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Para los que vivimos en los años 80 y 90 tuvimos la fortuna de conocer los primeros

grabadores de la época. Era toda una novedad, un mundo fascinante donde pasábamos
horas grabando y rebobinando, grabando y escuchando una y otra vez. Recuerdo que en
esos años me plantee una de las observaciones mas profundas de nuestra existencia
¡El problema de la vida, es que no tiene un botón de rebobinado! La vida siempre se
juega hacia adelante, nunca retrocede una vez que se hace una movida no hay retorno
y cada día y cada segundo conlleva su propia irrevocabilidad. Siempre he pensado
que el tiempo es nuestro único e indiscutible recurso, que no es renovable.
Entonces ¿A dónde se fue el tiempo? Nos preguntamos cada vez que percibimos que
hemos pasado años de manera equivocada o viviendo en su defecto de manera errática,
y la respuesta por su puesto, es que el tiempo se fue al final del día, recorrió
una casilla más del calendario, paso de la columna del futuro a la columna del
pasado recordando que todos los momentos se pueden recordar, celebrar o lamentarse,
pero nunca se pueden recuperar. La vida es uno de esos juegos en los cuales uno
solo puede avanzar hacia adelante y su verdadero significado es que un día la vida
se va a terminar. “nunca descubriremos como deberíamos vivir la vida a menos que
entendamos plenamente el significado del hecho de que algún día va a terminar” Hace
un tiempo leí un artículo que decía; concuerda tus compromisos con tus
convicciones, porque las convicciones tienen que ver con nuestro propósito en la
vida, pero los compromisos son acciones de decisiones hechas en el pasado que nos
llevan a una acción futura. Estos compromisos determinan la forma de nuestra vida,
por ejemplo; un joven toma la decisión de terminar la secundaria, después elegir la
universidad y la carrera que quiere estudiar, posteriormente busca el trabajo que
se ajuste a sus aspiraciones y quizás con el tiempo casarse, tener hijos y
comprarse una casa y un auto, a lo mejor irse de vacaciones, todo eso implica ahora
para este joven compromisos que son dramáticos y radicales. Y muchas veces poco se
piensa en el costo de estas decisiones. De la misma manera muchos desean una casa
mas grande con un costo de mantenimiento mayor, que le exigirá trabajar horas
extras o quizás toda su vida para poder pagarla, pueden ver los metros cuadrados de
la compra, pero no pueden ver el costo de perder el tiempo de calidad con su
familia, cuando ya terminan de pagarla los hijos emigraron, volaron, se fueron y se
quedan ahora con una casa grande convertida en un cascaron vacío. Es por eso por lo
que hay que pensar el costo de inversión de tiempo, de emociones antes de adquirir
algún compromiso. La mayoría de los compromisos que nos vinculamos suelen ser
rutinarios y quizás no sean tan dramáticos como comprar una casa, son tan
rutinarios que parecen triviales, pero no podemos tampoco subestimar el poder que
tienen en nuestras vidas, un ejemplo de eso es lo fácil que permitimos a otras
personas que se adueñen de nuestro tiempo, llegando algunos a lograr que hagamos
por ellos cosas, cosas que ellos mismos no están dispuesto hacer, de repente y sin
darnos cuenta dejamos que nos incluyan en sus grupos y conversaciones y perdemos
horas valiosas de nuestra vida contestando mensajes a gente que no nos importa
solamente porque no queremos ser mal educados. Nos llenamos de cosas que tenemos
que hacer porque los demás nos dicen que tenemos que hacerlas. Es fácil estar
llenándonos de esos compromisos “rutinarios” y cuando hacemos un balance de
nuestras acciones cotidianas suelen haber como una brecha entre lo que valoramos y
el uso que le damos a nuestro tiempo. Por eso es importante identificar en que me
estoy enredando. Otro ejemplo son los compromisos tácitos o implícitos que se
relacionan con adicciones. Uno de los descubrimientos que mas sorprenden a los
adictos en recuperación es darse cuenta la cantidad de tiempo que consumían en su
adicción, ya sea el sexo, el alcohol, las drogas como también lo relacionado a
deportes, series televisivas etc. Estos hábitos nos van robando y drenando la vida
lentamente y poco a poco, porque reciben la mayor parte de nuestra atención y
“insisto” van desgastando poco a poco la vida. Pero son tantos y son tan minios que
no alcanzamos a percibir la brecha que empieza a crecer entre lo que decimos que
mas nos importa y lo que en realidad estamos haciendo en nuestras vidas.

“reflexiono en lo antes escrito sobre la irreversibilidad del tiempo y la


importancia a vivir de acuerdo con nuestras convicciones y no dejar arrastrarse por
compromisos rutinarios que consuman nuestro tiempo y nos alejen de lo que realmente
valoramos en la vida. Creo que debemos de cuidarnos de aquello que nos enreda en
cuestiones secundarias que nos roban el tiempo y energía”. Entonces un día en la
vida nos damos cuenta de que la vida y la juventud se nos va pasando y la vida
ahora se nos está llenando de cosas que no queremos hacer pero que todos los días
las hacemos una y otra vez. Son una suerte de maleza en el césped de nuestra vida,
se multiplican sin nuestro permiso y sin que nos demos cuenta van trepando,
envolviéndolo todo, asfixiándolo todo, y lo mas triste es que no son
biodegradables, se quedan ahí dando vueltas y vueltas al igual que lo envoltorios
plásticos. Y no importa cuán importante, rico, poderoso o atractivo seas, el tiempo
no va a esperarte y sabiendo esto ¿Por qué pasamos nuestros días sumergidos en una
red de compromisos que no queremos, y que no coinciden con nuestras convicciones y
seguimos enredados en asuntos insignificantes? La biblia respecto a esto escribe;
Por tanto, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante. Generalmente se nos enseña que hay
que cuidarnos del pecado, pero dejamos a un lado el peso extra que debemos
descargar, esos asuntos grasos de nuestras vidas, esas basuras que nos inflama pero
que no nos nutre, ese gluten de la vida que pesa, hincha, pero no alimenta y que
además por cierto nos agota y nos drena, creando una condición que se llama inercia
activa, y se manifiesta cuando vives haciendo muchas cosas y no llegas a ningún
lado. Ósea puedes adherirte a muchos compromisos sabiendo que esos compromisos ya
no tienen sentido, y eso se vuelve perjudicial para tu alma, para tu salud física,
llenando tu vida de cosas que no son necesarias o por lo menos vitales. Creo
firmemente que la lucha más importante no está afuera de nosotros sino
internamente, nuestra mente es un campo de batalla que continuamente no descansa,
cuando creemos que ya hemos ganado alguna batalla hay una nueva por lo cual pelear,
desde pequeños el ser humano ha sido cableado para responder a las vicisitudes del
día, casi de manera imperceptible reaccionamos no con sentido común sino por
condicionamientos mentales, fuimos programados a respuestas automáticas y
sentimientos automáticos que aleatoriamente usamos según nuestra necesidades. Esos
condicionamientos o cableados mentales vienen desde nuestra niñes, en su mayoría
influenciados por nuestros primeros mentores, ellos nos enseñaron a tener
respuestas automáticas a cada una de las estaciones de nuestras vidas, formando una
línea de pensamiento, por eso es por lo que somos tan predecibles y por eso vivimos
cargados y endeudados con nuestro futuro y sueños. Algo que se nos enseño es no
quedar mal con otras personas, si importar lo que estes sintiendo o lo que estes
viviendo, nuestros tutores nos enseñaron que lo importante es ¿Qué va a pensar la
gente? es la pregunta que comenzó a cablear de manera lineal nuestros pensamientos.
Y creo que es lo primero que hay que luchar, vencer esa idea de complacer y quedar
bien con los demás. ¿a cuantas reuniones asistimos y no queríamos ir? Pasar fiestas
con desconocidos porque siempre la pasamos con ellos, aunque no queremos pasarla,
es una gran tontería y perdida del valor más importante que tienes y ese es tu
tiempo, y como dije una vez “nosotros fijamos el presupuesto emocional que vamos a
invertir en nuestra vida, no los demás”.

Y esto que escribo a continuación no es un concejo ni mucho menos una exhortación,


solamente es mi punto de vista. Si hay personas que te hacen sentir obligado o
obligada a dar afecto, o dar atención, entonces es hora de tomar distancia. Hay
relaciones de alto mantenimiento y baja productividad, no te dan, te quitan, tienes
que invertir grandes cantidades de tu valioso tiempo para sostenerlas, finalmente
has sido tú el que ha invertido más. Y quiero que te grabes esto, jamás llames o
escribas a alguien motivado por la culpa, no es el motor que te tiene que llevar
hacer algo, si no es por amor, no lo hagas, porque si es por la culpa de nada
sirve, y quedar en bancarrota emocional por hacer que alguien se sienta bien a
veces puede sonar noble pero no lo es. Hay que hacer un estudio arqueológico de
nuestra historia, donde seguramente vamos a encontrar tesoros, pero también momias,
sepulcros fétidos que se acumulan como una suerte de piezas una encima de otras.
Llenando así nuestras agendas de incomodos compromisos traídos por la culpa o por
la lastima y en el peor de los casos, por el qué dirán. Es entonces donde hay que
aprender a quitar esos sentimientos de endeudamiento eterno con los demás. Siempre
va a ver un detonante que nos va a entrever un nuevo punto de partida, en mi caso
fue la edad, cuando crucé la línea de los 50 años empecé a cuestionarme todo, no
estaba conforme con lo que estaba viviendo, así que me puse mi sombrero y al estilo
de Indiana Jones comencé a escarbar mi sucio pasado y en el proceso me di cuenta de
que mucho de lo que soy se lo debo a mi crianza y la formación que recibí de mis
padres y de viejos tutores que ya hoy no están en este mundo. Entendí que me
trasmitieron valores, pero junto con eso también temores, y entre esa mescolanza de
ideas formaron un patrón de comportamiento lineal, como una ralla en el disco duro
muy difícil de borrar. Ese fue mi caso, ese fue mi detonante, la edad y la
inconformidad fue la crisis que opero como un autor homónimo que me condujo a una
salida. Pero existen muchos otros y hay que saber identificarlos porque nos hablan
a nuestro espíritu. Generalmente la crisis en toda su expresión nos debe hacer
cuestionar el cómo tratamos el tiempo y sus prioridades. Toda la vida continua
igual hasta que el infortunio se topa con nuestro día, la llamada de un doctor
dando el diagnostico que no esperábamos, o frente a un juez de divorcio, o quizás
visitando a un hijo en un centro de rehabilitación. Ahí es donde se ordenan las
prioridades. Por ejemplo, un padre que nunca tiene tiempo para su familia, de
pronto su hijo se mete en drogas y de repente ese papa ocupado encuentra el tiempo
necesario para buscar clínicas de tratamientos o centros de desintoxicación. O una
pareja que estaba ocupada para dedicarse tiempo a si mismo o entre ellos, de
repente encuentra cantidades enormes de tiempo para abogados y eternas horas en la
corte cuando el matrimonio se deshace. Un adicto al trabajo de repente dispone de
24 horas libres al día para cuestionarse el significado de la vida cuando el
diagnostico del consultorio medico viene con la palabra maligno. Y un día, por
supuesto no enfrentaremos a la crisis suprema “nuestra vida terminara y estaremos
frente a Dios”.Si esperamos lo suficiente la crisis ha de venir, es por eso por lo
que no hay que esperar que llegue para replantearnos lo que estamos haciendo. Y
quiero hacerte una pregunta sincera ¿alguna vez pensaste en donde pasaras los
últimos días en la tierra? Y para ampliarte aun mas la pregunta ¿en qué lugar
físico pasaras los últimos segundos de tu vida? Y te lo pregunto porque
estadísticamente existe la posibilidad que sea en la cama de un hospital, así que
posiblemente tus horas finales los pases rodeados de aparatos, sondas intravenosas,
en una cama de hierro, o conectado a un respirador. Y si, quizás te parezca esto
algo lúgubre, pero es la triste realidad. Si nos planteamos el final de nuestra
vida replantearemos totalmente el caminar diario, cuando nos obligamos a pensar en
ese final también la inversión de nuestro tiempo es otra, y no dejamos lo más
importante a un lado, empiezas a dedicarle tiempo a tu familia, a tus hijos, a tu
relación con Dios.

Así que me voy a atrever a contarte lo que nunca bajo ningún concepto en esas horas
finales de la vida sucede; nunca yo he escuchado a alguien decir ¿Mario me podrías
traer el diploma de la universidad? Yo quisiera morir abrazando mi diploma, porque
fui muy feliz con el doctorado y quiero morir sabiendo que soy doctor. Nadie me
diría ¿me podrías traer algo de mi dinero del banco en efectivo? Mira te doy mi
tarjeta ve y sácame todo el dinero que puedas, quiero sentir el dinero en mi pecho
y así cuando exhale el último suspiro, quiero sentir que moriré rico. Tampoco creo
que alguien pediría su Ferrari en esos últimos momentos, que lo laven y lo enceren
y que por favor lo estacionen en la calle de al frente para verlo desde la ventana
“porque pase tantos lindos momentos en ese auto que quiero que sea lo ultimo que
vea antes de morir” o ¿entrarías a mi Instagram y me decís por favor cuantos like
tiene la foto que me tome hace unos meses comiendo helado? No, definitivamente esas
no son las conversaciones que se tienen al final de la vida, toda la gente que está
en la última estación únicamente habla de tres cosas, (y no importa si son
evangélicos, católicos, protestantes, musulmanes, judíos, conservadores, testigos
de Jehová, etc.) lo primero es, si se están bien con su familia, con sus hijos, o
con su pareja y luego si están listos para encontrarse con el creador. Son las
únicas conversaciones que se tienen en la cama de un hospital y ¿qué legado voy a
dejar? Esas son las preguntas más recurrentes, y es la misma pregunta que yo te
quiero hacer ¿Cuándo veas por ese espejo retrovisor, estarás dejando un legado? Un
legado que te deje una profunda satisfacción, o vas a ver un puñado de días
caóticos llenos de cosas que no le importan a nadie. Quiero simplificar aún más
esto con una analogía, imagínate que un hámster promedio corre más de 14000
kilómetros en una rueda toda su vida y siempre esta en la misma jaula, se esfuerza,
se disciplina, pero no llega a ninguna parte. Por mucho que lo intenta su vida se
reduce a ser activo, pero nunca productivo, y lo mismo ocurre cuando aquello que
llena nuestra vida de actividades no coincide con nuestras convicciones, se
convierte en una vida frenética con un cumulo de actividades, pero sin ningún
destino seguro. Entonces el tema dominante debe ser ¿Cuáles son nuestras
prioridades? Y para identificarlas hay que preguntarnos ¿Qué es lo más importante
para nuestro corazón? Y para mi hay una receta simple y sencilla para poner las
prioridades en orden y después dejar las fichas que caigan en su lugar y permitir
que todo lo demás llegue de manera orgánica, la receta como dije es muy simple, que
quizás tengas que preguntarte ¿podría una formula tan sencilla dar tantos
resultados? Y la respuesta es un contundente sí. Aprende a simplificar. ¿Te has
preguntado, si todo el mundo vive las mismas horas al día porque hay gente que hace
mas cosas que los demás? Probablemente en este momento alguno que está leyendo esto
también dirá ¡a mi no me alcanza la vida y veo que otros hacen mas cosas y
consiguen más! Te lo voy a poner así, si el tiempo es la unidad monetaria de los
logros ¿Por qué algunos tienen mas monedas que otros? Y la respuesta es,
aprendieron a simplificar. ¿sabes que es simplificar? Es ignorar todo aquello que
podrías hacer y dedicarte, a aquello que deberías de hacer. Esa es la manera de
vincular lo que uno hace con su propósito. Los que se abocan a una vida pequeña
hacen un poquito de todo, picotean por todos lados, son aprendices de todos y
maestros de nada. Pero aquellos que buscan las cosas grandes se concentran en su
potencial, actúan como francotiradores, se enfocan en su blanco.

Coincidamos que el personaje de nuestra historia contemporánea que nos enseño mas
en este asunto de simplificar fue Steve Jobs, fundador de Apple, en 1997 cuando
regreso a la empresa de la manzana, Apple fabricaba 350 productos y Steve lo redujo
solo a 4, iPod, iTunes, Mac, iPhone, es decir “no vamos a hacer 346 productos” solo
nos enfocaremos en solamente 4. Si tu empresa o tu emprendimiento no sabe lo que es
mas importante vas a diversificarte en cientos de cosas, pero nunca vas a ser bueno
en ninguna, simplemente toma una calculadora y haz cuentas y veras que no alcanza
el promedio que te resta de vida para estar haciendo un poco de todo y dejar
felices a todo el mundo. Todos podemos simplificar en la vida, es algo que todos
podemos hacer, la actividad no siempre esta relacionada con la productividad y
estar atareados no siempre tiene que ver con una vida eficaz. Yo se que las
personas somos capaces de hacer dos cosas a la vez, pero al igual que las
computadoras no podemos concentrarnos en las dos cosas al mismo tiempo siempre va a
pasar que una cosa va a oscilar sobre la otra y en teoría estos canales pueden
interferir entre sí. Pero cuando estamos concentrados en una sola actividad y
usamos un solo canal podemos llegar a la excelencia. Cuando hacemos dos cosas una
esta ocupando el primer plano y la otra esta en el fondo, por eso siempre tus
prioridades deben estar en primer plano ya que a estas dedicamos mayor tiempo y
atención. Para mis las prioridades son como si estuviéramos que atravesar un
precipicio sobre una cuerda floja, nos concentraríamos en la cuerda y en cada paso
que vallamos a dar. Repito, podemos hacer dos cosas a la vez, pero no somos
eficaces en ambas. Todos queremos que el cirujano no se distraiga en plena
operación, no nos gusta pensar que el cirujano mientras esta operando esta
texteando en el teléfono o enviando fotos a sus redes sociales. O que el piloto de
avión este tomándose selfis mientras despega la nave, en lo personal quiero que los
castiguen severamente si hacen algo así, y te pregunto ¿acaso valoramos nuestra
vida de la misma manera? ¿es importante tu asignación en la vida para que requiera
concentración? Yo digo que sí, y esto de lo digo otra vez “si tienes concentración
debes tener prioridades”. Contrario a eso es procrastinar, dejarlo para después y
es por eso que se pierden cosas invaluables en la vida, tristemente el amar casi
nunca viene acompañado con urgencia y es por eso que se puede perder la oportunidad
de sentarte con tu hijo y ver una película o escuchar como le fue en la escuela, el
procrastinador siempre piensa “ya habrá tiempo para cuando todo se calme, ahora
estoy tapado de deudas” y así la vida se pasa, los hijos se van, los años dorados
llegan, los amigos van muriendo y el circulo cada vez es mas pequeño. ¿acaso crees
que se recupera el momento? ¿Qué podemos rebobinar el tiempo? ¿En verdad tu crees
que puedes pactar con Dios para que el tiempo se detenga y para que todo lo
importante quede congelado hasta que tengas tiempo? No se puede pausar el tiempo,
se necesita tener frecuencia de vuelo, se necesita estar enfocado en lo realmente
importante, de otro modo vas a comprar una casa y vas a perder el hogar en el
proceso, vas a tener ahorros y quizás un buen crédito ¿para qué? para poder pagar
la cuota alimentaria que dictamina el juez para tus hijos, recuerda que tus hijos
te quieren por lo que eres los demás por lo que demuestras. En la vida como en las
redes sociales las personas de darán «me gusta» por lo que ven en ti y a lo mejor
lo harán de manera hipócrita pero la familia, aunque imperfecta siempre estarán en
los momentos más difíciles que estes atravesando. En lo personal e vivido momentos
donde muchos aplauden mis logros, pero es mas importante para mi el reconocimiento
y la celebración que me ofrecen mis hijos y mi esposa, porque ellos me conocen y
saben quien soy y al final del tiempo son los que se han quedado a mi lado. Me
aceptan tal como soy. Entonces cuando juegas con el tiempo la mayoría de las veces
es una apuesta que no vas a poder ganar, y aun si crees que puedes jugar y puedes
ganar debes de asegurarte que cuando entres en el casino de la vida puedas vivir
con aquello que podrías perder. Amigos el tiempo no da treguas a nadie y como dije
no tiene un botón de rebobinado así que la apuesta puede ser muy alta y la perdida
muy elevada. Y de esto se trata la vida. Dios sabía que su creación necesitaba de
nuevos comienzos entonces al conocer nuestras prioridades dividió nuestro tiempo de
vida en segmentos de tiempos de 24 horas, y eso nos da las oportunidades diarias de
empezar todos los días, tienes un crédito diario de 86400 segundos que se vencen al
final del día, pero se renuevan al otro día. Y te pregunto ¿si pudieras vivir tu
vida de nuevo qué harías diferente? Yo esto lo he pensado mucho y periódicamente, y
algunas respuestas han salido, a lo mejor podría evitar los errores que me costaron
años de sufrimiento, elegiría mejor mis amistades, esquivaría algunos problemas que
me encontraron desprevenido, y después reflexiono y me doy cuenta que es imposible
reparar lo que se ha hecho lo único que puedo hacer es enmendar algunos de mis
errores y seguir adelante, porque no tengo el poder para cambiar las cosas, no
existe todavía una máquina del tiempo para ir a cambiar mi pasado y cambiarlo todo,
pero si tengo poder en mi presente y es por eso que el hoy es nuevo y yo decido que
hacer en este día. Creo que Dios nos da vida en incrementos de 24 horas, como dijo
el rey David “si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría”
así que, si el día se acaba, dalo por terminado y ve a la cama diciendo; ya está,
hice todo lo que pude y sin duda cometí algunos errores absurdos, pero mañana es un
nuevo día y voy a empezarlo bien, con serenidad, con animo y no voy a permitir que
las nimiedades de ayer me acompañen el día de hoy.

Tenemos ciertas cantidades de tiempo del día y hay que enfocarlos en lo que
realmente es importante, hay un verso bíblico que me encanta, dice; “así que no os
afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán” y
querido lector esta es la munición más importante que puedes tener, porque te
aseguro que no te hundirás nunca bajo las cargas de la crisis de hoy porque Dios no
permitirá cargas que no puedas soportar, pero si a la crisis de hoy le agregas las
de mañana vas a vencer tu limite y te vas a quebrar. Vivir el presente es un arte
que pocos dominan ¿has conocido personas que planifican mucho? Sus ojos están
concentrados en lo que tienen que hacer en el futuro, viven todo el tiempo
proyectándose para el futuro (y no estoy en desacuerdo con eso) el problema es que
si no vive el hoy ¿de que le va a servir vivir el mañana? Yo reconozco que he sido
un bobo, un torpe que me he perdido muchas cosas en mi vida, por no estar presente
en mi presente. Existe una razón por la que Dios nos ubico dentro del momento,
encerrados entre el paréntesis del pasado y del futuro, colocándonos en medio, y
esa razón fue que entendiésemos que ambos están fuera de nuestros limites, y el
pasado y el futuro nos dicen, no puedes pasar, ya que el pasado esta cerrado y el
futuro está en construcción lo único que donde tienes injerencia es en el hoy.
Entonces no mires por encima de tu hombro la felicidad del ayer o la tristeza del
pasado, no estires tu cuello para ver lo que hay adelante porque seguramente en la
siguiente curva te vas a perder, aprende a estar vivo, valora este preciso momento
y no te preocupes más. Cuando Moisés le pregunto a Dios su nombre, Dios le
respondió, mi nombre es “YO SOY” y esto es importante entenderlo porque si vives en
el pasado va a ser muy duro porque Dios no va a estar ahí, el no dijo que su nombre
es “YO FUI” ahora si vives en el futuro también será muy duro porque su nombre no
es “YO SERE” pero si vives en el presente serás feliz porque el nombre de Dios es
“YO SOY”. El mayor bien no es necesariamente el tiempo sino el enfoque, con enfoque
un padre puede lograr compartir con su familia y dejar un recuerdo inmemorable, el
tiempo sin enfoque es perder horas de vida, es como vegetar en el día donde están
transcurriendo muchas cosas sin darnos cuenta. El paso del tiempo nos va a hacer
más viejos, pero no necesariamente más fructíferos o sabios, y te pregunto ¿te
parece bien despilfarrar nuestras provisiones de tiempo en algo que no conduce a
ninguna parte?, pienso que no, ¿Cuántos se pasaron 30 años en trabajos que ellos
mismos no querían simplemente por ir tras una jubilación?, te doy mi ejemplo; yo en
mi juventud invertí mis energías en un montón de cosas y ahora que estoy en la
mediana edad debo de administrar mejor mis energías restantes, porque cada día
tengo menos, es cuestión de lógica matemática, si no soy cuidadoso y conservador
con mi reserva de energía se puede desperdiciar en actividades inútiles. Y lo que
no puedo darme el lujo es permitir que otros manejen mi tiempo, porque he aprendido
que es solamente mío y debo (repito) darle un buen uso. Seguramente algunos se van
a ofender porque no contestaste el teléfono, o porque no le dijiste al compañero de
escuela “feliz día del amigo” o quizás no los llamaste el día de su cumpleaños, eso
probablemente te va a ser sentir una mala persona, y quiero que entiendas que por
naturaleza todos somos manipuladores en potencia y nos gusta ser el centro de
atención, el asunto es que si no decides hasta donde, te van a exprimir, y esa es
una decisión personal, porque por más que alguien te ame y quiera lo mejor para ti
no va a poder controlar tu enfoque, nadie va a cuidar tu salud personal, ni nadie
va a velar por tu salud emocional, por eso es que no se puede basar la vida en la
expectativa ajena, hay un poema que ha sido atribuido a Gabriel García Márquez,
aunque su verdadero autor fue en realidad un comediante mexicano llamado Johnny
Welch, este poema titulado “la marioneta” describe lo que quiero resaltar.

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