Está en la página 1de 6

Qué Es la Realidad y Cómo Funciona a Nivel Profundo

¿Qué es la realidad exactamente? Es todo un misterio, ¿verdad?

Parece que el mundo físico que nos rodea sea sólido y macizo, y en el fondo no
lo es (los científicos han descubierto, por ejemplo, que la realidad es más de un
99,99% espacio vacío).

También parece que la realidad es algo más o menos objetivo, y resulta que
tampoco es así (los científicos han descubierto que lo que percibimos como
“mundo real” es la interpretación que hace nuestro cerebro de la realidad, no la
realidad directamente. De hecho, no hay ninguna prueba definitiva que demuestre
que la “realidad externa” existe realmente).

Sin duda, la realidad es todo un misterio.

Hoy me gustaría hacer algunos pasos para entender mejor qué es la realidad
exactamente. Es un ejercicio que al principio puede parecer un poco teórico, pero
al final del artículo verás que conocer mejor la realidad tiene aplicaciones
prácticas muy poderosas, como por ejemplo aumentar tu paz interna en
cuestión de segundos.

Suena bien, ¿verdad? Pues enseguida verás cómo hacerlo.

UNA PREGUNTA SIMPLE Y PROFUNDA: ¿QUÉ HAY


DETRÁS DE TI?
Para empezar a averiguar qué es la realidad exactamente, te propongo una
pequeña pregunta que de entrada parece muy simple, pero que en realidad es muy
profunda: ¿qué hay detrás de ti?

Seguramente, para responder primero te girarás para mirarlo y luego dirás: hay
tal cosa. Una pared, una mesa, una silla, una persona… lo que sea que hayas
visto.

Pero fíjate en un detalle muy importante, y que a menudo pasa desapercibido:


cuando te giras para mirar lo que tienes detrás, lo que ves lo tienes delante. En el
momento que te has girado, lo que estás mirando lo tienes delante.

Quizás pienses: sí, tienes razón, lo que veo lo tengo delante porque me he girado,
pero antes de girarme, cuando me has hecho la pregunta, lo tenía detrás. ¿Ah sí?
Pues ahora te hago otra pregunta: ¿y cómo lo sabes? Si no lo veías, ¿cómo
puedes estar seguro de que lo que ahora tienes delante antes lo tenías detrás?

1
Estás haciendo una suposición, pero realmente no lo sabes. No puedes saberlo de
ninguna manera. Nadie puede saber qué tiene detrás. Nunca hemos visto nada
detrás de nosotros y nunca lo veremos. Lo que vemos, siempre lo tenemos
delante.

¿Y sabes por qué? Pues por un motivo muy simple, que a lo mejor te sorprende:
detrás de nosotros no hay nada.

CÓMO FUNCIONA LA REALIDAD


La mayoría de nosotros pensamos que el mundo en que vivimos tiene tres
dimensiones, y que nosotros nos desplazamos por este mundo. Pensamos que el
mundo está más o menos quieto desde nuestro punto de vista, y que nosotros nos
desplazamos por él: podemos ir hacia delante y hacia atrás, hacia arriba y hacia
abajo, y hacia los lados. Y pensamos que, en función de este desplazamiento,
vemos unas cosas u otras.

Es decir, por un lado tenemos una realidad más o menos objetiva, que contiene
una serie de cosas varias, y por otro lado estamos nosotros. Y en función del
lugar donde estamos y de nuestro campo de visión, vemos algunas de estas cosas.
Para verlo gráficamente, lo podemos dibujar así:

El triángulo seríamos nosotros, la zona azul sería nuestro campo de visión y la


punta del triángulo la dirección hacia donde estamos mirando. En este caso,
dentro de nuestro campo de visión hay una silla y una mesa, y por lo tanto esto es
lo que vemos.

Ahora imagínate que nos giramos, y que vemos un cuadro. Tal y como estamos
acostumbrados a ver la realidad, pensamos que en un caso así lo que pasa es que
nuestro entorno se mantiene estático y que nosotros somos los que nos movemos.

2
Es decir, el cuadro, la silla y la mesa no se mueven, y nosotros sí. Algo así:

Creemos que la silla y la mesa siguen en su sitio, pero que ahora no las vemos
porque nos hemos girado y han desaparecido de nuestro campo de visión. De la
misma manera, como ahora vemos el cuadro, pensamos que antes de girarnos lo
teníamos detrás.

La realidad es un poco diferente. Cuando nos giramos, lo que ocurre es

simplemente esto:

La silla y la mesa desaparecen de nuestra conciencia, y aparece un cuadro.


Nosotros estamos quietos, lo que cambia es nuestra conciencia. Cuando nos
“giramos”, realmente no nos giramos, nos quedamos quietos. Lo que pasa es que
el contenido de nuestra conciencia cambia. Es como si alguien borrara lo que
teníamos en nuestra conciencia y pusiera otra cosa.

(Ten en cuenta que cuando hablo del “contenido de nuestra conciencia”, también
me refiero al cuerpo físico. La percepción que tienes de tu propio cuerpo también
es algo que se encuentra dentro de tu conciencia. Cuando te mueves, parece que

3
el cuerpo se mueva, pero lo que realmente sucede es simplemente que tu
conciencia cambia.)

Un poco confuso, ¿verdad? Un poco sí…

Básicamente, nos sorprende porque nuestro cuerpo y nuestra mente están hechos
para que parezca que somos nosotros los que nos movemos y que nuestro
entorno está quieto. La Tierra está diseñada para que parezca que es un entorno
en tres dimensiones por donde nos podemos desplazar. Está muy, muy bien
hecha, ¿verdad? ¡Realmente lo parece!

Bueno, sé que es una idea un poco extraña. Lo mejor es no creérsela porque sí, si
no dejarla reposar un poco y jugar con ella. Si te apetece, puedes irte fijando en
cómo percibes la realidad cuando vas por el mundo. Fíjate en como todo lo que
percibes (tu cuerpo incluido) lo tienes siempre delante, y que detrás de ti nunca
ves nada.

Si lo haces, poco a poco irás conectando cada vez más con la realidad “real”.

UN PASO MÁS EN LA COMPRENSIÓN DE LA


REALIDAD
Si cogemos alguno de los dibujos anteriores, veremos que cada uno de nosotros
se parece mucho a una linterna, con la diferencia de que, en lugar de emitir luz,

emitimos conciencia.

Es decir, cada ser vivo es un foco de conciencia.

¿Y qué hay detrás de estos focos de conciencia? Pues, desde un punto de vista
físico no hay nada. Como mínimo, nada “material”. Lo que hay es una cosa no
física: la fuente de la conciencia. Dios, si te gusta más este nombre.

Y esta fuente es la misma para todos. Todos estamos conectados a la misma


fuente original.

4
Teniendo esto en cuenta, podemos hacer un pequeño esquema simplificado de
cómo es la realidad.

Todos estamos conectados a la misma


fuente de conciencia. De hecho, todos somos parte de ella. Cada ser vivo es
simplemente un foco diferente de esta fuente única, que proyecta una luz
diferente de la de los demás. Y esto genera la gran variedad de colores que hay
en el universo.

Y uno de estos focos eres tú. Tú eres un foco de conciencia, conectado a la fuente
original, que emite una luz que ilumina el mundo de una manera única.

UNA APLICACIÓN PRÁCTICA: AUMENTAR TU PAZ


INTERNA RÁPIDAMENTE
No sé si todo esto te ha parecido un poco abstracto. Es posible que sí. Pero
aunque no lo parezca, tiene muchas aplicaciones prácticas muy poderosas. Para
no alargar excesivamente el artículo, hoy te comento solo una: una manera muy
fácil y rápida de aumentar tu paz interior.

Para empezar, mira un momento el último dibujo, donde está la fuente de


conciencia con diferentes focos, y plantéate la siguiente pregunta: ¿dónde está la
fuente respecto a ti? ¿Dónde está Dios respecto a ti?

Detrás.

La fuente de conciencia está detrás de los focos, de la misma manera que las pilas
de una linterna están detrás de la bombilla.

Es decir, Dios está justo detrás de ti.

5
Este es uno de los motivos por los que nos cuesta tanto encontrarlo: siempre
estamos mirando hacia delante. Siempre tenemos nuestra atención puesta en el
mundo físico que hay delante de nuestros ojos, y Dios está detrás.

Si quieres, puedes comprobarlo ahora mismo. Simplemente cierra los ojos un


momento y haz dos o tres respiraciones profundas para relajar un poco la mente y
el cuerpo. Después, pon tu atención en la parte anterior del cuerpo, especialmente
en la cara y la frente, y fíjate en cómo te sientes. Una vez lo hayas hecho, mueve
tu atención a la parte posterior de la cabeza, y vuélvete a fijar en lo que sientes.
Si meditas habitualmente, verás enseguida la diferencia; si no, seguramente te
costará un poco más.

Pero si te fijas bien, la diferencia es abismal: cuando ponemos la atención en la


parte anterior del cuerpo, encontramos el ego con todas sus preocupaciones. En
cambio, en la parte posterior hay paz.

Esto quiere decir que, simplemente moviendo nuestra atención de la parte


anterior del cuerpo a la parte posterior, podemos pasar de las preocupaciones a la
paz interna. Porque al movernos hacia atrás, conectamos con la fuente divina de
la conciencia. Y la fuente es paz y amor puro.

Así que siempre que puedas, intenta poner tu atención en la parte posterior del
cuerpo. Cuanto más lo hagas, más paz sentirás.

Este pequeño ejercicio es especialmente útil cuando estamos pasando un mal


momento. Si te pasa, detente un momento y mueve tu atención tan atrás como
puedas. Notarás un alivio al instante.

Sé que el tema de la realidad es complejo, pero ya ves que tiene aplicaciones


prácticas muy potentes y directas. Si tienes que quedarte con una sola cosa de
este artículo, recuerda simplemente que tienes la fuente divina muy cerca de ti:
justo detrás.

Y puedes conectar con ella en cualquier momento.

También podría gustarte