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PARTICIPACIÓN SOCIAL
Año 1, Número 3.
Agosto de 2011
1. Editorial
Dirección General 2. La identidad suramericana.
Lic. Virginia Sanguineti Virginia Sanguineti y Paula Papi
Subdirector General 3. El tiempo pedagógico y el tiempo político.
Prof. Ramón Giménez Fernando Onetto
Dirección 4. Notas para un debate sobre la enseñanza
Lic. Raquel Bertone de la matemática en la escuela primaria
Secretaría de Redacción de adultos. Claudia Broitman
Lic. Paula Papi 5. La creatividad en la escuela. ¿Para qué?
Arte y Diseño Percy Carlos Morante Gamarra
María Papi
6. El andamiaje en los aprendizajes sociales
de los chicos y chicas en situación de ca-
lle. Paula Helena Mateos
Colaboraron en este número:
Claudia Broitman 7. El rol docente en contextos universitarios
Pablo Esteva y la formación ética del futuro profesional.
Cristian Frers Pablo Alejandro Esteva y Flavia Naves
Alejandra Gette 8. Entrevista a la Presidenta de la Comisión
Florencia Incarnato de Educación de la HCDN.
Paula Helena Mateos Daniel Rodríguez Oviedo
Percy Morante Gamarra 9. Aporte de la economía social al desarrollo
Alí Mustafá local y a las políticas públicas en la Argen-
Flavia Navés tina contemporánea.
Fernando Onetto Roberto David Roitman
Daniel Rodríguez Oviedo 10. Punta Querandí: Comunidad educativa al
Paula Papi rescate del patrimonio histórico, cultural
Roberto Roitman y natural. Movimiento en Defensa de la
Virginia Sanguineti Pacha
Organización de Estados Iberoamericanos para 11. Cómo minimizar el daño ambiental en los
la Educación, la Ciencia y la Cultura ríos utilizando humedales artificiales.
Cristian Frers
12. 12 de junio “Día mundial contra el trabajo
Educación, Cultura y Participación Social infantil” (Primera parte).
es una publicación perteneciente a la Fundación Florencia Incarnato
Democracia, del Círculo de Legisladores de la Nación 13. Agenda parlamentaria juvenil. Programa
Argentina. Personería Jurídica N° 206 Bartolomé Mitre de Construcción de Ciudadanía
2087, Piso 1º Buenos Aires, Argentina. Tel. (+5411) 4953-
5996, int. 118. 14. Voces Jóvenes. Programa de Formación
en Valores en el MERCOSUR Educativo
E-mail: ecyps@fundaciondemocracia.org.ar
Homepage: www.fundaciondemocracia.org.ar • Formar ciudadanía. Alumnos Brian Adrián
Oviedo, David Barrio Lorenzo y Daniel
Año II N° 3. Agosto. Trimestral. Agustín Zalazar
• El Cooperativismo. Profesor Jorge Galar-
La editorial no se responsabiliza por los contenidos de
za y Alumnos
las notas publicadas, las cuales son de absoluta res-
• Ser ciudadanos. Alumnos Ayelén
ponsabilidad de los propios autores. Se permite la re-
producción del contenido citando de la siguiente for- Esther Cáceres, Fernando Bustos y
ma: Educación, Cultura y Participación Social, Emilse Karina Sotelo
Fundación Democracia, Círculo de Legisladores de la • La Educación ¿es igual para todos? Alum-
Nación Argentina. na Martha Elena Castro
• El valor de la memoria de nuestros abue-
los. Alumnos Ruth Gisell Reyes, Lucas
Maita, Erika Díaz, Susan Burgos y Sara
Cruz.
EDITORIAL
En primer lugar deseamos testimoniar nuestro agradecimiento a todos los que desde
diferentes emplazamientos han aportado y colaborado de muy diferentes formas y, en
especial, a los educadores que han dado razón de ser a nuestra búsqueda aportando
originalidad, compromiso y capacidad innovadora. También enviamos nuestro más
sentido reconocimiento a los niños y jóvenes que, mediante sus escritos y propuestas,
han logrado sorprender ofreciendo con voz propia sus nuevos argumentos. Toda esta
participación joven nos enorgullece, implicándonos en reflejar esas voces con fidelidad,
aprender a escucharlas y a dignificarlas.
En el marco del cambio epocal de un planeta cada vez más interligado, las transfor-
maciones negativas arriba señaladas se imbrican en situaciones de crisis trepidantes.
La prolongación de las vicisitudes financieras internacionales y tantos otros males
contemporáneos, van arrastrando con ellos el inmenso “valor simbólico inherente” so-
bre la dignidad y centralidad de la vida humana -alcanzado luego de las dos guerras
mundiales que asolaron el siglo XX- de la Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos, que estableció como principio orientativo –refrendado luego mediante la firma
de Pactos Internacionales- que la aspiración más elevada consistiría, de allí en más,
en que todas las personas y todos los pueblos pudieran disfrutar de la libertad y vivir
con dignidad. A sesenta años de este acontecimiento, y transcurrido casi el setenta
por ciento del tiempo asignado en la Cumbre del Milenio para alcanzar ocho objetivos
de respuesta a los desafíos del desarrollo, los modestos avances alcanzados no re-
suelven la preocupación generalizada. El déficit en estos propósitos exhibe la carencia
de adecuadas “correcciones democráticas” -tanto en lo interno de las sociedades co-
mo en la dinámica de las organizaciones internacionales- y constituye uno de los
enormes retos políticos y éticos de nuestro tiempo, tan necesitado de tornar el rostro
hacia la ciudadanía, de que las organizaciones internacionales democraticen su fun-
cionamiento, y de que los derechos civiles y políticos garanticen las libertades bási-
cas de todos los seres humanos, complementados por los derechos económicos, so-
ciales y culturales, para lograr reducir las desigualdades y valorar las diversidades
como elemento enriquecedor.
Lejos debiera permanecer nuestro continente de los cantos de sirena de los organis-
mos multilaterales con los que han sometido a numerosos países con políticas que,
en una primera etapa, indujeron precarios avances provisorios pero que, luego de ser
presentados como ejemplos a seguir, no pudieron evitar la fuerte polarización y de-
sigualdad económica, política y social al interior de sus sociedades, ni evadir los esta-
llidos de las “burbujas” que irresponsablemente habían contribuido a crear, ni sustraer-
se a los ajustes salvajes que detonaron pavorosas consecuencias e inadmisibles re-
trocesos sociales. La “indignación” con la que cada sociedad testimonia su dolor y su
rechazo, desmiente la legitimidad de quienes, en su nombre, han adoptado decisiones
con las que las han privado de un presente y un futuro dignos de ser vividos.
Aún Jorge Luis Borges, que gustó expresar que como argentino su sentimiento era el
de ser un europeo en el exilio, quizá hoy también se sorprendería ante la situación de
muchos países de la Unión, como en el caso de Portugal, Irlanda, España, Italia y el
muy paradigmático de Grecia –cuna de la civilización de occidente-, que pugna por
preservar algo de su esquilmado patrimonio, más allá de la alicaída Acrópolis. Y hasta
sería posible que, una vez superado su asombro, nuestro extraordinario escritor pudie-
ra participar del esfuerzo interpretativo para abarcar esta oleada global en la que, con
dolor, asistimos al brutal deterioro de algunos de los países que tanto admiró, con sus
ciudadanos reducidos a la categoría de deudores insolventes, confiscados por deudas
odiosas que no han consentido en contraer.
VIRGINIA S ANGUINETI
Presidente de la Fundación Democracia
del Círculo de Legisladores de la Nación.
La Identidad Suramericana
Lic. Virginia SANGUINETI (1) y Lic. Paula PAPI (2)
(1) Diputada de la Nación (MC) 1973-1976. Lic. en Economía Política (UBA), Postgrado de Especialización en Direc-
ción de Organizaciones de la Sociedad Civil (UTDT- Universidad de San Andrés). Maestranda en Relaciones
Internacionales. Preside la Fundación Democracia, y es miembro de la Comisión Directiva del Círculo de Legis-
ladores de la Nación Argentina. Fue Profesora a cargo de la cátedra de "Introducción a la Economía Políti-
ca" (UBA), Asesora de la Secretaría de Estado de Ciencia y Técnica de la Nación, Asesora de Organizaciones
Sociales de Desarrollo, Subsecretaria de Desarrollo Integral del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación,
Vicepresidente del Consejo Federal de la Mujer, Vicepresidente de la Comisión de Ciencia y Técnica, de la Co-
misión de Comercio y Secretaria de la Comisión de Finanzas de la Honorable Cámara de Diputados de la Na-
ción .
(2) Lic. en Psicopedagogía (UCA). Postgrado en Psicopedagogía (Residencia del Ministerio de Salud del GCBA).
Lic. en Cs de la Educación (UBA en curso) capacitación de posgrado, especialización en psicopedagogía en el
sistema público del ministerio de salud del GCBA (residencia hospitalaria 2005 - 2008), ILPES (Programas so-
ciales 2009), CONICET (Construcción de ciudadanos políticos en ámbitos educativos 2010), entre otros. Coor-
dinadora Técnica del Programa de Formación en Valores en el MERCOSUR y la UNASUR “Manos Jóvenes Es-
criben en Grande” y Asesora Pedagógica del Programa de Construcción de Ciudadanía, de la Fundación Demo-
cracia del Círculo de Legisladores del Congreso de la Nación. Miembro del Equipo de Inclusión Educativa de
diversos establecimientos educativos.
En el año 2002 su población fue estimada en 357 millones de habitantes, lo que repre-
sentó el 6% de la población mundial, con una densidad media de 17 hab. /km2, aun-
que la mayoría puebla los centros urbanos, reduciendo la densidad en gran parte del
territorio a menos de 2 hab. /km2. Los idiomas principales son el español y el portu-
gués.
América del Sur es poseedora de una de las mayores reservas energéticas mun-
diales, de cuantiosos recursos hidroeléctricos y de agua dulce, a lo que se su-
man yacimientos minerales, recursos naturales, extraordinaria biodiversidad e
inmenso potencial de producción de alimentos. A esta importante riqueza, debe
agregarse el sólido activo que constituye el haber configurado un espacio de paz y de
cooperación, que adhiere a la vigencia de sistemas democráticos, al respeto a la plu-
ralidad y a los derechos humanos, y que permaneció exento de atravesar conflictos
continuos graves entre sus Estados, como sobrevino en otras latitudes. Todo lo cual
considerado, le genera múltiples oportunidades y a la vez riesgos que desafían su
proceso de integración continental y la consolidación de su autonomía en la emergen-
cia del mundo multipolar del siglo XXI.
Ante la aparición de este nuevo trance superador de los avances y retrocesos que
obstaculizaron la integración, se ha ido consolidando una coyuntura promisoria en la
que emergen gestos de recuperación de la autoridad, de democratización y de reunifi-
cación, que contribuyen a consolidar la identidad regional y a afianzar la emergencia
suramericana en el contexto internacional.
Superada la década del predominio neoliberal y del “regionalismo abierto”, hoy se su-
ceden decisiones orientadas a impulsar nuevas dimensiones en la integración sur-
americana, a través de las cuales resulta posible producir bienes sociales positivos y
coordinar políticas de desarrollo integral que den cuenta de las inequidades y asime-
trías existentes, entre otros. De este modo, sin retacear la debida consideración a los
factores económicos y comerciales, se elaboran cada vez más medidas que respon-
den a las necesidad de alcanzar mayor participación de la sociedad en el proceso de
En pleno curso del siglo XXI, y en un entorno de transformaciones del mapa planeta-
rio, la vertiginosa modificación que ha experimentado el contexto internacional en la
Sosteniendo que “en todas partes se vende la misma cosa y de la misma manera”,
Theodore Levitt fue en 1983 el primero en utilizar el término globalización para calificar
la convergencia de los mercados en todo el mundo. Luego, Kenichi Ohmae extendió
su significación sosteniendo en 1990 que nos encontrábamos ante un proceso que
desembocaría en una forma de gestión integrada a escala mundial de la gran empresa
multinacional. Esta afirmación inició la generalización del empleo de la palabra globali-
zación.
Según el análisis que realiza Aldo Ferrer, la globalización está enfocada en la difusión
de información e imágenes a escala planetaria y en los mercados financieros. Sostiene
que en el plano virtual penetra en todas partes y promueve la visión de una aldea glo-
bal. Y que en el plano de la economía, el comercio internacional crece a tasas mayo-
res que la producción. Afirma que la globalización virtual y la real interactúan para re-
forzar la visión de un mundo sin frontera.
Refiriéndose a esta misma cuestión, Manuel Castells Oliván ha resaltado que la oposi-
ción entre globalización e identidad está dando forma a nuestro mundo y a nuestras
vidas. Señala que aparece una nueva ”forma de sociedad, la sociedad red, que se ca-
racteriza también por la transformación de los cimientos materiales de la vida, el espa-
cio y el tiempo…”. Y agrega que “… en el último cuarto de siglo hemos experimentado
una marejada de vigorosas expresiones de identidad colectiva que desafían la globali-
zación y el cosmopolitismo en nombre de la singularidad cultural y del control de la
gente sobre sus vidas y entornos. Estas expresiones son múltiples, están muy diversi-
ficadas y siguen los contornos de cada cultura y de las fuentes históricas de la forma-
ción de cada identidad”.
En el caso que estamos analizando nos centraremos en este tercer proceso de cons-
trucción de la identidad, la identidad proyecto. A esta identidad proyecto concierne la
producción de sujetos que, según los define el sociólogo Alain Touraine, correspon-
den al deseo de ser un individuo, de crear una historia personal, de otorgar sentido a
todo el ámbito de las experiencias de la vida individual. La transformación de los indivi-
duos en sujetos es el resultado de la combinación necesaria de la afirmación de los
individuos con respecto a las comunidades y de la afirmación de los individuos con res-
pecto al mercado.
Los sujetos no son individuos, aún cuando estén compuestos por individuos. Son el
actor social colectivo mediante el cual los individuos alcanzan un sentido holísti-
co en su experiencia. En este caso, la construcción de la identidad es un proyec-
to de una vida diferente, que se expande hacia la transformación de la sociedad.
Funciones de la identidad
En este sentido, la función personal dirige, planifica y regula la propia vida, construyen-
do la autodirectividad personal, mientras que la función sociocultural de la identidad es
la autodefinición personal derivada del conocimiento de la pertenencia a un grupo so-
ciocultural dado, con referencias comunitarias, tal como: “me siento comprometida con
mi comunidad”. Esta función persigue el reconocimiento de los derechos, necesidades
y características de los grupos sociales de pertenencia a los cuales nos sentimos rela-
cionados.
Con este peso, y aunada a la cultura, que facilita una nueva convivencia entre países
hermanos, que afianza y propaga pero que a la vez concibe y renueva, siempre debe-
ría corresponder a la educación el desempeño del papel de principal agente for-
mador de una conciencia regional afirmativa.
La educación posibilita que los alumnos puedan mirar, comprender y significar la reali-
dad desde nuevos parámetros. En este sentido, los procesos de aprendizaje y de
construcción de la identidad se autoimplican. El desarrollo pleno de la identidad involu-
cra logros satisfactorios en el ámbito personal y en el ámbito sociocultural. “En el caso
de la identidad personal se trata de intervenir, posibilitar, el desarrollo del pro-
yecto de vida de cada cual. Ello se hace a través de la resolución positiva de las su-
cesivas crisis personales, momentos cumbres o transiciones vitales; del mantenimiento
y garantía de los vínculos afectivos (la red a partir de la cual desarrollamos nuestra vi-
da) y de la expresión y creación de los sí mismos posibles (la conciencia de nuestro
porvenir). En el caso de la identidad sociocultural implica fomentar políticas basa-
das en el reconocimiento, la aceptación y valoración de los rasgos étnicos, na-
cionales, religiosos que no ataquen la libertad y seguridad de las otras personas.
La identificación simbólica y la participación en actividades de la comunidad (acción-
transformación) moldean el sentido de comunidad y de pertenencia a los grupos huma-
nos, totalmente necesarios para la supervivencia de la especie”.
Apelamos por todo ello a la razón identitaria regional suramericana, pensándola co-
mo el conjunto de rasgos que caracterizan a sus pueblos y como la conciencia que és-
tos tienen de sí y de su diferencia ante los demás. Entendemos la identidad surameri-
cana, como la identidad proyecto, que es a la vez síntesis integradora de cada nú-
cleo cultural nacional, y a través de la cual es posible enmarcar el sentido de pertenen-
cia continental. Esta identidad regional no constituye un elemento inmutable, sino que
es la construcción del proyecto que las sociedades suramericanas plasman en el
espacio continental, situándolo en el tiempo propio de la segunda década del siglo
XXI.
Esta identidad regional no constituye un elemento inmutable sino que es una cons-
trucción colectiva, sinérgica con respecto a la identidad de los Estados nacionales
implicados, y recursiva en su proyección continental. El proceso de su creación se
realiza con los elementos proporcionados por la memoria colectiva, la geografía, la his-
toria, la biología, el sistema de creencias que se posee, los aparatos de poder, entre
otros. Sus elementos constitutivos son incorporados por los pueblos del continente,
quienes, a su vez, reorganizan su sentido según las tendencias de cada sociedad na-
cional y los proyectos culturales existentes en el contexto espacial y temporal surame-
ricano.
En este sentido, el eje temático del presente año tiende a complementar y dar conti-
nuidad a las políticas educativas a nivel regional que tienen su expresión completa en
el PLAN EDUCATIVO del MERCOSUR 2006-2010, algunos de cuyos objetivos, reto-
mados por nuestro Programa, son:
Nuestra propuesta está dirigida a que los jóvenes de todos los países intervinientes
elaboraren trabajos escritos y audiovisuales creativos y surgidos de la investigación y
del debate constructivo en el aula, y a habilitar un lugar de expresión para los educado-
res, con el desarrollo de los proyectos que guían esta labor educativa.
(*) Lic. en Filosofía (USAL), Lic. en Teología (UCA), Posgrado de Especialización en Educación con Orienta-
ción en Gestión Educativa (UdeSA). Coordinador del Programa Nacional de Convivencia Escolar del Ministe-
rio de Educación de la Nación. Asesor del Programa Interamericano de Educación en Valores Democráticos
de la OEA. Ha sido Consultor de la Organización de Estados Iberoamericanos OEI, Consultor Especialista
para la UNESCO y Consultor Especialista para UNICEF. Su mail es onettofl@gmail.com
Pero hubo alguien, el filósofo Edmund Husserl, que encontró que la misma idea del “yo
pienso” suponía la idea del tiempo (Ídem). Es decir, cuando el hombre busca el suelo
firme sobre el cual construir su experiencia y su conocimiento, ponerla sobre bases só-
lidas, encuentra que en lo más profundo no hay estabilidad, hay algo inapresable, ines-
table, un discurrir incesante que llamamos “tiempo”.
Fue Agustín uno de los pensadores occidentales que se adentró en interpretar el tiem-
po. Lo pensó como sucesión. Lo irreversible del pasado. La realidad del instante pre-
sente, lo imprevisible del futuro. “El tiempo es algo sobre lo que, si no me preguntan, lo
entiendo, y cuando me preguntan no lo puedo explicar”. (Poggi, 1999).
Aceptar la temporalidad en educación es entender que llegamos a una escuela que ya
tiene un recorrido, que tiene costumbres, reglas, acuerdos. Socializarse es adaptarse,
no imponerse. Aceptar la temporalidad es también aceptar que las cosas son así, pero
podrían haber sido de otro modo. Hay decisiones que bifurcan el camino, hay azar y
Página 18 Fundación Democracia
casualidad, hay invención. Por lo tanto, la realidad está abierta. La escuela es así por
un poco de planificación y mucho de improvisación. Ensayo y error. Canonizar la es-
cuela es inmovilizarla. Pensar que no se puede innovar es negar la historicidad y tem-
poralidad de la escuela. (Ricoeur, op.cit)
Claro que el paso acompasado trajo también una valoración y algunos estigmas: los
que no siguen el paso, son los que se atrasan, repiten, tienen sobre-edad, repiten.
Allá por los finales de los años ’80, la OCDE fomentó las pruebas internacionales de
evaluación. Allí las nociones de progreso y de educación se unieron estadísticamente:
los países más avanzados y los menos avanzados desde el punto de vista pedagógi-
co. Los que están arriba en el ranking han hecho del tiempo progreso, los que están
abajo, han hecho del tiempo retroceso.
El tiempo y la identidad
El tiempo hace de contrapunto con el reconocimiento del pasado como propio. Poder
relatar la propia historia es desplegar una identidad. La identidad está ligada a la me-
moria. (Ricoeur, op.cit)
Una política educativa debería ser primero un ejercicio de memoria, si quiere ser res-
peto por la identidad. Los cambios educativos tienen que recuperar el pasado. Recono-
cerlo como propio. Rescatar su valor. Según aquella figura del progreso, la innovación
educativa puede tender a pensarse como una ruptura con el pasado.
Esto supone -desde el punto de vista político- una contradicción, porque una política se
construye asociando a los actores claves del sistema. Una política no es un documen-
to. Si los actores del sistema tienen que ser asociados no puede ser desde un prejuicio
que los desvalorice, desde una descalificación de su pasado. Las políticas públicas no
pueden formatearse como un tribunal, partiendo de una distribución de culpabilidad.
(Ball, 2003)
Aristóteles decía que el tiempo era la medida del movimiento. Tomando prestada su
idea, el tiempo nos remite a los cambios. No sólo a los cambios de lugar, sino los cam-
bios en los esquemas de prácticas, de hábitos de pensamiento, de creencias, de per-
cepción y representaciones sociales. Muchas estrategias políticas no parten de una
reflexión suficiente sobre cuál es la teoría del cambio en las personas y las institucio-
nes que la sustentan. Uno podría pensar que las personas cambian por incentivos ex-
ternos: amenazas o premios. Otros podrían sostener que las personas cambian cuan-
do encuentran un argumento más convincente que el propio. A éste lo podríamos lla-
mar cambio reflexivo y comunicativo. También se podría pensar que el cambio viene
de la experiencia, sobre todo, de la experiencia de frustración y sufrimiento. Sin embar-
go, ninguna de estas teorías acaba de recubrir los cambios que desarrollamos las per-
sonas, de manera particular los cambios que traen una mejora, una mayor eficiencia,
un menor sufrimiento.
Las mejoras que desarrollan las personas en el tiempo son una negociación entre su
pasado y su presente. Ninguna persona recomienza su historia de cero. Más aún, la
primera actitud promisoria para una mejora personal o institucional es asumir como
propia la historia vivida, aunque ya se haya mostrado, al menos en parte, como porta-
dora de errores, desmesuras, cegueras. No hay posibilidad de abrir proyectos de inno-
vación sin hacerse cargo del pasado. Un cambio no es un salto entre polos opuestos.
Los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad están alcanzando niveles y di-
plomaturas escolares más altas. Pero estos chicos y muchachas llegan, por ejemplo, a
Pero la autonomía, es decir, el espacio para la experimentación que permita que la es-
cuela incluya a todos los jóvenes, necesita de una acumulación de capital micropolítico
interno, construido desde la dirección escolar.
Bibliografía
· BAUDELOT, Christian y LECLERQ, Francois (2008) Los efectos de la educación. Buenos
Aires: Del Estante
· BALL, Stephen (2003). The teacher´soul and the terrors of performativity, en Journal Edu-
cation Policy, V.18, nº2,215-228. New York: Taylor & Francis
· DUBET, Francois (2006) El declive de la institución. Profesiones, sujetos e individuos en la
modernidad. Barcelona: Gedisa.
· FOUCAULT, Michel (1976-2001). Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión. Buenos
Aires: Siglo XXI
· GADAMER, Hans-Georg (2003). Verdad y Método. Tomo I. Salamanca: Sígueme Freud,
Sigmund. Nosotros y la muerte en Revista Freudiana. Nº1, 1991. Barcelona: Paidós
· HARGREAVES, Andy (1996). Profesorado, cultura y posmodernidad. Cambian los tiem-
pos, cambia el profesorado. Madrid: Morata
· HUNTER, Ian (1998) Repensar la escuela. Subjetividad, burocracia y crítica. Madrid: Po-
mares Corredor
· LEVINSKY, Roxana (2009). La escuela hoy: una película en pleno rodaje. La inclusión por
dentro en La escuela secundaria entre el grito y el silencio. Las voces de los actores, Clau-
dia Romero (Coord.). Buenos Aires: Noveduc
· LYOTARD, Jean (1987) La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Buenos Aires:
Editorial Rei
· POGGI, Margarita (1999). Del tiempo escolar en Construyendo un saber sobre el interior
de la escuela. Buenos Aires: Novedades Educativas
· RICOEUR, Paul (1996). Sí mismo como otro. México: Siglo XXI.
· RICOEUR, Paul (2006). Los caminos del reconocimiento. Tres estudios. México: B FCE
· TYACK, David y Cuban Larry (2000). En busca de la utopía. Un siglo de reformas en las
escuelas públicas. México: FCE
· VATTIMO, Gianni (1996). La sociedad transparente. Barcelona: Paidós
La enseñanza de la matemática para adultos es un área hasta ahora muy poco investi-
gada. La escasa producción didáctica para docentes y, más aún, la insuficiencia de
materiales destinados a alumnos denotan también ser un nivel desatendido por las po-
líticas públicas. En este panorama conviven una gran variedad de propuestas y discur-
sos sobre la enseñanza. Nos proponemos en este trabajo discutir algunas de las ideas
que circulan y ofrecer algunos criterios para abonar al debate.
Para establecer puentes entre los recursos disponibles y los objetos matemáticos a en-
señar en la escuela, es preciso avanzar en el relevamiento de los conocimientos mate-
máticos de nuestros alumnos jóvenes y adultos. Varias investigaciones coinciden en
señalar que los adultos analfabetos o escasamente escolarizados han desarrollado co-
nocimientos, estrategias y procedimientos para resolver problemas cotidianos de
cálculo, principalmente vinculados con el manejo del dinero y el intercambio comercial
(Ávila, A., 1990; 1997, 2003a, 2003b, Ávila, A. y otros, 1994; Mariño, G., 2003; Soto
Cornejo, I. y Rouche, N., 1995).
Soto y Rouche (1995) estudiaron las maneras en las que los adultos analfabetos rura-
les chilenos resuelven con bastante éxito problemas de proporcionalidad directa. Rele-
varon que los adultos utilizan estrategias apoyadas en la duplicación de los datos, en
la búsqueda del valor unitario y en la obtención de resultados aproximados. En Colom-
bia, Mariño (2003) también observó que muchos jóvenes y adultos resuelven proble-
mas multiplicativos sencillos de proporcionalidad mediante duplicaciones sucesivas y
descomposiciones de los números.
Los trabajos mencionados se interesan tanto por relevar los conocimientos disponibles
de los adultos y establecer relaciones con los contextos en los que se produjeron, co-
mo por analizar diferentes maneras de articularlos con los objetos a enseñar más des-
contextualizados, más eficaces, y reutilizables. El asunto parece ser, una vez más, có-
mo generar engarces entre “lo viejo” y “lo nuevo”, entre lo extraescolar y lo escolar, en-
tre lo oral y lo escrito, entre lo informal y lo sistemático, entre lo implícito y lo explícito.
Muchos alumnos adultos que no han asistido a la escuela, o que han tenido una asis-
tencia breve e irregular, no valoran sus propios conocimientos y buscan adquirir aqué-
llos que consideran socialmente reconocidos como marcas visibles de conocimiento
escolar. Por ejemplo, es bastante habitual que soliciten aprender a hacer “las cuentas”
como se hacen en la escuela. Las demandan porque quieren aprender en la escuela
de adultos aquellos conocimientos que forman parte de su representación de la mate-
mática escolar, o porque saben que ese aprendizaje les permitirá ayudar a sus familia-
Estudiar otorga valor, permite vincularse de otro modo con el saber y con el aprender,
ayuda a reposicionarse como sujeto en el mundo, en el trabajo, en la familia, permite
transformar la imagen de uno mismo, genera una toma de conciencia sobre la propia
capacidad de aprender, de saber, de pensar, de usar, y conduce a imaginar otros
mundos posibles para uno mismo y para los otros. La matemática escolar de los adul-
tos puede ser también un camino a la valoración, a la creatividad, a la imaginación, al
desafío, a sentirse capaz.
Por ello apostamos a que los alumnos, desde su inicio en la escolaridad primaria, pue-
dan encontrarse con algunos momentos de trabajo en los cuales la reflexión sobre los
problemas ya resueltos los introduzca en un modo de pensar propio de la matemática,
los acerque a objetos de esta disciplina, los habilite a nuevas formas de representa-
ción, les permita modelizar clases de problemas y sistematizar o teorizar sobre nuevos
recursos. Estas cuestiones no apuntan solamente a un fin inmediato ligado al uso o a
su realidad circundante, sino que abonan a aspectos formativos de más largo alcance
Una enseñanza que presenta directamente el saber formalizado a los adultos que ini-
cian la escuela primaria trae el riesgo de favorecer el abandono o la expulsión de los
alumnos de la escuela, o de instalar un rechazo por las matemáticas, o bien de abonar
a la idea de “yo no sirvo para esto” por la enorme distancia con sus conocimientos dis-
ponibles. Los alumnos pueden sentir que esas matemáticas escolares presentadas
prolijamente descontextualizadas y en pequeñas dosis son un difícil espectáculo tan
lejano que no es “atrapable” por ellos.
La escritura de las estrategias usadas para resolver problemas reviste para los adultos
una enorme complejidad, ya que muchos de ellos no dominan la lectura y escritura. El
docente será quien deba al principio producir una escritura lo más próxima posible a
las estrategias de resolución orales usadas por los alumnos y los anime a interpretar-
las. Se trata de un complejo proceso de mediación entre los recursos informales de los
alumnos y las posibles maneras de escribir procedimientos y resultados en matemáti-
ca.
Así nos lo explican Vicente, Alicia, Isabel y Julia en sus primeros días de clases:
“Esta clase me gusta, me gusta, o sea, me gusta más. Por ahí estamos leyendo y me
pierdo, pero en la Matemática estoy ahí y no escucho nada, estoy sola ahí…” (Alicia,
33 años)
(…) Había dos maestras, entonces ellas nos decían: “Alumnos, háganse un grupo de
cuatro, y saquen el dominó”. Entonces yo dije: “No vine a jugar al dominó, yo vine a
estudiar”. No, porque si vos trabajás todo el día, y te decís: “Bueno, quiero hacer algo,
voy a ir a estudiar, a terminar la primaria”… (Isabel, 53 años)
“Yo quisiera aprender, por decir que escucho hablar del álgebra, ¿qué será? No en-
tiendo, pero solo me suena el nombre álgebra. Escuché hablar también a mi hija (…)
me dice que estaban aprendiendo los… no sé que… que se llama eso… nombres que
lo llevan a algunos, potenciales, cada cual tiene su nombre, con un abecedario, con un
número que acompaña arriba. No sé qué es… No sé si eso es álgebra o qué es eso,
o si es quebrados. No sé, no entiendo, pero la cosa es que eso quisiera aprender más,
no estar todo oculto detrás mío, no sé nada de eso”. (Julia, 47 años)
Bibliografía
• ÁVILA, A. (1990): “El saber matemático de los analfabetos. Origen y desarrollo de sus estrategias de
cálculos”. En: Revista latinoamericana de estudios educativos Nº 20.
• ÁVILA, A. (1997) “Repensando el currículo de matemáticas para la educación de los adultos” en
Conocimiento matemático en la Educación de Jóvenes y adultos. UNESCO Santiago, Chile.
• ÁVILA, A. (2003) “Cálculo escrito y pérdida de significación” en Revista Decisio. Saberes para la
acción en Educación de Adultos. Nº Primavera 2003.
• ÁVILA, A. (2003) “Matemáticas y educación de jóvenes y adultos” en Revista Decisio. Saberes para
la acción en Educación de Adultos. Nº Primavera 2003.
• BARDERAS, S. (1995) “Análisis de cuatro algoritmos operatorios obtenidos en investigación de
campo con adultos analfabetos”. En: Revista Educación Matemática. Vol 7, Nº2, Agosto 1995, Méxi-
co.
• BROITMAN, C. (2007): La enseñanza del Cálculo Mental para alumnos adultos de la escolaridad
primaria. Documento curricular para docentes. Dirección de Currícula. Ministerio de Educación del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
• BROITMAN, C. (2007): Cálculo Mental. Material para alumnos adultos de la escolaridad primaria.
Dirección de Currícula. Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
• BROITMAN, C. (en edición): La enseñanza de la Proporcionalidad. Material para docentes de alum-
nos adultos de escuela primaria. Dirección de Currícula y Enseñanza. Ministerio de Educación del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
• BROITMAN, C. (en edición) Proporcionalidad. Material para alumnos adultos de escuela primaria.
Dirección de Currícula y Enseñanza. Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires.
En una sociedad cambiante como la nuestra, la escuela pretende aún mantener los
viejos paradigmas, olvidando que los estudiantes se enfrentan al mundo con un con-
junto de contenidos “viejos y poco útiles”, resultado de las infinitas sesiones de apren-
dizaje que han desarrollado durante toda la etapa escolar. Es allí donde muchos se
preguntan si la escuela realmente prepara al estudiante para la vida.
Las escuelas sacrifican la creatividad y la bloquean cuando tratan a todos los niños co-
mo iguales siendo tan diferentes. El primer paso para abrir la es-
cuela a la creatividad es entender que los niños son distintos, que
piensan distinto y, por tanto, incentivarlos a que hagan cosas ori-
ginales.
• Los niños creativos tienden a ser más sensibles a los experimentos vitales que
otros niños.
• Los niños creativos reaccionan de modo más pleno con las emociones que los
Estas características que presentan los estudiantes son indicadores que hacen pensar
al docente en el potencial creativo que tiene en sus manos. Por lo tanto es su respon-
sabilidad no desaprovechar esta irrepetible oportunidad de propiciar en el aula un cli-
ma favorable para desarrollar la creatividad, que todos los estudiantes poseen en ma-
yor o menor desarrollo.
Cada día surgen nuevos conocimientos como producto del acto pensante, reflexivo y
creativo del hombre, los cuales inmediatamente se apoderan de nosotros y se convier-
ten en fuente de conocimientos que nos abastecen en la difícil tarea de vivir en este
mundo. Si la escuela no deja de lado todas aquellas concepciones que ella misma se
niega a reconocer, estará negándole a nuestros estudiantes toda posibilidad de reali-
zación personal. Si se busca que la escuela oriente sus esfuerzos hacia el desarrollo
del pensamiento creativo, sus metodologías y contenidos deben estar impregnados de
estrategias que posibiliten en los estudiantes el desarrollo del pensamiento lateral, di-
vergente, como una ventana por donde se mire la ciencia y la tecnología desde un en-
foque diferente, y la personalidad de nuestros estudiantes debe ser reforzada y fortale-
cida, permitiéndoles ser actores principales en el cambio y desarrollo de la sociedad.
1. Introducción
El trabajo tiene una lógica etológico-descriptiva, esto es, pretende realizar una explo-
ración de las formas de aprendizajes sociales no escolares de CESC -más que de los
contenidos propiamente dichos-, así como de las posibilidades de adaptación del con-
cepto teórico de andamiaje a tales aprendizajes. El acento se pone aquí en los apren-
Página 35 Fundación Democracia
dizajes de los chicos y chicas, pero no
desde la perspectiva sedimentada en
la tradición teórica, centrada en los
procesos y dinámicas escolares, sino
desde la mirada de los aprendizajes
sociales (no escolares) que chicos y
chicas realizan en el escenario contex-
tual de la calle, en que transcurre bue-
na parte de sus experiencias de vida.
Por ello, la experiencia de la calle es explorada aquí como contexto dinámico-
estructurador de las comunidades de práctica en que se configura la situación de calle.
En este marco, se analizan los sucesivos andamiajes que sostienen los aprendizajes
en la calle, los protagonistas sociales (adultos o no) de tales andamiajes y las posibles
zonas de desarrollo potencial reconocibles.
2. Precisiones teóricas
La sociedad se hace cargo de los CESC cuando los ve, esto es, cuando tropieza con
ellos en el medio del tráfico, pidiendo limosna, lavando vidrios, deambulando.
Al inicio de esta ponencia nos preguntábamos, entre otros tópicos, cómo es la salida a
la calle de los CESC, cómo aprenden los chicos y chicas en situación de calle, quién
les enseña a vivir/estar/sobrevivir en la calle.
De las observaciones realizadas en el trabajo de investigación en curso, se pueden
precisar los siguientes rasgos emergentes:
5. Consideraciones finales
Bibliografía
Introducción
Por lo tanto comenzaremos por hacer un breve recorrido acerca del problema de si
es pertinente o no articular la enseñanza y los valores.
Luego abordaremos qué plantea desde lo explícito en materia de formación ética
una institución educativa determinada, tomando como ejemplo el Estatuto Universi-
tario de la Universidad de Buenos Aires.
Con el objeto de poder realizar dicho rastreo, nos valdremos del abordaje de campo
en Facultad de Psicología (UBA), realizado como parte del trabajo de campo del pro-
yecto UBACyT P404, el cual indaga las estrategias didácticas que favorecen el desa-
rrollo de la sensibilidad moral en contextos universitarios; y del realizado en la Facul-
tad de Ciencias Económicas llevado adelante en el marco de la Beca Estímulo
“Currículum oculto en contextos universitarios: un análisis centrado en la formación
ética.”
Ahora bien, existen diversos desarrollos que plantean la imposibilidad de ejercer una
neutralidad valorativa en el rol docente. Desde la sociología de la educación, la noción
de currículum oculto (Jackson, 1968) y los diversos usos que se hicieron de esta no-
Otros desarrollos (Camps, 1994; Cortina, 1986; Martínez Martín, 1995) plantean que,
siendo imposible la neutralidad valorativa y a modo de no imponer de manera autorita-
ria una escala de valores determinada, es necesario que la promoción de valores en la
educación esté acotada a un conjunto mínimo de valores aceptables y compartidos
desde el punto de vista de qué es lo deseable en una sociedad democrática. Estos va-
lores mínimos son: equidad, justicia, solidaridad, diálogo, tolerancia, libertad. Desde
este punto de vista, se promueve que el estudiante, a partir de dicho conjunto, pueda
construir de manera autónoma su propia matriz de valores (Martínez Martín, 1995).
A lo largo del desarrollo del proyecto “Estrategias didácticas que favorecen el desarro-
llo de sensibilidad moral en educación” y el proyecto “Currículum oculto en contextos
universitarios: un análisis centrado en la formación ética”, hemos podido entrevistar
docentes y encuestar estudiantes de la carrera de grado de Licenciado en Psicología
(de Universidad de Buenos Aires, Universidad de La Plata, Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales, Universidad de la Matanza) y Licenciado en Economía (de
Universidad de Buenos Aires) obteniendo el siguiente material relativo a la representa-
ción social del docente, el estudiante, la enseñanza:
A partir de las observaciones realizadas en campo, podemos afirmar que las clases en
ambas Unidades Académicas, se desarrollan sobre una base de organización formal,
tradicional, en la que el docente se sitúa frente a los estudiantes y expone oralmente
los conocimientos durante casi la totalidad de la clase, utilizando como recurso la tiza
y el pizarrón. Los estudiantes en la clase se sientan alineados formando filas y colum-
nas paralelas, permaneciendo quietos, callados y escuchando la exposición del docen-
te. Su participación es escasa y por lo general relativa a la evaluación individual.
Siguiendo a Van Dijik, diremos que se han desarrollado sistemas ideológicos de creen-
cias socialmente compartidos por los actores sociales que componen la comunidad
educativa. Y el conocimiento sociocultural compartido por esta comunidad epistémica,
conforma el espacio común de las representaciones sociales de todos sus integrantes,
otorgándole una función determinada a cada uno de ellos dentro de la misma.
El problema aquí está situado en que las representaciones sociales anteriormente des-
criptas encarnan una particular modalidad de conocimiento a partir de la cual tanto el
docente como el estudiante interpretan la realidad y se comportan conforme a dicha
interpretación. Desde esta perspectiva, el modelo pedagógico centrado en la enseñan-
za, en donde las clases son meramente expositivas dejando al estudiante en un lugar
de pasividad, es instaurado de manera no intencional por docentes carentes de forma-
ción pedagógica, fuertemente influidos por dichas representaciones sociales de “¿Qué
se ser docente?” y “¿Qué es un estudiante?”.
El concepto currículum oculto es elaborado por Phillip Jackson (1968) para describir
un contenido que cada estudiante y profesor deben dominar para desenvolverse satis-
factoriamente en la escuela (Jackson, 1968). Con el tiempo este concepto fue utilizado
por diversos autores (Apple, 1986; Perrenoud, 1990; Portelli, 1998; Torres Santome,
1998; Vallaeys, 2006; etc.), para enunciar la existencia de enseñanzas-aprendizajes
no explicitados y/o no intencionales pero eficaces, que afectan tanto a estudiantes co-
mo a docentes, y cuyo contenido son normas, creencias, costumbres, lenguajes, acti-
tudes, valores, destrezas, conocimientos, significados, mensajes, símbolos.
El currículum oculto actúa e influye a través de las prácticas que se realizan, de la re-
petición automática de comportamientos, del cumplimiento de determinadas normas,
de las relaciones de poder, del uso de un determinado lenguaje verbal o no verbal, de
A partir de estos datos observables podemos afirmar que parte del currículum oculto
en estas instituciones está conformado por la transmisión del valor del indivi-
dualismo. El mensaje oculto es que todos los actores de la institución pueden
desarrollar su actividad sin establecer vínculos con otros actores.
En relación a esto podemos situar uno de los mensajes ocultos más presentes en
las instituciones educativas: el conocimiento impartido por el docente constituye
una verdad en tanto es dicha por la autoridad.
Somos conscientes de que el sistema educativo está determinado por un contexto so-
ciopolítico, y que el docente no es ideológicamente neutral, pero es necesario hacer
hincapié en que el pretender la neutralidad valorativa del docente en la transmisión del
conocimiento es una exigencia incongruente con el compromiso social que su rol le
exige.
Una estrategia posible para que el estudiante pueda ante estas situaciones controverti-
das desarrollar de forma autónoma una postura ética determinada consiste en confor-
mar una discusión, un diálogo en grupo/s buscando promover lo que Rabossi, en su
texto “La formación ética, una tarea educativa difícil”, describe como el talante crítico-
reflexivo.
¿Cuáles son los principales efectos negativos que ha tenido sobre la educación?
Es una ley que dispersa y que ataca lo público, ataca la responsabilidad pública, des-
responsabiliza al Estado con respecto a la educación superior. Está concebida con un
En esta ley que está planteando, ¿qué pasaría con los cursos de ingreso elimina-
torios?
No debería haber cursos eliminatorios. Si uno piensa una estructura curricular en donde
haya títulos intermedios, con diversas opciones de ingreso al sistema educación supe-
rior, se abren muchas opciones para los estudiantes. Por ejemplo, un estudiante que
estudia ciencias médicas puede no ir necesariamente a estudiar medicina para formarse
como médico. Es decir que un estudiante de enfermería tiene que tener la posibilidad de
que le reconozcan, en la Facultad de Medicina, las materias que ha cursado y no como
ocurre ahora, que tiene que volver a recursar las materias que ya ha rendido. Entonces
hay muchos juegos que se pueden hacer, diseños curriculares que abren la posibilidad
a los estudiantes y que prácticamente eliminan la necesidad de cursos de ingreso o
exámenes discriminatorios.
A muchos estudiantes se les hace muy difícil terminar la carrera, quizás es más
fácil empezar. ¿Esto se contempla de alguna manera en esta nueva ley?
En el paquete bienestar estudiantil no hay créditos. Sí hay becas, sí hay comedores, sí
hay albergues. Los créditos se usan como un paso hacia el arancelamiento: te doy un
crédito y lo vas pagando. Ahí viene lo que todos ya sabemos de las familias norteameri-
canas, que sacan un crédito y se pasan la vida pagando la universidad de sus hijos. Es-
to es bancarizar la Educación.
¿Cómo se puede solucionar el hecho de que muchos estudiantes eligen las uni-
versidades privadas -por sobre la universidad pública- por la salida laboral? Mu-
chos estudiantes de universidades privadas a la mitad de la carrera están traba-
jando en pasantías, mientras que los estudiantes de la universidad pública tienen
más dificultad para insertarse al mercado laboral.
Ahí hace falta una política muy activa de las universidades públicas, en la medida en
que haya planeamiento regional y la Universidad establezca relaciones con el mercado
local. Porque el tema no es no tener ninguna relación con la producción, el asunto
A nivel estructura, ¿falta todavía tener más universidades en todo del país?
Sí, falta. En el último año y medio se crearon ocho o nueve universidades nuevas. Nin-
guna de ellas fue creada inútilmente: de hecho, la inscripción es muy importante. Como
por ejemplo la Universidad de Florencio Varela, con una inscripción (como) de aproxi-
madamente 3.000 estudiantes. La matriculación en las universidades nuevas fue de un
porcentaje importante, incluso más alto que en las (universidades) tradicionales. Re-
cientemente, en la Comisión de Educación aprobamos la creación de una universidad
en el noroeste de la Provincia de Córdoba y otras dos universidades agrarias, en Vena-
do Tuerto y Tres Arroyos.
¿Cuáles son los pasos necesarios para la creación de una nueva universidad?
Un Legislador presenta un proyecto de ley con un informe sobre la región, el por qué se
necesita la Universidad ahí, quienes son los avales, digamos, un informe de factibilidad.
Eso lo enviamos al Consejo Interuniversitario Nacional, el CIN, que casi invariablemente
responde en forma negativa porque no quiere que más universidades participen del pre-
supuesto.
Resumen
La Argentina afronta grandes desafíos para lograr un desarrollo económico y social jus-
to, sostenible y continuado. La Economía Social tiene un rol imprescindible en la conse-
cución de ese cometido. El proceso de globalización no ha sido un proceso que tienda a
homogeneizar el desarrollo de los distintos países ni de sus sociedades, sino por el
contrario ha agudizado las diferencias entre los distintos países y al interior de sus so-
ciedades. La actual crisis internacional, iniciada en el invierno boreal de 2008, ha agudi-
zado esa situación, más allá de que los países de nuestra región han demostrado en-
contrarse en una situación mejor que en la década pasada y han respondido más rápi-
damente que las economías de los países centrales.
El cambio de paradigma productivo operado en los últimos años mediante la masiva in-
corporación de la informática, las telecomunicaciones, la biotecnología, etc., ha posibili-
tado la expansión de la producción de bienes y servicios, pero con una sensible dismi-
nución de la cantidad de mano de obra ocupada. Al decir de Peter Drucker, cada vez se
puede producir más con menos gente. Esto es, aumento de la productividad, pero dada
la elasticidad producto-empleo, más allá del crecimiento del PBI, el desempleo se vuel-
ve permanente para grandes sectores de la población económicamente activa. La ex-
clusión social se vuelve parte del paisaje. Tanto la lógica del sistema de mercado (lucro,
acumulación de capital) como la del sistema público (generación de legitimidad, aumen-
to de poder político) se revelan insuficientes para brindar por sí solas soluciones a este
creciente problema. Es en las distintas manifestaciones que asume la Economía Social
donde se vislumbra un aporte significativo para garantizar un nivel de calidad de vida
ampliado de la población. Simultáneamente, luego de un largo período de preemi-
nencia de teorías económicas que desacreditaban el concepto mismo de desarro-
“El economista de alto nivel debe poseer una rara combinación de dotes. Debe alcan-
zar elevados niveles en varias disciplinas distintas, combinar capacidades que no muy
a menudo se encuentran juntas. Debe ser, en cierto modo, matemático, historiador,
estadista, filósofo: manejar los símbolos y expresarse en palabras; ver lo particular a la
Ya en 1944 Kart Polanyi, en su gigantesca obra “La gran transformación”, nos adver-
tía sobre la falacia economicista: la identificación de la economía con su forma mer-
cantil, dejando de reconocer, “abstrayendo”, la incrustación (embebbed) del subsiste-
ma económico en el sistema social. Era el paso para el avance de la economía sobre
la sociedad. Como si el mercado y la sociedad industrial o financiera hubieran podido
surgir sin estructuras institucionales provistas desde la política.
Aún hoy se nos induce a confundir Sociedad de Mercado con Economía de Mercado.
Baste recordar la exclamación de la economista Margaret Thatcher “¿Qué es esa co-
sa llamada sociedad?”, arquetipo paradigmático de la “reaganomics”.
Desde el Sur, para teorizar acerca de las prácticas en los procesos de desarrollo, Ser-
gio Boissier analiza lo que Güell denomina “premisas”, que no son sino confianza /
reconocimiento / sentido colectivo, porque las personas y su subjetividad no son un
recurso, sino un requisito indispensable. Reconocer la subjetividad social no significa
construirle refugio, sino potenciar su capacidad de aportarlo. La subjetividad no debe
conducir a un populismo voluntarista. La toma de decisiones no puede ser autocrática
ni tecnocrática, pues genera incertidumbre y no institucionalidad.
Desde otra perspectiva, el Banco Mundial en 1994 trataba de explicar por qué crecían
los países y eran capaces de sostener una mejor calidad de vida para su población, y
analizaba los tipos de acumulación de capital para conseguir un Desarrollo Sustenta-
ble.
Tomamos la caracterización de J. Durston que, por Capital Social, entiende “el conjun-
to de normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la coope-
ración entre las personas, en las comunidades y en la sociedad en su conjunto”, lo
Página 65 Fundación Democracia
que es revalorizado por Kliksberg al considerar al Capital Social como un requisito pa-
ra el desarrollo (Kliksberg, 1999).
Hoy nuestra sociedad está signada por profundas crisis y cambios. Hay una reestruc-
turación de la Economía, con significativos cambios en el Estado y modificaciones en
el rol de la Política.
Asistimos a una crisis en el Estado, o sea, de las Instituciones que hacen funcionar el
vínculo entre los hombres y la Sociedad. A una crisis de la forma de relación entre la
Economía y la Sociedad, lo que se ha denominado Crisis del Trabajo, y a una crisis de
las Identidades individuales y colectivas, llamada crisis del Sujeto (R. Castel, 2010).
Del mismo modo, nos hallamos inmersos en un proceso de Globalización, del cual C.
Vilas ha sintetizado en seis hipótesis falsas las enunciaciones de sus propagandistas,
demostrando su irrealidad. La globalización ni es un fenómeno nuevo, ni se trata de un
proceso homogéneo, ni es un proceso homogeneizador, no garantiza que conduce al
progreso y al bienestar universal; tampoco conduce a la globalización de la democra-
cia, así como no acarrea la desaparición progresiva del Estado, o al menos una pérdi-
da de importancia del mismo (Vilas, 2002). Concluyendo que una cosa es el fenómeno
de la globalización, y otra su ideología. Respecto de lo primera coincide con grandes
pensadores como Wallerstein o Beck, pero además alerta sobre la asimilación de mo-
delos y conceptos que obedecen a razones ideológicas, disfrazadas de “ciencia” o
“pensamientos únicos”.
Es Guy Standing (2004), experto en Seguridad Social, el que sistematiza la nueva es-
tratificación social en ocho categorías: a) La élite, b) los “proficians” (calificados), c) los
“salariat” (asalariados), d) los “core workers” (trabajadores propiamente dichos), e) los
“flexiworkers” (trabajadores flexibilizados), f) los desempleados y g) los excluidos. Lo
grave es el acrecentamiento cuali-cantitativo de las personas incluidas en esta última
categoría.
Por otro lado, el cambio de paradigma productivo que implica la masiva incorpora-
ción de la informática, las telecomunicaciones y la biotecnología a los procesos pro-
ductivos y de distribución, colabora a que cada vez se produzca más. Al decir de P.
Drucker (1999), al menos en la economía industrial la producción se separó del em-
pleo.
El Siglo XXI se caracteriza, además, por una separación entre la producción y la gene-
ración de empleo en todas las ramas. Esto es, con el nuevo paradigma productivo hoy
se produce más con menos gente. Dicho de otra forma, el crecimiento del Producto
Bruto Interno no garantiza la generación de empleo suficiente para la cantidad de per-
sonas que intentan incorporarse al sistema. De ahí que esa vieja cuestión de que una
cosa es el empleo y otra es el trabajo, se hace más visible y relevante, demandando
nuevas respuestas e instituciones.
Por otra parte, las mediciones que se realizan en el mundo entero con la metodología
recomendada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), particularmente la
“Resolución sobre estadísticas de la población económicamente activa, del empleo,
del desempleo y del subempleo, adoptada por la decimotercera Conferencia Interna-
cional de Estadígrafos del Trabajo (octubre de 1982)”, contienen una caracterización
del empleo que nos obliga más a estudiar las cifras de “subempleo demandante” y las
categorías de cuentapropistas (como lo realizan la mayoría de los expertos en merca-
do laboral), para tener una idea de la magnitud del desempleo involuntario. Obvia con-
secuencia de la incapacidad del sistema productivo formal para la total incorporación
de las personas que procuran un empleo formal. (Roitman y Carbonetto, 2006).
Este tema ha sido largamente caracterizado tanto como por los que proclaman el fin
del trabajo (ej. Rifkin) como por estudiosos de la Economía Social desde el Sur (ej.,
Razzeto, Coraggio).
La aparición de numerosas formas de “ganarse la vida” nos invade y, con ella, la nece-
sidad de recuperar un destino colectivo. O sea, los proyectos individuales de miles de
La economía social es mucho más que su nave insignia de las cooperativas y mutua-
les, ponderando adecuadamente el importante rol que instituciones de esta naturaleza
cumplen en el tejido económico y social de nuestros países y de nuestras regiones.
Algunos estudiosos recomiendan que, para caracterizar a una institución como inte-
grante del sector de la Economía Social, se debe atender al cumplimiento o no de los
objetivos declarados para su constitución, así como a la vigencia efectiva en su seno
de relaciones democráticas y participativas mucho más que a las formalidades jurídi-
cas, o sea su declamado propósito. Esto es porque a veces encontramos entidades
que, bajo formas de economía social, disfrazan otro tipo de relaciones.
Se trata siempre de una economía que construye sociedad y abarca formas tan di-
versas, y no excluyentes, como diferentes modalidades asociativas, cadenas producti-
vas solidarias, cooperación internacional, microfinanzas, finanzas solidarias, comercio
justo, economía del trabajo, moneda social (clubes de trueque), ahorro popular y previ-
sión.
Desde estas miradas, también se refuerzan la ideas del “desarrollo local y regional”
como procesos inducidos, donde las distintas manifestaciones de la Economía Social
desempeñan un rol central, no sólo económico y laboral, sino fundamentalmente cultu-
ral, político y social.
Por supuesto que toda economía es social, y que toda sociedad tiene su manera de
organizar la obtención y distribución de bienes para la provisión de sus necesidades.
Recordemos siempre que “La pobreza debe concebirse como la privación de las capa-
cidades básicas que tiene una persona para llevar adelante el tipo de vida que tiene
razones para valorar (no meramente falta de ingresos)” (Amartya Sen, 2000).
Por ello definen las tareas de primer orden para el impulso de la Economía Social, que
”consisten en la derrota de: a) el determinismo capitalista liberal, b) el fracaso del re-
duccionismo del socialismo real, c) el desconocimiento de los saberes que emergen de
las experiencias históricas de cambio, y el carácter nacional y popular de cualquier
transformación, d) la conceptualización de la pobreza limitada a la esfera económica,
e) la perspectiva tecnicista que desconoce el saber popular inherente a formas de so-
brevivencia social, f) la aproximación ahistórica que pretende declarar la inamovilidad
de las perspectivas disciplinarias, en particular, la economía, g) la concepción unidi-
mensional de los procesos sociales que niega la especificidad nacional y local a la ac-
tual dinámica de cambios.”
Emerge el paradigma del Desarrollo Local con diversas respuestas a los procesos
globalizadores, con su implicancia en los cambios sobre la incumbencia de los Esta-
dos Nacionales y su proceso de retiro y descentralización, muchas de cuyas funciones
son asumidas desde los territorios. Frente a la uniformación global lo local aparece co-
mo resistencia, más adaptativa o confrontativa, pero como voluntad de los habitantes
Nos preguntamos, con Baumann (2008), “si la libertad ha sido conquistada, cómo es
posible que la capacidad humana de imaginar un mundo mejor y hacer algo para me-
jorarla no haya formado parte de esa victoria”, pues no dejamos de tener presente que
la libertad individual sólo puede ser conseguida y garantizada colectivamente.
Bibliografía
Nota Publicada en el diario Página 12, el día sábado 5 de marzo de 2011 por Sole-
dad Arréguez Manozzo
Eduardo Galeano
A partir de la década de los ‘90 comenzó en la zona norte del conurbano bonaerense
la construcción descontrolada de barrios privados destinados a un sector de la pobla-
ción de altos ingresos económicos que habitaban zonas urbanas. Les fue muy atracti-
va la oferta de contacto con la naturaleza y la seguridad que ofrece un lugar cerrado.
La zona norte y el delta del Paraná son una importante reserva natural que es necesa-
rio preservar del avance de estos megaproyectos inmobiliarios.
El avance de estos proyectos inmobiliarios, como vemos, no tiene en cuenta los peli-
gros que trae aparejados. El Diario Clarín, el día 13 de marzo de 2011, publicó el ha-
llazgo de cerca de 10.000 piezas arqueológicas cuando se construía un inmueble en el
barrio privado “San Matías”, emprendimiento inmobiliario de la empresa EIDICO, en la
zona de Escobar. Esto es una muestra del valor cultural del lugar.
La función que cumplen los humedales es muy importante, ya que absorben el agua
de las mareas y de productos contaminantes, además de conformar un ecosistema
híbrido con una biota característica. Preservar estas zonas es imprescindible para el
equilibrio ecológico de la región, así como para reducir el impacto ambiental que pro-
ducen las lluvias y crecidas. La Convención de Ramsar sobre los Humedales de Im-
portancia Internacional llama a protegerlos en todo el mundo. Forman parte a su vez
de un paisaje cultural ya que reflejan las relaciones entre los seres humanos y dichos
humedales establecidas durante milenios.
Las orillas de los ríos actualmente son lugares a los que concurren muchas familias en
busca de un espacio natural donde pasar el día, pescar o nadar. La construcción de
barrios cerrados fue limitando cada vez más esta posibilidad y quedan pocos espacios
para poder disfrutar al aire libre. Nuestro código civil menciona en uno de sus artículos
la libre circulación por las costas.
A este último caso pertenecían los Querandíes, comunidad aborigen que halló el espa-
ñol en la zona norte de Buenos Aires. Sin embargo, según el registro arqueológico,
estos Querandíes fueron precedidos por otros pueblos a los que se ha denominado
"pampa antiguo", los cuales, para la época de la conquista ya habían desaparecido de
la región y cuya antigüedad parece remontarse a más de 9.000 años.
Estos “naturales de la tierra”, tal como se referían a ellos los españoles, ocuparon un
área que va desde el sur de Santa Fe, por el norte, hasta el pie de las Sierras Grandes,
hacia el oeste, y toda el área norte de la Provincia de Buenos Aires hasta el Río Salado
por el sur.
Eran, al decir de los cronistas, gente robusta y de tez morena, vivían formando grupos
organizados y obedecían a jefes y caciques. Contaban con notables poblaciones. Pare-
ce que sólo en las cercanías de Buenos Aires existió una que reunía alrededor de tres
mil personas. Sus chozas estaban construidas con ramas, hierbas y cueros de los ani-
males que cazaban, especialmente el “venado pampeano” y el “coypo”, mal llamado
nutria por los europeos.
Desde fines del siglo XIX se han excavado yacimientos arqueológicos con elementos
de la industria querandí en Flores, Barracas al Sur, Puente Chico, Río de La Matanza,
Río de La Reconquista, Quilmes, Arroyo del Gato, La Plata y Moreno. Los grandes pa-
raderos se encuentran en Chascomús, Lobos, Punta Indio, San Miguel del Monte, Río
Luján, etc. Estos restos fragmentarios de cerámica y huesos de los animales que co-
mían, son prácticamente todo lo que queda de aquella “gran nación”, al decir de los
conquistadores, que, según Ibarra Grasso, fueron totalmente exterminados a manos de
los encomenderos hacia l650. Algunos autores tratan de suavizar el triste final de esta
nación mencionando la posibilidad de que se mezclaran con otros pueblos indígenas.
Eso sí, la disminución de sus poblaciones tuvo que ser consecuencia, en gran parte, de
las enfermedades traídas por los españoles. En l605 se desató la primera epidemia de
viruela, introducida por tropas que arribaron de España al mando de Don Antonio Mos-
quera. Las crónicas dicen que los más castigados fueron los esclavos negros y los tra-
bajadores indígenas por carecer de defensas en sus organismos. Otro acontecimiento
que puede poner fecha a la desaparición de estos indios en las tierras que habitaron
por milenios, es la fracasada organización de la Reducción Jesuítica “San Francisco
Javier”, inaugurada el 23 de Mayo de 1711 a dos cuadras de la iglesia de Luján. Ésta
fue abandonada por los indígenas a los pocos meses al declararse una nueva epide-
mia de viruela. Es posible que por entonces estos aborígenes ya no fueran Queran-
díes, sino producto de la araucanización de la pampa, proceso derivado de la presión
española sobre los indios de la región de Chile que invadieron nuestro actual territorio.
Como forma de unir ese pasado y este presente indígena que claman por un re-
conocimiento y reparación histórica, proponemos acercar a los estudiantes tan-
to a la cultura Querandí como a la información que día a día se encuentra en los
medios de comunicación sobre reclamos que los pueblos originarios llevan ade-
lante (Diaguitas, Qom, Mapuches, Guaraníes, Wichis, etc.)
Objetivos
• Fortalecer la participación.
• Resignificar valores.
Aclaración: Este material está abierto para ser completado con temas, activida-
des, materiales y bibliografía, o corregido, con el fin de enriquecer el documento.
Que el producto final del presente proyecto sea una exposición de las áreas de cien-
cias naturales, sociales y artísticas, que muestre a toda la comunidad de la zona lo in-
vestigado por los estudiantes y docentes, con una visita previa a Punta Querandí como
parte de la interacción con la vegetación del lugar, con el paisaje, con vecinos que po-
drían dar testimonios y contacto con la cerámica originaria encontrada en el lugar.
El trabajo en conjunto de los docentes de todas las áreas es importante para lograr
acercar a los alumnos a las problemáticas mencionadas y tener así una visión comple-
ta del mismo.
Todas las experiencias que se realicen en las escuelas y comunidades pueden ser re-
gistradas a través de fotografías, realización de videos o ser parte de notas periodísti-
cas realizadas por los estudiantes o medios de comunicación de la zona, para luego
intercambiarlas o queden como archivo de lo realizado.
Todas estas son sugerencias de trabajo que pueden modificarse y enriquecerse con el
aporte de todos los estudiantes, docentes y demás agrupaciones comprometidos con
la temática.
1. CONLAZO, Daniel, Los Indios de Buenos Aires (Siglos XVI XVII). Ed. Búsqueda-Yuchan. Buenos Aires, 1990.
2. SCHMIDL, Ulrico. Derrotero y viaje a España y las Indias, traducido y comentado por Edmundo Wernicke, Uni-
versidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1938.
3. Cortometraje "KUTI KUTI volver regresar retornar", sobre la resistencia de los pueblos originarios y asambleas
ambientales en el sitio sagrado de Punta Querandí, realizado en la marco del Taller Experimental de Cine Do-
cumental del Taller de Cine Contemporáneo de Vicente López, 2010.
4. MARTINEZ LUNA, Estela Maria y ZETINA, Ana. Aguas de Puma. Ed. Corregidor.
5. www.indymedia.com
6. http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/768119.php
7. Documental “El mundo según Monsanto”, de Marie-Monique Robin, anexo al diario Miradas al Sur del 7 de ju-
nio de 2009.
8. http://www.youtube.com/watch?v=odpfkHJ4C6w&feature=player_embedded
El agua dulce es el recurso renovable más importante, pero la humanidad está utilizán-
dolo y contaminándolo a un ritmo más rápido del que necesita para reponerse. Efecti-
vamente, las aglomeraciones en las grandes ciudades, la mejora en la calidad de vida,
el rápido desarrollo industrial, el incremento del turismo y la agricultura, las actividades
de ocio, entre otras acciones, hacen que este escaso recurso se vaya reduciendo de
forma natural y que su composición se vea notablemente alterada. Para agravar el
problema, el ciclo hidrológico es cada vez menos previsible.
Los problemas del agua se centran tanto en la calidad como en la cantidad. La comu-
nidad debe conocer la importancia de la calidad de la misma y esa misma comunidad
debe encargarse de su cuidado y preservación.
Merecer el río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio
y, fundamentalmente, desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos
y nuestros nietos, y actuar en consecuencia. Merecer el río significa también respetar
las reglamentaciones que existen y educarse para adoptar una actitud que contribuya
a mejorar sus condiciones.
En todo el mundo se han construido en los últimos años numerosos humedales artificiales. Su
uso está especialmente extendido en los Estados Unidos de Norteamérica y en el norte de Eu-
ropa, y se ensayan e investigan diferentes estructuras de humedales artificiales para conseguir
los mejores resultados. Optimizarlos es importante, especialmente en zonas en que el suelo es
caro y escaso, con el objeto de incrementar su eficiencia.
Estos sistemas sirven para mitigar la contaminación del agua en el ambiente, para de-
purar los efluentes de pequeños núcleos urbanos antes de que vayan a parar a los
ríos, para tratar aguas residuales de industrias y de zonas mineras, o para reducir el
impacto de la agricultura.
Son además una alternativa ecológica, puesto que no requieren prácticamente energía
para su funcionamiento, no producen residuos y, al tener vegetación, contribuyen a
reducir el nivel de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.
Mi interés en el tema prosiguió. Durante todo el ciclo del programa de ecología “El Pla-
neta Azul” -emitido por FM Síncope- desde junio del 2005 hasta septiembre del 2006,
hablé en numerosas oportunidades sobre la contaminación de las aguas tanto superfi-
ciales como de las napas freáticas. Y en noviembre del 2006 tomé muestras del agua
del río Areco para realizarles análisis físico-químicos, con el fin de confirmar mis du-
das sobre la calidad de sus aguas.
Los resultados de las muestras que hice analizar en el Laboratorio de Análisis de Sue-
los, Aguas y Vegetales (Cátedra de Edafología de la Facultad de Agronomía de la
UBA), a cargo del Ingeniero Eduardo Vella, registraban un alto grado de salinidad en
estas aguas. La salinidad es un factor ecológico de gran importancia, ya que influye
mucho sobre el tipo de organismos que podrán vivir en esos cuerpos de agua y sobre
las especies de plantas que podrán vivir en determinada agua, o en tierras humedeci-
das con determinadas aguas (es el caso de las utilizadas para el riego de chacras,
campos o estancias).
Una de las muestras dio como resultado que las aguas contienen una cantidad impor-
tante de fósforo (1,12 ppm). El fósforo da origen a nutrientes vegetales que pueden
ser contaminantes. Cuando penetran en el agua contribuyen a la formación de algas,
de la misma forma en que lo hacen los nitratos. De hecho, el fósforo es el elemento
cuya falta restringe el crecimiento de las plantas acuáticas. Al incorporar fósforo al
agua de un río o lago se acelera el crecimiento de las algas, lo que, finalmente, daña
Los fósforos provienen de diversas fuentes, las más comunes de las cuales son los
detergentes. Otros aportes de fósforo a las redes de aguas superficiales y subterrá-
neas provienen del escurrimiento procedente de los establecimientos de engorde de
ganado de corral, de la erosión de los suelos, de los sistemas cloacales y aguas servi-
das y del excesivo uso de fertilizantes en chacras, campos y estancias.
Es obvio que desde el año 2006 hasta la fecha se ha hecho poco y nada por el Río
Areco. Es por esto que unas de las medidas que propondría para buscar su sanea-
miento o, por lo menos, para ayudar a que la contaminación no lo convierta con los
años en una cloaca a cielo abierto -como ha pasado con tantos arroyos y ríos en
nuestro país- es que se impulse el uso de humedales artificiales en las proximidades
de frigoríficos, chancherías y las más diversas industrias, para que las aguas residua-
les no desemboquen directamente en las cauces del río.
Porque los humedales artificiales actúan como filtros naturales. Ubicados entre la
planta y los recursos acuáticos (ríos, lagos, lagunas), estos sistemas, además de no
necesitar mantenimiento ni consumir energía eléctrica, cuestan menos que la cuarta
parte de un sistema de tratamiento tradicional. Los humedales se construyen utilizan-
do diferentes especies de plantas que abundan en la zona: totoras, repollitos de agua,
camalotes o juncos.
Por todo esto el agua constituye una de las metáforas más significativas de lo Di-
Bibliografía
• Cristian Frers. Estado del río Areco a la altura de la ciudad de Carmen de Areco.
http://www.internatura.org/estudios/informes/Estado_rio_Areco.pd
• Cristian Frers. Solución para el río Areco a través de los humedales artificiales.
http://www.infomapuchito.com/info/desarro_noti.php?cod=3215
El próximo 12 de junio, como cada año desde el 2002, se celebrará en todo el mundo
el “Día mundial contra el trabajo infantil”. Esta iniciativa de la Organización Mundial
del Trabajo (OIT) se encargó de dar un marco a esta problemática proponiendo cada
año una visión distinta sobre el tema. En 2004, por ejemplo, la temática seleccionada
para recordar el 12 de junio fue "A puerta cerrada - trabajo infantil doméstico" y en el
año 2007 el lema fue "El trabajo infantil y la agricultura".
En el año 2010, y en consonancia con la publicidad del mundial de futbol, se optó por
el lema "Metamos un gol... erradiquemos el trabajo infantil". En esa oportunidad el
Director General de la OIT, Juan Somavia, remarcó el momento decisivo que mues-
tra actualmente esta problemática afirmando que “debemos eliminar las peores for-
mas de trabajo infantil para 2016”, ya que de no modificarse las tendencias actuales
no se lograría la meta propuesta de abolirlo efectiva y definitivamente. En este marco
el Director recordó las propuestas centrales de trabajo: acceso a la educación de cali-
dad, ampliación de la protección social y empleo productivo para los adultos.
Para este año la consigna es poner el eje en la atención pública del trabajo infantil peli-
groso y realizar un llamamiento urgente a la acción para luchar contra el problema.
Principalmente, las metas para el 12 de junio de 2011 son:
• Actuar con urgencia para identificar y luchar contra el trabajo infantil peligroso, como uno de los
medios importantes para lograr progresos respecto de la consecución de la meta mundial de eli-
minar las peores formas de trabajo infantil.
Convenios y normativa
En consonancia con el Convenio 182, ya en 1989 había sido adoptada por Naciones
Unidas la Convención sobre Derechos del Niño donde también se establece que “se
entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad”. El artículo 32 de la
El Convenio 182, ratificado por 9 de cada 10 países de la OIT, fue acompañado tam-
bién por diversas campañas e investigaciones realizadas en los años subsiguientes.
En el año 2008 se adoptó la Declaración sobre la Justicia Social para una Globaliza-
ción Equitativa, la cual incluye entre sus párrafos la abolición definitiva y efectiva del
trabajo infantil. Y en el año 2009, en pleno contexto de crisis económica mundial, 183
países miembros de la OIT adoptaron el Pacto Mundial para el Empleo que hace un
especial llamamiento a redoblar esfuerzos para eliminar y prevenir el trabajo infantil,
sobre todo en sus peores formas.
Definiciones
En este artículo nos referiremos al trabajo infantil en relación a toda actividad rea-
lizada con fines económicos por niños y adolescentes menores de la edad mí-
Siguiendo estas pautas, para clarificar si en una situación se registra un caso de tra-
bajo infantil debe verificarse la edad del niño, el tipo de trabajo en cuestión, la canti-
dad de horas que le dedica y las condiciones en que lo realiza. Esta respuesta se
encuentra siempre enmarcada en la legislación adoptada por cada país, así como en
sus costumbres y su cultura.
También debe considerarse que no todas las actividades que se determinan como
trabajo infantil se encuentran de manera visible. También se registran tareas que
permanecen "ocultas" o que suelen tener una visibilidad social limitada, como pue-
den ser la clasificación de residuos, el trabajo talleres textiles, las tareas domésticas
realizadas a fin de permitir que el resto de la familia salga a trabajar. Ésta también
constituye una de las formas más habituales de trabajo infantil.
Por otra parte, debe definirse también en forma clara y precisa el concepto de
“peores formas” de trabajo infantil, las cuales son mayormente ilegales e inacepta-
bles aún para el caso de los adultos. El consenso internacional arribó al siguiente
acuerdo -no dejando espacio ni dudas- sobre cuáles son consideradas las “peores
formas” del trabajo infantil: esclavitud, tráfico, servidumbre por deudas y otras formas
de trabajo forzoso (incluyendo el reclutamiento forzoso de niños para su utilización
en conflictos armados), utilización de niños en la prostitución o pornografía y en acti-
vidades ilícitas.
En este sentido la definición supone, per se, que todas las actividades clasificadas
como “peores formas” no pueden ser mejoradas sino que deben ser eliminadas. Nin-
También encontramos otro tipo de actividades que sí pueden ser mejoradas o acon-
dicionadas. Por ejemplo, si una persona joven trabaja en una fábrica usando maqui-
naria sin dispositivos de seguridad, incorporar un mecanismo de protección a la má-
quina puede hacerla no peligrosa y, con ello, esta actividad dejaría de pertenecer a
la categoría de peores formas según la define el Convenio Nº 182.
Para dar luz a las estadísticas y a la situación actual del tema en el mundo, nos cen-
traremos básicamente en Informe Global de la OIT denominado “Intensificar la lucha
contra el trabajo infantil” del año 2010.
Retomando las definiciones sobre trabajo infantil, dentro de las nuevas estimaciones
elaboradas por el informe se distinguen tres formas principales de trabajo infantil:
1. Los niños ocupados en la producción económica: son aquellos que realizan actividades
económicas que abarcan toda la producción para el mercado y ciertos tipos de producciones
no comerciales (principalmente la producción de bienes y servicios para uso propio). Sumado
a esto se registra -dentro del campo formal e informal, así como dentro y fuera del contexto
familiar- el trabajo a cambio de una remuneración o beneficios (en efectivo o en especie, a
tiempo parcial o a tiempo completo), o el trabajo doméstico (remunerado o no remunerado)
fuera del propio hogar para un tercero.
2. Los niños que se encuentran en trabajo infantil: refiere a los niños ocupados en las peores
formas de trabajo infantil y a los niños ocupados en la producción económica por debajo de la
edad mínima, exceptuando los que realizan trabajo ligero permitido. Se trata de un concepto
más restringido que el de los niños ocupados en la producción económica.
3. El trabajo peligroso: es el realizado por niños en cualquier actividad u ocupación que, por su
naturaleza o características, tiene o puede producir efectos perjudiciales para la seguridad, la
salud (física o mental) y el desarrollo moral de la infancia. Por lo general, se consideran condi-
ciones de trabajo peligrosas para los niños los horarios prolongados o nocturnos, los trabajos
en los que el niño queda expuesto a abusos de orden físico, psicológico o sexual, los trabajos
que se realizan bajo tierra, bajo el agua, en alturas peligrosas o en espacios cerrados, los tra-
Las tendencias para el período 2004-2008 indican que el trabajo infantil sigue dismi-
nuyendo, aunque en forma menos acelerada y, a pesar de ello, 215 millones de ni-
ños en todo el mundo se encuentran bajo ese flagelo (de un total de 1.586 millones).
Examinemos los siguientes datos:
Fuente: Informe Global de la OIT “Intensificar la lucha contra el trabajo infantil”. Año 2010. In-
forme del Director General. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra.
Fuente: Informe Global de la OIT “Intensificar la lucha contra el trabajo infantil”. Año 2010. In-
forme del Director General. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra.
Con respecto a los trabajos peligrosos podemos agregar que el 15% de todos los ni-
ños de África realiza algún trabajo de ese tipo, mientras que en América Latina y el
Caribe representa el 6,7% (menos de 10 millones de niños).
El Plan de Acción Mundial, que comenzó a funcionar en el año 2006, tiene como obje-
tivo principal el de instar a los Estados Miembros de la OIT a que continúen trabajando
para abolir efectiva y definitivamente el trabajo infantil, poniéndose como fecha límite
para alcanzar esta meta el año 2016.
Los objetivos específicos del Plan se basan en una estrategia de tres pilares:
Apoyar las respuestas nacionales al problema del trabajo infantil, en particular mediante
una incorporación más eficaz de las cuestiones relativas al trabajo infantil en los
marcos nacionales de desarrollo y de políticas
Para poder llevar adelante el Plan con éxito, se partía de la base de que los tres pila-
res debían estar sustentados en sólidas investigaciones, las cuales servirían como
apoyo técnico/teórico para los diferentes países. A partir de esta apoyatura se espera
que los países puedan incorporar la temática de manera eficaz en sus políticas públi-
cas, desarrollar conocimiento, herramientas y capacidades y, por último, la moviliza-
ción de recursos.
El Informe de la OIT formula algunas advertencias, una de las cuales se relaciona con
la imposibilidad -en caso de no revertirse la tendencia actual- de alcanzar los objetivos
del Plan para el 2016. Si bien, como mencionamos, se registra una disminución gene-
ral en las estadísticas, esta reducción se plantea sólo en términos “modestos”. La re-
ducción del año 2000 al 2004 fue del 10%, mientras que del 2004 al 2008 fue del 3%.
Comparativamente con el año 2004, el número de niños trabajadores sólo se redujo
en un 7 millones.
La mayor reducción puede notarse en los niños sometidos a las peores formas de tra-
bajo infantil, la cual se registra en un 31% menos, igualmente todavía hay 115 millo-
nes de niños bajo esa situación. Para el caso de las niñas, la disminución en las peo-
res formas de trabajo infantil es del 24% mientras que se registra un 15% para el tra-
bajo infantil.
Nota:
Continuará en el siguiente número de “Educación, Cultura y Participación
Social”, con el tratamiento del tema en América Latina y Argentina.
Citas
1- Programa Nacional de Juventud/Agencia Española de Cooperación Internacional/OIT-
IPEC/UATRE. "Por una infancia rural sin trabajo", Documento de Referencia, p. 10.
2- http://www.ilo.org/ipec/facts/lang--es/index.htm
Bibliografía
• http://www.ilo.org/ipec/facts/lang--es/index.htm
• http://www.ilo.org/ipec/facts/lang--es/index.htm
• http://www.un.org/es/events/childlabourday
• http://www.unicef.org/spanish
• http://www.trabajo.gov.ar/conaeti/que_es/que_es.htm
• Programa Nacional de Juventud/Agencia Española de Cooperación I Internacional/OIT- IPEC/UATRE. "Por una
infancia rural sin trabajo", Documento de Referencia, p. 10.
• Informe Global de la OIT “Intensificar la lucha contra el trabajo infantil”. Año2010. Informe del Director General.
Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra.
En ambas etapas se incentiva el intercambio de ideas entre los alumnos, que opinan
sin limitaciones temáticas sobre los temas que les son de interés, y se fomenta la in-
vestigación, el desarrollo de la creatividad y la autonomía de pensamiento. El debate
propicia el pensamiento crítico, la práctica del diálogo, la construcción argumentativa
de los posicionamientos de cada cual y la negociación para llegar a acuerdos como
forma de resolver los conflictos. A lo largo de ambos momentos del proceso –en la Es-
cuela y en el Parlamento-, se abonan los valores fundamentales de las sociedades
democráticas fundados en el paradigma de los Derechos Humanos.
3. Seguridad vial
4. Derecho a la identidad
5. Espacio publico
9%
9%
5%
5%
Temas
Temas sociales.
sociales. 7%
7%
Temas ecológicos.
Temas ecológicos.
Seguridad
Seguridad vial.
vial.
Derecho 56%
56%
Derecho a la identidad.
a la identidad.
Espacio 23%
23%
Espacio publico.
publico.
Para las problemáticas sociales detectadas, los jóvenes participantes del Programa
plantearon propuestas en sus proyectos legislativos, algunas de las cuales son las si-
guientes:
Algunas de las propuestas con relación a los temas ecológicos aparecen a continua-
ción:
Los restantes proyectos también abordan temas que revelan la mirada de los jóvenes
sobre la realidad que viven o los rodea. Por ejemplo, uno de ellos aborda de manera
exhaustiva la cuestión del derecho a la identidad, y establece mecanismos para la rá-
pida obtención del documento nacional de identidad por parte de todos los ciudada-
nos.
Desde diciembre de 2006, la nueva Ley de Educación (ley 26.206) insta en su artículo
3º a “reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudada-
nía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortale-
cer el desarrollo económico-social de la Nación”. En consonancia con la idea de que
“la Educación Secundaria en todas sus modalidades y orientaciones tiene la finalidad
de habilitar a los/las adolescentes y jóvenes para el ejercicio pleno de la ciudadanía,
para el trabajo y para la continuación de estudios”, es que llevamos adelante el Pro-
grama de Construcción de Ciudadanía con el objetivo de contribuir al efectivo cumpli-
miento de la ley 26.206.
A modo de síntesis
A modo de síntesis diremos que los jóvenes, que conforman el segmento de mayor
crecimiento de nuestra sociedad, constituyen un colectivo que se hace cada vez más
visible por su relevancia, vulnerabilidad y significación. A través de políticas públicas
adecuadas se debería proseguir atendiendo a sus demandas y a sus renovadas visio-
nes, otorgándoles un lugar central en la vida política, social económica y cultural, reco-
nociendo siempre que su participación responde al desafío de toda democracia: que
sus jóvenes sean habilitados y empoderados para desarrollar sus capacidades, res-
ponsabilizarse y protagonizar la vida en comunidad.
FUNDACIÓN DEMOCRACIA
PROGRAMA DE FORMACIÓN EN VALORES EN EL MERCOSUR Y
LA UNASUR “M a n o s J ó v e n e s E s c r i b e n e n G r a n d e ”
Formar Ciudadanía
Alumnos: Brian Adrián Oviedo, David Barrio Lo-
renzo y Daniel Agustín Zalazar del Colegio de Edu-
cación Polimodal Nº 45 “Esteban Echeverría”,
Gral. José de San Martín, Prov. de Chaco.
Docentes asesores: Prof. Virginia Díaz y Prof. Nés-
tor Fernández.
El Cooperativismo
Profesor Jorge Galarza y Alumnos de
Segunda de la Media, Escuela Agrícola
de Villarica del Espíritu Santo, Paraguay
Gracias a la iniciativa de nuestras autoridades que han podido establecer una coope-
ración del gobierno de España y, por medio de la misma, lograr la adquisición de ma-
quinarias para la elaboración de productos de agro-industrias, hemos podido mejorar
bastante nuestro nivel de vida en la institución e ir innovando cada día, entre necesi-
dades y posibilidades, dentro de la vida de la escuela. Todo ello se realizó con la ad-
ministración colectiva mediante la cooperativa escolar.
• La huerta escolar
• El hábitat de los animales
• Los dormitorios
• La convivencia
• El rescate de los valores
• La educación basada en la superación de las condiciones mínimas de vida a la po-
sibilidad de un mayor y mejor estar, mediante la organización
• El compartir y mayor apertura ante todas las personas, especialmente ante los pa-
dres, brindándoles la posibilidad de crear una cooperación y, de tal modo, poder
acceder a beneficios que individualmente no se logran
• La orientación de la vida profesional que en un futuro no muy lejano nos espera
Ser Ciudadanos
Alumnos Ayelén Esther Cáceres, Fernando Bustos y Emilse Karina Sotelo de la Escuela de
Comercio “Ciudad Alberdi”, Juan Bautista Alberdi, Prov. de Tucumán. Docente asesor: Prof.
Andrea Susana Mastafá.
Extracto del trabajo premiado con el Premio MERCOSUR Educativo (Categoría 3er.
Año), en la VI Edición del Programa de Formación en Valores “Manos Jóvenes Escriben
en Grande” 2010
“Ciudadanía”, ”jóvenes”, ”bicentenario”… ¿Qué sentido tienen estas palabras para no-
sotros? Al hacernos estas preguntas nos dimos cuenta que no era tarea fácil comen-
zar a trabajar pues, en general, pocas veces habíamos meditado sobre el tema. Nos
preguntamos: ¿Qué es “ser ciudadano”? ¿Todos somos ciudadanos? ¿Qué tipo de
ciudadanos somos? ¿Qué significa participar? ¿Qué es el bicentenario en realidad, y
por qué tanta prensa y tanto logo por todas partes?
En la escuela nos enseñan que ser ciudadanos significa, en un sentido amplio, tener
sentido de identidad y de pertenencia en el lugar donde se habita, donde se co-existe
con otros, con responsabilidad, disfrutando derechos y cumpliendo obligaciones… pe-
ro esta teoría se encuentra muy alejada de la realidad que nos toca vivir. Decimos esto
porque notamos profundas desigualdades sociales. Por ejemplo, se encuentran los
políticos que se aprovechan de la ignorancia y la pobreza de una gran parte del pueblo
para asegurarse su voto y así obtener el poder o permanecer en él; están los que no
acceden a la educación y, por consiguiente, no conocen cuáles derechos les corres-
ponden para ser verdaderos ciudadanos.
Son muy pocos los que honestamente se dedican a trabajar por el bienestar de la co-
munidad, como en centros barriales, pro-vecinales o religiosos. Y si lo hacen se en-
frentan a la indiferencia del resto que ni hace ni deja hacer, o que no cree en sus bue-
nas intenciones. En política no participamos sino a través del voto, o si nos captan al-
gunos punteros para manifestar en marchas o en eventos del gobierno a cambio de
una paga. Creemos muy poco en la política y en los políticos, debido a tantos malos
¿Somos todos ciudadanos? Entonces ¿qué lugar ocupan los que no son de este país,
que no tienen sentido de pertenencia o de identidad con nuestra patria? ¿Y aquellos
indocumentados, que no existen para la ley? Se supone que cada ciudadano tiene de-
recho a un voto, pero hay votos que valen más que otros. Tal el caso de aquellos que
saben bien a quién votan, y por qué lo hacen. Actúan con criterio, bien formados e in-
formados, pero otros, muchos otros, no lo hacen con responsabilidad, sino que son
llevados a elegir sujetados por promesas de conseguir planes o por amenazas de per-
derlos…
Aprender a ser ciudadanos es difícil, más si el ideal es ser buenos ciudadanos, pode-
mos comenzar entre nosotros, interesándonos por quienes nos rodean, cuidando el
medio ambiente, viviendo el presente y pensando en el futuro que nos espera, pres-
tando atención a las cuestiones que conciernen a la realidad de nuestra ciudad, nues-
tra provincia, nuestro país…; aprender a participar, por ejemplo, en las actividades de
una escuela, como actos, jornadas, talleres, cuidándola, formando un centro de estu-
diantes que no sólo trabaje para unos días de diversión, sino para representar a los
alumnos con problemáticas, para ayudar a compañeros que lo necesiten, para colabo-
rar con la institución buscando su beneficio, que en definitiva es para todos; no burlán-
donos o molestando a quienes pasan a izar la bandera, respetando nuestros símbolos
patrios.
Aunque parezca sólo una moda hablar de participación ciudadana, debemos intentar
creer que no es así, que no son sólo palabras, sólo discursos, sino que puede signifi-
car un cambio de actitud para salir de una realidad tan oscura. Y en esta realidad tan
oscura se hizo moda hablar del bicentenario. (…) Y supimos, o nos dimos cuenta, que
no sólo nuestro país festejaba sino que otros países en América venían pasando por lo
mismo, pues fue un proceso común, necesario, importante. En unos se dio antes que
en otros, doscientos años atrás. Pero ahora, en el siglo XXI, no es tan distinto, pues
analizando nuestras realidades, viendo un poco los informativos, observando a nuestro
alrededor, nos damos cuenta que hay luchas que llevar adelante, entre todos. Otras
Comienza en nuestros hogares, sigue en las escuelas, en las calles… entre todos.
Ojalá así sea…
Actualmente asisto a una escuela pública en una zona urbana de Santa María y ob-
servo que tenemos muchos recursos (computadora, acceso a Internet, libros) que no
están siendo utilizados adecuadamente. ¿Por qué digo esto? Porque a veces me gus-
taría aprender a usar la computadora y no encuentro un espacio o quién me ayude, o
necesito un libro y no me permiten usarlo, y creo que esto no sólo pasa en mi escuela.
Quizá no hay personal especializado que se dedique a brindar mejor estos servicios,
no creo que sea culpa de la institución o quizás sí, me gustaría que esto mejorara. Co-
mento esto porque mi reflexión se centrará en las grandes diferencias que existen en-
tre las escuelas urbanas y las escuelas rurales.
Puedo comentar acerca de estas diferencias porque asistí a una escuela rural y ade-
más conozco a una persona que trabaja en este tipo de establecimientos (mi tía). En-
tre las principales diferencias que puedo comentar es acerca del tiempo que pasamos
en la escuela. Cuando estudiaba en la escuela rural todas las asignaturas se dictaban
Página 113 Fundación Democracia
en el horario de la mañana y teníamos más tiempo para estudiar durante la tarde. Eso
sí, son menos las materias. Además éramos pocos alumnos y los profesores nos
atendían más detenidamente. Creo que sería mejor la enseñanza si en un curso los
grupos fueran más reducidos, así los profesores tendrían más tiempo para atender a
cada uno de los estudiantes. Otra gran diferencia es que los alumnos de los alumnos
de escuelas alejadas de la ciudad que salen de 9º año no pueden completar sus estu-
dios por la distancia, la falta de estudios económicos o, quizá, la baja autoestima y
aún el miedo a la discriminación por sentirse en desventaja o con menos oportunida-
des.
Me parece necesario en este punto definir qué es igualdad. Es el principio que conce-
de iguales derechos a todos los seres humanos con indepen-
dencia de su raza, sexo, religión, condición social, ideología o
circunstancia personal (Proyecto Artemisa. Conceptos-
glosario de términos). Desde el concepto, la igualdad es un
derecho que nos asiste a todas las personas.
Hoy en día se habla mucho de igualdad y siguen habiendo chicos que sufren porque
sus necesidades básicas no están satisfechas. Tanto en la ciudad como en el campo
existen problemas que afectan a la igualdad educativa y esto debería preocuparnos,
porque la educación es uno de los pilares fundamentales de un país, es lo que permiti-
rá su crecimiento y desarrollo. Para que los adolescentes y jóvenes podamos ser pro-
tagonistas necesitamos que se nos brinde una educación de calidad y cada integrante
debería contribuir a que esto se logre.
El valor de la memoria
de nuestros abuelos
Entrevistas realizadas por los Alumnos Ruth Gisell Reyes y Lucas
Maita de 6º Año de EGB2 y las Alumnas Erika Díaz, Susan Burgos y
Sara Cruz de 7º y 9º Año de EGB 2, de la Escuela Provincial Nº 363
“El Puesto”. Docente Asesor: Miriam Leonor Villagra.
El presente trabajo ha sido reconocido con el Premio Provincial
de Catamarca (Categoría E.G.B. 2), Escuela Rural, en la
VI Edición del Programa de Formación en Valores
“Manos Jóvenes Escriben en Grande” 2010
Entrevista a Doña Corina Escalante de Reyes. Por su nieta Ruth Gisell Reyes
-Nací en Toro Yaco, vivía en Las Mojarras. He ido a la Escuela de El Puesto hasta 2º
grado, allí aprendí a leer y escribir y a hacer cálculos. Nadie me gana a sacar cuentas
mentalmente. Un recuerdo que tengo es cuando iba a la escuela con los zapatos al
hombro porque me apretaban, y los chicos me gritaban “tigre overo”.
-De niño ya empecé a cultivar la tierra. Amo mi trabajo. Hoy en día cultivo y hago todo
con lo que cosecho. Actualmente vivo, como siempre, de mi trabajo: cosecho verdu-
ras, algarroba, chañar, pimiento, y con mi mujer y mis nietos hago de todo para llevar
a la Feria de Tucumán: arrope, patay, chulingo, pimentón, nueces, pelones, comino.
-Antes las cosechas se intercambiaban con carne, sal, charqui, con la gente del cerro,
y vendía almácigos de primera calidad. Recuerdo las grandes cosechas de maíz, trigo,
pimiento y tomate. Me gustaría que vuelva a haber agua en El Puesto, como antes,
para mejores cosechas.
-A los chicos en esa época los criaban con harina cocida, frangollo, trigo, jugo de ma-
zamorra, yo a mis hijos así lo he criado. Tengo 10 hijos, todos casados y trabajan
aparte. Tengo 64 nietos, 30 bisnietos y mi esposa, que es mi compañera de toda la
vida.
-A El Puesto le hace falta luz por la calle, mejorar la electricidad en las casas, el agua
–que siempre hay problemas- y que se vea la posibilidad de un transporte diario para
nuestro pueblo.
-Tengo buen pasar, y le enseño a las guaguas que tienen que trabajar con responsa-
bilidad, así la gente compra de todo porque saben que sos serio en todos los produc-
tos de primera calidad que ofrecés.