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Pleno.

Sentencia 98/2022
EXP. N.° 02369-2021-PA/TC
ICA
YVÁN JONEL MAMANI
SALAZAR

RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 24 de febrero
de 2022, los magistrados Miranda Canales, Blume Fortini, Ledesma
Narváez (con fundamento de voto) y Espinosa-Saldaña Barrera (con
fundamento de voto) han emitido la sentencia que resuelve:

1. Declarar FUNDADA la demanda, por haberse acreditado la


afectación de los derechos a la libertad sindical, al trabajo y al
acceso a la justicia; en consecuencia, NULO el despido de que ha
sido objeto el demandante.

2. ORDENAR que Corporación Aceros Arequipa S.A. reponga a


don Yván Jonel Mamani Salazar como trabajador a plazo
indeterminado en su mismo puesto de trabajo o en otro de igual o
similar nivel en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el
juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en el
artículo 27 del Nuevo Código Procesal Constitucional, con el
abono de las costas y costos procesales.

Por su parte, el magistrado Sardón de Taboada formuló un voto singular


en el que declara improcedente la demanda de amparo.

La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza


la sentencia y los votos antes referidos, y que los magistrados
intervinientes en el Pleno firman digitalmente al pie de esta razón en
señal de conformidad.

Flavio Reátegui Apaza


Secretario Relator

SS.

SARDÓN DE TABOADA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 02369-2021-PA/TC
ICA
YVÁN JONEL MAMANI
SALAZAR

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 24 días del mes de febrero de 2022, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Sardón de Taboada, Miranda Canales,
Blume Fortini, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente
sentencia; sin la participación del magistrado Ferrero Costa por abstención aceptada en
la sesión de Pleno de fecha 24 de febrero de 2022. Asimismo, se agregan los
fundamentos de voto de los magistrados Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera
y el voto singular del magistrado Sardón de Taboada.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Yván Jonel Mamani


Salazar contra la resolución de fojas 348, de fecha 14 de junio de 2021, expedida por la
Sala Civil Descentralizada Permanente de Pisco de la Corte Superior de Justicia de Ica,
que declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 20 de enero de 2020, el recurrente interpone demanda de amparo


contra Corporación Aceros Arequipa S.A. solicitando que se declara nulo el despido del
cual ha sido objeto y que, en consecuencia, se ordene la restitución a su puesto de
trabajo, en las mismas condiciones que tenía hasta el 30 de diciembre de 2019, fecha de
su despido. Asimismo, solicita el pago de los costos del proceso. El actor afirma que ha
sido despedido como consecuencia de su actuación como secretario general del
Sindicato de Trabajadores de Corporación Aceros Arequipa – Planta N.° 1, cargo que
ejerció en el período 2018-2019. Señala que el 19 de marzo de 2019, actuando en el
marco de sus funciones sindicales, y en representación del referido sindicato, interpuso
una denuncia ante la Fiscalía Provincial Penal de Pisco del Distrito Judicial de Ica, por
vulneración del derecho a la libertad sindical y por actos de discriminación por razón
sindical, en agravio de los afiliados al referido sindicato, contra José Eduardo Yarita
Suárez, subgerente de Gestión Humana de la emplazada; y que la actuación ilícita de
dicho funcionario, en representación de la empresa emplazada, queda confirmada con el
Acta de Infracción de Sunafil 81-2019, en la que autoridad de fiscalización laboral
concluyó que la empresa había realizado actos de discriminación por razón sindical,
pues había denegado el préstamo escolar a 33 integrantes de su sindicato, y que, por lo
tanto, sería pasible de sanción administrativa.

El demandante sostiene que ni la denuncia ni las declaraciones realizadas ante la


fiscalía revisten contenido injurioso y tampoco constituyen una conducta agraviante de
tal magnitud que no admita la prosecución de su contrato de trabajo; sin embargo, la
demandada, utilizando como justificación el hecho que el Ministerio Público decidió no
formalizar ni continuar con la investigación preparatoria y dispuso el archivo de la
referida denuncia, le imputó la falta grave de injuria contra el empleador, en la persona
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del aludido funcionario, al haberlo acusado falsamente de incurrir en delitos, tipificada


en el inciso f) del artículo 25 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo 728.

Finalmente, el recurrente afirma que su empleador tomó conocimiento de la


denuncia penal el 17 de mayo de 2019, como lo reconoce en su carta notarial de fecha
20 de diciembre de 2019, por lo que su despido ha vulnerado el principio de inmediatez,
pues se ejecutó recién el 30 de diciembre de 2019; es decir, la emplazada espero a que
su mandato como dirigente sindical terminara para proceder a su despido, el cual es
nulo. Alega la violación del referido principio y de su derecho constitucional a la
libertad sindical (f. 57).

El Juzgado Civil de Pisco, mediante resolución 1, de fecha 21 de enero de 2020,


admite a trámite la demanda (f. 72.)

El representante de Corporación Aceros Arequipa S.A. contesta la demanda.


Manifiesta que esta es improcedente, en aplicación del artículo 5.2 del Código Procesal
Constitucional, pues el despido del actor debe ser conocido por los jueces laborales.
Afirma que en el despido del demandante se ha seguido el procedimiento establecido en
la ley laboral, y que no está sustentado en el ejercicio de alguna práctica sindical, pues
cometió la falta grave consistente en injuria en agravio del empleador.

Por otro lado, con relación a la alegada violación del principio de inmediatez,
sostiene que recién se tomó conocimiento de las declaraciones injuriosas del actor con
fecha 10 de diciembre de 2019, fecha en que se solicitaron copias certificadas de los
actuados en la correspondiente carpeta fiscal, dándose con la sorpresa de dichas
declaraciones ofensivas en contra de su representada y de uno de sus funcionarios, a
quien le imputó falsamente que venía limitando a los miembros de su sindicato derechos
y licencias, como un medio de presión y coacción para que claudicaran en su pliego de
reclamos del año 2018-2019, y firmaran los convenios colectivos con cláusulas
impuestas por la empresa; lo que deja entrever que el accionante denunció que su
representada es una empresa abusiva que impone cláusulas arbitrarias, las cuales
materializa a través de sus funcionarios, y que ello constituye una injuria grave en
agravio de su empleador (f. 172 y 219).

El Juzgado Civil de Pisco, mediante Resolución 4, de fecha 20 de noviembre de


2020, declaró fundada la demanda y nulo el despido del actor, al estimar que su
despedido vulneró su derecho a la libertad sindical, pues ostentaba el cargo de secretario
general del Sindicato de Trabajadores de Corporación Aceros Arequipa en la fecha en
que formuló la denuncia ante el Ministerio Público, y que esta la realizó en mérito del
cargo que ostentaba, con la finalidad de ejercer la defensa de los derechos de los
agremiados a dicho ente sindical. El a quo además concluye que el despido del
demandante también infringe el principio de inmediatez, pues el empleador tomó
conocimiento de los hechos por los cuales imputa la falta grave al accionante el 17 de
mayo de 2019, y la carta de imputación de cargos data del 20 de diciembre de 2019, sin
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embargo, en todo ese tiempo no consideró su actuación de dirigente sindical como una
falta grave. Agrega que la emplazada no ha justificado razonablemente la dilación en el
trámite de despido (f. 229).

La Sala revisora, mediante Resolución 10, de fecha 14 de junio de 2021 (f. 348),
integrada por la Resolución 12, del 3 de agosto de 2021 (f. 384), revocó la apelada y
declaró improcedente la demanda, en aplicación del artículo 5.2 del Código Procesal
Constitucional, y en observancia del criterio jurisprudencial y el precedente vinculante
establecidos por el Tribunal Constitucional en las sentencias recaídas en los Expedientes
03070-2013-PA/TC y 02383-2013-PA/TC, respectivamente, al estimar que la vía
ordinaria laboral de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley 29497, es idónea para la
tutela del derecho reclamado por el demandante (f. 348).

Mediante recurso de agravio constitucional, el demandante reitera los


argumentos expresados en su demanda y agrega que el despido nulo del cual ha sido
víctima no solo vulnera su derecho a la libertad sindical sino también su derecho al
trabajo; y que, de acuerdo con la línea jurisprudencial del Tribunal Constitucional, el
proceso de amparo constituye la vía idónea, eficaz y satisfactoria para la protección del
derecho a la libertad sindical (f. 387).

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio y procedencia de la demanda

1. El objeto de la demanda es que se ordene la reincorporación del demandante en su


puesto de trabajo. El demandante alega que su despido es nulo, pues se han
vulnerado sus derechos constitucionales la libertad sindical y al trabajo, así como el
principio de inmediatez.

2. En el caso de autos, dado que el demandante afirma que su despido es nulo, pues se
habría vulnerado su derecho constitucional a la libertad sindical, conforme a la
línea jurisprudencial de este Tribunal, el proceso de amparo es la vía idónea para
evaluar la pretensión demandada.

Análisis de la controversia

3. El demandante alega que en los hechos fue despedido como consecuencia de haber
interpuesto una denuncia penal contra el subgerente de Gestión Humana de la
emplazada, pues dicho hecho fue considerado por su empleador como injuria,
tipificada como falta grave.

4. En el presente caso, la controversia radica en determinar si este hecho alegado en la


demanda constituye una causa justa de despido.
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5. A fojas 256 a 272 de autos obra la demanda de fecha 3 de febrero de 2020,


interpuesta por el actor ante el Juzgado de Trabajo de Arequipa, contra Corporación
Aceros Arequipa S.A. (Expediente 00685-2020-0-0401-JR-LA-09), en la que
solicita su reposición laboral al haber sido despedido por realizar actividades
sindicales, la cual fue admitida a trámite por el Noveno Juzgado de Trabajo de
Arequipa, mediante resolución 1 del 10 de marzo de 2020 (f. 273). En dicho
proceso se habría declarado fundada la excepción de incompetencia propuesta por
la empresa emplazada y derivado la demanda al Juzgado de Trabajo de Pisco, según
se desprende de la Resolución 1, de fecha 17 de mayo de 2021, emitida en el
Expediente 00057-2021-0-1411-JR-LA-01, por la que se admite a trámite la
mencionada demanda en la vía del proceso abreviado laboral (f. 361). Sin embargo,
este Tribunal advierte que dicha demanda fue interpuesta con posterioridad al
presente proceso de amparo, por lo que no es aplicable la causal de improcedencia
prevista en el artículo 5.3 del Código Procesal Constitucional, vigente al momento
en que se interpuso la demanda de autos.

6. De acuerdo con la boleta de pago de diciembre de 2019 (f. 3), se advierte que el
demandante tenía una relación laboral a plazo indeterminado con la empresa
demandada.

7. Mediante la carta notarial de despido, de fecha 30 de diciembre de 2019, la


emplazada le imputa al demandante la comisión de la falta grave de injuria, prevista
en el inciso f) del artículo 25 del Texto único Ordenado de la Ley de Productividad
y Competitividad Laboral, aprobado mediante el Decreto Supremo 003-97-TR, por
haber interpuesto denuncia penal por los delitos de libertad de trabajo y
discriminación en agravio del Sindicato de Trabajadores de Corporación Aceros
Arequipa S.A., los cuales habrían sido cometidos por el subgerente de Gestión
Humana de Pisco, quien supuestamente habría limitado en sus derechos y
coaccionado a los trabajadores afiliados a dicho sindicato, para no llegar a la etapa
final del arbitraje laboral que se encontraba en curso; y que formuló dicha denuncia
pese a que ya se encontraba en trámite un procedimiento inspectivo promovido por
el actor, sobre la base de los mismos hechos. En la referida carta notarial se
concluye que en la denuncia penal se determinó que los hechos denunciados
carecían plenamente de sustento y que no se había configurado delito alguno, por lo
que se dispuso el archivo del expediente; y que, en consecuencia, el demandante
había incurrido en actos de injuria grave en contra de uno de los representantes de
la empresa al haberlo acusado falsamente (f. 35).

8. A fojas 4 de autos obra copia de la denuncia formulada ante el fiscal provincial


penal de Pisco del Distrito Fiscal de Ica contra el subgerente de Gestión Humana –
sede Pisco de Corporación Aceros Arequipa S.A., por los delitos contra la libertad
sindical y por actos de discriminación, contemplados en los artículos 168 y 323 del
Código Penal, respectivamente. Dicha denuncia fue suscrita por el demandante en
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su condición de secretario general del Sindicato de Trabajadores de Corporación


Aceros Arequipa S.A.

9. El artículo 28, inciso 1 de la Constitución reconoce el derecho la libertad sindical.


Al respecto, este Tribunal ha sostenido, en reiterada jurisprudencia (cfr. por todas,
sentencia recaída en el Expediente 03004-2017-PA/TC), que el contenido
constitucionalmente protegido de este derecho tiene dos aspectos: el primero
consiste en la facultad de toda persona de constituir sindicatos con el propósito de
defender sus intereses gremiales, mientras que el segundo se refiere a la facultad de
afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez, se ha precisado que
implica la protección del trabajador afiliado o sindicado frente a la comisión de
actos que perjudiquen sus derechos y tengan como motivación real su condición de
afiliado o no afiliado de un sindicato u organización análoga. En tal sentido la
libertad sindical protege a los dirigentes sindicales para que puedan desempeñar sus
funciones y cumplir con el mandato para el que fueron elegidos; es decir, protege a
los representantes sindicales para su actuación sindical.

10. En el caso de autos es evidente que el demandante ha sido despedido como


consecuencia del ejercicio de su función como dirigente sindical, al habérsele
imputado la comisión de falta grave por el hecho de haber suscrito una denuncia
cuando tenía la condición de secretario general contra un funcionario de la empresa
emplazada, en defensa de los intereses de los afiliados del sindicato; es decir, el
empleador ha calificado como falta grave un acto que constituye únicamente el
desempeño legítimo de la función y mandato para el que fue elegido el recurrente
como dirigente sindical.

11. Asimismo, con relación a la alegada afectación del principio de inmediatez, este
Tribunal advierte que la empresa emplazada, conforme lo afirma en la carta de
preaviso de despido y de despido, tomó conocimiento de la denuncia penal
interpuesta por el demandante el 17 de mayo de 2019 (fs. 25 y 35); sin embargo,
inició el procedimiento de despido con la referida carta notarial el 20 de diciembre
de 2019, y procedió a despedirlo mediante la carta notarial de fecha 30 de
diciembre de 2019 (f. 35). En ese sentido, en el procedimiento de despido del
demandante la emplazada ha infringido el principio de inmediatez, pues no tomó en
cuenta que, como empleador, y en mérito de las facultadas que le confiere el poder
de dirección, ya había aceptado y perdonado los hechos que terminó imputando
como falta grave, motivo por el cual el despido del recurrente también lesiona su
derecho constitucional al trabajo.

12. Si bien la emplazada ha precisado que recién tomó conocimiento el 10 de diciembre


de 2019, de las alegaciones injuriosas realizadas por el actor en contra de la
empresa demandada y del funcionario José Yarita, a través de las copias
certificadas de los principales actuados de la Carpeta Fiscal 731-2019 (f. 254), se
debe tener en cuenta que, como ya se precisó supra, con fecha anterior había
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conocido sobre la denuncia realizada, y no acredita haber efectuado desde esa fecha
alguna acción al respecto.

13. Por otro lado, este Tribunal considera que, al margen de si tiene o no la condición
de dirigente sindical (el recurrente realizó la denuncia penal cuando tenía la
condición de secretario general, y fue despedido después de haber culminado su
periodo), el despido de un trabajador sustentado en que planteó una denuncia penal
contra el empleador o sus representantes, es nulo, pues sanciona el ejercicio
legítimo de un derecho fundamental. En efecto, este Tribunal, en la sentencia
recaída el en Expediente 08338-2013-PA/TC, ha establecido que ese tipo de
despido es nulo debido a que no es posible castigar a un trabajador por el ejercicio
de un derecho fundamental, como el ejercicio del derecho de acceso a la justicia,
reconocido como derecho implícito de la tutela jurisdiccional efectiva dispuesto en
el artículo 139, inciso 3, de la Constitución.

Dicho derecho, faculta a toda persona para acudir a los medios de protección
procesal previstos legalmente, no puede ser objeto de represalia por parte del
empleador simplemente porque haya sido activado en su contra. En ese sentido, se
puntualizó que la jurisprudencia de este Tribunal ha procurado garantizar que las
personas puedan acceder a los órganos jurisdiccionales o prejurisdiccionales (como
el Ministerio Público) sin temor a ser objeto de algún tipo de venganza o de
sanción, pues ello significaría una restricción que afectaría gravemente el contenido
del derecho de acceso a la justicia; y, además, porque tal situación implicaría en
última instancia frustrar el deber general del Estado de solucionar pacíficamente los
conflictos de intereses y de derechos, y de reparar, por supuesto, las lesiones
producidas.

14. También este Tribunal, en la mencionada sentencia, dejó sentado que para el
ejercicio del derecho de acceso a la justicia no hace ninguna diferencia el hecho de
que la acción del trabajador contra el empleador haya tenido un resultado
desfavorable; y que incluso el desenlace opuesto a lo que el demandante o
denunciante esperaba alcanzar está protegido igualmente por este derecho, dado
que su contenido no se entiende a que las pretensiones solicitadas sean acogidas
exitosamente por el órgano (pre) jurisdiccional, sino solamente a que estas sean
recibidas y obtengan una respuesta fundada en derecho. Por lo tanto, que el
trabajador acuda a un órgano jurisdiccional para la protección de sus intereses y
haya tenido un resultado desfavorable, no puede ser calificado por el empleador
como un comportamiento ofensivo o agraviante susceptible de algún procedimiento
disciplinario.

15. Por ello, en el caso de autos, el hecho de que mediante la Disposición 3, de fecha 9
de octubre de 2019, expedida por la Segunda Fiscalía Provincial de Pisco del
Distrito Fiscal de Ica, se decidió no formalizar ni continuar con la investigación
preparatoria y se dispuso el archivo de la denuncia interpuesta por el demandante (f.
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10), no puede ser utilizada per se como prueba de que el demandante haya
interpuesto la denuncia penal con malicia o que sabía de antemano del resultado de
su denuncia, como parece concluirse en la carta de despido del actor.

16. Ahora bien, como ya lo ha precisado este Tribunal en la Sentencia 08338-2013-


PA/TC, lo expuesto tampoco debe interpretarse en el sentido de que deba permitirse
que el trabajador use la administración de justicia con un fin antisocial, con la
simple pretensión de instrumentalizarla para causar al empleador desventajas
inmerecidas, pues en tales casos nos encontraríamos ante un comportamiento que
no está de ningún modo protegido por el derecho. Se trata, pues, de asegurar que el
uso de los órganos de justicia sea con el interés real de defender los derechos que se
considere han sido afectados. Sobre este extremo en particular, este Tribunal
estima que en el caso de autos no se ha demostrado que en la denuncia penal
interpuesta por el demandante el derecho de acceso a la justicia se haya ejercido
contraviniendo lo dispuesto en el literal f) del artículo 25 del Decreto Supremo 003-
97-TR.

17. En efecto, de la denuncia penal que obra a fojas 4, interpuesta el 19 de marzo de


2019, se aprecia que los hechos denunciados en contra del subgerente de Gestión
Humana – sede Pisco de Corporación Aceros Arequipa S.A. se sustentaban en
presuntos ofrecimientos a trabajadores no afiliados al Sindicato de Trabajadores de
Corporación Aceros Arequipa, para el acceso a beneficios que se encontraban bajo
negociación del referido sindicato, además de incentivar la desafiliación de los
miembros sindicalizados ofreciéndoles beneficios, así como negar el otorgamiento
de un préstamo escolar a los afiliados de dicho sindicato, el cual sí se otorgaba a
miembros del otro sindicato y a trabajadores no afiliados. También se verifica que
la denuncia penal fue sustentada en forma técnica y que se presentaron
apreciaciones razonables respecto de los hechos y de la normatividad penal
específica. Es decir, independientemente de si los hechos constituían o no delito, no
puede colegirse que existió un ejercicio manifiestamente irregular y malicioso al
momento de la presentación de la denuncia. Asimismo, tampoco se observa que
dicha denuncia penal o la declaración del denunciante, de fecha 20 de mayo de
2019, que obra a fojas 87, hayan sido formuladas empleando expresiones
agraviantes y denigrantes contra el funcionario denunciado.

18. En consecuencia, dado que el recurrente fue despedido porque en su condición de


secretario general del Sindicato de Trabajadores de Corporación Aceros Arequipa
interpuso una denuncia penal contra su empleador, debe concluirse que fue objeto
de un despido nulo, puesto que dicha razón de despido afecta sus derechos a la
libertad sindical, al trabajo y al acceso a la justicia.
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Efectos de la sentencia

19. En la medida en que en este caso se ha acreditado que la empresa demandada ha


vulnerado los derechos constitucionales a la libertad sindical, al trabajo y al acceso
a la justicia, corresponde estimar la demanda y ordenar la reposición del
demandante como trabajador a plazo indeterminado en el cargo que venía
desempeñando o en otro de similar categoría o nivel, en el plazo de dos días, bajo
apercibimiento de que el juez de ejecución imponga las medidas coercitivas
previstas en el artículo 27 del Nuevo Código Procesal Constitucional.

20. Asimismo, de conformidad con el artículo 28 del Nuevo Código Procesal


Constitucional, la empresa emplazada debe asumir las costas y costos procesales,
los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución de la presente sentencia.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda, por haberse acreditado la afectación de los


derechos a la libertad sindical, al trabajo y al acceso a la justicia; en consecuencia,
NULO el despido de que ha sido objeto el demandante.

2. ORDENAR que Corporación Aceros Arequipa S.A. reponga a don Yván Jonel
Mamani Salazar como trabajador a plazo indeterminado en su mismo puesto de
trabajo o en otro de igual o similar nivel en el plazo de dos días, bajo
apercibimiento de que el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas
prescritas en el artículo 27 del Nuevo Código Procesal Constitucional, con el abono
de las costas y costos procesales.

Publíquese y notifíquese.

SS.

MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

PONENTE BLUME FORTINI


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FUNDAMENTO DE VOTO DE LA MAGISTRADA LEDESMA NARVÁEZ

Teniendo en cuenta que en el presente caso se aplica el Nuevo Código Procesal


Constitucional, Ley 31307, publicado en el diario oficial El Peruano el 23 de julio de
2021, es mi deber de jueza constitucional dejar constancia de que dicha ley es
manifiestamente contraria a la Constitución y que cuando ha sido sometida a control del
Tribunal Constitucional mediante un proceso de inconstitucionalidad [Expedientes
00025-2021-PI/TC y 00028-2021-PI/TC], tres magistrados, en una motivación sin
ningún sustento y tan sólo de tres párrafos, han hecho posible que dicha ley, pese a su
inconstitucionalidad, se aplique sin ningún cuestionamiento.

En otras palabras, el poder de los votos y no el de las razones jurídicas ha


caracterizado la historia de esta ley: el Poder Legislativo tenía los votos, así es que sin
mayor deliberación e incumpliendo su propio reglamento, aprobó la ley. Luego, el
Tribunal Constitucional, con tres votos que no tenían mayor justificación y alegando un
argumento sin fundamento, convalidó dicho accionar del Poder Legislativo. Serán la
ciudadanía, la opinión pública o la academia, entre otros, los que emitirán su punto de
vista crítico para que estas situaciones no se repitan.

Un Código Procesal Constitucional, que se debería constituir en una de las leyes más
importantes del ordenamiento jurídico peruano, dado que regula los procesos de defensa
de los derechos fundamentales y el control del poder, tiene hoy una versión que está
vigente por el poder de los votos y no de las razones jurídicas. Es claro que ello
deslegitima el Estado de Derecho y en especial la justicia constitucional. Este nuevo
código es inconstitucional, irrefutablemente, por vicios formales (más allá de los vicios
materiales). Lo voy a exponer de modo breve.

La Ley 31307, Nuevo Código Procesal Constitucional, por ser una ley orgánica (artículo
200 de la Constitución), no se debió ser exonerada del dictamen de comisión. El artículo
73 del Reglamento del Congreso regula las etapas del procedimiento legislativo así
como la excepción para que la Junta de Portavoces pueda exonerar a algunas etapas de
tal procedimiento, pero además, y esto es lo más relevante, establece de modo expreso
que “Esta excepción no se aplica a iniciativas de reforma constitucional, de leyes
orgánicas ni de iniciativas sobre materia tributaria o presupuestal”.

Asimismo, concordante con el artículo antes citado, el artículo 31-A, inciso 2, del
Reglamento del Congreso de la República, regula, entre otras competencias de la Junta
de Portavoces, “La exoneración, previa presentación de escrito sustentado del Grupo
Parlamentario solicitante y con la aprobación de los tres quintos de los miembros del
Congreso allí representados, de los trámites de envío a comisiones y prepublicación”, y
luego, expresamente, establece que “Esta regla no se aplica a iniciativas de reforma
constitucional, de leyes orgánicas ni de iniciativas que propongan normas sobre materia
tributaria o presupuestal, de conformidad con lo que establece el artículo 73 del
Reglamento del Congreso”.
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Como se aprecia, el Reglamento del Congreso, en tanto norma que forma parte del
bloque de constitucionalidad, dispone que en los casos de leyes orgánicas, la Junta de
Portavoces no puede exonerar del envío a comisiones en ningún supuesto. En el caso de
las observaciones del Presidente de la República a la autógrafa de una proposición
aprobada, éstas “se tramitan como cualquier proposición” [de ley] (artículo 79 del
Reglamento del Congreso).

Por tanto, ante las observaciones del Presidente de la República a una proposición de
ley correspondía tramitarla como cualquier proposición de ley y, como parte de dicho
trámite, enviarla a la respectiva comisión, resultando prohibido que la Junta de
Portavoces exonere del trámite de envío a comisión cuando se trata de leyes orgánicas.

En el caso del Nuevo Código Procesal Constitucional, mediante sesión virtual de la


Junta de Portavoces celebrada el 12 de julio de 2021 se acordó exonerar del dictamen a
las observaciones formuladas por el Poder Ejecutivo a la Autógrafa de Ley, pese a que
se trataba de una ley orgánica. Esta exoneración resultaba claramente contraria al propio
Reglamento del Congreso y con ello al respectivo bloque de constitucionalidad, por lo
que correspondía declarar la inconstitucionalidad del Nuevo Código Procesal
Constitucional por haber incurrido en vicios formales. El Congreso de la República no
respetó el procedimiento de formación de la ley que el mismo fijó.

Carece de fundamento el argumento de los tres magistrados que salvaron esta ley. Ellos
sostienen que conforme al último párrafo del artículo 79 del Reglamento del Congreso,
el trámite de una autógrafa de ley observada por el Presidente de la República debe
pasar a comisión sólo si fue exonerada inicialmente de dicho trámite, de modo que en el
caso del Nuevo Código Procesal Constitucional, al haber pasado ya por una comisión
dictaminadora [antes de su primera votación], podía exonerarse a la autógrafa observada
de dicho código.

Este argumento de los tres magistrados es incorrecto pues dicho párrafo es aplicable
sólo cuando se trata de leyes distintas a las leyes orgánicas o de reforma constitucional,
entre otras. Lo digo una vez más. En el caso de las leyes orgánicas la Junta de
Portavoces del Congreso de la República está prohibida de exonerar el envío a
comisiones. Las observaciones del Presidente de la República a la autógrafa del Nuevo
Código Procesal Constitucional debieron recibir un dictamen de la comisión respectiva
y, por tratarse de una ley orgánica, no podían ser objeto de ninguna exoneración sobre el
trámite a comisión.

Pese a la manifiesta inconstitucionalidad del Nuevo Código Procesal Constitucional y


atendiendo a que, formalmente, una sentencia del Tribunal Constitucional, con el voto
de tres magistrados, ha convalidado, en abstracto y por razones de forma, dicho código,
debo proceder a aplicarlo en el caso de autos, reservándome el pronunciamiento en los
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casos que por razones de fondo se pueda realizar el respectivo control de


constitucionalidad.

Dicho esto, suscribo la sentencia.

S.

LEDESMA NARVÁEZ
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YVÁN JONEL MAMANI
SALAZAR

FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Coincido con lo resuelto por mis colegas, pero me permito realizar las siguientes
observaciones:

1. Considero importante resaltar que el Tribunal Constitucional, como le


corresponde hacerlo, ha venido precisando por medio de varios
pronunciamientos, cuál es su competencia para conceder demanda de amparo.
Es en ese contexto que sean dictado una serie de precedentes y criterios que
interactúan entre sí, para otorgar una respuesta adecuada a cada institución.

2. La verificación de cada uno de estos elementos, como no podría ser de otra


forma, responde a un análisis pormenorizado de cada caso y sus circunstancias.
En esa línea, no parecería conveniente, como podría entenderse, del texto
presentado por el recurrente, prescindir de análisis de la interacción de los
diversos precedentes y criterios que guardan relación con la presente
controversia.

3. Al respecto, en el caso Elgo Ríos (STC.2383-2013-PA) el Tribunal


Constitucional ha señalado que, sobre la base de lo dispuesto en el artículo 5,
inciso 2 del Código Procesal Constitucional (actualmente regulado en el artículo
7, inciso 2 del Nuevo Código Procesal Constitucional), la procedencia de la
demanda debe analizarse tanto desde una perspectiva objetiva, como subjetiva.
Así, desde una perspectiva objetiva debe entenderse a una estructura del
proceso, correspondiendo verificar si la regulación del procedimiento permite
afirmar que estamos ante una vía adecuada (estructura idónea). También, a la
idoneidad de la protección que podría recibirse en la vía ordinaria, por lo que
debe analizarse si en la vía ordinaria podrá resolverse debidamente el caso
iusfundamental, puesto a consideración (tutela idónea).

4. Por otra parte, y desde la preceptiva subjetiva, corresponde analizar si, por
consideraciones de urgencia y de manera excepcional, es preferible atender a
trámite la demanda de amparo, pese a existir una vía idónea regulada. Al
respecto, es necesario evaluar si transitar por la vía ordinaría pone en grave
riesgo al derecho afectado, de tal modo que el agravio alegado puede tornarse
irreparable (urgencia como amenaza de irreparabilidad). Asimismo, debe
atenderse a si es necesaria una tutela urgente, apreciando para ello la relevancia
del derecho involucrado o también a la gravedad del daño que podría ocurrir
(urgencia por la magnitud del bien involucrado o del daño).

5. Es en este sentido que debió realizarse el respectivo análisis de procedencia de la


demanda, tomando en cuenta los criterios establecidos, con carácter de
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YVÁN JONEL MAMANI
SALAZAR

procedente, en el caso Elgo Ríos (STC 02393-2013-PA), sobre la base de lo


dispuesto en el artículo 7, inciso 2 del Nuevo Código Procesal Constitucional.

6. Deben entonces respetarse las pautas establecidas por este Tribunal al respecto,
sin perjuicio de eventuales diferencias con las mismas. Y es que, tomando en
cuenta los parámetros que deben caracterizar la labor de todo Tribunal
Constitucional, no puede, por ejemplo, apoyarse la dación de un precedente para
luego desnaturalizarlo o no aplicarlo, descalificando el cumplimiento de los
pasos allí previstos.

S.

ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 02369-2021-PA/TC
ICA
YVÁN JONEL MAMANI
SALAZAR

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO SARDÓN DE TABOADA

C on el debido respeto por mis colegas magistrados, emito este voto singular, al no
concordar con los argumentos ni con la decisión tomada en el presente sentencia de
mayoría. A mi entender, el derecho al trabajo consagrado por el artículo 22 de la
Constitución no incluye el derecho a la reposición; en la perspectiva constitucional, el
derecho al trabajo no es lo mismo que el derecho al puesto de trabajo. Como señalé en
el voto singular que emití en el Expediente 05057-2013-PA/TC, Precedente Huatuco
Huatuco, el derecho al trabajo debe ser entendido como la posibilidad de acceder
libremente al mercado laboral o a desarrollar la actividad económica que uno quiera,
dentro de los límites que la ley establece por razones de orden público. Así, cuando el
artículo 27 de la Constitución de 1993 establece que “la ley otorga al trabajador
protección adecuada contra el despido arbitrario”, se refiere solo a obtener una
indemnización determinada por la ley.

La Constitución de 1993 evitó cuidadosamente utilizar el término “estabilidad laboral”,


con el que tanto su predecesora de 1979 como el Decreto Legislativo 276, de 24 de
marzo de 1984, se referían a la reposición. La proscripción constitucional de la
reposición incluye a los trabajadores del Estado sujetos al Decreto Legislativo 276 o a
cualquier otro régimen laboral público. El derecho a la reposición del régimen de la
carrera administrativa no sobrevivió a la promulgación de la Constitución.

Lamentablemente, la Ley 26513 —promulgada cuando ya se encontraba vigente la


Constitución— equiparó el despido que ella denomina arbitrario solo a lo que la
versión original del Decreto Legislativo 728 llamó injustificado. De esta manera,
resucitó la reposición como medida de protección frente al despido nulo. Este error fue
ampliado por el Tribunal Constitucional mediante el caso Sindicato Telefónica (2002),
en el que dispuso que correspondía la reposición incluso frente al despido arbitrario.
Ninguna otra decisión del Tribunal Constitucional ha tenido una incidencia directa más
negativa que esta en nuestra economía.

Por demás, en la perspectiva constitucional, el Estado debe respetar el derecho al trabajo


incluso en una emergencia sanitaria. No puede impedirse a las personas ganarse la vida
pretendiendo salvárselas con medidas de dudosa eficacia.

Por tanto, considero que corresponde declarar IMPROCEDENTE la demanda, en


aplicación del artículo 7, inciso 1, del Nuevo Código Procesal Constitucional.

S.

SARDÓN DE TABOADA

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