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03 - Mando y Roles. Liderazgo
03 - Mando y Roles. Liderazgo
Fitz enz (1999) plantea tres paradigmas organizacionales del área de RRHH, a
saber, Apoyo, Servicio y Socio. El Rol de Apoyo consiste en el aporte básico que
debe realizar toda área de RRHH. Comprende todo lo necesario legalmente
para emplear personal. El Rol de servicio conlleva todas las herramientas que
hacen que los empleados sientan que la empresa se preocupa por ellos y que
hagan que se sientan satisfechos de pertenecer, es todo beneficio “extra” que
surge de RR.HH. para con sus empleados. Por último en el Rol de socio, que es
en el cual RR.HH. participa activamente en la toma de decisiones estratégicas
del negocio. Pero como afirma Vola-Luhrs (2004) este modelo limita el abordaje
a la realidad del área en el día a día debido a su visión paradigmática. Por lo
tanto añadimos la descripción que desarrolló Ulrich en su libro “La propuesta
de valor de Recursos Humanos”. Ulrich (2006) presenta cinco roles para los
profesionales de RRHH, como defensores de los empleados, donde se aseguran
que la relación entre el empleador y el empleado sea de valor reciproco. Otro
rol es aquel que construye la fuerza de trabajo futura, actuando RRHH como
potenciador del capital humano. Al mismo tiempo el profesional del área actúa
como experto funcional, diseñando y llevando a cabo prácticas de RRHH que
aseguren la capacidad individual y creen capacidades organizacionales.
También se desempeñan como socios estratégicos, ayudando y dando apoyo a
los directivos de todos los niveles a conseguir sus objetivos. Ulrich introduce un
último rol que unifica todos los anteriores, el rol de líder de RRHH, el
profesional debe ser creíble tanto dentro de sus funciones de RRHH, como para
los de fuera.
EXPERTO FUNCIONAL
SOCIO ESTRATÉGICO
Ulrich (2006) afirma que los profesionales de RRHH como Socio estratégico
contribuyen con su pericia y conocimiento, capacidad de cambio, la asesoría y
el aprendizaje a los directivos, para que juntos puedan crear valor. Es decir, que
RRHH debe comprender el negocio y actuar en forma conjunta con los
directivos para apoyarlos y que se logren los objetivos aportando todas sus
capacidades.
Los trabajadores del área de RRHH son miembros del equipo directivo y
trabajan como agentes de cambio y como asesores internos. Al desempeñarse
como agentes de cambio, identifican problemas de la organización, separando
los síntomas de las causas y facilitan el establecimiento de una agenda para el
futuro y la creación de planes para hacer que las cosas sucedan. Cuando
trabajan como asesores internos, brindan consejo a los líderes sobre lo que
debería hacerse y como.
Este rol es aquel que sintetiza y reúne los otros cuatro. Por lo tanto un buen
líder de RRHH generará credibilidad y aumentará las chances de éxito del área
y en consecuencia un desempeño eficiente del resto de los roles. Es preciso para
ser un líder en primera instancia, liderar y valorar su propia función. Es decir,
en palabras de Ulrich “El liderazgo empieza en casa”. (pp 271; 2006) Los líderes
de RRHH determinan una agenda para RRHH dentro de la empresa, para la
manera en que los colaboradores y la organización se reúnen para promover el
logro de los objetivos del negocio; y para la forma en que la propia función de
RRHH operará. Según Ulrich “Los líderes de RRHH mantienen y controlan la
comunidad de RRHH de la organización, tanto en el propio departamento
como en cualquier otra persona que sea responsable de los problemas de
RRHH”. (pp 272; 2006)Es decir que para llevar a cabo este rol de manera
eficiente es necesario llevar un control total de los responsables del capital
humano, aquellos que tienen a cargo personas. Finalmente cabe hacer la
mención que este rol no se cumple solo en los altos mandos de la organización
sino que todo profesional de RRHH practica un liderazgo personal al aceptar la
responsabilidad de hacer este tipo de trabajo. Por lo tanto y como afirma Ulrich
“la costumbre de depender de uno mismo, de la fiabilidad y el apoyo mutuo a
todos los niveles hace que la función de RRHH sea un instrumento más potente
y flexible, mejorando la capacidad de sus miembros para añadir valor a
cualquier nivel que trabajen.” (pp 273; 2006).
TEORIA DEL ROL
"La teoría del rol, cuando se lleva hasta sus conclusiones lógicas, hace mucho
más que proporcionarnos una taquigrafía conveniente para la descripción de las
diferentes actividades sociales. Nos proporciona una antropología sociológica, o
sea, una visión del hombre basada en su existencia en sociedad. Esta visión nos
dice que el hombre desempeña roles trágicos en el gran drama de la sociedad
[...] Se ve y se juzga a la persona como un repertorio de roles cada uno provisto
adecuadamente de una identidad determinada. [...] Lo cual pone en tela de
juicio una de las presunciones favoritas acerca del propio yo: su continuidad.
[...] Por lo tanto, hablando todavía en términos sociológicos, si deseamos
averiguar quién es "realmente" un individuo en este calidoscopio de papeles e
identidades, se puede contestar únicamente enumerando las situaciones en que
dicho individuo es una cosa y aquellas en la que es otra". (Peter L. Berger)
LA VERDADERA LABOR DE UN LÍDER
Cómo crear una cultura de liderazgo – “El acto supremo del liderazgo es
institucionalizar una cultura centrada en él”
1. Por qué la dinámica del poder es, necesariamente, parte importante de los
procesos directivos.
3. Cómo y con qué propósitos utilizan el poder los directivos eficaces. Cómo
reconocer la dependencia en el trabajo de los directivos Uno de los aspectos que
distinguen al directivo típico es cuánto depende de las actividades de otros para
hacer bien su trabajo. A diferencia de los médicos o de los matemáticos, cuyo
desempeño depende más directamente de su propio talento y esfuerzo, un
directivo puede depender, en distinta medida, de superiores, subalternos,
personas del mismo nivel que trabajan en otras partes de la organización,
subordinados de éstos, proveedores externos, clientes, competidores, sindicatos,
agencias reguladoras, y muchos otros. Estas relaciones de dependencia son algo
inherente a los cargos directivos por dos características de las organizaciones:
A medida que alguien gana autoridad formal dentro de una organización, las
áreas en las que puede ser vulnerable aumentan y se hacen más complejas. Para
planear, organizar, presupuestar, colocar gente, controlar y evaluar, los
directivos necesitan tener algún control sobre muchas de las personas de
quienes dependen. Tratar de hacerlo a través de la mera dirección, y en base al
poder vinculado al puesto que se tiene, sencillamente no funciona, primero
porque los directivos siempre dependen de otras personas sobre las cuales no
tienen ninguna autoridad formal, y segundo porque virtualmente nadie en las
organizaciones modernas acepta obedecer pasiva y completamente un flujo
continuo de órdenes sólo porque quien las da es el “jefe”. Tampoco da
resultado tratar de influir en otros por medio de la mera persuasión, ya que
ésta, aunque es el más potente y quizás el más importante método de
influencia, tiene también serias desventajas. Requiere tiempo (con frecuencia
mucho), destreza e información. Y puede fracasar porque el otro sencillamente
prefiere no escuchar, o no lo hace con atención. Obviamente, el poder formal y
la persuasión son medios importantes para ejercer influencia, pero, incluso
juntos, por lo general son insuficientes. Los directivos exitosos resuelven el
problema de la dependencia de otros dándose cuenta de ella, eliminando o
evitando la dependencia innecesaria, y estableciendo autoridad sobre esos
otros. En otras palabras, el hecho de que la dependencia sea inherente a los
cargos gerenciales explica por qué la dinámica del poder constituye
necesariamente una parte importante de los procesos directivos. Cuanto más
complejas sean las tecnologías, cuanto más crezca la organización típica, y
cuanto más competitiva y regulada sea la industria en general, será cada vez
mas importante que los directivos adquieran y utilicen eficazmente el poder. El
poder en las relaciones Para manejar adecuadamente las relaciones de
dependencia inherentes a sus cargos, los directivos eficaces establecen,
incrementan o mantienen cuatro tipos diferentes de poder sobre los demás.
Tener poder, de cualquiera de esas clases, le da al directivo la capacidad no sólo
de influir – cuando sea necesario – sobre aquellos de quienes depende, sino
también de evitar que alguno de ellos le haga daño.
Una de las maneras de establecer poder en las relaciones con otros es despertar
en ellos un sentimiento de obligación. Cuando un directivo es eficaz los demás
piensan – con razón – que deben permitirle que influya sobre ellos, hasta cierto
punto. En el mismo sentido, los directivos exitosos con frecuencia hacen favores
a otros con la esperanza de que éstos sentirán la obligación de devolverlos.
Además, como la mayoría de la gente cree que la amistad acarrea obligaciones,
los directivos eficaces tratan de entablar verdaderas amistades con las personas
de quienes dependen. También se las arreglan para crear circunstancias en las
cuales renuncian a algo, a cambio de crear alguna obligación futura.
2. Fe en la habilidad de un directivo
Un tercer método para ganar poder es fomentar en los demás una inconsciente
identificación con el directivo, o con las ideas que él apoya. Sigmund Freud fue
el primero en describir este fenómeno, que se observa claramente en la forma
como la gente admira a los líderes carismáticos. En general, cuanto más
conscientemente y (lo que es más importante) inconscientemente alguien
considere a un directivo como una persona ideal, más consideración le tendrá.
Este poder se desarrolla de muchas maneras: el ejecutivo trata de verse y
conducirse en forma respetable, hace cuanto puede para que sus empleados lo
noten, y da discursos sobre las metas, valores e ideales de la organización.
Autoridad formal
El primero es el de utilizar uno o todos los métodos cara a cara, que a su turno
tengan un impacto específico sobre una determinada persona. Es un tipo de
manipulación del medio ambiente de los demás que puede influir tanto en la
conducta como en las actitudes, lo que puede tener éxito cuando fallan otros
métodos de influencia. Pero tiene serias desventajas: consume mucho tiempo y
energía, y es bastante arriesgado. Los que se ganan una reputación de
manipuladores debilitan seriamente su propia capacidad de adquirir el poder
que les permita influir en los demás. Casi nadie querrá identificarse con un
manipulador. Y virtualmente nadie acepta, de buenas a primeras, que un
manipulador intente persuadirlo. En casos extremos, una reputación de
manipulador puede arruinar completamente la carrera de un directivo.
8. En los encuentros, rara vez dan órdenes, en el sentido tradicional. Esto es,
pocas veces “les dicen” a los demás lo que hay que hacer.
9. No obstante, los utilizan con frecuencia para tratar de influir en otros. Sólo
que, en vez de decirles lo que tienen que hacer, preguntan, solicitan, halagan,
persuaden o intimidan.
10. Al distribuir su tiempo con otros, reaccionan con frecuencia frente a las
iniciativas de los demás. Su día normal no ha sido planeado en gran parte.
Incluso los que tienen una agenda llena de citas previamente acordadas
terminan dedicando a menudo un montón de tiempo a asuntos no
contemplados.
11. Gran parte del tiempo que pasan con otros se les va en breves o incoherentes
conversaciones, Un asunto cualquiera no les toma, por lo general, más de diez
minutos. Y no es raro que en un intercambio de cinco minutos cubran diez o
más temas, no relacionados entre sí.