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AUN CUANDO SEA UNA PAPITA: COMUNICACIÓN DE SABERES Y

PRÁCTICAS CULINARIAS DE LOS CAMPESINOS DEL MUNICIPIO DE

SIACHOQUE, BOYACÁ

Olga Natalia Católico Pérez

Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador social

Énfasis en comunicación editorial

Asesor: Juan Carlos Valencia Rincón

Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Comunicación y Lenguaje

Carrera de Comunicación Social

Bogotá́ D.C.
2018
ARTÍCULO 23, RESOLUCIÓN #13 DE 1946.

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus
alumnos en sus trabajos de tesis. Sólo velará porque no se publique nada contrario
al dogma y a la moral católica y porque las tesis no contengan ataques personales
contra persona alguna, antes bien se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y
la justicia”
Agradecimientos

Agradecer a todas las personas que confiaron en mí no es sencillo, tendría que bajar todas las

estrellas del firmamento para poder entregarle una a cada persona.

Lo que empezó con historias de mi abuela hoy se materializa en palabras, y es a ella, a Olga

Choconta, a quien debo agradecer en primer lugar por hacerme soñar con recorrer a lomo de

caballo las montañas de Siachoque y así poder sentir la libertad, los colores y la vida que ella

sintió en sus años de juventud. A ella, y a mi abuela Margarita, debo gran parte de mi rebeldía

natural y a mi poco conformismo.

En segundo lugar a mi familia, a mis papás, a mi hermano, a mi cuñada, a mi sobrino, a mis tíos

y a mi mejor amiga, pues ellos fueron los primeros en incitarme a conocer mis raíces y a poder

dármelas de aventurera. Gracias por confiar, por cada palabra de aliento, por el apoyo y por el

amor. Esto es de ustedes, recuerden darle vida a los recuerdos y valorar de donde venimos.

En tercer lugar a mis amigos, a mi segunda red de apoyo. Cada uno tuvo un lugar muy

importante dentro de este trabajo ya fuese con palabras de apoyo, acompañándome en mis

trabajos de campo o con las risas. Gracias por tratar de entender, apoyarme y siempre estar

dispuestos a escucharme o a darme una abrazo cuando fuese necesario.

Ya para terminar solo me queda por decir: por favor, busquemos nuevas formas de pensar y

nunca olvidemos “ser más para servir mejor”.

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Tabla de contenido

Introducción .........................................................................................................................12
Objetivos ..............................................................................................................................19
General......................................................................................................................19
Específicos ...............................................................................................................20
Capítulo 1: Antecedentes de la investigación sobre la culinaria tradicional en Colombia y su
relación con la Comunicación..............................................................................................21
Capítulo 2: Prácticas de comunicación en la culinaria tradicional
campesina……………………………………………………………………………….....28
2.1 Cultura popular...................................................................................................29
2.2 Cocina como cultura….......................................................................................30
2.3 Prácticas de comunicación..................................................................................32
2.4 Transmisión de saberes.......................................................................................35
Capítulo 3: Marco metodológico .........................................................................................39
3.1 Enfoque metodológico .......................................................................................40
3.2 Descripción de la población ...............................................................................41
3.3 Estudios culturales .............................................................................................43
3.4 Estudio de caso ..................................................................................................44
3.5 Teoría fundamentada..........................................................................................45
3.6 Técnicas e instrumentos de recolección de información ...................................46
3.7 Entrevista ...............................................................................................46
3.8 Observación ...........................................................................................47
Capítulo 4: Resultados y análisis ........................................................................................49
4.1 Culinaria campesina y socialidad.......................................................................49
4.2 Rituales culinarios y comunicación....................................................................59
4.3 Tecnicidad en la cocina campesina ...................................................................66
4.4 Transmisión de saberes culinarios......................................................................71
Conclusiones ........................................................................................................................80
Anexos..................................................................................................................................83
Lista de referencias ..............................................................................................................83

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Ilustración

Ilustración 1: Proceso efectuado por Carmela para hacer queso. ................................................. 52


Ilustración 2: Vista de las casas de Carmela y Luis, Edwin y Yenny, y las comadres a quienes se
les prestan las tierras. ............................................................................................................ 58
Ilustración 3: Campesino sacando papa en la vereda de San José. ............................................... 62
Ilustración 4: Almuerzo preparado por Yenny con ayuda de su cuñada. ..................................... 63
Ilustración 5: Instalaciones de cultivo de flores en Siachoque. .................................................... 64
Ilustración 6: Vacas de las comadres. ........................................................................................... 65
Ilustración 7: Carmela Ávila, hablando sobre los elementos de su cocina. .................................. 66
Ilustración 8: Yenny se reía mientras arreglaba un costal de papa – la cual después me darían
como obsequio–. ................................................................................................................... 71
Ilustración 9: Cocina en casa de Yenny ........................................................................................ 77
Ilustración 10: Hombre con su hijo, de cuatro años, metiendo la papa cosechada en bultos. ...... 78

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Introducción

La sociedad colombiana contemporánea es marcadamente urbana, un cambio profundo que se

dio en las últimas décadas del siglo XX. Pero muchos habitantes de las ciudades mantienen una

relación todavía estrecha con el campo. El paro agrario ocurrido en 2013 demostró que perdura

la presencia de ese vínculo con el campo al tiempo que impulsó una imagen cada vez más

favorable del campesino. Pero es relativamente poco lo que entendemos ya de la vida cotidiana

en el campo. Cada vez sabemos menos de los mundos de relaciones que se dan, del estado y

evolución de las tradiciones, e incluso de sus prácticas culinarias y del papel que juega la

comunicación en la sociedad campesina. Mediante este trabajo de grado se pretende comprender

las prácticas comunicativas relacionadas con la cocina, propias de un entorno campesino, el del

municipio de Siachoque en Boyacá.

Inicialmente quiero resaltar, a manera de contextualización, una serie de eventos que han tenido

un efecto directo sobre la temática aquí trabajada. Muchos aún hoy se manifiestan; considero

pertinente abordarlos de manera cronológica.

El paso del siglo XIX y el XX introdujo a Colombia una serie de cambios. A partir de los

años 20 se dio un proceso de industralización leve que propulsó a las ciudades y cambio las

dinámicas sociales del país. Los sectores cercanos a la industria y el comercio adquirieron una

relevancia que no habían tenido nunca. Los sectores latifundistas perdieron algo de su

centralidad a pesar de que la agricultura y la ganadería siguieron teniendo importancia dentro de

la economía nacional.

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La industrialización ligera y el inicio de las migraciones del campo a la ciudad tuvieron un

impacto notable en las relaciones sociales. Uno de ellos fue la transformación del rol de la mujer

dentro de la sociedad colombiana. Al llegar la era de la industrialización al país, fue surgiendo

una clase obrera femenina, la cual buscaba ocupar lugares similares a la de los hombres con la

diferencia de que se les ofrecían trabajos de bajo estatus y con menor remuneración. Por lo

anterior y otras razones, empezaron a surgir movimientos en pro del reconocimiento femenino

(como la huelga de 1920 en busca de mejoras salariales y medidas contra el abuso sexual), dando

pie para que en 1932 a la mujer se le reconociera la igualdad en cuanto a los derechos civiles.

Desde allí se empieza a generar un proceso de emancipación femenina que se manifestó en su

reconocimiento como elementos significativos dentro de la sociedad colombiana: En 1954 se les

otorgó el derecho a elegir y ser elegidas – derecho que solo pudo ser ejecutado hasta 1957 con el

plebiscito que validaría el Frente Nacional –. En 1955 se les concedió el derecho a contar con

cédula de ciudadanía a aquellas mujeres que fuesen mayores de 21 años; este hito marcó un

punto importante en la historia pues la mujer tuvo la oportunidad de ser reconocida, generándose

así una transformación de la función económica lo cual tuvo repercusiones sobre las funciones

familiares, permitiendo que saliera del seno del hogar e incursionará en otros empleos (Vallejo,

B., 2013).

Con estos cambios en la vida social de la mujer también se vieron afectadas las

instituciones, pues si bien la mujer continuó estando atenta a la educación de los hijos, el

gobierno empezó a invertir más dinero en la educación, lo que significaba que la mujer ya no era

la única sobre quien recaía la transmisión de conocimiento. La mujer salió de la casa para

emplearse en fábricas y diversas empresas del creciente sector de los servicios y el cuidado, lo

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que le permitió aportar económicamente dentro del hogar, aunque claro, sin dejar de cumplir con

las tareas de este. Es necesario mencionar que con su salida al ámbito público laboral, muchos de

los conocimientos relacionados con el hogar, la preparación de alimentos y varias formas de

cuidado quedaron relegados y se convirtieron en patrimonio de las generaciones anteriores (las

abuelas y abuelos).

Por otro lado, en los años 50 cobró auge el modelo desarrollista basado en la sustitución

de exportaciones. Expertos internacionales en múltiples áreas llegaron al país a asesorar en

planes de desarrollo, muchos de ellos relacionados con el agro. Se fomentaron los monocultivos,

se introdujeron agroquímicos y maquinaria agrícola que generaron una gran transformación de la

vida en el campo, en lo que luego se bautizó como la Revolución Verde. A la vez se

construyeron grandes obras de infraestructura tales como centrales hidroeléctricas que inundaron

vastas zonas, y carreteras que permitieron sacar los productos del campo hacia las ciudades pero

cambiaron la vida de los campesinos.

La terrible época de la Violencia afectó especialmente al campo colombiano y produjo,

además de centenares de miles de muertos, migraciones masivas, una reforma agraria a la inversa

(mayor concentración en la propiedad de la tierra) y un empobrecimiento de los campesinos

minifundistas. Aunque esas migraciones masivas fueron del campo a las ciudades, con el pasar

de los años también se ha dado el proceso contrario, de los centros urbanos a las zonas rurales, a

medida que las ciudades colombianas se fueron volviendo màs difíciles de habitar.

Es necesario hacer una revisión de la vida rural, debido a que los cambios en las diversas

actividades (las cuales ya no son netamente agropecuarias) tienen una continua influencia en los

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centros urbanos y su actividad industrial (Grammont, 2008), lo cual daría como resultado unas

nuevas ruralidades.

A partir de los años noventa, Colombia emprendió una serie de reformas económicas

neoliberales que se consolidaron especialmente durante el gobierno de César Gaviria Trujillo. El

nuevo modelo económico liberaba las importaciones, promovía la privatización de las empresas

públicas, la competencia para las empresas públicas restantes y para el sector agrícola. Los

argumentos neoliberales para justificar estas medidas fueron: la insostenibilidad económica de la

política proteccionista que se tenía hasta el momento, el exceso de oferta y la baja demanda de

ciertos productos, los altos precios que generaban los aranceles a las importaciones, la falta de

competencia y la baja calidad. Con las medidas adoptadas durante el gobierno de Gaviria se

generó el crecimiento de algunos sectores de la economía como el financiero, el de los servicios

y el de las importaciones, pero también la quiebra de varias empresas nacionales, en especial las

más pequeñas. El sector que se vio más afectado fue el agropecuario, el cual para 1991

representaba el 17,024% del Producto Interno Bruto (PIB), actualmente el mismo sector solo

representa el 6,45% (Banco Mundial, s.f).

Es necesario resaltar que cada nuevo mandatario ha aportado su singular visión a dichas

políticas. Durante la administración de Álvaro Uribe Vélez se promocionaron las exportaciones

del sector agrícola, especialmente de los grandes latifundistas. Esto buscaba integrar los

mercados nacionales a nuevos circuitos internacionales y modernizar la producción nacional de

acuerdo a lógicas de monocultivos y aplicación de tecnología química en fertilizantes y

plaguicidas, a la vez que se perseguía el uso de semillas nativas.

15
Desde los años 50, Colombia ha venido siendo un lugar importante en la prueba,

implementación e innovación de sistemas de agricultura moderna, La Revolución verde sigue su

marcha, ahora proponiendo el mejoramiento genético de los cultivos. Esta polémica revolución

propuso la simplificación de estructuras y el reemplazo de la biodiversidad, con la intención de

generar mayor producción, rendimiento, resistencia a enfermedades y plagas, poniendo a los

ecosistemas como maquinarias donde se pretende tener mayor producción con menor pérdida.

Desde el 2002 se empezaron a cultivar semillas biotecnológicas (según la Asociación de

Biotecnología Vegetal Agrícola) como el algodón, el maíz, yuca, pastos, arroz, café, azúcar, papa

y algunas flores; cada uno de dichos productos tiene resistencia a distintos insectos y herbicidas

(como el glifosato) como resultado de las diversas alteraciones en los genes, esto a su vez afecta

las autorizaciones de uso y venta. Se ha defendido el uso de dichas semillas debido a que

supuestamente generan mayor producción, pero hay evidencias de lo contrario. El caso es que

cada año ha ido aumentando el número de hectáreas sembradas con dichos productos tanto así

que Colombia, según la revista Dinero (2018), en el 2017 sembró 95.117 hectáreas de cultivos

transgénicos.

Es todavía tema de debate si este tipo de cultivos ha generado un incremento económico

para el país, pero lo que sí es claro es la larga serie de impactos sobre el territorio y los

agricultores, Esta forma de agricultura, al ser de tipo monocultivo, provoca ecosistemas

simplificados e inestables; junto con la intensificación agrícola, la tierra se ha ido empobreciendo

produciendo procesos de erosión, deterioro ambiental y pérdida de la biodiversidad. Estas nuevas

semillas requieren de una serie de cuidados diferentes pues como se mencionó anteriormente,

cada una de ellas ha generado una resistencia distinta, lo que conlleva que los agricultores

16
generan una dependencia frente las multinacionales, quienes les proveen las semillas, abonos,

pesticidas y demás elementos necesarios para el cultivo. Debido a esta nueva dependencia se

observa que hay pérdida de patrimonio inmaterial: los antiguos métodos de cultivo. Son saberes

ancestrales transmitidos de generación en generación, los cuales estaban cimentados en la

producción de alimentos de forma sostenible a través de abonos orgánicos y control de plagas

mediante otras especies de plantas, además de la rotación de cultivos para evitar la

desmineralización de la tierra.

Además de las problemáticas causadas por las semillas en los territorios, los agricultores

pequeños y medianos están en constante competencia con las grandes multinacionales, las cuales

están protegidas por el Estado colombiano. Esto lleva a que aquellos que no sean capaces de

competir y deban retirarse del mercado, o afrontar pérdidas.

Parte importante de la razón de esta competencia radica en el ámbito legal, debido a que

se produjeron una serie de leyes que buscaban amparar el uso de semillas genéticamente

alteradas. Sin embargo, esto llevo a que la producción de dichas semillas fuera considerada un

acto creativo humano, por ende, cobijado bajo el derecho de propiedad intelectual. En La Ley

1032 de 2006, artículo 306 del Código Penal de Colombia sobre Usurpación de derechos de

propiedad industrial y derechos de obtentores de variedades vegetales se establece que es un

acto fraudulento la enseñanza de la variedad vegetal protegida, y que de haber violación de dicha

ley se incurriría en una pena de entre cuatro a ocho años de cárcel y una multa de entre de 26,66

a 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes (Congreso de Colombia, 2006). Bajo esta

ley se entiende la dependencia que tienen los agricultores de las industrias productoras de dichas

semillas.

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Este trabajo de grado aborda entonces el papel de la comunicación en la culinaria

campesina contemporánea, teniendo todas estas circunstancias en mente, pero también la

persistencia de ciertas prácticas, saberes y culturas.

Inicialmente, presento la justificación de la pertinencia académica y social que la

presente investigación tiene. La pregunta que guió mi investigación es:

¿Qué prácticas comunicativas forman parte de las prácticas culinarias propias del municipio de

Siachoque, Boyacá?

Teniendo en cuenta los múltiples acontecimientos que han ocurrido en los pasados años, me

parece importante hacer una revisión de la manera cómo se han transformado las prácticas

sociales dentro de una comunidad específica, el municipio de Siachoque, Boyacá, cuya economía

se basa principalmente en la agricultura – especialmente la producción de papa, trigo, maíz,

cebada, avena, arracachas y diversas hortalizas –. Dichas prácticas sociales se encuentran

enmarcadas bajo la memoria social de la comunidad, siendo la producción culinaria y las

prácticas comunicativas que se desarrollan en el mismo entorno lo que me interesa revisar.

Debido a los múltiples cambios, se hace necesario hacer una investigación de dichas

tradiciones y considero que los ingredientes no son los únicos aspectos relevantes, pues si bien es

cierto que cargan un legado ancestral, se ven afectadas por los diversos cambios a los que la

población se ve sometida como lo son las nuevas formas de cultivo, las formas de cocción, la

migración de jóvenes del campo a la ciudad, además del ingreso de la tecnología a estas

pequeñas regiones, entre muchas otras circunstancias que pienso, tienen una intervención directa

en el desarrollo y prácticas sociales de los individuos.

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Teniendo en cuenta que este trabajo de grado se encuentra enmarcado en el campo de

estudio de comunicación es necesario tener presente las prácticas comunicativas que desarrolla la

comunidad, es por esta razón que considero que los espacios de la cocina y las prácticas

culinarias se relacionan de una buena manera, pues a través de estas, las comunidades pueden

manifestar emociones, significados, sabores y relaciones sociales. Además de la manera como se

deben conjugar diferentes prácticas sociales para obtener los alimentos, como las

conversaciones, la siembra y cultivo de estos, la plaza de mercado y las relaciones que se dan en

el diario vivir y en las festividades.

Debido a la cantidad de prácticas que se relacionan en este proceso es que surge mi

curiosidad por trabajar con una comunidad que aún preserva muchos de sus legados ancestrales y

que concentra su economía en la producción agrícola; adicionalmente considero que es

importante hacer una revisión de las prácticas comunicativas de las comunidades que se

encuentran alejadas de los centros urbanos y que aún mantienen mayor cercanía con la tierra que

con muchos elementos de la vida moderna, elementos que están muy presentes en el diario vivir

de los sujetos dentro de los entornos urbanos.

Los objetivos del proyecto son:

Objetivo general:

● Describir las prácticas comunicativas que hacen posibles los procesos culinarios que

desarrollan las cocineras tradicionales del municipio de Siachoque, Boyacá.

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Objetivo específicos:

■ Entender los procesos culinarios que desarrollan las mujeres en entornos rurales.

■ Analizar los factores que están transformando los procesos culinarios y la vida cotidiana

de los entornos rurales colombianos.

■ Explicar el papel de la comunicación dentro de los procesos culturales alrededor de la

cocina.

El marco conceptual de esta investigación surgió de lo que se conoce como Teoría

Fundamentada. Se encuentra dividido en cuatro apartados: cultura popular, la culinaria como

cultura, prácticas de comunicación, y, por último, transmisión de saberes. En el primer apartado

se muestra la forma de entender el concepto de “cultura popular”, y su importancia dentro del

componente de las prácticas y la comunicación. En el segundo apartado, se presenta el valor

cultural que tiene la comida para las comunidades . En el tercero, se exponen la función e

importancia de las prácticas comunicativas dentro. Finalmente, en el cuarto apartado, se explica

y analiza la función de la trasmisión de saberes dentro de las comunidades.

En el marco metodológico de este trabajo de grado se explican el tipo de investigación, la

población estudiada, los instrumentos que fueron utilizados para la recolección de datos, y, por

último, y el análisis de la información recolectada.

Finalmente, se presentan las conclusiones de este trabajo de grado a la luz de los

resultados obtenidos en cada objetivo, la pregunta de la investigación, el tipo de metodología

utilizado y las implicaciones que este trabajo podría tener a futuro.

20
Capítulo 1

Antecedentes de la investigación sobre la culinaria tradicional en Colombia y su relación

con la comunicación

Mi tema de investigación es el papel que juega la comunicación en las prácticas sociales de las

personas que cocinan comidas tradicionales en el municipio de Siachoque, Boyacá. Para

investigar este tema me interesa hacer una revisión de artículos de revistas indexadas, tesis de

pregrado y maestría, además de libros de investigación y resultados de trabajos de campo que

aborden temas similares. Con esto se pretende, en primer lugar, entender cuál fue la mirada

teórica con la que se hicieron dichos estudios; en segundo lugar, hacer una revisión de las

metodologías con la que se investigaron, y en tercer lugar, identificar la manera en la que mi

tema de investigación puede hacer un aporte novedoso.

Para poder recopilar la información fue necesario generar algunos filtros para decantar la

información, empezando por la investigación de algunos hitos históricos que considero, fueron

importantes para el desarrollo y transformación de la vida en el campo en Colombia. Para

delimitar el rango temporal fue necesario investigar los diferentes textos que podrían tener

relación con el tema aquí a tratar, a manera de encontrar el momento en el que este tipo de temas

tomó relevancia como un factor a investigar de forma académica en Colombia y Latinoamérica,

dando como resultado un periodo de tiempo relativamente cercano que abarca desde el 2005

hasta el 2017. Para la decantación se recurrió a varias bases de datos y metabuscadores, donde se

consultó mediante palabras claves sobre la temática.

21
Al ingresar en bases de datos, en búsqueda de material bibliográfico, fue claro que el desarrollo

investigativo sobre estos temas tomó intensidad en el 2005, con especial relevancia en los

territorios latinoamericanos, en donde se evidenció que en su mayoría, se trata de autoras

mujeres las que realizan estas investigaciones, situación que llama la atención debido a que la

cocina y el cuidado del hogar se han considerado desde tiempos inmemoriales como un espacio

propio de la mujer.

Al momento de hacer revisión de los temas sobre lo que se pretende investigar, se suele

encontrar más información acerca de prácticas provenientes de otros países, (si bien es cierto que

se concentran en las prácticas propias de aquellos lugares, el método y propósito de investigación

son muy similares a lo que yo pretendo investigar).

Debemos empezar mencionando que la discusión y relevancia de lo que en la literatura

académica se describe como nuevas ruralidades está enfocada en la manera en la que se

difuminan los límites campo- ciudad; esta difuminación se manifiesta no solo en los conceptos

de trabajo sino también en las actividades sociales. Con el tiempo se evidenció un proceso de

hibridación (García Canclini, 1990), de manera que tanto los nuevos individuos como lo urbano

generaban transformaciones como parte de un proceso de acoplamiento.

Así como los centros urbanos tuvieron inserción de individuos provenientes de zonas

rurales, dichas zonas también recibieron la intervención de la urbanidad ocupando espacios que

antes estaban dispuestos para la agricultura. Esto permitió la entrada de recursos tecnológicos,

propiamente los medios masivos, dentro de poblaciones que estaban muy apartadas de los

22
centros rurales, permitiendo que se reconstruyeran redes sociales y se diera la posibilidad de

reunión para las comunidades que habían migrado anteriormente (Grammont, 2008).

Con la entrada y salida de individuos, las redes sociales y el contacto constante con los

centros urbanos, se evidencia una transformación en las prácticas sociales tanto de los individuos

como de las comunidades debido a que se generan procesos de hibridación cultural.

Sabiendo que la investigación sobre el tema se ha dado con mayor intensidad en diversas

partes de Latinoamérica, me parece importante dividir las tesis y demás artículos por países; no

supone ningún tipo de jerarquía de mayor o menor importancia, sino un método de organización

de información. Con lo anterior en mente, empezaré con aquellas que tienen relación con

Colombia.

Fuken (2016), en su tesis La ceremonia del té japonesa comunicación, performatividad e

interculturalidad, analiza la ceremonia del té como una práctica comunicativa que ilustra

valores, tradiciones culturales y relaciones sociales. Para desarrollar su trabajo analizó dicha

ceremonia históricamente en la cultura japonesa – el autor explica la manera como dicha

tradición llega al país y sus motivaciones para investigarla – entendiéndola como una práctica

comunicativa. Además de esto, recurrió a la implementación de dicha ceremonia en Colombia,

junto con algunas entrevistas y grupos focales con estudiantes de la Pontificia Universidad

Javeriana. Desde aquí se puede observar la manera como elementos culturales de otros sitios

generan una interacción con personajes ajenos a ellos, siendo el elemento más importante la

manera como se generan sistemas de interacción y comunicación.

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Después de haber observado el caso anterior surge la pregunta de cómo se afecta lo

tradicional de las cocinas colombianas con las nuevas normas y sistemas del país, y si esto tiene

alguna injerencia en las recetas clásicas. Lo que se propone Vernot (2015) en su tesis Amasando

cuerpos, cocinando narrativas los discursos de las Buenas Prácticas de Manufactura

(Resolución 2674 de 2013) en las cocinas de tres restaurantes tradicionales de Bogotá es

establecer cómo los discursos de las Buenas Prácticas de Manufactura que entraron con el

Decreto 3075 de 1997 de Colombia y se reforzaron con la Resolución 2764 de 2013 han

intentado homogeneizar las prácticas que se constituyen en los espacios de las cocinas a través

de transformar lo sensible de los objetos (utensilios). Así mismo, presentar cómo las narrativas y

los cuerpos mismos (tanto colectivos como individuales) se han visto involucrados en estos

procesos de homogeneización, estableciendo puntos de fuga y resistencia a través de otros

discursos (lógicas) y otras prácticas. El diseño metodológico fue pensado desde el enfoque

cualitativo, lo que permitió explorar el problema desde su contexto. Se llevó a cabo un proceso

de observación participante en las cocinas y se realizaron entrevistas semiestructuradas a los

dueños de estas. Esto nos lleva a revisar la manera como las narrativas se van transformando por

acciones políticas, debido a que la comida, sus utensilios y las personas quienes la preparan son

sujetos que comunican y cuentan historias, cargando consigo una memoria social de comunidad.

La alimentación demanda actividades de selección y combinación de ingredientes y utensilios,

de manera que cuando se hace una intervención directa sobre la forma de preparación, se genera

un efecto en los sujetos que están asociados a dichos productos.

Por otro lado, encontramos aquellos trabajos que tienen un punto geográfico diferente a

Colombia, específicamente ubicados en México y Argentina.

24
Meléndez & Cañez (2009) plantean en su estudio La cocina tradicional regional como un

elemento de identidad y desarrollo local: el caso de San Pedro El Saucito, Sonora, México, que

las cocinas tradicionales permiten reconocer las características de la vida de cada una de las

comunidades en las cuales se desarrolla dicha práctica, constituyendo parte del patrimonio

intangible de las sociedades y las comunidades lo cual se traduce en la expresión de la identidad

de los grupos sociales. Además, permite observar la manera como las antiguas costumbres se ven

en disputa con las nuevas. A su vez, analizan la manera como las comidas se han visto

transformadas por las influencias externas propias de la globalización.

El punto de inicio de la investigación nace con el supuesto de que a través del estudio de

las cocinas tradicionales se puede conocer las características de la vida social, económica y

productiva de los grupos sociales. Este trabajo siento que tiene mayor cercanía con mi propuesta

de trabajo de grado debido a que se interesa en la adaptación de saberes y prácticas culinarias, las

cuales están interconectadas con las experiencias grupales expresadas en un acto considerado

simple y cotidiano como es la preparación de los alimentos – labor que ha sido tradicionalmente

considerada como femenina–.

Parte importante a la hora de investigar acerca de la cocina tradicional y la manera como

se relaciona con los individuos, es la forma como se ven afectadas y transformadas por el

contexto. Ayuso & Castillo (2017), mediante su artículo Globalización y nostalgia. Cambios en

la alimentación de familia yucatecas, pretenden demostrar la manera en la que la globalización

ha moldeado la forma en la que las familias yucatecas se alimentan y cómo esto ha generado

cambios sobre dichas familias.

25
Es importante hacer esta revisión del contexto, pues como lo plantea la autora, la alimentación

está enmarcada en procesos complejos debido a que representa un contexto propio delimitado

por usos y costumbres de los grupos sociales. Para comprobar dicha hipótesis, Ayuso y Castillo

trabajaron con familias residentes de la ciudad de Mérida, en total nueve, que cumplieran con

dos criterios: estructura familiar y estrato socioeconómico.

Lo anterior me lleva a considerar que la comida es un sujeto que comunica y cuenta

historias debido a que a través del mismo se transmiten conocimientos. Castro & Fabron (2018)

en su trabajo Saberes y prácticas alimentarias: familias migrantes entre tierras altas y bajas en

Argentina establecen que dicho elemento está compuesto por los sistemas de conocimiento local

(prácticas, saberes, representaciones, etc.) los cuales persisten por medio de los individuos de la

comunidad y del espacio (territorio). Mediante estos confluyen sistemas de identidad propios de

cada comunidad específica, lo cual a su vez hace que a través de las cocinas tradicionales se

evoquen lazos de identidad. En este artículo se presenta un análisis sobre la manera en la que se

generan procesos de reproducción de saberes en relación a la transmisión de saberes

alimentarios, haciendo uso de entrevistas y observación.

Finalmente, he dejado en una sección aparte dos trabajos que considero se relacionan a

través del entorno de la cocina y de aquellos elementos que se encuentran asociados a ella.

Es bien sabido que las tareas del hogar han estado reservadas para la mujer desde tiempos

inmemoriales, por ende, es en ella donde se resguardan los saberes. Pérez (2015) en su artículo

La cocina y la mesa: deber y placer de las mujeres reivindica la importancia de la figura

femenina en los trabajos esenciales del hogar. Es importante traer a colación que las mujes no

solo son el contenedor de dichos saberes sino también, transmisoras del mismo.

26
Si bien es cierto que lo allí investigado no tiene la mayor relación con lo que se busca

investigar propiamente, sí tiene cierta relevancia pues estas mujeres eran las responsables de

tener y mantener un hogar, de manera que no se trataba solamente de cocinar sino también de las

actividades como la selección y combinación de ingredientes, junto con otras prácticas

cotidianas.

Dentro de los Food Studies se puede apreciar que la transmisión de conocimiento no es lo

único que tiene relevancia sobre las prácticas culinarias sino también el observar la manera como

la comida es servida, acompañada y en la cantidad en la que sirve, además de la disposición de la

mesa, lo cual tiene una relación con la sociedad en la que se da debido a que cada grupo social

tiene sus propios códigos.

En torno a un plato de comida: aproximaciones al mundo de la comida y el comer de

Hernández (2007) hace una revisión del plato de comida como objeto simbólico donde

convergen sentidos y significados, además de permitir la rememoración, trayendo la memoria

social de la comunidad. Para comprobar lo planteado, la autora hizo uso de entrevistas (a modo

de conversación), narraciones, notas tomadas en cuatro cocinas y comidas.

Después de hacer una revisión de la literatura, pude observar que la tendencia es pensar

este tipo de problemas como elementos comunicativos e históricos que describen el desarrollo de

las poblaciones, el cual se ve afectado por las variaciones a las que los sujetos se vean afectados,

debido a que a través de ellos perduran y se transforman legados. Es necesario mencionar que

estas transformaciones no se deben leer como algo problemático, pues es debido a las

transformaciones que muchas poblaciones han logrado sobrevivir en la mezcla de las nuevas y

las viejas tradiciones.

27
Capítulo 2

Prácticas de comunicación en la culinaria tradicional campesina

Hombre, conócete a ti mismo

-Anonimo

Parto de esta premisa para empezar a construir la parte teórica mediante la cual se guiará mi

trabajo.

A lo largo de la lectura de varios textos y autores, descubrí que el desarrollo de la temática

sobre la cocina y su relación con la cultura, la sociedad, los individuos y la transmisión de

saberes han estado en manos de filósofos, teólogos y antropólogos. Durante mucho tiempo este

tema no se consideró de suficiente importancia para la investigación científica, e incluso hoy en

día enfrenta resistencia, debido a las múltiples variables y perspectivas y a que abarca prácticas

muy diversas, a veces imposibles de discernir y recrear de la misma manera una y otra vez.

Ralph (1945) afirma: “Las cualidades intrínsecas de las culturas y sociedades son tales que

resulta imposible producirlas a la medida o bajo rígidas condiciones de control” (p. 17). Es

debido a esto que surge la necesidad de recurrir a la observación y comparación para así poder

alcanzar conclusiones. Este trabajo se basó en una perspectiva cercana a lo que se conoce como

teoría fundamentada. Se hizo trabajo de campo con algunas miradas teóricas en mente y a

medida que se avanzó, se fue decantando por las miradas que permitieron explicar mejor lo que

se encontraba. A continuación, describo esas miradas y sus conceptos clave.

28
2.1 Cultura popular

Dentro del campo de los estudios de la comunicación se han generado un sin número de

definiciones para Cultura Popular, pero a medida que se realizó el trabajo de campo etnográfico

se fue haciendo claro que la mirada teórica que daba cuenta de las prácticas que encontraba era la

propuesta por Serrano (1986): “Entiendo que son «Ciencias de la Comunicación» todas aquellas

que tienen por objeto el análisis de las interacciones en las que existe el recurso a actos

expresivos.” (p. 20). Esto significa que los actores implicados concentran sus esfuerzos en

formas de interacción, negociación y formación o reforzamiento de vínculos con otros actores,

más allá de reduccionismos mediáticos. La comunicación popular puede ser entendida como

conjuntos de prácticas que se manifiestan en momentos de diálogo, rituales, formas de

innovación y transmisión de saberes.

La comunicación popular es entonces una comunicación descentralizada que abarca los

espacios cotidianos de la gente, las experiencias micro grupales, las prácticas, sus situaciones y

contextos (Barbero, 1990). Esta manera de entender la Comunicación genera un proceso de

liberación de los relatos y da la posibilidad de escuchar otras voces, incluir otros personajes,

vislumbrar innovaciones y la gran diversidad en el discurso. La comunicación popular se enfoca

entonces en la voz a veces acallada o invisibilizada de la gente, es una comunicación colectiva:

“Hacia donde deben apuntar las propuestas de una comunicación que se quiera realmente

participativa, esto es, que más que llevarle comunicación a las masas busque liberar su palabra”

(Barbero, 1980, p. 277).

Desde esta mirada teórica, la comunicación popular tiene que ver con “la representación de

lo que cambia en la comunicación pública con lo que se transforma en la sociedad” (Serrano,

29
2004, p. 79). Hay dos énfasis a tener en cuenta: la comunicación no puede apartarse del marco

social específico en el que se forma; se generan afectaciones entre el sistema social y el sistema

comunicativo, el cual se va transformando a lo largo de la historia.

2.2 Cocina como cultura

El acto de alimentarse, algo tan cotidiano, muchas veces circunscrito a simple acto biológico

donde se consume un alimento para obtener energía, es la puerta de entrada a la comprensión de

complejas estructuras sociales y formas de estar en comunidad, y también a procesos de

transmisión de saberes que forman la cultura popular. Hay que entender la comida, un ente

claramente material, como parte de un sistema cultural o un sistema de símbolos.

Fischler (1990) afirma: “La cocina de un grupo humano puede concebirse, (…), como un

cuerpo de prácticas, de representaciones, de reglas y de normas (…)” (p. 65). Cada alimento está

cargado de un significado, además de una visión de los sabores que se aprende, una adición del

mundo externo a un sistema interno. “Somos lo que comemos”, desde allí estamos indicando un

factor fundamental de identidad; dentro de cada una de las diferentes culturas la comida

proporciona a quien la come propiedades únicas y sentidos diferenciados, así como actos de

ritualidad. Dentro de las cocinas se construyen, mantienen y transforman sentimientos colectivos

de pertinencia, como lo indica Fischler (1990), todo un sistema culinario. De Certeau (1994)

indica: “Las prácticas culinarias se sitúan en el nivel más elemental de la vida cotidiana, en el

nivel más necesario y más menospreciado.” (p. 159), tal vez por ser asociado al trabajo

femenino, tradicionalmente subvalorado dentro de la sociedad patriarcal en la que vivimos. La

cocina ha sido territorio de mujeres, la gran mayoría de memorias que se tienen de la cocina

30
están unidas a una figura femenina, ya sea de madres, abuelas o tías, pues es en ellas donde se

determinan qué se come, cómo se come y dónde se come, en otras palabras, son ellas las que

definen la cultura alimentaria.

Dentro de este sistema culinario se vislumbran estructuras sociales y normas de

ejecución. Por ello es importante analizar la forma de servir, los roles a la hora de cocinar y de

servir la comida, además de la localización de los individuos en la mesa.

Fischler (1990) afirma: “Los objetos consumibles son, en efecto, portadores de

significaciones, están cargados de imaginario y se adquieren en parte por estas características.”

(p. 79). De Certeau (1994) menciona que el gusto se transmite a través de cuatro factores:

biológicos, culturales, experiencias individuales y sociales. La primera se puede dar debido a la

transmisión de ciertas predisposiciones frente a ciertos alimentos específicos –por ejemplo, la

alergia al maní–. La segunda, se da mediante la reproducción y replicación de conductas las

cuales se ajustan gradualmente al medio ambiente y la transformación de este mismo. Los

últimos se pueden dar mediante la interacción de individuos de diferentes generaciones de un

mismo grupo. “Comer sirve no sólo para conservar la maquinaria biológica del cuerpo, sino para

concretar una de las maneras de relación entre las personas y el mundo” (De Certeau, 1994, p.

189).

Los ingredientes y sabores son asociados con recuerdos, en las cocinas se busca replicar

las recetas con las que se creció, se utilizan los ingredientes que se valoran y permiten alcanzar el

resultado deseado. Allí, en las cocinas campesinas de nuestro tiempo, también se despliegan

prácticas de innovación surgidas de las múltiples influencias en las que vive, principalmente de

la globalización, el cambio de sabores de los ingredientes generados por la revolución verde y el

31
deseo de novedad que parece estarse instalando también en las zonas rurales. Se transforman las

recetas y en efecto, las comunidades se van acoplando poco a poco a las recetas modificadas y se

construyen nuevas prácticas comunicativas y culinarias que se transmitirán de generación en

generación. Ricoeur afirma: “La memoria compartida se pasa gradualmente a la memoria

colectiva y a sus conmemoraciones vinculadas a los a lugares consagrados por la tradición” (p.

194).

Este trabajo de grado se enfoca en las cocinas regionales tradicionales, en especial en la

cocina boyacense tanto en su forma de preparación como en los alimentos que se ponen a

disposición para la preparación de los mismos. Padilla (2006) establece una serie de elementos

que son necesarios dentro de una cocina para poder ser llamadas cocinas regionales:

1) crear sus propios utensilios, insumos y materiales, 2) inventar sus modos y maneras
propios de cocinar, 3) tener en su repertorio platillos que abarquen toda la gama de
sabores: del agrio al dulce, del áspero al suave, de lo salado a lo amargo, 4) integrar la
totalidad de los pasos de una comida, desde la entrada, pasando por los caldos, las sopas
secas, los guisados y hasta los postres, 5) establecer sus horarios, costumbres, etiqueta y
ordenamiento, 6) que el gusto por el platillo, el guiso y las viandas, haya rebasado tres
generaciones, ceñirse al parecer del tiempo, amo y señor de lo caduco y permanente, 7)
capaz de aprovechar e incorporar los conocimientos de cocina ajenos sin desvirtuar su
espíritu. (Padilla, 2006, p. 3).

2.3 Prácticas de comunicación

Este trabajo de grado se enfoca en lo que ocurre en hogares y cocinas campesinas donde familias

plantan alimentos, los cocinan, experimentan y disfrutan en medio de interacciones cotidianas,

íntimas y cambiantes. Se trata de procesos y prácticas que desbordan lo mediático, formas de

comunicación popular en las que la oralidad, el olfato, el gusto y el tacto ocupan un lugar central.

Por lo tanto, no voy a estudiar grandes industrias culturales, sino comunidades, familias e
32
individuos, congregadas alrededor de la materialidad de los alimentos, la memoria de sus recetas

y sus rituales de cocina. El mundo de los mass media seguramente juega un papel en estas

prácticas, pero desde mi trabajo de campo constató que no es un lugar central. Por ello, dentro de

la comunicación popular me interesa lo que se describe como prácticas comunicativas.

Podemos definir prácticas comunicativas como aquellas prácticas sociales en las que

intervienen al menos dos actores sociales con funciones comunicativas diferenciadas de acuerdo

a las circunstancias en que se desarrollen y que generalmente reproducen las regularidades de sus

condiciones de existencia. Están sujetas a una serie de mediaciones (culturales, territoriales,

históricas) que dejan en mayor o menor medida su impronta en la forma en que se desarrollan, el

alcance que puedan tener, pero también en sus posibilidades de modificación ante cambios en el

contexto que signifiquen la apertura de posibilidades diferentes. (Portal Moreno, 2003, p. 69).

Una categoría más amplia que acoja estos procesos serían las prácticas sociales pues allí

se cobijan los aconteceres públicos, mediante los cuales los actores sociales producen sentido y

significados, los que a su vez se organizan en relación con el medio donde los individuos deben

actuar. “Y dado que las prácticas no se despliegan en el vacío social e histórico, el desafío aquí,

entonces, es crear, ampliar y fortalecer los (…) escenarios para el diálogo desde donde se

revitalicen los procesos comunicativos”. (Orozco, 1998, párr.17).

Por su parte, Martín Barbero (1981) entiende las prácticas como “(...) prácticas cotidianas

de las masas populares, sobre esa otra forma en que se comunican tanto los grupos como los

individuos de las culturas pobres.” (p.2). Dentro de estas prácticas cotidianas debemos incluir el

mercado, el trabajo, la iglesia, las cocinas, etc. en donde se generan relaciones de sentido y

organización dentro de esa sociedad, además de aprendizajes.

33
Lo anterior nos lleva a pensar la comunicación no solo como elementos verbales y no verbales en

lo mediático, sino como formas de interacción que se inscriben en diferentes procesos inmersos

en lo cotidiano y ‘normal’. Martín Barbero (1981) afirma: “(…) la comunicación otra que

implican en sí mismas y que revelan ciertas prácticas cotidianas de las masas populares, sobre

esa otra forma en que se comunican tanto los grupos como los individuos de las culturas pobres”

(p.2). De manera que es necesario salir de los espacios habituales de la investigación en

comunicación para acercarnos a esos espacios cotidianos y populares, sobre todo por el tipo de

sociedad en la que vivimos en Colombia, aún muy arraigada a sus costumbres. No es posible

entender las prácticas comunicativas sin tener en cuenta el entorno, historia y experiencias

(individuales y colectivas).

Las categorías de análisis que sirvieron de base para el desarrollo de esta investigación –

establecidas por Martín Barbero– fueron: socialidad, ritualidad, tecnicidad y trasmisión de

saberes. La primera, ritualidad, se entiende como “la trama que forman los sujetos y los actores

en sus luchas” (Martín Barbero, 1990, p.12). Esto hace referencia a la comunicación cotidiana de

las comunidades. La segunda, ritualidad, “hace posible que la acción no se agote en el significar

y se convierta en operación” (p.12). Mediante este factor se analiza la manera en la que una

acción sigue repitiéndose por varias generaciones para convertirse en parte importante de los

saberes a transmitir. Finalmente, la tercera, tecnicidad, “diseño de nuevas prácticas, más que

artefacto es "competencia en el lenguaje”.” (p. 13). Se trata de los procesos de innovación que se

llevan a cabo dentro de la comunidad, la manera cómo dicha idea llego al lugar y cómo fue

aceptada y dialogada para poder integrarse a las prácticas.

34
2.4 Trasmisión de saberes

Cada sociedad tiene vinculada a sí misma un tipo de cultura desde la cual se constituyen las

entidades que organizan a los sujetos, de manera que para entender a un individuo es necesario

hacer una revisión de la sociedad de la que proviene, y para entender a la sociedad es necesario

investigar a los individuos que la componen pues se trata de grupos organizados; desde allí nace

la cultura, la cual varía, se replica y se adhiere a los miembros de dicha sociedad.

Con esto se establece que no existe sociedad ni individuo que carezca de cultura, de

manera que cada actor es poseedor de una forma u otra de cultura. Linton Ralph se refiere a esta

premisa en Cultura y personalidad:

En general se refiere a la forma de vida de cualquier sociedad, y no simplemente a las zonas que la
misma sociedad considera como más elevadas o deseables. Cuando la cultura se aplica a nuestro
modo de vivir, nada tiene que ver con el hecho de tocar el piano o vestirse bien. (Ralph, 1945, p.
43)

Si bien es cierto que las experiencias son individuales y son estas mismas las que determinan las

conductas de los sujetos, también es pertinente tener presente que estas mismas conductas se

derivan del contacto con la sociedad (medio ambiente) en el que se desarrolle un individuo. De

manera que cualquier conducta, incluso las originadas por la necesidad como, por ejemplo, el

comer, dependen de la manera en como se le enseña al individuo a hacerlo, y así mismo este

buscará los alimentos que se le enseñaron a consumir. Hay una serie de legados familiares

transmitidos de una generación a otra. El caso que aborda este trabajo es el del cultivo, el

consumo y formas de preparación de los alimentos. Los individuos que crecen dentro de una

comunidad adoptan una cultura como parte de una herencia social y esta les permite asumir un

35
rol dentro de dicha sociedad. Ralph (1945) afirma: “A través de la instrucción e imitación, el

individuo desarrolla hábitos que lo llevan a desempeñar su papel social (...)” (p.39). Estos

también le aseguran la supervivencia dentro del medio ambiente en el que vive. Mediante la

transmisión de conocimientos, el individuo aprende a hacer tareas con los métodos que han

desarrollado las diferentes generaciones anteriores, de manera que no solo sabe qué debe hacer,

sino que también sabe cómo debe hacerlo.

La transmisión de saberes dentro de las comunidades –donde los individuos se encuentran

unidos por intereses comunes y actividades recíprocas entre los otros– es lo que permite que la

comunidad sobreviva, se mantenga unida en medio de los frecuentes cambios a los que la

población se ve sometida. Permite también que nuevos individuos ingresen. En el caso específico

de Colombia, propiamente el de Siachoque, la gran mayoría de la población obtuvo sus primeros

aprendizajes a través de las historias y enseñanzas de los antiguos (las personas mayores), las

cuales se transmitían de manera oral no solo con el fin de enseñar sino también de entretener.

El primer estadio de apropiación de saberes es el de la familia. El segundo está a cargo de

los diferentes individuos de la comunidad e incluso algunos actores externos. Morejón (1996)

indica que “La tradición oral es el vehículo esencial de grandes masas, de hecho propone y

dispone de toda una riqueza de signos, leyendas, fábulas y folclore que ayudan no sólo a

concretar una imagen legítima de nosotros mismos, sino que tiende a ser puente de salvación a la

enajenación de la cultura ajena” (p.6).

Estos saberes iniciales, adquiridos a través de prácticas de enseñanza no formal suelen

entrar en disputa, como lo menciona Martín-Barbero, con aquellos aprendizajes formales

posteriores, aquellos propios de los sistemas de conocimiento oficial. El resultado es un conjunto

36
amplio, cambiante y a veces contradictorio de aprendizajes que le permitirán al individuo

insertarse en la vida de su comunidad y le permitirán tomar un lugar dentro de la sociedad en la

que se desenvuelve.

A lo largo del tiempo, se van generando procesos de decantación de ciertos elementos y se

acoplan nuevos a la cultura, y así mismo estos elementos son después transmitidos de unos a

otros. Dentro de los procesos de transmisión de saberes también hay transmisión de visiones

sobre el desarrollo social y de la conducta, de manera que se adquieren mediante la imitación, las

actitudes, los sistemas de valores y saberes. Es por esta razón que dentro de los grupos sociales

se puede observar cómo las mujeres y los hombres pueden llegar a compartir visiones, por

ejemplo, sobre la posición de la mujer dentro de la comunidad. Estas visiones después serán

replicadas por los individuos a los que se les están enseñando; sin embargo, las nuevas

generaciones confrontan las visiones aprendidas mediante transmisión con las aprendidas en la

escuela y que después verán confrontadas al socializar con individuos externos a su comunidad,

lo cual, generalmente, genera cambios en el trato hacía los individuos.

Así mismo, desde generaciones posteriores, se ha presentado el mismo sentido de

transmisión de saberes, mediante la visualización, imitación y desarrollo de habilidades

manuales necesarias de aprender para poder luego imitarlas. Como lo indica Lim-Castillo

(2003): “It is their example of daily unspoken devotion that becomes the model for their

daughters – and indirectly for their son’s wives.” (p. 1). Las niñas aprenden de sus madres como

cocinar, es cierto, pero también a desarrollar las labores del hogar –a cuidar de los niños, del

trabajo y de su esposo–, pues es en ellas donde recae la función de mantener el hogar unido. A

través de la comida se proporciona a su vez “el calor del hogar” y “el amor de madre”.

37
La relación de los hijos y las madres dentro de las cocinas permite el desarrollo de los

aprendizajes sensoriales y motores; cuando los hijos alcanzan una edad adecuada, en la que no

corren tanto peligro dentro de la cocina, la figura femenina los integra dentro de los procesos que

ella realiza, por ejemplo, a través del desgrane de una habichuela o la apertura de una bolsa, así

garantiza que el niño aprenda a nombrar los objetos básicos propios de la cocina que le

permitirán tener una relación con otros individuos. Es por estos primeros encuentros que la

cocina se convierte en el espacio más cómodo del hogar, pues permite que los individuos revivan

los momentos de infancia y la recreación de la imagen de las madres cocinando y manteniendo

conversaciones.

38
Capítulo 3

Marco metodológico

Las prácticas culinarias hacen parte de la cultura de todas las sociedades debido a que en ellas se

evidencian los devenires históricos, la cotidianidad y los cambios de las comunidades. En

Colombia las migraciones, las hibridaciones culturales, las variaciones climáticas y las

diferencias geográficas han resultado en cientos de variaciones gastronómicas. No todos los

alimentos se pueden cultivar en todas las regiones, estas poseen una gran variedad de fauna y

flora, y los avatares de la historia de cada una resultaron en múltiples recetas usadas de diferentes

formas dentro de la comunidad. Las cocinas regionales de Colombia emergen de legados

precolombinos, europeos y africanos, de los migrantes (escasos) que llegaron después de la

independencia, de la circulación de ingredientes propiciada por la globalización e incluso, más

recientemente, de las propuestas expresadas en los medios de comunicación y apropiadas por las

comunidades. Mi investigación se centró en el municipio de Siachoque, Boyacá, el cual se

encuentra en terreno montañoso y frío, donde la mayoría de sus habitantes tienen contacto

directo con el campo y un legado cultural del campesinado.

Desde mi perspectiva, las prácticas culinarias de las sociedades campesinas tienen

también una dimensión comunicativa, incluyen prácticas verbales y no verbales que les permiten

funcionar, perdurar y evolucionar. Mi intención en este trabajo de investigación es hacer una

revisión de las diversas prácticas comunicativas que se dan alrededor de la culinaria campesina y

que pocas veces logramos observar. También quiero entender la manera como se relacionan los

individuos en otras zonas del país diferentes a las ciudades, pues aunque seamos de una misma

39
sociedad, cada individuo carga con un legado histórico y social que transmite y agrega a las

prácticas diarias de la comunidad.

Mi investigación se inscribe dentro del campo de los estudios culturales ya que tiene un

carácter transdisciplinario, autorreflexivo y político. Para realizarla hice uso de una metodología

cualitativa, me enfoqué en un estudio de caso y utilicé teoría fundamentada construida a partir de

trabajo etnográfico. (Geertz,1973).

Realicé entonces una inmersión en la comunidad del municipio para observar y hacer

parte de las prácticas comunicativas que se dan en las rutinas culinarias de las personas, además

de poder analizar los diversos roles de cada individuo dentro de los diversos procesos.

Parto del énfasis etnográfico ya que considero que lo que pretendo estudiar no solo existe

en el momento, sino que son sucesos que están unidos a varios elementos que tienen relación con

el desarrollo social de varias culturas. Ahora bien, hacer uso de este enfoque hace necesario tener

presente los tres rasgos que lo caracterizan planteados por Geertz (1973): “(...) es interpretativa,

lo que interpreta es el flujo del discurso social y la interpretación consiste en tratar de rescatar “lo

dicho” en ese discurso (...)” (p.32).

3.1 Enfoque metodológico

Las prácticas culinarias hacen parte del desarrollo cultural de todas las sociedades debido a que en

ellas quedan custodiados elementos históricos y cambios culturales de las comunidades. En

Colombia, las variaciones climáticas y diferencias geográficas han resultado en cientos de

variaciones gastronómicas; empezando por el principio de que no todos los alimentos se pueden

cultivar en todas las regiones y muchas de estas poseen una gran variedad de fauna y flora y

40
derivaron en múltiples recetas usadas de diferentes formas dentro de la comunidad. Aparte de las

variaciones de las recetas y de los alimentos, es necesario tener presente que en el territorio

colombiano habitaron un gran número de culturas cada una con un desarrollo social y cultural

diferente, y del encuentro entre estas se generaban otras.

Dentro de la sociedad colombiana se tiene presente al campesino, pero desde los centros

urbanos se le observa como un sujeto lejano y bajo imaginarios colectivos sobre lo que supone ser

campesino. Es relativamente poco lo que vemos y entendemos frente a las prácticas culinarias y las

prácticas comunicativas que están inmersas dentro de la sociedad campesina.

Desde mi perspectiva, las prácticas culinarias inmersas dentro de las sociedades campesinas

tienen un gran conjunto de prácticas comunicativas, verbales y no verbales. Mi intención a través

de este trabajo de investigación es hacer una revisión de las diversas prácticas que se ven envueltas

en la vida campesina y que pocas veces logramos observar; además de entender la manera como se

relacionan los individuos en otras zonas del país diferentes a las ciudades, pues aunque seamos de

una misma sociedad, cada individuo carga con un legado histórico y social que transmite y agrega

a las prácticas diarias de la comunidad.

Antes de continuar las estrategias metodológicas de las que hice uso, me parece pertinente hacer

una breve descripción de las fuentes con las que conté para poder hacer mi trabajo.

3.2 Descripción de la población

Antes de presentar las estrategias metodológicas de las que hice uso, me parece pertinente hacer

una breve descripción de las fuentes con las que conté para poder hacer mi trabajo. Para

empezar, se trata de un pequeño municipio donde quienes viven allí son familias que se

41
asentaron hace siglos y aún algunas perduran, parte de ello gracias a la mezcla entre las diversas

familias; dentro de estas debo decir que mi familia, la que porta el apellido Católico, surgió en

una de las veredas aledañas y se estableció en otras veredas cercanas y en el pueblo. Este fue un

factor que me beneficio a la hora de hacer la investigación ya que me dio la oportunidad de

entablar relaciones con las personas de una manera más cercana, pues, aunque es bien sabido de

la gentileza de los campesinos, tuve acceso más amplio a la comunidad por ser la hija de Don

Católico. Así mismo tuve la oportunidad de trabajar con familiares que son campesinos que aún

trabajan la tierra y mantienen muchas de las costumbres de la comunidad; otras familias

campesinas me permitieron entrar en sus hogares y compartir sus actividades y rituales, me

contaron historias del pasado y puede insertarme y observar sus dinámicas.

En primer lugar, empezaré con el nombre del pueblo, Siachoque, el cual proviene del

muisca –debido a los indígenas que estaban allí asentados–, traduce «lugar de buenos olores, gentil

y de cultivos fuertes y vigorosos»; desde allí tenemos una fuerte unión entre la comunidad y la

tierra. En segundo lugar, se encuentra a 2.760 metros sobre el nivel del mar, el frío y la lluvia son

los principales factores climáticos a tener en cuenta en estas tierras.

En segundo lugar, se trata de un pequeño municipio donde quienes viven allí son familias que se

asentaron hace siglos y algunas aún perduran, parte de ello gracias a la mezcla entre las diversas

familias; dentro de estas debo decir que mi familia, la que porta el apellido Católico, surgió de una

de las veredas aledañas y ha logrado esparcirse por otras veredas y en el pueblo. Este fue un factor

que me benefició a la hora de hacer la investigación ya que me dio la oportunidad de entablar

relaciones con otras personas de una manera más cercana, pues, aunque es bien sabido de la

gentileza de los campesinos, ayuda para ser aceptado dentro de la comunidad encontrar algún lazo

42
de familiaridad de produzca tranquilidad dentro de los distintos individuos de la comunidad, ya que

––al ser una población tan pequeña– todos se conocen con todos, de manera que, por ser la hija de

Don Católico, el ingreso a las prácticas fue más sencillo. Así mismo tuve la oportunidad de trabajar

con familiares que son campesinos y quienes aún trabajan la tierra y mantienen muchas de las

viejas costumbres características de la comunidad, adicionalmente junto a otras familias que

también son campesinas, las cuales me permitieron entrar en sus entornos y compartir de sus

actividades y rituales. Parte importante de las relaciones que se establecieron fueron las historias

que se contaron del pasado y la observación de las dinámicas que cada uno de ellos utiliza.

Para dicha observación se hicieron una serie de viajes, en un primer momento, para que la

comunidad se sintiera cómoda con mi presencia; y, en un segundo momento, para hacer parte de

las prácticas.

Si bien es cierto que hubo contacto con un gran número de personas, las seleccionadas para

el desarrollo de mi trabajo fueron siete individuos, los cuales fueron escogidos debido a su

familiaridad y cercanía. Entre ellos se encuentran Carmela Ávila, Luis Católico, Yenny Rodriguez,

Edwin Ávila, Lola Choconta, Nemesio Católico y Rocío Sánchez.

3.3 Estudios culturales

Mi investigación se inscribe dentro de los estudios culturales y para realizarla es necesario partir

desde una metodología cualitativa mediante un estudio de caso y de la teoría fundamentada, con

énfasis etnográfico; encuentro una relación en estas tres debido a que en ellas es necesario

observar, registrar y analizar (Geertz, 1973).

43
La intención tras esta aproximación metodología era hacer una inmersión dentro de la

comunidad del municipio para observar, y hacer parte de las prácticas comunicativas que rodean

las prácticas culinarias de las personas, además de poder analizar los diversos roles que cada

individuo tiene dentro de los diversos procesos.

Parto del énfasis etnográfico ya que considero que lo que pretendo estudiar no solo existe

en el momento, sino que son sucesos que están unidos a varios elementos que tienen relación con

el desarrollo social de varias culturas, lo cual me permite que pueda ser consultado de nuevo y sin

la necesidad de ser visto desde la población a la que yo la estoy aplicando. Ahora bien, hacer uso

de este enfoque hace necesario tener presente los tres rasgos que lo caracterizan planteados por

Geertz (1973): “(...) es interpretativa, lo que interpreta es el flujo del discurso social y la

interpretación consiste en tratar de rescatar “lo dicho” en ese discurso (...)” (p.32).

3.4 Estudio de caso

Según Simons (2009), “el estudio de caso es un estudio de lo singular, lo particular y lo

exclusivo” (p.19). El estudio de caso es un tipo de investigación empírica la cual busca indagar

dentro de un fenómeno contemporáneo en su entorno real. En este tipo de metodologías es

importante tener en cuenta la subjetividad de los datos como parte fundamental de la recolección

de datos. Ascorra y López (2016) afirman que “la subjetividad no supone solamente implementar

ciertas técnicas metodológicas, sino que implica adoptar otra mirada y otras prácticas”. Esto nos

indica que se debe tener presente que el investigador tendrá que ajustarse, mas no se puede

perder de vista que no debe interpretar los datos desde sus experiencias pasadas.

44
El objetivo general del investigador es conocer y comprender las particularidades de una

situación específica, y así distinguir las diferentes partes y relaciones que se ejecutan dentro del

caso. Para mi investigación hice uso de un estudio intrínseco de caso con carácter descriptivo, de

manera que pude obtener una mayor compresión de la situación, además de poder observar desde

dentro de la población la manera cómo funcionan las prácticas. Para lograr esto fue necesario

hacer una selección del caso, hacer una lista de preguntas, localizar las posibles fuentes de datos,

recopilar y analizar la información recolectada y, finalmente, elaborar un informe.

3.5 Teoría fundamentada

Debido al tema de investigación planteado, también, fue necesario buscar una teoría en donde se

viese acogido este tipo de temáticas que no suelen ser trabajadas. De manera que se decidió

implementar la Teoría fundamenta, se trata de un diseño metodológico que busca generar teorías

que den respuesta a un fenómeno social dentro de su contexto natural esto con la intención de

comprenda la manera de compresión de los individuos – de la población seleccionada– sobre un

fenómeno social concreto. A través del método inductivo (de la observación del caso particular)

y de la sensibilidad teórica, es que se identifican las posibles categorías teóricas mediante las

cuales se va a analizar la situación, mas estás se deben desarrollar desde la información

recolectada y no de las visiones a priori que se puedan tener del tema. Dado que no se parte de

ninguna teoría, sino de la información recolectada, constantemente se debe de comparar los datos

recolectados de las entrevistas y las observaciones con los conceptos teóricos y así poder

comprender el fenómeno que se está estudiando. Hirschman & Thompson (1997) afirman que

45
(como se citó en Páramo1, 2015) “el objetivo es adaptar los resultados precedentes a los

resultados del estudio en cuestión, más que sean las preconcepciones basadas en la literatura

existente las que influyan en la interpretación de los datos” (p.3).

Mediante esta perspectiva se abre un espacio para que las pequeñas comunidades liberen

sus palabras, tal como lo indica Martín-Barbero, y así darles la oportunidad de contar desde los

espacios descentralizados, además de darle relevancia a las experiencias micro grupales. En el

caso de mi investigación tenía suposiciones sobre las practicas que iba a observar –por las

historias que me había escuchado y mi interés particular– pero la perspectiva teórica final surgió

durante el trabajo de campo, a medida que comprendía los procesos que observaba.

3.6 Técnicas e instrumentos de recolección de información

Las siguientes técnicas de recolección de información fueron las herramientas que permitieron

alcanzar los objetivos propuestos para esta investigación. La primera fase, la observación y

selección de los sujetos. Para la segunda fase, se realizaron entrevistas –a modo de

conversación– a los sujetos mientras realizaban las tareas del hogar. A continuación, se hará́ una

descripción más detallada de los instrumentos mencionados.

3.7 Entrevista

La primera herramienta utilizada fue la entrevista.

1Véase Dagoberto Páramo, La teoría fundamentada (Grounded Theory), metodología


cualitativa de investigación científica, p.3

46
Se trata de un instrumento cuyo propósito es la obtención de datos. Debido a su la

flexibilidad permite acceder información más detallada, e incluso abre la posibilidad de

encontrar nueva información relevante para la investigación o para el análisis del sujeto y su

contexto. Si bien es cierto que las preguntas que se plantean rigiéndose por los objetivos de la

investigación, está en manos del entrevistador organizarlas, formularlas y ordenarlas de tal

manera de que se adapten a las múltiples situaciones que se puedan presentar con los diferentes

sujetos para obtener la mayor cantidad de datos relevantes. En este caso hice uso de entrevistas

no estructuradas, las cuales fueron desarrolladas a forma de conversación, ya que son más

abiertas y permiten una mayor cercanía con los individuos.

3.8 Observación

La segunda herramienta que utilice para obtener resultados fue la observación. Según Hernández

(2006) el proceso de observación sobrepasa el “ver” y estar en el contexto. Es importante que el

investigador explore, describa, comprenda el contexto y a los participantes. Al hacer uso de está

es necesario llevar una guía de aspectos para tener en cuenta, pues al estar en campo hay detalles

de los espacios que se suelen perder de donde se lleva a cabo la observación. Por ejemplo, el

ambiente físico, la distribución del hogar y la cocina; el ambiente social, cómo se comportan los

individuos en cada situación, la forma en que se comunica; el tipo de actividades realizadas, la

forma de conseguir ingredientes o como se distribuyen los alimentos.

Para el desarrollo de esta investigación se realizaron observaciones en cuatro ambientes, cuatro

hogares para ser más específicos, con el fin de vislumbrar la manera en la que se integran el

componente cultural, social y de comunicación entre los diferentes individuos.

47
Haciendo uso de metodologías de carácter cualitativo como entrevistas, conversaciones e

inmersiones en las diferentes comunidades para lograr entender la manera como se desarrollan es

que los investigadores lograron desarrollar sus temas de investigación, lo cual da luz sobre la

mejor manera de acercarse a una población, sobretodo bajo este tipo de investigaciones que

indagan sobre el desarrollo histórico social de una comunidad específica.

48
Capítulo 4

Resultados y análisis

En el siguiente apartado se presentan los resultados de esta investigación. Con la información

recolectada, mediante los instrumentos mencionados en el apartado anterior (observación y

entrevista), se realizó un análisis y una interpretación fundamentada en el componente

conceptual de la investigación, con las herramientas propuestas y vivencias de las familias con

las que se trabajó, de tal manera que se pudiera responder a la pregunta ¿Qué prácticas

comunicativas forman parte de las prácticas culinarias propias del municipio de Siachoque,

Boyacá?

Las categorías de análisis que sirvieron de base para el desarrollo de esta investigación

fueron las propuestas por Martín Barbero– fueron: socialidad, ritualidad, tecnicidad y trasmisión

de saberes, descritas en el capítulo anterior.

4.1 Culinaria campesina y socialidad

“A la tierra que fueres haz lo que vieres”

El gusto de vivir en el campo es algo que pocos logran disfrutar, con sus subidas y bajadas ofrece

un tipo de vida único. Unido a la tierra, a las personas y a la comida es que surge la fuerza y el

orgullo del boyacense. Al convivir con estas familias dentro de estas tierras comprendí que la

visión que tenía de lo popular y del campesino estaba errada; aquello que me habían enseñado

49
acerca de lo popular estaba confinado a música ranchera y, por así llamarlo, a lo “prole”. Lo

popular dentro de estas poblaciones se trata de conjuntos de prácticas sociales manifestadas en

momentos de diálogo, rituales e integración. Las comunidades resguardadas dentro de lo

popular, aseguran su supervivencia a través de los relatos y las narraciones a otras generaciones.

Al trabajar con estas familias me di cuenta que los modelos de comunicación, pensados

desde afuera no aplican a cabalidad con lo que ellos viven; mientras que en las ciudades

pensamos en lo nuevo y cómo obtener más elementos, para ellos se trata de cómo vivir en un

mundo en movimiento constante y a su vez, conservar un legado cultural campesino. La manera

de conservarlo es mediante la adaptación del mundo moderno dentro de algunos de sus ritos

debido a que incluso los nuevos individuos que harán parte de la comunidad son diferentes y al

poseer una visión más amplia del lugar de donde viven, eso mismo los pone en diálogo con los

imaginarios colectivos y construcciones sociales que se tienen sobre la vida campesina y de los

mismos campesinos.

A lo largo de mi viaje me encontré en la necesidad de eliminar de mi mente algunos de

los imaginarios que solía tener de los campesinos pues la realidad a la que me enfrentaba era

muy distinta de la que yo solía visualizar en las historias que mi abuela y mi papá me solían

contar; de aquellos relatos montados a pelo de caballo ya no queda mucho. En principio lo que se

genera son sentimientos de nostalgia de un pasado que nunca vería, de aquellos relatos que no

sentiría y que incluso la misma tierra que pisaba, la que mi abuela y mi padre también habían

pisado, ya no era la misma. De alguna manera, al trabajar en estas tierras, esperaba encontrar

vestigios de aquellas aventuras de las que había escuchado, que se habían escrito a lomo de

50
bestia y desafiando los modelos establecidos y es cierto, no encontré el pasado que tenía en mi

mente, pero logré entender la manera como se generaban relaciones entre familias.

El trabajo en estas comunidades no solo envuelve un fin económico, sino que también habla de

la fortaleza de aquellos que la cultivan. Para Carmela, Luis, Lola y Nemesio el paisaje que ahora

ven, representa la transformación continua que se reescribe sobre las tierras. Sobre todo para

ellos el cambio ha sido muy fuerte, pues han visto cómo las generaciones y los productos han

cambiado dejando de lado varios de los saberes que los antiguos les habían transmitido, tanto así

que hasta sus hijos – excepto por Luis que es hijo de Lola– habían abandonado aquel lugar para

ir a los grandes centros urbanos para poder tener una mejor vida (así lo indican ellos).

Sin duda alguna mientras uno camina por el pueblo y por la vereda es muy claro que no hay

muchos jóvenes, en su mayoría se trata de personas adultas y de niños pequeños; esta deserción

del campo se hace más clara a medida que entablo conversaciones con las familias.

«Ya han cambiado bastantes cosas. Por lo menos antes, la gente todos iban con sus hijitos
a ayudar al vecino pero ya horita casi no se encuentran obreros para que trabajen en el
campo, ya por eso la gente, digamos Don Luis o mis papás, tiende más a la ganadería que a la
agricultura, y también por la edad, y también porque ya no hay quien trabaje el campo igual que
ellos y los chicos de ahora casi no hacen esa labor y los demás salen y se van para la ciudad, y
los pocos que quedan pues ya no hacen esa labor.»
(Rocío Sánchez).

Con el paso del tiempo, la mentalidad cambia y también los deseos. La mayoría de los jóvenes

sueñan con irse del pueblo a estudiar en la universidad, lo cual genera una crisis para el sector

agrícola ya que no hay personas que deseen trabajar en estos espacios.

51
«¡Uy! Por eso es que las juventudes todas, como estudian todas, echan pa’ la ciudad a
buscar un trabajo, a buscar una forma de vivir.»
(Lola Choconta)

La vida en el campo es dura, eso dicen. Las personas se despiertan entre 4:30 am y 5:00

am para ir a ordeñar las vacas, así cuando pase el camión recogiendo la leche ya todo esté listo.

Desde esa hora empiezan las labores en el campo, aquí no hay diferencia entre mujeres y

hombres, en el trabajo con los animales todos deben ayudar –o así les enseñaron sus padres–.

Una vez realizadas las tareas matutinas, ordeñar y llevar a los animales a pastar, las familias

regresan a sus hogares, un poco

de esa leche recién ordeñada es

llevada de regreso para

preparar el café del desayuno o

para preparar queso (para estas

familias, la comida es el mejor

presente que se le puede dar a

un visitante).

“Toca ir a recoger los


Ilustración 1: Proceso efectuado por Carmela para hacer queso.

huevos del desayuno”, escucho

decir desde la cocina, así es como Carmela le hace saber a Luis, su esposo, que debe ir a

recogerlos para que ella pueda hacer el desayuno tal cual como le gusta, de la manera como le

enseñó su suegra. Desde ese momento fue fácil darse cuenta que el mando en la cocina lo lleva

52
Carmela, en ella recae la función de alimentar a su familia. Esta práctica se repite en los otros

hogares, ellas son las que mandan a los hombres a conseguir lo que se necesitan pues deben estar

pendientes de que la comida no se pase de punto, la estufa mantenga el calor adecuado y de

alistar todos los elementos dentro de la casa para que cuando la comida esté lista todo esté

dispuesto.

Al figurar en ese momento como observadora, miles de preguntas se forman en mi mente,

algunas de ellas se responden al ver como las manos de aquellas mujeres se mueven con destreza

sobre los alimentos, otras al ver cómo se relacionan unas con otras. Poco a poco se materializan

los recuerdos, las historias de otros tiempos y en las recetas el legado familiar.

Al hablar con Lola, Rocío, Carmela y Yenny pude observar que el lugar que les

correspondía, según ellas, era la cocina. Más que como un deseo propio, se trata de una tradición

trasmitida de una figura femenina a la otra y que perdura por los mismos miembros de la

comunidad quienes tienen por costumbre que las mujeres estén encargadas del hogar y los

hombres del trabajo fuerte.

«Es que en el campo de todas maneras uno desde pequeño le enseñan por tradición, ya
se sabe que las niñas a la cocina, los niños al campo a trabajar. Entonces ahí va uno
aprendido».
(Lola Choconta, 2018).

Así es como se van encontrando las mujeres en ese espacio. De observadoras a dueñas de

casa. Poco a poco se van integrando e incluso se reúnen para cocinar y hablar de diferentes

53
temas, al ser un espacio de ellas pueden hablar de sus problemas y confidencias sin preocuparse

de que algún hombre se entere. Mientras ellas cocinan, los hombres se reúnen en el exterior del

hogar o en los cultivos para hablar de lo ocurrido en el día o hacerse preguntas sobre el campo.

Para ambos sus fronteras territoriales están muy bien dibujadas.

De la misma forma como se le enseñó a la mujer a ser parte de la casa, al hombre se le

indicó que tenía que cumplir con sus trabajos en el campo, lo cual implicaba salir de su casa

desde pequeño. Nemesio me contaba que a él su padre le enseñó ‘a punta de hacer’, tenía que

levantarse temprano para ir a recoger a las bestias de donde las habían dejado pastando, – a veces

ensillaba al caballo en el que iba por las vacas, otras veces se iba montando a pelo, pero siempre

se iba galopando para sentir el aire frío en la cara–. Una vez las había traído de regreso, debía

ordeñarlas y regresar a su casa para desayunar. Al ser una sociedad con roles tan determinados,

las expresiones de cariño entre hombres no eran bien vistas así que a manera de amor se servía

comida bien caliente y en grandes porciones, y dependiendo de quién hubiese hecho mejor sus

tareas aquel día se le daba la ‘pega’ del arroz. Así es como se crece pensando que la comida es

amor, trabajo y recompensa.

La integración del mundo moderno a la vida cotidiana del campo ha transformado las formas de

socialización entre las familias, como me lo decía Rocío ya no hay tanta interacción unos con

otros mas no es por falta de deseo, sino que se han ido implementando nuevas tecnologías que

aseguran menor tiempo y mayor producción, de manera que la maquinaria reemplaza algunas de

las labores de los obreros como, por ejemplo, el lavado de la papa. Luis y Nemesio me decían

54
que antes no era necesario lavar las papas con tanta precisión pero que actualmente es necesario

que los viajes de papa2 vayan totalmente limpios.

«Antes compraban la papa sin lavar, ahora toca lavarla y ya cada día van saliendo nuevas
cosas. Ya por decir antes se pagaban los obreros para que lavaran la papa en un pozo con agua,
ya ahora no, ahora existen las lavadoras de papa; le implementaron maquinaria y ya lava y la
misma máquina selecciona la papa y ya todo el mundo se modernizó, ya no hace falta ir al pozo
e ir allá todo el día a refregar la papa, ya es cuestión de dos horas, en cambio lavando un viaje
de papa se gastaba casi un día.»
(Luis Católico).

Si bien se entiende que son normas para la venta de los productos, debido a estos cambios hubo

una pérdida de espacios de integración dentro la comunidad. Es cierto que estaban trabajando,

pero se solía hacer entre risas e historias –según lo que me explicaba Lola–.

Para todos es claro que el mundo sigue creando nuevas cosas y, si bien es cierto que en

algunos momentos lo ven como algo positivo, también lo ven como algo negativo. Lola y

Nemesio me decían que antes las personas tenían mejor salud y era debido a la comida, hoy en

día con todos los químicos que le echan, las personas se enferman con mayor facilidad.

«Eso los abonos, las semillas, con lo que se fumiga, eso todo ha cambiado. Ahorita sí toca todo
líquido. Eso antes casi no se fumigaba, la comida era muy sana, muy nutritiva porque uno antes
veía a las personas y duraban sus años, de sabor muy delicioso; eso la contaminación de esos
líquidos es terrible.»
(Lola Choconta).

2 Los viajes de papa hacen referencia a la cantidad de cargas (bultos) de papa que caben en un camión.

55
Aunque la realidad en la que se vive tiene características agresivas para el campesinado, no se

puede perder de vista que los modelos de comunicación se ajustan a los cambios en la población,

así pues, la función de la comunicación pública, como lo indica Serrano (2004), se encarga de

reproducir el sistema social actual y/o incluir los nuevos valores y comportamientos aceptados de

acuerdo a la evolución de la comunidad a la cual pertenezca. Este modelo de comunicación

puede observarse como una práctica culturizadora que actúa sobre las formas de vivir, ver y

sentir el entorno en el que la comunidad se desenvuelve. Aquí me parece pertinente aclarar que,

si bien es cierto que aquí se dan las pautas, cada individuo a través de sus experiencias le va

agregando o quitando elementos mediante la repetición de ciertos modelos, esto mismo después

se entenderá como parte ritual. De esta manera es como en poblaciones tan conservadoras van

integrando elementos que antes eran estigmatizados a simplemente elementos de la vida. Por

ejemplo, antes era muy mal visto que una mujer se separara de su marido –e incluso a la que se

culpaba del fallido matrimonio era a ella– y ahora se entiende que hay múltiples circunstancias

que pueden tener incidencia sobre estos dilemas. Rocío es la muestra de esto, se trata de una

mujer de 32 años, madre soltera y ahora trabaja como madre comunitaria dentro de la vereda.

A medida que van cambiando las personas y aumentan las migraciones sociales y el nivel

de escolaridad, etc. los paradigmas también se transforman, de esa manera la valoración de la

realidad y la legitimación de las acciones se empiezan a ver con otros ojos por los actores

sociales, de forma colectiva. Es por esto que visiones como las de Rocío, Edwin y Yenny –son

los miembros más jóvenes – son acogidas cada día con mayor fuerza dentro de la comunidad.

56
«Entre hombre y mujer para mí no hay diferencia. Para mi mamá si hay diferencia porque,
digamos, mi hermano y mi papá son de los que uno les hace todo y ellos nunca hacen nada,
nunca lavan una ropa, nunca cocinan, nunca lavan un plato, ellos no lo hacen, aquí ya es la
costumbre es esa. Pero con mis hijos yo no haría lo mismo, a mi si me gustaría que mi hijo
aprendiera, igual si tuviera una hija, tal vez, tendría el mismo método, hasta que estén más
grandes y que aprendan a manejar la estufa y todo eso, sí les enseñaría, de lo contrario no. A mí
me parece esencial que un hombre y una mujer sepan hacer lo mismo, pues para mí, porque
aquí, hay Dios mío, aquí yo no conozco un hombre que cocina, se les quema el agua. Incluso ya
algunas niñas por acá no saben cocinar.»
(Rocío Sánchez)

Así mismo, las generaciones venideras ajustarán el modelo de comunicación a la realidad y al

tipo de población que esté creciendo dentro de esas tierras.

A diferencia de los centros urbanos, en el campo se mantienen los vecinos por tradición,

así que el factor comunal y el de integración son parte vital del desarrollo de la población. Lo

que ayuda a que se mantenga la “paz” entre las personas son las ideologías que han sido

interiorizadas, pues proporcionan visiones del mundo y maneras de actuar.

57
Ilustración 2: Vista de las casas de Carmela y Luis, Edwin y Yenny, y las comadres a quienes se les prestan las tierras.

Como se aprecia en la imagen, lo que parece un simple paisaje tiene inscrito dentro de él una

serie de procesos de años atrás. Allí no solo hay convivencia entre unos y otros, se trata de

lenguajes de compadres y comadres. Entre los individuos de la comunidad se sabe que cuando

alguien necesita ayuda tienen que ir a colaborar, no por las posibles ganancias que puedan

obtener, sino por la ideología campesina transmitida por los ágüelos, los taitas y las mamas. La

ideología campesina actúa como un punto de resistencia a los modelos modernos donde cada

quien debe buscar la manera de subsistir, mediante la creación de lazos entre los miembros de la

comunidad, así como mencione anteriormente, no se trata de personas ajenas, sino que existen

rasgos de familiaridad entre unas y otras, sin importar que no se tenga parentesco familiar entre

ellas.

58
«Nos la pasábamos mucho con los vecinos y a veces cocinábamos todos, entonces nos la
pasábamos bastante con ellos.»
(Rocío Sánchez y Edwin Ávila)

Resulta innegable que las nuevas formas de comunicación sí han generado impacto en la

población, mas no debe verse como parte del sistema de comunicación masivo o como factores

decisivos sobre las formas de desarrollo dentro de la comunidad; los usos y aplicaciones de estas

nuevas tecnologías son parte de las herramientas del trabajo en el campo. Por así decirlo, se trata

de actualizaciones para un desarrollo más efectivo del trabajo. Lo mediático acá no tiene gran

relevancia, lo que sí lo tiene es el desarrollo de maquinarias que hagan más efectivo el trabajo del

campo, por ejemplo, antes el caballo era la forma de transporte más efectiva para recorrer los

cultivos –aún se utiliza claro está –, pero actualmente muchos utilizan motos por la velocidad y

lo económico. De igual manera, aquellos que tienen dinero prefieren tener autos y su caballo. Las

viejas costumbres dialogan con las nuevas, esto no es solo por un apego cultural, sino por la

dimensión geográfica que en este sitio tiene gran importancia. Hay procesos que son imposibles

de separar de la identidad geográfica y de la ritualidad social.

4.2. Rituales culinarios y comunicación

“Trabajo en el surco desde que el gallo me anuncia el día y solo consigo pa' mi familia,
poquitas sonrisas y aún menos pan”. Jorge Velosa

A medida que va avanzando el día, el entorno se va tornando caliente, el calor del fogón de

carbón va cobijando a todos aquellos que están a su alrededor, e incluso al mismo hogar. Debido

59
a las diferentes formas de construcción, la cocina se encuentra en un ala diferente de la casa –casi

que está fuera del hogar– por la cantidad de humo que algunas veces puede escapar de allí. Sin

embargo, actúa como el corazón del hogar donde la familia y amistades se reúnen a disfrutar,

normalmente, de un tinto campesino (se trata de un café que va endulzado con panela, de manera

que no solo aporta calor a aquel que lo beba, sino que también le proporciona la energía

suficiente para seguir trabajando). Así es como paso la tarde junto a Yenny, mientras ella cocina

y me cuenta historias de su familia, yo me siento a escucharla en una silla de madera.

Extrañamente, para alguien como yo que viene de ciudad, el ambiente es profundamente familiar

lo cual ayuda a acoplarse. Así pude experimentar una pequeña parte de los rituales, mientras para

mi es una experiencia nueva que traer nuevos retos, para ello se trata “del pan de cada día”.

Despertar, revisar los animales, desayunar y seguir con las tareas del campo, son los actos

que ocurren de manera recurrente. En la mayoría de las familias se repite el mismo patrón, no

debe ser entendido como monotonía sino como parte de un ritual diario. Para estas familias

campesinas es importante realizar los quehaceres de su hogar antes de continuar con las demás

tareas, así fue como sus padres les enseñaron. Lo mismo ocurre con la comida preparada.

“Mi madre, nos hacía nuestras sopitas, de trigo y de maíz; mutesito, se pelaba el maíz y se hacía
el mute, y eso que cosa rica con papita, bueno se le echaba todo, criollitas, la papa amarilla que
se llama criolla”.
(Lola Choconta)

60
Estos mismos platos se repiten en los hogares. Una vez a la semana Lola hace alguna de las

comidas que su madre solía hacer, para mantener el recuerdo latente.

Quizá el único elemento que nunca cambia dentro de los platos de comida es el uso de la

papa, sin importar de cual tipo sea, siempre debe estar presente en el plato. Para el boyacense la

papa es fuente de vida y fuerza por su alto contenido calórico.

Dentro de los rituales del campo, Luis me contaba que en épocas de cosecha se suelen

contratar obreros para que cosechen los diversos productos, y a estas personas –las cuales son

contratadas o son amigos de la familia que van a ayudar– no solo se les paga (con dinero o con

producto), sino que tradicionalmente se sabe que la dueña de casa debe preparar la comida para

todos. Dicha comida consiste de papa y algo de proteína, la variación se encuentra en la cantidad

de la porción que se sirve, aproximadamente a cada persona se le sirven entre 9 a 12 papas junto

con varios vasos de chicha o masato. Debido a lo complejo de las labores, se busca que cada

persona se alimente lo mejor posible para que pueda seguir trabajando por el resto de la jornada

y así se logre recolectar todo el producto.

Las dueñas de casa deben preparar y servir la comida, además de lavar los platos después

del almuerzo.

«Las mujeres con el trabajo del campo colaboramos pero estamos más en la cocina, pues
porque el trabajo del campo es más pesado».
(Rocío Sánchez)

61
Este ritual se lleva practicando desde hace muchas generaciones y toda la familia, dueña de

donde se estaban recogiendo los productos, participaba de esta actividad. Muchas veces, contaba

Lola, su madre dejaba la comida hecha desde temprano y a la hora del almuerzo sus hijos

(cuando eran jóvenes) o sus nietos montaban la comida en los caballos e iban a llevarla a donde

estuviesen reunidos. A los más jóvenes se les solía encargar la tarea de llevar la comida al campo

y luego regresar con los tiestos de nuevo a casa.

Ilustración 3: Campesino sacando papa en la vereda de San José.

A diferencia de la preparación de la comida en el campo, en el hogar no se cocina de

forma masiva, en este espacio se trata de preparar los mejores platos para que la familia se sienta

feliz y a gusto. Dentro del hogar las mujeres tienen la posibilidad de hacer las comidas que mejor

le parezcan, eso sí, nunca puede faltar la papa.

62
«Yo aprendí muchas cosas de la señora a quien le trabaja, ella me enseñó muchas
recetas y yo las hago acá».
(Yenny Rodríguez, 2018)

Ilustración 4: Almuerzo preparado por Yenny con ayuda de su cuñada.

Para mí no tan grata sorpresa, varios de los rituales que se llevaban a cabo antes por parte de los

campesinos quedaron relegados a un pasado poco efectivo. Si bien es cierto que cuidar la tierra

no genera la producción necesaria para poder subsidiar los insumos para la agricultura, el alto

costo ha generado que varias familias, que antes se dedicaban a la agricultura, deban recurrir al

trabajo de “rusos” o hacer parte de otras economías. Dentro del paisaje, que antes estaba lleno de

animales y cultivos, ahora hay cultivo de flores, lo cual reafirma la transición de la economía,

abriendo espacio también para las nuevas ruralidades.

63
Mientras hablaba con Nemesio y Lola sobre cómo había cambiado el campo en estos

años, una mueca de tristeza se dibujaba en sus caras, con dolor me expresaban que muchas veces

no alcanza ni para recuperar lo que se

le han invertido, y que ya no da abasto

ponerse a sembrar. De manera que

todos aquellos aprendizajes que sus

padres les dieron, todas las prácticas y

rituales que se debían tener en cuenta a

la hora de trabajar con el campo

quedaron solo para sus pequeños

sembradíos y para las historias de


Ilustración 5: Instalaciones de cultivo de flores en Siachoque.
épocas ya pasadas.

La implementación de las nuevas tecnologías y las nuevas ruralidades le dieron un cambio de

orientación a muchos de los saberes, lo cual conlleva un cambio en los saberes que deben ser

transmitidos a las nuevas generaciones, por ejemplo, al uso de la tierra y a la aplicación de

manera correcta de los fungicidas, la cantidad de vitaminas que deben ser aplicadas y el tipo de

vitaminas que deben usarse dependiendo del uso de la tierra. Sin embargo, dentro de estos

cambios hay saberes que perduran, las cuatro familias son conscientes de la necesidad de la

aplicación de las tecnologías, pero aún mantienen vivas viejas tradiciones indígenas, por

ejemplo, la rotación de cultivos para mantener la tierra sana. Esta tradición que fue cuidada a

través de los años no solo asegura la producción adecuada de los alimentos, sino que, como lo

explicaban Carmela y Luis, también con las vacas, pues cuando el terreno está en reposo de la

64
producción de maíz, estos animales se comen todas las cáscaras que quedaron del maíz y al

defecar revitalizan la tierra. Lo mismo sucede con el rastrojo de papa, estás aseguran una mayor

producción de leche. De esta manera, como lo indica Martín-Barbero (1990) “Y al activar el

ciclo - que no es nunca mera repetición o inercia sino entrelazamiento y coordinación de

acciones- la ritualidad hace posible que la acción no se agote en el significar y se convierta en

operación.” (p.12).

«Y así, dejan un tiempo, siembran, dejan


reposar la tierra y vuelven y siembran,
por lo menos eso es lo que hace mi papá
y es lo que he visto y he escuchado.»
(Rocío Sánchez).

Además de la maquinaria, los materiales


Ilustración 6: Vacas de las comadres.
esenciales para la siembra se han

convertido en productos industriales, de manera que ya no es tan sencillo para las personas

cultivar solo con lo que pueden conseguir de la tierra. En el pasado todos los materiales se

podían hallar en el campo, y los que no, se intercambiaban con personas de otros pueblos.

Actualmente, las grandes empresas producen las semillas, los abonos, las vitaminas para la tierra

y los fertilizantes, lo cual produce que los campesinos generen dependencia de las grandes

industrias para poder tener grandes producciones y proteger también sus campos. Ahora es

necesario utilizar fertilizantes más fuertes y adecuados para la tierra.

65
4.3 Tecnicidad en la cocina campesina

Yo también soy un boyaco, Indio de sombrero y ruana

Todas las cocinas cuentan con la misma estructura – aunque ante los ojos de cualquier externo

parecen lugares sencillos– para ellas es un lugar de orgullo porque allí se encuentran sus

herramientas de labor. Carmela reconoce que no tiene los elementos más modernos, pero son los

que le permiten preparar los alimentos que tanto le gustan a su esposo Luis.

Ilustración 7: Carmela Ávila, hablando sobre los elementos de su cocina.

Dentro de este entorno se puede observar cómo conviven el pasado y el presente, pues aun

teniendo la posibilidad de integrar nueva tecnología a las cocinas, ellas prefieren trabajar con las

66
ollas, olletas y esteras pues le dan un sabor a la comida que solo pueden lograr con ellas; a lo que

atribuyen el sabor de la comida es al fogón y al amor que le ponen y claro, al sabor de los

alimentos recién salidos de la tierra.

Para ellas el cocinar se trata de algo más que simplemente hacer comida, mediante la

alimentación logran crear espacios de encuentro dentro y fuera del hogar. La comida hecha

dentro del hogar es distinta pues es más exclusiva, – como lo mencioné atrás– debido a que se

trata de platos mucho más elaborados dentro de los cuales mezclan los elementos básicos de una

comida boyacense (papa, arroz y proteína) con elementos extraídos de conversaciones con otras

mujeres e incluso con nuevos ingredientes que encuentran. Muchos otros platos también surgen

de la creatividad de quien esté cocinando.

Con los años las recetas se han ido transformando debido a las múltiples fuentes de

información que han llegado al pueblo y a la vereda, con esto me refiero a las nuevas personas y

a la migración de las familias a los grandes centros urbanos y viceversa –según lo que pude

observar, las migraciones de los grandes centros urbanos al pueblo son mínimos. Sin embargo,

debido a las conexiones económicas las personas visitan el pueblo para conocer los productos y

el campo–, lo que ha permitido que las recetas clásicas se permeen de nuevos ingredientes. En

este caso las más jóvenes, Rocío y Yenny, son las más abiertas a experimentar con nuevos

sabores en la cocina, en primer lugar, porque les gusta cambiar de sabores en la cocina, y en

segundo lugar, porque han tenido influencias más directas del exterior.

67
En el caso de Rocío, desde pequeña aprendió a preparar los platos de una manera diferente.

«Mi mamá, ella trabajo en el restaurante escolar de acá del colegio, entonces ella
aprendió a cocinar muchas cosas y ella me las enseño a mí; o sea papa, arroz, pollo, carne,
digamos, verdura guisada, ensaladas. Básicamente aquí sabemos preparar muchas cosas por los
niños.» (Rocío Sánchez).

Mientras que esperábamos que la salsa de la papa espesara, Yenny me miraba con aprehensión

pues esperaba que lo que ella estaba preparando fuera suficiente para mí, pues le daba pena que

aquella comida – que ella llamaba sencilla– no me gustara o fuese poca cosa. Lo más gracioso de

la situación es que el olor de aquellos alimentos que se preparaban lentamente bajo el calor de la

leña, me traía loca. Es interesante observar la manera como para las personas del campo (aquel

lugar maravilloso), los de la ciudad parecemos personas recatadas y con gustos difíciles de

complacer cuando lo que en verdad se busca al ir a aquellos lugares es conocer de dónde

venimos y separarnos de la vida rápida y abrumadora de la ciudad.

Durante este tiempo, ella me contaba que cuando era más joven (actualmente tiene 23)

trabajó como chica del servicio en una casa de familia fuera del pueblo. La dueña de casa le

enseñó a preparar platos muy distintos a los que ella sabía preparar por tradición – papa, arroz y

pasta– como por ejemplo pollo a la naranja. Cuando dejó de trabajar allá, regresó a su hogar para

implementar lo aprendido. Al igual que con todo lo nuevo, al inicio no llamaron la atención sus

platos innovadores pues la tradición es más fuerte que la intriga. A medida que fue pasando el

tiempo y que ella los siguió preparando, la familia se fue acostumbrando y en esa misma medida

personas como su cuñada e incluso Rocío le pidieron que les enseñara a preparar aquello

68
platillos. Entre risas me dice que ya no es tan difícil preparar los platos pues ya se consigue todo

en el pueblo, entonces solo necesita tomar el bus que la lleve, comprar lo que necesita y regresar

a preparar. Con la influencia de la vida moderna ya todo es más sencillo, pero también tiene sus

problemáticas pues, debido a la falta de demanda, hay algunos productos que ya no se consiguen

lo cual obliga a tener que sustituir dichos elementos por otros similares, lo cual le da espacio a

que se produzcan hibridaciones en las recetas. Sin ir muy lejos, Lola me decía que ella había

aprendido a hacer el cocido boyacense, pero “el clásico”, actualmente en otras zonas del

territorio se incluye en la preparación chorizo santarrosano o longaniza.

Pero la comida no ha sido lo único que ha cambiado por la influencia exterior. Luis me

decía que el masato ya no era como antes. En los viejos tiempos se reconocía un buen masato

porque al tomarlo lo único que se atinaba a decir era «juemichica, esta templao». Eso significaba

que estaba fuerte, de buen sabor y con una buena cantidad de alcohol, de esa manera sabían que

la fiesta iba a estar ‘guena’. A medida que fueron cambiando las generaciones se le fueron

agregando nuevos ingredientes a la receta clásica, ahora se le echa aguardiente Antioqueño o

aguardiente el Líder. Ahora en las festividades ya casi no se toma masato ni chica, como me

contaba Luis, porque la gente se enferma; así que para esas ocasiones se consume es cerveza, por

esta razón (y por otras varías) es que Boyacá es el departamento donde más se consume cerveza,

pues sustituyo un elemento clásico de la cultura mediante el cual permitía la reunión de las

personas para festejar.

69
Aunque ya casi no se consume, no significa que los mayores no lo preparen para ellos, las

personas adultas – las que crecieron tomando ese brebaje– la consumen de cuando en cuando, la

diferencia está en que no lo dejan fermentar tanto tiempo, así lo pueden tomar para hidratarse y

coger fuerza mientras trabajan.

Yenny, aquella mujer que ahora prepara los platillos más nuevos, alguna vez no le

interesó la cocina y fue en otro hogar, con otra figura femenina donde aprendió y le tomó gusto a

aquel espacio. De niña, me decía, ella prefería hacer cualquier otra actividad y aunque aprendió

lo básico de su madre, fue hasta que no estuvo en su casa que aprendió a cocinar. Como diría

Giard (2000),

[…] creía que nunca había aprendido nada, ni observado nada, pues había querido sustraerme, con
obstinación, al contagio de esta educación de muchacha, pues siempre había preferido mi recámara,
mis libros y mis juegos silenciosos en la cocina donde mi madre no paraba. Sin embargo, mi
mirada infantil había visto y memorizado acciones; mis sentidos habían conservado el recuerdo de
sabores, olores, colores. Ya conocía todos estos ruidos: el silbido del agua que empieza a hervir, el
chisporroteo de la grasa que se derrite, el batir sordo de la mano que amasa. (p. 155).

Ese mismo sentimiento encontró Yenny, la cual siempre intentó alejarse de aquel mundo de

platos y trastes pero que al crecer, encontró cierto sentimiento de familiaridad con las antiguas y

nuevas recetas. Encontró en aquel lugar los saberes que su madre le había transmitido y que, de

igual manera, su abuela le había transmitido a ella, la diferencia era que ahora entraba a jugar y a

mezclar los saberes de su cultura con los de la familia de aquella mujer. Así mismo se

comprueba que la cultura no es algo inamovible, sino que se transforma y en esa misma forma,

permite que las prácticas propias de un sitio perduren en el tiempo, si bien es cierto que no se

conservan de la misma manera, tampoco lo hacen las familias


70
Ilustración 8: Yenny se reía mientras arreglaba un costal de papa – la cual después me darían como obsequio–.

4.4 Transmisión de saberes culinarios

“Trabajo en el surco desde que el gallo me anuncia el día y solo consigo pa' mi familia,

poquitas sonrisas y aún menos pan”. Jorge Velosa

Una de las formas de socialización más frecuente es el intercambio de saberes –entendido

como los diálogos que se tejen entre sujetos de manera cotidiana– a través de la expresión oral y

71
de rituales. Dentro de este diálogo se genera un intercambio de ideas, las cuales van rociadas de

ideologías, historias, saberes y de formas de relacionarse con el mundo y con los otros, así

mismo de relaciones familiares y formas de conducta dentro de las comunidades. De esta

manera, en el campo se establecen lazos y funciones dentro de la comunidad, sobre todo en los

núcleos familiares. Lo interesante es saber cómo estos diálogos se entrecruzan con las

experiencias vividas por las personas y son trasmitidas de una generación a otra, en este caso en

específico, la manera como las madres transmiten el conocimiento de la cocina a sus hijos, y

estos a su vez replican el acto.

A medida que pasan los años, cambian las familias y cambian las personas. Aquello que solía ser

el método más moderno hoy es anticuado y desactualizado, el síndrome de la desactualización y

de la necesidad de generar procesos más rápidos y eficientes convirtieron a las viejas prácticas en

eso, algo viejo y de poco (o ningún) uso.

Cada una de las mujeres con las que pude compartir había aprendido de la misma manera,

emulando y observando a las figuras femeninas presentes en el hogar. Debido a la gran cantidad

del trabajo del campo, – en estos casos – la mayoría de las madres les enseñaron a sus hijas de la

misma forma en que ellas aprendieron, asegurándose de que prestaran atención a los procesos y a

los modos en los que se llevaban a cabo dentro de la cocina, en primer lugar, para luego, en

segundo lugar, incluirlas en la cocina mientras que sus madres hacían otras cosas, las dirigían y

vigilaban desde la distancia. Todas ellas esperaban a la edad adecuada para incluir a sus hijas, y

así mismo lo hicieron estas madres con sus hijos – de esta manera se asegura la trasmisión de las

ideologías de la comunidad de una generación a otra–.

72
«Yo veía como ella cocinaba y así iba uno aprendiendo, viendo que a esto se le echa esto,
como a un arroz pues así lo básico, era así viéndola a ella. Uno aprende mucho solo viendo,
porque digamos a mí nunca nadie me dijo “mira esto se hace así” o “venga aprenda”».
(Rocío Sánchez, 2018)

Esa visión de las madres dentro de la cocina, actuando como base familiar, logra trascender a sus

hijos, debido a que para las hijas se trata del modelo de madre que desean replicar para sus

familias y para el cual fueron criadas y para los hijos se trata de encontrar el mismo prototipo de

mujer (hacendosa) para que atienda el hogar de la misma manera que sus madres lo hicieron y

que de esta manera se replique. De esta misma manera las esposas les enseñarán a sus hijos.

«A mi hijo Luis, sí aprendió a cocinar. El otro aprendió hasta ahora con la mujer y en el
ejército».
(Lola Choconta.)

Para las madres es importante que las mujeres de sus hijos sean diestras en el hogar, pues en los

entornos campesinos las mujeres deben estar prestas para el hombre, así siempre se dio en la

cultura boyacense y las personas se han encargado de transmitirlo de generación en generación.

La manera como las madres, o también suegras, se aseguran de que la mujer sea adecuada y

pueda desarrollarse en ese entorno, es entrando a la cocina a enseñarle nuevas recetas, maneras

de preparar la comida de forma más eficiente y con mayor sabor, de manera que hay un doble

aprendizaje, se refuerza cuando crecen y luego cuando crean su propio hogar.

73
Mediante la integración de los más jóvenes a las actividades más sencillas se asegura la

transmisión de las prácticas y saberes propias de los campos ya que no solo aprenden del cuidado

de los obreros, sino que también aprenden, por ejemplo, cómo coger un azadón, cómo

seleccionar y limpiar la papa, etc. Es importante que los hijos aprendan sobre las labores del

campo pues son ellos los encargados de transmitir esa información a las siguientes generaciones.

Me parece importante recalcar que ninguna de las personas que hicieron parte de esta

investigación está en contra de la educación de los jóvenes, pues todos ellos hicieron lo posible

para que sus hijos lograran alcanzar el nivel educativo más alto que cada uno quiso. La protesta

se encuentra en lo complejo del campo ya que, hoy en día, se ha convertido en un espacio cruel y

de bajas ganancias lo cual dificulta que se mantengan las tradiciones campesinas, y esto no se

trata de un caso aislado, sino que por el contrario se puede ver en diferentes poblaciones del

mundo que depende de la agricultura. Para ilustrar esta situación Lim- Castillo (2003) indica que,

“The high cost of living makes it difficult to spend five hours in the kitchen for just marginal

profit gains from their labor.” (p.10).

Esto nos muestra que se trata de una problemática mundial. El desarrollo del campo ha

tenido que depender del desarrollo del país y de las políticas públicas que se instauran, afectando

directamente el trabajo del campesinado.

«Ahoritica lo que medio sirve es la ganadería por ahí tener una o dos vaquitas para el
sustento, vende uno la lechesita y tan barata porque la leche es muy barata, aquí no la pagan
más que por $850 y eso por un litro de leche en cambio una cerveza, que viene casi un cuarto de
botella, vale casi $2.000 pesos, y eso según la cerveza, porque hay cervezas que cuestan mucho
más.»
(Lola Choconta)

74
Debido al alto costo de la vida, los campesinos han tenido que ajustar sus prácticas y rituales a

las nuevas demandas del mercado lo cual ha tenido un efecto directo sobre la tradición culinaria

debido a que hoy en día hay alimentos que no se cultivan debido a que no son solicitados por el

mercado, como por ejemplo, las ruas y las libias. En el caso de estas dos legumbres, la pérdida

por la falta de cosecha afecta directamente la tradición boyacense pues eran insumos presentes en

platos como el cocido boyacense, plato insignia de la región.

Estos factores, como ya mencioné anteriormente, han generado cambios en la comunidad

y así mismo se van generando cambios dentro de los distintos tejidos sociales, lo cual conlleva a

que las personas cambien las costumbres. Como indica De Certeau (1994), “Un hecho particular

(…) se convierte en un “modelo” que se generaliza en las prácticas del mismo orden” (p.47).

El mismo autor establece que el factor de proximidad dentro de los grupos humanos es un

factor decisivo debido a que favorece la frecuencia de las visitas y las comidas entre familias,

básicamente la forma en la que se relacionan y se comunican. Así poco a poco se van creando

hábitos, lazos y tradiciones. Cada generación crea sus propias costumbres –cada una es hija de su

época– y es necesario tener en cuenta que cada proceso desempeña su labor dentro de la

construcción de la comunidad, de manera que ningún proceso es ajeno. Si bien es cierto que hay

un tipo de “muerte de acciones” de la vida cotidiana debido a la falta de uso, o porque la acción

tiene como intención la duración del tiempo en el que se vive, o por falta de alguien que las

transmita (no podemos olvidar que hay muchas personas adultas que se van con los

conocimientos a la tumba), hay otras que se refinan, se mejoran o se transforman.

La relación fue evidente, y lo pude presenciar por mí misma mientras estuve trabajando

allá la proximidad entre ellos aseguraba la perduración de la familia además de la transmisión de

75
las historias familiares, no tanto por el legado cultural que pueda tener para la comunidad como

tal, sino como un legado para la familia, para tener presente que estamos atados a aquellas tierras

escondidas entre altos árboles, bañados por el páramo y refugiados por la mula rucia 3.

De esta manera se aseguraba un legado familiar que sería transmitido de adultos a

jóvenes. Así como se conserva un legado de historias, también los hay de saberes del campo y de

tradición culinaria. De este último fue claro que aquellas mujeres llevaban consigo el saber

preparar varios de los alimentos que son considerados un deleite por la comunidad, pero al

sacarlos de su entorno se encuentra con las miradas agresivas de un mundo moderno que no

comprende el significado de dicho alimento. Al cocinar, por ejemplo, matando una gallina,

Carmela se aseguraba de matarla de tal manera que se desangrara, así asegurándose de que la

carne quede bien limpia pero también de adquirir la sangre con la que después se harán

embutidos o serán utilizados para sazonar otros alimentos.

Mientras que Yenny hacía el almuerzo, me contaba que hay muchos platillos que se han

ido perdiendo porque los antiguos se llevan el secreto de cómo preparar algunos alimentos, y que

ahora se encontraba en la tarea de intentar sacarle a su suegra la receta de la morcilla pues, según

me decía, nunca había probado una mejor. Además, así se aseguraba de que su marido siempre

encontrará en su casa el sabor de su madre.

3La mula rucia es como los campesinos le llaman a la niebla que baja de la montaña, la diferencia es que esta es una
nube densa que baja deslizándose por la montaña y cargando consigo lluvia y oleadas de frío.

76
Ilustración 9: Cocina en casa de Yenny

Esto me causó curiosidad, así que le pregunte si sabía cómo matar una gallina y dejarle la carne

sin sangre – tal como me había mostrado Carmela–, me dijo que no, que eso lo sabía era Carmela

y la abuela de su esposo, Edwin. Además, ella había visto como se mataban a las gallinas pero

que eso no le gustaba y prefería comprar una o pedirle a Carmela que se la matara.

Como si se trataran de secretos de Estado, hay recetas que quedaron guardadas en la

memoria de las mujeres. “Esa es mi sazón” decía Carmela.

Otra de las formas de resistencia se encuentra en la oralidad, ya que como dice el dicho,

“lo principal se aprende en casa”. En las casas campesinas no solo se les enseña a los niños las

normas básicas de convivencia, sino que como se ha podido observar anteriormente, también se

les enseña a hacer parte de las prácticas diarias del campo, a trabajar desde pequeños y ponerle

77
empeño a lo que se haga, pues “de ahí sale pa’ comer”. De esta forma se crean los principales

lazos con la vida como parte de una comunidad.

Ilustración 10: Hombre con su hijo, de cuatro años, metiendo la papa cosechada en bultos.

Al integrarse al mundo de los alimentos desde tan pequeños todos crean una fidelidad a la tierra

en la que crecieron, y como todos me lo expresaron, no hay mejor comida que esa que sabe a

hogar, a esfuerzo y que hace recordar a la tierrita. Esa misma alimentación permite a las

personas asociarse para cocinar los platillos de infancia, incluso les escuchaba decir que aquella

comida ya casi sabía cómo la que hacía su mamá o que ya estaban cerca de emularla. No solo se

trata de una simple necesidad biológica, sino que crea relaciones y tejidos sociales entre unos y

otros. La tradición culinaria es otra forma de mantener viva la cultura de aquel espacio, recordar

a aquellas personas que ya no están presentes y de no perder las raíces con sus tierras.

78
Definitivamente para ellos no hay vergüenza en ser campesino, sino que se trata de algo

de orgullo.

«Nosotros comiamos papitas, habitas, maizito, mazorquita, alberjitas verdes, alberjitas


secas. Teníamos una alimentación muy variada, por ejemplo, el grano cuando ya se secaba eso
hacíamos tostados de maíz de habas, de trigo y eso se molía, se hacía harina y esa harina queda
deliciosa y se revolvía de agua de panelita y eso era una delicia. Nosotros para ir a la escuela
desayunábamos con eso, con un caldito, por ahí un teñidito en leche, su pocillito de harina y su
pocillo de agua de panela, y revuelva, moje y coma, y con eso. Para las onces se llevaba unas
puñaditas de tostado sin moler, los granos; y eso en la escuela nos peleabamos, el que llevaba
tostado tocaba hacerle la guerra y ponga la mano “ay, ole, deme, deme habitas, deme maizitos,
deme” y así.» (Lola Choconta y Nemesio Católico).

La habilidad de mantener las viejas estructuras, pero también de verse afectada por el cambio

social, y a su vez afectarlo, es lo que permite que esta situación específica pueda desarrollarse

dentro de una teoría social de la comunicación a través de la revisión y demostración de los

hechos. Esto nos lleva a pensar que, si bien es cierto que el mundo moderno exige a las culturas

otras cierta unión, el éxito de la supervivencia se encuentra en la mezcla entre lo viejo y lo

nuevo. La manera de trasmisión de saberes, en el campo al menos, permanece siendo el mismo,

la trasmisión de saberes a través de la oralidad y la muestra de los quehaceres aseguran que los

jóvenes puedan llevar consigo el legado de múltiples generaciones antes que ellos, y así mismo

hacer perdurar su cultura, legados ancestrales y prácticas. Para que la cultura sobreviva, la tarea

de la trasmisión de saberes recae en cada uno de los individuos de la comunidad.

79
Conclusiones

Desde los puntos de vista de Martín-Barbero (1990), Fischler (1990), Geertz (1988), Serrano

(1986 y 2007) y Ralph (1945), una comunidad puede manifestar en las prácticas culinarias

emociones, significados, relaciones y orden social. Enfocarme en un tipo de comunicación

diferente, con una perspectiva de teoría fundamentada que abría la posibilidad de generar o

mejorar teorías a partir de las vivencias y las observaciones del trabajo de campo, me permitió

ser testigo y participe de una experiencia única, me dio la posibilidad conocer a nuevos sujetos e

intentar entender la manera como desarrollan su vida cotidiana, con modelos distintos a los de

los centros urbanos y los grandes medios de comunicación.

Resumo mis hallazgos, operacionalizados desde la propuesta de Martín-Barbero para analizar

prácticas comunicativas, de la siguiente manera:

En primer lugar, fue posible identificar el rol que toma la cultura popular dentro de la

comunidad campesina, verla materializada en un conjunto de prácticas presentes en momentos

de dialogo, rituales, transmisión de saberes y formas de innovación. Mediante la conservación de

tradiciones culturales, los habitantes de este municipio y de la vereda, aseguran la conservación

de su legado cultural e histórico. Por esta razón que los planteamientos de Martín -Barbero (

1990 y 1980) y Martín Serrano (1986 y 2004) cobran tanto sentido en este trabajo, pues

establecen que es necesario darle voz a pueblos acallados por lo moderno, y entrar a revisar las

prácticas cotidianas. Mediante el análisis de estas interacciones me fue posible entender los

procesos culinarios que desarrollan las mujeres en los entornos rurales como una situación de

80
comunicación colectiva; esta se da mediante la transmisión de saberes entre diferentes

generaciones las cuales después se verán aplicadas por los diferentes individuos en sus hogares,

de esta manera la historia se encarga de no olvidarlos. A la luz de lo anterior, para las mujeres

campesinas los procesos entorno a la cocina no se ven como meras obligaciones sino que se

enmarcan en el amor a la familia y en la materialización de la memoria compartida por las

generaciones pasadas para convertirse en experiencias vivas.

En segundo lugar, la trasmisión de saberes es una estrategia que permite que la

comunidad sobreviva como unidad y a su vez permita a nuevos individuos integrarse. Al igual

que todos los diferentes grupos humanos, esta comunidad está atada a una cultura. Como lo

indicó Serrano (1986), la cultura, en este caso campesina, reproduce el sistema social en que los

individuos se manejan, además de introducir al grupo los nuevos valores que van surgiendo junto

con la evolución de la comunidad, y también se van desechando aquellos que ya no tengan un

valor significativo para el desarrollo.

De manera que los individuos desarrollan hábitos mediante la imitación, desde las

enseñanzas no formales. El segundo estadio se da cuando el individuo se encuentra con otras

personas que forman parte de la comunidad y estas le trasmiten saberes desde otras visiones.

En tercer lugar, las prácticas de comunicación aquí se pudieron entender como procesos y

prácticas que desbordan lo mediático y se enmarcan en los social, además de reproducir las

características de las condiciones en las cuales se habita; mediante estas la comunidad produce

sentido y significado de los aconteceres dentro de su entorno. De esta manera los alimentos

81
toman importancia pues a través de ellos se generan rituales, memorias y formas específicas de

comunicación entre las personas.

Debido a la relevancia de estas prácticas dentro de las comunidades rurales es necesario

generar espacios donde estos procesos comunicativos se revitalicen y, a su vez, puedan ser

examinados desde las afectaciones de los cambios sociales.

En cuarto lugar, cocina como cultura, las prácticas culinarias de una comunidad

representan no solo un interés culinario, sino que hablan de las personas, cuentan historias,

cargan recuerdos y transmiten el legado de una población, de una familia. La trasmisión de

saberes y memoria culinaria entre las campesinas del pueblo de Siachoque, se da por medio de

prácticas comunicativas y manuales en la esfera familiar, prácticas que desbordan los sistemas

educativos formales, que se dan en la cotidianidad, en las cocinas familiares, y que en medio de

hibridaciones, influencias y amenazas externas, sostienen maneras de elegir ingredientes,

prepararlos y darle sentido a los platos, para alimentar a sus familias.

82
Anexos

○ Diario de campo de las visitas a Siachoque y a la vereda de San José.

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