18th LACCEI International Multi-Conference for Engineering, Education, and Technology: “Engineering, Integration, and Alliances for a Sustainable

Development” “Hemispheric Cooperation for Competitiveness and Prosperity on a Knowledge-Based Economy”, 29-31 July 2020, Buenos Aires, Argentina. 1
 CITAS TEXTUALES IDEAS RELEVANTES
TITULO Violencia Infantil: La Cicatriz del Alma
Dolly Yadhira Mollo Chuquicaña,
Universidad Nacional de San Agustín, Perú, dmolloc@unsa.edu.pe
I. INTRODUCCIÓN
¿Por qué existen personas con maldad? ¿Los niños nacen siendo
INTRODUCCIÓN
malos o buenos? Este tema ha sido objeto de múltiples estudios
y debates. Según investigaciones realizadas por expertos, como
la de Meece J. [1], se sostiene que los niños no nacen con una
predisposición inherente hacia la maldad o la bondad. Más bien,
su carácter y personalidad se van moldeando a través de sus
interacciones con el entorno y las experiencias que viven. He
aquí la importancia de su formación en sus primeros años de
vida. Sin embargo, cabe preguntarse qué sucede cuando en ese
camino de crecimiento y desarrollo los niños son corrompidos.
La violencia infantil es una herida profunda en el alma que
lacera el futuro de nuestra sociedad y representa un riesgo
considerable para el desarrollo de los niños y de sus vidas
TESIS
futuras. A pesar de su gravedad, aún no se han encontrado
soluciones efectivas para abordar este problema de manera
integral. Sin embargo, es necesario un esfuerzo colectivo de la
comunidad, la implementación de medidas preventivas y de
apoyo, así como una mayor conciencia social y compromiso
para proteger y garantizar el bienestar de los niños.
II. VIOLENCIA INFANTIL
A. Definición
El término “Violencia Infantil “tiene diversas concepciones,
que varían de acuerdo al alcance que distintos autores
consideran que esta definición tiene.
CUERPO
Según la Organización Mundial de la salud (OMS) [2] la
Violencia Infantil es definida como “El uso intencional de la
fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo,
contra un niño, por parte de un adulto o de otro niño, que cause
o tenga probabilidades de causar daño a su salud, supervivencia,
desarrollo o dignidad”. Por su parte, Papalia et al. [3] define el
maltrato infantil como “toda conducta que, por acción u
omisión, produzca daño físico y/o psicológico en una persona
dificultando el desarrollo de su personalidad”.
Estos dos conceptos suelen confundirse como sinónimos, más
tienen diferentes alcances. La violencia infantil se refiere a
cualquier forma de violencia que se ejerce sobre los niños, como
puede ser la explotación y el abandono, mientras que el maltrato
infantil se refiere específicamente a la violencia ejercida por
adultos en un puesto de responsabilidad. Es decir, que el
maltrato es una forma específica de violencia. Pero ambos se
refieren a acciones dañinas y perjudiciales para los niños, y son
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problemas serios que requieren atención y prevención
adecuada.
B. Tipos de violencia
Durante el desarrollo de un niño, en especial en la infancia y
niñez, es el periodo donde mayor riesgo corren de estar
expuesto a algún o varios tipos de violencia. Tanto el gobierno
como los cuidadores deben velar por la integridad del niño. Sin
embargo, este no representa la realidad de todos, donde en
muchas ocasiones estos mismos fallan en su misión de
protección o peor aún se vuelven parte del problema.
La violencia infantil incluye una amplia gama de
comportamientos perjudiciales, desde golpes y agresiones
físicas hasta abuso sexual, abandono, exposición a violencia
doméstica, intimidación, negligencia en la atención básica,
explotación laboral, entre otros.
Aunque existen varios tipos de maltrato infantil en este ensayo
enfatizaremos los siguientes [3]–[5]: a) Maltrato físico, b)
Maltrato psicológico o emocional, c) Abuso sexual, d)
Negligencia y e) Sobreprotección.
El maltrato físico implica cualquier acto que provoque lesiones
corporales ya sean leves o hasta mortales por medio de
puñetazos, golpes, patadas, sacudidas o quemaduras. Este tipo
de violencia suele dejar huellas visibles. En el Perú está
normalizado la el trato violento como un método válido de
crianza y de educación. Cada 6 de 10 niños han sido golpeados
alguna vez en sus hogares. Según informes, 48% de los niños
y niñas y un poco menos del 40% de adolescente lo hace
justifican la violencia.[6]
El maltrato psicológico es uno de los más complejos y que más
cuesta sanar. Se da por acciones, actitudes o por la incapacidad
de dar un ambiente emocional óptimo para que el menor sea
independiente y seguro. Este tipo de maltrato no daña
físicamente, ni deja cicatrices, pero es tan cruel que destruye al
niño o niña, creando miedo e inseguridad por el resto de su vida.
Según estadísticas de UNICEF [6] más del 70% de los niños,
niñas y adolescentes (principalmente mujeres) han sufrido
violencia psicológica en sus hogares.
El Abuso sexual es una de las formas de los maltratos más
difíciles de diagnosticar puesto que no se encuentran a simple
vista huellas en el agredido; así pues, este tipo de maltrato daña
tanto física como psicológicamente. Se define como cualquier
acto sexual con un menor, sea con contacto físico (tocamientos,
besos íntimos y relaciones sexuales); o sin contacto, como
exhibicionismo, exposición a pornografía. Los principales
perpetradores son hombres adultos. La explicación más
2
probable de su prevalencia es la impunidad que protege a la
mayoría de abusadores. La violencia sexual se da a menudo en
forma de abuso sexual sin contacto y en el hogar, perpetrada
por un familiar cercano, tanto para niñas como para niños [6].

La negligencia significa dejar de satisfacer las necesidades

básicas de un niño, como comida, ropa, atención médica,
protección y supervisión. Esto a su vez deja expuestos a los
niños y los hace más probable a sufrir otros tipos de violencia.

La sobreprotección algunos la consideran como una forma de

violencia ya que no se le brinda oportunidad de desarrollar una
autonomía, ya que se le da una protección exagerada. Debido a
esto, los niños pueden volverse dependientes de los adultos para
resolver incluso las situaciones más simples. Esto puede
dejarlos vulnerables a situaciones de abuso y manipulación, ya
que carecen de las habilidades y la confianza necesarias para
protegerse a sí mismos.

III. VIOLENCIA INFANTIL EN AREQUIPA

A. Alcance

La violencia contra los niños abarca diversas formas de maltrato

infligido por sus padres, cuidadores, compañeros o parejas.
La violencia es un problema real con gran impacto a nivel
mundial. Según estimaciones, alrededor de mil millones de
niños de entre 2 y 17 años fueron víctimas de abuso físico,
sexual, emocional o negligencia en el último año. Utilizando
estadísticas oficiales de la OMS [2] casi 3 de cada 4 niños de
entre 2 y 4 años (unos 300 millones) sufren con regularidad
castigos corporales o violencia psicológica de la mano de
padres o cuidadores. Una de cada 5 mujeres y uno de cada 13
hombres declaran haber sufrido abusos sexuales cuando tenían
entre 0 y 17 años.
En nuestro país, entre enero y abril de 2022, se atendieron 17
247 casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes.
Durante este periodo se reportaron 8 057 casos de distintas
formas de violencia sexual. De ese total, el 94.9 % de
las víctimas fueron mujeres y el 69.5% fueron menores de edad
entre los 0 y los 17 años.[7]
Es posible que los casos de violencia infantil parezcan lejanos
o problemas solo de sectores específicos, sin embargo, estos se
pueden encontrar cerca de nosotros, aunque no seamos muy
conscientes de ello.
Arequipa se encuentra entre las 3 regiones con más altos índices
de violencia junto con las regiones Junín y Lima, tal como se
muestra en la Fig. 1
Fig. 1. Estadísticas de Criminalidad, Seguridad Ciudadana y
Violencia. Enero - Noviembre 2022. Fuente: INEI GNP
B. Leyes y acciones
Las leyes y su aplicación no están bien definidas. El proceso
legal más que acelerar entorpece el desarrollo y pone en riesgo
a los niños. Las víctimas sufren desprotección, falta de debida
diligencia y la inoperancia del sistema de justicia penal [8].
Según lo evaluado en el informe elaborado por Colectivo EPU
[8] sobre el “Derecho a una vida libre de violencia para niñas,
niños y adolescentes”. Expresa que pese a que existe un marco
normativo que establece un sistema de protección hacia niñas,
niños y adolescentes (NNA) que sean víctimas de todo tipo de
violencia, acorde con el derecho internacional de los derechos
humanos, esta no se implementa en su totalidad. Las penas son
altas, cadena perpetua a violadores de NNA menores de 14 años
y 30 a 35 años para mayores de 14 hasta 18 años, pero no se
aplican. Incluso existe la imprescriptibilidad de la pena y de la
acción penal.
Las asignaciones en el presupuesto público para poner fin a la
violencia contra NNA se encuentran dispersas en otros
presupuestos, no específicos y son de escasa magnitud para
enfrentar el problema [8]. Actualmente la DEMUNA es el
servicio más próximo y especializado para brindar apoyo y
asesoría a NNA. Hay 1,890 casos reportados a la DEMUNA,
solo 380 han sido acreditadas para operar. En zonas rurales no
hay DEMUNA, agravando las posibilidades de denuncia y
defensa hacia la niñez.

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La violencia es uno de los principales factores del abandono y
la desprotección familiar hacia NNA, generando una recarga
laboral en las UPE. Solo en 2021, se reportó 22,109 casos.
Aquellos que son declarados en desprotección familiar, son
derivados a Centros de Acogida Residencial (CAR) donde no
todos cumplen con las competencias para la atención adecuada.
No hay data sobre la violencia interna en CAR, pero sí se han
identificado casos de violencia y maltrato.
Todos estos factores contribuyen a que los casos de violencia
sigan en aumento al quedar impunes. Los organismos de ayuda
no cuentan con los recursos ni la supervisión adecuada para
ayudar a las víctimas de violencia.
IV. FACTORES QUE CONTRIBUYEN A LA
VIOLENCIA INFANTIL
Los diferentes tipos de violencia tienen mayor incidencia en un
rango de edad especifico. La violencia sexual y física
prevalecen en la adolescencia tardía, mientras que el acoso
escolar y el abuso emocional son más comunes en la
adolescencia temprana. Las niñas y adolescentes mujeres son
más propensas a experimentar violencia sexual, y los
perpetradores suelen ser otros niños, jóvenes u hombres.
Aunque los hombres tienen más incidencia de violencia mortal,
el feminicidio sigue siendo un problema grave en la región. Los
niños y adolescentes varones también enfrentan acoso escolar,
pero en menor medida que las niñas y adolescentes mujeres. El
castigo físico en el hogar es preocupantemente común en
edades tempranas para ambos sexos. [9]
Además, existen varios factores que podrían influir en la
formación de un ambiente no apto para los niños.
A. Entorno Familiar
El entorno familiar juega un papel crucial en la vida de un niño,
ya que puede tener una influencia significativa en su reacción
ante la violencia. Como dijo Jaffe et. al [11] “La probabilidad
de que un niño sufra abuso físico tiene poco que ver con las
características del niño y más con el ambiente familiar”.
Cuando los padres o cuidadores son violentos o abusivos, los
niños tienen un mayor riesgo de ser víctimas de violencia. Los
hogares disfuncionales, donde hay conflictos constantes, abuso
de sustancias o problemas de salud mental, aumentan la
probabilidad de violencia infantil. Dichas familias no tienen a
quién recurrir en tiempos de estrés y nadie se da cuenta de lo
que sucede. El consumo de drogas está involucrado por lo
menos en una tercera parte de los casos de abuso y negligencia;
además, es común que el abuso sexual acompañe a otras
dificultades familiares como el abuso físico, el maltrato
emocional, el consumo de drogas y la violencia familiar [3].
Es fundamental fomentar entornos familiares seguros y
saludables para proteger a los niños. Cuando estas condiciones
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no se cumplen y más en familias disfuncionales es que el
entorno familiar deja de ser seguro. En esta parte los niños y
adolescentes empiezan a buscar respaldo en otros lugares, como
podría ser pandillas.
B. Entorno y los medios de comunicación
La exposición a la violencia en los medios de comunicación
también puede desempeñar un papel en la normalización de la
violencia en la sociedad y aumentar el riesgo de violencia
infantil. Los niños que son testigos de violencia en programas
de televisión, películas o videojuegos pueden internalizar esos
comportamientos y reproducirlos en su vida cotidiana. Es
importante regular y limitar la exposición de los niños a la
violencia en los medios y fomentar contenidos apropiados para
su edad.[2]
C. Entorno escolar
En las Instituciones Educativas se encuentran factores de riesgo
que contribuyen a la violencia y el maltrato. Esto incluye
conductas aprendidas entre los estudiantes, así como la
violencia ejercida por el personal educativo. El fracaso
académico puede ser motivo de burla y provocar problemas de
conducta, expulsiones y manifestaciones de ira o frustración.
Además, las niñas son más propensas a sufrir violencia sexual
por parte de profesores o compañeros, lo cual afecta su
autoestima y desarrollo emocional.
Los profesores a menudo son indiferentes a la violencia
presenciada y muestran poca reacción ante los abusos
reportados por los estudiantes. Esto crea un ambiente hostil y
peligroso para las víctimas de intimidación, generando angustia
y temor constante.
D. Factores Socioeconómicos
Los factores socioeconómicos también desempeñan un papel
importante en la violencia infantil. La exposición a la violencia
comunitaria ocurre con menos frecuencia para los niños que no
viven en barrios de bajo nivel socioeconómico, pero la
exposición a la violencia familiar y mediática cruza fronteras
socioeconómicas y culturales, ocurriendo en todos los grupos
dentro de nuestra sociedad. [3]
La pobreza, la falta de acceso a servicios básicos, la desigualdad
y la exclusión social aumentan la vulnerabilidad de los niños a
la violencia. La falta de recursos económicos y oportunidades
puede llevar a situaciones de estrés y frustración en los padres,
lo que puede desencadenar comportamientos violentos hacia los
niños.[12] Es necesario abordar la desigualdad y mejorar las
condiciones socioeconómicas para prevenir la violencia
infantil.
4
Si bien es cierto que la mayoría de casos se dan en comunidades
de bajos recursos, no son la mayoría de comunidades de bajos
recursos las que presentan casos de violencia. En comunidades
con altas tasas de maltrato, la actividad delictiva era endémica
y las instalaciones donde se desarrollaban los programas
comunitarios eran deprimentes. En el vecindario con una baja
tasa de maltrato, la gente describía a su comunidad como un
lugar pobre pero decente para vivir. Describían el vecindario
como un lugar con sólidas redes de apoyo social, servicios
comunitarios bien conocidos y un fuerte liderazgo político. En
una comunidad así es menos probable que se presenten casos
de maltrato.[11]
V. IMPACTO DE LA VIOLENCIA INFANTIL
Estas atrocidades dejan marcas imborrables en su ser,
aplastando su confianza, destruyendo su inocencia y robándoles
la posibilidad de tener una infancia feliz. La niñez y la
adolescencia en el país, es afectada por diversos problemas que
deterioran su calidad de vida y violan sus derechos humanos.
Las consecuencias de lo que esto podría traer son:
A. Efectos Psicológicos y emocionales
Los niños que sufren violencia pueden experimentar una amplia
gama de efectos psicológicos y emocionales. El abuso y la
negligencia infantil pueden tener graves consecuencias
psicológicas en los niños. Estas consecuencias incluyen
problemas emocionales como ansiedad, depresión y miedo, así
como baja autoestima y dificultades en las relaciones. Los niños
maltratados también pueden experimentar dificultades
cognitivas, como problemas de aprendizaje y atención.
Además, pueden desarrollar problemas de comportamiento y
enfrentar el trauma y el trastorno de estrés postraumático. [2, 5,
6 y 13]
Un claro ejemplo de cómo afecta a los niños es la violencia
sexual. Los efectos que tienen en la infancia y la adolescencia
son sumamente graves. Los niños y adolescentes sufren un
deterioro en su autoestima, llegando a creer que no valen nada
y sintiendo vergüenza frente a los demás. [9]
B. Consecuencias en la salud física
La violencia infantil tiene consecuencias significativas en la
salud física de los niños. El abuso físico puede resultar en
moretones, quemaduras u otras lesiones físicas visibles.
Además, el castigo corporal puede afectar su aprendizaje,
desalentándolos a asistir a la escuela e incluso llevando a la
deserción escolar.[5]
La negligencia extrema y la exposición a la violencia también
tienen un impacto directo en la actividad cerebral de los niños,
lo que puede afectar su desarrollo físico, psicológico y
cognitivo. Estudios han demostrado que experimentar o
presenciar violencia durante la infancia aumenta las
probabilidades de ideación o intentos suicidas tanto en la niñez
como en la edad adulta. Además, se ha encontrado que ser
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víctima de cualquier tipo de violencia incrementa las
probabilidades de tener malos resultados educativos y
dificultades en el aprendizaje. [2, 12, 13]
Estas consecuencias en la salud física subrayan la importancia
de prevenir y abordar la violencia infantil, garantizando la
seguridad y el bienestar de los niños desde una perspectiva
integral.
C. Consecuencias a nivel de desarrollo
Tomando en cuenta los puntos anteriores. Podemos notar como
el ser víctima o presenciar violencia afecta a nuestro desarrollo
cognitivo como el de nuestra personalidad. Esto podría influir
enormemente en el desempeño ya sea a nivel social o laboral.
Según el trabajo de Currie y Widom [14] se pueden apreciar
grandes diferencias a nivel económico entre personas que han
sufrido de maltrato y las que no. El abandono y maltrato en la
infancia tienen consecuencias económicas negativas a largo
plazo en la juventud y la edad adulta intermedia.
Los niños que sufrieron abandono experimentaron peores
consecuencias económicas que el grupo de control, incluyendo
niveles más bajos de logros educativos, puntuaciones más bajas
en pruebas de coeficiente intelectual y menores ingresos. Parece
que las mujeres son más afectadas por la experiencia de
maltrato en la infancia que los hombres. Según los resultados,
las mujeres maltratadas también informaron ingresos
significativamente más bajos que las mujeres sin tales
antecedentes.
D. Consecuencias en la sociedad
Este conjunto de problemas genera grandes costos al país, en la
salud y rehabilitación. Es posible que los esfuerzos que se hagan
para mejorar la educación sean en vano; puesto que los niños y
niñas no pueden estudiar por los maltratos y abusos que
padecen. La recopilación de los trabajos posteriores a 2015
muestra que ser víctima de cualquier tipo de violencia aumenta
las probabilidades de malos resultados educativos y de
aprendizaje [7]. Los niños que sufrieron de violencia son más
probables de caer en conductas de riesgo y por ende a repetir
los mismos ciclos de violencia y pobreza.
Detrás de la violencia infantil se encuentran historias
desgarradoras, llenas de dolor y sufrimiento, que influyen en el
desarrollo de los futuros ciudadanos. Sin embargo, es un hecho
conocido que la violencia se enmascara bajo diversos esquemas
que intentan justificarla y que muchas veces, como ya se ha
afirmado, consiguen normalizarla. Es por esta razón que
conocer su real magnitud es prácticamente imposible. Hay
muchas situaciones de violencia que por diversas razones entre
las cuales está el no reconocimiento por parte de quienes la
sufren, nunca llegan al sistema de protección y no se registran.
De esta manera, el maltrato y abuso sexual mantienen y generan
más pobreza, impidiendo el progreso de la sociedad peruana.
5
 VI. PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA INFANTIL
A. Educación y Concientización
La educación y la concientización son fundamentales para
prevenir la violencia infantil. Es necesario proporcionar
información y recursos a los padres, cuidadores, profesores y a
la sociedad en general sobre los efectos dañinos de la violencia
en los niños.
B. Apoyo a las familias
Además de la concientización, es crucial brindar apoyo a las
familias en riesgo. Proporcionar servicios de asesoramiento y
apoyo emocional puede ayudar a los padres a manejar el estrés
y las dificultades, reduciendo así el riesgo de violencia hacia los
niños.
C. Detección temprana
La intervención temprana también es fundamental. Detectar
signos de violencia o abuso en etapas tempranas y tomar
medidas adecuadas puede proteger a los niños y prevenir la
escalada de la violencia
Es importante abordar y tratar estas consecuencias para
promover la curación y el desarrollo saludable de los niños
afectados por la violencia infantil.
VII. CONCLUSIONES
CONCLUSIONES
La violencia infantil es una tragedia que afecta a millones de
niños en el mundo, así como en Arequipa. Cuyas consecuencias
pueden ser arrastradas hasta en el desarrollo del niño una vez
que crezca, orientándolos muchas veces a que se involucren en
conductas de riesgo. Es un problema arraigado en causas
complejas como el desorden del sistema legal, la falta de
registros exactos que permitan hacer una correcta evaluación
del tema, la normalización de la violencia, falta de recursos
entre otros; pero no es insuperable. Es responsabilidad de todos
trabajar juntos para prevenir y abordar la violencia infantil de
forma integral. Debemos crear un entorno seguro y saludable
para los niños, donde puedan crecer y prosperar sin miedo. La
violencia infantil no puede ser ignorada ni silenciada. Es hora
de alzar la voz y proteger a nuestros niños y adolescentes,
asegurando un futuro libre de violencia.
REFERENCIAS
[1] J. L. Meece, Desarrollo del niño y del adolecente :
REFERENCIAS
para educadores. McGraw Hill, 2000.
[2] “Maltrato infantil”, Organización Mundial de la Salud,
EEUU, el 19 de septiembre de 2022.
[3] Diane E. Papalia, Ruth Duskin Feldman, y Gabriela
Martorell, Experience Human Development, 12a ed.
McGraw-Hill Companies, 2012.
[4] Gobierno del Perú, “Maltrato Infantil”, el 9 de julio de
2023. https://www.gob.pe/26595-maltrato-infantil
(consultado el 8 de julio de 2023).
[5] A. M. Pacco Huamani, “El Maltrato Infantil y su
Influencia en los procesos de Aprendizaje de los Niños
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Development” “Hemispheric Cooperation for Competitiveness and Prosperity on a Knowledge-Based Economy”, 29-31 July 2020, Buenos Aires, Argentina.
Y Niñas De Cinco Años De Edad En La Institución
Educativa Huamampata del Nivel Inicial del distrito
de Mollepata Anta Cusco-2015.”, Arequipa, 2015.
[6] UNICEF, “Cifras de la violencia hacia los niños, niñas
y adolescentes en el Perú,” 2019. Accessed: Jul. 14,
2023. [Online]. Available:
https://www.unicef.org/peru/sites/unicef.org.peru/files
/2019-09/cifras-violencia-ninas-ninos-adolescentes-
peru-2019.pdf
[7] “Más de 17 mil casos de violencia contra niñas niños y
adolescentes se han reportado durante 2022,” Jul.
2022. [Online]. Available:
https://www.savethechildren.org.pe/noticia
[8] Colectivo EPU, “Informe Del Colectivo Epu De Perú
Para El 4° Ciclo Del Examen Periódico Universal De
Las Naciones Unidas: La Situación De Los Derechos
Humanos En El Perú.,” 2022. Available:
https://www.savethechildren.org.pe/
[9] UNICEF and The University of Edinburgh, Violencia
contra niños, niñas y adolescentes en América Latina
y el Caribe 2015-2021. 2021. [Online]. Available:
www.unicef.org/lac
[10] Jaffee, S. R., Caspi, A., Moffitt, T. E., Polo-Tomas,
M., Price, T. S., & Taylor, A. (2004). The limits of
child effects: Evidence for genetically mediated child
effects on corporal punishment but not on physical
maltreatment. Developmental Psychology, 40(6),
1047–1058. https://doi.org/10.1037/0012-
1649.40.6.1047
[11] S. R. Jaffee, A. Caspi, T. E. Moffitt, M. Polo-Tomas,
T. S. Price, and A. Taylor, “The Limits of Child
Effects: Evidence for Genetically Mediated Child
Effects on Corporal Punishment but Not on Physical
Maltreatment.,” Dev Psychol, vol. 40, no. 6, pp. 1047–
1058, 2004, doi: 10.1037/0012-1649.40.6.1047.
[12] R. C. Cayo, Investigación De La Violencia En La
Niñez De Tercero A Sexto Grado De Primaria En Una
Institución Educativa Nacional De Arequipa 2018.
Universidad Nacional De San Agustín De Arequipa
2018
[13] C. S. Widom, “Long‐term impact of childhood abuse
and neglect on crime and violence.”, Clinical
Psychology: Science and Practice, vol. 24, núm. 2, pp.
186–202, jun. 2017, doi: 10.1037/h0101743.
[14] J. Currie y C. S. Widom, “Long-term consequences of
child abuse and neglect on adult economic well-
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may 2010, doi: 10.1177/1077559509355316.
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