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El primero es de mi autoría
y está dedicado a 1917, una de las mejores bandas de Argentina. La
respuesta a este cuento es de Alejandro Sabransky, líder de dicha
formación. Después de leer ambas historias, decidí que son la mejor
introducción para este libro).
No Name
Santiago Repetto
Otro encuentro en el Bar Vikernes.
Alejandro Sabranzky
LCD
Hay lecciones que sirven para tener una vida mejor, e incluso hasta
sirven para conservarla.
Hoy Leo aprendió una de ellas, muy importante: No todo lo que se
hace entre risas es bueno. Y no todos los que hacen las cosas riéndose son
buenas personas.
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Trampa.
En su barra inferior pudo ver cómo aparecían tres ventanas más. Su
página de deportes había quedado relegada.
Frente a él tenía una de las clásicas porn pages con Chat y web cam
en vivo.
Se sintió sucio, a pesar de saber que su oficina estaba cerrada y que
igualmente ningún compañero o superior entraría sin golpear.
Había nueve pantallas con web cams, y nueve cabezas de mujeres
moviéndose con delay.
Todas lo miraban.
Con pesar, tuvo que reconocer que el efecto de esas miradas en
conjunto era muy logrado.
El deseo y la curiosidad relevaron por un momento a la suciedad que
sentía. “Ok, mientras no me pidan la tarjeta de crédito puedo probar”.
La elegida fue Cii Redhead, (el color del pecado). La pantalla se
amplió. Nadie pidió ningún número hasta ese momento, así que Leo se
recostó en su silla y se aprestó a disfrutar.
- Желите да гледам?
- YES!
“Graciosita”
- Желите да гледам?
…
- Желите да гледам???
- No
- Ok.
Y la cam se apagó.
- NO
- Желите да гледам?
- Yes
- Желите да гледам?
- YES
El teclado quedó a un costado. Y ahora escribía con una sola mano,
porque la derecha estaba ocupada abriendo su vagina. El acolchado era de
color negro y combinaba maravillosamente bien con su piel blanca, su pelo
rojo… y su abertura rosada.
La Cam hizo una toma un poco más elevada. Cii apoyó su cabeza
sobre una almohada que estaba bajo el acolchado.
- Желите да гледам?
- YES
- Желите да гледам?
- YES
- Желите да гледам?
- YES
Cii puso la misma cara divertida que cuando había vuelto a ponerse
la remera. ¿Otra trampita?
Se recostó en el colchón, chupando golosamente el vibrador, sus
piernas abiertas, enloquecedoras.
Leo se pegó a la pantalla, sus extasiados ojos estaban apenas a
centímetros del monitor, pero fue arrojado hacia atrás de un golpe cuando
vio lo que estaba pasando.
Cii corrió el acolchado. No había ninguna almohada. El sonido
agudo de fondo se transformó en un llanto, sofocado hasta ese momento,
pero que ahora sacudía los parlantes. Era inconfundible e inimitable. Era el
llanto de un bebé.
Unas risitas empezaron a tapar el llanto. Eran las risitas de Cii. Leo
la miró a los ojos. Todavía seguía con el vibrador en la mano.
- NO NO NO NO NO NO NO
- NO NO NO NO NO NO NO NO
Cii dejó de reírse, pero la sonrisa seguía ahí. Miró hacia su mano
primero, después miró a la cama. Hizo un guiño exagerado, con todo su
rostro y dio la espalda a la cámara.
- NO NO NO NO NO NO NO NO NO
- ¿Su excelencia?
II
III
El Rey esperó a que se fueran todos y recién ahí tapó sus narices
con un pañuelo embebido en el mejor perfume de Grenouille. No podía
demostrar debilidad ante sus súbditos, y mucho menos ante el
Ministro. Dentro de su curiosidad también estaba el querer saber lo
que escondían esas exageradas reverencias.
Santiago dice:
La distancia, tu novio. Son muchos los factores que hacen que lo
nuestro sea imposible.
Inés dice:
Te entien
Santiago dice:
¿Pero quién dijo que a mí no me gusta lo imposible?
Inés dice:
:-)
¿Conociéndolo a Santiago?
¿Realmente podía decir que lo conocía?
- Secuencia HENTAI.
- ¿Asuka existió?
- La llaga...
Inés tomó un poco más de vino (la copa nunca se vaciaba por más
que tomaran) y preguntó:
- Exacto.
- Bueno, en ningún momento me dijiste que yo necesariamente tengo
que preguntar algo referente a cada puerta. Mi pregunta va a ser la misma
que te hice en la puerta anterior: ¿No te parece que es hora de que te
perdones un poco y que cures esa llaga?
Ahora el silencioso fue Santiago. La copa cambió de manos y él
bebió bastante antes de decidirse a hablar.
Penúltima puerta.
Es blanca, con escenas de dibujos animados cubriendo toda su
superficie.
Cuando Santiago la abre, Inés deja caer la copa.
La pieza está llena de bebés y chicos que no llegan a los cuatro años.
Apenas ven a Santiago, todos se empiezan a esconder donde pueden.
Todos, salvo aquellos que están atados a las paredes, y el más
pequeño de ellos, que está dormido en un altar.
Los ojitos de los pequeños se asoman desde sus escondites.
Santiago se agacha y junta los cristales. Inés piensa que va a repetir
su truco anterior, pero él se levanta y lleva los restos en el cuenco de su
mano hasta el altar donde está la criatura.
Por primera vez en la noche, Inés siente verdadero miedo. No quiere
mirar, pero la escena la fascina: Santiago está rodeando con los cristales al
bebé.
Dentro de su marco brillante, la criatura se despierta y deja ver unos
ojos azules perfectos.
- Te escucho.
- ¿Por qué casi todas las víctimas de tus cuentos son niños?
- Sí.
Santiago señaló unos velos negros que hasta ese momento Inés no
había visto.
Santiago dio un solo aplauso y la música ambiente cesó para dar paso
una pieza de Ali El Haggar.
- Aunque sea una mala educación responder una pregunta con otra,
creo que es una perfecta forma de responder para disipar tus dudas. Dejame
repreguntar: ¿Por qué no quisiste escapar de mí en toda la noche? La
mayoría de las mujeres lo hubiera hecho.
- ¿Perdón?
Para los interesados en las estadísticas, les cuento que la moneda dio
22 vueltas en el aire antes de caer.
Convengamos que en esta noche que relato, nada ha sido muy
normal, pero la rareza continúa en el vuelo de la moneda. En vez de vueltas
rápidas, ésta gira lentamente, y a su vez parece flotar. En cada uno de sus
giros deja ver los rostros de las divinidades invocadas.
Abajo del vuelo de la moneda, Santiago e Inés se están mirando. Los
ojos de ella, que pueden ser tan árabes como sus vestiduras, están metidos
en los ojos extraños de él.
Primeras tres vueltas de la moneda: Santiago toma a Inés de su
cintura y la acerca hacia él.
Cinco vueltas más: Inés no baja la vista. Esta vez no hay dudas, y el
beso empieza suave, como reconociendo el terreno tantas veces visto, pero
nunca tocado.
Cuatro vueltas: la suavidad de los besos se está terminando. La
camisa de Santiago está perdiendo sus botones en manos de Inés.
Dos vueltas: Caen en el sofá. Inés toma uno de los cinco velos negros
y venda los ojos de él.
Para los amantes de la estadística: Les resumo, así se pueden ir a leer
otra cosa, ya que esta escena no es para sus mentes desanimadas; la
moneda dio sus últimas ocho vueltas, cayó sobre el suelo, no rebotó porque
la detuvo el vestido de Inés... y nadie miró el resultado. Cara, seca, Eros,
Tanatos. ¿A alguien le importa lo que salió?
Puede ser que a algunos de ustedes sí, pero definitivamente no les
importa a estos dos seres que están en el sofá.
Ellos están muy lejos de necesitar que el Azar les dicte lo que tienen
que hacer.
Mientras tanto, queridos amigos, nosotros nos retiramos de esta pieza
silenciosamente.
Cerremos la última puerta y desandemos el pasillo hacia la salida.
Quizás, si tenemos suerte, podamos tomar algo de vino antes de
partir, aunque tendríamos que conformarnos con poder salir vivos de este
extraño lugar.
¿Las otras puertas están cerradas?
FIN