos mecánicos podrían obviar o complementar la necesidad de utilizar agentes trombolíticos que
aumentan el riesgo de hemorragia
La combinación de la trombectomía mecánica con la trombólisis intraarterial puede ser un tratamiento prometedor.
La recanalización es uno de los factores más importantes en la fase aguda isquémica por oclusión de un gran vaso. Tanto
para el tratamiento con reperfusión sistémica como el endovascular, la recanalización es un marcador habitualmente
utilizado para comparar y valorar la eficacia del tratamiento.
Centrándonos en el tratamiento endovascular, la escala más usada para valorar el grado de reperfusión es la
Trombolysis in Cerebral Infarction Scale.
Cuando la presión en el interior del compartimiento excede la presión de perfusión capilar, se interrumpe el
flujo de nutrientes y ocurre isquemia progresiva, incluso en presencia de pulsos periféricos.
se caracteriza por:
dolor intenso en el compartimiento,
dolor a la distensión pasiva del compartimiento y
pérdida sensitiva por compresión nerviosa de los nervios que se encuentran en el trayecto del
compartimiento
Las parestesias en los espacios interdigitales entre el primer y segundo dedos del pie es diagnóstico de compresión del
nervio tibial anterior (peroneo profundo).
Aunque es motivo de controversia, las presiones superiores a 20 mmHg son indicación para fasciotomía.
Las presiones compartimentales se alivian a través de incisiones en las caras interna y externa de la pierna. A través de
una incisión interna se realizan incisiones largas sobre la aponeurosis de los compartimientos superficial y profundo. A
través de incisión externase abren los compartimientos anterior y peroneo.
Br. Ariadna Pardo
La enfermedad oclusiva de las extremidades inferiores varía desde la ausencia de síntomas hasta la gangrena que pone
en riesgo la extremidad. Se han desarrollado dos clasificaciones principales que se basan en las manifestaciones clínicas.
Estas clasificaciones clínicas ayudan a establecer estándares uniformes para valorar y reportar los resultados de
mediciones diagnósticas e intervenciones terapéuticas