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SEMINARIO DE BIOÉTICA

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UNIDAD 1:

INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA Y LA BIOÉTICA


Dra. Beatriz Vanda Cantón

1.1 Diferencia entre ética, moral y deontología

Para comprender qué es la bioética, en necesario remontarnos a la ética, ya que, a partir


de ella, la bioética adquiere su metodología y su sustento teórico.
La ética es una rama de la filosofía que se dedica a la reflexión de los principios que
guían nuestras decisiones y comportamiento.1 Su finalidad es hacer del mundo un lugar
mejor, reduciendo los sufrimientos y aumentando la felicidad, poniendo en práctica la
equidad y el respeto por todos los demás.2
La ética es pensar antes de actuar, y preguntarse: ¿Por qué o para qué hago las cosas?
¿Estoy actuando por convicción, por conveniencia, o por inercia? La ética es la
consciencia que nos indica hacia dónde dirigir nuestras acciones con base en el
pensamiento crítico, para tomar decisiones libres y responsables. Es el compromiso de
construir una relación con “el otro”.3
Aunque ética y moral se relacionan y en ocasiones los términos se emplean
indistintamente, no son lo mismo. La moral se refiere a la conducta que, por acuerdo o
consenso de la sociedad, se ha considerado como correcta o incorrecta, 4 y comprende
los códigos de conducta, las normas y reglas sociales o religiosas -vigentes en un grupo
social determinado, en un momento dado, por lo que puede ser arbitraria-; mientras que
la ética se apoya en un análisis racional de la conducta.
La moral se pregunta qué conducta es correcta o incorrecta, mientras que la ética va más
allá al preguntarse por qué cierta conducta es considerada como correcta o incorrecta;5
es decir, ¿por qué se deben hacer o no hacer ciertas cosas?, ¿para qué se hacen? y
¿cómo se hacen?, la ética pues, valora los medios tanto como los fines; por lo que en
ética el fin nunca justifica los medios.
Dicho de otra forma, la moral se refiere a la manera de comportarse, mientras que la ética
es una reflexión consciente para saber decidir libre y responsablemente por lo que es
mejor.3 La ética no es lo mismo que los valores, la “buena educación”, ni la deontología.
La deontología es la ciencia de los deberes, determina obligaciones que han de
cumplirse en circunstancias específicas, y plasma estos deberes en leyes, normas,
reglamentos y códigos de carácter obligatorio, por lo que, a diferencia de la Ética, tiene
facultad de sancionar. En condiciones ideales las leyes no debieran elaborarse con base
en opiniones o mayoría de votos, sino que deben estar sustentadas en reflexiones éticas.
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Lectura: Rivero Paulina. (2004). Apología de la inmoralidad. Este País, agosto, 46-50.
Disponible también en:
http://www.facmed.unam.mx/eventos/seam2k1/2004/ponencia_ene_2k4.htm

1.2 ¿Qué es la Bioética y para qué sirve?

La palabra bioética es un neologismo acuñado por un filósofo y teólogo luterano, a quien


también le preocupaba el uso que se les daba a los animales en investigación, actividad
que cuestionó fuertemente. En 1926 publicó un artículo llamado: "Bioética: una
panorámica sobre la relación ética del hombre con los animales y las plantas”, en donde
se usó por primera vez el término Bio-Éthik.
Para Albert Schweitzer (premio Nobel de la paz en 1952) la bioética es el respeto
ilimitado por todas las formas de vida,6 pero no fue hasta 1970 que se reconoció la
palabra como tal, cuando un cirujano oncólogo llamado Van Rensselaer Potter escribió su
obra: «Bioética, la ciencia de la supervivencia», en donde plantea que es necesario
reconstruir los puentes que unían a la ética con las ciencias biológicas, por lo que se ha
entendido como la “ética de la biología”.7
Algunos describen a la bioética como el estudio de la conducta humana, a la luz de la
ética, en relación con las ciencias de la vida y la salud, incluyendo la consideración del
entorno ecológico, demográfico y ambiental.8
La bioética no se limita a la ética médica, sino que comprende las relaciones del ser
humano con los demás vivientes y con los ecosistemas,9 lo que implica una
responsabilidad por todas las formas de vida.10
La bioética es una disciplina que surgió y cobró auge para tratar de dar repuesta a una
serie de dilemas que se presentaron a raíz de los vertiginosos adelantos en la
biomedicina, como fueron:
1. La experimentación biomédica que se hizo en seres humanos, como:
 Los experimentos genéticos, quirúrgicos y de antibióticos que hicieron los nazis
en la 2ª guerra mundial.
 La Inoculación de Treponema pallidum (sífilis) a una población de sujetos
negros en Tuskagee (E.U.A.), y dejarlos sin tratamiento para conocer el curso
de la infección y las lesiones que producía la enfermedad.
 Inoculación de virus de hepatitis B en niños Down en un orfanato en E.U.A.
 Inoculación de agentes infecciosos a presos en Florida, ofreciéndoles a cambio,
disminución de su condena.

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2. Las cirugías oncológicas que comprendían desarticulaciones extensas y
hemicorporectomías, y sus repercusiones en la calidad de vida y el estado emocional
de los pacientes.
3. Bajo qué criterios elegir a los pacientes con insuficiencia renal que podían tener
acceso a las máquinas de hemodiálisis.
4. Los primeros trasplantes de corazón y cómo definir el momento de la muerte clínica,
así como los criterios para seleccionar a los receptores de los trasplantes.
5. La crisis del modelo médico paternalista en la relación médico-paciente, así como el
derecho de los pacientes a la información y el respeto a su autonomía en la toma de
decisiones terapéuticas.11

En la actualidad otros dilemas que se han sumado a la reflexión bioética, son los
derivados de los avances en la biología molecular, la ingeniería genética y la
decodificación del genoma (la clonación y la manipulación genética de plantas y
animales), la obtención y el uso de células troncales, los diferentes tipos de reproducción
asistida, el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, el uso de drogas psicotrópicas y los
problemas ecológicos tales como: la amenaza a la biodiversidad, la contaminación
ambiental y la extinción de especies animales y vegetales, lo que ha puesto en peligro la
vida en el planeta y el bienestar de todos los seres vivos. Ante esto, la bioética cuestiona
y humaniza a la ciencia y la tecnología y funge como árbitro entre éstas y la biosfera.
La medicina en cualquiera de sus especializaciones ofrece servicios que se pagan, por lo
que muchos la consideran un negocio como tantos más. Esto aunado a la tecnificación y
la manera de explicar los fenómenos biológicos en términos reduccionistas mecanicistas,
hicieron que la Medicina se fuera “divorciando” de las humanidades, cuando en el mundo
antiguo, estaba íntimamente ligada a la filosofía. Hoy en día la tendencia mundial es que
la Medicina “vuelva a sus raíces”, reencontrándose con las humanidades, y la bioética es
el puente para que a través de un diálogo interdisciplinario, laico y plural, esto suceda.

1.3 Principales corrientes filosóficas en bioética.


La bioética se apoya en varias corrientes de pensamiento, algunas hacen énfasis en las
intenciones de los actos y otras en sus consecuencias. A continuación, se presenta una
síntesis de las principales teorías a partir de las cuales se reflexiona y se toman
decisiones en bioética:

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1.3.1 Ética utilitarista o consecuencialista
Su juicio se basa principalmente en las consecuencias de las acciones. Sus precursores
fueron David Hume (1711-1776) y Jeremy Bentham (1748-1832), y su principal
exponente John Stuart-Mill (1806-1873). En pocas palabras esta teoría dice que, dado
que la finalidad de la ética es la felicidad, las acciones orientadas a producir felicidad,
bienestar o satisfacción (no sólo a quien las lleva a cabo, sino a los demás), se
consideran buenas o deseables, mientras que las que producen infelicidad, malestar o
insatisfacción, tratan de evitarse y suelen considerarse como indeseables o malas.12
El utilitarismo se llama así porque para estos filósofos lo bueno es considerado útil, ya
que produce felicidad y/o bienestar,13 -y no tiene nada que ver con un sentido materialista
o hedonista-, por lo que el término utilitarista no debe emplearse en sentido peyorativo.

La ética utilitarista propone lo siguiente: “Maximizar el bienestar y la felicidad, y minimizar


el dolor y la desdicha al mínimo posible. De manera resumida su lema es: “Que el
resultado de tus acciones, produzca el mayor bien posible para el mayor número posible
de individuos, y el menor mal posible en el menor número de individuos involucrados en
dicha acción”.

1.3.2 Ética deontológica o basada en los deberes


Está inspirada en Immanuel Kant (1724-1804), quien dice que la ética proviene de
nuestra propia razón, no se impone desde afuera, por lo que es autónoma (a diferencia
de las otras leyes o de los mandamientos, que nos vienen de otros, ya sea el Estado, la
religión o la familia).
Nuestra razón es la que impone límites a nuestro comportamiento, por eso debe ser
nuestra Ley suprema. Esta razón nos señala las obligaciones que tenemos con los otros,
y que tenemos el deber de cumplir (lo que se conoce como imperativos),
Kant propone que existen ciertos imperativos categóricos que la conciencia nos demanda
cumplir, ya que son buenos en sí mismos. Estos imperativos nos obligan a actuar de
cierta manera. Uno de ellos es el siguiente: “Actúa de tal manera que trates a los otros,
nunca simplemente como un mero medio, sino siempre y al mismo tiempo como un fin”.14
Es decir, que los demás no deben ser vistos sólo como instrumentos para alcanzar
nuestros fines.
Esta ética deontológica se sustenta en principios éticos que se expresan como fórmulas,
también conocidas como “principios formales” que aspiran a ser universales, es decir, que
estaríamos dispuestos a que se aplicaran a todos, incluidos a nosotros mismos; respecto
a esto, Kant propone lo siguiente: “Obra de tal modo, que puedas querer que la máxima
en la que se sustenta tu actuar, se convierta en ley universal”. Este es un criterio que

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permite discernir cuáles máximas son éticas y cuáles no. Y sólo son sujetos de juicio ético
los actos que se realizan de manera libre y autónoma.

1.3.2 Ética biomédica principialista o basada en principios

Sus más conocidos exponentes son Tom Beauchamp y J.F. Childress, quienes en su
famosa obra: “Principios de ética biomédica”, publicada en 1979, proponen una serie de
principios en el ejercicio de la práctica médica, algunos de estos son:10
los que se cumplen por deber (también conocidos como deontológicos), que
corresponden a los mínimos que se deben tomar en cuenta para una convivencia sana y
correcta, por lo que su cumplimiento se puede obligar jurídicamente. Estos son:
– No maleficencia (que con los animales se traduciría como “mínimo daño”).
– Justicia o equidad
– Hay otros principios que se cumplen en conciencia, por el sólo convencimiento de
actuar bien, y no son obligatorios desde el Derecho, y por ello se dice que
corresponden a una ética de máximos y son:
– Beneficencia.
– Respeto a la autonomía (que en medicina veterinaria no se puede aplicar a los
pacientes, sólo a los clientes).

Siempre hay que procurar que los cuatro principios se apliquen de manera simultánea en
las decisiones y acciones, pero en caso de que exista conflicto entre estos principios,
entonces se jerarquizan de la siguiente manera: el de no maleficencia tiene preferencia
sobre todos los demás, el respeto a la autonomía estaría en segundo lugar, seguido de la
justicia. El principio de beneficencia va al último, ya que hacer el bien no es obligatorio,
(pero el no dañar sí lo es).
Hay que tomar en cuenta que el que decide si una acción fue benéfica o no, es el propio
sujeto que recibe la acción, no quién se la hizo, esto plantea una fuerte limitación al
principio de beneficencia. Y hay que recordar que no se le puede hacer el bien a alguien
en contra de su voluntad, ya que antes que la beneficencia está el respeto a su
autonomía.

1.3.4 Casuística o ética de casos o de situaciones


Se basa en los casos clínicos o en experiencias previas; tiene la desventaja de que la
experiencia nunca es garantía de un actuar ético correcto.

1.3.5 Ética personalista


Centrada en la persona humana, por lo que se considera antropocéntrica, sus
desventajas es que tiene una fuerte influencia del catolicismo, no toma en cuenta a las

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otras formas de vida, sino sólo los intereses de los humanos, por lo que es excluyente.
Resulta insuficiente para enfrentar y resolver los dilemas bioéticos actuales.

1.3.6 Éticas no antropocéntricas


Tradicionalmente se han manejado teorías de valoración centradas en el ser humano
(antropocéntricas), las cuales favorecen únicamente a nuestra especie; ante esto,
muchos ambientalistas y filósofos han propuesto una ética holista, que se extienda a
otros miembros de la comunidad de los vivientes como son los animales y las plantas. En
la que el ser humano no sea el único punto de reflexión ética, sino que la consideración y
las obligaciones morales se amplíen a otros seres vivos como son los animales no
humanos (zoocéntricas)15 y a las plantas (biocéntricas).
La mayoría de estas propuestas están inspiradas en alguna de las corrientes descritas
anteriormente. Una de ellas se basa en el utilitarismo extendido hacia otras especies
animales, su principal exponente es Peter Singer. Considera que la capacidad de
experimentar dolor y/o sufrimiento así como placer, es condición suficiente para que
alguien tenga intereses:16 el interés de estar bien, de no ser molestado ni lastimado, de
tener alimento, una guarida, libertad para moverse y poder convivir con otros individuos.
Si un sujeto posee un sistema nervioso central funcional, que le permita percepción de
sensaciones agradables o displacenteras, se tiene la obligación de no causarle dolor, de
disminuir su sufrimiento al mínimo posible y de maximizar su bienestar. Ya que su criterio
de consideración, radica en la capacidad de un ser vivo para sentir dolor o placer,
algunos autores la clasifican como una ética sensocéntrica.
Otra ética zoocéntrica es la que propone Tom Regan, es más restringida que la anterior,
que considera a todos los animales sintientes. Esta teoría en cambio, fundamenta que los
animales que poseen capacidades cognitivas como memoria, capacidad de aprendizaje,
de reconocimiento de los otros, de establecer vínculos afectivos y que pueden darse
cuenta de lo que sucede a su alrededor, tienen un valor en sí mismos que va más allá del
simple valor instrumental (económico, genético, estético, productivo, afectivo o
zootécnico) que se les quiera adjudicar; es decir, poseen un valor inherente ó también
llamado intrínseco.
Este valor inherente que tienen muchas especies de animales nos debe impedir tratarlos
como meros recursos o medios para satisfacer nuestros fines, sin tomar en cuenta los
intereses que ellos pudieran tener, e implica que tenemos ciertas obligaciones mínimas
hacia ellos.16, 17
Por eso, para actuar éticamente bien es necesario crear una conciencia de respeto por el
“otro” y que cada quien se imponga límites en las formas de relacionarse con los demás
(humanos y animales).

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Otro exponente de los principios bioéticos que el MVZ puede aplicar con los animales es
Paul W. Taylor,18 quien propone una ética Biocéntrica (que se centra en que los
individuos –animales y plantas-, son valiosos porque tienen vida y realizan funciones
orientadas a un fin). Para él, cuando estamos comprometidos con la ética, el bien de
otras especies y el bien humano, deben ser tomados en cuenta equitativamente; es decir,
que todas las partes en conflicto deben ser tratadas justamente, sin dar preferencias por
especie. Y el reto está en resolver de manera justa situaciones en las que surgen
conflictos entre los intereses de los humanos frente a los de los otros seres vivos.
El respeto por la Naturaleza, por todos los vivientes y el respeto por los humanos, no son
excluyentes, al contrario.
Entre los principios que propone Taylor están los siguientes:
 Mínimo daño o no dañar.
 Proporcionalidad
 Justicia distributiva
 Justicia restitutiva
 Justicia retributiva
 Autodefensa

1) No hacer daño o mínimo daño.- que consiste en abstenerse de causar un mal o


evitar lesionar a otro. Estamos obligados ante todo, a no dañar. Causar daños menores
podría justificarse, siempre y cuando se obtengan beneficios mayores para el sujeto
involucrado (por ejemplo, realizar una cirugía que va a beneficiar al propio paciente, o
tener que inyectarlo o colocarle un catéter para administrarle un medicamento, o
inmovilizarlo y enjaularlo mientras está en tratamiento médico o porque va a ser
transportado a una reserva o a un santuario). Pero cuando para obtener el mayor
beneficio se requiere hacerle un mal a otro, debe prevalecer entonces la no
maleficencia (por ejemplo, no podríamos matar a un paciente sólo para beneficiar a
otro animal o al cliente, ni se podría lesionar a un animal para que otros obtengan
algún beneficio económico o para que se diviertan).
Además, hay que considerar que un acto de no maleficencia no equivale a que
estemos siendo beneficentes o buenos, porque la beneficencia implica realizar una
acción que cause un bien a otros, sin que alguno resulte perjudicado.
No causar daño, comprende no incurrir en riesgo de dañar. Tiene como base la
prudencia y considera el principio de precaución, la responsabilidad y la consideración
hacia los demás (sean animales humanos o no humanos).
La no maleficencia, nos obliga a evitar iatrogenias (daño o lesión provocada por el
médico), como sería la dispraxis (una mala práctica médica o zootécnica), y a no caer
en actitudes de:
 Imprudencia

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 Impericia
 Negligencia.
Tampoco debemos provocar dolor físico ni emocional (sufrimiento).
Hay que evitar dentro de lo posible, los métodos diagnósticos y terapéutico invasivos y
riesgosos. Y evitar caer en la ley del “doble efecto”, es decir, ser precavidos: No hay
que hacer algo con buena intención que pueda tener consecuencias negativas o que
se salga de nuestro control.

2) Proporcionalidad.- Cuando exista un conflicto entre intereses o necesidades básicas


o vitales de los no humanos, frente a intereses NO básicos o secundarios de los
humanos, tendrán prioridad los intereses vitales, sean de quien sean. Por ello nunca
podrá justificarse matar a un animal con fines recreativos, de espectáculo o para
obtener dinero.
Por ejemplo, no se justifica ni es ético lo siguiente:
- Cazar animales (el único atenuante sería cazarlos para alimentación).
- Destruir un manglar para hacer un parque de diversiones, hoteles o centros
comerciales, etc.
- Matar animales con fines recreativos, de espectáculo o lucrativo.

3) Justicia y equidad.- es tomar en cuenta las necesidades de cada quien según su


especie, edad, condición, etc. En Medicina veterinaria y zootecnia, tenemos que
aplicar este principio, tanto con los animales como con sus familiares responsables,
que son nuestros clientes. Por eso es un principio que a veces resulta complicado
respetar.
Podríamos entender la justicia de muchas formas: como un pago “justo” por nuestro
trabajo, como un “trato” adecuado o como creemos merecer; pero también es
comprometernos con los animales y con quienes los tienen bajo su tutela, ya que
están depositando su confianza y a su ser querido, en nuestras manos, y hay que
responderles como esperan.
Actuar con justicia, es cuidar de la salud y bienestar de los animales y brindar
atención médica a todo el que lo necesite. Cuando resulte difícil que los bienes o
beneficios se distribuyan de manera equitativa entre todos los involucrados (justicia
distributiva), por ejemplo, los animales deberían tener acceso a los beneficios de las
investigaciones que se realizan en ellos. Si los intereses de los animales y plantas
compiten con los intereses de los humanos, entonces se deberán aplicar la justicia
retributiva y la restitutiva.
La justicia retributiva, consistiría en devolverles a los animales, algo de lo mucho
que de ellos hemos tomado; por ejemplo, si hemos tomado sus vidas mientras
estudiamos la carrera, ahora es tiempo de devolverles o “pagarles” de algún modo.

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¿Cómo?, podemos dar consultas gratuitas un día al mes en un albergue canino, o de
vez en cuando cobrar la tarifa más baja a algún cliente de bajos recursos que no
pueda pagar lo que vale la consulta o el procedimiento médico.
Recordemos que todo animal que lo necesite, merece ser atendido y aliviado en su
dolor, cuánto más si nos proporcionan ayuda, compañía, alimento o conocimientos.
Otro ejemplo de justicia retributiva sería proporcionarles a los animales domésticos
una vida agradable, con enriquecimiento del ambiente, disminuyendo su sufrimientos
y dándoles una muerte lo menos dolorosa posible (menor daño).
La justicia restitutiva consiste en restaurar o compensar después de un daño
ocasionado, ya sea en forma intencional o accidentalmente. ¿Qué tipo de reparación
o compensación es adecuada? Dos guías:
1. A mayor daño, mayor compensación.
2. Si no se puede reparar el daño al individuo que resultó lesionado, entonces hacerlo
con quienes sean cercanos a él o con sus congéneres.
Ejemplos:
Cuidar de los animales con los que se realizan prácticas y darles tratamiento, hasta
que se recuperen.
Replantando árboles, recuperando ecosistemas, brindando ayuda a un animal que
no tiene quien responda por él o cuyo humano no pueda pagar la atención médica.
Que el médico pague el daño y cure al paciente si cometió una iatrogenia. Si el
médico cometió una iatrogenia, tiene el deber de reparar el daño y de no cobrar
honorarios por el procedimiento. Si el paciente llegara a morir a consecuencia del
error o descuido médico, el MVZ debe reconocerlo, disculparse y tratar de resarcir
el daño con el cliente. Son momentos difíciles y penosos, que un médico honesto
debe saber enfrentar.

4) Autodefensa.- Se refiere a poder defenderse frente a alguien que representa una


amenaza comprobada y pone en peligro nuestra vida. Este principio nos permite
matar al que atenta contra nuestra integridad. Pero si se le quita la vida a alguien sólo
para promover intereses particulares, no puede ser considerada una acción en
defensa propia.
Tres consideraciones al respecto:
1. No se justifica atacar o matar cuando no nos atacan.
2. Sólo se acepta matar cuando se demuestre que: “No había forma de prevenirlo, de
evitarlo, ni alternativas para salvaguardar nuestra integridad de otra forma”.
3. Debemos mantener la imparcialidad entre especies.

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5) Beneficencia.- significa esforzarse por hacer el bien a los demás; que en el caso de
los animales sería: maximizar su bienestar, enriquecer su ambiente, informar al
cliente sobre las necesidades (de salud, nutricionales y emocionales) de sus
animales, favorecer siempre las adopciones y no vender ni reproducir animales
cuando no se sabe qué destino tendrán; brindarles asistencia en catástrofes o
intervenir en rescates. Dar (algunas) consultas gratuitas a quienes no pueden pagar.

REFERENCIAS

1. Sánchez Vázquez A. Ética. Grijalbo, México, 1969: 22-36.


2. Sapontzis SF. (1998). Imitando a las personas: pros y contras. En: Cavalieri P y Singer P, (eds.)
El proyecto “Gran simio”. La igualdad más allá de la humanidad. Madrid: Trotta, pp. 336-337.
3. Rivero P. (2004). Apología de la inmoralidad. Este País, (agosto), p. 46–50.
4. Beauchamp TL y Childress JF: Principios de ética biomédica. Masson, S.A., 4ª ed., Barcelona,
1999, p. 3-4
5. Dolan, K: Ethics, animals and science. London: Blackwell Science,1999, 287 pp.
6. Schweitzer A. Reverence for Life. Hallmark Editions: Kansas City, Missouri; 1971.
7. Van Rensselaer P. Bioethics: the science of survival. Perspect Biol Med 1970; 14: 127–153
8. Gracia D: Fundamentación y enseñanza de la Bioética. El Búho, Santa Fe de Bogotá, D.C.,
1998, p. 11-12
9. Routledge Encyclopedia of Philosophy, Version 1.0, London: Routledge.
10. Reich WT. Encyclopedia of Bioethics, 2ª ed., Simon and Schuster–Mac Millan:New York,
1995.
11. Iáñez E: Curso de Doctorado: Sistemología, ética y sociedad. En: Introducción a la bioética.
Instituto de Biotecnología, Universidad de Granada, España. URL.http://www.ugr.es/-
eianez/Biotecnologia/bioetica.htm
12. Hume D. (1739).Tratado de la naturaleza humana. Libro II, parte 2ª, secc. VII, Ed. Porrúa,
México, D.F., 1992; Col. “Sepan cuantos…” Núm. 326.
13. Stuart–Mill J. El utilitarismo. 4ª reimp., Alianza: Madrid, 1999; 156 pp.
14. Kant I. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. 12ª ed., Porrúa, Col. “Sepan
cuantos…” 212; México, 2000: 67 pp.
15. Herrera A. (2002). Ecological integrity and intrinsic values. Global Bioethics; 15: 67–71.
16. Bentham J. Introduction to the principles of morals and legislation. Cap. 17. 1789.
17. Regan T. The case for animal rights. 2nd Ed., University of California Press: Berkeley, L.A,
2004.
18. Taylor PW. Respect for Nature. A theory of environmental ethics. 2nd ed. Princeton, U.S.A:
Princeton University Press, 1989.

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