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Desconocemos los antecedentes de Abdías, pero él se levanta como uno de los profetas
fieles que Dios usó para proclamar un mensaje de restauración a Su pueblo y un juicio
en contra de Sus enemigos. Abdías significa «siervo» o «adorador del Señor». Profetizó
en contra de la nación de Edom, un pueblo que provenía de la descendencia de Esaú,
hermano mellizo de Jacob.
Es difícil conocer la identidad exacta y el tiempo en que ministró el autor del libro más
corto del Antiguo Testamento. Los estudiosos conservadores difieren en sus
conclusiones sobre este mensajero. Algunos piensan que ministraba en el tiempo de
Joram (848-841 a. C.), pero otros consideran que lo hizo después de la caída de
Jerusalén (586 a. C.). En función de la fecha aceptada, Abdías sería un profeta temprano
o tardío. Sin embargo, hay indicaciones de que vivió en Judá, el reino del sur (Abd
1:12,17).
Su mensaje
La gente de Edom había tratado mal a los israelitas al oponerse y abusar de ellos. No era
algo circunstancial, sino que se volvió una práctica a lo largo de la historia entre estas
dos naciones. El conflicto entre dos hermanos que inició en el vientre de su madre se
extendió por generaciones (Gn 25:22). Un ejemplo de eso fue cuando los israelitas
salieron de Egipto, Edom les negó la entrada a través de su tierra localizada al sur del
Mar Muerto (Nm 20:14-21).
Los edomitas habían confiado en sus recursos naturales y el orgullo los dominaba (Abd
1:3). En vez de ayudar a sus hermanos, se burlaron y se aprovecharon del pueblo de
Dios cuando pasaba por tiempos vulnerables (vv. 10-14): le negaron ayuda y se
alegraron cuando fueron atacados (v. 12); les robaron sus bienes en su ruina (v. 13);
mataron a los israelitas que huían para resguardarse cerca de su tierra, capturaron y
entregaron a los sobrevivientes a las naciones enemigas (v. 14). Por lo tanto, Dios envía
un mensaje de juicio contra ellos (vv. 4-9).
Podemos resumir el mensaje de Abdías de esta manera: Dios observa la opresión de los
impíos sobre Su pueblo; por lo tanto, juzgará a sus enemigos y vindicará a Su pueblo.
Un mensaje convincente puede ser dado en solo veintiún versículos cuando este es
respaldado por el Espíritu. Abdías registra la historia con fidelidad y humildad en el
servicio a Dios. Tú y yo podemos imitar a este adorador leal, abrazando ambas
características con esmero a fin de que nuestro bendito Salvador sea exaltado entre las
naciones.