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Cada día conocemos problemas de todos los ámbitos que afligen a un gran número de
personas y que algunos de ellos atentan contra los principales derechos del ser humano en el
panorama nacional y mundial.
En los últimos seis años los más ricos han visto cómo sus fortunas se duplicaban, al mismo
tiempo que las capas más pobres se han empobrecido aún más, si esta tendencia se mantiene,
las élites mundiales se apoderarán de casi de todos los recursos planetarios y el resto de la
población se quedará sin nada. Por lo que podemos afirmar que no hay escasez sino reparto
injusto.
1. Casi la mitad de la población humana, o más de 3.000 millones de personas, viven con solo
2,5 euros o menos al día. Más de 1.300 millones sufren pobreza extrema, es decir, viven con
1,25 euros al día.
2. Unos 1.000 millones de niños en todo el mundo son pobres. Conforme a datos de UNICEF,
22.000 niños mueren cada día a causa de la pobreza.
4. Más de 750 millones de personas no tienen garantizado el acceso a agua potable. La diarrea
a causa de la falta de agua y las malas condiciones sanitarias e higiénicas matan a 842.000
personas al año, o aproximadamente 2.300 personas al día.
5. En 2011 la cantidad de niños de cinco años o menos a los que se les diagnosticó cese de
crecimiento y desarrollo debido al hambre crónica fue de 165 millones.
7. Según cifras de 2013, 21,8 millones de bebés (de un año o menos) no fueron vacunados
contra la difteria, el tétano y la tos ferina.
8. Una cuarta parte de la población humana, o 1.600 millones de personas, viven sin
electricidad.
11. El hambre es la principal causa de mortalidad en el mundo, y mata a más personas que el
sida, la malaria y la tuberculosis en conjunto.
Aunque vivamos en España y pensemos que es un país desarrollado en el que no existen estos
problemas, la realidad no es así. Casi tres de cada diez españoles, el 28,6% de los ciudadanos,
se encuentra en riesgo de exclusión social, sin apenas recursos con los que pagar las
necesidades básicas, según la encuesta de condiciones de vida publicada por el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
Con cifras de 2015, unos 2,6 millones de personas se encuentran en situación de pobreza
severa en España, entendida como la privación material de hasta cuatro necesidades de una
lista de nueve: no tienen capacidad de afrontar gastos imprevistos; han sufrido retrasos en el
pago de gastos de la vivienda principal o en compras a plazos; no pueden permitirse ir de
vacaciones una semana al año; no pueden mantener la vivienda con una temperatura
adecuada; no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días y no
pueden disponer de un automóvil, un teléfono, un televisor o una lavadora.
Analfabetismo y falta del derecho a la educación: Casi 800 millones de personas en todo el
mundo no saben leer ni escribir. En su mayoría, son mujeres y niñas que pierden los beneficios
de la educación. Esta supone una herramienta de gran valor contra la pobreza y los conflictos,
pero además, contribuye a mejorar la salud y la independencia económica.
En España aunque nos parezca increíble hay 872.400 analfabetos, el 2,2% de la población
española mayor de 16 años.
Corrupción: En España así como en otros muchos países se dan casos de corrupción día a día y
se puede ver como las personas con poder abusan de él para obtener beneficios propios y así
enriquecerse a costa de los ciudadanos que depositan su confianza en ellos.
Guerras: En la actualidad aunque los habitantes de países occidentales pensemos que vivimos
en una época de paz y con pocos conflictos al mirar fuera de nuestras fronteras el panorama es
desolador, guerras continuas en países árabes, conflictos permanentes en países del sur
asiático y continuamente más muertos, más personas desplazadas, más personas que tienen
que abandonar sus hogares o que quedan solos sin familia.
250.000-
2011 Guerra Civil Siria Siria
470.000
Insurgencia iraquí 35.800-
2011 Irak
postestadounidense 61.800
Irak, Siria, Líbano,
2014 Guerra contra el Estado Islámico Libia, Afganistán, Egipto, 217.825+
Nigeria y Yemen
130.000-
1948 Conflicto armado en Birmania Birmania
210.000
Conflicto armado interno en
1964 Colombia y Perú12 220.000
Colombia
Falta de agua: Mientras que en muchos lugares el agua limpia y fresca se da por hecho, en
otros es un recurso escaso debido a la falta de agua o a la contaminación de sus fuentes.
Aproximadamente 1,100 millones de personas, es decir, el 18% de la población mundial, no
tienen acceso a fuentes seguras de agua potable, y más de 2,400 millones de personas carecen
de saneamiento adecuado. Además, gran parte de las personas que viven en los países en
desarrollo sufren de enfermedades causadas directa o indirectamente por el consumo de agua
o alimentos contaminados o por organismos portadores de enfermedades que se reproducen
en el agua. Con el suministro adecuado de agua potable y de saneamiento, la incidencia de
contraer algunas enfermedades y consiguiente muerte podrían reducirse hasta en un 75 por
ciento.
Por el contrario, como en los países desarrollados hay de sobra, muchas veces se usa más de la
que se debe, no se aprovecha o se malgasta sin ningún reparo en los demás.
Terrorismo: El terrorismo constituye una de las amenazas más graves para la paz y seguridad
internacionales. Supone una de las mayores violaciones de los derechos humanos y las
libertades fundamentales, así como de los principios fundamentales de democracia y de
respeto al Estado de Derecho. Actualmente, con el ISIS, Estado Islámico vivimos rodeados de
ataques a diferentes países, muertes, gente que abandona sus hogares por la guerra y los
atentados e intenta cruzar el mar y muere ahogada o llega en condiciones lamentables.
Ataques a las ciudades más representativas europeas ya no son nada raro como los acaecidos
en Londres, Paris, Niza, Manchester…
En España hasta hace poco había atentados y terrorismo a diario, la sociedad vasca sobretodo
vivía con constantes noticias de asesinatos, secuestros o coches bomba de la banda terrorista
ETA.
Paro: a nivel nacional se podría decir que es aquel que más nos preocupa y el que da lugar a
otros problemas ya mencionados como a la pobreza, al hambre, a no tener hogar…
La tasa de paro en España es especialmente alta con más de un 18% de la población activa en
paro supera con creces a la media de la UE y esto significa menos posibilidades para los
jóvenes y menos dinero para mantener una familia, vivienda, pagar facturas, comprar comida…
A todo esto la Iglesia y los cristianos deben de responder ya que como hijos de Dios somos
hermanos y sentimos su dolor, injusticias y muerte como nuestras. Por este motivo tenemos el
compromiso social de buscar la justicia y ser solidarios con todos aquellos que lo necesiten.
En el apartado de problemas anterior se han mostrado los materiales y de vidas, pero no solo
son esos sino que también tenemos problemas de índole moral.
Desmotivación política y social: estamos en una época de crisis no solo económica, sino
política y social lo que conlleva que mucha gente no intervenga o le sean indiferentes los
asuntos cívicos y sociales. A esto se le unen la caída de las principales ideologías, la mentalidad
pragmática que busca soluciones a muy corto plazo, la sociedad de consumo que se limita a
producir y gastar y la mentalidad hedonista que delega en otros la consecución de logros
sociales. Estamos en una situación que reconocemos que las cosas van mal pero no hacemos
nada para cambiarlas.
Crisis de valores: la sociedad es una colectividad plural que promueve el respeto y la tolerancia
pero por el contrario la confusión en el plano ideológico y moral, la indiferencia hacia ciertos
valores como la fe en Dios y la trascendencia, la religiosidad, la responsabilidad, la fidelidad y
el respeto están muy presentes en nuestra sociedad.
El relativismo moral: el relativismo moral dice que no existen ciertos valores buenos o malos
para todos, que estos valores dependen de la sociedad y la época en la que se vive y como
actualmente estamos continuamente cambiando de sociedad hace que se extienda la idea de
la inexistencia de verdades que sean objetivas y permanentes. Esto lleva a la imposibilidad de
tomar una postura clara ante los problemas de la sociedad, por ejemplo aumenta la
solidaridad con los problemas del Tercer Mundo pero nadie quiere renunciar a su Estado de
Bienestar a favor de ellos.
Causas y consecuencias
Las causas son:
Esto lleva a una serie de consecuencias que son graves problemas en nuestro mundo:
Entre todas estas instituciones cabe destacar la labor social de la Iglesia y de sus
instituciones y organizaciones, su trabajo en los lugares que lo necesitan, su solidaridad y
sus labores humanas en todos los lugares del mundo.
La respuesta de la Iglesia
Hoy en día vivimos en una sociedad corrompida donde se conjugan bondades y males.
Gente positiva que nos ayuda a progresar y la cultura de la muerte.
Desde hace mucho la Iglesia lidia con estas complicaciones, por ejemplo: En el año 1891 el
papa León XIII publicó la encíclica "Rerun Novarum", uno de los documentos pontificios
más importantes en la historia de la Iglesia. Puede decirse que hay un antes y un después.
Este documento es la toma de postura de la Iglesia ante la grave y acuciante "cuestión
social", provocada por la revolución industrial y la introducción del sistema capitalista
liberal, que había dejado en una situación de desamparo a amplios sectores de la sociedad,
tanto obreros en las ciudades, como proletarios o pequeños propietarios del campo.
- Derecho a la salud
- Derecho de expresión
La Doctrina Social de la Iglesia abarca todos los campos en los que se desarrolla la convivencia
humana, se extiende objetivamente al entero panorama de las realidades temporales que
configuran y condicionan la vida de la persona humana dentro de la sociedad.
La Doctrina Social de la Iglesia hunde sus raíces en la misma Historia de Salvación. Los
cristianos/as, que hoy asumen su compromiso social como consecuencia de su fe, saben que la
práctica social pertenece de manera inseparable a la Historia del Pueblo de Dios; tiene sus
raíces en la Palabra de Dios, en la predicación del Reino de Jesús, en la experiencia y
testimonio de las primeras comunidades cristianas.
La Doctrina Social de la Iglesia tiene un carácter dinámico e histórico. Esta exigencia del Reino y
del seguimiento de Jesús se convierte en experiencia acumulada a lo largo de la historia, y
muestra los diversos modos que tiene la comunidad para ir descubriendo cómo unir la fe y el
compromiso social (Octogesima Adveniens 42).
La Doctrina Social de la Iglesia orienta la vocación de cada uno/a en la lucha por la justicia. No
se queda en el enunciado de principios o en la interpretación de la sociedad sino que su fin es
orientar la conducta de las personas como consecuencia del compromiso por la justicia, según
la función, vocación y circunstancias de cada persona (Solicitudo Rei Socialis 41h).
"La justicia social sólo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre. Pero
éste no es el único ni el principal motivo. Lo que está en juego es la dignidad de la persona
humana, cuya defensa y promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son
rigurosas y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la
historia." (Sollicitudo Rei Socialis, n. 47)
"Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, contribuya por
su parte a devolver a la persona humana la dignidad que Dios le concedió desde el principio"
(Radiomensaje de Pío XII "Con sempre", nº 35)
* Primacía del bien común:
Un sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin quitar ni el sentido de sociedad, ni
de unicidad.
“El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social y su
progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por
base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor” (CIC, n. 1906-9 y 1912).
* Destino universal de los bienes, solidaridad, y respeto a la propiedad privada:
"Dios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona
debería tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio
tiene que ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y no
significa que todo está a disposición de todos. El derecho de uso de los bienes de la tierra es
necesario que se ejercite de una forma equitativa y ordenada, según un específico orden
jurídico. Este principio tampoco excluye el derecho a la propiedad privada. No obstante, es
importante no perder de vista el hecho de que la propiedad sólo es un medio, no un fin en sí
misma." (Compendio de DSI, 171-84)
«El principio del destino universal de los bienes es una invitación a desarrollar una visión
económica inspirada por valores morales que permitan a las personas no perder de vista el
origen o propósito de estos bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y solidaridad,
en el que la creación de riqueza pueda tener una función positiva» (Compendio de DSI, 174).
El respeto a la propiedad privada nace principalmente de dos Mandamientos del Decálogo: "No
robar" y "No codiciar los bienes ajenos". Condena las formas de: comunismo, socialismo,
socialismo democrático, y libre mercado en forma desmedida.
* Principio de subsidiariedad: protección a los núcleos, especialmente a la familia en su
sentido cristiano.
"Cuán grande sea la dignidad del casto matrimonio, principalmente puede colegirse,
Venerables Hermanos, de que habiendo Cristo, Señor nuestro e Hijo del Eterno Padre, tomado
la carne del hombre caído, no solamente quiso incluir de un modo peculiar este principio y
fundamento de la sociedad doméstica y hasta del humano consorcio en aquel su amantísimo
designio de redimir, como lo hizo, a nuestro linaje, sino que también lo elevó a verdadero y gran
[1] sacramento de la Nueva Ley, restituyéndolo antes a la primitiva pureza de la divina
institución y encomendando toda su disciplina y cuidado a su Esposa la Iglesia..." (Casti
Connubii, nº 1)
"La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a conocer toda la verdad acerca del bien precioso del
matrimonio y de la familia y acerca de sus significados más profundos, siente una vez más el
deber de anunciar el Evangelio, esto es, la «buena nueva», a todos indistintamente, en
particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para él, a todos los esposos
y padres del mundo..." (Familiaris Consortio, nº3)
* Participación social: consiste principalmente en un compromiso del cristiano, en promover
una sociedad más conforme con los designios de Cristo.
"Habrá que proclamar con más firmeza las verdades transmitidas por la Iglesia, toda su
doctrina sobre la santidad del matrimonio. la educación doctrinal de los niños, la propiedad de
bienes y su uso, los deberes para y con quienes administran el Estado; en fin, deberá
restablecerse el equilibrio entre los distintos órdenes de la sociedad, la ley y las costumbres
cristianas." (San Pío XII)
* Cultura de la vida y de la Calidad de vida: condena a toda forma de atentado contra la vida
humana: aborto -incluso en caso terapéutico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc. Y
promueve que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir: educación, trabajo,
alimentación, salud, etc.
"El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su
existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de
esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su
fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte
integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Un proceso que, inesperada e
inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que
alcanzará su plena realización en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada
sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la
mujer. En verdad, esa no es realidad « última », sino « penúltima »; es realidad sagrada, que
se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a
perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos..." (Evangelium
vitae, nº 2)
* La existencia de la ley moral: La ley moral se deriva de tres fuentes: la Revelación, el
Magisterio Social, y la conciencia. Las personas, por su misma dignidad, deben conservarla,
cumpliendo con sus deberes, amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí
mismo.
“Si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las
convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una
democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como
demuestra la historia” (Juan Pablo II, carta encíclica “Centesimus Annus”, n. 46).
Para la Iglesia católica una encíclica papal es, una carta (generalmente sobre algún aspecto de
la doctrina católica) enviada por el Papa y dirigida por este a los obispos católicos de un área
en particular o, más frecuentemente, a los obispos del mundo. Sin embargo, la forma de la
dirección puede variar ampliamente, y a menudo se designa a un público más amplio. Las
encíclicas papales suelen adoptar la forma de un breve del Papa debido a su carácter más
personal en oposición a la bula papal formal. Las encíclicas papales son tan famosas que el
término encíclica se usa casi exclusivamente para las enviadas por el Papa. El título de la
encíclica es normalmente tomado de sus primeras palabras en latín.
Primera etapa (1891-1958). Desde León XIII, Rerum novarum hasta el pontificado de
Juan XXIII.
Es la época en la que el liberalismo se afianza, penetra profundamente en todos los órdenes de
la sociedad, informa las instituciones y modifica el panorama social. «Es un momento singular
en la historia en el que se plantea, por primera vez conscientemente, un cambio radical de la
estructura social y política del entero cuerpo de la sociedad»
En este contexto, León XIII comprende a la Iglesia como una sociedad jurídicamente perfecta,
por lo tanto, «hay que admitir igualmente que la Iglesia, no menos que el Estado, es una
sociedad completa en su género y jurídicamente perfecta; y que por consiguiente, los que
tienen el poder supremo del Estado, no deben pretender someter a la Iglesia a su servicio u
obediencia». Esta afirmación de que la Iglesia es una sociedad jurídica perfecta implica que ella
misma es una sociedad no dependiente de otra y, por consiguiente, que tiene competencias
jurídicas especiales sobre sus fieles.
Por otra parte, en cuanto a la función del Estado respecto a la religión, León XIII afirma que el
Estado tiene una obligación general de tutelar la religión, concretamente, «entre sus
principales obligaciones debe colocar la obligación de favorecer la religión, defenderla con
eficacia, ponerla bajo el amparo de las leyes, no legislar nada que sea contrario a la
incolumidad de aquélla. Obligación debida por los gobernantes también a sus ciudadanos.
Porque todos los hombres hemos nacido y hemos sido criados para alcanzar un fin último y
supremo, al que debemos referir todos nuestros propósitos, y que colocado en el cielo, más
allá de la frágil brevedad de esta vida (…). La primera y principal de todas ellas consiste en
procurar una inviolable y santa observancia de la religión, cuyos deberes unen al hombre con
Dios»
Respecto a la religión católica, que es la «única religión verdadera», el Papa sostiene que
«siendo, pues, necesaria en el Estado la profesión pública de una religión, el Estado debe
profesar la única religión verdadera, la cual es reconocible con facilidad, singularmente en los
pueblos católicos, puesto que en ella aparecen como grabados los caracteres distintivos de la
verdad. Esta es la religión que deben conservar y proteger los gobernantes, si quieren atender
con prudente utilidad, como es su obligación, a la comunidad política. Porque el poder político
ha sido constituido para utilidad de los gobernados. Y aunque el fin próximo de su actuación es
proporcionar a los ciudadanos la prosperidad de esta vida terrena, sin embargo, no debe
disminuir, sino aumentar, al ciudadano las facilidades para conseguir el sumo y último bien, en
que está la sempiterna bienaventuranza del hombre, y al cual no puede éste llegar si se
descuida la religión».
-La Iglesia apoya la realidad en la cual un régimen económico, sea capaz de ayudar al
trabajador a realizarse como persona, la realidad de un derecho a la propiedad privada.
-La iglesia invita al estado a fomentar planes económicos que ayudan al pueblo a desarrollarse.
-Se habla de que en el mundo se encuentre una unión de solidaridad de cooperación y ayuda
mutua en la economía global, llama al desarrollo en el bien común la toma de
responsabilidades en la acción social actual pidiendo que se impongan normas que permitan
que se trabaje en armonía.
-La encíclica busca resolver la cuestión social de la época, poniendo en práctica las enseñanzas
de “Rerum Novarum” buscando fomentar un régimen económico que sea justo y productivo
tanto para el trabajador como el empleador.
-Un problema de fondo es cómo proceder para reducir el desequilibrio entre el sector agrícola,
y el sector de la industria y los servicios; y para que mejore la calidad de vida de la población
agrícola-rural.
-Juan XXIII sostiene que una economía justa no sólo depende de la abundancia y distribución
de bienes y servicios sino que incluye el papel de la persona humana como sujeto y objeto del
bienestar. Propone la cristianización de la familia, la empresa y la sociedad; la vocación de la
Iglesia y de cada cristiano es superar la excesiva desigualdad entre los distintos sectores de la
sociedad y resistir los procesos económicos y políticos que ponen en peligro la dignidad
humana y la libertad.
Pacem in Terris
Contexto- Hablar de la Pacem in Terris es hablar de los Derechos del Hombre. Como
antecedente podemos mencionar que el 26 de agosto de 1789 la Revolución Francesa condujo
a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Se inspiraba en la declaración
norteamericana, que encarnaba en el siglo XIX los ideales liberales de la sociedad. Pío XII se
preocupó durante la Segunda Guerra Mundial de la reconstrucción y desarrollo de los pueblos.
1963 era el año en que se celebraba el Concilio Vaticano II. Las Naciones Unidas, la UNESCO, la
Liga de los derechos del hombre y otros organismos se habían consagrado a la búsqueda de
una defensa de la paz, en beneficio de todos los seres humanos sin distinciones
discriminatorias. SS. Juan XXIII escribe este documento que pudiera servir a todos los hombres
de buena voluntad en la constitución orgánica de los Estados y de sus relaciones
internacionales.
Contenido- Apoyándose en la razón y la ley natural, SS. Juan XXIII esboza una lista de derechos
y deberes que deben observar tanto los individuos como las autoridades públicas, los
gobiernos nacionales y la comunidad mundial. La paz exige la observancia del orden querido
por Dios. Este orden ha de reconocer ante todo las leyes que impone la naturaleza del hombre
en las que se descubren los planes de Dios. El punto de partida y fundamento de toda ley
humana, arranca de la personalidad natural y dignidad natural del hombre, dotado de
derechos y de deberes. Dignidad acrecentada por la luz de la Revelación Cristiana.
Así pues, la encíclica habla de las relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos y de
las relaciones que deben de existir entre los Estados. La encíclica se dirige a todos los hombres
de buena voluntad. Afirma que la paz no puede darse en la sociedad humana si primero no se
da en el interior de cada hombre, es decir, si primero no guarda cada uno en sí mismo el orden
establecido por Dios. Esta verdad es la que obliga a todos los seres humanos a respetar a sus
semejantes, además de dignificar el mundo de trabajo, a poner especial atención en la
actuación de la mujer en la vida pública.
Considera que las relaciones internacionales son consideradas bajo la misma óptica de la
persona, es decir, deberán regirse por la ley moral, por la verdad, la justicia y el respeto. El
Papa exhorta a todos a luchar por reconstruir todas las formas de convivencia en la tierra.
Conjuntar amor y libertad, es tarea ardua pero nobilísima, pero vale la pena por el bien de
todos. A esta labor se llama a todos los hombre de buena voluntad.
XXI concilio ecuménico. Fue convocado por el Papa Juan XXIII en 1962 y clausurado por el Papa
Paulo VI en 1965. Orientaciones ante la situación actual de la Iglesia.
Se pretendió que fuera una especie de "agiornamento", es decir, una puesta al día de la Iglesia,
renovando en sí misma los elementos que necesitaren de ello y revisando el fondo y la forma
de todas sus actividades.
Proporcionó una apertura dialogante con el mundo moderno, incluso con nuevo lenguaje
conciliatorio frente a problemáticas actuales y antiguas.
Ha sido el concilio más representativo de todos. Constó de cuatro etapas, con una media de
asistencia de unos dos mil Padres Conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de
una gran diversidad de lenguas y razas.
Papa Juan XXIII La reforma interior Paulo VI de la vida eclesiástica y la búsqueda de un camino
nuevo para tratar de conciliar a los cristianos separados de la unidad católica de la Iglesia. Fue
convocado por el Papa Juan XXIII en 1962 y clausurado por el Papa Paulo VI en 1965. Se
propuso actualizar la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma. Trató de la Iglesia, la
Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. Recordó el Concilio la llamada universal a la
santidad.
Juan Pablo II
1 – EL PRIMER PONTIFICADO REALMENTE GLOBAL DE LA HISTORIA
Dio 30 veces la vuelta al mundo en sus giras por Italia y 101 viajes internacionales, uno de los
rasgos más característico
Con los medios modernos de transporte, un vigoroso Papa puede tratar a todo el mundo como
su diócesis y eso es precisamente lo que hizo Juan Pablo II.
3 – POR PRIMERA VEZ UN PAPA MOSTRÓ A LOS CRISTIANOS EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO
Al final de su vida Juan Pablo II nos transmitió a todos como sobrellevar el dolor, cuando la
enfermedad y el sufrimiento se hicieron tema central de su propia vida y de las imágenes que
recorrieron el mundo.
Fuimos testigos de un Papa sufriente, que tenía dificultades para hablar y moverse, pero con
una inmensa fe y abnegación.
Un movimiento arrollador surgió entre las élites occidentales para abandonar la creencia de
que la vida humana es sagrada.
Juan Pablo II posicionó a la Iglesia de frente contra esa proposición y libró una larga lucha
cuesta arriba a lo largo de su papado contra el aborto y la eutanasia.
Una de las crisis de nuestro tiempo es la alienación entre algunos hombres y mujeres a causa
de las relaciones entre los sexos provocados por la vida moderna que cambia rápidamente.
La visión exaltada de Juan Pablo II del amor entre el hombre y la mujer en el matrimonio se
enlaza con su defensa de la santidad de la vida.
Después del Vaticano II el impulso para transformar la Iglesia en una institución que reflejara
plenamente la visión de las élites culturales en Occidente causó muchos estragos.
La última encíclica es la del Papa Francesco: laudato si que tiene una temática sobre el
medioambiente.
La Iglesia institucional tiene el deber de hacer oír los argumentos de la verdad y del amor en
cada caso concreto en que la justicia se vea amenazada por el error y la mentira, o se difunda
la violencia o el odio. Los Pastores de la Iglesia tienen el derecho y el deber de hablar cuando
estén en juego los derechos fundamentales de las personas. Su voz se dirige a los cristianos,
pero también expone esos argumentos racionales a todos los hombres de buena voluntad.
La diplomacia tuvo su momento triunfal para escribir la historia, y, en ella, fue crucial la
mediación oportuna del líder de la Iglesia, el Papa Francisco.
Se dan con cierta frecuencia casos en los que gobiernos cristianos y de otras religiones solicitan
la intervención del Papa para resolver conflictos internacionales y para poner paz en
situaciones difíciles pero esto no se suele hacer público en los medios de comunicación y
nunca han hablado de la importancia del Papa en hechos como los ya mencionados restándole
valor al papel de la Iglesia fuera del plano religioso.