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ORACION AL ESPIRITU SANTO

1. ¿Con que sentimientos llegue aquí esta tarde?

2. ¿Qué espero de este retiro ¿

3. ¿Qué excusas suelo poner para “pasar” de las cosas


de Dios

Cada uno escribe y pone en el altar

-Invocación al Espíritu:

Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo,

Padre amoroso del pobre;

don, en tus tones espléndido

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,


gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;


salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. AMEN.

-Liberación de nuestros "ruidos"

-Salmo 138:

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos;

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,

y ya, Señor, te la sabes toda

Me estrechas detrás y delante,

me cubres con tu palma

Tanto saber me sobrepasa,

es sublime y no lo abarco.

¿A dónde iré lejos de tu aliento,

a dónde escaparé de tu mirada?


Si escalo el cielo, allí estás tú;

Si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

Si vuelo hasta el margen de la aurora,

si emigro hasta el confín del mar,

Allí me alcanzara tu izquierda,

me agarrará tu derecha.

Si digo "Que al menos la tiniebla me encubra,

que la luz se haga noche en torno a mí",

ni la tiniebla es oscura para ti,

la noche es clara como el día.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno. (Salmo 138)

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