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6 Klip [AWS WI CapiruLo 4 Arte de las cuevas y chamanismo Aunque ¢l Paleolitico superior no proporcione ni elementos ni pruc- bas, lo que tampoco es del todo cierto, al menos dos buenas razones per- miten suponer que existieron durante esta época ciertas formas de cha- manismo, En primer lugar, el sistema nervioso humano puede generar estados de conciencia alterada y alucinaciones, capacidad que se puede remontar hasta muy atrds en el tiempo. No sabemos exactamente lo que experi- mentan los chimpacés, los babuinos y otros simios, ni los gatos ni los pe- 10s. Sin embargo, estos animales y también otros estin aparentemente sujetos a verdaderas alucinaciones, no s6lo cuando se les sumi gas psicotr6picas, sino también en ciertas circunstancias naturales."!® Por lo tanto, la capacidad de alucinar no es probablemente una caracteristica Sinica de los seres humanos, puesto que forma parte del sistema nervioso de los mamfferos en general. En consecuencia, parece légico que los Aus- tralopitecos (1,4 millones de aiios) tuvieran alucinaciones, es altamente probable que los Neandertales (200.000 a 35.000 afios BP) también estu- vieran expuestos a cllas, y es seguro que al menos algunos humanos que vivieron durante el Paleolitico superior, y por tanto anatémica y fisiolégi- camente modemos, también las experimentaran. La segunda razén es la ubicuidad del chamanismo entre las comuni- dades de cazadoresrecolectores. Como hemos visto, estas sociedades, en todo el mundo y en todos los continentes, cuentan con practicantes que, en el marco religioso, buscan estados de conciencia alterada para cumplir un gran mimero de misiones, La ubicuidad del chamanismo no es el re- sultado de la difusién de ideas y de creencias en el mundo, sino en cier- istran dro- 113, Siegel y Jarvik, 1975, pp. 81-104. 82 LOS CHAMANES DE LA PREHISTORIA to modo de una necesidad ineludible, en el seno de las sociedades de ca- zadores-recolectores, de racionalizar la tendencia universal del sistema nervioso humano que supone el acceder a los estados de conciencia alte- rada, ‘Tenemos, pues, razones para defender que algunas personas, durante el Paleolitico superior, pasaron por los tres estadios que conducen a los estados alucinatorios profundos y que estos estados eran ritualizados e in- terpretados por los grupos de cazadores-tecolectores de forma compati- ble con sus modos de vida. A partir de esta premisa podemos ser mas con- cretos y ver si la explicacién chamanica aplicada a lo que se sabe del arte paledlitico bajo sus diversas formas (véase «EI arte de las cuevas y de los abrigos») se adapta mejor que las hipétesis expuestas y discutidas en el ca- pitulo «Cien afios de investigacién de los significadose. Para comenzar, no examinaremos las imagenes parietales por sf mis- ‘mas, sino relacionadas con su contexto. Diversos intentos de comprender el arte paleolitico han fracasado porque los investigadores se centraban en las imagenes —las especies representadas y sus «estilos-— y no trata- ban de «leerlas», Veremos c6mo estas imagenes revelan gran cantidad de informaciones si nos aproximamos a ellas desde una perspectiva distinta. Ahora bien, es el contexto el que delata més claramente la préctica de ciertas formas de chamanismo. Paredes cargadas de sentido Leroi-Gourhan, tal y como hemos visto en el capitulo «Gien afos de investigacién sobre los significados», insisti6 en el hecho de que no se de- bian considerar las pinturas y los grabados de las cuevas como «objetos de arte» aislados € individuales ni tampoco como el resultado de una tinica accién magica, tal y como crefa Breuil. Al contrario, segtin Leroi-Gour- han, todas las imagenes de una cueva constituirfan un conjunto. Por lo tanto, el significado de cada una de ellas, segiin Ia filosofia estructuralis- ta, estaria establecida a partir de su relacién con las demés. Nosotros pensamos que es la cueva misma (fig. 15) Ia que deberia ser vista como un conjunto, no tanto por las imagenes sino por los espacios que singularizarfan el desarrollo de ritos diferentes. Algunos de estos ri- tos —no todos— implicarian la realizacién de imagenes sobre las pare- des, los techos y los suelos. Igualmente, las otras evidencias de la actividad humana dejadas en las cavernas son tan importantes como las propias imagenes. Algunas de estas evidencias delatan ciertas creencias respecto a ARTE DE LAS CURVAS Y CHAMANIS40 ride atic reads Leriaeoes| Elem scol ape Corredor entre Ener "ts fie Fetes ‘pla de fe eons / ‘Geese, Fangol-Comet J Qolee: ‘Sa sel Desoobnonts © Sala del Ford Fic. 15, Planta de las cueras del Volp (Montesquieu Avant8s, Ariage): el uayecto nal del Tuc-d'Audoubert, TroisFréres y Enlgne, Los magdalenienses pasarfan de Erle new Trois Fréres, pero la entrada cel TucdAudoubert, por la surgenteia dle un rio sub- temanco, era wa cueva apart. Jas cuevas y estas cteencias nos ayudan a situar las imagenes en el marco general del pensamiento y de la cosmologia del Paleolitico superior. De hecho, no es posible hablar de este arte sin considerar la cosmologia pa- Icolitica, Las cuevas del Volp, en ef Ariége, son un buen punto de partida, por. que sus propictarios, la familia Bégouén, las han protegido durante ge- neraciones contra las exploraciones irresponsables y de una probable des- truccién. Las tres cuevas magdalenienses —Enlene, Trois-Fréres y Le Tucd’Audoubert— forman un conjunto excepcional,!* aunque en esta ocasién s6lo nos centraremos en las dos primeras. Una gulerfa estrecha y baja, con un recorrido de unos sesenta metros, permite acceder a ThoisFréres desde Enléne (fig. 15). Los hallazgos des- cubiertos a lo largo de este paso prueban que fue utilizado durante el Magdalenicnse. Actualmente, cada una de estas cuevas posee tuna entra- da separada, pero antiguamente esto no era asi, ya que sélo se Tlegaba a TroisFréres después de haber recorrido la pequeita y baja galerfa que partia de Enléne y que comunicaba las dos cuevas. Aunque unidas por este paso, Enleéne y TroisFréres se diferencian fan- damentahnente por las formas de arte que cada una de ellas ha conser- vado. Aparte de algunas manchas parietales rojas, Enléne no contiene 114 Bégouan y Breuit, 1958, 84 LOS CHAMANES DE LA PREHISTORIA mis que arte mueble, sobre hueso 0 en forma de pequeftas plaquetas tan grandes como la mano. En total, més de mil fueron recuperadas. En cam- bio, en TroisFréres no se conoce ni una sola plaqueta ni un hueso gra- ado, mientras que abundan las pinturas y los grabados parietales. Estas diferencias tan chocantes muestran que diversas actividades debieron de- sarrollarse en estas cuevas gemelas. Las evidencias magdalenienses de una de estas actividades nos interesan mucho, En la entrada de Enléne se han documentado habitats gravetienses (en torno a 24,000 BP), mientras que el habitat magdaleniense principal (en torno a 18.500-14,000 BP) se localiza en Ja Sala del Fondo, a unos doscientos metros de aquéllos (fig. 15). En la entrada de esta sala fueron clavados verticalmente sobre el suelo unos sesenta objetos (fragmentos de hhueso, azagayas y otros, ademas de algunos grabados de motivos geomé- tricos). Es evidente que no puede tratarse del resultado fortuito de una accién desprovista de sentido, como por ejemplo que se tratase de unos hhuesos voluntaria o accidentalmente clavados en el suelo después de una comida, En la Sala del Fondo, pero todavia més en la Sala de los Muertos y en el corredor que los comunica, numerosos pequefios fragmentos de huesos fueron introducidos entre las fisuras de la pared (laminas 18 y 19).5® A veces se concentran en langas grietas, pero también se los en- cuentra bajo los derrumbes y en todas direcciones. Algunos de los frag- mentos de hueso se encuentran cerca del suelo y resulta imposible ima- ginar que su uso fuera el de soportes para colgar bolsas u otros objetos. Por diltimo, en el extremo de la Sala de! Fondo, los huesos clavados apa- recen asociados a unas manchas rojas de origen antrépico. En la Sala del Fondo se encuentra también la evidencia de una préc- tica que se relaciona con lo que acabamos de describir, aunque es un poco diferente: tres incisivos, dos de reno y uno de bévido, fueron depo- sitados sobre un pequeiio resalte de la pared. Estos son los tinicos objetos colocados de esa forma en Enléne, mientras que muchos més han sido encontrados en TroisFréres. Concretamente en una pequefia sala lateral ala llamada Capilla de la Leona —denominada asi porque en ella se en- cuentra un destacado grabado de felino (limina 16), ademas de grabados de un bisonte, un caballo, un péjaro, un joven felino y otros— se sabe, desde hace mis de medio siglo, que un raspadorburil de sflex, que ha- bria podido servir parar grabar, habia sido colocado en una fisura bajo las, patas delanteras del felino principal, La primera hipétesis propuesta fue que el buril habia sido abandonado en este lugar después de haber servi- 115. Bégouén, Cloutes, Giraud y Rouzaud, 1996. ARTE DE LAS CURVAS ¥ CHAMANISMO 85 do para grabar el Ieén y que no tenia, pues, ningtin significado especial, Después, otros nuevos objetos fueron descubiertos en cuatro fisuras dife- rentes del mismo lugar: una concha fésil manchada de ocre rojo, dos fragmentos de hucso, un diente de oso acompariando a muchos silex ys aparte, ui raspador de silex. Igualmente, en la profunda Sala del Hogar, dos niicleos, en parte tallados, fueron encontrados entre pequeias fisuras.!!® Parece claro que estos objetos no habian sido traidos a la cue- va para un uso prictico. Si alguien los habfa Hlevado a fo més profundo de la cueva para depositarlos entre tas grietas de las paredes, fue sin duda dentro de una finalidad ritual. E] descubrimiento quizés mas destacable fue realizado por Robert B& gouén en un miniscule diverticulo escarpado de Ia Sala del Faisin, den- tro de Le Tréfonds, Unicamente cabe una persona en este espacio y sélo entra arrastrandose; sin embargo, toda la arcilla del fondo aparece hen- dida a golpes de azagaya y marcada con huellas de dedos. Una piedra con restos de carbén, atin en su sitio, probablemente contuvo grasa y sirvié de limpara. Estas sefiales en la arcilla estén igualmente presentes en Hornos de la Pefia en Espatia. Una figura en forma de parrilla ha sido trazada con los dedos bajo una oquedad de la cual parece sobresalir, En otras partes de ta misma cueva, algunas oquedades de la pared fueron rellenadas de arcilla, y luego hendidas con los dedos, con un palo o con puntas de azagaya."” En Hornos de la Pefia, estas sefiales son precisas y se limitan a espacios reducidos. En otros lugares, Ia arcilla blanda (el mondmitci) que cubre las paredes ha sido marcada mucho més extensamente. En la cueva Cosquer, por ejemplo, las sefiales digitales, que es como se llaman estas langas mar- ‘cas rectas o sinuosas trazadas con los dedos, cubren la mayor parte de las paredes y de las bovedas hasta alturas considerables, incluso fuera del al cance humano sin algiin tipo de ayuda, Las sefiales digitales pueden ser horizontales, verticales, oblicuas o en zigzag, simples o miiltiples. En algu- nos lugares, como en La Clotilde, en Espaia, los animales han sido dibu- Jados con la punta del dedo (lémina 20), o bien parecen emerger de en~ tre uma confusién de sefiales digitales (Trois Fréres, fig. 16). Algunos de estos ejemplos tienen un importante punto en comin: st- gieren claramente que paredes, techos y suelos poseen un signi propio. En algunos casos, parece que se haya querido penetrar tras las st- perficies e ir més alls de las propias paredes. En otros, en cambio, tan icado 116. Bégousn y Clottes, 1981. 117, Ucko, 1992, figs. 911 86 LOS CHAMANES DE LA PREHISTORIA Fic. 16. En la Galeria de las Lechuzas de TroisFréres, trazos digitales informes y luctas animales igualmente dibujadas con los dedos aparecen mezeladas sin orden aparente. solo se contentaron con tocarlas, marcarlas o depositar en ellas algunos objetos. Por qué hicieron esto? La concepcién de un cosmos chaménico estratificado se adapta muy bien a tales actos. Como hemos visto en el capitulo «El chamanismo», ‘uno de los estadios consiste en un mundo inferior ocupado por los ani- males-espiritus y otras criaturas espirituales. Parece muy probable que los mismos factores neuropsicolégicos universales hayan igualmente cond cido a los paleoliticos a creer que existia un mundo subterréneo similar. Asf pues, no sorprende que hubieran crefdo que las cuevas conducian a este estrato subterréneo del cosmos. Paredes, techos y suelos no eran mas que unas finas membranas que los separaban de las criaturas y de los acontecimientos del mundo inferior. Los que se adentraban en las cuevas las consideraban como lugares temibles, de trinsito, que les conducian hacia otro universo. Quizds deberiamos decir que las cuevas constitufan propiamente las entrafias de este universo, Si las paredes representaban una frontera de gran significado entre Jas personas y los espiritus, ede qué modo este concepto estaba ligado al ARTE DE LAS CUEVAS ¥ CHAMANISMO 87 arte parietal? En otras palabras, zinflufan estas creencias sobre las paredes cen las personas que realizaban las imdgenes? La respuesta a estas pre- ‘guntas, a juzgar por los rastros dejados y las evidencias, contiene un sf sin Roeas vivas Una de las caracteristicas mas extendidas del arte paleolitico, sea cual sea su periodo, es el aprovechamiento de los relieves naturales para la realizacién de las imagenes. Por todas partes se van afiadiendo todo tipo de representaciones: en fistras, en nédulos, en pliegues, en concavidades y en abultamientos. Es dificil encontrar una cueva sin ejemplos de lo que acabamos de decir ¢ imposible en las més importantes. Frecuentemente se observa que las representaciones paleoliticas se en- cuentran situadas en funcién de un nédulo, de un hueco o de una pro- tuberancia, aparentemente insignificantes, que representan el ojo del ani- mal. Algunos de estos accidentes rocosos son tan poco evidentes que se podria pensar que s la vista. Puede que unos dedos que suavemente exploraron la pared des- cubrieran un relieve y que el espiritu del artista, dispuesto a ver un ani- mal, reconociera en este relieve un ojo. En este caso, la accién de tocar conducitia a la creacién de las imagenes. Las representaciones humanas hacen uso de contornos naturales oca- sionalmente. En Le Portel (Ariége), una silueta humana muy esqueméti- ca fue pintada de rojo y de manera que una prouberancia representase su pene: las Ifneas pintadas dan significado a una particularidad de la pa- red, insignificante para el ojo no atento y Ja transforman en un elemento con sentido ¢ importante. Este fenémeno se encuentra todavia mas re- forzado por la presencia, a unos metros de la primera figura masculina, de otra silueta también masculina ¢ igualmente dibujada en funcién de un relieve estalagmitico. La importancia de los contornos de las rocas se manifiesta con es pecial intensidad en El Castillo, en Puente Viesgo (Cantabria), donde un bisonte ha sido pintado en negro en funcién de la forma de la su- perficie de una estalagmita, Bl dorso, la cola y la pata trasera del ani- mal se adaptan perfectamente a la forma natural, pero para poder hacer esto, el artista ha colocado el bisonte verticalmente (ldmina 23). ‘Vernos cémo el artista ha expresado una gran diferencia conceptual en- tre la imagen y los animales del mundo real que normalmente perma reconocieron y escogieron por el tacto mas que por 88 LOS CHAMANES DE LA PREHISTORIA necen en posicién horizontal, En definitiva, lo que importaba al artista de El Castillo era convertir en significante el contorno natural de la pa- red y no tanto el orientar Ia figura para que nos parezca un bisonte rampanie, EI mismo principio se aplica a los numerosos bisontes pintados so- bre las grandes protuberancias del techo de Altamira. Diferentes in- terpretaciones han sido propuestas para entender la postura replega- da de muchos de ellos. Algunos investigadores han dicho que dormfan © estaban muertos y otros que eran hembras que estaban de parto. Sin embargo, parece mds probable que su postura corresponda a cual- quiera de las conocidas por los humanos paleoliticos. La postura, sea cual sea, ha sido especialmente condicionada por la forma de las pro- tuberancias de la pared (ldmina 22). Como en tantos casos parecidos, se podria decir que es la propia cueva la que da origen a categorias de imagenes especificas que en este caso concreto serfan los bisontes re- plegados. Hasta ahora hemos tomado como ejemplo perfiles de animales, pero hay otras formas para aprovechar los accidentes de la superficie rocosa. De esta manera, por ejemplo, en el Salén Negro de Niaux (Ariége), un artista afiadi6 unos cuernos a un agujero de la pared, logrando que se pa- reciera un poco a la cabeza de un ciervo visto de frente." Podriamos ci- tar perfectamente otros ejemplos. En Altamira, en una de las zonas més profundas de la cueva, unas formas naturales de la roca fueron transfor- madas en rostros humanos tras afiadir unos ojos pintados (laminas 26 y 27), La misma técnica fue empleada en Gargas,!!® Tucd’Audoubert y ‘TroisFréres. En Montespan, una formacién rocosa natural ha sido trans- formada en la cabeza de un animal.!® En Rouffignac, una cabeza de ca- ballo muy notable ha sido pintada sobre un rifién de silex que aflora de la pared (lémina 24). El efecto producido por todas estas imagenes es el de rostros humanos 0 cabezas de animales que nos miran desde la pa- red de la cueva, mientras que el resto del cuerpo permanece escondido detrds de la superficie, Tales figuras no estén solamente pintadas sobre las superficies, sino que son parte integral de las paredes de la cueva apor- tando una interpretacién propia. Dicho de otro modo, las figuras parecen salir del interior de la roca, 118. Clowes, 19954, figs. 142 y 164. 119. Breuil, 1952, fig. 271. En una nicho de Ja cuaria sala, una cabeza vista de cara, con das ojos y un morro, ha sido trazada en Ia arcilla 120, Leroi-Gourhan, 1965, fig. 685. ARTE DE LAS CURVAS Y CHAMANISMO 8g ‘Todos los ejemplos mencionados hasta aqui, dentro de lo que es la in- terpretaci6n de las imagenes, se dirigen en el sentido de una interaccién reciproca entre el creador y los contornos naturales de las superficies de las paredes. Otros tipos de figuras tienen un interés especial porque im plican una inte .ccién, no sélo entre los artistas y sus producciones, sino también entre las representaciones y Jos espectadores. A veces, un detalle de ta superficie rocosa serd la linea dorsal de un animal si se coloca una luz en una posicién determinada; en este caso, el artista ha afiadido las patas y otras partes del animal a una sombra. Al desplazar la Kimpara se controla la imagen, ya que la hace aparecer 0 desaparecer. En Niaux, por ‘ejemplo, tun hueco de Ja roca ha servido de dorso a un bisonte, lo que se hace evidente cuando Ia fuente de luz se desplaza hacia la derecha y un poco hacia abajo respecto a la ubicacién de la figura, B artista ha com pletado Ja figura con la cabeza, las patas, la linea del vientre y la cola, Pero, como el bisonte de El Castillo, el de Niaux esta en posicién vertical para aprovechar la forma de la roca ‘A mayor escala, la cabeza de uno de Jos muy conocidos «caballos tor- dos» de Pech-Merle (Lot) est sugerida por el contorno natural de la roca, sobre todo cuando la luz. se encuentra en una posicién concreta. En ‘este caso, el artista ha deformado la cabeza del caballo pintado y la ha re- presentado ridiculamente pequeita. De hecho, la forma rocosa esté mas proxima de la realidad anatémica que no la cabeza pintada. Todo sucede como si el relieve hubiera sugerido

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