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Reflexión:
Canto:
En aquel tiempo, Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se
han sentado los escribas y los fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras,
porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre
las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los
vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en
los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la
gente los llame 'maestros'.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen 'maestros', porque no tienen más que un Maestro, y todos
ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen 'padre', porque el Padre de ustedes es
sólo el Padre celestial. No se dejen llamar 'guías', porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el
mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla
será enaltecido".
Oración:
Padre mío, te pido que me libres de toda presunción e hipocresía. Tú sólo debes ser el centro de mi
vida. Ilumina mi oración, soy tuyo y por este amor quiero servir a los demás.
Petición
Padre, que nuestro testimonio de cristianos sea coherente entre lo que decimos y predicamos y lo que
en realidad ponemos en práctica.
Canto
Canto:
¿Cómo combatir esta incoherencia? ¿Cómo debe ser una comunidad cristiana?
Todos los trabajos y responsabilidades de la ida en común deben ser asumidos como un servicio: El
mayor entre vosotros será vuestro servidor. A nadie hay que llamar maestro (rabino), ni padre, ni guía.
Pues la comunidad de Jesús debe mantener, legitimar, alimentar no las diferencias, sino la fraternidad.
Ésta es la ley primordial: Ustedes son hermanos y hermanas. La fraternidad nace de la experiencia de
que Dios es Padre, y que hace de todos nosotros hermanos y hermanas. Pues, el que se ensalce será
humillado, y el que se humille será ensalzado.
Rabino, guía, maestro, padre. Son los cuatro títulos que Jesús no permite que la gente use. Y
sin embargo, hoy en la Iglesia, los sacerdotes son llamados «padre». Muchos estudian en las
universidades de la Iglesia y obtienen el título de «Doctor» (maestro). Mucha gente tiene dirección
espiritual y se aconseja con las personas que son llamadas «directores espirituales» (guía). Lo que
importa es que se tenga en cuenta el motivo que llevó a Jesús a prohibir el uso de estos títulos. Si son
usados para que una persona se afirme en una posición de autoridad y de poder, de vanidad y
egoísmo… son mal usados y esta persona se merece la crítica de Jesús. Si son usados para alimentar la
fraternidad y el servicio y para profundizar en ellos, no son criticados por Jesús.
Canto:
Claras y duras son las palabras de Nuestro Señor en este pasaje. Su estilo transparente puede hacernos
sentir algo "incómodos" y es que, no habrá en la historia de la humanidad hombre tan coherente como
lo fue Jesús, el único. Que nos puede advertir acerca de la hipocresía con justa razón. ¡Cuántas veces
nos muestra a lo largo de los Evangelios su descontento con los hipócritas! ¡Cuántas veces nos exhorta
a no ser como ellos! Y es que el Señor sabe muy bien cuánto daño hace la hipocresía en nuestro trabajo
con los demás, y cuántas almas permanecen cerradas al amor de Dios porque no ven en nuestro
testimonio de cristianos una coherencia entre lo que decimos y predicamos y lo que en realidad
ponemos en práctica.
"Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que hacen..." ¡Qué actual es esta recomendación
que nos da el Señor! ¡Cuánto nos cuesta a los soberbios aceptar estas palabras! ¿Por qué desoímos
tantas veces lo que el Señor nos pide a través de su Palabra? ¿No será para justificarnos en la
incoherencia de los demás? "No juzguéis y no seréis juzgados" dice el Señor. Mejor sería que
pusiéramos en práctica todo lo que el Señor nos va pidiendo sin esperar nada de los demás, sin olvidar
que el instrumento es pequeño.
Así pues, levantemos la mirada del horizonte y miremos en vertical, porque es de Dios y para Dios todo
en nuestra vida. No justifiquemos nuestros errores en los errores de los demás, pues nuestro único
modelo debe ser Jesús, en Él debemos fijar todas nuestras metas. Ante Él la verdad y la autenticidad
permanecen, todo lo demás es desechado. Continúa el pasaje: “uno sólo es vuestro Padre, el del cielo."
Dice la canción: "¡Dios es mi Padre, qué feliz soy!"