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Infección causada por un organismo que, por lo general, no causa enfermedad. Las
infecciones oportunistas se presentan en las personas con sistemas inmunitarios debilitados.
El sistema inmunitario utiliza los linfocitos CD4 como elemento de alarma ante la
presencia de patógenos o anomalías en el organismo.
El VIH infecta los CD4 para utilizarlos como una especie de fábricas donde se producen
nuevos virus. Al hacerlo, impide a los linfocitos cumplir con su tarea primordial.
Como el sistema inmunitario no se activa, las enfermedades no encuentran resistencia en su
expansión en el cuerpo humano. Por ello les llamamos oportunistas.
Estas enfermedades pueden ser infecciones causadas por otros microbios o bien cánceres de
origen diverso. En el caso de las personas que no tienen VIH, donde el sistema inmunitario
funciona normalmente, estas enfermedades no aparecerían, lo harían sólo de forma
temporal o serían fácilmente tratables en la mayoría de los casos.
Las enfermedades oportunistas más destacadas son la candidiasis (infección producida por
un hongo que afecta principalmente a las mucosas), los cánceres asociados al virus del
papiloma humano [VPH] (como el cáncer anal o el de cuello de útero), la infección
por Citomegalovirus [CMV] (un virus similar al causante del herpes que puede afectar a la
retina y dañar la visión), infecciones intestinales (como las causadas
por Criptosporidium o Giardia), el linfoma no de Hodgkin (un cáncer de tipo linfático
posiblemente de origen vírico), las neumonías por Pneumocystis o de tipo bacteriano y
el sarcoma de Kaposi (un cáncer que, como en el caso del linfoma no Hodgkin, podría
tener un origen vírico).