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¿Cómo se determina el tema de una novela? ¿A qué género literario pertenece El cuarto de atrás?
Como ya lo hemos dicho, la primera idea de MG es escribir sus memorias, a modo de testimonio de
una niña y una joven que creció en la España de la Guerra y de la posguerra. Sin embargo, desconfía
de la exactitud de sus recuerdos y de una posible traición de su memoria: dice en el cap. IV: “el desorden
en que surgen los recuerdos” (p.192) y en la p.206: “no soy capaz de discernir el paso del tiempo a lo
largo de ese periodo, ni diferenciar la guerra de la postguerra”. Como ya lo hemos visto, CMG recurre
a su imaginación para introducir la duda en el lector y recalcar su incapacidad a fiarse de su memoria.
Descarta pues, la novela histórica y realista como único proyecto: “posiblemente mis trabajos
posteriores de investigación histórica los considere [habla del hombre de negro] una traición todavía
más grave a la ambigüedad”. (cap.II, p.132)
La aparición de la duda, de la ambigüedad, muestra que CMG considera la posibilidad de escribir una
novela de misterio o novela fantástica.
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contacto que la narradora y el lector tenemos con él. A continuación, cuando llega la atmósfera sigue
lúgubre: llega hasta su puerta sin que se lo espere “se para [el ascensor] y un hombre vestido de negro
sale.” El que vaya vestido de negro también acentúa este ambiente. No conocemos su nombre, lo cual
participa del misterio ya que lo llama “el hombre” cuando aparece en el cuarto de estar de su casa
(p.106). Tras haber tenido miedo justo antes de salir de su casa, a una cucaracha, la comparación de
los ojos del hombre con este insecto asocia instantáneamente al hombre con el miedo: “sus ojos son
también muy negros y brillan como dos cucarachas”. Además, lo primero que evoca juntos es la
literatura de misterio: “¿a usted no le gusta la literatura de misterio?” casi como una pregunta retórica
que sobreentendería que, a él, por supuesto que le gusta. En este caso, vemos cómo él casi la incita a
considerar la posibilidad de escribir una novela fantástica.
→ El desdoblamiento
Varias veces en la obra, CMG evoca su reflejo como si fuera el de una persona desconocida, como si
ella se desdoblara en dos individuos totalmente distintos. Eso contribuye a acentuar el carácter
misterioso de la novela. Por ejemplo, en las ps.126-127, escribe: “me miré y me encontré en el recuadro
con unos ojos ajenos y absortos que no reconocía […] pero pensé angustiosamente que no era yo”.
También la imagen que ve en el espejo está, a veces, deformada, como si realidad se negara a
mostrarse: “el marco alargado del espejo ante el cual me quedo inmóvil, decepcionada” (cap.I, p.91).
Pocas líneas después continúa la descripción de lo que ve que la narradora califica de “ansiosamente”
oponiendo “esta dislocación” de su imagen con “la normalidad” fuera del espejo. De hecho, el mismo
espejo es objeto de duda cuando más adelante escribe: “lo tengo frente a mis cama, y a lo largo de
alguna noche en vela, cuando lo real y lo ficticio se confunden, he creído que era un espejito donde se
reflejaba, sufriendo una leve transformación, la situación misma que me llevaba a posar sobre él los
ojos” (cap.I, p.93). En esta cita, lo importante, más allá de la complejidad formal de la frase que también
contribuye a enredar al lector, es el verbo “he creído” que introduce la duda recalcada por el calificativo
“leve” que hace hincapié en que apenas se nota, hay que fijarse. También hay que citar en la p.236,
cap.V: “Mi imagen se desmenuza y se refracta en infinitos reflejos”. Por fin la imagen que da de ella a
su hija cuando está dormida (cap.VII, p.273) es la de una niña como si ella se desdoblara.
Además de su imagen propia en el espejo, objeto por antonomasia responsable de la creación de una
imagen -lo mismo que la imaginación- el personaje del hombre de negro puede considerarse, ciertas
veces, como un alter ego de la narradora. Por ejemplo, la voz, señal identitaria de una persona, no le
parece tan desconocida cuando habla de la del hombre de negro cap.II, p.111: “La voz, a mis espaldas,
[…] no me ha parecido del todo extraña” lo que deja barruntar que quizá lo conozca, introduciendo otra
vez la duda en el lector. Más adelante leemos: “me puedo figurar que es un amigo de toda la vida,
alguien a quien reencuentro después de una larga ausencia” (cap.II, p.114). A continuación, aparece
una complicidad evidente entre ambos personajes, como si formasen dos caras de un mismo ser: “Me
parece estarle tendiendo la mano abierta para que me la lea” (cap.II, p.132). Esta frase, además de
ilustrar cierta complicidad alude a cierta magia según la que se podría leer el futuro en la mano. En el
cap. V, mediante la conversación telefónica con Carola -de la que suponemos al principio que puede
ser la mujer del hombre de negro- nos enteramos de lo mucho que tienen en común la narradora y él.
Le encanta la literatura, Galicia, a ambos les gusta encerrarse en un espacio propio a leer o para estar
tranquilos.
→ La novela escribiéndose sola
Varias veces la narradora menciona el misterio de los folios que se van amontonando debajo del
sombrero como si la novela se fuera escribiendo sola. Se inicia este proceso en el cap.II, p.107
inspirándole a la protagonista “curiosidad”. En la página 109 pasa a estar “inquieta” por el mismo
fenómeno. En el capítulo IV que es donde se vuelve a mencionar el libro, la narradora escribe: “ahora
ya la sorpresa roza casi el horror” (p.178).
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b. En la forma
→ Alternancia entre el monólogo de la narradora y el diálogo con el
hombre de negro
Como no sabemos nada del hombre de negro ni si es una persona real o no, como lo hemos visto antes,
el misterio impera en su retrato, la duda sigue existiendo en que si este diálogo es real o ficticio. El
hombre de negro es, en cualquier caso, la manera para la narradora de salir de la incomunicación, de
la soledad y de mostrar que para ella lo oral se impone como modelo de comunicación narrativa.
También es un resorte para no aburrir al lector, ser más dinámico.
→ El estilo fantástico
Varias veces la narradora se vale de este estilo para presentar una situación en particular. Por ejemplo,
en el principio del cap. II cuando ve una cucaracha. O las primeras páginas del capítulo IV cuando se da
cuenta de que el grabado de Lutero está junto al hombre también están escritas para sembrar la duda
en el lector.
→ La forma autobiográfica
Esta forma funciona mediante un pacto con el lector: éste debe confiar en la narradora y creerla pues
solo puede evaluar si lo que viene dicho es cierto mediante el texto. Esta confianza que el lector tiene
en la narradora puede permitirle a ella abusarla y engañarle a él.
2. La novela rosa
a. El fondo
Varias veces la narradora menciona de manera directa el apego que tiene a las novelas rosas. Cap.II,
p.114: “Cuánto e gustaban las novelas rosa”.
De manera indirecta utiliza ciertos códigos de la novela rosa en su novela. Por ejemplo durante el
encuentro con el hombre de negro, cuando se pone a contar que el empapelado rojo favorece su
imaginación: “A veces tengo sueños (…) contigo nunca tengo miedo”. Aquí el hombre héroe por
excelencia que protege a la mujer. También, casi a modo de parodia, en el cap. V cuando la llamada
telefónica de Carola que se parece a un ataque de celos digno de una novela rosa.
b. La forma
Cuando CMG escribe estas escenas, se vale de exclamaciones, interrogaciones y diálogos dinámicos
para mostrar que son más relevantes los sentimientos que los pensamientos.
3. El teatro
Aunque parezca extraño el género dramático aparece en la novela mediante varios recursos.
a. En el fondo
Varias veces la narradora menciona la cortina o las cortinas que están en su piso como manera de
separar dos espacios exactamente como en el teatro con el telón que se abre cada vez que sale un
personaje al escenario. La primera mención está en el cap.II, p.106, para recalcar el momento clave de
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la entrada -o salida- del hombre de negro en el cuarto de estar de la narradora donde se va a desarrollar
buena parte de la novela. Escribe: “Hemos llegado al cuarto de estar, aparto la cortina, le dejo pasar
delante”. También hemos de notar que la cortina se utiliza en sentido figurado para materializar dos
espacios diferentes: la realidad y la ficción. En efecto, cuando escribe en el cap. IV, p.181: “Ha vuelto a
caer la cortina que defiende la puerta del cuarto de atrás” se habla tanto de la cortina como telón que
protege la entrada a otro espacio que aquí sería un cuarto trasero del piso donde la escena no se
desarrolla, como de la protección virtual que protege los recuerdos de la narradora.
Por fin, la llamada telefónica de Carola también tiene mucho de Vaudeville en la temática de los celos
y la mujer engañada. Vaudeville que no tragedia porque ciertas exageraciones de Carola provocan la
risa: “seguro que vas a buscar a esa loca” cuando “la loca” es la interlocutora.
b. La forma
Otra vez la rapidez de los diálogos de este mismo capítulo remite al teatro por su dinamismo. Además
las precisiones que da la narradora recuerdan claramente didascalias: p.221: “fuera de sí”, “titubea”.
La mención de sentimientos a veces demostrados también alude a este género: en la misma página
“procure calmarse” “es que me voy a volver loca”.