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DÍA 3*

Dios, Padre celestial


Ten misericordia de nosotros
Nuestro Padre celestial ha tenido sólo un santo para representarlo en la tierra. Por ello, a ese santo
favorecido le concedió todo lo posible, y lo equipó con todo lo que necesitaba para ser su digno
representante.
— San Pedro Julián Eymard

D ios Padre te ama. Es tanto el amor que te tiene, que envió a su Hijo al
mundo para salvarte. Pero salvarte no es el único propósito por el que envió
a su Hijo. Lo envió para salvarte y, además, hacerte hijo(a) de Dios. A través de
Jesús puedes tener una relación filial con Dios Padre. A través de Jesús puedes
clamar “¡Abba, Padre!”.
La razón por la que fuimos creados es para ser hijos de Dios; es el propósito
mismo de nuestra existencia, y hay un solo camino para llegar al Padre: Jesucristo
(ver Jn 14, 6). Sólo Jesús tiene el poder de llevarnos al Padre. Sin embargo, en el
amor misericordioso de Dios, San José juega un rol muy importante en nuestro
crecimiento espiritual y camino hacia el Padre.

LA CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ INCREMENTARÁ LA PRESENCIA


DEL PADRE EN TU VIDA. Conocemos esta verdad por la vida del mismo
Jesús. Cuando el Padre celestial envió a su Hijo al mundo para salvarnos y
hacernos sus hijos, eligió a un santo para que lo representara en la tierra: San José.
Al vivir bajo el techo de San José y ser su Hijo, Jesús nos dio un ejemplo personal
de confianza en San José. Jesús amó, obedeció e imitó a su padre terreno. San José
es el único hombre a quien Jesús llamó padre; Jesús se deleitaba con saberse “hijo
de José” (ver Jn 6, 42). Nosotros también debemos sentirnos honrados de ser sus
hijos. Si, conforme a los planes del Padre, Jesús necesitaba de San José, ¡cuánto
más habremos de necesitarlo nosotros!.

LA PATERNIDAD DE SAN JOSÉ INCREMENTÓ LA PRESENCIA DEL


PADRE CELESTIAL EN LA VIDA DE JESÚS. Claramente sabemos que San
José no es Dios. No puede añadir nada a la comunión divina y eterna entre Dios
Padre y Dios Hijo, tampoco puede aumentar el poder de Jesús, como Persona
divina, de contemplar eternamente al Padre Celestial en su presencia. Más bien,
San José fue elegido para ocupar el lugar del Padre Celestial en lo que atañe a las
exigencias de la naturaleza humana de Jesús.
Dios Padre no tiene una naturaleza humana. Cada vez que Jesús miraba a San
José, lo escuchaba hablar, lo observaba en su trabajo, o era testigo de su casto
amor por María, su humanidad presenciaba un reflejo perfecto del Padre celestial.

Dios eligió a José para ser su más tangible imagen en la tierra, el depositario de todos los derechos de
su paternidad divina, el esposo de esa noble Virgen que es Señora de los Ángeles y de los hombres.
— Beato Guillermo José Chaminade

LO QUE HIZO EL PADRE CELESTIAL POR JESÚS, TAMBIÉN LO


QUIERE HACER POR TI. Dios Padre quiere que te confíes al cuidado paternal
y amoroso de San José, de una manera semejante como Él le encomendó a San
José la naturaleza humana de Jesús. Dios planeó estos encargos, tanto el de Jesús
a San José, como el de los miembros de la Iglesia a San José, desde toda la
eternidad; no se hicieron fortuitamente. San José es la sombra del Padre celestial.
Para Jesús, fue la imagen y el reflejo del Padre. Dios Padre también quiere que
aceptes a San José como tu padre espiritual. Jesús es el único en quien vemos la
más perfecta imagen de la misericordia y el amor de su Padre celestial (tal como
Él lo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” [Jn 14,9]), pero Jesús
también quiere compartir con nosotros quien fue para él la imagen terrena de su
Padre celestial.

Este hombre santo [San José] tuvo tan alta dignidad y gloria, que el Padre Eterno muy generosamente
le otorgó semejanza de su propia supremacía.
— San Bernardino de Siena

*Del libro CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ – LAS MARAVILLAS DE NUESTRO PADRE ESPIRITUAL- Donald H. Calloway,
Mic.

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