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¿Quiénes somos?

Prácticamente desde que nacemos ya nos indican el camino que debemos seguir y como
debemos seguirlo. Ir a la escuela, al instituto y a la universidad, conseguir un trabajo
para poder tener comprar una casa y formar una familia. Nos indican desde pequeños
que actividades hacer en nuestro tiempo libre, normalmente influenciados por padres,
hermanos y familia en general.
Tal vez piensas que adoras tocar el piano, pero en verdad te gusta porque tu madre se
empeñó en apuntarte a clases de piano cuando eras pequeño y ahora pues quieres
acabarlo o no quieres que se lleve una decepción. Puede que admires las obras de los
museos de arte, pero no te hayas dedicado a ello porque tus amigos siempre te decían
que no tiene futuro y que a día de hoy ser artistas es ser “un muerto de hambre”. Puede
ser que vayas a misa los domingos por satisfacer a un dios que no crees, pero tus
familiares si o incluso que mantengas tus creencias a escondidas porque te da vergüenza
que tus amigos sepan que vas a misa. Y como estás se repiten cientos de situaciones en
las que no estamos siendo totalmente sinceros con nosotros mismos y no somos capaces
de salir de nuestra zona de confort.
¿Pero, por qué nos pasa esto? ¿Por qué casi nadie nunca nos pregunta que es lo que de
verdad queremos y no lo que tenemos que querer? Pues porque, aunque todos quieren lo
mejor para ti, buscan que hagas lo que les va a atraer felicidad a ellos. Puede que sea
muy difícil ir en contra de una opinión popular, es muy difícil conseguir salir de la
espiral del silencio, ya que está termina siendo muy cómoda, pero no real.
Los jóvenes aún tenemos mucho tiempo para decidir cual es el camino de todos los que
tenemos que nos hace más feliz, y como ya he dicho no tiene porque ser el más común y
el mejor visto, tiene que ser el que más nos apasione y no dejarnos llevar por ciertos
estigmas impuestos por una sociedad consumista de una generación de cristal.
Para mí, el verdadero objetivo de la vida es ser feliz mientras llegamos a nuestras metas,
no pensar que únicamente al conseguir una meta llegaremos a ser feliz. Ser consciente
de que no todos tenemos las mismas posibilidades para hacer las cosas, hay que fijarse
unas metas reales y alcanzables, sino lo único que se conseguirá es frustración.
Quiero hacer las cosas por pasión y no por dinero, me gustaría no tener la necesidad de
tener que trabajar en algo que ni me llena ni me gusta simplemente por necesidad
económica, no quiero llegar a los cincuenta sin cumplir los objetivos de los dieciocho,
es algo que les ha tocado vivir a personas muy cercanas y sé que es muy triste.
Pero supongo que por mucho que me lo proponga no puedo cambiar yo solo la sociedad
en la que vivimos, tendré que adaptar mis metas y sueños a ella, aunque no me guste lo
que tenga que vivir por el camino. Lo que me lleva a replantearme si somos quienes
queremos ser o somos quienes la sociedad quiere que seamos y si somos realmente
felices o estamos en una búsqueda constante de una felicidad ficticia impuesta por la
sociedad.

Pablo Vázquez Piqueras


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