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“¿QUÉ ES POESIA?


Gustavo Adolfo Bécquer
“Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Más no, de esa otra parte, en la ribera,


Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,


Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;


Serán ceniza, más tendrá sentido;
Polvo serán, más polvo enamorado”.

POESIA 01
“Corazón Coraza”
Mario Benedetti:
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
POESIA 02.
“Romance de Abenámar”
Lope de Vega
“¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería,
el día que tú naciste grandes señales había!
Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace no debe decir mentira.

Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría:


—Yo te lo diré, señor, aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía
que mentira no dijese, que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría.
—Yo te agradezco, Abenámar, aquella tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían!

—El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita,


los otros los Alixares, labrados a maravilla.
El moro que los labraba cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra, otras tantas se perdía.
El otro es Generalife, huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía.
Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía:
—Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría;
daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla.
—Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería”.
POESIA 03.
“La noche obscura”
San Juan de la Cruz
“Cerca del Tajo, en soledad amena,
de verdes sauces hay una espesura
toda de hiedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta el altura
y así la teje arriba y encadena
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido,
alegrando la vista y el oído.

Con tanta mansedumbre el cristalino


Tajo en aquella parte caminaba
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba,
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombras lleno.

Moviola el sitio umbroso, el manso viento,


el suave olor de aquel florido suelo;
las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo;
secaba entonces el terreno aliento
el sol, subido en la mitad del cielo;
en el silencio solo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba”.

POESIA 04.
“Égloga III”
Garcilaso de la Vega
“ide mi baxa lira tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento;

Y en ásperas montañas
con el suave canto enterneciese
las fieras alimañas,
los árboles moviese,
y al son confusamente los traxese;

No pienses que cantado


sería de mí, hermosa flor de Gnido,
el fiero Marte airado,
a muerte convertido,
de polvo y sangre, y de sudor teñido;

Ni aquellos capitanes
en las sublimes ruedas colocados,
por quien los alemanes
el fiero cuello atados,
y los franceses van domesticados”.

POESIA 05.
“Fragmento de la Oda a la flor de
Gnido”
Garcilaso de la Vega
“Así pasó la vida acrecentando
materia de dolor a mis sentidos,
como si la que tengo no bastase, los cuales para todo están
perdidos
sino para mostrarme a mí cuál ando.

Pluguiese a Dios que aquesto aprovechase


para que yo pensaseun rato en mi remedio, pues os veo
siempre con un deseo
de perseguir al triste y al caído:

Yo estoy aquí tendido,


mostrándoos de mi muerte las señales,
y vos viviendo sólo de mis males”.
POESIA 06.

“Frente al mar”
Octavio Paz

¿La ola no tiene forma?


En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.

Las olas se retiran


¿ancas, espaldas, nucas?
pero vuelven las olas
¿pechos, bocas, espumas?

Muere de sed el mar.


Se retuerce, sin nadie,
en su lecho de rocas.
Muere de sed de aire.

POESIA 07
“Creo en mi corazón”
Gabriela Mistral
Creo en mi corazón, ramo de aromas
que mi Señor como una fronda agita,
perfumando de amor toda la vida
y haciéndola bendita.

Creo en mi corazón, el que no pide


nada porque es capaz del sumo ensueño
y abraza en el ensueño lo creado:
¡inmenso dueño!

Creo en mi corazón, que cuando canta


hunde en el Dios profundo el franco herido,
para subir de la piscina viva
recién nacido

Creo en mi corazón, el que tremola


porque lo hizo el que turbó los mares,
y en el que da la Vida orquestaciones
como de pleamares.

Creo en mi corazón, el que yo exprimo


para teñir el lienzo de la vida
de rojez o palor y que le ha hecho
veste encendida.

Creo en mi corazón, el que en la siembra


por el surco sin fin fue acrecentando.
Creo en mi corazón, siempre vertido,
pero nunca vaciado.

Creo en mi corazón, en que el gusano


no ha de morder, pues mellará a la muerte;
creo en mi corazón, el reclinado
en el pecho de Dios terrible y fuerte.

POESIA 08.
“Poesía de las cosas”
José Ángel Buesa
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién,
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...

Y también es posible que una tarde de hastío


como florece un surco, te renazca un afán,
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño


recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas


sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido


y un soplo de ceniza regará tu jardín,
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.

POESIA 09.
“CREO EN MI CORAZON”
GABRIELA MISTRAL
Creo en mi corazón, ramo de aromas
que mi Señor como una fronda agita,
perfumando de amor toda la vida
y haciéndola bendita.

Creo en mi corazón, el que no pide


nada porque es capaz del sumo ensueño
y abraza en el ensueño lo creado:
¡inmenso dueño!

Creo en mi corazón, que cuando canta


hunde en el Dios profundo el franco herido,
para subir de la piscina viva
recién nacido

Creo en mi corazón, el que tremola


porque lo hizo el que turbó los mares,
y en el que da la Vida orquestaciones
como de pleamares.

Creo en mi corazón, el que yo exprimo


para teñir el lienzo de la vida
de rojez o palor y que le ha hecho
veste encendida.

Creo en mi corazón, el que en la siembra


por el surco sin fin fue acrecentando.
Creo en mi corazón, siempre vertido,
pero nunca vaciado.
Creo en mi corazón, en que el gusano
no ha de morder, pues mellará a la muerte;
creo en mi corazón, el reclinado
en el pecho de Dios terrible y fuerte.

POESIA 10.

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