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El Apego Ansioso
El Apego Ansioso
Entonces, la persona con esta forma de relacionarse dirá: “Te mandé un WhatsApp y no me
respondiste… aunque me clavaste el visto. ¿Qué pasa que no me contestas los mensajes? ¿Vos me
querés a mí?”. En esta época vemos que mucha gente construye relaciones ansiosas con los demás,
no solo con una pareja.
Esto sucede porque la persona es insegura y, como resultado, siente ansiedad por la separación y se
pegotea. Expresa frases como “Te necesito”, “¿Dónde estás?”, “¡Volvé pronto!”, “¿Cuándo
venís?”, “No te vayas”, “Háblame”, etc. En realidad, lo que ocurre es que no puede calmar esa
ansiedad y se vuelve muy dependiente del otro. Hay personas pegoteadas con su pareja, con sus
hijos, con sus padres, con sus amigos. A consecuencia de esto, no puede explorar el mundo. Es
como si mamá no lo hubiera podido terminar de calmar. Estas son algunas ideas típicas de alguien
con apego ansioso:
Miedo al abandono.
Búsqueda constante de atención.
“No es suficiente, dame más”.
Preocupación constante (no logra calmarse, ni siquiera en presencia del otro).
Respuestas ambivalentes que alternan entre rabietas y la necesidad de apegarse aún más.
Tendencia a aferrarse.
Control.
Incapacidad de soportar la espera o la falta de respuesta.
1
Incapacidad de explorar el mundo.
Los seres humanos somos valiosos, y nos merecemos relaciones interpersonales sanas, satisfactorias
que embellezcan nuestra vida.
2
BUSCA UN MOTIVO PARA ESTAR ALEGRE.
ENTRÉNATE.
1° de Samuel 1: 23b – 28
Así que Ana se quedó en casa para criar a su hijo hasta que tuviera la edad suficiente para
comer alimento sólido.
Cuando el niño tenía la edad suficiente para comer alimento sólido, Ana lo llevó al santuario del
SEÑOR en Siló. También llevó un becerro de tres años, 20 kilos de harina y una botella de vino.
Se presentaron ante el Señor. Elcaná mató el becerro como sacrificio al Señor, como de
costumbre. Luego Ana entregó el niño a Elí, y le dijo:
—Perdón, señor, yo soy la misma mujer que usted vio orar al SEÑOR. Le aseguro que lo que
digo es cierto. Oré por este hijo, y el SEÑOR contestó mi oración, dándomelo. Ahora se lo
entrego al SEÑOR, y él servirá al SEÑOR toda su vida. Entonces Ana dejó ahí al niño y adoró al
SEÑOR.