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A LA IZQUIERDA DEL DIAL – CONCEPTOS

BÁSICOS DE LA IZQUIERDA EN LOS SIGLOS XIX Y


XX
CAPÍTULO 1 - MARXISMO

En una ocasión, uno de sus seguidores le gritó:


«¡Gobernador Stevenson, todas las personas
razonables estamos con usted!». Adlai Stevenson
replicó: «No es suficiente. Necesito tener
mayoría».

SCOTT SIMON, Music Cues. Adlai Stevenson

Corría el 17 de octubre de 1999, un domingo más si no fuera por la coronación


de Tim Duncan y sus Spurs en la élite del básquet mundial. Pero había algo más ese día,
algo más emocionante, más épico, trascendente… o esa impresión me daba a mí. Era la
primera vez que votaba y en unas elecciones autonómicas, ¡nada menos! Honestamente,
poco, por no decir nada, me importó que ganara Jordi Pujol en coalición con el PP aunque
el PSC de Pasqual Maragall sacara más votos; y aún menos si el “nuevo” gobierno era más
o menos progresista, conservador, liberal, capitalista o socialdemócrata. Era la ilusión de la
novedad y no creáis que los de mi generación nos sentíamos demasiado culpables por tal
displicencia o por la superficialidad de nuestras pasiones por más que viéramos debatir
acaloradamente a nuestros mayores por cuestiones de ese tipo.

Todo ello nos quedaba lejos pero cuál fue mi sorpresa al constatar que aquellos
que discutían tanto y tan apasionadamente no estaban mucho más cerca del fenómeno
político que nosotros. Yo no sabía que era ser liberal, ni socialista, mucho menos marxista
o comunista y menuda cosa se me ocurrió hacer cuando empecé a preguntar. A todos los
que pregunté sabían decir el vocablo socialismo, la mayoría podían deletrear esta palabra,
muchos te decían que eso era cosa de izquierdas, unos pocos reproducían una sola
consigna periodística (¡Eso es defender los intereses de los trabajadores!) y nadie supo
decirme algo más que eso. En esto consistía mi sorpresa pues yo cursaba COU y cualquiera

1
de las respuestas que obtuve hubiera condenado, de manera inapelable, a todos los
encuestados a repetir curso (digamos que hoy, el sistema educativo tiende a ver con
indulgencia e incluso cierta simpatía la ignorancia supina). En resumidas cuentas, buena
suerte para encontrar una definición mínimamente iluminadora de capitalismo, socialismo,
liberalismo y tantos otros –ismos que causaban la ira de propios y ajenos.

¿Es que nos habíamos vuelto locos? ¿Es que aquí todos se decían a sí mismos
demócratas (otro palabro sobre el que es mejor no preguntar), estaban ansiosos por votar y
un 98% de los votantes no sabía lo que votaba? Absolutamente no a la primera y
rotundamente sí a la segunda. Alguno podría pensar que exagero o que simplemente
pregunté a un universo reducido de personas poco informadas… 22 años después os puedo
decir que, efectivamente, algo ha cambiado: las consignas periodísticas que se reproducen
son un poco más originales pues incluyen expresiones como fascistas, ultraderecha,
comunistas o liberticidas, entre otras consignas que, para el común de los mortales, siguen
siendo igual de opacas que las que yo escuchaba a mis 19 años.

Me costó, fácil, una década o más entender el porqué de este fenómeno y


creedme cuando os digo que llegaba casi 60 años tarde cuando, por fin, supe dar relieve
semántico a semejante funcionamiento social. Fue cuando empecé a estudiar retórica y los
procesos de toma de decisiones; Jonathan Baron, Thomas Gilovich, Ward Edwards y
Amos Tversky fueron los que me llevaron a Anthony Downs, un economista
norteamericano que definió el concepto de ignorancia racional (un oxímoron encantador)
en su tratado An economic theory of democracy de 1957. Dice Downs que permanecer
ignorante es perfectamente racional cuando el coste de educarse lo suficiente como para
tomar una decisión informada no es compensado por el beneficio derivado de tomar esa
decisión informada, por lo que sería irracional gastar tiempo educándose. Tiene guasa el
tema pero el caso es que, como diría Holcombe (2016), los votantes ignoran las decisiones
electorales que toman pero de manera racional… y, según mi experiencia, tiene razón.

Ahora bien, que este elogio a la pereza sea racional no hace que sea
razonable. Conocemos a nuestros políticos y sus programas igual o peor que conocemos a
Leo Messi, con la diferencia de que este no gestiona nuestro dinero ni toma decisiones a
diario que afectan a nuestra vida. Y lo que es peor, ni tan solo estamos en condiciones de
saber si un hipotético aumento de las pensiones prometido en campaña electoral es viable o

2
no, si es pan para hoy y hambre para mañana o no, o a costa de qué puede darse, si se da.
No digamos entender esto en clave ideológica y es que nos esforzamos mucho más en
saber qué producto compramos cuando compramos un Smartphone que en orientar
seriamente nuestro voto.

¿Por qué motivo? Jason Brennan, muy en la línea de Downs, apunta que el
votante no tiene incentivos para informarse y votar mejor porque considera que su voto
vale poco o no es significativo en el juego político (literalmente dice que la calidad de los
políticos refleja la calidad del electorado que, a su entender, es muy baja en términos de
cualificación para votar)1. Pero el tema es muy complejo. Hay una larga lista de estudios
que demuestran que el votante directamente se deja influir por el denominado efecto
Bandwagon (seguir a la mayoría o subirse al carro), ya sea en el momento que presta su
voto a la opción mayoritaria cuando ve encuestas de intención de voto muy diferenciadas o
polarizadas2 o cuando la propaganda insiste en presentar una opción política como la
popular, la que cualquier persona defendería por ser moderada, de sentido común y/o
moralmente superior3. Otros ven en esta desidia del votante el efecto del denominado sesgo
de confirmación, es decir, el votante comulga con aquella información que concuerda con
sus creencias previas sin considerar ni la información ni sus creencias previas de manera
crítica4. Este es el hooligan, el votante fanático. Bryan Caplan, en su libro El mito del
votante racional, ve todo esto y mucho más, por ejemplo, el efecto Dunning-Kruger en
virtud del cual los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su capacidad (y los
competentes a subestimar su capacidad) creando un sentimiento de superioridad ilusoria
que les lleva a defender a capa y espada ideas políticas y programas que ni remotamente
entienden, en un ejercicio de esnobismo sin límites.

1
Brennan, Jason. Contra la democracia, Deusto, Barcelona, 2018.
2
Glynn, C. J., Ostman, R. E. & Mc Donald, D. G. (1995). Opinions, perception, and social reality. En T.
L. Glasser & C. T. Salmon (Eds.), Public opinion and the communication of consent (pp. 249-280).
Nueva York: The Guilford Press. Ver también Koole, S. L., Jager, W., Van den Berg, A. E., Vlek, C. A.
J. & Hofstee, W. K. (2001). On the social nature of personality: Effects of extraversion, agreeableness,
and feedback about collective resource use on cooperation in a resource dilemma. Personality and Social
Psychology Bulletin, 27(3), 289-301.; y Mutz, D. C. (1998). Impersonal influence. Cambridge:
Cambridge University Press.
3
Duhachek, A. & Iacobucci, D. (2005). Consumer personality and coping: Testing rival theories of
process. Journal of Consumer Psychology, 15(1), 52-63; Kassarjian, H. H. (1971). Personality and
consumer behavior: A review. Journal of Marketing Research, 8(4), 409-418; Nairn, A. & Berthon, P.
(2003). Creating the customer: The influence of advertising on consumer market segments – Evidence
and ethics. Journal of Business Ethics, 42(1), 83-100.
4
Lazer, D. M., Baum, M. A., Benkler, Y., Berinsky, A. J., Greenhill, K. M., Menczer, F.,... & Schudson,
M. (2018). The science of fake news. Science, 359(6380), 1094-1096.
https://doi.org/10.1126/science.aao2998; McIntyre, L. (2018). Posverdad (Post-Truth). Madrid: Cátedra.

3
Mirad, bajo el prisma de estos autores (especialmente Brennan y Caplan) no
sólo es irresponsable ejercer el derecho a voto en estas condiciones sino que es deshonesto
y profundamente insolidario. Yo aplico este argumento al aprendizaje de la historia
contemporánea (la que nos ocupa). Difícilmente pueden entenderse mínimamente los
siglos XIX y XX sin saber qué es el socialismo, el marxismo, el capitalismo, el
liberalismo, la democracia, el fascismo y muchos otros conceptos básicos que me esforzaré
por ir introduciendo progresivamente de la manera más divulgativa posible. Son básicos
pero hay ríos de tinta escritos sobre cada uno. Mi labor es presentar una síntesis explicativa
crítica, es decir, que no sólo presente un punto de vista y que discuta posibles ventajas e
inconvenientes de cada concepto sin caer en el enciclopedismo.

Empezaremos por algunas grandes ideologías situadas a la izquierda del dial


que, además, comparten el dudoso honor de estar en boca de todos y ser francamente
desconocidas para el público no especializado como son el socialismo, el marxismo con
sus variantes y la socialdemocracia. No obstante, empezaré por la raíz de todo este
pensamiento: Karl Marx.

1. KARL MARX: SIN TÉRMINO MEDIO

Me atrevo a decir que, muy probablemente, Karl Marx (1818-1883, Tréveris,


Alemania) es uno de los personajes más venerados y más denostados de la historia
contemporánea. Como podéis imaginar, la figura de Marx no escapa a la conveniencia del
relato histórico. Explica el catedrático en Historia de la Ideas de Cambridge, Gareth
Stedman Jones, en la más reciente y revolucionaria biografía sobre Marx, que tras la
primera guerra mundial su figura se encumbró hasta convertirse en un auténtico Moisés, un
mito redentor monumental para todo tipo de comunista. No obstante, Bakunin ya lo criticó
en vida por sembrar el germen del despotismo en su proyecto político, cosa que Nikita
Kruschev o el viejo Milovan Djilas se encargarían de evidenciar y denunciar en 1956, el
primero (Congreso del PCUS del 25 de febrero de 1956), y en 1957, el segundo (en su
obra, La nueva clase). Por si fuera poco, desde la escuela austríaca de economía se lo

4
considera directamente un sinvergüenza y un criminal por más que el propio Stedman lo ve
más cercano a la socialdemocracia europea de la segunda mitad del siglo XX que a
cualquier forma de despotismo. Y suma y sigue, un personaje que levanta pasiones y odios
a partes iguales.

HEAVEN

Hubo aspectos muy positivos en su vida. Nacido en Treveris, en la antigua


Renania, en el seno de una familia judía liberal convertida al protestantismo (su padre era
abogado y su madre pertenecía a la familia Philips, la de los acaudalados industriales
holandeses), estudió Derecho y Filosofía y se doctoró con una tesis sobre Epicuro. Fue
redactor de la Gaceta renana, una revista radical con influencias hegelianas, socialistas y
liberales que se editaba en Colonia. Estamos hablando de un hombre culto, brillante y muy
agudo.

Sus artículos periodísticos le llevan finalmente al exilio (1843) y se refugió en


París (1844) donde entra en contacto con un joven radical hijo de fabricantes, Friedrich
Engels; juntos entran a militar en un grupo clandestino, la Liga de los comunistas, y en uno
de sus congresos, celebrado en Londres, reciben el encargo de redactar un manifiesto con
las ideas del grupo. Éste será el texto programático fundamental de la historia del
movimiento obrero: El manifiesto comunista (1848). Se dice rápido pero El manifiesto
Comunista es el texto de teoría política más importante del siglo XIX y, sin riesgo a
equivocarme, uno de los diez textos de teoría política más importantes de la historia
contemporánea. Ha sido leído hasta la saciedad y sigue siendo extremadamente persuasivo
por su brevedad, su concisión, su retórica inflamada y la naturalidad con que construye un
discurso tan asequible como vívido.

La amistad entre Marx (llamado por sus amigos el Moro) y Engels (alias el
General) es un hecho central en su vida. Engels será, en buena medida, el compañero y el
continuador de la obra de Marx. Sin él, no se hubiera podido acabar El Capital (1867), obra
cumbre de Marx y el análisis más completo del sistema capitalista hasta ese momento. Se
trata de una obra sin parangón, por más que, a día de hoy, muchas de sus tesis estén
refutadas y su análisis no se corresponda con la complejidad actual del sistema capitalista.

5
Hay que recordar que tras el fracaso de la revolución de 1848, el gobierno
alemán presionó para que Marx fuera expulsado de Francia y se vio obligado a seguir el
camino del exilio, que lo llevó a Londres donde vivirá prácticamente toda su vida
entregado al estudio y a la organización revolucionaria. Allí fundó la Asociación
Internacional de los Trabajadores (AIT, 1864-1876) -Primera Internacional Obrera- en
polémica siempre con el líder anarquista ruso Bakunin. ¡Ojo! Esto no es cosa menor.
Ignacio Sotelo, catedrático de Teoría del Estado de la Universidad Libre de Berlín, sostiene
que la izquierda europea halla su origen y su orientación programática en el pensamiento
que va de Rousseau a Kant5 pero no son pocos los que consideran que la influencia de
Marx en la izquierda es muy superior por los siguientes motivos:

1) Primero, por la fundación de esta organización sindical que será la base y la estrella
polar de todo movimiento sindical (actitud que está en el corazón de la izquierda)
posterior en el mundo desarrollado (por cierto, de esos movimientos sindicales
saldrían muchos de los partidos socialistas actuales);
2) Segundo, porque su visión de la historia y su programa de transformación social
fueron adoptados por cerca de 60 países durante el siglo XX. Es decir, el
pensamiento de Marx cuando no ha dado forma a regímenes políticos completos, ha
influido, en mayor o en menor medida, en los regímenes políticos en los que no ha
sido hegemónico;
3) Tercero, porque, en sentido moderno, primero fue el marxismo y luego el
socialismo mixto. Es decir, el primer sistema político, bien estructurado y
programático capaz de articular amplias mayorías a su alrededor en la órbita de la
izquierda fue el marxismo (socialismo6 para ser exactos). El socialismo mixto7
propiamente surge, en muchos países (como España), por desgaste o reformulación
de las ideas marxistas y, dicho esto, nadie niega que el socialismo mixto es hoy
hegemónico en su forma de socialdemocracia (en la órbita europea, por ejemplo) o
que el socialismo mixto hoy pueda ser una etiqueta mucho más amplia que el
marxismo.

5
Sotelo, Ignacio. El Estado social. Antecedentes, origen y declive, Trotta, Madrid, 2010, pp. 54-58.
6
Socialismo puro, ortodoxo, clásico, el que formula Karl Marx y definiremos a partir de la página 34 de
este trabajo.
7
Socialismo mixto, postmarxista, heterodoxo, aquel que deriva de las ideas de Marx y fue ganando
protagonismo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Su forma mejor acabada es la socialdemocracia
de la que hablaremos en otros capítulos.

6
Hablamos entonces de una persona preparada, con iniciativa, con gran capacidad
de influencia y que consiguió cristalizar obras y organizaciones que tendrán su eco (un
gran eco) en la posteridad. Esto ya es mucho más de lo que pueden decir la inmensa
mayoría de sabios de la historia de la humanidad.

HELL

También la vida de Marx presenta capítulos tremendamente oscuros.


Mientras estudia derecho en Bonn se dedica muy poco a estudiar y mucho a la vivir la
vida, por así decirlo. Forma parte del club de los poetas y de la asociación de bebedores y
no tarda en protagonizar borracheras y escándalos nocturnos, también en burdeles, que lo
llevarán al calabozo de la universidad en más de una ocasión (batirse en duelo con pistolas
formó parte de los escándalos, 1836)8. Dilapida el dinero de su padre a tal velocidad que
éste acaba por preocuparse y decide matricularlo en la universidad Humboldt de Berlín
donde el joven y díscolo Marx visitó el hotel “Las rejas” en más de una ocasión.

Y es que a este gran teórico del dinero nunca le salieron bien las cuentas
como nos recuerda Franz Mehring en su biografía sobre Marx 9. Prueba de ello es la carta
que su padre le manda preguntándole cómo era posible que, durante su primer año en
la capital alemana, se gastara 700 tárelos, tres o cuatro veces más que cualquier otro
estudiante de su edad. «Más que los jóvenes millonarios», le escribía su padre. Era
casi lo que ganaba un concejal del ayuntamiento de Berlín. «A veces me hago a mí
mismo amargos reproches por haberte aflojado demasiado la bolsa y he aquí el
resultado: corre el cuarto mes del año judicial y tú ya has gastado 280 táleros. Yo no
he ganado todavía esa cantidad durante todo el invierno », añadía su padre en otra
carta recogida por Antonio Cruz en su obra Sociología: una desmitificación 10.

Esta fue la tónica habitual en su vida. Trabajó poco, muy poco. Trabajó
como periodista, por ejemplo, para el New York Daily Tribune cuando llegó a
Londres entre el 21 de agosto de 1852 y el 15 de febrero de 1861, en el que escrib ió
algo más de 500 artículos a dos libras por artículo, teniendo en cuenta que en sus

8
Colomer, Eusebi. El pensamiento alemán de Kant a Heidegger, Herder, Barcelona, 2000, p. 120.
9
Mehring, F. Carlos Marx:. La historia de su vida, Grijalbo, Barcelona, 1968, p.14.
10
Cruz, Antonio. Sociología: una desmitificación, Clie, Barcelona, 2002, pp. 231-268.

7
mejores años (1853, 1854, 1858, 1859) pudo llegar a escribir hasta 70 artículos y en
sus peores 18 (1856) 11. Y poca cosa más que no fuera efímera. Aquí la cuestión es
que en julio de 1856 alquiló el 9 de Grafton Terrace, una amplia y elegante residencia
que hoy acoge a varias familias y, en ese mismo año, alquilaran el número 1 de
Maidland Park Road, también conocido como Villa Módena, con unos gastos
mensuales de 35 libras al mes, es decir, 420 libras anuales para un sueldo de 140
libras anuales en el mejor de los casos (precisamente, ese año cobró 36 libras) 12. Marx
usaba monóculo, vestía trajes a medida, apreciaba los buenos vinos, veraneaba en
balnearios de lujo, nunca dejó de ir a burdeles, tuvo dos sirvientas y pagó clases de
piano, dibujo, canto, buenas maneras e idiomas a sus hijas. Digamos que el propio
Marx estimó sus gastos anuales entre 400 y 500 libras (más alquiler). Teniendo en
cuenta que un minero escocés cobraba 5 libras al mes (60 al año), el nivel de vida de
nuestro personaje no estaba nada mal 13.

¿Con que dinero se pudo permitir Marx hacer gala de sus hábitos burgueses?
Con el de los demás. Y es que decir que Marx vivió desahogadamente es forzar más allá
de lo razonable lo que sucedió. La mayor parte del tiempo vivió en la pobreza por su
mala gestión del dinero y aunque tuvo grandes inyecciones pecuniarias que le hubieran
permitido, a él y a su familia, vivir holgadamente dilapidó absolutamente todo el dinero
del que dispuso.

El primer sablazo lo padeció su mujer, la baronesa Jenny von Westphalen


que, como dote de boda, tuvo que pagar todas las deudas de alcohol y prostíbulos que
Marx había dejado por el camino como universitario. Mary Gabriel, autora del libro Amor
y capital: Karl y Jenny Marx y el nacimiento de la revolución, explica como Jenny tuvo
que recorrerse media Europa buscando fondos para sufragar las empresas revolucionarias y
el tren de vida de su marido en más de una ocasión. El más famoso de estos episodios de
parasitismo consistió en la dilapidación de la herencia que Jenny recibió de la viuda
Westphalen, que fue íntegramente a pagar los alquileres de Londres y a comprar un
pequeño arsenal de fusiles y cañones para una insurgencia comunista belga que nunca se
produjo.

11
https://www.marxists.org/archive/marx/works/subject/newspapers/new-york-tribune.htm
12
Colomer, Eusebi. Op. Cit, p. 129.
13
Raddatz, F: Karl Marx. A political biography, Little, Brown and company, Boston, 1979, p.144.

8
Sin movernos de la familia, Marx supo sacar tajada de Lion Philips, abuelo de
los fundadores de la todopoderosa Philips Electronics y tío del propio Karl Marx por parte
de madre. Philips le ayudó económicamente en el momento en que fue desheredado por su
madre. Philips le facilitó pingües subsidios a la muerte de su padre y le dio, nada menos,
que 7000 florines a la muerte de su madre aunque Philips era dado a ofrecer extras a Marx,
según sabemos por las catorce cartas que se enviaron y por la carta del 7 de mayo de 1861
que Marx dirige a Engels explicándole que le ha sacado 160 libras a su tío.

El célebre poeta alemán, Heinrich Heine, y el jurista y filósofo también


alemán, Ferdinand Lassalle, quedaron tan admirados por el pensamiento de Marx que
costearon buena parte de los gastos de vivienda de éste en París y le pagaron la mudanza a
Londres. Wilhelm Wolff, apodado Lupus, un devoto amigo de Marx que poseía una
academia de idiomas y que se mató a trabajar toda su vida (nació siervo de la gleba), le
ofreció trabajo en su academia en los peores momentos del filosofo alemán (que nunca
quiso trabajar en la academia a pesar de ser un eminente políglota14) y le legó a Marx 825
libras. No en vano, el primer volumen del capital se lo dedica Marx a su amigo Wolff:

Dedicado a mi inolvidable amigo, valiente, fiel, noble luchador adelantado del proletariado, Wilhelm Wolff.
Nacido en Tarnau el 21 de junio de 1809. Muerto en el exilio en Manchester el 9 de mayo de 1864.

El caso de Engels también es sangrante. No solo le regaló una casa a la


familia sino que desde 1857 le asegura a Marx cinco libras al mes y a partir de 1868 una
pensión de 2000 libras15. No hubo amistad más devota en toda la historia de la filosofía
occidental. En 1850, aprovechando un viaje de su mujer Jenny para recaudar fondos por
Holanda, Marx deja embarazada a su criada, Helene Demuth. Cuando Jenny se enteró,
Marx le dijo que había sido Engels quien la había dejado en cinta y cuando el niño nació le

14
Ha pasado a la historia por su filosofía y por su crítica al sistema capitalista pero, probablemente, lo que
mejor se le daba era aprender idiomas. Estimulado por Heine y Georg Weerth, estudió la historia de
España y su actualidad de 1852 a 1854 para completar sus estudios de economía, comprobar la
decadencia de la monarquía y explorar el acervo revolucionario de España. Esto dio como resultado siete
artículos sobre España publicados en el Tribune en 1854, para los cuales había leído a 30 autores y más
de 40 obras de las cuales 13 estaban en español. En 1852 le pidió a su amigo Wolf una gramática
española y en 4 meses ya estaba leyendo directamente a autores españoles. Esto está en Ribas, Pedro
(editor). Karl Marx y Friedrich Engels. Escritos sobre España. Extractos de 1854, Trotta, Madrid, 1998,
p.19. Una anécdota similar recoge Antonio Escohotado sobre la facilidad con la Marx aprende ruso
cuando sus ideas empiezan a ser leídas y creídas en el ámbito eslavo.
15
Colomer, Eusebi. Op. Cit, p. 129.

9
pusieron el nombre de Friedrich. Engels se vio obligado a aceptar la paternidad por más
que Jenny acabaría sabiendo la verdad y corriendo un velo de silencio sobre el tema hasta
el final de sus días16. También se vio Engels involucrado en un delito de falsificación de
cheques cometido por Marx que casi lo lleva a la cárcel. Lo más sorprendente quizás sea
que fue Engels el encargado de escribir los tres volúmenes de El Capital y muchas otras
obras de Karl Marx, pues su letra era imposible, era incapaz de seguir el hilo de un
argumento demasiado tiempo y mientras dicta sus apuntes hace digresiones constantes que
le impiden sistematizar lo que dice (una de sus digresiones favoritas es insultar ferozmente
a todo autor que menciona pues, en ese sentido, era extremadamente ágil y ocurrente como
Quevedo o Aristófanes). Quien pone estructura y ordena los apuntes de Marx es Engels. Y
más aún cuando Marx decide que no quiere saber nada del segundo y el tercer volumen de
El Capital y Engels tiene que escribirlos a partir de los apuntes de Marx. Jenny von
Westphalen y su hija Laura Marx ayudaron en tareas de redacción y, especialmente,
traducción al francés de la obra del filósofo alemán17.

Punto y aparte merece la historia de sus hijos. Laura, había comentado que: Si
en vez de escribir El Capital, se hubiera dedicado a hacer un capital, nos habría ido
bastante mejor.18 Pasó épocas de una miseria feroz hasta el punto que dos de sus hijos,
Franziska y Guido, murieron de hambre, frío y hacinamiento antes de cumplir un año y
otro, Edgard, murió a los ocho años por lo mismo justo en la época que Wolff le ofrecía
trabajo en la academia de lenguas. Estuvo a punto de ir varias veces a prisión por deudas y
por lo menos una vez fue detenido, junto con Engels, por apedrear, en estado etílico
subido, la vidriera de un banco. Intentó conseguir trabajo en la administración de
ferrocarriles... pero no lo consiguió porque tenía mala letra19. Y así sucesivamente. De
hecho, durante los años en Inglaterra, Marx se dedicó a leer en la Biblioteca Británica hasta
elaborar una teoría general sobre el capitalismo. Marx vivió para ver como su hija Jenny
moría de cáncer a los 38 años (enero de 1883) pero no llegó a ver como Eleanor se
envenenó a los 43 al descubrir que su compañero, el socialista Edward Aveling, se

16
La referencia es Blumenberg, Hans. Karl Marx en documentos propios y testimonios gráficos, Salvat,
Barcelona, 1984.
17
El hilo de este argumento se puede seguir a partir de una entrevista que Antonio Escohotado concende
en 2018. https://www.youtube.com/watch?v=5tTa0Pla3wo
18
Todo lo dicho sobre los detalles de la vida de Marx lo sabemos por la monumental correspondencia que
mantuvo en vida con sus allegados. Aunque Engels quemó casi un millar de cartas, Hans Magnus
Enzensberger ha recopilado en una obra monumental lo que ha quedado. Enszenberger, H. M.
Conversaciones con Marx y Engels, Anagrama, Madrid, 2009.
19
Otero, M & Giménez, S. El club de los execrables, Ediciones B, Barcelona, 2018.

10
había casado en secreto con una amante, ni como Laura se quitó la vida junto a su
esposo, Paul Lafargue, cumpliendo la promesa que se hicieron de suicidarse cuando
la edad no les permitiera gozar de autonomía vital, cosa que sucedió a los 60 años de
Laura.

Se trata de un personaje histórico muy controvertido y más aún en el choque


de dos tradiciones historiográficas: la que considera que la vida del autor y su obra deben
ser analizadas de manera independiente, y la que considera que lo que el autor es define,
determina o se manifiesta en lo que escribe. Si su vida personal es la de un revolucionario
desgraciado, su tarea intelectual -en cambio- es una de las más sugestivas de su siglo y el
eco del marxismo no se ha apagado a pesar de que hoy son más obvios sus errores que sus
aciertos.

2. MARXISMO

Hay que empezar diciendo que el marxismo es a la vez una filosofía y una
ideología, es una perspectiva teórica que trata de fundamentar cómo la sociedad debiera ser
y, a la vez, un análisis socioeconómico concreto de la realidad y la historia. Ambas
dimensiones del marxismo entienden el conflicto y el cambio social a través de parámetros
materialistas de desarrollo histórico y adoptan una visión dialéctica de la transformación
social en base al análisis crítico del sistema capitalista 20. El marxismo es
fundamentalmente obra de Karl Marx y no se agota en él. Ha sido revisado, redefinido y
reinterpretado a lo largo del siglo XX por autores como Bernstein, Plejanov, Trotsky,
Lenin, Stalin, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Lukács o Luois Althousser entre muchos otros,
siendo hoy, probablemente, la ideología más influyente del siglo XX.

20
Es una definición sincrética, mezcla de las muchas definiciones (no demasiado sistemáticas) que es
posible encontrar en la bibliografía al uso. De hecho, me baso en dos diccionarios, a saber: el Diccionario
de filosofía de José Ferrater y Mora (Gredos) y el Diccionario crítico de ciencias sociales que edita
Román Reyes y desarrollan, fundamentalmente, profesores de ciencia política de la Universidad
Complutense de Madrid con la colaboración de especialistas internacionales. Ambos diccionarios tienen
más de una entrada para marxismo y el reto está en dar con una definición más o menos funcional.

11
El marxismo nació de la conjunción de dos factores: el proyecto intelectual de
Karl Marx y una concreta situación socioeconómica caracterizada por la incipiente
industrialización y el ascenso correlativo del movimiento obrero en el siglo XIX. En lo
relativo al mapa intelectual del marxismo diría que como filosofía viene después de Hegel
y Feuerbach, como movimiento cultural se incardina en la ilustración y el romanticismo,
como movimiento social en las luchas obreras del siglo XIX y como pensamiento
económico se sitúa justo después de Adam Smith y Ricardo21.

Para explicar los conceptos clave del marxismo analizaremos sus principales
influencias para establecer el camino teórico que lleva a Marx a hablar de materialismo,
dialéctica, tasa de explotación, plusvalía, dictadura del proletariado y tantos otros
conceptos fundamentales de su pensamiento.

Marx fue una persona extremadamente culta, muy leída y, por tanto, no es
fácil establecer todo factor que ayudó a Marx a establecer sus teorías pero si podemos
apuntar los principales factores o, mejor dicho, las principales influencias que tuvo. Dice
Kolakowski que hay tres22: tuvo influencia del antropocentrismo23, de la ilustración y del
romanticismo. Tomando las clases del profesor Miguel Anxo Bastos, entiendo que su
antropocentrismo surge de su interpretación de Hegel y Feuerbach, que su impulso
ilustrado se concreta en su lectura de Adam Smith y David Ricardo y que la influencia
romántica se concreta (fundamentalmente pero no únicamente) en su lectura de los
socialistas utópicos franceses (Babeuf y Fourier entre otros)24.

2.1 Antropocentrismo: el ateísmo de Karl Marx

El antropocentrismo25 en Marx se basa en lo que Kolakowski denomina


impulso faústico-prometeico y consiste en la fe ilimitada en la capacidad del hombre para

21
Colomer, eusebi. Op. Cit. pp. 117-118.
22
Kolakowski, Leszek. Main currents of marxism. Oxford University Press (Omnibus), London, 2005,
pp. 335-341.
23
Kolakowski no utiliza esta palabra sino el término motivo faústico- prometeico que he decidido adaptar
por motivos de claridad expositiva. Ver en Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 337.
24
https://www.youtube.com/watch?v=J1fil2hqVDM&t=2681s. 42:11- 48:53.
25
Doctrina epistemológica que entiende que el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, que es
el protagonista del devenir social y su propia historia.

12
autorealizarse y escribir la historia a través del trabajo y su fuerza creadora 26. Es decir, el
hombre crea sus propias condiciones de existencia. En Marx, esta una noción se liga al
colectivismo no al individualismo, se trata de pensar en el bien que puede hacer la
comunidad al mundo y no en el interés particular de cada persona. El motor de la historia
ya no será Dios, el Estado, la Nación o cualquier ente abstracto de orden superior, los seres
humanos serán los protagonistas de la historia.

Esto nos lleva directamente al ateísmo de Marx. Lo vemos en sus poemas de


juventud, tan mediocres como críticos con la metafísica. Se ratifica aún más en su ateísmo
leyendo a Ludwig Feuerbach y afirmando que Dios no es más que una proyección al
infinito de la autoconciencia del hombre27, un mito imaginado que oprime a las personas
de dos maneras, a saber:

A) Adormece el espíritu revolucionario. Al consolar al hombre del sufrimiento que


en este mundo le toca vivir sugiriendo que en el otro mundo le corresponderá la
justicia y la felicidad plena, la religión le resta capacidad, energía y
determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que
son las responsables de su sufrimiento. En este sentido Marx dice que la religión
es el “opio del pueblo” pues, en definitiva, adormece el espíritu revolucionario
que de otro modo tendría el ser humano, que le es propio.
B) Perpetúa a la clase dominante. La religión suele tomar partido pero no por las
clases desfavorecidas sino por la clase dominante, perpetuando a ésta en el
poder, legitimando el estado de cosas existente, dando incluso, en casos
extremos, justificaciones teológicas al dominio de un grupo social sobre otro.

Marx entenderá que la religión es una forma de alienación, es decir, una


forma de desvalorización del ser humano28 en la medida que éste se quita a sí mismo
capacidad de acción. Veámoslo con un ejemplo: el hombre crea la religión y, con ella, un
conjunto de creencias y normas a seguir estrictamente si se quiere alcanzar la salvación y
no alargar el estado de miseria en vida para toda la eternidad en el infierno. Ya no eres tú el
protagonista de tu vida, ya no tomas tus propias decisiones, le cedes ese valor propio a la
26
Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 338.
27
El argumento se trata en diversas obras de Marx siendo la más relevante al efecto Contribución a la
crítica de la filosofía del derecho en Hegel (1844).
28
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p. 145.

13
iglesia (intérprete de la palabra de Dios) y será la autoridad religiosa quien te diga cómo te
tienes comportar, que está bien y que está mal. Esto es la alienación, un proceso de pérdida
de ti mismo, de tus facultades y de tu capacidad para actuar. Acabar con ella supone la
recuperación de la esencia del hombre.

Feuerbach pensaba que erradicando la alienación religiosa el hombre volvería


a ser dueño de sí mismo29 pero Marx sabía que la alienación religiosa no era la única, ni la
más importante de todas.

2.1.1 Antropocentrismo: el materialismo histórico

La tesis materialista

Una vez Marx supera la concepción abstracta, idealista, de la sociedad y la


historia, empieza a interpretar la realidad de manera materialista. Dicho de otro modo,
analizará la sociedad y su desarrollo histórico a partir de las condiciones reales de
existencia de los seres humanos, de sus condiciones materiales básicas 30. Una vez más nos
encontramos ante una reacción a Hegel y un desarrollo de las tesis de Feuerbach31.

La premisa fundamental del materialismo es que lo primero que los seres


humanos deben hacer es satisfacer sus necesidades materiales a través de la adquisición de
alimento, vivienda y ropa. Prosigue asumiendo que la sociedad y la historia se desarrollan
en base a los actos productivos que hacemos para satisfacer estas necesidades 32. Por
consiguiente, el materialismo puede definirse como una perspectiva teórica que parte
de que los seres humanos deben satisfacer sus necesidades económicas cotidianas
mediante su trabajo físico y la actividad productiva práctica de manera que el
desarrollo histórico depende de los individuos y las relaciones económicas que
establecen entre ellos33.

29
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p. 154.
30
Giddens, Anthony. Capitalismo y moderna teoría social. Un análisis de los escritos de Marx,
Durkheim y Weber, Idea Books, Barcelona, 1998, p. 62.
31
Es posible encontrar el desarrollo de este razonamiento en el escrito de Marx Tesis sobre Feuerbach.
32
Giddens, Anthony. Op. Cit. p. 63.
33
Morrison, Ken. Marx, Durkheim, Weber. Las bases del pensamiento social moderno, Editorial Popular,
Madrid, 2010, p. 75. Este razonamiento también es posible encontrarlo en Marx, Karl & Engels,
Friedrich. The German Ideology, International pub, New York, 1947, p. 16.

14
La segunda premisa es que los seres humanos, a diferencia de los animales,
son conscientes de la naturaleza pues tienen que manipularla para producir lo que
necesitan. Esto nos lleva a la tercera y última premisa, muy importante: el modo en que
existimos y vivimos tiende a coincidir con lo que producimos y como lo hacemos.
Además, la naturaleza de los individuos depende de las condiciones materiales que
determinan su producción. Dicho de otro modo, lo que nos dice Marx es que la manera que
tenemos de producir bienes da lugar a todos los aspectos políticos, sociales y culturales de
nuestra sociedad (Somos según producimos). Hay aquí un determinismo34 tecnológico de
fondo que puede resumirse en la siguiente fórmula: la tecnología disponible para producir
bienes y el trabajo que se organiza en base a ella, da lugar al tipo de sociedad en la que
vivimos hasta el punto de definir la cultura de los habitantes de esa sociedad. Las
sociedades son según su base tecnológico-productiva35.

Infraestructura y superestructura

Aquí hay que distinguir dos conceptos clave: Infraestructura y superestructura.

Para Marx la infraestructura de una sociedad es un sistema que incluye los


siguientes elementos: Los medios de producción36 y las relaciones de producción37. Los
medios de producción y la fuerza de trabajo (el trabajador) forman parte de las fuerzas
productivas38 y éstas se ven controladas e incluso limitadas por las relaciones de

34
Hablaremos de ello con mayor detenimiento cuando expongamos los errores del marxismo. En pocas
palabras, el determinismo es una doctrina filosófica que defiende que la vida y el desarrollo social están
determinadas por circunstancias que escapan al control humano y al azar. En ciencias sociales esto
significa que existen principios y leyes pertenecientes a un ámbito determinado que fundamentan todo lo
que es. Por ejemplo, el determinismo económico dirá que todo lo que pasa en sociedad depende del
funcionamiento de los sistemas económicos. Marx cree en este tipo de determinismo pero también en el
determinismo tecnológico aquí apuntado: las fuerzas técnicas son las que determinan todo lo establecido
en sociedad y cualquier tipo de cambio social y cultural.
35
De ahí que Marx diga “El molino de mano nos da así a un señor feudal; el molino de vapor, una
sociedad con el capitalista industrial”. Marx, Karl. La miseria de la filosofía, Edaf, Barcelona, 2004, p.
109.
36
Según Marx cualquier cosa en el mundo externo que se utiliza para obtener los sustentos, producir
ingresos y satisfacer las necesidades materiales (tierra, animales, herramientas, maquinaria...)
37
Las relaciones de producción consisten en los vínculos entre la manera que tiene una sociedad de
producir y los roles asociados a los individuos en el proceso de producción. Hablamos de como
organizamos y gestionamos el trabajo en sociedad.
38
Fuerzas productivas es un concepto mal definido por Marx. Su interpretación es demasiado ambigua y
abierta. Según lo que dejó escrito sobre ello tiendo a pensar que las fuerzas de producción incluyen los
medios de producción, la fuerza de trabajo y las fuentes de energía (aire, gas, carbón, petróleo...).

15
producción39. Las fuerzas productivas de una sociedad más sus relaciones de producción
nos dan el modo de producción de una sociedad.

Para Marx la superestructura de una sociedad consiste en su dimensión


jurídico-política e ideológica. Nos referimos al Estado y sus instituciones, al derecho y sus
instituciones y al sistema cultural de una sociedad40.

Dicho rápido, la infraestructura o base económica y productiva de una


sociedad da forma a la superestructura, es decir, al Estado, a sus formas de justicia y a la
cultura propia de esa sociedad41. A su vez, la superestructura sirve para legitimar y
mantener la forma concreta de la infraestructura, es decir, la manera de funcionar que tiene
la base económica y productiva de la sociedad incluyendo las relaciones laborales. Esto es
la forma en que se concreta el determinismo económico y tecnológico de Marx.

39
Morrison, Ken. Op. Cit. p. 87.
40
Harnecker, Marta. Los conceptos elementales del materialismo histórico, Siglo veintiuno editores,
México, 1972, p.88.
41
Harnecker, Marta. Op. Cit. p.87. Es posible seguir esta línea argumental en Engels, Friedrich. Anti-
Dühring: la revolución de la ciencia por el señor Eugen Dühring, Grijalbo, México, 1964, p. 12.

16
Para Marx el asunto es claro, los cambios sociales se dan a nivel
infraestructural no a nivel superestructural con lo que Marx cae en otra forma de
determinismo y no será la última. La economía está en el centro de la sociedad, todo se
articula alrededor de ella (política, cultura, religión, arte…) y cuando una sociedad cambia,
se transforma, lo hace porque su base económica se ha transformado. Por ello dedica Marx
buena parte de su vida a estudiar el sistema capitalista pues conocer su naturaleza es
equivalente a conocer la sociedad.

Empecemos por lo básico. Cuando Marx estudia la historia los medios de


producción y las relaciones de producción, es decir, los medios y las tecnologías a partir de
las cuales producimos y como se organiza el trabajo alrededor de dichos medios de
producción a lo largo de la historia, descubre de un patrón, una constante: que los medios
de producción siempre están en manos de unos pocos y que el resto se subordina
obligatoriamente a los que poseen los medios de producción (si no fuera así no
producirían nada y morirían). Es decir, que existen y siempre han existido dos clases,
la de los propietarios y la de los no propietarios y los primeros siempre dominan a los
segundos. Y lo peor del caso es que semejante funcionamiento social se mantiene
gracias al Estado o a las instituciones políticas y las leyes que produce, que castigan a
todo aquel que se salga de este patrón de dominación establecido.

Así llegamos a otro concepto central del marxismo, la clase social. Marta
Harnecker es clara al respecto y es que Marx murió antes de que pudiese redactar el
capítulo de El Capital dedicado a este tema42. Por tanto, en Marx no encontramos una
definición de clase y lo peor del caso es que, en el desarrollo de sus teorías, no para de
hablar de clases y de que el motor de la historia es la lucha de clases. Marx lo expresa así
en el Manifiesto Comunista43:

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una
lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las
clases beligerantes.

En las anteriores épocas históricas encontramos casi por todas partes una completa división de la sociedad en diversos estamentos, una múltiple escala gradual de
condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos,
y, además, en casi todas estas clases todavía encontramos gradaciones especiales.

La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose,
cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.

42
Harnecker, Marta. Op. Cit. p. 165.
43
Marx, Karl & Engels, Friedrich. El Manifiesto Comunista, Nórdica, Madrid, 2012, p. 2.

17
¿Pero una clase social qué es? No lo sabemos. Dice Harnecker que la
interpretación clásica consiste en definir la clase en función de la posesión o no de los
medios de producción44. Es decir, el proletariado será aquella clase social que se
caracteriza por no poseer los medios de producción y los burgueses serán los que,
precisamente, poseen los medios de producción. Harnecker niega que esta interpretación
sea aceptable porque no incluye a las relaciones de producción en la ecuación. Para ella la
definición que vale es la que da Lenin:

Las clases sociales son grupos sociales antagónicos en que uno se apropia
del trabajo del otro a causa del lugar diferente que ocupan en la estructura económica de
un modo de producción determinado fundamentalmente por la forma específica en que se
relaciona con los medios de producción45.

No es solo una cuestión de poseedores y no poseedores es también una


cuestión de dominación y lucha entre clases. Lenin deduce esta definición de los primeros
escritos de Marx, en concreto, lo dicho en La ideología alemana, El manifiesto comunista
y La miseria de la filosofía. Sea como fuere, el concepto de clase plantea, como mínimo,
dos problemas: el primero es que esto es una interpretación, no lo que dijo Marx y,
segundo, que el propio Marx cometió dos errores de bulto al hablar de clases.

Para empezar habló de clases cuando se refería a castas. El término es


equívoco porque en las ocasiones que Marx habla de las clases (sin definirlas), supone dos
grupos sociales entre los que es imposible la movilidad. En su tiempo lo que estaba
desapareciendo a marchas forzadas era precisamente la sociedad estamental y la movilidad
entre clases era cada vez más palpable pues él mismo identificó el Kulak en Rusia
(campesinos ricos) y un estrato de campesinos aspirantes a Kulaks. Precisamente, si al
final de su vida pensó que en Rusia era posible la Revolución era porque en otros lugares
más industrializados de Europa la clase media empezaba a emerger impidiendo en la
práctica cualquier posibilidad de Revolución proletaria. Él lo sabía, pero para que su teoría
y su propaganda funcionara necesitaba hablar de castas y darles el nombre moderno de
clases46. El equívoco es tan burdo que Antonio Escohotado le supone mala fe a Marx,

44
Harnecker Marta. Op. Cit. pp. 167-168.
45
Harnecker, Marta. Op. Cit. p. 168.
46
https://www.youtube.com/watch?v=5tTa0Pla3wo.

18
cometer el error a sabiendas en beneficio de la agitación de masas (y de la estabilidad de su
edificio teórico) que llevaría a la tan ansiada Revolución.

El segundo error garrafal está en que Marx sí escribió alguna vez algo sobre
las clases sociales, precisamente, el día antes de morirse. En un cuadernito nuevo que se
conserva escribe como quince líneas donde lo que dice es que si consideramos que lo que
define a la clase social es la forma de ingreso, entonces no la podemos definir porque son
tantas las formas de ingreso que saldría una miríada de clases sociales. Dicho de otra
manera, se desdice del concepto dual de clase que ha estado utilizando toda la vida, dice
que son una miríada y que no puede sostenerse. Como Engels no supo qué hacer con esas
líneas, las colocó como capítulo 52 del tercer volumen de El Capital y eso es todo lo que
Karl Marx sistematizó sobre las clases sociales47.

En cualquier caso, su idea de dos clases antagónicas de cuya lucha surgen los
cambios históricos lo llevan a formular una periodización del tiempo histórico basada en
los modos de producción, es decir, establece épocas históricas en base al orden social que
surge del juego entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción48. Presentamos
un cuadro comparativo de los diferentes modos de producción que han conformado el
desarrollo histórico:

47
Idem.
48
Morrison, Ken. Op. Cit. pp. 89-93.

19
Vemos que el concepto modo de producción en Marx se acerca mucho a lo
nosotros entenderíamos por sociedad. Para nosotros sería un concepto más amplio pero
para Marx, cualquier otra esfera de la sociedad (política, religiosa, social, cultural…) se
define en función de la económica (determinismo económico) y lo que realmente describe
a las sociedades es su modo de producción hasta el punto de casi identificarse con él. La
expresión de la lucha de clases está en la categoría denominada “Situación de las clases
sociales” que sería equivalente a relaciones de clase y, como veis, hay un modo de
producción posterior al capitalismo denominado socialismo. De esto hablaremos en breve.

2.1.3 Antropocentrismo: la dialéctica marxista

Este es un concepto muy relevante en la obra de Marx y muy especialmente


en el pensamiento de Engels49. Materialismo y dialéctica son las bases teóricas del
marxismo. Haciendo un símil futbolístico diríamos que el materialismo nos ubica, nos
describe los elementos necesarios para poder jugar a fútbol (campo, portería, jugadores,
árbitro…) y la dialéctica nos instruye, nos explica las reglas básicas de juego. A partir de
esas reglas hay estrategias de juego diversas, tantas como formas de lucha de clases ha
habido en la historia.

El materialismo hace cambiar el foco de atención y orienta todo análisis


social a lo que hacen los hombres y a cómo interactúan entre ellos y con su entorno. Ya
dijimos que esto no era una forma de individualismo sino de colectivismo, que de lo que se
trata no es de pensar en seres aislados actuando en la naturaleza sino en cómo el colectivo
se desenvuelve en ella. Además, se trata de entender que no es Dios o el Estado (entes
abstractos) los que explican los principios últimos de la realidad sino que somos nosotros,
los seres humanos (no las ideas), los que tenemos el potencial de crear y cambiar la
realidad social. Así, el materialismo se opone al idealismo.

Bien, nosotros interactuamos con la naturaleza, la cambiamos y somos los


protagonistas de la historia pero ¿Cómo lo hacemos? La respuesta la da la dialéctica. Para
Engels, la dialéctica es nuestro patrón de funcionamiento e interacción. Vamos poco a
poco.

49
Es posible encontrar el desarrollo de las ideas que expondremos en su producción escrita entre 1875 y
1886. Concretamente en el Anti-Dühring, Ludwig Feuerbach y la Dialéctica de la naturaleza.

20
La dialéctica es una idea antigua que Engels y Marx adquieren de Hegel. De
hecho, cogerán la idea y la adaptarán a su materialismo. Engels entiende por dialéctica el
estudio de toda forma de movimiento y actividad en la naturaleza, en la historia y en el
pensamiento50. Ojo que la definición es bastante más ambiciosa de lo que pudiera parecer a
simple vista. Cuando digo “el estudio” no me refiero a que puedan haber otras formas de
entender la realidad “otros estudios”, es mucho más que eso. La dialéctica es la manera que
tenemos de pensar y actuar la cual es un reflejo del funcionamiento de la naturaleza que
también es dialéctico51. No es que sea una manera de entender la realidad, es que no hay
otra, es la única.

Hegel ve claro que lo real no es un conjunto de entes fijos y aislados del


contexto vital en que se insertan sino un proceso en marcha52. Los sujetos dejan de ser
firmes, estables, identificables en sus características inmutables a través del tiempo, los
sujetos son activos, despliegan y cambian sus características, convirtiéndose en algo
diferente. Por ejemplo, una semilla puede ser aislada del sol, de la tierra, del agua, del tallo,
del brote, de la flor, etc. Para Hegel una semilla así vista es una pura abstracción que no
tiene que ver con la semilla real. Pensar en ella de esta manera lleva a un pensamiento
abstracto, una vez más, alejado de la realidad53. La semilla hay que entenderla en su
potencial de crecimiento e interacción con el medio, hay que pensarla procesualmente para
entenderla correctamente.

Hegel dice que estos procesos de cambio están gobernados por tres leyes:
afirmación, negación y negación de la negación54. Esto habitualmente se ha denominado
tesis, antítesis y síntesis. La afirmación es aquel momento en que captamos la realidad (la
semilla desvinculada de todo lo que la rodea y condiciona), la negación se da durante el
proceso de cambio de la realidad y es contradictorio (de aquí que se llame negación a este
momento) porque siendo lo de antes ya es diferente55. Es una negación porque deja de ser
lo que era aunque lo contenga. La negación de la negación es ese tercer momento en que se
afirma una nueva realidad, el cambio se ha hecho efectivo (la semilla se ha vuelto fruto),

50
Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 317.
51
Idem.
52
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p. 216.
53
Idem.
54
Morrison, Ken. Op. Cit. pp. 212-214.
55
Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 320.

21
ha desplegado sus características, ha cambiado pero incorpora los momentos anteriores (de
aquí que con frecuencia se hable de síntesis)56. Hasta aquí lo que Engels y Marx adoptan
de Hegel. Ahora veamos como nuestros autores adaptan este pensamiento a su teoría
materialista del desarrollo histórico (seguro que algunos ya veis por dónde van los tiros).

Para nuestros autores, el momento de afirmación se da en la medida que


tenemos unas condiciones sociales determinadas en un modo de producción. Por ejemplo,
en el modo de producción capitalista existe un sistema económico en el que dos clases
tienen unas relaciones desiguales. Básicamente, una explota a la otra. Estas son las
condiciones dadas. La negación consiste en la evolución de la clase explotada en la medida
que toma conciencia de clase, es decir, cuando se da cuenta de que está siendo explotada y
toma cartas en el asunto. Este es el momento de la lucha de clases en que la sociedad
empieza a transformarse. La idea no es destruir por completo el antiguo estado de cosas u
orden social sino eliminar los factores perjudiciales y preservar aquellos factores positivos
para el desarrollo social e incluso mejorarlos. En Marx y Engels no se trata de acabar con
el modo de producción capitalista al completo, que tiene enormes potencialidades, se trata
de acabar con las relaciones de producción injustas manteniendo los medios de producción
y ampliando las fuerzas de producción. El proceso de lucha llevará a lo que nuestros
autores llamarán transición al comunismo, el socialismo, y posteriormente al propio
comunismo que será la máxima expresión de la negación de la negación; un momento en
que cristaliza una nueva sociedad con todas las potencialidades de la anterior desplegadas
y sin sus problemas o limitaciones.

Este esquema es aplicable a cualquier modo de producción histórico con sus


variaciones concretas. Para el periodo que nos ocupa sería de la siguiente manera: modo de
producción capitalista (afirmación o tesis), revolución y dictadura del proletariado
(negación o antítesis) y comunismo (negación de la negación o síntesis) Así sería el
esquema general de desarrollo de lo que Marx y Engels denominarían materialismo
dialéctico57.

Llegados a este punto, la pregunta es ¿Cómo adquiere conciencia de clase la


clase explotada? ¿Cómo puede ser que el proletario entre en pugna con el burgués? Habrá

56
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p. 216.
57
Morrison, Ken. Op. Cit. pp. 218-219.

22
que demostrar que el burgués perjudica enormemente al proletario o que incluso vive a
costa del proletario. A demostrar esto dedicará la parte económica de sus escritos y, más
concretamente, su magnum opus, El Capital. En ella desmenuzará el sistema capitalista,
entenderá sus potencialidades y sus contradicciones revelando la lógica perversa que hay
en él y cuyo efecto es sumir en la pobreza al proletario (explotados) en beneficio de unos
pocos (explotadores). A ello dedicamos el siguiente punto.

2.2 La ilustración en Marx: Smith y Ricardo

Marx es un ilustrado convencido, no sólo por su ateísmo, sino por su


confianza en la ciencia como método adecuado de análisis de la realidad. Marx habla con
frecuencia de coincidencia entre las leyes de la física o la biología con las leyes que rigen
el devenir social58. Marx pretende aproximarse al análisis de la sociedad como un
científico a su objeto de estudio, sin dogmas preconcebidos, sentimientos o juicios
valorativos previos de ningún tipo59.

Su impulso cientifista se ve reflejado incluso en la formulación de sus


conceptos más filosóficos. Por ejemplo, para Engels la libertad será la conciencia de la
necesidad60, es decir, la comprensión de la naturaleza al punto de utilizar sus leyes en
beneficio propio a través de la técnica. Para ello hay que conocer sus límites y
potencialidades y ello sólo es posible a través del estudio científico de la naturaleza y, por
ende, de la sociedad. Ganar esa conciencia nos hará entrar en la historia de la humanidad
pues, hasta el día de hoy, la humanidad ha sido gobernada por fuerzas que ella misma ha
creado pero que han permanecido fuera de su control y comprensión (Dinero, mercado,
mitos religiosos…), hemos vivido la prehistoria de la humanidad61. Este es el objetivo de
Marx y Engels, estudiar el mundo en que vivimos y, específicamente, el modo de
producción capitalista para eliminar sus defectos y aprovechar sus potencialidades en
beneficio de todos.

58
Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 339.
59
Idem.
60
Definición propia de Baruch Spinoza entre muchos otros autores anteriores y posteriores a él.
61
Kolakowski, Leszek. Op. Cit. p. 340.

23
Este análisis a fondo se lleva a cabo en El Capital y Marx aprovechará todo
su aprendizaje de economía para justificar científicamente su teoría social y sus propuestas
de actuación. Esto es clave en la teoría marxista pero no vamos aquí a abordar todos los
puntos relevantes de su gigantesca obra, nos quedaremos con la teoría del valor absoluto, la
plusvalía, la explotación y el funcionamiento básico del sistema capitalista. Con estos
conceptos nos habremos introducido, aunque sea de manera sucinta, al cuerpo doctrinal del
marxismo.

2.2.1 Teoría del valor absoluto

Este es un concepto básico de la economía marxista y viene directamente de


Smith y Ricardo. En su análisis del modo de producción capitalista empieza definiendo el
concepto de mercancía que definirá como objetos externos que satisfacen alguna necesidad
humana distinta de la de su propietario62. Es decir, que un objeto deviene mercancía en la
medida que tiene algún tipo de utilidad para alguien.

A continuación establece la célebre distinción de Smith entre el valor de uso


de las mercancías y el valor de cambio. La utilidad que un objeto pueda tener define su
valor de uso de manera que si un objeto no es útil carece de valor de uso y no es
mercancía. El valor de uso nada tiene que ver con las horas de trabajo incorporadas en la
fabricación del objeto. El valor de cambio es otra cosa y consiste en el valor relativo que
un objeto tiene en relación a otro objeto. El valor de cambio se mide en base a igualdades
(por ejemplo, 1 tonelada de trigo es igual a 200 docenas de huevos) que vienen dadas
porque los objetos intercambiables son producto del trabajo humano, tienen eso en
común63. El valor de cada mercancía dependerá de la cantidad de trabajo que lleva
incorporada64. De hecho, la expresión que utiliza Marx es que el valor de cambio de una
mercancía se mide por el tiempo de trabajo socialmente necesario en su elaboración bajo
condiciones de producción normales y con un grado de habilidad e intensidad laboral
medio.

62
Marx, Karl. El capital (4 vols), Gredos, Madrid... Volúmen I, 9.
63
Aquí Smith enunciará su famosa paradoja según la cual los objetos con enorme valor de uso
acostumbran a tener un escaso valor de cambio y viceversa. Puso como ejemplos el agua y los diamantes.
64
Marx, Karl. El capital (4 vols), Gredos, Madrid... Volúmen I, 14.

24
Veamos que significa la expresión trabajo socialmente necesario. Harnecker
lo describe en los siguientes términos65:

costureras Camisas cada una Total Tiempo/trabajo Total horas


20 20 400 2 horas/unidad 800
30 10 300 4 horas/unidad 1200
60 5 300 6 horas/unidad 1800
Producción social global = 1000 camisas 3800 horas

Lo primero es tomar como referencia el trabajo de las empresas dedicadas a la


producción de una mercancía y calcular qué cantidad producen de mercancía y en cuanto
tiempo. En este caso, desde las costureras más eficientes a las menos eficientes, para
generar 1000 camisas se han necesitado 3800 horas. Es decir se tarda, en término medio,
3,8 horas por camisa lo que vendría a ser 3 horas y 48 minutos de tiempo socialmente
necesario. Se hace este cálculo porque el trabajo socialmente necesario depende de la
tecnología media que se utiliza, de las aptitudes medías del trabajador y de las condiciones
medias de trabajo66.
La idea de Marx es que si una camisa cuesta 3,8 horas hacerla debiera poder
ser intercambiada por otro objeto que costará el mismo número de horas elaborar. Si se
intercambiará 1 tonelada de trigo por 200 docenas de huevos sería bajo esta lógica.

Todo aquello que no sea fruto del trabajo humano (aire, suelo, sol…) o no
satisfaga las necesidades de otros (un bocadillo que hago para mí) no será tenido en cuenta
como mercancía y no será tratado por la teoría del valor-trabajo.

65
Harnecker, Marta. Op. Cit. p. 261
66
Idem.

25
2.2.2 Teoría de la plusvalía

En esa teoría, Marx explora la fuente de ganancia que los capitalistas obtienen
de sus capitales y su explicación se basa en las tesis de Ricardo y Rodbertus67. Lo curioso
del caso es que el capitalista desembolsa un dinero inicial en su negocio, a la práctica
convierte ese dinero en mercancías y luego convierte estas mercancías en más dinero del
que desembolsó inicialmente. A este incremento o beneficio Marx lo llamará plusvalía y,
para él, la noción no puede ser más problemática:

El poseedor del dinero tiene que comprar y vender necesariamente las


mercancías por su valor y, sin embargo, sacar de ellas, al final del proceso, más valor del
invertido en ellas…Tales son las condiciones del problema. Hic Rhodus, hic salta68.

Está claro pues que, para Marx, nunca en la vida el beneficio del empresario
(plusvalía) puede salir del intercambio de mercancías según su valor de cambio. Marx tiene
claro de donde sale el beneficio empresarial, de la fuerza de trabajo siempre y cuando la
entendamos como una mercancía más, una fuente más de la que extraer valor. El valor de
cambio del trabajador es su salario y si yo, como empresario, soy capaz de hacer producir
al trabajador por encima de lo que le pago, saco beneficio. Dicho en términos exactos, si el
trabajador produce mayor valor de cambio del que él mismo tiene, eso generará una
plusvalía para el empresario69.

Y, según Marx, ¿Cómo se determina el valor de cambio de un trabajador?


Pues igual que siempre, el valor de cambio de la fuerza de trabajo equivale al tiempo
socialmente necesario para producir o reproducir esa fuerza de trabajo (la manutención
básica de él y su familia, la educación de sus hijos para ser futura fuerza de trabajo, la
atención médica para que la fuerza de trabajo no se deteriore…). Estas horas se convierten
a dinero y es lo que marca el salario70. El quid de la cuestión es que es posible que el

67
Johann Karl Rodbertus (1805-1875) fue un economista alemán defensor de la teoria del valor-trabajo y
del socialismo de Estado. Fue ampliamente leído por Karl Marx y su influencia es obvia en los escritos
económicos de Marx.
68
Marx, Karl. Op. Cit. I, 150.
69
Sigo el argumento de Eugene von Boehm-Bawerk que en capítulo XII del primer volumen de su obra
Capital e interés refuta la teoría de la explotación de Marx. Esta en forma de artículo en Huerta de Soto,
Jesús. Leturas de economía política. Volumen III, Unión editorial, madrid, 2020, p. 103.
70
Huerta de Soto, Jesús. Op. Cit. pp. 113-117.

26
trabajador produzca mucho más de lo que vale. Ese es el origen de la plusvalía, de que el
valor de cambio de la fuerza de trabajo y el valor de cambio de lo que produce la fuerza de
trabajo no están relacionados.

Aquí de lo que se trata es de contar horas. Imaginemos que un trabajador


necesita trabajar 6 horas para que su salario se corresponda exactamente con el valor de lo
que produce (esto se denomina trabajo necesario). Pues lo haces trabajar 12 horas y
obtendrás una plusvalía, según Marx, las 6 horas extra de trabajo que no pagas al
trabajador, un sueldo (esas seis horas de más que el trabajador trabaja y no cobra porque ya
ha obtenido lo correspondiente a su valor de cambio se llaman plustrabajo)71. También se
puede hacer mejorando la estructura productiva. Si el tiempo de trabajo socialmente
necesario para producir X mercancías, que determinarían el salario del proletario, es de 10
horas al día y yo, como empresario, incorporo al trabajo una máquina que reduce el tiempo
de producción de esas mercancías 4 horas, Marx nos denunciaría al sindicato si
continuáramos con la jornada de 10 horas. Diría que hay 4 horas de plusvalor que van al
bolsillo del empresario.

2.2.3 Teoría de la explotación y alienación

La explotación en Marx es sencilla de entender. El empresario se apropia de


parte de la jornada laboral del trabajador, le hace trabajar gratis una serie de horas para
ganar beneficio. No tiene que ver con las condiciones de trabajo. Aún con las mejores
condiciones de trabajo posibles, ese trabajador está siendo explotado si trabaja más horas
(o produce mayor valor de cambio) de las que marca su propio valor de cambio. Por tanto,
toda plusvalía es robo puro del empresario al trabajador y o fruto de la falta de honradez en
sus tratos comerciales72. No es que estafe a ningún comprador, pues vende el producto por
su precio de producción, roba al trabajador.

Esto le lleva a una de sus críticas más famosas al sistema capitalista. El


problema está en la noción valor de cambio. Marx piensa que este concepto es propio del
modo de producción capitalista y que en base a él, se monta un sistema de explotación a

71
Huerta de Soto, Jesús. Op. Cit. pp. 144-149.
72
Esto viene directo, expresado en estos términos, de Rodbertus. Huerta de Soto, Jesús. Op. Cit. p. 114.

27
los trabajadores cuyo único objetivo no es satisfacer las necesidades de los demás sino
crear beneficio. En una sociedad justa, no guiada por el afán de lucro, un obrero debería
percibir el producto íntegro de su trabajo pero el capitalista se apropia de una parte de la
producción del trabajador, le aliena una parte de su trabajo. Eso es gracias a que el
trabajador mismo se convierte en mercancía y adquiere valor de cambio, por tanto, el valor
de cambio debe desaparecer73.

Lo que Marx descubre es la alienación originaria, la que da lugar a todas las


demás: la alienación socioeconómica de la que derivarían la alienación religiosa, la
alienación política y la filosófica. Para identificarla la compara con la alienación religiosa
en los siguientes términos:

Así como en la religión, la actividad propia de la fantasía humana, de la


mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir,
como actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad de el trabajador no es
su propia actividad. Pertenece a otro. Esla pérdida de sí mismo74.

En la religión el hombre es devoto a alguien o algo que no es él (Dios) y el la


sociedad capitalista el hombre también es devoto a otro, el capitalista, de manera que
cuanto más trabaja más se le aliena el trabajo, menos le pertenece. Lo mismo que con Dios,
dirá Marx que cuanto más se pone el hombre al servicio de Dios menos retiene de sí
mismo75.

Marx distingue lo que denominaremos la cuádruple dimensión de la


alienación socioeconómica, es decir, 4 formas de alienación derivadas directamente de la
relación entre hombre y trabajo capitalista76:

1) Alienación respecto del producto mismo del trabajo. Debemos distinguir dos
poderosos argumentos: la teoría de la reificación y la pauperización del obrero. En
primer lugar, es obvio que aquello que produce el trabajador no le pertenece y que,

73
Idea que aparece en el primer volumen de El Capital.
74
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p.188. Si se quiere ir a la fuente original hay que consultar los Manuscritos
Económico-Filosóficos de 1844.
75
Colomer, Eusebi. Op. Cit. p.189.
76
Idem.

28
el trabajador mismo, se convierte en mercancía que se produce (en la academia o
fruto del aprendizaje laboral) y se vende como cualquier otra (su precio es el
salario). Esto es la reificación o cosificación del trabajador (se convierte en
mercancía). Por otra parte, cuanto más produce el trabajador y más tiempo trabaja
más se enriquece el capitalista y más se empobrece el trabajador al cual se le roba
parte del fruto de su trabajo, de su salario y de su tiempo (teoría de la
pauperización).
2) Alienación respecto del acto mismo de producir. La actividad productiva no ofrece
satisfacciones personales que hagan posible que el trabajador desarrolle libremente
sus energías físicas y espirituales, ya que el trabajo viene impuesto por la fuerza de
circunstancias externas. El trabajo así entendido no dignifica, sino que castra la
creatividad del ser humano de manera que su ámbito de realización personal está
fuera del trabajo.
3) Alienación respecto de la esencia del ser humano. Si algo distingue la vida
humana de la vida animal, esto es que las facultades, capacidades y gustos humanos
son moldeados por la sociedad. No hay ser humano que no haya nacido dentro de
una sociedad en proceso de desarrollo y no haya sido moldeado por ella. Un
ejemplo claro es que producimos ya no de manera forzada (que también) sino de
forma perpetua, no por necesidad personal, sino porque el sistema social (sociedad)
lo impone. La vida viene marcada por la sociedad y no por nuestras decisiones
personales. En cambio, los animales producen parcialmente por las necesidades e
instintos inmediatos propios de su constitución biológica, actúan según su
naturaleza, nosotros nos desnaturalizamos.
4) Alienación respecto de los hombres entre sí. Las relaciones laborales generan
relaciones sociales desiguales. El dinero fomenta la racionalización de las
relaciones sociales de manera que, no sólo unos hombres se subordinan a otros sino
que la consideración humana de cada persona se mide, exclusivamente, por su
poder adquisitivo y por su rol dentro del mercado del trabajo.

Hay que matizar algunos aspectos de la segunda dimensión de la alienación


que tendrán resonancias sobre el resto. Cabe decir que en relación a ella hay opiniones
divergentes, es decir, dos líneas de interpretación que se enfrentan. Por un lado,
encontramos la interpretación de Alfred Meyer (Marxism, the Unity of Theory and
Practice, 1963) que coincide con la formulación propuesta. Para Meyer, Marx considera

29
que el hombre es un ser habilidoso e imaginativo, las propensiones naturales se ven
desestimadas y negadas por el carácter represivo del capitalismo. Por otro lado, tenemos la
interpretación de István Mészáros (Marx’s Theory of Alienation, 1970) que piensa que la
interpretación de Meyer es inadecuada, fruto de una lectura demasiado romántica de los
Manuscritos de Marx. La idea es justamente la contraria, es decir, Marx sostendría que la
enorme fuerza productiva del capitalismo da lugar a unas posibilidades de desarrollo
futuras del hombre sin precedentes. El problema es que la producción capitalista se
administra desde el egoísmo de los capitalistas (el afán de lucro debido al gusto por la
propiedad privada) y la opresión del proletariado de manera que desaprovecha las
posibilidades originadas históricamente. Así, el carácter del trabajo alienado no expresa
una contradicción entre el hombre natural (no alienado) y el hombre social (alienado), sino
la contradicción entre un potencial producido por una forma específica de organización
social (capitalismo) y la escasa realización de este potencial. En todo caso, se trata de la
frustración de unas expectativas quizá poco realistas77.

2.2.4 Funcionamiento del sistema capitalista durante el siglo XIX

Tras conocer los conceptos básicos del marxismo, explicaremos de forma


muy sucinta el funcionamiento del sistema capitalista tal y como se estaba desarrollando
durante el siglo XIX. Lo haremos a partir de sus crisis por un motivo que debo justificar.
Las crisis del sistema capitalista no han sido nunca un factor de desintegración del sistema
capitalista, al contrario, cada crisis ha supuesto la aparición de un sistema capitalista nuevo
y más fuerte cada vez. Por tanto, el sistema se desarrolla de forma cíclica a partir de
círculos virtuosos de producción que derivan en círculos viciosos de sobreproducción que
reequilibran el sistema y lo redefinen, desarrollando sus potencialidades más y más. La
explicación sobre las crisis de sobreproducción corresponde al mayor estudioso y crítico
del capitalismo, Karl Marx78.

En la fase de recuperación ("actividad media") después de una crisis, el


trabajo es ampliamente disponible y relativamente barato, es decir, hay que trabajar un
producto que tiene mercado y hay mucha gente dispuesta a trabajar, por lo tanto el

77
El hilo de esta argumentación se puede seguir en Giddens, Anthony. Capitalismo y moderna teoría
social. Un análisis de los escritos de Marx, Durkheim y Max Weber, Idea Books, Barcelona, 1998, p. 52.
78
El hilo de esta argumentación se puede seguir en Giddens, Anthony. Op. Cit. pp. 97-117.

30
empresario paga poco. La mayoría de esferas de producción se expanden y esto provoca la
contratación de más trabajadores. A medida que se produce beneficio, éste se reinvierte en
nueva maquinaria o nuevos espacios que favorezcan o una producción más barata o un
transporte de la manufactura más barata, o ambas cosas. En esta fase la demanda del
producto que se hace es mayor que la oferta que existe.

A medida que aparece la competencia por el capitalista, el mercado de trabajo


se reduce y los capitalistas entran en lucha por ser los líderes del sector. Aquí el trabajador
tiene la sartén por el mango y puede conseguir mejores salarios y mejores condiciones de
trabajo debido a la necesidad de producir mejor y más rápido que el otro. Esta fase fue
llamada de boom por Marx. Sin embargo, en esta carrera por la producción llega un punto
en que se produce más de lo que el mercado puede absorber, es decir, se produce un
desajuste entre el aumento constante de la producción y el crecimiento más moderado y
discontinuo del consumo.

Cuando hay sobreproducción, sobre todo, de bienes de consumo es que no


hay manera de colocar el excedente ninguna parte. Pierdes la inversión hecha y dejas de
ganar dinero de las ventas, pero tienes que pagar a todos los trabajadores, las instalaciones
y los medios de producción. La reducción del margen de beneficio, si esta situación se
alarga, genera la ruina.

En la fase de crisis, muchos capitalistas deben reducir la producción o,


incluso, frenar por completo. La producción cae a medida que la ganancia decrece, sin
embargo, con el tiempo, la sobreproducción de bienes puede convertirse en escasez a
medida que las industrias van cerrando. El ejército de trabajadores desocupados crece y
esto libera la presión de los salarios altos. Incluso, el coste de los materiales de producción
baja.

El peor momento de la fase de crisis se denomina fase de depresión y se da


cuando el paro es insostenible y muchas empresas son eliminadas del mercado. En todo
caso, una manera de colocar los excedentes y de intentar evitar la fase de crisis y de
depresión se buscar nuevos mercados donde colocar el producto sobrante. Este es el
motivo por el que comienza el colonialismo, por colocar el excedente y para conseguir
materias primas y mano de obra al precio más barato posible. He aquí la máxima ley del

31
capitalista, comprar en el mercado más barato posible y vender en el mercado más caro
posible.

Una vez en la fase de depresión, sucede que la propia depresión comienza a


invertir la situación. El beneficio de las empresas que sobreviven empieza a crecer, ya que
el trabajo, como los medios de producción se ha abaratado. Obviamente, la falta de
competencia hace que la oferta pueda volver a estar por debajo de la demanda. En esta
fase, las empresas que sobreviven pueden comprar las empresas en ruina y, así, con el
trabajador debilitado y el mercado más monopolizado comienza el ciclo nuevamente.

Estas crisis sistemáticas provocan una catarsis para la economía capitalista


permitiendo que el sistema haga una purga de las empresas más ineficientes y los
trabajadores menos valiosos. Las purgas implican el costo de la inestabilidad social y
debido a esto el sistema capitalista supone el desarrollo de mecanismos para atemperar sus
efectos perversos (subsidios de desempleo, ayudas a las familias, ayudas a la vivienda,
créditos...). Sin embargo, esto debilita la dinámica del sistema ya que una parte de los
beneficios termina por redistribuirse entre los elementos más improductivos de la sociedad.

La teoría descrita es la teoría de la crisis de sobreproducción en oposición a la


de subconsumo. El detonante surge de la actitud del empresario que consiste en que su
industria individualmente debe expandirse y generar beneficios independientemente de las
necesidades de la sociedad como un todo. Se trata de una descripción general de las fuerzas
en juego. A menudo las crisis presentan muchas matizaciones y se rigen por lógicas más
complejas, sobre todo debido a las obstrucciones y fluctuaciones del sistema monetario. El
establecimiento del dinero y el sistema de crédito añade una componente especulativa al
sistema que las crisis aparezcan cada vez de forma diferente y se difuminan los patrones de
origen.

2.2.5 Las leyes del movimiento del capitalismo

Tras sus estudios sobre el funcionamiento del sistema capitalista, Marx


describió 5 leyes o tendencias inherentes del sistema capitalista que resumen bien el punto
anterior. Cada una de ellas brota de la naturaleza dinámica de la economía y tienen su raíz

32
en el conflicto entre las fuerzas productivas (dinámicas) y las relaciones de producción
(estáticas). Son las siguientes79:

1) Ley de acumulación y tasa creciente de ganancia. El empresario buscar


acumular beneficio a través de la obtención de plusvalías (explotación del
trabajador). A medida que acumulan beneficio, los capitalistas, reinvierten en
tecnología y el capital sustituye progresivamente al trabajo.
2) Ley de la concentración creciente y de la centralización de la industria. La
inversión en tecnología hace que la producción crezca y las pequeñas empresas
se conviertan en grandes empresas. La división del trabajo es más intensa, la
productividad crece y, sin un cálculo adecuado, la oferta de productos supera a la
demanda de los mismos, lo cual reduce los precios y purga a las empresas
ineficientes.
3) Ley del creciente ejército industrial de reserva. El desarrollo tecnológico y la
sustitución de trabajo por capital tiene una consecuencia directa: el paro o la
creación de un ejército industrial de desempleados que contribuye a mantener los
salarios siempre bajos.
4) Ley de la miseria creciente del proletariado (pauperización). Como el
empresario ve reducir su tasa de ganancia lleva a cabo una serie de medidas para
recuperarla: baja los salarios, aumenta el número de horas de trabajo, incluye el
trabajo infantil y el femenino. Estos factores conjugados con el paro suponen la
miseria absoluta de la clase trabajadora.
5) Ley de las crisis y depresiones. Cuando la masa de desempleados aumenta y el
coste del trabajo disminuye, el capitalista tiende a contratar más y comprar
menos capital, iniciando el ciclo de nuevo. Las crisis son periódicas.

Llegados a este punto, es lógico que Marx dedujera que la eliminación de la


propiedad privada llevara a una sociedad mejor. El sistema capitalista está regido por el
egoísmo y el afán de lucro y eso es precisamente lo que hay que eliminar, esa pulsión
humana que lleva a que unos exploten a otros, a que unos pocos parasiten a la mayoría.
Semejante funcionamiento social debía desembocar necesariamente en un episodio

79
Esta explicación mucho más detallada, compleja y con ejemplos se encuentra en el capítulo XXIII del
primer volumen del capital. Autores como Colomer resumen estas leyes en tres (ley de tendencia a la baja
de la cuota de beneficios, ley de proletarización creciente y ley de las crisis periódicas). En Colomer,
Eusebi. Op. Cit. p. 198.

33
revolucionario, es decir, allí donde las desigualdades sociales sean máximas por la propia
naturaleza del sistema capitalista será donde estalle una revolución proletaria que nos lleve
a un mundo mejor.

Lo que hay que tener en cuenta es que Marx considera que el fin del
capitalismo es inevitable, implosionará fruto de sus contradicciones internas. Aún más,
Marx considera que la historia del ser humano lleva necesariamente al modo de producción
capitalista y a su superación. En su forma de pensar dialéctica Marx divide la historia de
los humanos en tres etapas (con sus modos de producción consiguientes). Inspirado por los
estudios del antropólogo norteamericano Henry Lewis Morgan80, Marx nos presenta una
primera etapa en la que el hombre no conocía la propiedad privada y la vida era comunal.
Aquí hombre y naturaleza están en armonía. A continuación viene la segunda etapa
histórica, caracterizada por el dolor y la infelicidad. Es el reino de la alienación que se
concreta en el régimen de la propiedad privada y en la consecuente división de la sociedad
en clases antagónicas (del esclavismo al capitalismo). Finalmente, el tercer estadio
consistirá en la supresión de la alienación y en el restablecimiento de la unidad entre
hombre y naturaleza a un nivel más alto (comunismo).

Este razonamiento es claramente dialéctico y determinista. Supone que la


historia no podría haber sido de otro modo y que el destino de la sociedad es llegar al
comunismo que Marx propuso como modelo social superador del capitalismo, pasando por
una fase previa llamada socialismo. Es decir, el comunismo es el destino del mundo sí o sí.
De lo que estamos hablando es de la propuesta de Marx acerca del funcionamiento
deseable de una sociedad. ¿Cómo llegará Marx a ello? ¿En quién se inspirará para definir
su nueva sociedad socialista y comunista? Veamos pues sus influencias en este sentido y, a
continuación, como propone Marx que superemos el modo de producción capitalista. Sólo
entonces llegará el momento de definir socialismo y comunismo como los últimos
conceptos clave del marxismo.

80
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado: a la luz de las investigaciones de Lewis H.
Morgan es el título completo de un tratado divulgativo sobre materialismo histórico escrito por Friedrich
Engels, que vio la luz en 1884. Está basado parcialmente en las notas de Karl Marx sobre el libro La
sociedad antigua del antropólogo estadounidense Lewis Henry Morgan y en la lectura que Engels hizo
del mismo. Como bien indica el título, vemos como Marx se basa en el libro Ancient Society (1877) de H.
L. Morgan para diseñar su teoría sobre el origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

34
3. Romanticismo: el pasado y la comunión con la naturaleza como
fuentes de inspiración.

En su crítica a la sociedad capitalista Marx no sólo es un heredero de la Ilustración,


también lo es del romanticismo81. Los románticos atacan al capitalismo criticándole su
alejamiento de los vínculos de solidaridad orgánica, comunal o natural sustituyéndolos por
lealtades a entes abstractos (estado, dinero, nación…) que sólo llevan a la confrontación
entre personas. El ser humano se desnaturaliza, pierde su identidad en una sociedad que
tiende a homogeneizar a todos, al anonimato, y tiende a valorar a cada uno por lo que tiene
o por la importancia del trabajo que desempeña. No hay calor humano, hay interés en la
sociedad capitalista.

A esto Marx lo llamó alienación. De hecho, es uno de sus muchos aspectos y lo que
se busca es el retorno a la perfecta armonía, donde cada uno se debe a sí mismo y a las
personas, recupera lo que de ser natural hay en él, que es todo. Hay que alejarse de la
sociedad que es una creación artificial que parte de la base de la maldad del hombre (por
eso es necesario un Estado que monopolice la violencia, para no matarnos en un supuesto
estado natural de todos contra todos) y nos protege de nosotros mismos. Para los
románticos el destino natural del hombre es vivir en comunidad, pero no bajo la base
negativa del interés y el egoísmo sino a través de la espontánea e independiente necesidad
de comunicarnos los unos con los otros para colaborar. En tal estado de cosas la coerción y
el control no son necesarios82.

Marx no se inspira en la declaración de los Derechos del Hombre de la revolución


francesa. Para Marx, se trata de un instrumento de fomento del interés propio, la expresión
del poder burgués. El romanticismo y los utopista franceses son su guía hacía una sociedad
mejor. En los primeros ve una denuncia clara a la alienación que todo proletario sufre en la
sociedad capitalista y en los segundos la posibilidad de conjugar lo mejor del pasado (la
vida en comunidad libre de alienación) con los mejor del presente (un sistema productivo
al servicio del individuo y la comunidad y no al servicio de unos pocos explotadores).
Marx no es ludita o pretecnológico, no busca volver al estado del buen salvaje de Rousseau

81
Kolakowski, Leszek. Op. Cit, p. 335.
82
Kolakowski, Leszek. Op. Cit, p. 336.

35
o vivir en un primitivismo tribal83. Su unidad con la naturaleza no consiste en vivir o
fusionarse con ella, sino en la búsqueda de la libertad a través de su dominio. El desarrollo
tecnológico sin las ideas perversas que alienan al hombre (la propiedad privada, el
nacionalismo, el Estado…) llevarán a la sociedad perfecta del mañana.

Estas ideas Marx las recibe vía Rousseau y utópicos franceses. Marx leyó a François
Babeuf84, Fourier, Saint-Simon, Cabet como principales Fuentes de inspiración para su
sociedad socialista y comunista.

Si hablamos de un utopista capital que denuncia los horrores de la fábrica capitalista,


tenemos a Robert Owen, utopista inglés y base para todo el pensamiento socialista inglés85.

Si hablamos del fin de la alienación sin renunciar al industrialismo, Fourier sería el


utopista elegido en la medida que habla de una sociedad (falansterios) en la que los
hombres pueden cumplir su triple destino: uno industrial consistente en armonizar el
mundo material; un destino social consistente en armonizar el mundo pasional o moral; y
un tercero intelectual consistente en descubrir las leyes del orden y la armonía
universales86.

Si hablamos de la sociedad socialista que definiremos en el siguiente punto, lo que


vemos es un reflejo de las ideas de Etienne Cabet y su Icaria. Es el Estado el que emplea,
el que posee los medios de producción, el que organiza a los trabajadores, el que construye
infraestructuras, provee lo básico para la vida y planifica todos los aspectos del orden
económico, político, social, cultural, etc87. A nadie debe extrañar que en las primera fases
de la organización soviética marxista-leninista haya mucho más de Cabet que de Marx,

83
Kolakowski, Leszek. Op. Cit, p. 337.
84
Probablemente también a Filippo Buonarroti y los que quisieron implantar una sociedad comunista en
la Revolución francesa. Babeuf lo explica en un libro llamado La conspiración de los iguales explica
como derrocar al directorio e implantar una sociedad donde la igualdad sea perfecta a decir de Soboul.
También fue un movimiento revolucionario de 1796 que acabó con Babeuf guillotinado un año después.
Este argumento se encuentra en Soboul, Albert. Utopía y Revolución Francesa, (1984) [1976], pp. 333-
335. Y en Droz, Jacques (dir.), ed. Historia general del socialismo. De los orígenes a 1875, Destino,
Barcelona, pp. 263-264.
85
La opción bibliogràfica que recomiendo es Owen, Robert. A New View of Society, Or, Essays on the
Principle of the Formation of the Human Character, and the Application of the Principle to Practice, The
Avalon Project. Documents in Law, History and Diplomacy. Lillian Goldman Law Library, Yale Law
School, 2008.
86
Mumford, Lewis. Historia de las utopías, Pepitas de calabaza, La Rioja, 2013, p. 119.
87
Mumford, Lewis. Op. Cit. p. 147.

36
toda vez que Marx murió antes de poder definir en detalle la sociedad comunista y que el
concepto leninista de centralismo democrático es cabetiano de principio a fin88.

Llegados a este punto nos disponemos a definir dos conceptos cruciales como son
socialismo y comunismo. Forman parte de la teoría marxista y sin lo dicho anteriormente,
difícilmente podemos comprender estos conceptos clave. Dedicaremos a explicar estos
conceptos un mimo especial para que de ahora en adelante, nadie confunda socialismo con
socialdemocracia (que es lo que tenemos hoy), comunismo con marxismo o socialismo con
comunismo.

3. SOCIALISMO

Este concepto ha sido modificado y reinventado hasta la saciedad y hasta el


día de hoy. Necesito hacer una pequeña introducción sobre el concepto antes de entrar en
la formulación original del concepto, la de Karl Marx, porque la confusión alrededor del
concepto es considerable.

Intentar definir socialismo, desde luego, no es ni rápido ni fácil. Hay


definiciones diversas que han ido cambiando a lo largo del tiempo en función de los
humores intelectuales imperantes en cada momento y país. Así, históricamente, los
ingleses no han definido igual el socialismo que los españoles o los franceses ni desde un
punto de vista técnico, ni social, ni ético. Incluso entre la miríada de autores que han
hablado sobre el socialismo se aprecian diferencias, en ocasiones insalvables, en lo relativo
a la determinación de su origen, su evolución o su influencia actual, por no hablar de las
discrepancias terminológicas que surgen entre ellos. Por lo tanto, el concepto ha sido y es
muy ambiguo.

Una apreciación. Debo distinguir entre socialismo puro u ortodoxo y


socialismo mixto o heterodoxo. Vaya por delante que, a mi entender, el socialismo

88
Mumford, Lewis. Op. Cit. p. 151.

37
ortodoxo empieza a ser definido por Karl Marx en 1848 en su libro El Manifiesto
Comunista aunque no de manera completa pues en otras publicaciones posteriores
desarrollará y matizará lo que él entiende por socialismo o, mejor dicho, fase socialista 89.
Voy a entender por socialismo heterodoxo todas las variaciones que surgen en el momento
en que las teorizaciones de Marx se intentan llevar a la práctica. Lo que tienen en común
estas maneras de entender el socialismo es que son universalistas (son modelos para
grandes sociedades y con pretensiones globalizadoras, mundializadoras, con excepción del
Estalinismo), han tenido y tienen gran resonancia histórica y, además, tienen una base
teórico-filosófica consistente y sistemática toda vez que todo socialismo postmarxista
puede encontrar un fundamento filosófico en el marxismo (aunque pueda no ser el único).

Antes de Marx existe una forma de socialismo caracterizada por ser


irrealizable, imposible de llevar a cabo por más que se intentó. Este socialismo, propio de
principios del siglo XIX, no es ni ortodoxo ni heterodoxo, es simplemente utópico y, por
ende, una anécdota histórica de la que Marx se nutrió pero no reprodujo90. Previo al
socialismo utópico existe lo que denominaré protosocialismo91, es decir, movimientos
igualitaristas u organizaciones políticas concretas cuyos integrantes reflexionaron sobre las
injusticias en sociedad y se dispusieron a enmendarlas (Esparta, el imperio Inca,
movimientos medievales milenaristas, Fraticelli…). Lo que tienen en común el
protosocialismo y el socialismo utópico es que se orientan hacia la pequeña comunidad,
que no tienen cuajo ni gran resonancia histórica (no han sido imitados, ni se han extendido
sus modelos a otros países) y que carecen de una base teórico-filosófica consistente y
sistemática. Lo mismo aplico a otros socialistas tempranos como Thomas Carlyle (influido
por el utópico Saint-Simon) o John Ruskin (influido por el utópico Owen). ¿Existió un
89
¿Por qué 1848? Porque Marx define la fase socialista de la sociedad y porque el socialismo posterior
surge por mutación de las ideas marxistas. No es una ocurrencia mía, George Lichteim cierra su libro Los
orígenes del socialismo en 1848 cuyos procesos revolucionarios los entiende como la culminación del
socialismo romántico en contraposición al socialismo científico que surgiría a partir de ese momento con
Marx. Por su parte, G. D. H. Cole en su Historia del pensamiento socialista, entiende, como Lichteim,
que los precursores del socialismo se encuentran entre el periodo comprendido entre 1789 y 1840. Hay
más ejemplos de autores que consideran el año 1848 como fecha simbólica de la implantación del
socialismo, entendiendo que lo anterior corresponde a sus inicios.
90
Explica Cole que la palabra socialismo aparece en una edición italiana de 1803 y que eran de uso
corriente en 1827 (Inglaterra) y 1832 (Francia) para designar al socialismo utópico de Owen i Saint-
Simon, que carecía de las connotaciones que adquirirá a partir de 1848. Otros como Vincent Peillon y
Bruno Viard ven en Pierre Leroux al creador del término en 1834.
91
Precisamente por lo apuntado por Cole anteriormente. No hay socialismo antes de la aparición de
vocablo, hubo comunidades igualitarias cuya estructura podía tener más o menos rasgos socialistas.
Hablamos de protosocialismo por considerar el vocablo socialismo un anacronismo para esas
comunidades pues cuando aparece un nombre o una catalogación histórica determinada es que hay unas
circunstancias históricas que lo obligan a aparecer.

38
socialismo no marxista? Sí, pero a partir de 1848 todo socialismo es marxista o derivado
del marxismo. El anarquismo es otra cosa.

Aquí vamos a hablar del socialismo ortodoxo. El socialismo puro es la fase


de transición entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista y, más
concretamente, es un sistema económico y político en el que los factores de
producción (capital, trabajo y tierra) se asignan de forma política y la propiedad de
estos factores de producción es colectiva. Dicho de otra manera, un ente político (el
Estado según Marx) decide lo siguiente en relación a los factores de producción: su
cantidad, su calidad, su disponibilidad, su uso y su valor92. Por ejemplo, si nos
referimos al capital de una empresa y, más concretamente a sus máquinas, el Estado
decidirá qué tipo de máquinas se utilizarán, cuantas, que materias primas trabajará y para
qué se usaran. Ahora bien, la propiedad de la empresa, las fábricas, las máquinas y
cualquier otro factor de producción es colectiva, no recae en manos privadas sino
que, a la práctica, son del Estado. Es importante señalar que los bienes de consumo
no son de propiedad enteramente colectiva en la fase socialista, es decir, no los asigna
el Estado de manera igualitaria (dando a todo el mundo lo mismo) sino que los asigna
en función del rendimiento de cada uno93. Esto no es lo mismo que decir que el
trabajador recibe el producto íntegro de su trabajo (esa idea es de Lassalle). Marx explica
que de todo el trabajo social de toda la sociedad habrá que descontar un fondo de reserva,
otro fondo para ampliar la producción, para reponer las máquinas "gastadas", etc., y,
además, de los artículos de consumo, un fondo para los gastos de administración, escuelas,
hospitales, asilos para ancianos, etc94.

92
He tomado varias referencias para llegar a esta definición de socialismo. Cuesta mucho encontrar en la
bibliografía clásica una definición acabada y sistemàtica de socialismo o fase socialista, más bien hay un
desarrollo del concepto. Mis fuentes principales han sido Harnecker, Marta, Los conceptos elementales
del materialismo histórico, Siglo veintiuno editores, México , 1972, pp. 136-155; Reyes, Román (Ed.).
Diccionario crítico de ciéncias sociales, Plaza y Valdés, Madrid, 2009, pp. 2876-2879; Ha sido de gran
ayuda el curso que sobre socialismo y capitalismo dio el profesor Miguel Anxo Bastos Boubeta en
https://www.youtube.com/watch?v=hCsvlVtgGzA&t=1392s
93
¿Por qué no se reparte el producto igualitariamente y ya está? ¿Por qué tiene que ser en función del
rendimiento de cada uno? Marx considera muy eficiente en la producción de recursos al sistema
capitalista pero no ha generado sobreabundancia; la maquinaria y los procesos productivos no generan
aún inmensas cantidades de producto de manera que no sería justo que a quien más produzca se le quite
una parte para dársela a otro que no ha trabajado tanto en un contexto de escasez. Cuando los procesos
productivos se desarrollen al punto de generar sobreabundancia en la sociedad, entonces y sólo entonces,
será posible pedir de cada cual según sus posibilidades y dar a cada cual según sus necesidades.
94
Colomer, Eusebi. Op. Cit, p.202.

39
Una sociedad sin ningún tipo de propiedad donde todo, incluido los bienes de
consumo básico (o todos), es colectivo (se comparte) y se asigna por el Estado
prácticamente no se ha dado en la historia más que a nivel muy restringido, local y muy
poco tiempo (quizás los kibutz en los que ni tan solo las camisas te pertenecían).

¿Qué características tiene el Estado socialista? Marx responde a


esta pregunta sintetizando las enseñanzas de la comuna de París95:

1) Sustitución progresiva del Estado burgués (el Estado está por encima del
pueblo) por un Estado proletario (participación democrática real y
consciente del proletariado a través de las Comunas).
2) Eliminación del ejército permanente (al servicio del Estado burgués) por el
pueblo armado.
3) La policía se pone al servicio de la Comuna y rompe sus antiguas lealtades
políticas.
4) Hay representantes del pueblo y son elegidos por sufragio universal. Son
revocables en cualquier momento.
5) Supresión de los privilegios ligados a los cargos público (un funcionario
cobra lo mismo que un obrero).
6) Destrucción del parlamentarismo burgués. Las instituciones representativas
del pueblo se vuelven “corporaciones de trabajo”, legislativas y ejecutivas al
mismo tiempo.

El propio Marx, en el Manifiesto Comunista, especifica en 10 puntos más el programa


revolucionario concreto a llevar a cabo durante la fase socialista96:

1) Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a


los gastos públicos.
2) Fuerte impuesto progresivo.
3) Abolición del derecho de herencia.
4) Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.

95
Harnecker, Marta. Op. Cit, p. 119.
96
Marx, Karl. El manifiesto comunista, Península, Madrid, 2019, p. 42.

40
5) Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional
con capital del Estado y régimen de monopolio.
6) Nacionalización de los transportes.
7) Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción,
roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.
8) Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos
industriales, principalmente en el campo.
9) Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir
borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.
10) Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo
infantil en las fábricas bajo su forma actual. Régimen combinado de la
educación con la producción material, etc.

El socialismo puro u ortodoxo es esto en esencia. Se tenía que dar en el contexto de


sociedades industrializadas y había que aplicar la violencia que fuese necesaria, incluso el
Terror, para llegar a conseguir la eliminación de clases.

¿Por qué el socialismo es una fase de transición? Vamos a atar


algunos cabos y lo vamos a hacer de la manera más sencilla posible. El socialismo busca la
eliminación de las diferencias jurídicas, sociales, políticas y económicas a través de la
erradicación de lo que Marx considera el agente de desigualdad por excelencia en la
sociedad: la clase explotadora (burguesa) que saca partido de la clase explotada
(proletarios). El capitalismo, basado en la propiedad privada de los medios de producción,
ha sido el instrumento de dominación de la clase explotadora y la idea es acabar con la
clase explotadora a través de la revolución e instaurar la denominada dictadura del
proletariado o la fase socialista de transición al comunismo, horizonte final en que la
igualdad será total y no habrá ni explotadores ni explotados.

Aquí se plantean dos problemas básicos que obligan a que esta fase sea
transitoria, uno técnico y otro ideológico97.

97
Harnecker, Marta. Op. Cit, pp. 129-131.

41
El problema técnico (estructural, en terminología marxista) consiste en que
los propietarios de los medios de producción son los proletarios pero que la propiedad de la
fábrica y las máquinas sean del trabajador no hace que sepa hacerlas producir
eficientemente o que sepa manejar una empresa… el colectivo de proletarios necesita
tiempo para asimilar la propiedad de los medios de producción y lo deben hacer todos
(debe desaparecer la división manufacturera del trabajo), todos deben aprender a hacer
todo dentro de la empresa. Eso requiere tiempo, un cuerpo de técnicos que guíe al
proletariado y un Estado que planifique mientras el proletario aprende a ser dueño de sí
mismo. Como veis, no es cuestión de eliminar el capitalismo sino de convertirlo en algo
justo. Por otro lado, deben existir funcionarios que gestionen los impuestos al trabajo que
plantea Marx.

El problema ideológico (superestructural, en terminología marxista) consiste


en la ingente tarea de eliminar todas las concepciones y hábitos adquiridos en la fase
capitalista de la historia. Hay que enseñar al proletario a pensar en clave colectiva,
cooperativa y solidaria, hay que enseñar al proletario a ser socialista y a involucrarse
activamente en todas las decisiones relevantes de su Comuna y del país. Esto también lleva
tiempo.

Marx considera que la dictadura del proletariado es débil y que necesita


de determinados instrumentos para consolidar su dominio, instrumentos destinados a
desaparecer en el horizonte final del Comunismo, por ejemplo, el Estado, los técnicos,
las diferencias de renta y trabajo o la planificación misma 98. El propio Marx admite
que el Socialismo aún no puede ser justo e igualitario aunque no haya explotación. De
hecho, admite que es un período revolucionario en tanto que transforma la sociedad,
en el que la violencia contra el burgués o el indisciplinado es legítima y que eso
supone tomar decisiones autoritarias y económicamente inviables pero inevitables 99.
De aquí que la fase socialista sea imperfecta, esté embrutecida y necesite ser
superada.

98
Marx, Karl. Crítica del programa de Gotha, Ricardo Aguilera Editor, Madrid, 1971, p. 23.
99
Marx, Karl. Obras escogidas (vol. 1), Quinto Sol, México, 1985 (3 volúmenes), pp. 23-35.

42
¿Qué inconvenientes presenta el socialismo ortodoxo? Apuntaré
tres inconvenientes básicos aunque desarrollaré este punto a fondo cuando hablemos de los
inconvenientes del marxismo, exponiendo más argumentos que, en algunos casos, podrían
añadirse al caso del socialismo ortodoxo:

1) El cálculo económico: recordemos que la fase socialista contempla la progresiva


desaparición del dinero y de los precios. La ley de la oferta y la demanda y los
precios son grandes instrumentos que el mercado tiene para saber cuáles son las
necesidades materiales de las personas. Las variaciones de oferta y demanda se
reflejan en los precios y eso hace que el mercado se vaya ajustando a las
necesidades de las personas aunque no de forma exacta. En ausencia de precios de
mercado ¿cómo se sabe cuánto hay que producir de cada cosa? ¿Puede un órgano
de planificación central asignar correctamente los medios de producción? Por
ejemplo, hoy contamos con más de una decena de maneras de elaborar electricidad
(ciclos combinados de gas, eólica, solar, mareomotriz, hidroeléctrica, nuclear, de
carbón, de petróleo…). ¿Cuál es la buena para cada región? ¿Dónde se produce?
¿Cuánto le corresponde a cada persona? ¿Cómo pagarla? ¿Cómo distribuirla? ¿A
qué precio o forma de asignación? Si ya con precios de mercado el cálculo de la
asignación de recursos es dificilísimo (como demuestra la asignación de recursos
públicos en cualquier país desarrollado…) imaginad este mismo proceso de toma
de decisiones sin precios. Pensemos en el grano, el Estado decide producir X
toneladas en un año a un precio que no es de mercado, que establece a ojo… ¿Y si
hay plagas? ¿Un mal invierno? ¿Crecimiento demográfico? ¿Decrecimiento
demográfico? ¿Una innovación tecnológica que permite producir más en menos
tiempo? ¿Problemas en las redes de distribución? Se genera una descoordinación
tremenda del sistema económico que o bien deriva en un despilfarro de recursos
(empobrecimiento del Estado que sufrirá el pueblo en sucesivos años) o bien en
carestías (empobrecimiento directo del pueblo). Un Estado no puede manejar o
conocer toda la información necesaria para establecer una asignación de recursos
eficiente y un cálculo de precios ajustado porque estos dos parámetros pueden
variar de un día para otro por factores que el Estado, en tanto que órgano de
planificación central, no puede controlar. Los precios nos dan pistas sobre si un
producto está siendo aceptado en el mercado o no, sobre dónde invertir y sobre el

43
Estado de salud de las economías familiares entre muchas otras cosas. En ausencia
de precios, ningún órgano de planificación central puede asignar los recursos
adecuadamente. Está condenado a la ruina económica.
2) Incentivos: Este problema se genera a medida que lo que percibe el trabajador por
su trabajo deja de depender de su rendimiento y pasa a ser dictado o planificado por
una autoridad que reparte de manera igualitaria. Puedes ser un gran trabajador que
acabarás percibiendo lo mismo que un mal trabajador si vuestra situación vital es
similar. El socialismo, a medida que avanza y se vuelve más igualitarista suprime el
incentivo del trabajador a trabajar más y mejor si va a cobrar siempre lo mismo lo
haga mejor o peor.
3) ¿Libertad? ¿Como un sistema planificador se compatibiliza con la libertad?
¿Puede un régimen socialista ser libre? La libertad humana tiene un fuerte
componente de libertad económica o de uso de bienes de producción y de consumo
a voluntad. La planificación central por definición elimina esa libertad. Nuestra
conducta no puede desarrollarse como nosotros queremos sino según la voluntad
del planificador. De hecho, el mismo Marx define el período socialista, en tanto que
período de revolución permanente, como totalitario pero no por lo que supone de
falta de libertad para el pueblo, sino por las medidas violentas y de terror jacobino
que recomienda para reprimir a la burguesía100.

4. COMUNISMO

Estamos ante otro concepto complejo, lleno de matices y apreciaciones. Una vez
más tomaré el concepto original de Comunismo, tomando para ello las tesis de Karl Marx
cosa que añade dificultad a la tarea. Eso es así porque Marx caracterizó levemente el
Comunismo pero no dejó ni una definición completa ni un programa de actuación o
desarrollo del propio Comunismo. Entonces, ¿Por qué nos referimos a los brevísimos
apuntes de Marx sobre el tema como definición de Comunismo? Porque a partir de Marx
el fenómeno comunista se internacionaliza, deja de circunscribirse a experiencias locales

100
Engels, F & Marx, Karl. De la autoridad, Marxists internet archive, 2000, p. 16.

44
o utópicas y pasa a ser la referencia de todo Comunismo futuro, que será un Comunismo
adaptado a las circunstancias históricas de aquella región o país donde se lleve a cabo.
Así, no es lo mismo hablar de Marxismo-leninismo que de Estalinismo, Maoismo o
Castrismo. Todos ellos son desarrollos concretos, interpretaciones históricas, de una
teoría demasiado general y vaga de la que, necesariamente, se alejaran.

Por otra parte, aunque el vocablo surge hacia 1839 en París, existieron un
conjunto de concepciones colectivistas de organización social, basada en la comunidad de
bienes y en la propiedad colectiva de los instrumentos de producción y de la riqueza
producida, a los que, a posteriori, también se les ha denominado comunismo (comunismo
primitivo, igualitario y utópico) por más que estos conceptos han sido frecuentemente
confundidos con formas de protosocialismo. En cualquier caso, estas formas de
comunismo nunca tuvieron el eco histórico y la capacidad de propagación que el
comunismo científico de Marx tuvo.

El comunismo es la segunda fase de transformación del sistema capitalista en


un orden político-social superior e inevitable (teleológico) basado en la inexistencia
de la propiedad privada, de clases sociales, de Estado y en el desarrollo ilimitado de
las fuerzas productivas101. Siempre que hablemos de comunismo científico, hablamos
de la ciencia que estudia las leyes generales político-sociales, las vías, las formas y los
métodos de transformación comunista de la sociedad102.

Vamos a analizar punto por punto que quiso decir Marx con su formulación del
Comunismo:

1) Orden político-social superior e inevitable: como veremos más adelante,


Marx pensaba que el sistema capitalista, por su propia naturaleza desigual y
monopolística, tensaría tanto la explotación y pauperizaría tanto a la clase
explotada que la lucha de clases se resolvería inevitablemente con una
revolución cuyo horizonte fuera la búsqueda de la abolición de la alienación y
la creación de una sociedad igualitaria. De ahí que el Comunismo fuera el

101
Referencias a esta definición se encuentran dispersas en la obra de Marx, concretamente, en El
Manifiesto Comunista, La ideología alemana y los Manuscritos filosófico-económicos.
102
Reyes, Roman. Op. Cit, p. 496.

45
horizonte final y debiera pasar por una fase de transición llamada fase
socialista. Esto era para Marx, inevitable, la evolución natural del sistema
capitalista, un destino escrito;
2) Inexistencia de propiedad privada: la etapa anterior al comunismo, la
dictadura del proletariado, se encargó de la abolición de la propiedad privada
de los medios de producción. En la sociedad comunista la propiedad es del
conjunto de la sociedad; el modo concreto de realizar esta idea no está claro,
pero parece que sólo mediante organismos o instituciones (esto no está nada
claro) que distribuyan los beneficios y den a cada cual en función de sus
necesidades y exijan de cada cual en función de sus posibilidades. Los medios
de distribución no se definen.
3) Sociedad sin clases: por no existir la propiedad privada no existe la división
social en clases sociales, ni la explotación del hombre por el hombre; el
hombre ya no es un mero instrumento para la producción, una cosa más que se
puede vender y comprar en el mercado, sino un fin en sí mismo, una entidad
con realidad propia;
4) Abolición de Estado: cuando Marx propone la abolición del Estado deja un
dilema en el aire: a algunos les pareció que se refería al Estado en la medida
en que éste es un instrumento para el domino de un grupo sobre otro, no tanto
al Estado entendido como conjunto de instituciones que organizan la vida
social (derecho, educación, sanidad, orden social...), que se acepta porque en
la sociedad comunista, no ya como expresión de las ideologías sino como un
simple medio o servicio estadístico para la racionalización de la vida
comunitaria. Con la desaparición del Estado burgués desaparece igualmente la
política entendida como el ámbito de discusión de opciones económicas,
sociales y morales distintas; desaparece la política y entran en juego sólo las
discusiones de índole técnica relativas a la mejora de la comunidad;
5) Desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas: tal cual suena. Tanto los
medios de producción como el propio pueblo encargado de gestionarlos
alcanzarán tal nivel de perfeccionamiento que conseguirán producir de manera
que existirán recursos sobrados para todo el mundo. Correrán a chorro lleno
los manantiales de la riqueza colectiva, escribía Marx en el Manifiesto
Comunista..

46
No hay más, los desarrollos posteriores más notables de la teoría marxista
corresponden a Nikolai Bujarín, Evgeny Preobrazhenski y Vladimir Ilich Ulianov Lenin.

5. PROBLEMAS DEL MARXISMO

Marx siempre fue mucho mejor criticando que construyendo conocimiento. Marx
escribe contra la explotación, la alienación, las desigualdades sociales derivadas de estos
factores y contra toda forma de dominación que el hombre ejerza sobre el hombre. Para
ello elaboró un sistema filosófico, económico y político muy complejo que tenía los pies
de barro. Es decir, quiso justificar su visión del mundo, aquello que todos podemos llegar
a intuir e incluso a vivir, a través de teorías erradas. La escuela más crítica con las teorías
de Marx fue la escuela austríaca con Eugen von Boehm-Bawerk y Ludwig von Mises a la
cabeza. Obras como Capital e Interés103 o El socialismo104 allanaron el camino para que
otros autores como Friedrich Hayek105 o Jesús Huerta de Soto106 subrayaran la idea que
planea sobre todos ellos, a saber: que Marx primero fue comunista y luego hizo su teoría.
Es decir, Marx no se aproximó con mirada científica a la realidad de su tiempo y de ese
ejercicio sacó su teoría, más bien tenía una idea preconcebida de cómo funcionaba la
realidad en la que vivía y forzó la realidad a base de datos erróneos y teorías endebles
para que está confirmará lo que él pensaba previamente. Estos autores hablan del
marxismo como si sus lineamientos teóricos fueran una gigantesca pero elegante falacia
post hoc ergo propter hoc o una falacia del francotirador en la que el susodicho primero
dispara y luego dibuja la diana alrededor del agujero que ha dejado en la pared.

103
Boehm-Bawerk, Eugen von. Capital e interés, Innisfree, Londres, 2015. Siendo esta la referencia
principal también cabe mencionar la siguiente obra: Boehm-Bawerk, Eugen von. La conclusión del
sistema marxiano, Unión editorial, Madrid, 2000.
104
Mises, Ludwig von. El socialismo. Análisis economic y sociológico, Unión editorial, Madrid, 2019. No
puedo dejar de mencionar el libro clásico de Mises como puntal de la crítica al sistema marxista: Mises,
Ludwig von. La acción humana. Tratado de economía, Unión editorial, Madrid, 2021.
105
En este sentido son obras clave: Hayek, Friedrich. Camino de la servidumbre, Alianza editorial,
Madrid, 2011; o Hayek, Friedrich. La fatal arrogancia: los errores del socialismo, Unión editorial,
Madrid, 2010.
106
Habiendo citado sus Lecturas de economía política en 3 volúmenes deb ser también citada su obra
clave: Huerta de Soto, Jesús. Socialismo, cálculo económico y función empresarial, Unión editorial,
Madrid, 2020. Esta sería su sexta edición.

47
Vamos a seguir la estela de los economistas austríacos para identificar los
problemas de la teoría marxista. No es mi intención hacer una exposición detallada al
respecto pues el tema es muy complejo y requeriría de un argumentario excesivamente
abstracto y abigarrado, lejos de la claridad que necesita y agradece todo lector novel en
estas lides. Expondré las críticas clásicas a la dimensión económica, filosófica y política
de la teoría de Marx.

CRÍTICA ECONÓMICA AL MARXISMO – TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO,


TEORÍA DE LA EXPLOTACIÓN Y PLANIFICACIÓN CENTRAL

Como podemos ver, estructuraré la crítica económica del marxismo en base a los
tres puntos mencionados en el título. Es difícil presentar los tres puntos por separado pues
están íntimamente relacionados pero al final de la exposición haré un esfuerzo por
sintetizar los argumentos principales en una suerte de párrafo concluyente. Será mucho
más sencillo para seguir los argumentos presentarlos en forma de problema, de pregunta
que requiera de una respuesta no especialmente extensa.

PROBLEMA 1 – ¿TODOS LOS BIENES ECONÓMICOS SON FRUTO DEL


TRABAJO EXCLUSIVAMENTE?

Exactamente en esto se basa la teoría del valor-trabajo y la teoría de la


explotación. Sólo aquellos bienes en los que haya intervenido el trabajo humano pueden
ser considerados bienes económicos o mercancías. La respuesta de Boehm-Bawerk y la
de Huerta de Soto no se hace esperar: los bienes de la naturaleza que no implican trabajo
humano si son bienes económicos, mercancías. La tierra (la toma de posesión de una
parcela de tierra) lo es, las joyas (por ejemplo diamantes) que se pueden recoger sin
ayuda de minas en entornos naturales también lo son107.

Para Marx, los bienes tienen valor en función de las horas de trabajo incorporadas
pero existen múltiples bienes que incorporando una cantidad idéntica de horas de trabajo

107
Huerta de Soto, Jesús. Socialismo, cálculo económico y función empresarial, Unión editorial, Madrid,
2020, p. 185. Huerta de Soto, Jesús. Lecturas de economía política III, Unión editorial, Madrid, 2020, p.
101.

48
tienen valores de cambio muy diferentes. Por el ejemplo el vino joven y el vino añejo 108.
Este punto lo desarrollaremos a propósito del valor objetivo de las mercancías.

PROBLEMA 2 - ¿EL VALOR DEL TRABAJO ES OBJETIVO?

Ya explicamos anteriormente que la base de la teoría económica de Marx es la


teoría del valor-trabajo o teoría del valor objetivo. Siguiendo a Adam Smith y David
Ricardo, Marx nos dice que el valor de una mercancía depende del trabajo incorporado en
ella bajo la forma de horas de trabajo invertidas en fabricar esa mercancía. Pero la
pregunta que surge de manera inmediata es ¿De verdad el valor de una mercancía
depende exclusivamente de las horas invertidas para fabricarla?109 Veamos los siguientes
ejemplos:

Los antiguos cazadores de perlas se jugaban la vida bajando en apnea al lecho


marítimo para coger la perla que la ostra alberga. Si tenemos en cuenta la inmersión y el
equipo necesario para hacerla (incluido su desgaste), el valor de la perla será
estrictamente el tiempo que tarde el cazador de perlas en hacer la apnea más la valoración
previa de su equipo de inmersión. Bien, supongamos que cuando baja al lecho marítimo,
el cazador, en lugar de coger la perla, coge la piedra que hay al lado (que puede ser muy
útil como material de construcción o como elemento decorativo si se quiere). El trabajo
invertido ha sido el mismo en sacar la perla que la piedra ¿Valen lo mismo? No. Porque
el valor de la mercancía no depende exclusivamente del trabajo y, en este caso, ni tan

108
Idem.
109
Esta costumbre nefasta de vincular el valor de una mercancía al trabajo de manera exclusiva la hereda
Marx de Smith y Ricardo. Es decir, los economistas anglosajones vienen de un entorno cultural
protestante de influencia calvinista en virtud del cual el trabajo es una condición sine qua non para
determinar si uno está predestinado a la salvación o no. Esa idea calvinista de que todos estamos
condenados desde el nacimiento salvo unos pocos predestinados la salvación dio lugar a una deificación
del trabajo como forma para saber si uno está en el grupo de los predestinados o no. Esa ética del trabajo
protestante dio lugar a esos patrones victorianos avaros, ahorradores, austeros, que buscan producir para
generar bienes que la gente desee sin hace ostentación alguna de riqueza, más bien todo lo contrario. Esto
lo explica bien Max Weber en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo y autores de la
escuela austríaca, como Boehm-Bawerk o el mismo Jesús Huerta de Soto, rastrean esos orígenes
culturales de los economistas clásicos británicos y nos explican que de ese entorno cultural es hasta lógico
que surgiera una teoría en la que el valor de la mercancía fuera fruto íntegro del trabajo. Boehm-Bawerk
explica que esta teoría da lugar a la teoría de la explotación que adquiriría tintes revolucionarios de la
mano de autores como Proudhon, Lassalle o Marx. Las referencias bibliográficas podrían ser múltiples
pero dejo una y un enlace web de utilidad: Huerta de Soto, Jesús. Lecturas de economía política III,
Unión editorial, Madrid, 2020, pp. 101-144.
El enlace web sería https://www.youtube.com/watch?v=cPrBhM5leX4&t=1083s

49
sólo depende del trabajo. Aunque parezca contraintuitivo, es la perla la que da valor al
trabajo y no el trabajo el que da valor a la perla110.

Imaginemos ahora que la apreciación subjetiva que la sociedad de consumidores


hace del tabaco cambia por el motivo que sea, por ejemplo, por una prohibición estatal. Si
la sociedad no valora el producto ¿Qué pasa con las fábricas en las que se lía el tabaco?
¿Qué pasa con los torcedores? ¿Qué pasa con la tierra que produce la planta del tabaco?
Van a perder mucho valor ¿Qué tiene que ver eso con el trabajo? El valor de las
mercancías es subjetivo, depende de la valoración que los consumidores hacen en un
contexto determinado, es decir, aquí y ahora según cada contexto cultural, social, político
y económico. El trabajo puede ser uno de los elementos que añadan valor a la mercancía
pero no siempre, nunca de la misma manera, no en todos sitios ni en todos los momentos,
pudiendo llegar a ser la aportación del trabajo incluso nula para la valoración de la
mercancía. No es la tierra la que da valor al puro sino el puro el que da valor a la tierra111.

Lo mismo podríamos decir para el vino, que cuesta exactamente lo mismo


producirlo en la Rioja que en Valencia pero su valor no es el mismo. Ni es el mismo el
valor de un vino de un determinado año con un determinado reposo que el de otro con
características espacio-temporales diferentes. Ni vale lo mismo que yo dibuje la paloma
de la paz en los mismos tres minutos en los que Picasso la pudo dibujar.

Supongamos que se nos objeta lo siguiente: sin trabajo no hay mercancías. Es


como decir, sin tierra no hay puros, sin electricidad una fábrica no funciona, de igual
manera, sin trabajo no hay beneficio alguno por tanto, el beneficio depende del trabajo.
Un marxista diría que el empresario le paga muy poco y gana mucho a costa de su
trabajo, le explota, le roba. Pero nadie imagina al propietario de la tierra donde se cultiva
la hoja de tabaco yendo al empresario que lía el tabaco para decirle que le roba porqué
saca mucho beneficio y al él le pagó mucho menos por la tierra que utiliza, o a quien
suministra la energía eléctrica yendo a cualquier fábrica a decirle al empresario que por el
hecho de sacar beneficio le está explotando y debería pagarle mucho más por esa
electricidad sin la cual no podría producir. La respuesta a esta objeción es clara: todo
empresario paga por la tierra, por la electricidad y por el trabajo lo que se le pidió pero su

110
Miguel Anxo Bastos lo explica en https://www.youtube.com/watch?v=J1fil2hqVDM&t=4790s
111
Idem.1h 01’-1h 29’.

50
beneficio no depende exclusivamente de esa tierra, esa electricidad o ese trabajo. No hay
una relación directa pues, en este caso, su beneficio depende de su alerta empresarial112.

Por ejemplo, en una fábrica de pantalones el empresario debe tomar un sinfín de


decisiones. Al trabajador le cuesta el mismo trabajo confeccionar un pantalón de traje
verde, azul pitufo, rosa magenta, gris, negro o azul pero el beneficio resultante de la venta
de pantalones de traje de color rosa magenta no va a ser el mismo que el beneficio
resultante de la venta de pantalones de traje grises. Cuando la empresa quiebre fruto de la
mala decisión del empresario ¿Dónde quedará el valor del trabajo del trabajador? Será 0.
El color, el diseño, los materiales, las redes de distribución, el marketing, la publicidad,
los métodos de trabajo y un largo etcétera de factores atribuibles a la función empresarial
dan valor a la mercancía y, probablemente, el trabajo sea uno de los menos influyentes.
El valor del trabajo es subjetivo, depende del humor del mercado en cada tiempo y lugar,
de la función empresarial, de las regulaciones estatales y de tantas otras cosas. También
del trabajo pero, en ningún caso, exclusivamente del trabajo y nunca en la misma medida.

No deja de repetir Marx que solo el trabajo genera valor ¿Y si mejora la estructura
productiva del trabajo? ¿Mejores máquinas? ¿Mejores métodos de trabajo? ¿Mejor
organización del trabajo? Pues para Marx eso no genera valor, solo lo genera el proletario
con el sudor de su frente. No es de extrañar que si el empresario se embolsa unos buenos
beneficios solo puede ser a costa del trabajador toda vez que sólo él produce valor.

PROBLEMA 3 - ¿POR QUÉ MARX VINCULA EL VALOR DE LAS


MERCANCÍAS AL TRABAJO Y NO UTILIZA OTROS PARÁMETROS?

Recordemos que Marx afirma que el rango de mercancía un objeto lo alcanza sólo
si es útil para alguna otra persona. Además, dos mercancías sólo pueden ser
intercambiables en base al factor que tienen en común, es decir, el trabajo que ha costado
producirlas (y reproducirlas). Eso es lo que tendrían en común una tonelada de trigo y
200 docenas de huevos según el ejemplo que pusimos en puntos anteriores113. Esto Marx
lo da por supuesto y es falso.

112
Idem.
113
Los ejemplos y el curso de razonamiento viene de Juan Ramón Rallo, joven economista austríaco y
director del instituto Juan de Mariana en Madrid. Su desarrollo sobre la crítica a la teoría del valor-trabajo

51
Por ejemplo, las mercancías pueden tener en común sus propiedades naturales:
peso, volumen, densidad… de esta manera podríamos articular una teoría valor-peso
según la cual el valor de cambio de las mercancías dependa de su peso. También
podríamos decir que dos mercancías pueden tener en común que son fruto de la energía
que puede haber sido canalizada a través de los humanos o no. Aquí entra la teoría valor-
trabajo, una posible teoría valor-joules, otra que fuera valor-watts entre muchas otras. La
escasez respecto de las necesidades de consumo de las personas podría ser otro parámetro
válido para asignar valor a las mercancías cosa que está implícita en la teoría de Marx,
toda vez que considera que una mercancía lo es si satisface necesidades ajenas. ¿Por qué
obvia todo esto? ¿Por qué escoge el trabajo como medida del valor de una mercancía
cuando hay muchos otros parámetros comunes a las mercancías? Marx no lo explica, da
supuesto que el trabajo es lo único que tienen en común las mercancías, sin más. Lo
afirma gratuitamente. Aún diría más, si leemos el fragmento en el que expone esta idea
veremos que admite que las mercancías tienen muchas cosas en común pero que salta a
la vista que su valor de uso es lo que define realmente a la mercancía y que, entonces, si
dejamos a un lado la utilidad de las mercancías sólo nos queda el trabajo como única
medida del valor de la mercancía.

La arbitrariedad deja paso a la contradicción cuando admite que en el mercado


hay mercancías con valor de cambio imposibles de reproducir por el trabajo humano.
Recordemos que cuando Marx habla de trabajo, habla de la actividad de producir y,
sobretodo, reproducir mercancías. Productos exclusivos como una obra de arte o
determinadas joyas adquiridas en estado salvaje (sin minas o trabajo aplicado), tienen
valor de cambio y no precisamente por el trabajo aplicado a ellas pues no son
reproducibles, no entran dentro de la lógica industrial de su tiempo, no es cosa de
proletarios y burgueses o explotadores y explotados. Él mismo dice que el valor otorgado
a bienes como obras de arte o la tierra es fruto de una suma de combinaciones sumamente
fortuitas, demostrando así un desconocimiento profundo del mercado del arte lo cual
tiene cierta lógica si te pasas toda tu vida intelectualmente productiva encerrado en una
biblioteca.

y de la explotación de Marx saldrá próximamente al mercado en forma de libro. Hoy podemos encontrar
un pequeño avance en https://www.youtube.com/watch?v=-2yuOyI_ugQ&t=4151s

52
La teoría del valor-trabajo es un despropósito. Lo fue en Adams y Ricardo, que la
heredaron prácticamente sin cuestionamiento y lo mismo le pasó a Marx, con una
salvedad. Cuando hagamos la crítica a la teoría de la explotación, que está estrictamente
vinculada a esta, veremos que Marx descubre, en el transcurso de sus investigaciones,
que está equivocado114. Y no rectifica porque el error que descubrió hundía su teoría de la
explotación y le llevaría a admitir la insostenibilidad de la teoría valor-trabajo. Dicho de
otra manera, la realidad no se ajustaba a su visión del mundo pero se empecinó en
continuar afirmando cosas que el mismo se encargaría de contradecir en tantas páginas
como tiene su obra. Se contradice sobre la teoría valor trabajo, se contradice en su teoría
de la explotación, se contradice en su definición de clase social y en tantas otras pero tira
para adelante corriendo un tupido velo de afirmaciones gratuitas o ignorando la cuestión.
Respondamos la pregunta ya: eligió el trabajo por encima de cualquier otro parámetro
porque solo así podía seguir justificando que el patrón explota al trabajador, que se
enriquece a costa de él, y que, por ello, el socialismo es inevitable115.

PROBLEMA 4 – ¿EL TIEMPO DE TRABAJO SOCIALMENTE NECESARIO SE


APLICA AL INTERCAMBIO DE CUALQUIER MERCANCIA?

El trabajo socialmente necesario ya dijimos que, de hecho, es una media, un


registro estadístico de todos los centros de trabajo que producen una mercancía. El
tiempo medio de producción de esa mercancía será su valor y en base a ese número de
horas, esa mercancía podrá ser intercambiable por otra que implique un número de horas
de trabajo promedio equivalente en su producción. No obstante, a Marx no se le escapa
que dos procesos productivos pueden durar lo mismo pero, a su vez, pueden también
implicar niveles muy dispares de conocimiento e intensidad116.

Por ejemplo, supongamos que un granjero tarda 5 horas en producir 200 docenas
de huevos y un cirujano tarda 5 horas en una complejísima operación de cirugía cerebral.
El trabajo de ambos dura lo mismo pero, ni remotamente, supone el mismo nivel de
114
Problema 7, página 56 de este trabajo.
115
Ojo, aquí no hay que olvidar lo comentado anteriormente. Hay cuestiones culturales implícitas en la
teoría del valor-trabajo como la herencia protestante-calvinista, el influjo de los economistas clásicos
ingleses o las tesis del propio Rodbertus. Digamos que estos factores dan un entorno cultural y una inercia
teórica que no es fácil discutir. Hay que ser un pensador muy fino y muy valiente para descubrir las
mutaciones perjudiciales de tu ADN cultural y encontrar una fórmula que recombine ese ADN hacía
posturas menos dañinas. Es decir, es muy difícil no ser hijo de tu tiempo.
116
https://www.youtube.com/watch?v=-2yuOyI_ugQ&t=4151s

53
preparación ni la misma intensidad en el proceso. ¿Cómo podemos equiparar el producto
del trabajo del granjero y el del cirujano? Marx dice que hay que establecer una paridad,
una proporción en virtud de la cual las horas del personal altamente cualificado que
trabaja intensivamente se equiparen a las horas de trabajo del personal menos cualificado
de trabajo poco intenso. Por ejemplo, que las 5 horas del cirujano equivalgan a 100 horas
del granjero117.

La pregunta surge rápidamente ¿Cómo establecemos esa proporción? ¿Cómo


establecemos que cada hora de trabajo del cirujano equivale a 20 horas de trabajo del
granjero? Marx nos dice, en el primer libro de El Capital, que la única manera de
establecer esa proporción es ver a qué precio se vende la hora de cirujano y la de un
granjero en el mercado de su tiempo. Esto, de entrada, genera un problema metodológico
y es que las teorías del valor-trabajo y del plusvalor vienen a decir que los precios de
mercado son fruto de la explotación del proletario por parte del burgués y que, por tanto,
esos precios reflejan el valor de cambio de la mercancía pero no el valor de cambio del
trabajo del proletario. El burgués roba horas de trabajo del proletario, que se apropia en
forma de plusvalor cuando vende la mercancía en el mercado a un precio mucho más caro
de lo que paga a sus trabajadores. Si eso es así ¿Cómo vas a establecer una proporción
entre el valor del trabajo de médicos y granjeros si ese precio no refleja lo que realmente
deberían ganar el uno y el otro? Son precios con plusvalor.

Este es el primer problema que Marx soslaya pero es que él mismo se da cuenta
de un segundo problema. En el tercer volumen de El Capital, Marx nos dice que los
precios no son fiables para establecer proporciones entre profesiones heterogéneas porque
los precios de sus productos oscilan demasiado, suben y bajan con tal rapidez en el
mercado que es imposible establecer un cálculo en tiempo real del precio hora comparado
del valor del trabajo de cada profesión según la tecnología del momento. Con esto vuelve
a caer en una contradicción: se basa en un concepto como el tiempo de trabajo
socialmente necesario para establecer su teoría valor-trabajo y su teoría del plusvalor
para, más adelante, acabar negando que ese concepto sea tan siquiera cuantificable
cuando hay que establecer el valor de dos productos intercambiables de dos profesiones
de diferente nivel de intensidad y preparación.

117
Idem.

54
Marx nunca reconocerá esta contradicción, ahí la deja, en dos trozos separados
por miles de páginas entre el tomo 1 y 3 de El Capital. No es la única en este sentido, en
otras partes de su obra dirá que la demanda del mercado influye sobre el precio de las
mercancías y, por tanto, una mayor o menor salida del stock de mercancías en el mercado
nos puede indicar si ha habido tiempo de trabajo socialmente necesario superfluo o no (si
los obreros han holgazaneado o no) en la elaboración de esas mercancías. Esto es
equivalente a decir que la valoración subjetiva de los consumidores influye en el precio
de las mercancías de manera que su valor no es objetivo sino dependiente de otros
parámetros.

Todas estas contradicciones dan al traste con la teoría del valor-trabajo y la teoría
de la explotación. No obstante, esto no supone negar que la explotación exista o que
exista el plusvalor, supone reconocer que Marx no supo explicarlos, que él no pudo
demostrar científicamente su existencia, que su teoría no describió la sociedad tal como
fue.

PROBLEMA 5 - ¿AL TRABAJADOR LE CORRESPONDE EL PRODUCTO


ÍNTEGRO DE SU TRABAJO?

Para Marx está claro que sí. El valor de cambio de lo que el trabajador produce
debiera ser íntegramente para él. No obstante, Marx olvida que el proceso de producción
requiere tiempo, que producir una máquina puede ser cuestión de años y que el trabajador
no querrá esperar X años a percibir el valor íntegro de la máquina cuando esta se venda
en el mercado. El trabajador querrá el salario al final de la primera semana o del primer
mes de proceso de producción y así cada semana o cada mes.

Aquí entonces hay dos opciones: o bien el trabajador percibe la parte proporcional
del valor de lo que produce ahora con los precios de hoy (el precio actual de la máquina
que produce) o espera X años a percibir el valor completo de lo que produce con los
precios del futuro. Pero no, Marx dice que el trabajador debe percibir ahora todo el valor
futuro de lo que produce. Pongamos un ejemplo concreto.

55
Supongamos, para hacerlo fácil, que un obrero produce una máquina de vapor
durante 5 años. El valor de cambio obtenido de la máquina terminada será de 5.500
florines. ¿Qué salario le corresponde al obrero? Para Marx, 5.500 florines. ¿Cuándo debe
cobrar ese salario? En buena lógica, debiera percibirlos al final del encargo, es decir, al
cabo de 5 años pero el obrero no puede esperar 5 años a cobrar. Por tanto, querrá una
remuneración parcial de su trabajo repartida en un año (en forma de salario mensual o
semanal). Boehm-Bawerk explica que si esto es así, al trabajador habrá que retribuirle
con lo que ha trabajado hasta ahora, si en un año ha producido un montón de hierro se le
paga por ese montón de hiero producido para la máquina. Supongamos que ese montón
de hierro supone la producción de una quinta parte de la máquina ¿Cuánto deberá percibir
en forma de salario? Según Marx, 1.100 florines, una quinta parte de 5.500118.

Este es el problema. 1.100 florines corresponden al valor de la quinta parte de una


máquina de vapor actual y terminada pero el empresario está pagando por la quinta parte
de una máquina que se acabará en 4 años. Los bienes presentes siempre tienen una
valoración más alta que los bienes de la misma clase y calidad en el futuro. Por tanto, el
valor de la quinta parte de la máquina que se ha producido hasta hoy no puede ser de
1.100 florines sino inferior ¿En qué proporción? Eso tiene que ver con el tipo de interés
de cada país, es decir, con el precio del dinero de cada país y con la proximidad del
momento en que se termina la máquina119.

Lo que estamos diciendo es que querer percibir hoy el valor futuro de un bien que
tiene que acabarse, por ejemplo, en 5 años es no entender que el valor de los bienes se
modifica a lo largo del tiempo (normalmente a la baja) y que el propio valor de la moneda
cambia (normalmente al alza) a lo largo del tiempo. Esto se llama tasa de preferencia
temporal y si el empresario no la tiene en cuenta, incurrirá en pérdidas. Por eso el
proletario no puede cobrar el valor íntegro de su trabajo si quiere su sueldo aquí y ahora y
no quiere esperar a percibirlo (también puede hacerse autónomo y el problema se acaba).

118
Huerta de Soto, Jesús. Lecturas de economía política III, Unión editorial, Madrid, 2020, pp. 125-126.
119
Huerta de Soto, Jesús. Op. Cit, p. 127.

56
PROBLEMA 6 – ¿EL VALOR DEL TRABAJO PUEDE BASARSE EN EL
VALOR DE LAS MERCANCÍAS?

Ya hemos comentado que a la hora de establecer el valor de cambio del trabajo


(salario), Marx afirma que el salario está en función del valor de los bienes básicos que el
proletario debe adquirir para asegurar su manutención y la de su familia así como su
reproducción. Una vez más, la pregunta cae a plomo con todo el peso de la lógica. ¿Y qué
determina el precio de las mercancías básicas que el proletario debe adquirir en forma de
sueldo? Marx responde, el valor del trabajo necesario para producir dichas mercancías120.

No hace falta ser un lince para ver que Marx, igual que su predecesor Rodbertus,
caen en un razonamiento circular. El valor de las mercancías depende del valor del
trabajo y el valor del trabajo depende del valor de las mercancías. Un absurdo lógico.
Este razonamiento implica que Marx no sabe como determinar el valor del trabajo ni sabe
como determinar el valor de las mercancías lo cual, una vez más, da al traste con la teoría
del valor-trabajo y con la teoría de la explotación.

PROBLEMA 7 – ¿EL PLUSVALOR ES CUANTIFICABLE?

Recordemos que para Marx el plusvalor es el beneficio que el empresario


adquiere a costa de las horas de trabajo extra del proletario. Si el valor de las mercancías
puede llegar a ser superior al valor del trabajo del proletario es, según la lógica de Marx,
porque el proletario está haciendo horas de más que el empresario no paga pero añade al
precio de las mercancías. El plusvalor es robo puro bajo la óptica de Marx, todo beneficio
empresarial es robo puro porque el empresario se lo parasita al trabajador.

Si, como hemos demostrado, el valor de las mercancías no depende


exclusivamente del trabajo, si el valor del trabajo y el de la mercancía no es cuantificable
según el razonamiento circular de Marx pues, según él, trabajo y mercancía se determinan
mutuamente, si las horas de trabajo socialmente necesarias para producir una mercancía
son incomparables y, por ende, imposibles de cuantificar o, más bien, de valorar y si al

120
Huerta de Soto, Jesús. Socialismo, cálculo económico y función empresarial, Unión editorial, Madrid,
2020, p. 185. También puede consultarse su clase magistral sobre la crítica a la teoría de la explotación
marxista en https://www.youtube.com/watch?v=cPrBhM5leX4&t=1083s

57
trabajador no puede corresponderle el valor íntegro de su trabajo por pura lógica
mercantil… ¿Cómo es posible conocer la tasa de explotación? ¿Cómo puedes
cuantificarla sin saber en qué se basa el valor del trabajo, el de la mercancía o las
proporciones de intercambio entre mercancías? Es imposible. El plusvalor no es un
número si seguimos las tesis de Marx y vemos sus errores de base, es incuantificable con
lo que Marx nos da (la tasa de explotación tiene su expresión matemática pero
sencillamente es errónea).

De eso se dio cuenta el secretario de Engels tras la muerte de Marx, Eduard


Bernstein. A partir de este momento, el propio Bernstein comenzaría un ataque
fulminante desde dentro a la ortodoxia marxista, el denominado revisionismo que llevará
a la consolidación de la socialdemocracia. Bernstein se da cuenta no sólo de que hay tesis
básicas del trabajo de Marx que fallan flagrantemente, que están mal, sino que advierte
como, lógicamente, las predicciones que hizo Marx en base a esas premisas iban fallando.
La leyes del movimiento erraban, ni los obreros se pauperizaron, ni las desigualdades
sociales se hacían mayores, no se monopolizaba el mercado, no cundía el impulso
revolucionario y el socialismo no parecía inevitable, entre muchas otras cosas.
Hablaremos sobre Bernstein cuando tratemos de definir la socialdemocracia para exponer
los puntos clave de su evolución121.

PROBLEMA 8 – ¿CÓMO PUEDE SER QUE CON TASAS DE EXPLOTACIÓN


DIFERENTES, TODOS LOS SECTORES PRODUCTIVOS TIENDAN A TENER
LA MISMA TASA DE BENEFICIO?

Dije en el problema 2 que Marx llegó a darse cuenta de que su teoría del valor-
trabajo no funcionaba. Había un error muy grave y lo descubrió a medida que avanzó en
sus investigaciones económicas. Fue una contradicción que nunca llegó a resolver y que,
a día de hoy, sigue sin poderse resolver. Tiene que ver con la teoría de la explotación de
Marx y su formulación mejor acabada la tenéis en la pregunta que formula para este
problema en el título.

121
Esto lo explica Antonio Escohotado tanto en el tomo III de su obra magna Los enemigos del comercio
y en la siguiente entrevista concedida al canal cultural de youtube de Libertad Digital (LdCultura) en el
siguiente link https://www.youtube.com/watch?v=5tTa0Pla3wo&t=407s

58
Para Marx habrá explotación siempre que el valor de cambio de la mercancía sea
superior al valor de cambio del trabajador. El trabajador debiera percibir el valor íntegro
de lo que produce y esto debiera ser lo necesario para cubrir todas sus necesidades
básicas y las de su prole. Si la mercancía genera un valor superior en el mercado, eso es
plusvalor y supone explotación, un robo del burgués al trabajador.

Ahora debemos recordar que en El Capital Marx nos dice que la tasa de
explotación depende de la composición orgánica del capital, es decir, de la relación entre
capital y trabajo. A su vez, nos dice Marx que todos los sectores productivos tienden a
tener la misma tasa de ganancia. Eso es así, no puede ser de otro modo y Marx lo
interpretó correctamente.

Imaginad diversos sectores productivos, los que sea, y que uno de ellos ganase
mucho, otro muy poco y los demás estuvieran equilibrados en un punto medio ¿Qué
pasaría? Los inversores huirían del sector menos productivo, venderían el capital, e
invertirían sus fondos en el sector más productivo, generando competencia y repartiendo
los beneficios hasta equilibrarse con los demás. Cualquier sector que de beneficios
extraordinarios pronto se llena de inversores que quieren un pedazo de ese gran pastel
haciendo que las ganancias se repartan por pura ley de competencia y coexistencia. No es
que todos los sectores tengan el mismo beneficio, es que tienden a tener beneficios muy
similares por unidad de capital invertida. Hoy los más ricos del mundo hacen cosas tan
dispares y tan contrastadamente valoradas como coches, ropa o paquetes de
mensajería122.

Bueno, Marx sabía bien que no todos los sectores productivos tiene la misma
composición orgánica del capital, es decir, no todos los sectores tienen la misma relación
entre capital y trabajo. Por ejemplo, una central eléctrica o una central nuclear son muy
intensivas en capital y muy poco en trabajo, es decir, hay mucha maquinaria funcionando
y muy poco trabajador haciéndola funcionar. En cambio, en el sector de los seguros hay
muy poco capital y mucho trabajo, es decir, muy poca inversión en maquinaria o bienes
de capital i/o de producción y muchas personas trabajando. La pregunta cae de cajón

122
Anxo Bastos en https://www.youtube.com/watch?v=J1fil2hqVDM&t=4790s

59
¿Cómo puede ser que con tasas de explotación diferentes, todos los sectores productivos
tiendan a la misma tasa de beneficio? ¿Cómo puede ser? No puede ser porque el
beneficio no depende de la explotación o no depende exclusivamente de la explotación
del trabajador123. Ya hablamos en el problema 2 de muchos de los parámetros que
generan valor independientemente del trabajo y, por ende, de la explotación del
trabajador.

Esta contradicción Marx la vio pero la deja ahí, como una excepción, como una
rareza del sistema. Es mucho más que eso, es la demostración de que su análisis
económico falló.

PROBLEMA 9 - ¿PUEDE UN ÓRGANO DE PLANIFICACIÓN CENTRAL


ASIGNAR CORRECTAMENTE LOS RECURSOS PARA LA SOCIEDAD?

No puede, ese es uno de los grandes errores del socialismo124 y lo explica Hayek
con gran claridad125. Marx asume que una autoridad central es capaz de adquirir y
gestionar todo el conocimiento disponible. Ignora que la sociedad moderna produce un
volumen de información ingestionable ya no por una sola mente, tampoco por un órgano
de planificación central porque el conocimiento se produce just in time (aquí y ahora) de
manera dispersa y descentralizada. El equilibrio económico de las sociedades
globalizadas y mundializadas depende de la interacción de millones de personas que ni
tan sólo saben que están interactuando.

Las redes de la oferta y la demanda activan a millones de centros de producción


alrededor del mundo que producen bienes que son ensamblados en mercancías finales
que usamos en nuestro día a día sin ni siquiera saber quién y por qué motivo concreto
(sabemos que, en general, es por la obtención de beneficio) ha intervenido alguien en la
tala de madera, en la extracción de grafito, en la extracción de bronce, en el cultivo de
árboles de caucho, en la fabricación de pintura, en la de pegamentos y en todos los
123
Idem.
124
Nos referimos anteriormente a este problema hablando de los problemas que tenía la formulación del
socialismo que planteó Marx.
125
Hayek, Friedrich. La fatal arrogancia: los errores del socialismo, Unión editorial, Madrid, 2010. Esta
sería la referencia principal aunque es posible rastrear sus reflexiones en Huerta de Soto, Jesús.
Socialismo, cálculo económico y función empresarial, Unión editorial, Madrid, 2020, pp. 96-100 y en el
siguiente enlace web en el que el propio Hayek lo explica.
https://www.youtube.com/watch?v=kJ9B3_S4IUM

60
elementos previos que han sido necesarios para la elaboración de todo lo dicho hasta
ahora, para que tú tengas el lápiz con el que escribes en la libreta126. No existe un solo
órgano de planificación central que pueda determinar todos estos procesos a la vez en la
economía contemporánea. Para Hayek pensar lo contrario es un acto de jactancia, de
arrogancia intelectual, toda vez que el socialismo es técnicamente imposible.

El científico de computación escocés, Paul Cockshott, ha afirmado recientemente


que ha resuelto el problema del cálculo económico en este sentido127. Cockshott es
marxista y cree haber diseñado un sistema cibernético capaz de compilar toda la
información disponible para que un órgano de planificación central resuelva el problema
de la asignación de recursos. Suponiendo que esto sea cierto, ¿Cómo se gestionan los
cambios just in time? ¿Cómo interpretar la información sobre un proceso productivo en
Vietnam sin conocer su contexto político, social, cultural, etc? Liberales como Juan
Ramón Rallo le critican precisamente la imposibilidad de generar o recopilar información
contextualizada. El problema del cálculo económico no consiste en como captar la
información que ya existe sino en cómo generar eficientemente nueva información en
tiempo real y de manera contextualizada sobre como optimizar el uso de los recursos y
eso es lo que no ha resuelto Cockshott128.

A día de hoy, no es posible registrar toda interacción (física o no) implicada en los
procesos de producción a nivel mundial, no sería posible actualizar tal cantidad de
información en tiempo real y menos aún presentarla de manera contextualizada.

126
Esta es una referencia a la famosa historia de un lápiz que explica Milton Friedman para ilustrar este
punto o, más bien, defender la lógica del libre mercado como instrumento mucho más preciso y justo que
cualquier órgano de planificación central https://www.youtube.com/watch?v=QURApUD2ncM&t=65s
127
Cockshott, Paul & Nieto, Maxi. Ciber-comunismo. Planificación económica, computadoras y
democracia, Editorial Trotta, Madrid, 2017.
128
A falta del esperado libro de Juán Ramón Rallo sobre la crítica al sistema marxista, podemos ver su
argumento en https://www.youtube.com/watch?v=whQy6xOZyuU

61
CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA MARXISTA – DETERMINISMO MESIÁNICO,
MATERIALISMO Y COLECTIVISMO.

PROBLEMA 10 - ¿ES PREDECIBLE LA SOCIEDAD?

En su vertiente filosófica, Marx incurre en diversos tipos de determinismo.


Definimos determinismo como aquella doctrina que afirma que la estructura del mundo
es tal que cualquier suceso puede ser racionalmente predicho, con cualquier grado de
precisión que se desee129. Esta es la definición de Karl Popper que, en un símil
afortunado, afirma que el determinismo entiende todo lo que acontece en el mundo como
si fueran partes del mecanismo de un reloj. Su progreso es predecible, sabemos hacía
donde va.

A mí siempre me gusta pensar que el determinismo tiene dos momentos: el Arkhé


y el Thelos. El Arkhé es un momento inicial basado en un principio que manda,
estructura, determina el devenir social. Por otro lado, el Thelos es el momento final, es
una Anagnórisis, un reconocimiento del fin último del principio activo que determina
todo el devenir social. Dicho de otra manera, el determinismo implica saber a partir de
qué principio se desarrolla la sociedad y cuál es su finalidad, cuál es el resultado de su
desarrollo.

Un razonamiento determinista supone la aceptación de que hay un factor que


condiciona el devenir social, que este factor tiene unas normas estables (que se repiten
ejemplarmente a lo largo del tiempo) y que el resultado de su desarrollo es, por tanto,
predecible. Por ejemplo, en tiempos fue mucho más que una moda cultural pasajera
defender el determinismo ambiental.

El determinismo ambiental es la creencia de que el medio ambiente y, más


concretamente, sus factores físicos como los accidentes geográficos y el clima, determina
los patrones de la cultura humana y el desarrollo social. Los deterministas ambientales
creen que los factores ecológicos, climáticos y geográficos son los únicos responsables de

129
Popper, Karl. El universo abierto. Un argumento en favor del indeterminismo. Post Scriptum a la
Lógica de la Investigación Científica, Vol II, Tecnos, Madrid, 1986, p.25.

62
las culturas humanas y las decisiones individuales. Además, las condiciones sociales
prácticamente no tienen impacto en el desarrollo cultural .

El principal argumento del determinismo ambiental establece que las


características físicas de un área como el clima tienen un impacto sustancial en la
perspectiva psicológica de sus habitantes. Estas diferentes perspectivas se extienden
luego por toda la población y ayudan a definir el comportamiento general y la cultura de
una sociedad. Por ejemplo, se dijo que las áreas en los trópicos estaban menos
desarrolladas que las áreas de latitudes más altas porque el clima continuamente cálido
allí facilitaba la supervivencia y, por lo tanto, las personas que vivían allí no trabajaban
tan duro para garantizar su supervivencia. Estrabón, Platón, Aristóteles, Ibn Khaldum o,
más recientemente, Friedrich Ratzel son representantes de esta línea de pensamiento y
afirman que el Arkhé es el clima y el medio físico y el Thelos es su menor o mayor grado
de desarrollo y, por tanto, su legitimidad para gobernar sobre los demás o ser dominados.

Argumentos de este tipo podemos encontrarlos en Marx y ya los hemos


identificado a lo largo del texto. Hablando de la distinción entre infraestructura (o base) y
superestructura ya identificamos un determinismo de tipo económico-tecnológico. Por
expresarlo en términos sencillos, para Marx la economía está en la base de la
infraestructura social y determina toda la superestructura. Es decir, todo sistema social
(Estado, derecho, religión…) y toda forma de cambio social depende del sistema
económico. Según se desarrolle este, se desarrollará todo lo demás, al fin y al cabo, la
superestructura no es más que una serie de instituciones, formas de organización, hábitos
y normas culturales que sirven para legitimar la infraestructura económica de la sociedad.

Anteriormente y a propósito de la tesis materialista, expusimos que Marx


considera que la base tecnológica de una sociedad llega a definir su cultura. Esto son
formas claras de determinismo y no son las únicas. La idea de que la historia es la historia
de la lucha de clases y que la historia tiene una naturaleza dialéctica, lleva a Marx a
deducir las leyes de movimiento y a concluir que la historia está condicionada, que su
desarrollo depende de unas leyes históricas que escapan a la voluntad de los hombres. El
advenimiento del socialismo es ineludible, ese es el Thelos de la historia humana y la
lucha de clases (conflicto fundamentalmente de origen económico entre explotadores y
explotados) es el Arkhé, el motor de la historia.

63
Este tipo de razonamiento es erróneo por motivos diversos. En líneas generales,
podríamos argumentar con Karl Popper que la sociedad no está condicionada, no está
cerrada sino abierta. En su obra La miseria del historicismo argumenta que la historia es
la historia de la acción humana y que su evolución depende de nosotros y no de supuestas
leyes intrínsecas a la historia que están por encima de la voluntad humana. El futuro es
difícilmente predecible, dependerá de lo que quiera el ser humano y no hay ley natural ni
positiva que rija el proceso de desarrollo histórico de los seres humanos. Popper apunta a
una contradicción básica de la tesis materialista de Marx: Marx también pensaba que la
historia era la historia de las acciones humanas lo cual entra en contradicción con la idea
de que la historia tiene sus propias leyes al margen de la acción o voluntad humana. El
mismo niega su tesis materialista. Buena prueba de ello es que ninguna de las
predicciones que hizo (basadas en las leyes de movimiento) sobre la base de su
materialismo histórico científico se cumplió.

Otro problema habitual tiene que ver con el simplismo que implica todo
razonamiento determinista: sólo hay un motivo dominante en la historia, la economía en
el caso de Marx. No se tiene en cuenta que detrás de cada acontecimiento histórico hay
miles de factores, que pueden ser importantes, vanos, fútiles, etcétera. El curso de la
historia cambia muchas veces por intrigas personales, odios, celos, ambición de poder,
orgullo, rivalidad, o simplemente por un somnífero: Hitler lo había tomado el día del
desembarco de los aliados en Normandía dando la orden de que nadie ni por nada se le
despertase, cosa que cumplieron sus subordinados, incluido su propio asistente el general
Alfred Jodl, que posteriormente firmaría la rendición incondicional de Alemania.
Recordemos que las Panzer no podían avanzar ni un metro sin la autorización expresa de
Hitler, con lo que el desembarco fue relativamente más fácil al no encontrarse de repente
con las temidas y terribles divisiones acorazadas. Muy probablemente Hitler hubiera
perdido igualmente la guerra, lo que intento decir es que la acción humana no es
unidimensional y que, por ende, no lo es la historia que protagoniza. ¿Qué hubiera sido
del comunismo si Marx no hubiera nacido? Nadie tiene ni tuvo la bola de cristal.

Con esto tampoco quiero decir que el determinismo sea una perspectiva de
análisis social inútil, como no lo es el posibilismo en geografía, el estructuralismo en
sociología o el formalismo en literatura. Muy probablemente a nivel microsocial haya

64
pequeñas poblaciones estrictamente determinadas por el medio y su base material, que
eso lleve a una concepción de la vida única y que una innovación tecnológica suponga un
cambio radical a todos los niveles en ese microentorno social. Siguiendo el hilo
argumental de Hayek cuando habla de la imposibilidad técnica del socialismo, diría que
es casi un acto de arrogancia intelectual suponer que todo proceso histórico local,
regional, nacional, global, mundial se rige en base a una lógica determinista, como si la
inmensa complejidad del tejido social fuera aprehensible, a diferentes escalas y en su
interacción continua, en una sola categoría de pensamiento.

PROBLEMA 11 – ¿ES POSIBLE DEFINIR EL INTERÉS DE CLASE?

El materialismo histórico dice que la base material es la que define la conciencia


histórica que, para Marx, es tanto como decir que las ideas preponderantes que tenemos
en cada momento histórico son las ideas de la clase dominante. Entonces, cada clase
social tiene una ideología propia y aquí está el primer problema. La falta de definición del
concepto clase social que ya explicamos anteriormente. Pero aún hay más ¿Quién define
cual es el interés de una clase social? ¿Quién define el contenido de la conciencia de clase
de los obreros o los burgueses?

Es que el marxismo es una forma de colectivismo y esto es un error intelectual. El


colectivismo supone la homogeneidad de un grupo social determinado, en este caso, de la
clase de los explotados y los explotadores. Pero ¿Todos los obreros tienen el mismo
interés? ¿Si los obreros tienen posturas distintas como llegar a un denominador común
que represente a todos y en todo momento? Lo mismo reza para los capitalistas pues los
hay terratenientes, industriales, comerciales, financieros, especuladores y un largo
etcétera de categorías que dan fe de la diversidad de intereses que puede mover a un
capitalista a actuar. Esos intereses incluso pueden llegar a ser contrapuestos cuando para
favorecer a una nueva casta de industriales urbanos expropias a los tradicionales
terratenientes rurales como en el caso del primer comunismo ruso de Lenin. Los obreros
también pueden tener intereses contrapuestos: obrero joven frente a obrero viejo, obrero
hombre frente a obrero mujer, obrero del primer mundo frente a obrero del tercer mundo,
obrero nativo frente a obrero inmigrante, etc. ¿Cuál de estas contradicciones determina la
conciencia de clase? ¿Cómo podemos encontrar un denominador común en el interés de

65
capitalistas y obreros que valga para todos los casos en todo momento? No es posible
pero Marx dice que sí porque los holiza, los colectiviza, los homogeniza en una categoría
muy simplista que no da fe de la complejidad de fenómeno obrero ni del fenómeno
burgués. ¿Es Messi un explotado? Para Marx sí porque no posee los medios de
producción. Muy probablemente el concepto de clase esté mal definido.

CRÍTICA DE LA TEORÍA POLÍTICA MARXISTA – ERRORES DE


PREDICCIÓN

Decía Leszek Kolakowski en su obra magna, Las principales corrientes del


marxismo, que el marxismo había sido la mayor fantasía del siglo XX, que fue un sueño
que ofrecía un futuro en que la sociedad estaría perfectamente unida, donde todas las
aspiraciones humanas se harían realidad y todos sus valores es conciliar. Ebrio de la ola
cientifista de su tiempo, Marx y sus seguidores pensaron que el éxito de un movimiento
social necesariamente probaba la validez de la teoría que lo sostenía, pero el siglo XX se
encargaría de demostrar que la teoría y la práctica raramente convergen en los asuntos
humanos. Tal es la naturaleza trágica de la Modernidad, la proyección de una utopía
transformada en proyecto social, es decir, un deseo no cumplido.

Las reflexiones de Kolakowski son interesantes en la medida que nos introducen


de lleno en los problemas políticos del programa marxista. No obstante, es necesario
hacer una salvedad. El marxismo definió con cierto detalle el socialismo pero no el
comunismo y recordemos que el referente histórico del marxismo es el comunismo ruso.
Es decir, el marxismo de Marx nunca se llevó a la práctica, es teórico, así que es difícil
juzgar su idoneidad o no sin experiencias históricas concretas. Que yo hable de los
problemas políticos del marxismo refiriéndome a la Rusia comunista del siglo XX
presenta problemas metodológicos y es que cualquiera podría objetar que no son lo
mismo o que comparo de manera impropia una teoría política con una práctica política y
tendría razón. Por este motivo me centraré en los problemas de implantación que ha
tenido el marxismo a lo largo del siglo XX, pero no atendiendo al detalle de la praxis
política de cada país comunista del siglo XX o de la Rusia comunista, sino poniendo en

66
perspectiva las predicciones políticas de Marx tras un siglo de intentos de implantación
del marxismo en el mundo.

Y es que hablar de la Revolución Rusa, la Rusia comunista, la URSS y todas las


experiencias comunistas hasta el día de hoy equivale a describir la crónica de un fracaso
histórico que no deja en buen lugar a la teoría política que los inspiró, que es el
marxismo. El mismo Marx se pone en la picota del juicio histórico cuando enuncia que su
sistema (su gran metanarrativa histórica) es científico y afirma en mayúsculas que la
historia que él predice es inevitable.

Las grandes metanarrativas suelen legitimarse a través de su capacidad para


predecir los acontecimientos o tendencias del futuro más inmediatas. La proyección de
una nueva sociedad implica un análisis profundo de las bases de la sociedad
contemporánea al autor y, por tanto, una comprensión profunda de sus estructuras e
inercias. La prognosis es un ejercicio tentador y una tabla de verdad en estas situaciones.
Por tanto, si falla la predicción, la base teórica sobre la que se sustenta será igualmente
errónea.

En resumen, no entro a valorar si se podría haber hecho mejor o no, si la


experiencia histórica es mejorable o no, o si es homologable al discurso teórico marxista
original o no. Lo que voy a hacer es comprobar hasta qué punto las predicciones teóricas
de Marx se han cumplido en la práctica. Pero, aunque Marx creyera inevitable el
advenimiento del socialismo, yo me presto a hacer este análisis siempre que la
experiencia socialista se haya intentado como es el caso del siglo XX. Ha habido
voluntad de llegar al socialismo, la teoría no ha quedado en un cajón de sastre, entonces
¿Acertó Marx? Así de simple.

Marx hizo cuatro grandes predicciones políticas fruto de su estudio de la sociedad


capitalista:

1) Predijo el derrumbe completo de la sociedad y los regímenes capitalistas. Aquí


se incluyen las leyes de movimiento.
2) Predijo que la revolución sólo podía ser posible en países fuertemente
industrializados ya que el socialismo era el paso siguiente al capitalismo.

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3) La tercera predicción tiene que ver con la imposibilidad de aparición de un
Estado y mucho menos de un dictador en un régimen comunista.
4) La cuarta predicción aseguraba la irradiación mundial del fenómeno
comunista.

PROBLEMA 12 - ¿ZUSAMMENBRUCHSTHEORIE O NEGACIÓN DEL


DERRUMBE DEL CAPITALISMO?

El advenimiento del revisionismo marca la quiebra de la primera gran predicción


del marxismo, la llamada teoría del derrumbe. El término revisionismo fue empleado a
finales del S. XIX por los marxistas ortodoxos para designar las teorías de Eduard
Bernstein, que planteaban un proceso de construcción del socialismo basado en el
reformismo político, absolutamente contrario a las tesis revolucionarias del marxismo.
Como ya apuntamos anteriormente, Bernstein se dio cuenta de que las leyes de
movimiento que servían de base a la teoría del derrumbe no se cumplían y planteó una
alternativa que fue muy mal recibida por los ortodoxos.

Tuvo, pues, el término revisionismo un sentido peyorativo inicialmente. El


revisionismo negó la "teoría del derrumbe" (Zusammenbruchstheorie) basándose en la
capacidad de adaptación del capitalismo para superar y evitar las crisis. En consecuencia,
restó importancia a la lucha de clases y planteó una conquista gradual del poder político
mediante métodos democráticos y una mejora de la condición obrera gracias a la acción
sindical de los trabajadores. La actuación parlamentaria de los socialistas tenía que
conseguir la promulgación de una legislación social más avanzada y la creación de unos
servicios sociales más amplios. Este proceso debía llevar, según esta teoría, a una
superación pacífica de las contradicciones capitalistas y a una transformación gradual del
capitalismo en el socialismo, sin traumas ni rupturas.

En el terreno filosófico, el revisionismo supuso el abandono del materialismo


dialéctico y el retorno al idealismo kantiano. A pesar de la oposición a sus tesis,
encabezada por K. Kautsky y Rosa Luxemburgo, el revisionismo arraigó fuertemente en
la práctica de la socialdemocracia alemana y en la de otros partidos socialistas europeos
(socialdemocracia) llevando, progresivamente, no al derrumbe del sistema capitalista y de
sus regímenes políticos sino a su aceptación.

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PROBLEMA 13 – ¿EL COMUNISMO SE DESARROLLÓ SOBRE LA BASE DE
LA ABUNDANCIA?

Marx y Engels habían previsto que el marxismo arraigaría a un país como Alemania.
Basaban sus esperanzas en la industrialización, en la expansión de las ciudades, en los
obreros de las fábricas y los mineros explotados; de una manera natural confiaban en que
las economías más avanzadas les proporcionarían partidarios políticos para satisfacer sus
ambiciones. Si la industrialización era plena, la explotación y la alienación también
debían serlo y, desde este estado de opresión, surgirían los revolucionarios marxistas para
imponer la dictadura del proletariado y caminar hacía el comunismo que prometía
sobreproducción y abundancia.

Pero a principios del siglo XX, el marxismo revolucionario no era, ni mucho menos,
predominante en Alemania o Inglaterra, las grandes regiones industriales europeas, ya
que la libertad civil y el bienestar material conseguido a través de la lucha obrera
actuaron como antídoto contra el extremismo político. El advenimiento de la clase media
fue el camino hacia un mundo supuestamente mejor y no el proyecto social-
revolucionario.

Al final resultó que la pobreza y la opresión constituían el mejor terreno para que
creciera el marxismo. La Revolución de Octubre en Rusia supuso un revés a las
expectativas marxistas. Rusia, a finales del siglo XIX era una autocracia, no había
partidos ni sindicatos legales, no existía parlamento, la censura del debate político era
estricta, no había educación pública, la pobreza entre los campesinos era brutal, la
corrupción de la burocracia era la norma general y la iglesia ortodoxa era
extremadamente reaccionaria. A pesar de que en 1917 el movimiento revolucionario ruso
estaba muy desarrollado y la industrialización se había iniciado, Rusia continuaba siendo
un país la estructura social y productiva era prácticamente feudal.

La caída del Zar Nicolás II (1917) implicó la llegada al poder del gobierno
provisional de L’vov y el movimiento revolucionario ruso se movilizó rápidamente para
iniciar la revolución por más que las discusiones sobre si la revolución triunfaría en una
región de industria tan profundamente atrasada y tan campesina seguían muy vivas.
Meses después la revolución fue una realidad, pero la dictadura del proletariado se iba a

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desarrollar en un contexto no imaginado por Marx y Engels, lejos de las condiciones
ideales que propugnaron inicialmente.

De hecho, Lenin tenía muy claro que la Revolución no podía sobrevivir en un país
pobre y subdesarrollado por eso defendía una revolución mundial a cualquier precio.
Muchos críticos actuales del comunismo ruso defienden que precisamente este inicio
impropio de la revolución hizo que el comunismo estuviera destinado al fracaso.
Defienden que las ideas de Marx eran válidas pero no en ese contexto, por lo que durante
todo el siglo XX los defensores del marxismo se han esforzado mucho por hacer entender
que el comunismo ruso y el marxismo son cosas diferentes pues el fracaso del primero no
implicó el abandono de las tesis del segundo.

PROBLEMA 14 - ¿ESTADO COMUNISTA?

Marx y Engels entendían que la formula de Estado comunista constituía un oxímoron


en sí mismo. Precisamente, el comunismo consistía en la abolición del Estado y en la
puesta en escena de la democracia más perfecta posible, la directa. Lo que es de todos no
puede ser de un Estado, por eso había dos cosas que nunca podían pasar en un régimen
comunista: que hubiera estado o que apareciera un dictador.

La cuestión es que el comunismo puro no ha existido. Nunca se pasó de la fase


socialista y el paso a la desaparición del Estado nunca se llevó a cabo. Si hubo algo
cercano al comunismo puro fueron los momentos previos y los primeros momentos de la
guerra civil rusa pero poco más. La praxis marxista-leninista acaba con la propiedad
privada de los medios de producción y de algunos medios de consumo como la vivienda
pero nunca acaba con el órgano de planificación central, el Estado. Esto sirvió de modelo
a los siguientes regímenes llamados comunistas a lo largo del siglo XX.

La cuestión es ¿Por qué nunca se realiza plenamente la transición al comunismo? No


lo hizo Lenin ni nadie posteriormente ¿Por qué un órgano de planificación central tiene
que gestionar todos los recursos? ¿Por qué no funcionar en comunas igualitarias? Hay
muchos motivos históricos que explican este fenómeno pero hay uno que pone en relieve
una contradicción del marxismo.

El marxismo tiene un componente utópico como ya explicamos en su momento.


Habla de un futuro de pleno desarrollo tecnológico y sobreabundancia en el que las

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necesidades de cada uno estarían cubiertas por defecto y nos podríamos dedicar a hacer
un poco de todo cada día sin estrecheces que dieran lugar a fenómenos de alienación y
explotación. No existía eso en su momento, era una proyección, ni existió en tiempos de
Lenin tal grado de desarrollo tecnológico. Ningún régimen comunista supo desarrollar
tanto la tecnología y eso suponía la cronificación del órgano de planificación central, el
Estado era imprescindible, porque dejar la producción en manos de las comunas sin una
tecnología súper desarrollada implicaba volver a un marco de desigualdades pues no
todas las comunas trabajan igual, ni producen igual ni se organizan de igual manera.

El Estado socialista se hizo imprescindible, inalterable, y algunos de sus líderes


fueron auténticos dictadores en la URSS. En 1956 y con motivo del 20º congreso del
PCUS, Nikita Kruschev, líder del PCUS en ese momento, hizo un discurso siguiendo las
líneas de su famoso Informe secreto sobre el culto a la personalidad que se refería a
Stalin. Kruschev tildó a Stalin de dictador y condenó los delitos que cometió durante las
grandes purgas.

Asimismo, Milovan Djilas, líder del partido comunista yugoslavo entre 1953 y
1954, redactó su famoso libro La Nueva Clase (1957) donde denunciaba la aparición de
toda una clase de privilegiados que conformaban un verdadero Estado dentro del
comunismo. Eran los funcionarios y burócratas del Estado, que gozaban de privilegios y
riqueza mientras el resto del pueblo sufría limitaciones, incluso severas, de todo tipo.

PROBLEMA 15 – ¿EL MUNDO ES COMUNISTA?

En 1989 cae el muro de Berlín y en 1991 se desintegra la URSS de forma que la


más importante de las predicciones de Marx se vio frustrada definitivamente. Marx
pensaba que no sólo desaparecería el capitalismo sino que el comunismo se extendería
por todo el mundo como única forma democrática pura que aseguraría el bienestar
económico, político y social. La desintegración de la URSS supuso la desaparición del
comunismo y la expansión del capitalismo en todo el mundo. Los países comunistas que
quedaban eran todos ellos dictaduras declaradas, extremadamente subdesarrolladas y sin
relevancia política en un mundo capitalista si no fuera por sus recursos naturales
(regímenes africanos y sudamericanos).

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Las políticas del último líder soviético, Mikhail Gorbachov, reposaban sobre la
base de la admisión del atraso soviético y pivotaban alrededor de tres lemas: uskoréniye
(aceleración en base a la ciencia y la técnica, la modernización de la industria pesada,
teniendo en cuenta el factor humano a través de la llamada a la responsabilidad de los
funcionarios de Estado (apparatchiks), glasnost (liberalización del sistema político,
transparencia y apertura) y perestroika (libertad de empresa y laissez faire). Todas estas
políticas derivaron en una crisis económica muy profunda y en tensiones político-sociales
insostenibles que dieron lugar a un golpe de Estado fracasado a principios del 1991 y la
disolución definitiva de la URSS el 25 de diciembre de 1991. En 2019 quedan 5 países
declaradamente comunistas.

A MODO DE SÍNTESIS

Hasta aquí los problemas que presenta el marxismo teórico. Me he dedicado a


exponer de manera más o menos sistemática los problemas principales de sus tesis y llega
el momento de sintetizar tal cantidad de información, en ocasiones muy abstracta.

El marxismo, así como el socialismo puro no es posible ni económicamente ni


filosóficamente ni políticamente. Adolece de los siguientes problemas:

Desde una perspectiva estrictamente económica

El marxismo supone la aceptación íntegra de la teoría del valor-trabajo y de la


explotación, que son un despropósito de principio a fin por los siguientes motivos:

A) Porque asume que sólo el producto elaborado a través del trabajo humano es
catalogable como mercancía como si los recursos naturales en estado salvaje,
entre muchas otras cosas, no tuvieran valor.
B) Porque asume que el valor del trabajo y de las mercancías es objetivo y depende
exclusivamente del trabajo como si las preferencias espacio-temporales de los
compradores, entre muchas otras cosas, no fueran fuente de valor.
C) Porque asume que es posible valorar mercancías en base al tiempo socialmente
necesario para producirlas, un concepto rocambolesco en base al cual es
imposible determinar ni el precio del trabajo ni el de las mercancías por caer en
una suerte de razonamiento circular, que no permite la equiparación entre
productos diferentes.

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D) Porque asume que el plusvalor es cuantificable o más bien, lo que el empresario
roba al trabajador, es cuantificable lo cual es imposible siguiendo los parámetros
de Marx.
E) Porque asume que el trabajo es un parámetro correcto para valorar las mercancías
producidas por ser lo que tienen en común todas ellas, ser fruto del trabajo.
Principio arbitrario donde los haya como si fuera este el único parámetro que
tienen en común las mercancías.
F) Porque asume que el plusvalor es robo al proletario sin tener en cuenta la función
empresarial o la demanda en la formación de plusvalor.
G) Porque asume que al trabajador le corresponde el producto íntegro de su trabajo
demostrando una incomprensión total sobre las tasas de preferencia temporal en el
mercado (disminución del precio de los productos en el tiempo y variaciones en el
tipo de interés).
H) Porque no puede explicar de ninguna manera porque para cualquier sector
económico la tasa de beneficio por unidad invertida tiende a ser la misma que en
cualquier otro sector con tasas de explotación diferentes.
I) Porque asume que un órgano de planificación central puede dar cuenta de manera
actualizada y contextualizada de todos los movimientos e interacciones que el
mercado pone en juego en la elaboración de productos y formación de precios, lo
cual es imposible a día de hoy.

Desde una perspectiva estrictamente filosófica

Desde un punto de vista filosófico a día de hoy las tesis deterministas y


colectivistas que impulsan el materialismo y la dialéctica marxista son consideradas hoy
errores intelectuales. No digo que el materialismo o la dialéctica sean errores
intelectuales, sino que su tratamiento desde una óptica determinista y colectivista lo es.
Argumentar dando por supuesto que la sociedad es predecible e incluso teleológica,
desprende algo que está a medio camino entre el cientifismo como adivinación y la más
pura escatología cristiana. Es algo mesiánico, casi un artificio retórico muy habitual hoy
en los mensajes políticos que mandan los medios de comunicación masivos día sí, día
también.

Asimismo, es un gran instrumento de propaganda la holización, la


homogenización de un público al que es más fácil movilizar contra algo si siente cierto

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sentimiento de pertinencia e identidad compartido. Es decir, lo que en tiempos pudo ser
un enfoque sociológico aceptado como forma de análisis y acción social, hoy es más un
truco de manipulación de masas que un enfoque serio de análisis social. Determinismo y
colectivismo como errores intelectuales.

Desde una perspectiva estrictamente política

Hechas las salvedades al inicio de este punto en concreto del trabajo que aquí se
presenta, cabe concluir que la experiencia política de cualquier forma de comunismo
hasta el día de hoy es nefasta. Está muy lejos de ser el paraíso de libertad y riqueza que
Marx prometía. Los indicadores macroeconómicos, los indicadores de desarrollo
humano, su lugar en el concierto político mundial nos dice poco y malo de lo que estos
países (un poco más de 60) han conseguido a lo largo del siglo XX.

Sencillamente no funcionó y difícilmente podía funcionar en base a una teoría


política errada que, por añadidura, fue y es leída y aplicada a posteriori cruelmente sobre
millones y millones de personas.

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