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Introducción

Un parásito es un organismo que vive a costa de otra especie que concreta una
relación interespecífica de parasitismo con el espécimen objetivo del individuo. Ya
aclarado este punto, un enteroparásito es una entidad que puede ser microscópica
(como las amebas o macroscópicos) que producen síntomas como incomodidad
abdominal, diarreas que se extienden un largo periodo de tiempo, picazón anal o
nasal o bien no dar señal alguna de su presencia. Estos síntomas no son
específicos y pueden llegar a confundirse con otro tipo enfermedades como colon
irritable o lesiones tumorales benignas o malignas entre otros.

Para adentrarnos en el tema principal que es “el impacto de la globalización en las


enteroparasitosis” no está de más aclarar el concepto de “globalización” que se
define como un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural a escala
mundial que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los
distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociales y culturales, a través
de una serie de transformaciones sociales y políticas que les dan un
carácter global. Debido al gran crecimiento tecnológico, las posibilidades de
interacción de la población con diversos países aumentaron en si el nivel cultural y
posibilito el establecer relaciones diplomáticas siendo esa una razón de múltiples
ventajas. Sin embargo, que las personas comenzaran a viajar y conocer otras
tierras, permitió más que un intercambio solo cultural, sino que, a nivel biológico,
permitió el traspaso de organismos parasitarios, virus y bacterias que eran propias
de una zona del planeta y con eso la propagación de enfermedades que estas
producen. Afortunadamente la globalización no solo atrajo efectos negativos, si no
que positivos igualmente, con la llegada de fármacos y mejoras tecnológicas
favorables para la salud para combatir los mismos parásitos (entre otras
enfermedades).
Las infecciones enteroparasitarias han constituido históricamente una importante
causa de morbimortalidad, con endemias universales y brotes epidémicos
secuenciales, en el correr de los tiempos.

Gracias a los avances de la humanidad, se crearon diversos modos y objetos para


combatir gran cantidad de enfermedades tanto en el área de intrumentos medicos
como de fármacos, considerando también la mejoría de saneamiento Ambiental
(que reduce la posibilidad de surgimiento de parásitos u otros agentes dañinos
para la salud) también buena disposición de excretas, disponibilidad de agua
potable, prescindencia de aguas servidas para el riego en la agricultura, crianza
higiénica en ganadería, educación general y sanitaria, vivienda adecuada han sido
armas en contra de los parásitos así logrando el control gradual de las infecciones
enteroparasitarias.

Chile presenta, en concordancia con sus características geográficas y de


desarrollo urbano, una diversidad de situaciones con respecto a cada
enteroparásito. Algunos de ellos, especialmente las geohelmintiasis, han tendido
prácticamente a desaparecer de las áreas urbanas del centro del país; sin
embargo, mantienen cierta presencia en el sur, donde las condiciones del terreno
aún le son favorables. Otros parásitos, cuya dependencia de las características
ambientales es menor o mínima, tienen una prevalencia significativa en todo el
país, sin mayores variaciones en el tiempo, pese al mejoramiento en los niveles de
vida del país.

Las infecciones enteroparasitarias no presentan una característica propia de la


misma que nos permita identificar el tipo de parásito con facilidad, por lo que
existen una gran variedad de sintomas y signos que son atribuidos a ellas
adinamia, fiebre, infecciones urinarias, eosinofilia, vulvitis, prúrigo, etc.

Gracias a la educación (en la rama de la biología) con respecto a los cuidados


sobre la prevención de estos organismos fue posible reducir la cantidad de
víctimas de los mismo y también que la población tenga conocimiento de como
actuar en caso de una posible infección.

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