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El artículo 806 indica que pueden ser objeto de hallazgo, las piedras,
conchas y otras sustancias que se encuentran en las riberas del mar, de los
ríos y arroyos de uso público y que no presentan señales de dominio antertior.
Los requisitos para adquirir por ocupación son: a) Que el sujeto tenga
capacidad para adquirir; b) La intención de apropiarse de la cosa, y c) Que ésta
no pertenezca a nadie, que su titular se ignore o que la haya abandonado.
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Nos parece sumamente valiosas las palabras de Von Ihering en su obra clásica “Bromas y Veras en la Jurisprudencia”, al referirse a la
poca aplicación de dichas figuras jurídicas y casi su extinción cuando afirma que “Tengo la desdichada costumbre de compararlo todo, lo
propio con lo ajeno, lo de ayer con lo de hoy. Y digo desdichada porque el resultado que arrojan mis comparaciones no es siempre grato.
Sería mejor que, en vez de meditar tanto, gozara cándidamente de lo que la vida me depara. Así he comparado el derecho romano antiguo
con el derecho romano nuevo, buscando poner en claro para mí y para otros qué diferencias hay entre ellos. Con esa finalidad escribí el
Espíritu del Derecho Romano. Si sois observador atento de la evolución histórica del derecho habréis llegado como yo al triste
convencimiento de que en materia de adquisiciones a título gratuito, las cuales, como afirman los psicólogos, tienen para los humanos un
encanto seductor muy especial, hemos sufrido un lamentable retroceso con relación a los romanos. ¡Cuán ricos eran estos en ese aspecto,
cuan larga lista de las cosas sin dueño, cuan amplio el campo de juego que tenía en su derecho la ocupación! Los animales salvajes de
toda clase: aves, peces, cuadrúpedos o como dicen nuestras fuentes; los animales que nacen en las aguas, en el cielo y en la tierra (in
coelo.... nascuntur) podían ser cazados sin restricciones. La naturaleza misma ha dispuesto que así sea; así está escrito en el derecho
natural, congénito del hombre. En aquel entonces si quedaba placer ser cazador, rampero o pescador. También el ámbar, las perlas y las
piedras preciosas eran del que las encontraba. Se podía llegar a millonario sin poner un céntimo de capital. Nadie se preocupaba tampoco
por las fresas, frambuesas, zarzamoras y demás bayas silvestres, ni tampoco por las setas; en Prusia, últimamente, todas estas cosas han
sido objeto de regulación legislativa. Incluso los tesoros, hacia los cuales hoy muchos Estados el fisco tiene ávidamente sus huesudas
manos, para quitárselos, se repartían en aquella época entre éste y el propietario del fundo. He perdido el agrado por el derecho y me
alegro de no ser ya niño. Digo, como el carpintero del drama Maria Magdalena, de Hebbel: ya no entiendo el mundo ¡Ay! Si no hubiera
dado lecciones de pandectas. A cada uno de los bellos ejemplos de ocupación romana debo colocarles una cruz: mortuus est, y tengo que
advertir a mis alumnos que no se les ocurra ponerlos en práctica si no quieren entrar en conflicto con el Código Penal. La poesía ha
desaparecido del derecho y así entorno a mi lamento con los versos de Schiller (A los dioses de Grecia), ligeramente modificados a
propósito del caso: Bello mundo, ¿dónde has quedado? ¡Retorna, derecho de natura! Solo en el mundo fantástico de la doctrina tu huella
fabulesca aún perdura. La campiña, yerma, está de duelo, el acecho estoy en vano, cuando trato de coger setas o bayas, ruge la ley: ¡quita
la mano! IHERIN VON R. “Bromas y Veras en la Jurisprudencia”. Ediciones Jurídicas de Europa América. Buenos Aires, Argentina.
1974. traducción de la obra pública en Leopzig 9ª. Edición de 1904. páginas de la 137 al 139.
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TOBEÑAS CATAN, JOSE. Ob. Cit. Página 458.
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ESPIN CANOVAS, DIEGO. Ob. Cit. Página 103.
Para Federico Puig Peña la ocupación “Es el modo de adquirir la
propiedad de una cosa que no pertenece a nadie, o sobre la cual nadie formula
reclamación, por medio de la toma de posesión, acompañada de la intención
de hacerse propietario de ella. Es aquel modo de adquirir la propiedad
consistente en la aprehensión de una cosa nullius con la intención de hacerla
para sí.”.12
12
PUIG PEÑA, FEDERICO. Ob. Cit. Página 172.
13
ESPIN CANOVAS, DIEGO. Ob. Cit. Página 105.
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Los animales salvajes, la caza y la pesca, todo esto no pertenece a nadie; así que el primero que llega puede apropiárselo y hacerse
propietario. Poco importa que el cazador cace en su terreno o en el de otro; no sería menos propietario por ocupación, puesto que la caza
es res nullius. El amo del fundo, lo único que puede hacer es prohibir el acceso. PETIT EUGENE. “Tratado Elemental de Derecho
Romano”. Editorial Nacional, México, D.F. 1971. Traducido de la 9ª. Edición francesa. Página 245
En cuanto la captura de los peces y demás animales que habitan en
las aguas son susceptibles de adquirirse por ocupación, ya sea esta a
través de la pesca marítima, que es la realizada en el mar o en las
corrientes de agua que se vierten en él y la pesca fluvial que tiene lugar en
las corrientes de aguas navegables y flotables el derecho de la pesca
pertenece al Estado, a los ribereños.
Manuel Ossorio los define como “El bien mueble o semoviente, que
por no tener dueño conocido, puede ser objeto de apropiación por cualquier
persona mediante el simple acto de aprehensión. En sentido restrictivo son
los muebles o semovientes que, por no tener dueño conocido, se adjudica
al Estado éste se atribuye”15