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Los tres puntos que el autor aborda para escribir la historia del suroeste son los
siguientes:
1. Que los grupos culturales del suroeste estaban enterados de lo que pasaba
a su alrededor y no se limitaban a conocer los sucesos únicamente de su
área inmediata.
2. Que se encontraban relacionados con otros grupos culturales de diferentes
regiones y que los acontecimientos de otros grupos pueden estar
interconectados con los del suroeste.
3. Que los grupos humanos del suroeste nunca estuvieron aislados y las
distancias no eran impedimento para relacionarse con grupos lejanos.
Otro punto importante tratado por el autor es que aún no nos hemos librado de
algunas ideas racistas y arcaicas que nos impiden ver al suroeste como un lugar
dinámico, vivo, con grupos “civilizados”, con recursos variados para su
subsistencia, una diferenciación social, etc.
El tiempo que maneja Lekson es del 1500 a.C. al 1500 d. C, mientras que la
región a la que se refiere con suroeste con el área “enmarcada por montañas y
ríos: al norte y al sur por las Montañas Rocosas y la Sierra Madre, al este por el río
Pecos y al oeste por el río Colorado” (Lekson, 2009, p.14), aunque aclara que los
grupos se desarrollaron más allá de esta área definida.
Aclara que estos grupos muchas veces fueron establecidos y nombrados por los
nuevos colonos, los nombres con los que son conocidos ahora no eran con los
que ellos se identificaban, o algunos pueblos ni siquiera pertenecían a los grupos
en los que fueron definidos.
También presenta los “estereotipos” que los arqueólogos han establecido para los
grupos culturales que poblaron el suroeste entre los años 600 y 1100
aproximadamente:
De manera corta, el autor finaliza mencionando las ortodoxias que han estado
presentes cuando hablamos de los primeros pobladores del continente americano,
así como de los hechos ocurridos entre el Arcaico Medio y Tardío en el suroeste.
Este texto nos hace reflexionar no solo por la manera en la que se ha abordado la
historia y arqueología del suroeste, sino también de nuestra labor como
arqueólogos. Muchas veces pensamos que nuestra labor consiste únicamente en
excavar, establecer cronologías, describir artefactos, etc. pero ¿qué hay de las
interpretaciones?, algunos dejamos de lado esa parte de nuestro quehacer como
investigadores. Además, muy a menudo nos invade el miedo de ir en contra de las
hipótesis y teorías actualmente aceptadas pero ¿cómo avanza la ciencia si no
planteamos ideas nuevas?. Parece una tarea difícil librarnos de las ideas
ortodoxas y conservacionistas que envuelven a la arqueología pero no imposible.
Referencia bibliográfica