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Estudio de los roles masculinos y femeninos de la cultura

cortesana a través de la literatura del amor cortés entre los


siglos XI-XIII.

Raquel Fajas Vázquez, Carmen Gamarra Rodríguez

Historia UB

Historia Medieval
Índice
Influencias y orígenes del amor cortés................................................................................... 3
La visión del sexo, amor y matrimonio socialmente.............................................................5
Las etapas de consumación del amor cortés..........................................................................7
Representación del hombre....................................................................................................10
Representación de la mujer.................................................................................................... 10
Bibliografía........................................................................................................................................ 13
El amor cortés nace de la tradición trovadoresca en la zona del Languedoc, Francia, a finales del S.XI y principios
del S.XII. Este trabajo se centra, principalmente, en el amor cortés de los siglos XI y XIII, aunque también se
mencionará a Tirant lo Blanc que es posterior. Se tratarán las influencias que se pueden ver hasta llegar a este género
literario, el contexto del matrimonio, el sexo y el amor bajo el foco social y religioso, las etapas del desarrollo del
amor mediante ejemplos sacados de la propia literatura y las representaciones que hacen tanto de hombres como
mujeres mediante unos de los personajes más notorios en este apartado de la literatura y una breve conclusión
acerca de cómo estos estándares han prevalecido a lo largo de la historia hasta nuestros tiempos.

Influencias y orígenes del amor cortés

En el amor cortés se pueden observar influencia de los antiguos mitos latinos, cosa que no es de extrañar, ya que
los trovadores, sus precursores, son conocidos por ser hombres ávidos de conocimiento y grandes lectores, por lo
que no es una disparatada suposición que de sus lecturas de autores latinos sacasen cierta inspiración. Se podría
poner como ejemplo tanto los mitos de Orfeo y Eurídice como el de Eros y Psique. Claro, no cumplen todas las
reglas del amor cortés tal y como estaban establecido, pero sí se pueden entrever algunas pinceladas de las
características que le vemos al género literario ya mencionado.
En el caso de Eros y Psique, se puede destacar, primero, la gran belleza y cualidades atrayentes de Psique, su
obediencia al deber y a cumplir su destino impuesto por el Oráculo, que le dijo que ella debía casarse con un
monstruo. También, podemos ver cómo, en especial, Eros, al enamorarse de Psique, comienza una relación con
ella, aun sabiendo que su madre Afrodita la condenaba, aunque Psique desconocía totalmente de este hecho,
iniciándose así un amor prohibido reminiscente de obras como Tristán e Isolda o el amor entre Ginebra y sir
Lancelot. Otro aspecto destacable es la pérdida de identidad, por así decirlo, del dios cuando se ve obligado a
alejarse de su dama, y como este lucha para poder estar con ella, a pesar de todas las trabas que su propia madre le
pone, hasta que al final realiza su cometido y tienen ese final feliz que tanto ansiaban.

El siguiente ejemplo, Orfeo y Eurídice. De nuevo, la dama es presentada como una mujer de gran belleza y grandes
cualidades, muchos hombres la pretenden, pero su pudor y honor la detienen de ceder a sus intentos de cortejo,
hasta que aparece Orfeo que con su habilidad con la lira la impresiona, otra cualidad reminiscente del amor cortés
donde el caballero intenta usar sus cualidades y hazañas para encandilar a su dama. En este caso no hay
impedimento para su amor, aunque un trágico suceso, la muerte de Eurídice por la picadura de una serpiente, pone
punto y final, o más bien, una coma a su historia de amor. Orfeo, debido al duelo, no puede continuar su vida sin
ella, y aquí podemos observar de nuevo la pérdida de la razón de vivir del caballero cuando su dama no está. En su
congoja, Orfeo baja hasta lo más profundo del infierno para encontrarla, que esto también nos puede recordar de
cierta manera a las aventuras que suelen vivir las parejas corteses con tal de poder verse. Cuando, finalmente, Orfeo
pierde la oportunidad de rescatar a su amada de las garras del Hades, se suicida, porque sin ella no puede vivir.
En el amor cortés también se pueden rescatar influencias de poemas árabes, como los que el andalusí Ibn Zaydún
le dedica a su amada, la princesa Wallada de Córdoba, cuando esta rechaza su amor y le condena al exilio,
obligándole a vagar por diferentes lugares del Al-Ándalus hasta que se establece en Sevilla, donde inevitablemente,
muere. En la casida Vino la lejanía entre tú y yo a sustituir nuestra cercanía, el poeta se lamenta que ya no pueden
continuar con esa relación amorosa secreta, aludiendo a sus encuentros ocultos durante la noche y cómo se
lamenta de que el Sol de la mañana los separa, se puede apreciar cuando dice 1‘Cuando vino aquel alba a
separarnos, también vino la muerte, y por llorarme diligente se alzó la plañidera.’ También, se lamenta
enormemente del vacío que sufre su existencia, su alma, como él la denomina, ahora que ella ya no está, tal como
se ve en sus palabras ‘El alma, que perderte ni un momento pensó, de recobrarte desespera.’ 2, también en ‘La
misma desmesura de mi angustia pensé que amortiguara tu memoria; mas muero de dolor, y no me curo.’3, donde
dice que siente que el dolor de su pérdida va a incluso acabar con su vida. También se puede destacar una posible
pérdida de identidad, de razón de ser, del autor, sobre todo cuando dice ‘Sin ti mis días se tornaron negros y
contigo mis noches eran blancas’, haciendo una comparación de su estado emocional y su felicidad cuando estaba
con ella y cuando dejó de estarlo.4 Otro recurso del amor cortés que podemos observar en este poema es la
idealización de la dama y la adulación por su belleza, como dicen las palabras ‘si de limo mano divina modeló a los
hombres, a ella tan solo la formó de almizcle, o de plata sin mezcla, que rematan con ornato sin par hebillas de
oro’5. Cabe destacar el uso de materiales lujosos, como el oro y la plata, y el uso del almizcle, un olor sensual y
atrayente, cautivador.

Por su parte, la enamorada de Ibn Zaydún, Wallada, también le dedicó numerosos poemas, dulces durante su
relación, agresivos durante su ruptura. En el poema Cuando caiga la tarde, escrito durante su etapa romántica, ella
habla sobre sus escapadas nocturnas y el amor tan intenso que siente hacia él. Los encuentros en la noche son muy
recurrentes en los poemas cortesanos, y la razón la da la misma Wallada cuando dice ‘noche es quien mejor
encubre los secretos’6. También, durante un período de separación de los dos amantes, Wallada escribe en su
poema, Tras la separación, el lamento de no poder cumplir su deseo de estar con su amado, como dice ‘paso las horas
de la cita en el invierno sobre las ascuas ardientes del deseo’7 y cómo el destino, una fuerza imparable e
inesquivable, los termina separando, como escribe en sus palabras ‘Qué pronto me ha traído mi destino lo que
temía’8. Por la propia naturaleza de su romance, ilegítimo a los ojos de la sociedad y la religión, ya que estaba fuera
de los lazos matrimoniales, sabía ella que en algún momento se le tendría que poner un punto y final.

1
Badar Al- Gheseini, Z.Casida ‘vino la lejanía entre tú y yo a sustituir a nuestra… pp. 70.
2
Badar Al- Gheseini, Z. Casida ‘vino la lejanía entre tú y yo a sustituir a nuestra… pp. 70.
3
Badar Al- Gheseini, Z. Casida ‘vino la lejanía entre tú y yo a sustituir a nuestra… pp. 71.
4
Badar Al- Gheseini, Z. Casida ‘vino la lejanía entre tú y yo a sustituir a nuestra… pp. 71.
5
Badar Al- Gheseini, Z. Casida ‘vino la lejanía entre tú y yo a sustituir a nuestra… pp. 71.
6
Wallada bint al-Mustakfi. Cuando caiga la tarde. vv. 2
7
Wallada bint al-Mustakfi. Tras la separación, ¿Habrá medio de unirnos? vv. 2-3.
8
Wallada bint al-Mustakfi. Tras la separación, ¿Habrá medio de unirnos? vv. 6
No es de extrañar que, puesto a las numerosas cruzadas que se dieron durante esos años, las costumbres andalusíes
y árabes fueran llevadas hasta las cortes occitanas, sobre todo teniendo en cuenta que algunos personajes
importantes, como Guillermo IX de Aquitania, fue a una de estas cruzadas por Jerusalén, en ese entonces, bajo
poder musulmán, y por Asia Menor.

La visión del sexo, amor y matrimonio socialmente.

Una clave importante para entender, no solo una de las razones por las que el amor cortés se dio y tuvo su gran
auge, sino también cómo son desempeñados los roles de género de mujer y hombre que se comentarán más
adelante, es comprender el lugar que tenían el sexo, el matrimonio y el amor en la sociedad.

En el apartado de los matrimonios, podemos notar una tendencia, por no decir tradición, en la que la mayoría de
las alianzas matrimoniales se trataban más de un tema con fines políticos, territoriales y económicos, que de los
sentimientos de ambas partes implicadas. Claramente, era probable que las personas que se encontraban bajo esta
unión legislativa acabasen desarrollando sentimientos tiernos entre ellos, incluso llegar al cariño o el
enamoramiento, pero por sorprendente que pueda parecer, bajo el umbral de la sociedad en la que vivimos, estos
sentimientos de amor eran más bien desaconsejados9, porque no se tiene que olvidar la naturaleza que tenían estas
uniones: el beneficio de ambas partes.

Ejemplo de estas uniones son las que el mitificado y popular Cid, Rodrigo Díaz de Vivar realizó con sus hijas,
casando a Cristina con Ramiro Sánchez, infante de Navarra, y a su hija María, primeramente con Pedro Pérez,
infante de Aragón y de segundas nupcias con Ramón Berenguer III, conde de Barcelona y Girona10, aunque la
ficción nos cuente que estas hijas tenían de nombre Sol y Elvira y estaban casadas con los infantes de Carrión. De
hecho, el propio matrimonio de Rodrigo Díaz de Vivar, es decir, el Cid, y Jimena fueron casados porque, según el
autor David Porrinas en su obra El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra, ambos se hubieron declarado al otro
heredero todos los bienes que poseían.

La razón por la que el amor era desaconsejado en estos enlaces matrimoniales es que, en caso de no ser fructífero
el acuerdo, se podía llegar a alegar una supuesta consanguinidad de cuarto grado entre ambas partes del
matrimonio para romper el enlace11 y buscar nuevos posibles cónyuges con los que quizás encontrar mejores
beneficios. Debido a la relativa normalización del divorcio12, o la disolución de enlaces matrimoniales, lo más
recomendable era no tener sentimientos afectuosos, ya fuera de manera unilateral o con reciprocidad, para
mantener la mente lo más fría y analógica posible para el provecho de ambas familias. Los sentimientos, en especial
9
En palabras de Lewis ‘el matrimonio, lejos de ser un canal natural para el nuevo tipo de amor, fue más bien el pálido
trasfondo contra el cual el cual ese mismo amor se estrelló en todo el contraste de su nueva ternura y delicadeza’. La alegoría
del amor. pp. 23.
10
Jiménez I. L. Los infantes de Carrión y las hijas del Cid: su realidad histórica en relación con los personajes literarios pp. 12.
11
De Rougemont, D. El amor y occidente. pp. 34.
12
Lewis, C.S. La alegoría del amor. pp. 23.
el amor y el odio, como se ha tratado en este trabajo, pueden llegar a ser más fuertes que la razón o la lógica, por lo
que desarrollar un vínculo íntimo fuerte podría entorpecer en sobremanera estos negocios.

Dentro de esta propia de la institución legislativa y religiosa del amor, no se esperaba que hubiera una fidelidad
rígida y totalmente monógama, al menos, por parte del hombre, porque a pesar de que en este trabajo se ha
hablado acerca de cómo la mujer está en cierta superioridad de poder en la relación amorosa entre amigo-dama, en
la realidad, fuera de libros y novelas, las mujeres eran ‘algo apenas mejor que una propiedad para el esposo’13 a
pesar de que sí se dieran casos donde el hombre verdaderamente amara a su esposa. Se podría decir que la
infidelidad en el matrimonio no era, solamente, prevista y esperada, sino que era prácticamente la norma, y hay
ejemplos a lo largo de la historia, incluso en el propio Cid, ya que una de las teorías acerca de su genealogía es que
su propio padre era el hijo bastardo de Flaín Muñoz, conde de León. En cambio, en la literatura cortés, quien
usualmente era la que rompía la fidelidad al cónyuge era la mujer, porque era quién solía tener ya un enlace previo.
Un buen ejemplo de esto es Isolda del romance de Tristan e Isolda, donde a pesar que ella era plenamente consciente
de que su deber era casarse con el rey Mark de Cornualles, cosa que cumplió a pesar de su ferviente amor y deseo
por Tristán, su lealtad y amor eran dirigidos a quien era el dueño de su corazón Tristán. De todos modos, debido a
los cánones de modestia y religiosidad para las damas que se comentará más adelante en el apartado de la
representación de la mujer, nunca llegó a plantearse una consumación física de su amor de manera
extramatrimonial, en parte porque, como se va a comentar a continuación, el amor y el deseo carnal no iban
directamente relacionados, visión que ha ido cambiando a través del tiempo hasta volverlos unos, aunque en la
actualidad, a pesar de que los motivos y razonamientos son distintos, se están comenzando a disociar de nuevo. El
afán por mantener sus votos matrimoniales y su pureza ética era tal que, a pesar de fugarse con Tristán para
intentar vivir su ‘vida matrimonial’ lejos de los que los buscan, cuando duermen en la misma cama, interponen una
espada entre sus dos cuerpos para no caer en la tentación de unirse carnalmente.

De hecho, en relación al tema del deseo y la consumación de este deseo, se planteó un debate en el que habían dos
posiciones, que a pesar de tener ciertas similitudes porque, al final, la base es la misma, hay ciertos matices donde
hay grandes discrepancias. Esta base, ya mencionada, es la visión de las relaciones sexuales, particularmente, las
extramatrimoniales, eran visto como actos propios de la marginación y la condena, sobretodo por parte de la
religión predominante, la Iglesia Cristiana Católica. En este debate existen dos posiciones, una planteada
inicialmente por el Papa Gregorio donde, mientras el acto en sí no era pecado, sobretodo por las implicaciones
puramente reproductivas, cumpliendo uno de los mandamientos dados por Dios en Génesis de ‘poblar la Tierra’ 14
y, sobretodo en las altas clases sociales, continuar con el legado para seguir no solo aumentando el patrimonio sino
también para mantener el apellido en la historia, el deseo sí que lo era, porque esa apetencia se salía de los

13
Lewis, C.S. La alegoría del amor. pp. 23.
14
Génesis 1:28. versión del Rey Jacobo.
márgenes creídos dados por Dios para los actos sexuales, porque eran por pura lujuria15. Llegó a decir Pedro
Lombardo en su obra Sententiarum ‘omnis ardenrior amator propriae uxoris adulter est‘ 16que traducido sería ‘el amor
ardiente de un hombre por su propia esposa es adulterio’, evidenciando, de nuevo, la naturaleza transgresora del
propio deseo, incluso si iba dirigido al cónyuge, con quien, bajo los parámetros cristianos, es la única persona con la
que uno debía llevar a cabo esos actos. Por otra parte, había la corriente que no únicamente condenaba ese deseo,
también condenaba el acto en sí.

Las etapas de consumación del amor cortés

Se podría decir que el amor cortés pasa por diversas fases. No en todas las novelas se cumplen con exactitud todas
las etapas, pero sí en su mayoría.

El primer grado del amor cortés es la inicial toma de contacto visual en que el caballero ve a la dama, y ya desde ese
momento, se queda prendado, principalmente, por su gran belleza. Más adelante se hablará del tipo de belleza que
tenían las damas cortesanas. Por poner un ejemplo, en el momento en que Tirant cruza la mirada con Carmesina, él
queda inmediatamente prendado por ella, incluso cuando el emperador le habla ‘sus orejas le escuchaban, pero sus
ojos contemplaban la gran belleza de Carmesina’17. Una cosa a notar es que en la descripción de la mujer, casi
nunca se suele bajar más allá de la cintura, la descripción. Se comienza, usualmente, por el pelo, después se pasa a la
frente, ojos, nariz y boca. Se describe su pecho, torso y brazos, pero casi nunca, va más allá. Lo vemos en la
descripción que hace Chrétien de Troyes de Enide en su obra Erec et Enide, donde primero resalta su vestimenta,
después habla de su belleza general. Seguidamente, habla de su pelo rubio, su rostro y frente blancos, sus mejillas
bermejas y sus brillantes ojos18.

La siguiente etapa es en la que el caballero comienza a adorar a la dama a pesar de que no se ha iniciado una
relación romántica entre ambos. A este proceso también se le llama a veces amor de lonh, i una muestra de esta etapa
la vemos en como reacciona Tirant al ver la imposibilidad de su amor con la bellísima Carmesina, sufre de un gran
dolor emocional y pérdida de apetito, al punto que el emperador lleva a unos médicos a sus aposentos para que
dieran una explicación a su pesar. Tirant la tiene grandemente idealizada, porque a pesar de no haber mediado
palabra con ella, ya se ha enamorado perdidamente, y el efecto contrario tiene cuando se entera de que su primo,
Diafebus, le habló bien a Carmesina sobre él y que ella le mandó sus saludos, él recobró la ‘salud’ y pudo comer
bien.19. Su vida, a partir de ese momento, es por y para la dama, en este caso, Carmesina. Otro ejemplo se
encuentra en la novela del trovador francés Chrétien de Troyes, El Caballero de la Carreta, cuando Lancelot, al
encontrar un peine que lleva unos pocos cabellos rubios de su amada Ginebra, comienza a besar los cabellos de
15
Lewis, C.S. La alegoría del amor. pp. 25.
16
Lewis, C.S. La alegoría del amor. pp. 25.
17
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 51.
18
García et al. Erec et Enide de Chrétien de Troyes, pp. 203-205, vs. 396-435.
19
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 57.
manera continuada y se los guarda como si de un tesoro sagrado se tratasen, y por poco desfallece por lo
abrumado que se sentía por el amor que tenía dentro de él.20

El siguiente paso, o fase de la etapa, sería la declaración del caballero hacia su dama de manera apasionada. Como
ejemplo, la manera de Tirant de expresar a Carmesina su gran amor. enseñándole un espejo y diciéndole que la
mujer que allí hay reflejada es la propia Carmesina21.

La siguiente etapa es la del rechazo de la dama hacia los avances de su caballero. Ejemplo de esto es el rechazo de
Ginebra a Lancelot cuando este, una vez la hubo rescatado, fue negado del amor de esta. Ella le dio una bienvenida
del todo fría, apenas le dirigió palabra, cosa que dejó derrotado al caballero.22

Otra característica del amor cortés es la lamentación que hacen los enamorados con motivo de la falta de
resolución del deseo que no pueden cumplir. Muestra de esto es cuando Tristán e Isolda deben separarse, aunque
su deseo es estar juntos. En su despedida, Isolda se lamenta diciendo que sus vidas están hiladas de manera en la
que nunca deberían separarse, pero el destino los lleva a dividirse.23 También, en solidaridad con su amado, Isolda
rechaza el pequeño obsequio que este le envió para que se acordase de él, porque no veía justo que él sufriera más
que ella en este momento de separación24.

El caballero también lleva a cabo diversos actos heroicos para que la bella doncella se enamore de él, o continúe
con su amor. Esto es coincidente en casi todas las novelas caballerescas cortesanas, por ejemplo, cuando Lanzarote
corre a rescatar a la hermosa Ginebra de las garras de Meleagante, quien la había secuestrado. Otro ejemplo son las
múltiples campañas y guerras a las que asiste Tirant lo Blanc bajo el cargo del emperador, el padre de Carmesina.
También, una de las razones por las que Enide se enamora de Erec es, justamente, por la gran cantidad de acciones
heroicas que él había hecho a lo largo de su carrera caballeresca.

Finalmente, los enamorados acaban consumando su amor, usualmente a escondidas. Ejemplo de esto son Tirant y
Carmesina, cuando gracias a Plaerdemavida consiguen pasar una noche juntos25, Ginebra y Lancelot, cuando él
vuelve de su viaje, uno en el que se le daba por muerto26, pero de esto son excepción Tristán e Isolda, que por
pudor, cuando dormían juntos en las noches, ponían una espada entre sus cuerpos para no ceder al pecado.

Los enamorados secretos viven grandes aventuras para poder verse a escondidas, porque su amor, normalmente, es
algo prohibido. Por ejemplo, Tristán e Isolda deben siempre verse durante las noches a fin de poder estar juntos, y

20
Cuenca, L. A., et al. Chrètien de Troyes. El Caballero de la Carreta. pp. 44.
21
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 74.
22
Cuenca, L. A., et al. Chrètien de Troyes. El Caballero de la Carreta. pp. 65.
23
Bédier, J. El romanç de Tristany i Isolda. pp. 74.
24
Bédier, J. El romanç de Tristany i Isolda. pp. 77-79.
25
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 226-227.
26
Cuenca, L. A., et al. Chrètien de Troyes. El Caballero de la Carreta. pp. 71.
llega un punto en el que los enamorados se fugan a una cabaña. También, Carmesina y Tirant se ven a escondidas
para casarse27.

Representación del hombre

Dentro del amor cortés se representan personajes que no cuentan con una responsabilidad de conquistar tierras ni
defender al rey28, sino que se da una interpretación de la clase feudal sumada a elementos de leyendas, otorgando
así un ambiente de misterio y magia, enmarcando todo de este modo en las cortes medievales; todo esto ayuda a
diferenciar el amor cortés de los cantares de gesta, pues estos últimos tienen más criterio histórico y menos marco
ficticio29.

Para representar al hombre en el amor cortés se usa la figura del caballero perfecto, en Erec et Enide, Erec era parte
de los caballeros de la mesa redonda, aparte de ser descrito como hermoso, valiente y gentil30, pero para
considerarse un caballero perfecto debe de tener honor, fidelidad y respeto hacia otros caballeros31. El caballero del
amor cortés debe pertenecer a la nobleza debido a que todo su arco se desarrolla en las cortes, de ahí el nombre
amor cortés, además de ser el espacio donde conoce a la dama32. En esta literatura el personaje del caballero no
existiría sin el de la dama33, pues todas las aventuras que emprende son para demostrar su amor a ella, siendo esta
otra de las características del caballero, su pleitesía a la dama y su bravura34. En muchas ocasiones el caballero vive
en un constante sufrimiento al no poder consumar su amor, pero este estado es aceptado con alegría, pues cuanto
más inalcanzable se considera a la dama mayor es el deseo y la belleza35.

Dentro del desarrollo del personaje del caballero está la “errancia”, esta se da por la dama y ayuda al caballero a
demostrar su valentía y honrar a la dama36. También el caballero pasa por una crisis de identidad, causado por la
belleza de la dama37. Esto hace referencia a la moralidad vigente en ese tiempo, donde el ética de la época hacía
desconfiar de los placeres carnales38, dando un atisbo de belleza engañosa.

27
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 271.
28
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 20.
29
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 20.
30
“De la Tabla Redonda, se decía, y en la Corte muy gran renombre había, que en el tiempo que estuvo a ella ligado no existió
caballero más loado, y, en ninguna otra tierra, por supuesto, habría encontrado más apuesto. Era muy bello, bravo y distinguido;”
(Chrétien de Troyes, 1982, vv 83-89, 185.
31
Auerbach, E. Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental. pp. 133.
32
Ruiz Doménec, J.E. La caballería o la imagen cortesana del mundo. pp. 279.
33
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 22.
34
Auerbach, E. Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental. pp. 133.
35
Eco, U. Historia de la belleza a cargo de Umberto Eco. pp. 164.
36
Auerbach, E. Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental. pp. 133.
37
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 32.
38
Eco, U. Historia de la belleza a cargo de Umberto Eco. pp. 154.
Representación de la mujer

Como se ha mencionado anteriormente sin la existencia de la dama, el caballero no tiene sentido, esto hace que la
dama sea uno de los personajes más relevantes en la historia.

La relación que se representa entre la dama y el caballero es parecida al sistema feudal, siendo el caballero una
representación de un vasallo y la dama la de un señor feudal, haciendo que la fidelidad que se crea a la dama sea de
manera que esta se vuelve intocable39, creando de este modo un sistema jerárquico donde la dama es un ser
superior tanto físico como moral, siendo una representación de la perfección de la dama, un ejemplo de esta
superioridad sería Isolda, como se ha mencionado anteriormente, ella a pesar de huir con Tristan sigue
manteniendo sus votos de matrimonio y respetando su pureza. Esta concepción de la pureza era muy importante,
pues para la época todas las relaciones debían quedar dentro del matrimonio y la ya mencionada visión negativa
acerca del deseo sexual, un ejemplo de cómo estaba visto sería en Tirant lo Blanc en este fragmento, donde
Carmesina se opone a estas relaciones incluso estando casada:

[...] No vulgueu vèncer la que ja és vençuda per la vostra benevolència. ¿Us mostrareu cavaller damunt l’abandonada donzella?
Deixeu-me part de la vostra masculinitat perquè m’hi pugui resistir. Ai, senyor! ¿I com us pot agradar una cosa forçada? [...]40

En el amor cortés se consideraba a una mujer perfecta cuando tenía una armonía tanto de belleza como de
moralidad41. Para tener belleza interior, la dama debía ser gentil, honorable, amable, generosa, además debía de
contar con buen comportamiento y buen carácter. La doncella también debía ser sabia, este se cree que puede tener
un canon bíblico42, un ejemplo es como describen a Enide, retratando la como una mujer de la que no se podía
decir nada malo y con buenas costumbres43. Por otro lado, a la hora de describir la belleza de la chica siempre se
considera una belleza sobrenatural, por ello siempre que se habla de los atributos se comparan con la naturaleza44, a
la hora de describir se relata desde el cabello hasta la cintura. Usando de ejemplo a Enide se nos da a entender que
la belleza de una mujer de la época consistente en: cabello rubio; ojos brillantes; frente clara; nariz, cara y boca
dulces, no se detalla mucho; cuello blanco; dedos, manos y brazos desnudos45.

39
Eco, U. Historia de la belleza a cargo de Umberto Eco. pp. 161.
40
Sala, T. Joanot Martorell, Tirant lo Blanc, pp. 226.
41
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 23.
42
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 31.
43
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 32.
44
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 29.
45
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 28.
“En li regarder se refait;/ Mout remire son chief le blonc,/ Ses iauz rïanz et son cler fronc,/ Le nes et le vis et la bouche,/ dont granz
douceurs au cuer li to[u]che./ Tot remire jusqu’a la hanche,/ Le menton et la gueule blanche,/ Flans et costez et braz et mains”46 (vv
1486-1493, 264)

La belleza de la mujer suele estar relacionada con su poder económico, a pesar de que se compare con la naturaleza
siempre se considerará más bella la mujer cuando tiene un estatus económico, esto se ve reflejado en la ropa que se
usa y en las joyas que la adornan dando más belleza a la dama47. Volviendo a usar a Enide de ejemplo podemos ver
como en su boda la describen más bella al estar usando ropas y joyas48. Este canon está relacionado con la jerarquía
de la época, como se ha mencionado anteriormente, el amor cortés está dado en la corte, lugar noble, por esta regla
tanto la dama como el caballero iban a pertenecer a la nobleza, adquiriendo de este modo un gran estatus
económico49, este estatus era demostrado tanto por las joyas y telas como por la palidez de la piel en la mujer, las
delicadas manos y los cabellos dorados.

Lors n’ot mie la chiere enuble,/ Car la robe se li avint/ Que plus bele assez en devint./ Les dous puceles d’un fin fil d’or/ Li ont
galoné son crin sor,/ Mais plus estoit luisanz ses crins/ Que li ors qui estoit toz fins;/ Et un cerclel ovré a flors/ De maintes diverses
colors/ Les puceles ou chief li metent./ Mieuz qu’ele poent s’entremetent/ De li en tel guise atorner/ Qu’en n’i pooit rien amender./
Deus fermeillez d’or neelez/ En une cople enseelez,/ [Li mist au col une pucele./ Or fu tant avenans et bele]/ Que ne cuit pas qu’en
nule terre,/ Tant seüs l’en cerchier ne querre,/ Fust sa paroille recovree,/ Tant l’avoit bien Nature ovree.50 (vv 1648- 1668,
274-276)

Como se ha mencionado anteriormente, la dama debe presentar un equilibrio entre belleza moral y belleza física,
esto quiere decir que si la dama no contaba con armonía de mente y alma, su encanto era opacado, los elementos
que no eran considerados morales en una dama eran la locura o la maldad, siguiendo el ejemplo de Erec et Enide una
parte donde se ve la pérdida de la belleza es cuando Enide cae en desesperación por su esposo.

46
“Al mirarla se reconforta; admira mucho su cabeza rubia, sus ojos sonrientes y su frente clara, la nariz, la cara y la boca,
cuya gran dulzura le llega al corazón. Le contempla la cintura, la barbilla, el blanco cuello, el torso y el talle, los brazos y las
manos” . García et al. Erec et Enide de Chrétien de Troyes, pp. 84.
47
Eco, U. Historia de la belleza a cargo de Umberto Eco. pp. 106.
48
Agudelo Ochoa, A. M. La belleza de la dama en Erec et Enide de Chrétien de Troyes. pp. 29-30.
49
Eco, U. Historia de la belleza a cargo de Umberto Eco. pp. 105.
50
“Ya no tiene la cara triste [Enide], pues la ropa le sienta tan bien que parece bastante más bella que antes. Las dos doncellas le
han adornado el pelo por encima con un hilo de oro, pero brilla mucho más el pelo que el hilo de oro que era muy puro. Las
doncellas le colocan en la cabeza una diadema de oro trabajada con flores de muchos y diversos colores; éstas se aplican lo mejor
que pueden para engalanarla, hasta que no queda nada más para disponer. Una doncella le ha puesto en el cuello dos broches de
oro trabajados con un topacio engastado, de forma que estuvo tan bella y hermosa que no creo que en ninguna tierra, por mucho
que la buscara y mirara, se pudiera encontrar su pareja, tan bien la había formado la naturaleza.”. García et al. Erec et Enide de
Chrétien de Troyes, pp. 87-88.
“Enide, qui les esgardoit,/ A pou de duel ne forsenoit./ Qui li veïst son grant duel faire,/ Ses poins detordre, ses crins traire,/ Et les
lermes des iauz cheoir,/ Loial dame poïst veoir;/ Et trop fust fel qui la veïst,/ S’au cuer pitié ne l’en preïst” 51 (vv 3803- 3810,
396-398).
Conclusión

El amor cortés nos muestra las consecuencias de una sociedad donde el amor no era el objetivo del matrimonio,
deseando esas historias de romances pero manteniendo todo dentro del contexto religioso y social de la época.
También se percibe el contexto jerárquico de la sociedad feudal al colocar a la mujer en un punto de poder y
decisión, lo cual a nivel práctico no se daba, y donde el hombre sufría por el amor de la dama, se podría decir casi
que simulando una relación vasallo-señor muy presente en la cotidianidad de la momento histórico.

Gracias al amor cortés podemos conocer mejor los estándares de belleza tanto física como moral de la época y las
pautas de comportamiento en hombre y mujeres. Esto nos permite conocer un poco más la sociedad y las formas
de vida del día a día; y a pesar de que se dé en un contexto ficticio, no dejan de ser roles de género que se ofrecían a
los ciudadanos y que se marcaban por una mentalidad existente.

A pesar de que el amor cortés como tal fue desapareciendo poco a poco con el paso del tiempo, abandonando su
primer puesto en la palestra del reconocimiento y dando a luz a obras satíricas como el magnus opus de Cervantes, El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, donde no únicamente se mofa de toda la visión e idealización del caballero
y, con el personaje de Dulcinea del Toboso, de la visión de la tradicional dama caballeresca, y también dando la
entrada a otros géneros literarios, su esencia y valores perduran hoy día. El papel de un hombre enamorado que
corteja a una dama, la cual marca los valores de mujer perfecta del momento, siendo en ocasiones este amor entre
ambos un romance imposible, lo vemos en una gran cantidad de géneros literarios y recursos estilísticos, tales
como la donna angelicata, una mujer perfecta con características muy similares a los de la mujer del amor cortés, o la
femme fatale, una mujer físicamente hermosa que aprovecha de sus cualidades físicas para encantar a los hombres.
Algunos ejemplos de cómo el amor cortés ha tenido un gran impacto en la literatura pueden ser La Divina Comedia
de Dante, donde se muestra una mujer, Beatriz, ejemplo de la donna angelicata previamente mencionada, tan pura y
perfecta que acaba en el cielo con Dios, y un hombre dispuesto a recoger el infierno por su amor; Otelo, que está
tan locamente enamorado de la bellísima Desdémona, a quien se le atribuyen características propias de la mujer de
las novelas cortesanas, que acaba matándola en un ataque de celos y locura por su amor y suicidándose al ver el
gran error había cometido; La Celestina, en esta obra Calisto queda profundamente enamorado de Melibea con tan
sólo mirarla, mostrando cómo él lucha por conseguir su amor y cómo cuando él muere, ella se suicida por no
poder aguantar la idea de estar sin su amado; Orgullo y Prejuicio, donde Elisabeth Bennett representa la perfección

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“Enid, que les estaba mirando, por poco no enloquece de dolor. Quien la vea hacer tan gran duelo, retorcer las manos, tirarse de
los cabellos y caerle las lágrimas de los ojos, vería a leal dama, y muy cruel sería quien la viera y no se apiadara de ella”. García et al.
Erec et Enide de Chrétien de Troyes, pp. 136.
absoluta de la época y Mr. Darcy la corteja a pesar de todos los impedimentos; La Casa de Bernarda Alba, aquí Pepe
el Romano a pesar de tenerse que casar con Angustias, decide huir con Adela, perdiendo la vida en el intento y ya
en la actualidad tenemos Los Bridgeton donde el Duque de Hastings queda totalmente enamorado de Daphne, la
cual se le considera la más bella de todas las mujeres de la gala, este amor es tal que deja atrás sus promesas y
valores.

Otro vestigio del amor cortés y la cultura caballeresca que ha quedado en tiempos modernos son todas las normas
de etiqueta que se siguen en las relaciones, específicamente las heterosexuales. Pequeños gestos como no permitir
que una mujer pague la cuenta en una cita; que el hombre ceda su chaqueta o sudadera en temperaturas frías para
que su pareja o la mujer a la que se busca conquistar no pase frío; que él le ceda el asiento en lugares donde no haya
asientos disponibles para ambos; abrirle la puerta al entrar o salir de un recinto y dejar que pase y un largo etcétera.
Pese a que no se vean estos actos de manera directa en las novelas, es clara la pleitesía del hombre a la dama,
dándose un posible trato pseudo-vasallático, donde la mujer se vería como la señora feudal a la cual se le debe
cortejar para ganarse su favor, dándole una posición privilegiada de poder, mientras que su enamorado su fiel
sirviente, queda totalmente dispuesto a su merced.
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