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LA REGLA DE ORO

Así que en todo traten ustedes a los demás, tal y como quieren que ellos los traten
a ustedes. En esto se resumen toda la ley y los profetas.
Mateo 12:7 (NVI)
El buen trato es una de las formas visibles de un amor sano, es la contraparte de
los amores que duelen, de las relaciones toxicas en las cuales la violencia se
manifiesta de manera cíclica y creciente.

El cimiento del buen trato lo encontramos en un principio universal que dice así:
“Trata a los demás como quieras que te traten”. Este aplica para toda la clase de
relaciones humanas: con la pareja, familia, amigos, vecinos, compañeros de
trabajo, etcétera. De esta forma se fomentan las buenas relaciones basadas en el
respeto y buen trato.

Este principio es llamado “la regla de oro”, nombrada así en alusión a ese metal
precioso que ofrece una riqueza incontable a las personas que lo poseen de
acuerdo con su cantidad y pureza. Así, de la misma manera la regla de oro lleva
implícita una gran riqueza a quien lo posee por el potencial de hacer que las
relaciones crezcan sanas y prosperas.

No en vano, esta regla se utilizó como parte fundamental de la reflexión teórica


que dio origen a los derechos humanos, normas que reconocen y protegen la
dignidad de hombres y mujeres. Estas se plasmaron en un documento llamado: la
Carta de Derechos Humanos, la cual fue promovida por las Naciones Unidas y
aprobada en 1948.
Este principio es universal, por ello podemos encontrarla bajo distintas
formulaciones en diversas culturas, filosofías y religiones. La mayoría han sido
mencionadas en sentido negativo; por ejemplo, el filósofo chino Confucio lo dijo de
esta manera: “Lo que no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás
(Circa, 500 a.C.).
Por otro lado, a diferencia de todos ellos, Jesucristo lo dijo de una manera positiva:
“Por eso, todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan
ustedes con ellos, porque esta es la ley y los profetas”. (Mateo 12:7, NBLA).

De esa manera, esta afirmación es la máxima de la ley moral, que resume todas
las leyes y mandamientos, y que conlleva el gran desafío de hacer y tratar bien a
los demás, antes que ellos lo hagan con nosotros.

Esta expresión presentada de forma positiva nos exhorta a actuar, mientras que la
primera expresión presentada en la forma negativa sólo da la idea de no hacer
mal, aludiendo a permanecer pasivos, pero sin accionar en beneficio de los
demás.

Para entenderlo con claridad, vamos a ilustrarlo: Una persona que es dueño de
una farmacia podría decir: “yo no me aprovecho de los adultos mayores cobrando
precios excesivos porque un día seré adulto mayor y yo no quiero que se me trate
de esa manera”. Aquí tenemos la regla de oro actuando en forma negativa.

Por otro lado, tenemos al dueño de otra farmacia que dice: “Ayudaré a los adultos
mayores dándoles un precio menor, porque si yo fuera uno de ellos querría que
me ayudaran”. La forma positiva de la regla de oro nos impulsa a la acción, por
generosidad, por bondad, y ¿por qué no? Por reciprocidad. Porque como quisiera
que hagan conmigo, yo debería hacerlo con los demás.

Pará aplicar la regla de oro correctamente tenemos que sentir empatía, la cual
consiste en ponerse en el lugar de la otra persona. Una vez en ese lugar
hacernos la pregunta clave: “Si yo estuviera en el lugar de esta persona, ¿cómo
me gustaría que me trataran?” Y entonces accionar este principio de oro.

No olvidemos que el amor es respeto, cordialidad, buen trato, el cual tiene su


cimiento en la gran máxima de las relaciones humanas que nos enseñó nuestro
gran maestro Jesucristo: La regla de oro.
Desde Punto Cenit te invitamos a accionar este principio con la finalidad de que
tengas una mejor calidad de vida con los que te rodean. Por eso siempre
recuerda: todo cuanto quieras que los hombres te hagan, así también haz tu con
ellos, porque esta es la ley y los profetas. ¡Escoge la vida para que vivas!

Escríbeme a: nnacolima@gmail.com Facebook: Mayra Edith Martínez

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