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Resumen: La política educativa en el Sistema Educativo Argentino

Desde esta perspectiva, los “buenos resultados” se convirtieron en una exigencia


social, que fueron de la mano del desarrollo de la pedagogía tecnicista –que
profundizaremos durante esta clase- y la generación de nuevos instrumentos de
medición y evaluación, en pos de la eficiencia.
En el campo de la psicología, se desarrolló la psicometría que incidió en la
educación con la medición de la inteligencia (coeficiente intelectual, CI), a partir de
la aplicación de diversos tests. Dichos estudios eran utilizados desde una mirada
reduccionista para la toma de decisiones en torno a trayectorias de alumnos y
alumnas que, en caso de no alcanzar los niveles esperados, eran derivados a
escuelas especiales, mientras que de obtener valores superiores,el éxito escolar y
social estaba garantizado, sin tener en cuenta la vasta serie de variables que
inciden en el proceso de aprendizaje.
La necesidad de productividad en términos economicistas también llevó a una
revisión de los diseños curriculares desde la perspectiva del racionalismo científico.
Las disciplinas se convirtieron en la base del curriculum. La definición de disciplina
venía del campo de la ciencia, e implicaba contar con un cuerpo de conocimientos
organizado, métodos específicos de investigación y una comunidad de
investigadores/as que acordaran sobre las ideas fundamentales del campo.
En este sentido, la educación artística también se encontró ante la necesidad de
una nueva justificación fundamentada en el conocimiento específico de la
disciplina.
Este proceso también estuvo influenciado por:
- los avances científicos en torno a la percepción desde punto de vista anatómico y
fisiológico;
- la transferencia de los aportes de la teoría de la Gestalt propios de la psicología al
campo del arte, presentada por Rudolf Arnheim en su libro “Arte y percepción
visual” (1954), de gran impacto en educadores argentinos;
- el desarrollo de la lingüística, particularmente la semiótica.

En esta trama de construcción de nuevos sentidos socioeconómicos, culturales y


educativos en particular, a partir de la década del ’60 se fue configurando la
concepción de educación artística perceptualista, formalista, tecnicista, con
la intención de “elevar” el área a la categoría de disciplina, de corte positivista y
basada en la experiencia de los sentidos.
Dicha concepción puso el énfasis, entre otras cosas que iremos desarrollando, en
aspectos propios de la experiencia y discriminación perceptual, -entendida en el
caso de las artes visuales como obervación directa y neutral, partiendo del ojo
desde un punto de vista anatómico y fisiológico-.
En este sentido, resultó de gran influencia, el aporte de Rudolf Arnheim, psicólogo
y filósofo alemán 1904-2007,quien plantea en su texto “Arte y percepción visual”
(1954) , que “el análisis perceptual es muy sutil y puede llegar lejos. Agudiza
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nuestra visión para la tarea de penetrar en una obra de arte hasta los límites de lo
en última instancia impenetrable”. El autor concibe la obra de arte con
características propias, con una validez objetiva que requiere de aprender a
“percibir debidamente”, respondiendo a una dimensión “objetiva” de la experiencia.
En su libro, expone los “mecanismos perceptuales que explican los hechos
visuales”.
También esta concepción propició, y a su vez se alimentó de los desarrollos
teóricos sobre el color y la luz, de corte cientificista, estudiados como unidades

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independientes, sobre la base del principio de descomponer la obra en sus
elementos constituyentes para comprender mejor el conjunto, otorgándole
significados lineales, absolutos y universales.
Asimismo profundizó la lectura y el análisis de aspectos formales de las obras,
desde parámetros surgidos de principios compositivos propios de las producciones
visuales del arte europeo, legitimado por la sociedad occidental capitalista.
También, a partir de los desarrollos provenientes de la lingüística, hubo un
tendencia a extrapolar principios propios de esos análisis al campo de la imagen.
También priorizó la enseñanza de factores técnicos, buscando el virtuosismo para
la fiel reproducción de lo observado.
Todo esto trajo como resultado enaltecer lo que se consideraba como contenidos
duros propios de la disciplina, definiéndolo como un campo de conocimiento
enseñable, a diferencia del vaciamiento de sentido que el área de artística había
ganado tanto con la concepción propia de las Bellas Artes (por estar destinada a
unos pocos talentosos), como en la concepción de libre expresión, en la que no
había nada que enseñar. Pero a su vez, implicó la reducción de la complejidad de
la imagen, como neutral, sin intencionalidad y descontextualizada, disociada de la
vida cotidiana,como si se pudiera responder a un ordenamiento previo, con
aspiraciones de universal, manteniéndose en la reproducción del orden
establecido.
Antes de continuar con el desarrollo de esta clase, les sugerimos la lectura de los
siguientes textos:
ARNHEIM, R. (1993). Arte y percepción visual. Madrid: Alianza. (Pp.15 a 19 y 52 a
56).
DONDIS, D.A. (1976). La sintaxis de la imagen. Barcelona: Gustavo Gili. (PP. 5-6;
9-12; 13-14; 23 a 25; 33 a 35 y 53 a 58).
¿En qué niveles impactó esta concepción en el sistema educativo argentino
avanzada la segunda mitad del siglo XX y aún en nuestros días?
En escuela primaria se privilegiaron las propuestas de enseñanza en base a la
variación de técnicas y materiales. Y, por otro lado, las propuestas centradas en la
discriminación visual. Ambas basadas en la importancia que tenían dichas premisas
en sí mismas.
En los niveles secundario y superior, fue marcada la influencia en la enseñanza de
la alfabetización en términos exclusivamente formales (gramática y sintaxis visual),
fragmentando el estudio de los componentes de la imagen visual. Asimismo, se
buscó desarrollar la agudización de la percepción “neutral” y de la discriminación
de los aspectos fomales y su clasificación. La tendencia a asociar significaciones
universales a los elementos visuales resultó en una simplificación reduccionista y
estereotipada de la realidad.
En los niveles superiores también se usaban los mapas estructurales, organizados
en base al principio de la búsqueda de armonía y belleza propias del arte clásico,
como el parámetro de análisis de otro tipo de producciones que en realidad,
responden a otras lógicas de producción.
Como dato de color, recordamos que la materia que actualmente se denomina
Lenguaje visual en nuestra facultad, en la década del ‘50 se llamaba Fundamentos
visuales, y en la década del ’60 pasó a nombrarse “Visión”.

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