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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS

CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL DEL CENTRO

Licenciado:

Lic. Leonel Mauricio Cabezas

Clase:

Historia del Comercio Internacional 1300

Fecha de Entrega:

12 de noviembre del 2023

Introducción

Este ensayo hablará de una forma completa sobre la revolución comercial y las

revoluciones industriales en algunos de los países más importantes, también se tocarán los temas

de la Historia de la Navegación de una forma explícita. El impacto en la economía mundial fue


significativo: porque el hombre ha tenido los mayores avances en su historia, pero también los

mayores retrocesos. Ha sido una época muy inestable en todos los ámbitos; el político, el

económico y el social.

En el siglo XX diversos países, han realizados grandes transformaciones para revertir la

situación anteriormente planteada. "El gran impulso a la industrialización". Esto se debe a los

cambios que han hecho con sus instituciones, la planificación, políticas sensatas y un tipo de

cultura adaptable a las necesidades a las que eran expuestos.

La dinámica del cambio mundial, nos enseña que el mecanismo que impulsa el progreso

económico de cualquier economía, recae en los nuevos adelantos y la incorporación de

tecnologías. Una gran gama de adelanto de innovaciones tecnológicas que van de la mano con la

comercialización, describe la trayectoria de sus orígenes en la historia mundial de la economía,

que, si algo han aportado a la economía en su conjunto, ha sido la ampliación de las capacidades

productivas indispensables para detonar el crecimiento económico de las regiones.

Revolución Comercial

¿Qué es la revolución Comercial?

Revolución comercial, gran aumento del comercio en Europa que se inició a finales de la

Edad Media. Recibió el estímulo de los viajes de exploración emprendidos por Inglaterra,
España y otras naciones a África, Asia y el Nuevo Mundo. Entre las características asociadas

con él se encuentran un aumento en el comercio exterior, la aparición de la empresa autorizada,

la aceptación de los principios del mercantilismo, la creación de una economía monetaria, una

mayor especialización económica y el establecimiento de nuevas instituciones como el banco

estatal, la bolsa y el mercado de futuros. La Revolución Comercial ayudó a preparar el escenario

para la Revolución Industrial.

Revolución Industrial en Inglaterra

Los cambios culturales se plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos

en todas las ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más

notables derivan del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al

mismo tiempo se produce un fuerte aumento demográfico, como consecuencia de la elevada

natalidad y el descenso de la mortalidad catastrófica (gracias a avances sanitarios, como las

vacunas, y a una mejor alimentación de la población). Esto provocará que la población europea

se multiplique en pocos años.

Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural hacia las

ciudades (la revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra en el campo) da

lugar a la aparición de una nueva clase trabajadora que se agrupa en suburbios cercanos a las

fábricas, a partir de los barracones en los que viven los obreros. Las condiciones de vida de estos

empleados son penosas, tanto en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los que

habitan. En las fábricas encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y

jornadas que superan las doce horas diarias, siete días a la semana. En los suburbios
superpoblados y sucios son víctimas de epidemias de fácil propagación. La cantidad de personas

afectadas por estas condiciones con lleva a organizarse para la defensa de sus intereses y

aparecen los movimientos obreros de protesta.

Consecuencias de la Revolución Industrial: En principio la Revolución industrial produjo un


cambio radical en todos los ámbitos de la sociedad inglesa y, más tarde, del resto de las
sociedades europeas, creando un nuevo modelo de vida. El desarrollo industrial y minero, el
aumento de la productividad, el crecimiento de las ciudades y la mejora del comercio nacional e
internacional contribuirán a un gran crecimiento demográfico debido al aumento de la natalidad y
de la esperanza de vida.

La revolución industrial en España fue mucho más tardía que en el resto de Europa. España
seguía inmersa en un mundo rural en el que los cambios fueron mínimos. Las malas
comunicaciones, tanto interiores como con Europa, acentuaron el retraso. Los talleres seguían
siendo artesanales y la producción se especializaba por zonas dependiendo de los recursos
disponibles.

Revolución Industrial en Usa

Un primer momento histórico de la Revolución Industrial se produjo a finales del siglo

XVIII, cuando Samuel Slater trajo nuevas tecnologías de fabricación de Gran Bretaña a los

Estados Unidos y fundó la primera fábrica de algodón estadounidense en Beverly,

Massachusetts. Slater's Mill en Pawtucket, Rhode Island, al igual que muchos de los molinos y

fábricas que surgieron en las próximas décadas, funcionaba con agua, lo que al principio limitaba

el desarrollo industrial al noreste. La concentración de la industria en el Nordeste también

facilitó el desarrollo de sistemas de transporte como ferrocarriles y canales, que fomentaron el

comercio y el comercio.
La innovación tecnológica que vendría a marcar a los Estados Unidos en el siglo XIX

comenzó a manifestarse con el establecimiento de Robert Fulton del servicio de barco de vapor

en el río Hudson, la invención del telégrafo por Samuel FB Morse y la invención de la máquina

de coser por Elias Howe, todo antes. La guerra civil. Después de la Guerra Civil, la

industrialización en los Estados Unidos aumentó a un ritmo vertiginoso. Este período, que

abarca la mayor parte de la segunda mitad del siglo XIX, se ha denominado Segunda Revolución

Industrial o Revolución Industrial Estadounidense. Durante la primera mitad del siglo, el país se

expandió enormemente y el nuevo territorio era rico en recursos naturales. La construcción del

primer ferrocarril transcontinental en 1869 fue un hito importante que facilitó el transporte de

personas, materias primas y productos. Estados Unidos también tenía vastos recursos humanos:

entre 1860 y 1900, catorce millones de inmigrantes llegaron al país, proporcionando trabajadores

para una variedad de industrias.

Los industriales estadounidenses que supervisaban esta expansión estaban dispuestos a

asumir riesgos para que sus negocios tuvieran éxito. Andrew Carnegie estableció las primeras

acerías en los EE. UU. En utilizar el "proceso Bessemer" británico para producir acero en masa,

convirtiéndose en un titán de la industria del acero en el proceso. Adquirió participaciones

comerciales en las minas que producían la materia prima para el acero, los molinos y hornos que

creaban el producto final y los ferrocarriles y líneas navieras que transportaban la mercadería,

controlando así todos los aspectos del proceso siderúrgico.

Otros industriales, incluido John D. Rockefeller, fusionaron las operaciones de muchas

grandes empresas para formar un fideicomiso. Standard Oil Trust de Rockefeller llegó a

monopolizar el 90% de la industria, limitando severamente la competencia. Estos monopolios


fueron acusados a menudo de intimidar a las empresas más pequeñas y a los competidores para

mantener altos precios y ganancias. La influencia económica también les dio a estos magnates

industriales una influencia política significativa. El gobierno de los EE. UU. Adoptó políticas

que respaldaron el desarrollo industrial, como proporcionar terrenos para la construcción de

ferrocarriles y mantener tarifas altas para proteger a la industria estadounidense de la

competencia extranjera.

Inventores estadounidenses como Alexander Graham Bell y Thomas Alva Edison

crearon una larga lista de nuevas tecnologías que mejoraron la comunicación, el transporte y la

producción industrial. Edison realizó mejoras en las tecnologías existentes, incluido el telégrafo,

al mismo tiempo que creó nuevas tecnologías revolucionarias como la bombilla, el fonógrafo, el

cinetógrafo y la dinamo eléctrica. Bell, mientras tanto, exploró nuevas tecnologías de habla y

audición y se hizo conocido como el inventor del teléfono.


Para millones de trabajadores estadounidenses, la revolución industrial cambió la

naturaleza misma de su trabajo diario. Anteriormente, podrían haber trabajado por sí mismos en

casa, en una pequeña tienda o al aire libre, transformando materias primas en productos o

cultivando una cosecha desde la semilla hasta la mesa. Cuando aceptaron trabajos en una

fábrica, estaban trabajando para una gran empresa. El trabajo repetitivo a menudo implicaba

solo un pequeño paso en el proceso de fabricación, por lo que el trabajador no veía ni apreciaba

lo que se estaba haciendo; el trabajo era a menudo peligroso y se realizaba en condiciones

insalubres. Algunas mujeres ingresaron a la fuerza laboral, al igual que muchos niños.

El trabajo infantil se convirtió en un problema importante. Las condiciones de trabajo

peligrosas, las largas jornadas y la preocupación por los salarios y el trabajo infantil
contribuyeron al crecimiento de los sindicatos. En las décadas posteriores a la Guerra Civil, los

trabajadores organizaron huelgas y paros laborales que ayudaron a dar a conocer sus problemas.

Una conmoción laboral especialmente significativa fue la Gran Huelga de Ferrocarriles de 1877.

Los recortes salariales en la industria ferroviaria llevaron a la huelga, que comenzó en Virginia

Occidental y se extendió a tres estados adicionales durante un período de 45 días antes de ser

terminada violentamente por una combinación de vigilantes. Guardias Nacionales y tropas

federales. Episodios similares ocurrieron con mayor frecuencia en las décadas siguientes a

medida que los trabajadores se organizaban y se afirmaban contra las injusticias percibidas.

Los nuevos trabajos para la clase trabajadora estaban en las ciudades. Así, la Revolución

Industrial inició la transición de los Estados Unidos de una sociedad rural a una urbana. Los

jóvenes criados en granjas vieron mayores oportunidades en las ciudades y se mudaron allí, al

igual que millones de inmigrantes de Europa. Proporcionar vivienda a todos los nuevos

residentes de las ciudades fue un problema y muchos trabajadores se encontraron viviendo en

barrios marginales urbanos; Las alcantarillas abiertas corrían a lo largo de las calles y el

suministro de agua a menudo estaba contaminado, lo que causaba enfermedades. Estas

deplorables condiciones urbanas dieron origen al Movimiento Progresista a principios del siglo

XX; el resultado serían muchas leyes nuevas para proteger y apoyar a las personas, lo que

eventualmente cambiaría la relación entre el gobierno y la gente.

La Revolución Industrial es un conjunto complejo de cambios económicos, tecnológicos

y sociales que ocurrieron durante un período de tiempo sustancial. Los profesores deben

considerar los documentos de esta colección como herramientas para estimular a los estudiantes

a pensar sobre aspectos de la Revolución Industrial


Revolución Industrial en Alemania

Alemania no se puede considerar como Estado hasta 1871, hasta entonces es un grupo de

estados independientes (30 tantos).

En esta zona destaca un estado con gran importancia en la unificación y en el desarrollo de

Alemania, Prusia. A pesar de que la unificación no se produce hasta 1871, antes los diferentes

estados iniciaron la industrialización. El ferrocarril contribuyo enormemente a ese despegue,

porque cada uno de esos estados construyo su propio ferrocarril, pero manteniendo un

proyecto general, de tal forma que cuando se unificaron todos estos estados no hubo que

realizar reajustes en las líneas ferroviarias. La construcción del ferrocarril fue muy rápida,

precisamente por la gran competencia entre los propios estados alemanes, competían por ser

los más rápidos en terminar la red. Ese ferrocarril tuvo importantes eslabonamientos sobre la

siderurgia y la minería alemana, porque el material que se utilizó era propio.

Otro de los factores que contribuyo a la unificación política y al rápido desarrollo alemán fue la

creación de un acuerdo sobre aranceles al que se llamó Zollverein, este se creó en 1833 por

Prusia, consistía en la eliminación de aranceles entre los países, miembros del Zollverein, e

imposición de un arancel común frente a los terceros (países que no son del Zollverein). En

1848 estaban integrados en el Zollverein todos los estados alemanes.

El siguiente paso fue adoptar una política económica común entre todos esos estados, bajo el

liderazgo de Prusia. El tercer paso fue la unificación política. E liderazgo de Prusia es muy

visible en la Alemania que se formó en 1871, leyes, instituciones, organización bancaria, la

administración, les aportará Prusia y la dirección política también estará en manos de


prusianos, el ejército también será de Prusia.

El crecimiento de Alemania será rapidísimo, a finales del siglo XIX ha superado a Inglaterra, es

la primera potencia Europea. A principios del siglo XX es la primera potencia mundial en los

llamados nuevos sectores industriales, química, farmacia, electricidad.

Revolución Industrial en Japón

Por siglos la cultura nipona se disputó a sí misma entre la llegada de la modernidad y la

conservación de las tradiciones. El periodo Meiji (1868 - 1912) se convirtió en un quiebre

histórico, pues se permea de la tradición occidental imperialista al punto que existe un cambio

cultural profundo desde su administración interna hasta la vestimenta de su aristocracia. La

revolución industrial es un elemento clave para explicar esta paradoja y, así, también sus

implicancias hasta la actualidad, donde el Japón sincretizado expresa la incorporación del

colonialismo, la carrera por la tecnología y la formación política etnocéntrica. Se pone como

hipótesis que la carrera occidental durante el siglo XIX tuvo consecuencias directas en la

idiosincrasia y la cultura japonesa, y estas se reflejaron, tanto en las decisiones, como los

caminos que el imperio del sol naciente tomaría durante el siglo XX

Historia de la Navegación

Hunde sus raíces en la más remota noche de los tiempos, aquélla en que la humanidad

admiraba y temía las masas de agua que se alzaban majestuosas y desafiantes hasta el Horizonte,
ignorantes de la verdadera dimensión que se ocultaba más allá, y que tan evidente nos parece en

nuestros días.

Dificultades iniciales para explorar sin perderse en las tinieblas impulsó todo tipo de

temores y creencias sobre el mar, algunas míticas, que fueron llevadas al terreno del arte y

la literatura. Leyendas, divinidades, ninfas abisales, o simplemente profetas, filósofos e

interpretadores de la misión y destino de nuestra especie sobre la tierra, alimentaban en aquellos

tiempos las necesidades humanas ante lo desconocido, de la misma forma que hoy determinados

misterios relativos a la vida y la muerte no han sido resueltos, o no obtienen respuesta

satisfactoria, dando lugar a variadas manifestaciones religiosas que intentan paliar esas

ausencias, y mitigar el tormento que para los humanos significa ignorar el sentido real de su

propia existencia.

Para muchos antiguos navegantes el mar acogía unas ninfas, como las sirenas en

la mitología griega, que tentaban a los marinos con sus sugerentes cantos.

No se puede precisar con exactitud donde comenzó con regularidad el arte de navegar.

Muy probablemente, los primeros intentos de navegación no fueron marítimos, sino lacustres y

fluviales, aprovechando los cursos de agua dulce y entre orillas de los lagos con extensiones

conocidas. Tal vez el primer esquife fue un simple tronco que se dejaba deslizar con las

corrientes, o una balsa atada con filásticas rudimentarias e impulsada por medio de una pértiga.

Los pueblos ligados a mares abiertos han tenido que contribuir en gran medida al progreso de la

navegación marítima, más que otros próximos a lagos o mares interiores.

En cualquier caso, las características de los mares, tierras litorales y climas debieron

influir decisivamente en su evolución. De todos los testimonios conocidos la antigüedad clásica


desborda referencias precisas, siendo los pueblos mediterráneos los que nos aportan mayor

número de documentos sobre la ciencia náutica. Alrededor del año 2000 a.C. los fenicios ya

construían magníficos barcos de carga a vela, desarrollando también las

galeras birreme y trirreme. Dominaban la navegación por los astros, además de la costera que era

el método más seguro y habitual, y desde la costa libanesa se desplazaban incluso hasta

el Atlántico Norte para comerciar en lugares tan distantes como Inglaterra.

Los fenicios, considerados los mejores navegantes del Mediterráneo, ya construían hace

varios milenios excelentes embarcaciones de carga a vela. Estos aventurados marinos pueden ser

considerados como los mejores navegantes del Mediterráneo en aquella época. Sea

por valentía o temeridad, con el conocimiento actual sobre la extensión real de los océanos y las

dificultades regionales para la navegación que aún persisten en muchos de ellos, resulta

admirable la osadía de estos hombres para adentrarse en el mar sin referencias ópticas estables,

pues la inexistencia de brújula dejaba al navegante desguarnecido ante la orientación correcta y al

libre albedrío de los elementos.

La norma habitual en aquellos tiempos era navegar de día divisando la línea de costa,

hacerlo en la oscuridad implicaba conocer con detalle el comportamiento de los vientos y las

corrientes para cada lugar y día del año ante el eventual ocultamiento de las estrellas. Estos

valores serían llevados a la práctica muchos siglos después mediante la rosa de los vientos, que

agrupaba a los ocho vientos principales, y mediante la cual los antiguos marinos se orientaban y

expresaban las direcciones; este sistema perduró hasta la instauración de la aguja magnética.

Al albor de los fenicios se desarrollaron otros pueblos marineros, dentro de una

actividad mercantil de introducción de las propias manufacturas, y de obtención de las


materias primas necesarias para sostener estadios de civilización cada vez más elevados. Así,

se desarrolló rápidamente la navegación comercial griega y etrusca, o las exploraciones en

busca de mercados, como el periplo africano de los egipcios. Los romanos, aunque su flota

dominó ampliamente el mediterráneo convirtiéndolo en el mar del imperio, no eran

propiamente un pueblo de marinos, esa actividad la desarrollaron militarmente por motivos

de expansión territorial, siendo la comercial sólo para cubrir sus necesidades. Los

cartagineses, al igual que sucedió con los romanos, siguieron en su historia náutica un

proceso de marcado carácter militar.

Algunos pueblos destacaron por su especial habilidad como navegantes, es el caso de

los vikingos, que alrededor del año 700 d.C. iniciaron el alejamiento de sus aguas en las

costas escandinavas, a bordo de unas excelentes embarcaciones con vela cuadrada y remos

llamadas drakkars, para realizar exploraciones e incursiones regulares por las islas del Atlántico

y toda Europa occidental, la mayoría de ellas de predatorias, de conquista y colonización.

Tampoco se pueden ignorar las grandes posibilidades naturales de otras regiones y

pueblos vueltos hacia el mar, donde las características climáticas y fisiográficas eran totalmente

favorables para un desarrollo ventajoso de la navegación marítima. Así, se pueden estimar

los monzones asiáticos de otoño e invierno como un meteoro de peso, un valioso aliado que

facilitaría las travesías a vela del Índico en ambos sentidos de manera estable. Los monzones se

manifiestan de forma regular, contrastando y aventajando en lo que se refiere a la operatividad de

los buques que se desplazaban por el Mediterráneo, al ser éste un mar de vientos caprichosos que

retardaría el desarrollo de la vela en toda la región.

Los juncos chinos, que eran navíos de carga sólidos y bastante grandes para su época,
aprovechaban con eficacia los monzones que recibían por la popa. Existen numerosas

narraciones de viajes de estos navíos, como el que realizó el chino Fahien en el año 414 d.C.

entre Java y Cantón, acompañado por otros doscientos pasajeros.

Debieron transcurrir varios milenos antes de que todas las tierras continentales, y más

recientemente las insulares, quedaran totalmente identificadas, la mayoría de ellas a través de

rutas marítimas. Con certeza, sucedió a lo largo de espacios de tiempo íntimamente ligados y con

la cadencia de los progresos tecnológicos, especialmente a partir del siglo XV, una época

de oro en la que se inauguran las grandes exploraciones y descubrimientos. Desde entonces, los

viajes tanto comerciales como de exploración mantendrían un régimen frenético, al principio de

la mano de españoles y portugueses, a los que seguirían británicos, franceses y otras variadas

naciones occidentales, que llevarían al descubrimiento de todas las tierras habitadas o no, y a la

formación de los grandes imperios coloniales, con los consecuentes movimientos de población

en busca de nuevas oportunidades.

El siglo XV inaugura una época de oro en las exploraciones y descubrimientos, que daría

lugar a la apertura de nuevas rutas comerciales y movimientos de población.

La historia de la navegación marítima no se puede desligar de la historia de las

embarcaciones, de hecho, el navío se encuentra entre los medios de transporte más antiguos. En

su concepción básica el navío apenas sufrió variaciones, pues se trata fundamentalmente de una

máquina concebida para desplazarse sobre el agua, capaz de llevar una carga y moverse en una

dirección escogida. Fue la evolución tecnológica la que permitió que estos principios básicos

mejoraran en funcionalidad.
La dirección de las embarcaciones se sostuvo durante largo tiempo mediante un remotimón, o
una o más espadillas mantenidas fuera de la borda por la popa; según el ángulo que se le

daba con respecto a la línea de crujía se conseguía así mantener el rumbo deseado. Este sistema

desapareció totalmente a finales de la Edad Mediaal ser adoptado el timón de codaste, que

permitía se manejado incluso desde una posición distinta de la popa mediante cables o una caña

de timón.

Algunos grandes adelantos en seguridad marítima ya existían en Asia en el siglo IX d.C.,

y no fueron adoptados en occidente, inconcebiblemente, hasta una época tan reciente como

el siglo XIX. Es el caso de los juncos chinos, que poseían unos mamparos o divisiones internas

huecas y herméticas, que permitían mantener la estanqueidad de la embarcación en caso de

una vía de agua, evitando así su hundimiento. Esta característica ya fue observada y alabada

por Marco Polo en el año 1298, y que dejó reflejada en su libro de viajes.

Los juncos chinos ya poseían en el siglo IX d.C. un sistema de mamparos estancos como

prevención de seguridad ante las posibles vías de agua

En lo que se refiere a los sistemas de propulsión, la vela cuadrada, que podría ser

conocida ya alrededor de los 4.000 años a.C., comenzó apoyando a los remos para aprovechar

los vientos largos, pero su perfeccionamiento con la implantación de la vela latina, más difícil de

maniobrar pero que conseguía barloventear con ángulos de ceñida muy cerrados, fue

desplazando los remos a simples elementos auxiliares y a su total desaparición durante la Edad

Media en los barcos de cierto porte, quedando reservados sólo para pequeñas embarcaciones

costeras, iniciándose una era gloriosa para la vela en numerosos tipos de navíos y con variadas

formas y unidades a bordo.


El siglo XVII sería testigo del apogeo de la marina de velas, con todo tipo de naves

proliferando a lo largo y ancho del globo; flotas militares integradas por fragatas, corbetas,

balandras, cutters, jabeques... permitían sostener la supremacía de un país en los océanos y muy

lejos de sus puertos de origen. En el terreno comercial, copias casi idénticas de los navíos de

guerra, pero de menores dimensiones, e incluso armados para hacer frente a las incursiones de

piratas, surcaban los mares a las órdenes de poderosas sociedades, como las célebres compañías

de Indias.

Con el apogeo de la marina de velas en el siglo XVII, los océanos fueron conquistados por todo

tipo de flotas que sostenían la supremacía militar de un país muy lejos de sus costas.

Las últimas embarcaciones de vela que operaron regularmente fueron los clippers y los

largos correos. Los clippers eran los más bellos y elegantes navíos que se hayan construido

nunca, verdaderos fórmula I en el mar, que se ganarían merecida fama en las carreras del té

desde los puertos de China a Gran Bretaña y Estados Unidos, hasta 1870, en que fueron

sustituidos por navíos de propulsión a vapor.

Hasta esas fechas el vapor no había sido capaz de superar las velocidades y rendimientos

de los clippers, pero finalmente les arrebataría a éstos su posición de liderazgo dando por

concluido el apogeo de la vela, pero dejando un imborrable recuerdo de esa magnífica etapa.

Los clippers fueron de las últimas embarcaciones en operar a vela, sus cualidades

marineras y bello diseño permanecen como una digna representación de la marina de velas.

Cuando los buques propulsados por vapor comenzaron a ser rentables se inició la más

profunda revolución tecnológica y comercial, y no sólo en lo relativo al transporte de mercancías

por mar, sino también en el plano de la marina militar, siendo éste, sin duda, con todas las
sombras que igualmente conlleva, el terreno de investigación indirecto más potenciado y eficaz

para alcanzar avances en poco tiempo, los cuales trascendieron finalmente al ámbito civil en

variados campos, como el de comunicaciones, teledetección, seguridad marítima, etc. El radar a

mediados del siglo pasado, y los sistemas de posicionamiento global por satélite GPS en las

últimas décadas, ilustran y sirven como ejemplo de esas tecnologías aplicadas a la navegación

mercantil.

A partir de 1845, con la implantación de la hélice, por primera vez en milenios la

velocidad primó sobre cualquier otro concepto, pasando a ser tema prioritario de la ingeniería

naval. A partir de aquí seguiría un proceso imparable, se especializarían rápidamente todas las

funciones de los buques según su misión, dando lugar a la más grande variedad de

embarcaciones de todos los tiempos: cargueros de granel, combustibles, líquidos variados,

refrigeradores, pasajeros, pesca, científicos... surcan desde entonces los océanos, mares

interiores, lagos extensos y ríos navegables, apoyados por tecnologías de situación de gran

precisión, en un despliegue de innovadores medios procedimentales y técnicos, cuyo corto

periodo de evolución y progreso es desconocido en cualquier otro tiempo o etapa de la historia

de la navegación

Historia del Transporte

La historia del transporte es la historia de la humanidad. Todas y cada una de las

sociedades han tenido la necesidad de trasladar objetos y mercancías. Es así como la necesidad
de cargar objetos y distribuirlos entre distintos territorios se sitúa en el origen del transporte

terrestre pero también del transporte marítimo y del transporte aéreo.

Ya en la época precolombina (un periodo que abarca desde el nacimiento de los primeros

pobladores americanos hasta la conquista por los europeos con la colonización de Colón en

1492), los incas poseían un sistema de caminos interconectados a través de todo su imperio para

trasladar diferentes tipos de mercancías. En los inicios, el transporte terrestre se realizaba a pie,

utilizando la fuerza de los animales o a través de canoas o botes, aprovechando la corriente de los

ríos para hacer llegar sus mercaderías al destino deseado.

El hambre fue la causa de que el hombre comenzara a moverse para asegurar su comida y

así se inició la forma de transporte tal y como la conocemos hoy. Dado que el ser humano es

débil como fuerza de transporte, necesitó, al principio, domesticar a los animales. El perro fue el

primero, después utilizó animales más grandes y fuertes para transportar mercancías más

pesadas.

Esta necesidad de transportar cosas con mayor volumen y cuyo peso no podía ser

soportado por un solo animal, supuso la creación y posterior impulso de la rueda. Apareció en la

prehistoria y ha sido uno de los inventos más maravillosos de toda la historia. Y es que todavía

hoy la utilizamos diariamente, eso sí, hoy en día ha evolucionado tanto que sus inventores serían

incapaces de reconocer su propio invento.

La rueda permitió la evolución de los medios de transporte terrestre y la llegada del

hombre a lugares tan lejanos en cada vez menos tiempo. Los carros y diligencias tirados por

caballos propiciaron el intercambio de todo tipo de materiales gracias al establecimiento de las

rutas comercial.
Más tarde, surgieron otros métodos de transporte terrestre como la bicicleta, que fue el

origen de la motocicleta y esta, a su vez, del automóvil. Desde siempre, el hombre ha buscado la

manera de inventar un aparato que lo transportase rápida y cómodamente sin la necesidad de

utilizar animales. En 1882, se descubrió el petróleo y poco a poco fueron surgiendo más inventos

que utilizaban este combustible como fuerza impulsora. Entre ellos, el automóvil.

Con la Primera Guerra Mundial las necesidades de transporte se incrementaron, y así

surgieron los autobuses y la gran industria del motor existente a día de hoy que incluye tan

variados métodos de transporte como el ferrocarril, transporte urbano, metro o tren de alta

velocidad. Su evolución ha sido fundamental para garantizar el suministro de alimentos y todo

tipo de bienes y servicios. Ha sido fundamental para el avance de la propia Humanidad.

Conclusiones
Podemos resumir en sí que todo lo que hemos visto nos ha servido a todos ya que sin

tantos cambios estaríamos atrasados como humanidad y que a veces los cambios

drásticos no son malos en sí, muchas veces son para mejorar y en este caso fue no fue la

excepción.

En el siglo XX ha sido por mucho uno de los siglos que más intensamente ha vivido la

humanidad hasta el momento. Un siglo donde el hombre ha tenido los mayores avances

en su historia, pero también los mayores retrocesos. Ha sido una época muy inestable en

todos los ámbitos; el político, el económico y el social.

Ha sido una época marcada por la contradicción, la intolerancia, la violencia y la

ambición desmedida, hechos que han motivado, entre otras cosas, a un continuo e intenso

flujo humano fuera de su lugar de origen. Estos desplazamientos humanos han sido

consecuencia de conflictos, persecuciones políticas y, sobre todo, por las precarias

condiciones de supervivencia generadas por el modelo económico capitalista.

Bibliografía
Bibliografía
britannica. (s.f.). Obtenido de https://www.britannica.com/topic/Commercial-Revolution)

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