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Summer Camp

By: RosasRojas

Pronto debía irse a la universidad, por lo que Akane decidió revivir un poco
de su niñez ¿Y qué mejor manera que trabajar en el campamento de verano
al que había asistido de niña? Todo parecía perfecto, hasta que, no sólo
medio curso tomó su iniciativa, sino también Ranma Saotome, el chico al
que mas odiaba. Ahora solo debía sobrevivir ocho semanas, nada podía salir
tan mal [LEMON]

Status: complete

Published: 2022-09-04

Words: 18540

Rated: Fiction M - Language: Spanish - Genre: Romance/Friendship -


Characters: [Ranma, Akane] - Reviews: 20 - Favs: 24 - Follows: 14

Original source: https://www.fanfiction.net/s/14131628/1/Summer-Camp

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Summer Camp
Introduction
Summer Camp
Summer Camp
.

Advertencias del capítulo: (Sexo explícito y lenguaje obsceno y


vulgar)

Disclaimer : Ranma 1/2 y sus personajes NO me pertenece

Nota : Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es


permitido tomarla sin mi autorización.

SINGLE CHAPTER

El campamento de verano era uno de los recuerdos más


gratificantes y divertidos que Akane Tendo tenía de su infancia.

Tenia ocho años la primera vez que asistió, siendo apenas una
infante, un poco retraída, luego de la muerte de su madre.

Sus hermanas le habían acompañado también y aunque, en un


inicio, lo único que deseo fue que las semanas pudieran pasar con
mayor rapidez para volver a casa, conforme pasaban los días pudo
empezar a divertirse.

Fue ahí donde conoció a su mejor amiga, Akari. También aprendió


muchas otras cosas. Podía presumir con mucho orgullo que era
toda una exploradora, había descubierto que le gustaba guiar a las
personas y también poseía una destreza sin igual en los deportes.
Al final de aquel primer verano, sólo pudo desear volver y se
aseguró de hacerlo por los siguientes siete años.

El campamento de verano se iniciaba una semana después de las


vacaciones de verano. Akane conocía aquel lugar como la palma de
su mano, por lo que, en cuanto tuvo la oportunidad y la edad
suficiente, decidió aplicar para un trabajo de guía. Finalmente,
habiendo terminado su último año de educación superior, y, a unos
meses de irse a la universidad, la idea de revivir un poco su niñez
había resultado demasiado tentadora.

Claro que no espero que casi medio curso decidiera tomar su


iniciativa. Fue una sorpresa grata, cuando Akari fue aceptada para
el trabajo de guía justo al mismo tiempo que ella, ambas habían
festejado, pues siendo las mejores amigas, compartir un trabajo de
verano se escuchaba como un sueño; luego Ryoga, el desorientado,
pero tierno novio de Akari, también resultó dentro, y poco después
se enteró que Ukyo, otra de sus compañeras de curso, tenia el
trabajo.

Sin embargo, no fue hasta su primer día de trabajo, una semana


antes de que iniciara el campamento, que mientras hacían las
presentaciones pertinentes, que se dio cuenta que Shampoo y
Mousse también estaban ahí, lo que le llevó a la inevitable
conclusión de que Ranma Saotome también había asistido.

Ciertamente, fue una sorpresa.

Desde que tenía memoria, Ranma y ella no se llevaban muy bien,


apenas podían estar en un mismo lugar y actuar con normalidad.
Sus encuentros siempre tendían a ser explosivos y en mas de algún
momento habían estado apunto de halarse los pelos.

Akane lo odiaba.

Lo odiaba tanto.
-¿Podrías, por favor, moverte de una vez? - hastiada, dejó caer la
escoba a un lado.

Observó al chico que estaba sentado en una de las mesas en el


comedor, tomando su desayuno con una pasividad tal, que sin duda
era exagerada.

Lo hacía deliberadamente, lo sabía, porque por lo que ella conocía,


Ranma era una máquina de tragar.

-Estoy comiendo - él levantó apenas la mirada y le mostró la


cuchara.

-Llevas sentado ahí desde hace veinte minutos ¿Es que acaso
comes pescado?

-Es cereal - inclinó el recipiente con una mueca de obviedad -.


¿Tienes problemas de vista? Estás haciendo preguntas estúpidas -
eso logró enervar a la chica.

-Y tu pierdes el tiempo apropósito, idiota. Mientras has estado ahí,


recogí los platos sucios, limpié las mesas y ahora estoy barriendo
¿Por qué no te apuras?

-Estoy comiendo - repitió él con calma y un encogimiento de


hombros.

Akane sintió que se le enrojecían las mejillas, el rostro y las orejas.


Apretó los puños y gruñó, molesta.

-Lo estás haciendo apropósito.

-¿El que? ¿Comer?

-Sabes de lo que hablo, idiota ¿Por qué demonios me tocan todas


las tareas contigo?

Había sido así y aunque intentó refutarlo, no encontró la manera sin


sonar como una engreída. Hinako, la supervisora, no era una mujer
muy flexible y les hizo la aclaración de que no pensaba cambiar a
los equipos desde un inicio.

-Me pregunto lo mismo - él apoyó el rostro en una mano y la miró


con tranquilidad. Akane jadeo.

-¿Que demonios…? Eres tu el idiota, el que nunca hace nada y


prefiere hacerse el galán, el que pierde tiempo y…

-¿Entonces piensas que soy un galán? - alzó una ceja con una
sonrisa prepotente.

Akane casi jadeaba, soltando las palabras como vómito verbal.


Ranma por otro lado, lucía relajado, con el recipiente de cereal a
medio comer y una sonrisa arrogante en el rostro.

¡Como lo odiaba!

-Eres tu quien se cree guapo cuando en realidad apenas puede


considerarse pasable.

-¿Qué dijiste? - su afirmación pareció enervarlo con bastante


rapidez. Akane sonrió, un poco más confiada.

-Lo que escuchaste.

-Pues tu tampoco eres la gran cosa - dejo el cuenco de lado y se


cruzó de brazos.

-No me importa lo que pienses - le hizo creer cuando en realidad


pudo sentir como todo su rostro se encendía.

-A mi tampoco me importa lo que diga una chica fea y mandona.

-Pues lo hará si voy donde la señorita Hinako y le digo que no me


has ayudado en lo absoluto esta mañana - Ranma entrecerró la
mirada.

-No lo harías.
-¿Tu crees? - sonrió suavemente.

Ranma empezó a mascullar entre dientes mientras dejaba caer la


cuchara sobre la mesa con mas fuerza de la necesaria. La banca
donde se hallaba, rechino cuando la hizo hacía atrás. Se puso de
pie y tras dirigirle una mirada fulminante, se encaminó hacia donde
estaban los utensilios de limpieza.

Akane observó cada uno de sus movimientos con atención. Sabía


que uno de los deberes que Ranma más odiaba era cuando le
tocaba realizar la limpieza, y para su completa mala suerte, era un
trabajo que les habían asignado juntos esa semana.

-Deja de mirarme - él tomó el trapeador y empezó desde el inicio del


comedor. Akane sintió como todo su rostro se encendía sabiéndose
descubierta.

Su ceño se frunció inmediatamente y volteó, continuando con su


tarea.

-Es solo para verificar que estés haciendo bien tu trabajo.

-Claro - él se rió ligeramente - ¿No será que te gusto?

-Cállate y muévete más rápido - soltó la Tendo con rapidez. Escuchó


como el chico gruñía, por lo que se limitó a rodar los ojos.

-Bruja.

-Idiota.

-Pesada

-Inútil.

-Acosadora - el apodo había dolido.

Akane volteó y le observó fijamente. La sonrisa autosuficiente de


Ranma le hizo desear darle un bofetón.
¡Pero que sexy era el desgraciado!

- "Contrólate Akane" - se reprendió rápidamente y volteó para que el


chico no pudiera notar su rostro ruborizado, optando por
permanecer en silencio.

Porque no había cabida para aquellos pensamientos. Debían


tolerarse por lo que quedaba del verano, y solo le quedaba rogar
porque al menos este fuera soportable.

-¡Ranma!

El grito femenino hizo girar varias cabezas en una misma dirección.

La puerta del vestidor de chicos estaba abierta y justo a través de la


luz se podía vislumbrar la silueta curvilínea de una pequeña chica.

Ranma suspiro, tomando el tiempo para secarse el cabello y


colgarse la toalla alrededor de los hombros.

Los chicos empezaron a murmurar, mientras observaban a Akane,


quien aún en la puerta, permanecía de brazos cruzados y con la
mirada fija en su persona.

Sabía que para que ella estuviera ahí, algo realmente malo había
sucedido. No era alguien que buscara el peligro por cuenta propia,
de hecho, era la chica más estricta y recta que jamás había
conocido. Nunca la imaginó entrando a la cueva de un lobo.

O lobos hambrientos.

Porque ¿Qué más podían ser un montón de chicos acalorados y


recién duchados, en paños menores?

Los comentarios poco a poco empezaron a subir de tono. Era


normal en aquel medio, pero rápidamente se apresuró a acallarlos,
no necesitaba un castigo por acoso en ese momento.
-Vuelvo en un momento - susurró mientras avanzaba despacio.

-Puedes tardar lo que quieras jefe - soltó un chico al fondo, varias


risitas le secundaron.

Ranma se apresuró a negar con la cabeza, despejando los


pensamientos que de pronto asaltaron su mente.

No podía negar en sus adentros que había encontrado atractiva a


Akane en algún punto.

Si, era una segura patada en los sagrados y, algunas veces, tenía la
tentación de envolver las manos entorno a su delicado cuello, y no
en un sentido sexual. Ella era en realidad todo lo que en algún
momento había odiado en su vida.

Era la chica perfecta, con sus notas perfectas, su familia perfecta y


demás. Podía ser la mejor alumna del salón casi sin esforzarse,
todos los profesores la amaban y casi todos los alumnos la
conocían. Era aplicada, mandona, gritona y una total espina en el
culo. Todo eso encerrado en una figura deliciosa y un rostro de
muñeca ¿Por qué tenía que ser tan hermosa?

Habían cosas inexplicables en ese mundo y una de ellas era su


atracción por Akane.

Porque por más que señalará cada uno de los defectos que tenia y
saltaban a la vista, eran quizás todos estos los que la hacían tan
malditamente atractiva a sus ojos.

Salió de los baños y usó su cuerpo para obligarla a retroceder, lo


que le permitió cerrar la puerta. Akane frunció el ceño de manera
adorable y le dirigió una mirada que en lugar de lucir intimidante,
solo logró que le acometieran unas enloquecedoras ganas de
besarla.

-¿Que quieres? - soltó con aparente fastidio.


La chica apoyó las manos en su cintura y se inclinó hacia él. Ranma
no tenía ninguna objeción, pues mientras ella intentaba lucir
amenazante, él tenía una deliciosa vista de su escote.

-Tus chicos fueron a las cabañas de las chicas e hicieron un


desorden horrible.

-¿De qué tipo? - tomó la toalla y se secó las puntas del cabello. No
ignoró para nada la manera en la que la mirada castaña siguió el
movimiento de sus músculos en exhibición.

Había sido una buena idea atenderla sin camisa.

-¿Qué crees tú?

-Pues son chicos hormonales ¿Qué piensas que pasaría si juntas a


varias chicas y chicos en un lugar aislado?

-¿De qué estás hablando? - ella pareció confundida.

-De que es normal si tienen sexo, me preocuparía sino fuera así.

-¿Quién dijo eso? - Akane se sonrojó al instante, escandalizada.


Ranma sonrió y se inclinó hacia ella.

La noche pronto caería y luego de la excursión que habían realizado


a las montañas, creyó que toda su energía se había drenado, pero
de pronto, fue como si se sintiera más brioso que nunca.

Observó a los lados y al no visualizar a nadie, se inclinó un paso al


frente, casi invadiendo el espacio personal de Akane. La chica se
tensó y se apresuró a retroceder.

-Tú…

-C-claro que no… te estoy diciendo que, que le jugaron una broma a
las chicas con unos animales. Ninguna de ellas quiere dormir ahora
en la cabaña por miedo a que una rana les salte encima.
-Talvez sea un príncipe azul - comentó Ranma divertido.

-¿Cómo dices? - ella frunció el ceño, confundida.

-Ya sabes… El cuento de la princesa que besó a un sapo… y resultó


un príncipe. Talvez debas probarlo.

Akane frunció el ceño, segura de que Ranma le estaba tomando el


pelo ¿Cómo se atrevía a actuar así? Donde cualquiera podía verlos.

-Entonces ¿Quieres decir que si te beso te convertirás en príncipe? -


se mofó con falsa seguridad.

El ceño de Ranma se frunció casi al instante.

-No soy un sapo.

-¿Seguro? - alzó una ceja.

-Y tu tampoco eres una princesa… en todo caso, serias la hermana


fea e invisible de la princesa.

-En tus sueños voy a besarte - gruñó molesta.

-En los tuyos seguramente.

Akane frunció el ceño y retrocedió otro paso antes de dar media


vuelta.

-Dile a tus chicos que vayan a mi cabaña a limpiar, sino lo tendré


que reportar con Hinako, lo digo en serio.

Ranma la observó alejarse, furiosa y gruñendo quien sabe que cosa.


No era así como debería intentar acercarse a ella, pero había
desistido. Algunas veces su actitud le ganaba la batalla y de
repente, llevar una relación normal no era una opción.

Pero no podía evitarlo, adoraba hacerla enojar y sacarla de sus


casillas.
Sonrió, antes de entrar nuevamente a las duchas.

-Al parecer tienen una tarea mas antes de la cena - se plantó


seriamente frente al grupo -. Pero, hicieron un buen trabajo con la
cabaña de las chicas.

Y todos rieron.

-¿Por qué siempre me toca contigo?

-Es la misma pregunta que me hago - Ranma bufó, de brazos


cruzados.

Mientras observaban como todos los chicos se aglomeraban en el


centro del campamento, Akane tuvo la sensación de que Hinako
intentaba hacer su estancia en el campamento mucho más difícil, y
con todo propósito.

Parecía decidida a que sus actividades no solo incluyeran a otro


grupo, sino que este siempre fuera el de Ranma. Las chicas no
habían parado de quejarse, aunque sospechaba que era más un
teatro que otra cosa.

Aunque la idea de compartir actividades no le molestaba, el guía


con el que debía hacerlo era realmente el problema. A dos semanas
de haber iniciado el campamento, Akane sabía que trabajar con
Ranma podía ser una completa tortura.

No había manera de tratar con él y aunque diera parte de si misma


para llevar la relación por la paz, sencillamente la superaba. Ranma
amaba tomarle el pelo, con tanta frecuencia que era insoportable.
También se burlaba de ella, era poco cooperador y su manera de
mirarla le ponía los pelos de punta.

Aun así, lo que era en verdad irritante, era su propia reacción hacia
él, porque aunque quería ignorarlo, su cuerpo estaba plenamente
sensible a su presencia. Ella podía sentirlo a su lado incluso antes
de verlo, podía percibir cuando su mirada -odiosamente atrayente-
la recorría, era tan consciente de él como hombre y de su atractivo
masculino que, sólo le hacía sentirse frustrada.

Porque quería ignorarlo, pero no podía.

Porque siempre, todo el tiempo, era tan ÉL.

Con su andar confiado, los coquetos ojos azules, las sonrisas


seductoras y su personalidad tan altiva y aun así carismática. Sus
maneras nada menos que grotescas deberían mitigar de alguna
manera todo aquello que encontraba tan interesante, pero no era
así, no había sido así en todos los años que llevaba de conocerlo y
lo odiaba.

Lo odiaba mucho.

-Bien, reúnanse todos, por favor - la voz de Hinako la sacó de sus


pensamientos.

Akane bajó la mirada, observando a la mujer mayor. Hinako era la


supervisora del campamento. Había sido una guía al igual que ella,
en los tiempos en los que asistía como campista, pero terminó
escalando hasta volverse la máxima autoridad. No había cambiado
mucho desde entonces, aun era un poco extraña y seguía igual de
baja que cuando la había conocido, era increíble que fuera aun mas
pequeña que ella.

La observó dar instrucciones como si se tratara de un campamento


militar, en lugar de uno de verano. Era sábado, por lo que las
actividades eran menos recreativas y mucho más divertidas

Cada cabaña tenía su propio guía, eran al menos ocho niños a


cargo de cada uno de los supervisores. Akane recorrió el patio con
la mirada mientras Hinako daba las instrucciones de la dinámica de
esa tarde. Los organizadores había sido el grupo de Akari y Ryoga,
quien con mucha suerte, habían terminado trabajando juntos.
Hasta el momento, le había tocado apoyarse en Ranma durante las
primeras semana y luego de las presentaciones, esperaba que en la
asignación de esa semana tuviera la oportunidad de cambiar sus
actividades con otro guía del campamento, la idea de estar cerca de
Ranma los próximos dos meses era un poco inquietante.

-Bueno, reúnanse todos - Hikaru dio inicio a la dinámica en cuanto


terminó de dar las instrucciones.

Los deportes de esa semana eran más competitivos y los puntos


que sumaba cada cabaña serían los que les permitirían al final de
campamento, determinar quienes eran el mejor grupo del verano.

-Reunámonos - Ranma suspiró y se alejó de ella para llamar a sus


chicos.

Akane chasqueó los dientes, sin mucha más opción que seguir sus
instrucciones y se acercó a su grupo. Las chicas empezaron a
quejarse una a una, pues estaban bastante renuentes a trabajar con
quienes les habían hecho pasar un mal momento unos días atrás.

-Es solo por la competencia. Recuerden que si ganamos, los puntos


nos permitirían escalar, creo que todas deseamos ganar el primer
lugar al final del campamento - engatusó con rapidez. Las chicas se
apresuraron a asentir.

-¡Claro que si!

-Muy bien… - aplaudió -. Vean esto como un reto, los chicos tienen
mucha más fuerza que nosotros, pero somos más inteligentes,
entonces debemos usar esto a nuestro favor. No estamos cediendo,
ni mucho menos. Los utilizaremos para ganar los puntos de la
actividad ¿Estamos de acuerdo?

-¡Si! - todas sus chicas chillaron entusiasmadas.

-Bien, vamos a reunirnos con el grupo - dio media vuelta e intentó


avanzar, pero su rostro impactó de lleno con un torso fuerte.
Se quejó y retrocedió desorientada, hasta que observó la camiseta
roja que brillaba bajo el sol.

-Vaya, vaya… con esa motivación, cualquiera estaría dispuesto a


todo - la burla en la voz masculina hizo que Akane sintiera como
todo su rostro se encendía.

-Ohhh… - frunció el ceño, levantando la mirada y observando la


expresión divertida del chico -. Es una competencia.

-Bien… - él se inclinó, invadiendo su espacio personal.

El primer pensamiento de Akane fue el de alejarse, pero sabía que


varios chicos les observaban y lo que menos podía hacer era
demostrar cuan intimidada se sentía.

-Asegúrate de no perder ningún punto.

Akane intentó no ofenderse por sus palabras, aunque apretó los


puños, molesta por su arrogancia.

-Ustedes también.

-Nosotros no perdemos - él se inclinó aun más y Akane percibió


como el cálido aliento le acariciaba la mejilla derecha -. Yo nunca
pierdo.

Tras soltar aquellas palabras, Ranma se irguió, dio media vuelta y


se alejó.

Akane procuró mantenerse serena, pese a la manera en la que su


corazón se había agitado. No podía dejarse derrotar por Ranma, ni
mucho menos debía demostrar lo afectada que la había dejado con
su sola cercanía.

En lo que a ella respectaba, la guerra había sido declarada.


La noche del domingo, tal como en la primera semana, todos los
guías se reunieron en la cabaña principal.

Hinako les había agradecido por su arduo trabajo de la semana,


pues hasta el momento la actividad dentro del campamento había
sido de lo mejor.

Aun no se había presentado ninguna pelea, lo cual indicaba que la


supervisión de los guías era excepcional para los grupos. Tampoco
habían realizado ningún tipo de travesura y cumplían sus deberes al
pie de la letra.

Luego de enumerar todo aquello por lo que debía felicitarlos, Hinako


se encaminó por un pasillo para ir por su cuaderno de actividades.

-¿Será que nos toca juntas esta vez? - Akari, que estaba sentada a
su lado, la tomó de la mano, apretando con fuerza.

Akane volteó y la observó con una sonrisa.

-Se que has estado de lo más feliz porque te tocó con Ryoga
durante las primeras semanas.

-Claro que si - los ojos le brillaron -. Estoy contenta de que


trabajemos juntos, pero… mi amorcito no es de mucha ayuda
cuando se trata de ganar puntos. Al menos… en las excursiones.
Fuimos el último lugar en el recorrido de las montañas, te aseguro
que si mi vida dependiera de que leyera un mapa, posiblemente
moriría.

-Es un poco desorientado - Akane se rió, mientras levantaba la


mirada y observaba al chico del que hablaban.

No fue difícil dar con él, pues estaba hablando con Ranma. Ambos
parecían muy entretenidos. Sabía que se llevaban muy bien, eran
casi tan buenos amigos como Akari y ella.
Ranma pareció sentir su mirada de alguna manera, pues volteó y la
observó directamente a los ojos. Aunque instintivamente quiso quitar
la mirada, sabía que era lo peor que podía hacer, por lo que se limitó
a fruncir el ceño y luego voltear el rostro, con una expresión
falsamente indignada.

-Parece que sigues llevándote mal con Ranma ¿no? -Akari estaba
muy pendiente de sus reacciones, por lo que rodó los ojos y se
cruzó de brazos.

-Sabes que no nos soportamos.

-¿En serio? - la chica se inclinó y Akane hizo lo mismo al saber que


deseaba decirle algo -. Pues Ryoga me dijo que Ranma parecía
bastante interesado en ti. Él cree que le gustas demasiado.

-¡Eso es una tontería! - Akane se irguió con rapidez, con las mejillas
furiosamente sonrojadas.

-Cállate tonta, que te van a escuchar - Akari la riñó, asiéndola del


brazo y obligándola a inclinarse nuevamente.

-Pero lo que dijiste - procuró mantener la voz baja, avergonzada al


percatarse que varias cabezas habían girado en su dirección -. Eso
es imposible. Ranma me odia de verdad, desde que estamos en la
escuela y… yo también lo odio.

-Si, claro - Akari se rió, rodando los ojos.

-Es así.

-Como digas - era obvio que no le creía.

Akane sintió como su pulso empezaba a acelerarse y se lamio los


labios antes de pensar en lo que diría. Estaba por hablar, cuando
Hinako volvió con su cuaderno de notas.

-Muy bien, antes de dar las actividades de la semana, debo


advertirles que los grupos se mantendrán de la misma forma, debido
a lo bien que han trabajado.

-Ohh… - algunos parecían contentos, otros lucían decepcionados.


Seguramente Ukyo y Shampoo no estarían felices de haber perdido
su oportunidad de trabajar con Ranma y escuchó como Kuno
intentaba refutar.

Akane lo ignoró y observó como Akari suspiraba, a lo lejos Ryoga


parecía festejar, al pensar en trabajar de cerca, otra semana con su
chica. La Tendo no supo como sentirse al respecto, podía sentir la
mirada de Ranma puesta en ella, aunque fingió no notarlo.

-Bueno… no puedo quejarme - Akari sonrió ligeramente -. Es una


pena no poder trabajar contigo Akane.

-No creo que hubiera habido oportunidad de cualquier manera,


normalmente los grupos deben ser mixtos, así que siempre nos
tocará con un chico.

-Eso si… y bueno, siendo de esa manera, creo que es mejor


trabajar con mi amorcito que con otro - Akane no pudo evitar reírse
por sus palabras.

-Eso si es amor - se burló.

-Sabes que no lo digo de mala manera.

-¿Y comó sería si realmente lo hicieras?

-Ohh cállate… mejor escuchemos a la supervisora.

Hinako empezó a dar instrucciones sobre las actividades de esa


semana. Todos los chicos parecían entusiasmados, era evidente
que estaban disfrutando del campamento tanto como los campistas.

Observó de reojo como Ukyo y Shampoo intercambiaban algunas


palabras subidas de tono, nnca se habían llevado muy bien, pero no
podía culparlas, aunque de las dos Ukyo era en definitiva la más
agradable, podía ser un poco pesada cuando se trataba de Ranma,
de hecho, ambas lo eran. Ukyo le conocía desde su infancia, según
tenía entendido. A Shampoo la habían conocido durante el colegio,
cuando se había trasladado a Nerima con su abuela. Desde que
conoció a Ranma, tuvo un flechazo casi instantáneo por el, era la
primera razón por la que sabía que él estaría ahí, en el
campamento, antes de incluso verlo. No había movimiento que
Shampoo hiciera, que no tuviera que ver con Ranma.

También estaban los otros chicos, como Mousse, el eterno


enamorado de Shampoo, y Kuno, uno de sus devotas -e insistentes-
enamorados, y varios otros chicos con lo que había compartido más
de alguna clase.

En cuanto Hinako terminó, les permitió a todos que pudieran volver


a sus cabañas.

Akari se puso de pie de un salto y la tomó de la mano, llevándola


consigo. Ryoga seguía en una esquina, con Ranma, lo cual la hizo
inevitablemente sentir nerviosa al ver que era exactamente la
dirección hacia la que caminaban.

Ambos chicos las observaron mientras se acercaban. Akane fingió


no darse cuenta y simplemente siguió a su amiga, cuando llegaron,
Akari la soltó para ir a los brazos de su novio.

-Nos toco juntos de nuevo - Ryoga la abrazó contra su cuerpo y le


dio un beso en la coronilla.

-Si amorcito - se recostó en el amplio pecho masculino -. Esta vez


ganaremos todas las actividades.

-Siempre que no tengan que ver con orientación, talvez tengan una
oportunidad.

-¡Oye! No molestes con eso de nuevo, idiota - Ryoga se irguió con


rapidez y volteó hacía Ranma, aun con Akari encerrada dentro de
sus brazos.
-Solo estoy diciendo la verdad. Mira que quedaron muy mal en la
escalada de la montaña.

-Eso fue porque la brújula se averió, te lo había dicho.

-Claro… y no tiene que ver con que tengas problemas para


direccionarte - se mofó.

-Cállate idiota, ya veras - Ryoga se plantó con mucho orgullo -.


Vamos a ser el primer lugar en la siguiente actividad.

-Tendrás que pasar sobre mi antes - Ranma aceptó el reto con


mucho gusto.

-Hombres - Akari suspiró, sabiendo que además de amigos, era


rivales -. Mejor vamos al comedor, muero de hambre.

-Claro que si pichón - Ryoga la tomó de la mano con rapidez y


empezó a halarla hacia la salida.

Akane se cruzó de brazos y empezó a seguir a la pareja


acaramelada. Percibió el momento exacto en el que Ranma se
colocaba a su lado y creyó escuchar un carraspeo de su parte, pero
lo ignoró deliberadamente.

-Entonces… nos toca juntos de nuevo - soltó él.

Akane miró a los lados y se encogió de hombros.

-Eso parece… solo espero que esta vez si me ayudes con las
tareas.

-No molestes… fue mi grupo quien ganó la excursión a la montaña.

-Ambos grupos lo hicieron - gruñó molesta.

-Como sea… sobre…

-¡Ranma! - un grito femenino cortó las palabras del chico.


Akane rodó los ojos cuando un halo violeta pasó justo frente a ella.
Escuchó como Ranma se quejaba mientras Shampoo se le tiraba
encima.

-Creí que quedaría contigo esta semana. Es una lástima que Hinako
hubiera dejado los grupos de esa manera ¿no crees?

Akane levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de


Ranma un segundo antes de que el chico observara a Shampoo.

-Si, lo es… talvez la otra semana.

-No tienes que decirlo por obligación Ranma… trabajar con


Shampoo sería un suplicio, no debes ser amable - Ukyo se había
plantado frente a ellos con un ceño fruncido.

-Tu cállate marimacho.

-¡¿Como me dijiste gata?!

Akane negó, mientras las chicas empezaban a pelear una vez más.
Apresuró el paso dejando al trío atrás hasta que una mano la asió
del brazo.

-Akane Tendo, mi vida… quería trabajar contigo esta vez - Kuno


rápidamente se puso frente a ella para que no pudiera seguir su
camino.

La morena suspiró, se cruzó de brazos y respiró profundamente.

-¡Akari!

Un segundo después su amiga estaba ahí, tomándola del brazo.

-Lo siento mucho Kuno, pero tengo que robarte a Akane, tenemos
que hablar una cosa de chicas, ya sabes…

Mientras parloteaba, la chica continuo halándola hacia la salida, sin


darle la oportunidad a Kuno de que pudiera decir algo. Antes de salir
de la cabaña principal, Akane volteó y sus ojos se encontraron una
vez más con los de Ranma.

El chico parecía haber estado viendo toda la escena con mucha


atención, pese a su propio problema con las dos chicas que
continuaban aún peleando a cada uno de sus lados.

Una sonrisa ligera se deslizó por los labios masculinos y Akane


bufó, siguiendo su camino.

-¡Te dije que por ahí no es!

-¡Y yo te dije que ya pasamos este árbol!

Los chicos miraron fijamente como sus guías peleaban, enfrentados


una vez más, sobre quien tenía la razón.

La actividad de esa semana había sido "La búsqueda del tesoro". El


terreno del campamento era increíblemente extenso, por lo que los
grupos se habían tenido que reunir y tomar un mapa para encontrar
una baratija que se hallaba dentro del bosque. Aunque habían
tardado un poco más de una hora tan solo buscando el "tesoro", el
problema real se había suscitado cuando tuvieron que volver hacia
el campamento.

Akane le había dejado la tarea a Ranma de dejar una marca en el


camino para identificar el sendero por el que debían regresar,
Ranma ingeniosamente decidió relegar la misma tarea a uno de sus
campistas, quien luego de algunos minutos de haber ingresado al
bosque, lo había olvidado, lo que les dejaba ahora perdidos.

Habían llegado tan alto en la montaña, que no tenían señal y dado


que cada grupo tuvo un "tesoro" diferente, tampoco se habían
encontrado a nadie más en el camino.

Lo que les había llevado a la inevitable conclusión de que debían


hacer su propio camino al campamento. Akane estaba segura que si
seguía el sendero al norte, llegarían de regreso, pero Ranma había
decretado que caminarán mas al este porque él recordaba el
camino.

Aunque habría deseado refutar sobre eso, no quería que los chicos
se preocuparan, por lo que optó por seguir sus instrucciones, hasta
que notó que pasaban por un árbol que resultó particularmente
conocido.

Ranma había negado, diciendo que todos se veían igual, pero ella
no podía quitarse de la cabeza, que estaban dando vueltas en
círculos, sin ir a ningún lado.

-Ese no es el camino correcto. Conozco el camino de mis años de


campista.

-Yo también asistí aquí ¿no recuerdas tonta?

Akane se sorprendió, pero recordó que había sido así, en efecto.


Ranma había asistido al campamento un poco después de que sus
padres se mudaran a Nerima, el mismo año en el que le había
conocido, cuando ingresó a la escuela en la que asistía.

Ciertamente habían compartido bastantes cosas juntos, muchas


para llevarse tan mal. Con el ceño fruncido, Akane decidió plantarse
frente a él.

-Entonces tienes que recordar que fui la mejor guía del 2012.

-No me hagas reír… yo fui el mejor.

-Como sea - ella no pensaba ponerse a pelear en ese momento -.


Te estoy diciendo que ya cruzamos este árbol. El camino de regreso
es al norte, te lo dije antes.

-No lo es… es al noroeste ¿Por qué no escuchas?

-¿Sabes que?… - ella casi gritaba -. Voy a agarrar a mis chicas y


voy a irme por el camino que se que es correcto, puedes seguirnos
o puedes dar todas las vueltas que quieras.

-¿Entonces llevaras a las chicas a perderse en el bosque? ¡Vaya


guía que eres!… si tan segura estas, porque no sigues tu el camino
y cuando encuentres el campamento, vuelves por nosotros si aún
seguimos perdidos.

-¡Estas loco!

Akane negó y volteó hacía las chicas. Su grupo rondaba desde los
ocho hasta los quince años. Hasta el momento habían resultado
jovencitas muy activas y agradables, aunque mas de una podía
llegar a ser rebelde. Aún así, se había encariñado con rapidez de
cada miembro de su cabaña, por lo que, al observar sus rostros
cansados, sólo pudo sentir como se le apretaba el corazón.

Ranma parecía tan seguro de si mismo, pero ella también se sentía


segura de lo que decía, aun así ¿Y si estaba equivocada? No era
tan arrogante como él para creer que no podía llegar a estarlo,
además que el saber que podía perjudicar a las chicas le daba una
pauta para pensar muy bien en su siguiente paso. Además, siendo
todas mujeres, era mejor que permanecieran con el otro grupo,
todos hombres. Talvez la idea de Ranma no había sido del todo
descabellada. Llevaban casi dos horas dando vueltas, todos
estaban agotados, si ella llegaba al campamento antes, podía pedir
ayuda con los otros guías para volver por los chicos. Sabia que
Ranma no era alguien que daría su brazo a torcer en pos a su idea,
además de que parecía tan confiado de sí mismo que
inevitablemente había creado dudas en ella.

-Eso voy a hacer.

-¿Disculpa? - él alzó una ceja.

-Voy a seguir el camino que creo que es el correcto y si llego al


campamento, volveré por ustedes.
El chico parecía sorprendido por su aseveración. Akane se agacho y
se arreglo las agujetas de los tenis antes de acomodarse la mochila
en los hombros.

-Eso es una idea muy estúpida.

-¿Como dices? - le miró rápidamente

-Si, estas tonta si piensas que puedes vagar sola por el bosque.
Todos vamos a permanecer juntos, claro que si.

-No lo creo Ranma… ya lo decidí. Tu puedes seguir este camino si


quieres, si encuentras el campamento, puedes volver por mi.

-Claro que no. Te prohíbo que…

-Tu no me prohíbes nada - Akane observó a los chicos un segundo


antes de mirar los ojos azulados del moreno y fruncir el ceño -.
Olvídate de eso. Voy a ir por este camino y buscare la salida del
bosque.

-Te vas a perder idiota. Además, una mujer sola en el bosque es


vulnerable.

-No digas tonterías.

-Akane… nosotras podemos ir contigo - una de sus chicas dio un


paso al frente. La morena observó su expresión preocupada y se
limitó a sonreír.

-No es necesario. Es mejor que el grupo se mantenga junto, si


Ranma esta en lo correcto, pronto llegarán al campamento.

-No iras a ningún lado.

-Si lo haré - miró al Saotome molesta -. No voy a pelear contigo


ahora - se acomodó la mochila.
-Si tan segura estas que ese es el camino - Ranma dio un paso al
frente -. Llévate tu al grupo, yo voy a seguir por aquí y si encuentro
el campamento puedo volver por ustedes marcando el camino.

-¿Ahora dudas de tu dirección? - se mofo con una ceja alzada.

-Claro que no, pero no puedes ir por este lugar sola.

-No conocía esta faceta tuya Ranma, casi parece que te preocupas
por mi - las mejillas del moreno se enrojecieron.

-No digas idioteces. Si algo te sucede, me voy a meter en


problemas.

-Como sea… me voy a ir ahora.

-Akane…

-No empieces - le dirigió una mirada de advertencia, luego volteó


hacía los chicos y de nuevo a él -. Estas actuando extraño hoy, casi
parece que ya no me odias.

-Te odio, pero…

-Me voy - la chica no lo dejó terminar y dio media vuelta.

Esperaba que Ranma no fuera lo suficiente terco como para


seguirla, sabia que algunas veces podía ser muy tozudo y esto se
volvía mas evidente cuando algo no se hacía como el lo exigía.

Bajar la pendiente que había escalado supuso todo un reto, aun así
lo logró. Llevaba su brújula a mano, por lo que solo le quedaba
seguir la dirección en la que estaba tan segura.

Esperaba no estarse equivocando, en primera, porque podía


terminar en quien sabe donde; en segunda, porque entonces
Ranma tendría una razón para sacarle en cara que le había ganado
en algo. Definitivamente la última opción era la peor de ambas.
Siguió el camino durante veinte minutos hasta que se dio cuenta
que no llegaba a ningún sitio. El bosque se extendía frente a ella
inmenso y majestuoso, los árboles de pronto parecían más altos y la
profundidad que podía vislumbrar varios metros mas allá, se volvió
escalofriante.

Los pies empezaban a dolerle y estaba sudada y pegajosa por todos


lados. Aún faltaba al menos una hora para que empezará a
oscurecer, pero con cada minuto que pasaba era consciente de que,
por primera vez, su instinto había fallado.

¿Acaso Ranma tenia razón cuando señaló el camino de regreso?

¿Su orgullo había sido tanto que se había dejado cegar por la
rivalidad que existía entre Ranma y ella?

¿Qué debía hacer?

Saco su celular y lo encendió. La batería estaba apenas en un


precario diez por ciento y no tenía mas que una barra de señal. Al
menos era mucho mas que antes.

Se movió un poco mientras buscaba en los contactos. Un nombre


muy especial salto a la vista, pero lo ignoró para buscar el número
de Akari, necesitaba conseguir alguna manera de direccionarse por
el camino correcto, ya ni siquiera estaba segura de poder volver por
donde había llegado, para al menos reunirse con el grupo y Ranma.

La barra de señal quedó en blanco, un momento, por lo que intentó


volver a su antigua posición, lo cual resultó infructuoso. Probó
moviéndose a la derecha y caminando unos pasos hacia el norte
mientras se ponía de puntillas, su estatura no ayudaba en lo
absoluto y tuvo que estirar el brazo hasta que casi se volvió
doloroso.

Una pequeña barra finalmente apareció justo cuando dio otro paso
adelante, no obstante, la pisada a ciegas sólo le valió para que
perdiera el equilibrio y terminara casi de frente al suelo. Estaba en
una pequeña elevación, lo que la hizo deslizarse y caer de trasero
en un bulto húmedo de lodo.

El golpe la desconcertó, casi sintió como cada hueso de su cuerpo


se estremecía debido al agite. Un quejido escapó de sus labios y su
cabeza palpito en un costado.

Se tomó unos segundos para volver a poner sus pensamientos en


orden. Los ojos se le habían llenado de lagrimas y las palmas de la
mano le dolían, pues habían sido las primeras en impactar contra el
piso cuando las había puesto para conseguir sostenerse.

-Auchh - intentó moverse y sintió como su trasero protestaba,


sensible por el golpe. Procuro moverse con cuidado mientras se
ponía de rodillas, y levantó la mirada hacia un árbol que estaba
frente a ella, para conseguir sostenerse de una de sus ramas y
ponerse de pie.

El estremecimiento de dolor fue sorpresivo cuando intentó apoyarse


en sus pies. Su tobillo derecho palpitaba y cuando bajo la mirada y
lo observó, se dio cuenta con total alivio que al menos no se había
lastimado gravemente.

No presentaba inflamación, aunque pudo vislumbrar el comienzo de


un moretón en el costado derecho. Se encogió de piernas y acaricio
el tobillo con sus manos mientras se forzaba a moverlo para
determinar qué tan grave era el golpe.

Al menos no tenía una fractura, pues podía mover el pie sin mayor
dolor, pero en cuanto intentaba apoyarse, su tobillo protestaba y
rápidamente se hizo evidente que tenía un esguince.

Aun así, no era tan grave o al menos no debía serlo, pues luego de
unos pasos pudo moverse mejor, aun así era bastante molesto y
mientras más caminaba, mas sentía que le dolía, seguramente por
el sobreesfuerzo.
Empezaba a oscurecer cuando finalmente se dejó caer contra un
árbol, derrotada. Estaba agotada, el tobillo le dolía y sus manos
ardían por las cortadas. No tenía mas agua, la batería de su teléfono
finalmente se había agotado y tenía ganas de llorar.

Casi estaba dispuesta a ello cuando le pareció escuchar un grito.


Inmediatamente se tensó, con un escalofrío de miedo subiendo por
su espina dorsal. Se puso de pie y miró a los lados buscando alguna
sombra o algo que indicara que no estaba sola.

-¡Akane! - nunca en su vida, había estado tan feliz cuando escuchó


el grito de Ranma llamarla.

-¡Aquí! - agitó la mano al verlo avanzar entre los árboles, varios


metros lejos.

-¡Akane! - la figura pequeña de Akari apareció tras el chico y casi se


precipitó hacia ella cuando la vislumbró.

-Akari - le llamó. La chica corrió hacia ella, casi tropezando en el


camino. Ranma le seguía el paso, igual de agitado

-Eres una tonta… ¿Por qué te alejaste tanto? - la peliverde se


inclinó y la abrazó con fuerza.

-Estaba buscando el camino de regreso.

-Debiste seguir a Ranma, él llegó al campamento hace casi una


hora, es increíble que por estar molesta con él, te hubieras puesto
en un peligro tan…

-Te lastimaste - Ranma se agachó frente a ella y observó el tobillo


que mantenía levantado. Akane sintió como todo el rostro se le
encendía.

-No es nada - intentó restarle importancia con un gesto de manos,


pero Ranma agarró su muñeca y miró fijamente su palma
maltratada.
-Tienes raspones en las manos y las rodillas y dices que no es nada
- su tono de voz era serio, casi contenido, y Akane prefirió
mantenerse en silencio.

-Eso fue muy imprudente Akane - concordó Akari.

-Pero ya estoy bien, solo quiero volver a la cabaña y descansar.


Guíenme por el camino correcto - intentó dar un paso al frente, pero
Ranma se irguió y la miró a los ojos.

-No vas a caminar de esa manera, te puedes lastimar en serio.

-Pero…

-Y no te estoy preguntando - se dio la vuelta y se puso de cuclillas


frente a ella - Ahora sube.

-Pero yo…

-¡Sube Akane!

La morena se sintió profundamente avergonzada cuando no le


quedó mas opción que seguir sus instrucciones. La mirada de Akari
también se mantenía firme con un "Te lo mereces" en cada una de
sus facciones.

Y a Akane no le quedó mas remedio que permanecer en silencio y


soportar la humillación de ir a espaldas de su enemigo jurado.

-¿Cómo te sientes?

-Pues estoy aquí sentada mientras todos están divirtiéndose en la


actividad del día, así que ¿Qué crees?

Akane volteó y observó a su mejor amiga con una ceja alzada.

Luego del accidente que había tenido, la enfermera del campamento


la revisó y le dio tres días de absoluto reposo, lo cual agregó mas
peso a su humillación.

Nadie había comentado nada al respecto, a menos de que fuera


sobre lo preocupados que habían estado por ella, aun así, Akane no
podía evitar la sensación de vergüenza que la había perseguido
todos esos días.

Justo esa tarde se desarrollarían una de las actividades de deportes


donde se podrían conseguir puntos para los equipos. Sus chicas
habían terminado bajo la supervisión de Ranma, quien como su
compañero guía, debía estar a cargo no solo de sus tareas, sino
también de cada una de sus obligaciones.

Ranma no había refutado hasta el momento, ni tampoco había


comentado nada al respecto de su idiotez, de hecho actuaba con
una indiferencia escalofriante y solo se avocaba a ella cuando su
grupo de chicas estaba en medio, de otra manera, la ignoraba con
totalidad.

Debería sentirse aliviada al respecto, pero en realidad, aquello la


hacía sentir aún más avergonzada.

Y la sensación no se iba.

Había dado un paso en falso, que terminó con aquella lesión en su


tobillo. Su grupo había quedado al cuidado de alguien más y su
compañero guía tenía que soportar el trabajo adicional sin quejas.
Que este fuera Ranma era aún más vergonzoso.

¿Alguien allá arriba la odiaba?

-Estas de muy mal humor ahora, si quieres podemos hablar luego -


le dijo Akari con tranquilidad. Estaba comportándose como una
arpía, lo sabía.

-Lo siento, solo estoy un poco molesta por esto… Las chicas ahora
están a cargo de Ranma y…
-Él está haciendo un trabajo excelente, no deberías menospreciarlo.

-No lo hago - le aclaró sorprendida -. De hecho, se lo agradezco


mucho, aunque me duela… - se rió sin humor -. Ha sido muy
comprensivo.

-Te dije que es un buen chico. Debiste haber visto lo preocupado


que estaba cuando el tiempo empezó a pasar y tu no aparecías.

-¿En serio?

-Si, parecía casi asustado, creo que nunca lo he visto actuar así…
fue él quien decidió ir a buscarte, porque faltaba poco para que
anocheciera. Yo solo lo acompañe.

-Gracias por eso.

-Es a Ranma a quien deberías agradecerle, estoy segura que


aunque yo no hubiera estado ahí, el te hubiera encontrado y traído
de vuelta.

-Si, supongo que si - se encogió de hombros con falsa tranquilidad.


Akari suspiró y se irguió.

-Y creo que tu le gustas mas de lo que te puedes imaginar - levantó


una mano deteniéndose antes de que intentara hablar -. Se lo que
vas a decir, pero te he dicho que es un buen chico, solo míralo,
cualquier otro ni siquiera se tomaría el costo de tomar tu trabajo y
hacerlo en serio, pero él se ha tomado la responsabilidad con
bastante formalidad, creo que es hora de que empieces a apreciarlo,
talvez te sorprendas por lo que puedes encontrar.

La chica dio media vuelta y se alejó. Akane parpadeó, sin palabras


¿Cómo demonios podía refutar algo tan serio?

Miró como Ranma le daba unas indicaciones al grupo en general.


Las chicas se habían incorporado con los varones bastante bien, y
él no hacía ninguna distinción entre su equipo y el de ella. Talvez de
verdad debía agradecérselo. Encontraría la manera de hacerlo.

Sonrió ligeramente, con las mejillas ruborizadas.

-¿Crees que así esta bien?

-Si, se ve bien - Ranma observó el despliegue de alimentos que


tenía preparados.

Dado que la actividad de esa semana le tocaba a ambos, habían


decidido que en esa ocasión dejarían que los chicos tomarán un
descanso y harían una enorme fogata para que todos los campistas
pudieran disfrutar de una noche con algo sencillo de comer, algunas
historias y tiendas de dormir bajo las estrellas.

Todos estaban encantados en cuanto propusieron la idea y toda la


semana habían hablado al respecto.

Dado que sus habilidades en la cocina, dejaban mucho que desear,


Akane se había decidido por algunas cosas sencillas. Una de las
cosas mas deliciosas que recordaba del campamento cuando era
una niña, eran los malvaviscos asados. Había traído algunas
galletas y chocolates para acompañar y había solicitado aguas y
jugos como bebidas.

En cuanto anocheció, todos los chicos se reunieron en el centro del


campamento. El grupo rondaba casi los cien chicos por lo que
Ranma y los guías masculinos habían ido por bastante leña al
bosque para hacer una fogata gigante.

Dado que estaban seccionados en grupos, se decidió que fuera esa


la manera en la que durmieron, cada quien con sus compañeros de
equipo, sin embargo, durante la fogata y la noche de terror, también
acordaron que cada quien podía tomar asiento donde les pareciera,
por lo que todos los campistas estaban mezclados.
La actividad en general no suponía mucho trabajo, pues podía
hacerse sobre el camino. Algunos chicos llevaron unos instrumentos
y empezaron cantando a la luz del fuego. Empezó a hacer un poco
de frío en cuanto la noche cayó, por lo que el calor fue bienvenido.

En cuanto los chicos clamaron por algo de comer, Akari y Ukyo le


ayudaron a Akane a repartir los malvaviscos, los chocolates y
galletas, además de las bebidas. Algunos campistas conocían los
pasos para asar malvaviscos al pie de la letra, sin embargo, tuvieron
que enseñarle a los más pequeños.

Poco después, empezaron a contar algunas anécdotas, al inicio


divertidas, hasta que entrada la noche, fueron tornándose
escalofriantes.

-¿Y qué pasó? - preguntó un pequeño rápidamente.

Akane lo abrazó mientras Ranma volteaba hacia él y lo observaba


fijamente.

-El chico se levantó y decidió investigar los ruidos en el bosque…

-¡No! - chilló el niño.

-Si… - Ranma sonrió, mientras se inclinaba. Todos los chicos les


observaban fijamente, con la respiración contenida. Era evidente
que el relato había captado su atención por completo -. Y se acercó
al espacio entre los árboles.

-Que no vaya - soltó otra chiquilla abrazada a Ukyo.

-Pero si lo hizo - el moreno volteó y fijó su atención en la niña en esa


ocasión -. Y empezó a acercarse lentamente, muy lentamente. La
sombra entre los árboles no tenía ninguna forma y eso le hizo
sentirse confiado, pero… de pronto, una mano salió entre la
oscuridad y….
-¡AHHHHH! - el grito de dos de los chicos mayores hizo que todos
los presentes en alrededor de la fogata se sobresaltaran. Varias
chicas gritaron, abrazadas a quien estuviera a su lado y los más
pequeños intentaron aferrarse al guía que tenían mas cerca, para
verse resguardados en caso de que algún monstruo saliera de las
sombras.

Por otro lado, los chicos mayores estallaron en risas escandalosas,


contentos con haber cometido el objetivo de asustar a los demás
campistas.

-Hey, eso no fue divertido - se quejó Akane acariciando la espalda


del pequeño que la aferraba por la cintura.

-¿Esta bromeando? Fue lo máximo

-No es así - Ranma intervino esta vez -. No puedes interrumpir el


relato.

-Vamos guía… no seas aburrido.

-Hay niños aquí chicos - él bufó -. Como los mayores, deben de


cuidarlos.

-Ibas a asustarlos también.

-Pero no de la manera en que ustedes lo hicieron - suspiró y


aplaudió -. Bien, creo que es todo por hoy.

-¡¿Qué?! ¡Nooo!

-Aun falta la historia de la niñita del bosque.

-Y el duende, el duende.

-Ya no chicos, además mañana tienen que levantarse temprano.

-¿Desde cuanto te hiciste tan aburrido? - gruñó uno de los chicos.


-Ohh, cállate mocoso… Vamos ¡Cada quien a su tienda! Es hora de
dormir.

-Señorita Akane - el llamado hizo que Akane despegará la mirada


de Ranma.

Bajó el rostro y observó al pequeño que la abrazaba aún

-Dime Hikari.

-¿Puedo dormir con usted hoy?

-Ohhhh… - eso le sorprendió.

-Es que mi guía no me va a dejar dormir con él y me dio miedo el


cuento - le miró fijamente con sus enormes ojos oscuros.

Era cierto, el niño pertenecía al grupo de Ranma. Akane suspiró y


acarició la cabellera castaña del pequeño.

-Esta bien, puedes dormir conmigo.

Cuando se levantó y tomó la mirada de Hikari, sintió como una


mirada se posaba en ella y no necesito voltear para saber que se
trataba de Ranma. Intentó ignorar la sensación de estremecimiento
en su piel y se acercó al círculo que habían conformado sus chicas.

Cuando Hinako decidió que los equipos debían enfrentarse, todos


los chicos parecieron sorprendidos. Akane lo había esperado, dado
que estaban en su sexta semana dentro del campamento y era algo
que siempre sucedía ¿De que otra manera podía haber una sola
cabaña ganadora?

Ranma se había acercado con su grupo y se plantó con tranquilidad


frente a ella.

-"Lista para perder" - declaró arrogantemente.


-"Eso debía preguntarte yo" - le retó con rapidez.

Ranma sonrió y soltó un "veremos" antes de alejarse. La actividad


giró entorno a un juego de capturas. Cada equipo tenía una bandera
y debía resguardarla. Todos los participantes del equipo contrario
debían cuidar la bandera propia mientras intentaba robar la bandera
del equipo enemigo.

Todos los chicos parecían entusiasmados y la rivalidad de los


primeros participantes solo logró que los ánimos se volvieran aun
mas competitivos.

Cuando tocó su turno, Akane reunió a sus chicas y les repitió el plan
una vez más. Ranma y su grupo parecían listos y muy confiados por
sus expresiones.

Akane se acercó a Hinako cuando ella les llamó. Eran los guías
quienes debían ir por la bandera y solo cinco minutos después se
daba inicio al juego.

Su bandera era rosa, mientras las del equipo contrario era azul,
seguramente para hacer diferencia de género.

Akane estaba por dar media vuelta cuando Ranma carraspeó.

-¿Estas lista? - la sonrisa burlona en el rostro del Saotome, hizo que


Akane sintiera como un estremecimiento de anticipación le recorría
el cuerpo.

-Pareces muy confiado ¿no crees?… ¿Piensas que ganaras?

-Solo establezco la realidad.

-De mi pérdida, claro… - Akane sonrió -. Pero te advierto que es mi


grupo quien ganará.

-¿Es un reto?

-No, es un hecho - soltó y dio media vuelta.


Se acercó corriendo a las chicas e hicieron un circulo cerrado,
mientras les advertía que siguieran los pasos al pie de la letra.

Pocos minutos después, empezó el juego. Dado que la bandera no


debía permanecer exclusivamente en un punto fijo, Akane tomó el
pequeño trozo de tela y lo enrollo alrededor de su brazo. Siempre y
cuando la bandera estuviera visible, no importaba quien la tuviera,
aun así, de ser atrapada, la eliminación del equipo sería inmediata.

-¡Por aquí, la señorita Akane la tiene! - el grito tuvo varias cabezas


girando en su dirección.

Akane volteó apenas, notando que todos los chicos que


conformaban el grupo de Ranma, la observaban fijamente. Más allá,
al centro del equipo, la bandera azul permanecía enterrada en la
tierra. Sabía que sería así, pues los chicos no las veían realmente
como una competencia, por lo que no creían necesitar ningún truco
para esconder la bandera.

-¿Tan confiada estas? - la voz de Ranma la obligó a sobresaltarse.

Akane observó que se acercaba, con una sonrisa prepotente en el


rostro. Sabía que era un chico ágil, se negó a confiarse.

-¿Y tu?

-Sabes que solo debo atraparte ¿no?

-¿Y crees poder hacerlo?

Akane miró de reojo como un chico intentaba ponerse a su espalda.


Dos más empezaron a rodearla, pero no les dio la oportunidad.

Le dirigió una mirada retadora a Ranma antes de echarse a correr.


Los chicos empezaron a seguirla, pero Akane lo había previsto, por
lo que sus chicas salieron justo en ese momento interponiendose en
el camino de sus perseguidores.
Correr suponía un auténtico reto, pero era una persona atlética y fue
la única razón por la que pudo mantener el paso. Sin embargo, los
chicos se volvieron cada vez más insistentes y no le quedó mas
remedio que desviarse del camino que había trazado con su grupo.

Un halo azabache pasó a su lado antes de que unos brazos fuertes


la rodearan. Estaba sin aliento y el movimiento fue tan sorpresivo
que la obligó a perder el equilibrio.

Creyó que caería de cara contra el suelo, pero en su lugar casi se


vio alzada en el aire y luego su cuerpo impacto, pero con una
superficie más bien suave.

Cuando abrió los ojos, desconcertada, se encontró directamente con


una mirada azulada, bien conocida.

Estaba sin aliento, no sabia si por la carrera, por el golpe o por la


sensación que le apretó el pecho cuando se dio cuenta que estaba
sobre Ranma Saotome. El chico la mantenía bien pegada a su
cuerpo. Una de sus manos se encontraba apoyada en su espalda, la
otra se había deslizado en su cintura, dentro de la camisa.

El corazón se le aceleró y su piel empezó a arder, en cada lugar


donde él la tocaba. Akane soltó un jadeo e intentó erguirse, pero
temblaba y no encontraba donde apoyar sus manos sin ser en el
cuerpo de Ranma.

-Lo tengo - él sonrió, como si su cercanía no le afectara en lo


absoluto y meció la tela rosa frente a sus ojos, cual si se tratara de
un trofeo.

Akane jadeó y miró su brazo inmediatamente, dándose cuenta que


en efecto, no tenía mas el trapo.

Se irguió con rapidez hasta sentarse y se inclinó, intentando tomar


la tela. Ranma lo quito dejándolo fuera de su alcance.

-Acepta tu derrota.
-No, dámelo - ella se inclinó aún más.

-Akane…

-¡Que me lo des te digo! ¡Eso fue trampa!

-Akane…

-Que me lo…

-¿Qué demonios sucede aquí? - Akane levantó rápidamente la


mirada y observó que Akari, Ryoga, Ukyo y Shampoo miraban la
escena con mucha atención.

Solo entonces tomó consciencia de la posición en la que se


encontraban y cuando bajó la mirada, notó que el rostro de Ranma
se encontraba sonrojado. Ni siquiera lo pensó, mientras se dejaba
caer a un lado y se alejaba rápidamente.

-Es un malentendido - levantó el dedo tembloroso y miró a Ranma -.


Fue su culpa… me atrapó injustamente y caí sobre él.

-¡¿Cómo?! - Ranma se irguió y la fulmino con la mirada -. Claro que


no, gané limpiamente este juego. Aprende a perder.

-¿Cómo dijiste? - Akane se puso rápidamente de pie. Los chicos


empezaron a acercarse al ver que sus dos guías se enfrascaban en
una nueva pelea.

-Lo que escuchaste - se cruzó de brazos -. Si no sabes perder


entonces…

-¡Lo tengo, lo tengo! - el grito infantil cortó las palabras de Ranma.

Todos voltearon y observaron que una de las niñas saltaba,


ondeando una bandera azul.

-Ven aquí Mika - Akane se agachó y abrió los brazos para que la
niña corriera a ellos. Mika era la mas pequeña de su grupo con
apenas seis años.

-Mire señorita Akane, lo conseguí - ella le entregó la bandera.

-Bien hecho Mika, lo hiciste muy bien - Akane sonrió y le mostró la


bandera a Ranma, ondeándola ligeramente -. Parece que fuimos
nosotras quienes ganamos.

-¿Quién te pasa loca? ¿Que no ves que yo la tome primero? - él


agitó la tela rosa, la cual por el movimiento fue desprendiéndose
lentamente.

-¿El qué? ¿Un pañuelo? - Akane le dirigió una mirada inocente.

Ranma frunció el ceño y observó que efectivamente, se trataba de


una pañoleta.

-¿Qué demonios? ¡Hiciste trampa!

-No lo hice.

-Si, lo hiciste - él se inclinó sobre ella. Akane dejó a la pequeña en el


suelo antes de plantarse con firmeza frente al chico.

-No es así… "Aprende a perder"

-¿Qué dices?… ¿Y dónde esta la bandera?

-¡Aoi! ¡Ven acá!

-Voy - otra niña, de nueve años, se acercó. Ranma jadeó cuando


observó su diadema. Akane obligó a la pequeña a dar la vuelta y se
la quitó, antes de extenderla frente a todos.

-¿Buscabas esto? - preguntó con altanería.

-¡Eso es trampa!

-No lo es.
-Me engañaste, preparaste todo para que pareciera que tenias la
bandera en tu brazo.

-No es así.

-Si, lo es… y luego la cambiaste por esa cosa que las niñas se
ponen en la cabeza.

-Aun así, la bandera estaba visible, por lo que no es trampa.

-Si lo es.

-No, no lo es.

-Que si…

-No, no lo es - Hinako se acercó y se entrometió entre ambos -. No


hay ninguna regla que diga eso, fue un truco nada más, uno muy
bueno, pero la bandera estaba visible y ustedes no la vieron así
que… ¡El equipo de las chicas gana!

-¡SIIIIIII!

Las chicas corrieron a abrazar a Akane mientras los varones


refunfuñaban por haber perdido de una manera tan boba.

Akane abrazó a cada una de sus niñas y luego se irguió y miró a


Ranma.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo, cuando en lugar de lucir molesto,


Ranma se limitó a sonreír.

-¿Verdad o reto señorita Akane?

-¿Qué? ¡No! - Akane se apresuró a negar mientras observaba a las


chiquillas.
Las niñas le habían pedido que les permitiera realizar una pijamada
y dado que al día siguiente seria domingo, Akane les permitió con la
única condición de que estuvieran dormidas a media noche a más
tardar.

Le había pedido ayudar a Akari para preparar algunos bocadillos y


consiguió mover todo dentro de la cabaña de tal manera de que
todas pudieran extender su saco de dormir para acostarse en el
suelo de madera.

Las chicas habían preparado algunos juegos y aunque se había


unido a ellos, en cuando decidieron que jugarían "verdad o reto"
Akane simplemente se puso de pie y fingió que debía hacer algo.

-Vamos señorita Akane, por favor - Mika la miró, con sus enormes
ojos de cachorro al igual de Aoi y Hana, quien les seguía en edad.

-Pero…

-Por favor.

¿Cómo podía resistirse cuando todas las chicas también le


dirigieron una mirada igual de tierna?

Dejó su celular de lado y se sentó de golpe, casi deseando no


hacerlo.

Todas dejaron escapar un chillido y se voltearon hacia ella.

-Bien señorita ¿Verdad o reto?

-Verdad.

-Ahh, no… no puede ser - se quejó una.

-Pero señorita Akane…

-Verdad dije - Akane se negó a dar su brazo a torcer.


-Muy bien… veamos - Azumi, la mayor de todas, tomó la palabra -.
¿Hay algún guía que le guste?

-¿Cómo? - su pregunta logró desconcertarla, aunque no debía, dado


que había sido la razón por la que se había alejado en cuando el
juego inició, para evitar preguntas personales.

-Si, eso… ¿Le gusta algún guía o campista?

-Campista no, no creo que a la señorita Akane le gusten los niños


¿o si? - Azumi la miró rápidamente.

-No, claro que no - tartamudeó.

-Entonces ¿Le gusta alguno?

-Veamos… - una imagen vino a su mente, pero Akane se apresuró a


negar con rapidez, mientras sus mejillas se enrojecían.

-Seguramente es el guía Kuno… es muy alto y rico - soltó Kimi de


catorce años.

-O el consejero Taro.

-No, tiene un nombre muy raro.

-Talvez sea el guía Ryoga, es muy guapo.

-Shh, olvídalo. Él tiene novia y la señorita Akari es la mejor amiga de


nuestra guía.

-Tienes razón.

-¿Talvez sea el guía Ranma? - Azumi sonrió mientras le dirigía una


mirada insinuadora.

Akane procuró mantener la compostura y desvío el rostro, para que


nadie pudiera notar si se sonrojaba.
-Si, tiene que ser el guía Ranma, él es el mas guapo de todos.

-Si, me gusta el consejero Ranma.

-Pues no - la morena carraspeó y las observó con seriedad -. No me


gusta ningún guía.

-¿Acaso ya tiene novio? - Azumi se inclinó.

-Es por eso que pasa tan pendiente del celular, esta chateando
siempre con su novio ¿No es cierto?

-Es… con mi familia y bueno, ya conteste la pregunta, así que hasta


aquí llegamos.

-Pero señorita Akane, el juego es verdad o reto.

-Si, así es cariño - miró a Mika confundida.

-Y usted mintió

¡Mierda!

-¿Sobre que Mika? - indagó una de las chicas mayores.

-Me prometieron que se irían a dormir a medianoche y ya es hora


¡Vamos!

-Pero Akane.

-Nada de nada, a dormir todas ahora - se puso de pie.

Las chicas siguieron quejándose, pero Akane no se dejó intimidar


hasta que cada una se metió en su bolsa de dormir y las luces
fueron apagadas.

Era la última vez que se permitía envolverse por algo tan tonto.
En cuanto los chicos terminaron de desayunar, Akane se puso de
pie y se encaminó al armario de limpieza que estaba en una
esquina.

Todos los implementos estaban ahí, esa semana volvía a tocarles la


limpieza del comedor y como tal, debía iniciar desde temprano.

Suspiró mientras sacaba la escoba y el trapeador. Estaba por dar la


vuelta y empezar cuando notó que Ranma estaba frente a ella

-¿Qué haces? - frunció el ceño y miró a todos lados.

-Voy a empezar barriendo, puedes ponerte a limpiar las mesas - le


quitó la escoba y se apresuró a avanzar por el salón hasta una
esquina, la cual empezó a limpiar.

Akane le observó atónita, pero se quedó en silencio y se limitó a


hacer justo lo que Ranma le decía.

No había esperado para nada su cooperación, pero cada día


aprendía algo nuevo de Ranma.

Y le gustaba.

-Entonces… no eres tan perezoso después de todo.

Él se rió y continuó en su tarea

-Y tu no eres tan fea cuando no eres mandona.

-Vaya, gracias.

-De nada - soltó él como si le hubiera dicho un halago.

Akane negó con la cabeza, sabiendo que no podía hacer nada para
sacarlo de su pensamiento.

-Solo faltan dos semanas para que termine el campamento - que


Ranma continuará la conversación, la sorprendió. La Tendo se
irguió, miró la puerta y luego volteó hacía el chico que ya había
terminado de barrer medio salón.

-Ya casi.

-Ha sido divertido ¿no lo crees?

-Bastante.

-¿Incluso trabajar conmigo? - él le dirigió una mirada de reojo y


Akane sintió como unas pequeñas y curiosas mariposas le
alborotaban el estómago.

-Definitivamente si - Ranma le dirigió una mirada sorprendida -. Y


sobretodo cuando te gano.

-Sabes que eso fue trampa - gruñó entre dientes.

-No lo fue.

-Que si… - él se había acercado y Akane empezó a ponerse


nerviosa cuando se plantó frente a ella.

-No sabes perder, eso es todo.

-Yo nunca pierdo - Ranma sonrió - Deberías saberlo.

El chico empezó a inclinarse y Akane sintió el momento exacto en el


que el ritmo de su corazón se aceleraba, como si estuviera en una
marcha agitada. Un nudo se instaló en su garganta y su respiración
empezó a tornarse pesada, hasta que ella casi jadeaba en busca de
aire.

-¿Ranma?

¿Acaso iba a besarla? ¿En ese momento? ¿Estaba loco?

-¡Ranma! - el grito de Shampoo les sobresaltó a ambos.


Akane se irguió con rapidez, con la espalda tensa y la respiración
agitada. Ranma había cruzado medio salón de un salto y fingía
barrer con una tranquilidad que resultaba envidiable.

-¡Ranma! - la chica ingresó al salón y lo recorrió hasta fijar la mirada


en la figura masculina. Se acercó a Ranma en cuanto lo ubicó y casi
se le tiró encima, pasando a un lado de ella e ignorándola en el
proceso.

- Espera Shampoo…

-Dijiste que me ayudarías con la actividad de esta semana. Necesito


de un chico fuerte y eres el único que puede realizar la tarea.

-No digas tonterías ¿Por qué no le dices a Mousse?

-Él no puede, nadie es tan fuerte como tu ¡Vamos Ranma! Por favor.

El chico chasqueo la lengua y dirigió una mirada hacia Akane, quien


había retomado la limpieza de las mesas con tranquilidad.

-A Akane no le importa que me ayudes ¿No es así Akane?

-Me da igual - respondió la aludida con indiferencia.

-¿Ves? ¡Ven, vamos Ranma!

El moreno sabía que Shampoo no se iría de ahí a menos de que


logrará su cometido de llevarlo consigo. Suspiró frustrado y dejó la
escoba a un lado.

-Voy a volver rápido Akane - le comunicó con suavidad. La chica se


encogió de hombros y no volteó a verlo en ningún momento.

-Has lo que quieras.

-Ella puede terminar el trabajo sola.


-No, también es mi deber, solo voy a ayudarte a mover la leña y
luego me regreso ¿Entendiste?

-Si, si - le tomó el brazo con fuerza -. Pero vamos.

Ranma suspiró y miró a Akane una vez más antes de seguir a


Shampoo.

No tardaron en salir de la cafetería y Akane no se inmutó, siguiendo


en su tarea de limpiar las mesas.

¡Maldita e inoportuna Shampoo!

Como la odiaba.

A una sola semana de terminar el campamento, todos los grupos


habían tenido una excursión hacia la cascada de Saiko. Se trataba
más bien de un pequeño estanque ubicado en medio de enormes
arboles, a casi dos horas dentro del bosque que colindaba con el
campamento.

La cascada seguía el camino del río Tome y era una belleza natural,
sin igual. De agua dulce y una numerosa vida marina, el agua tenía
un tono azul verdoso y era transparente, tanto que podían
vislumbrar el fondo. Aunque la orilla era superficial, casi cerca de la
caída de agua, la profundidad alcanzaba los tres metros y era una
de las razones por las que el campamento había dejado de
encontrarlo como destino de actividades a menos de que todos los
guías y supervisores estuvieran presentes.

Dado que ninguno de los chicos conocía la localización tampoco,


era mucho mas fácil evitar un accidente. Sin embargo, la actividad
programada para ese día había girado no sólo entorno a la visita de
la cascada, sino también a la pesca.

Todos los campistas estaban equipados con su indumentaria de


pesca y cada uno de los guías sabia el papel de vigilancia que
debían tener con su grupo y también con cualquier otro niño que
escapara del ojo de su supervisor.

Akane odiaba aquella actividad, con todo el corazón. Siempre había


tenido dificultades cuando se tratara de algo relacionado con el
agua.

Un accidente durante su niñez había desatado toda clase de


traumas acerca del mar o algún espacio de agua. Esto se había
hecho peor a lo largo de los años, tanto así, que incluso
sumergiéndose en un pozo de agua, ella temía ahogarse y sus
habilidades de supervivencia simplemente se paralizaban.

A ese día, al menos ya no tenía miedo de nadar y quedar ahogada


en el proceso. Apenas el año pasado consiguió un excelente
instructor que le enseñó de tal manera que ahora amaba el mar y
todo lo que le pareciera, sin embargo, era evidente que debía pulir
algunas otras actividades que incluyeran agua y una de ellas era la
pesca ¡Diablos! ¡¿Cómo podía ser tan mala?!

-Señorita Akane ¿Qué está haciendo? - una de sus pequeñas se rió


mientras la observaba intentar desenredar el nudo de la caña por
tercera vez.

-No lo se.

-Se supone que usted debería de enseñarnos a nosotras - se mofó


otra. Akane se rió, avergonzada y divertida.

Incluso las niñas eran hábiles en aquello, lo cual la dejaba como una
boba. Aún así, era divertido y que todos se rieran, lejos de apenarla,
le causó gracia.

-No soy tan mala… ¿cierto? - hizo un movimiento con la caña para
demostrarlo y el anzuelo salió disparado hacia el estanque. Todas
las chicas se rieron.

-Es peor que mala… - dijo Azumi entre carcajadas.


-Oye… solo por eso deberás regar las plantas mañana.

-Pero señorita Akane, es cierto… mire, se volvió a enredar - le


señaló el hilo y las risas volvieron a estallar.

La morena bajó la mirada y observó lo que la chica le señalaba.


Aquello terminaría en desastre, era definitivo. En otro momento
seguramente lo habría dejado de lado, pero todos parecían
divertirse a costa de ella y en realidad, estaba pasando un buen
rato.

Levantó tímidamente la mirada hacia la esquina opuesta, al grupo


de Ranma, y lo buscó. El chico parecía hacer aquello con una
facilidad tal que en realidad era admirable. Todos le alababan, lo
cual seguramente sería como efervescente para su ego, aunque en
realidad era muy bueno en casi todo, por doloroso que fuera
admitirlo.

Ranma frunció el ceño de pronto, desvío la mirada y se encontró


con sus ojos, como si supiera que le observaba. Akane sintió que se
le agitaba el pulso y su corazón dio un vuelco justo en el momento
en el que una sonrisa se deslizaba por los labios masculinos.

-Señorita Akane ¡Su caña de pescar! - chilló una de las chicas.


Akane se sobresaltó y volteó el rostro para observar que casi dejaba
caer la caña por estar viendo a Ranma ¿Qué demonios sucedía con
ella?

-Me distraje - se excusó riendo avergonzada.

Cuando levantó nuevamente la mirada, notó que Ranma aún la


observaba y sonreía. Sus mejillas empezaron a arder y el ritmo de
su corazón aumentó cuando él se puso de pie y dio un paso en su
dirección.

¿Pensaba acercarse? ¿Acaso estaba loco?


-Veo que tienes problema - una voz masculina la llevo a
sobresaltarse. Otro de los guías se había acercado y en ese
momento se encontraba inclinado mientras la observaba.

-Ahhh bueno…

-La señorita Akane es muy mala pescando - comentó la más


pequeña.

-Si, si… talvez debería de enseñarle - Azumi sonrió con dulzura.


Akane entrecerró la mirada dándose cuenta de su insinuación.

-En realidad, no quiero molestarte.

El chico se rió encantadoramente y se ubicó a un lado, casi pegado


a su costado.

-No es molestia, todo lo contrario… me gusta enseñar. Venga,


préstame la caña de pescar, te voy a mostrar como se hace.

Ante la mirada del amable chico y todas las niñas de su grupo, no le


quedó mas remedio que ceder.

El guía resultó muy bueno y pasados los minutos, Akane empezó a


comprender que aquel deporte era en realidad sencillo. Aunque la
teoría era mucho mas fácil que la practica y le tomó un poco más
agarrarle el hilo, aun así, no resultó tan complicado como creyó y
antes de que la tarde terminará, logró agarrar un pequeño pez.

-Bien hecho, eres una buena alumna - alabó el guía con una
atractiva sonrisa.

-Eres tú el buen maestro, muchas gracias.

Cuando el chico se alejó, Akane volvió la mirada hacia Ranma una


vez mas, dándose cuenta que seguía de espaldas a ella.

No comprendía aquel cambio de actitud, pero no debía que


preocuparse.
Aun así, fue en todo lo que pudo pensar el resto del día

-No encuentro a Azumi.

-¿Quién? - Ranma que parecía más entretenido en el partido de


fútbol, que en cualquier cosa que tuviera que decirle, apenas le
escucho.

-¡Ranma! Ponme algo de atención - chilló molesta.

El chico rodó los ojos y se cruzó de brazos, antes de voltear hacia


ella.

-Dime…

¡Cuánto le molestaba cuando tomaba esa actitud!

-Azumi no está.

-¿Tu campista?

-Si, ella… Las chicas la vieron por última vez con Keichi, el chico de
tu grupo. Al parecer han estado muy cariñosos últimamente y ella
lleva sin aparecer hace una hora.

-Seguramente fueron a dar un paseo.

-Estoy hablando en serio.

-Yo igual - frunció el ceño -. Son chicos y si se han estado viendo


posiblemente se gusten ¿Qué crees tú que estarán haciendo?

Las mejillas de la morena se enrojecieron rápidamente.

-Eso no, no es… ¿Por qué siempre piensas que eso es…

-¿Posible? ¿Es una pregunta seria?


-¡No lo creo!… Azumi no haría eso - la sonrisa de Ranma la hizo
dudarlo -. Bueno… como sea, debemos encontrarlos.

-Déjalos ser.

-No Ranma, no creo que… si están… lo que quiero decir es que si lo


encuentran, van a recibir una penalización - el moreno bostezo,
como si no le importara.

-¡Ranma! ¡Estoy hablando en serio!

-Son jóvenes y….

-Y también nuestros equipos perderán puntos - le interrumpió.

-¿Cómo dices? - la observó rápidamente.

-Si, eso… si los encuentran, nos descontarán algunos puntos por no


supervisarlos bien ¿No escuchaste las reglas en la presentación?

-Mierda - frunció el ceño -. Bien, vamos.

Akane parpadeó un poco sorprendida, después de todo había sido


más sencillo de lo que esperó. Aun así, se limitó a seguir a Ranma
antes de que pudiera cambiar de opinión.

Recorrieron casi todo el campamento en busca de los chicos.


Debido al castigo, se limitaron a hacerlo ellos en lugar de pedir
ayuda a su equipo o a alguien más. Casi media hora después
volvieron a encontrarse en el mismo punto de encuentro donde se
habían separado.

Ranma parecía molesto por no haber encontrado una pista de los


chicos y ella empezaba a frustrarse.

-Talvez ingresaron al bosque.

-No lo creo… sería demasiado imprudente y pueden perderse -


Ranma le lanzó una mirada de obviedad -. Bueno, si… no son muy
inteligentes que se diga.

-Bien ¿Y ahora?

-Talvez ¿En la cabaña de equipo de deportes?

-Ya revise ahí.

-Y los baños traseros.

-No hay nada… - Ranma rodó los ojos.

-¿Y qué tal en la enfermería?… a esta hora seguramente esta


cerrada y talvez…

-Fui a ver y no hay nadie.

-¡Mierda!

-Vaya - Ranma sonrió - Creo que es la primera vez que te escuchó


decir una palabrota.

-Eres una mala influencia.

-Es bueno escucharlo - y ahí estaba, otra vez, esa sonrisa sensual.
Akane desvío la mirada con falsa indiferencia.

-¿Y el cuarto donde guardan las herramientas?

-Si, ya lo… - se detuvo frunciendo el ceño -… No, no he ido ahí.

-Bien, vamos.

El pequeño cuarto quedaba casi en las afueras del campamento.


Era donde se guardaba cualquier tipo de herramientas y baratijas.
Ya estaba oscureciendo y la apenas había suficiente luz natural para
iluminar el camino, por lo que Akane se acercó a Ranma tanto como
pudo.
Lo primero que escucharon fue un sonido extraño, que fue tomando
forma en cuanto se acercaron, eran respiraciones agitadas.

La puerta estaba abierta y Ranma volteó hacía Akane y le indicó


que permaneciera en silencio mientras abría el cuarto. Aunque
intentó hacer el menor ruido posible, el lugar era viejo y el metal
oxidado de la bisagra chilló cuando empujó para abrirse paso.

-¿Quién esta ahí? - la inconfundible voz de Keichi se hizo escuchar.

Ranma entró y seguidamente lo hizo Akane, quien jadeó al observar


la escena. Rápidamente se obligó a darse la vuelta e hizo que
Ranma también lo hiciera mientras Azumi intentaba volver a
colocarse el sostén. Keichi por otro lado, estaba luchando con sus
pantalones a las rodillas y la situación no podría ser más
bochornosa y comprometedora.

En cuanto los chicos estuvieron decentes, Akane les dio un sermón


que bien podía haberles durado toda la vida. Sus mejillas no
paraban de arder y casi sentía que todo el rostro le quemaba de
vergüenza

-¡Y no quiero volver a verlos a solas ¿escucharon?!

-Si señorita - dijeron los dos chicos apenados.

-Váyanse ya, seguramente la cena esta siendo servida.

Ambos chicos se apresuraron a salir al mismo tiempo.

-Y a un metro de distancia ¿oyeron? - el grito de Akane les obligó a


separarse.

Mientras salían de la pequeña bodega, Ranma no pudo evitar


echarse a reír.

-¿Qué sucede contigo? - pregunto Akane aun molesta.

-Eso fue gracioso.


-No, no lo es Ranma.

-No seas mojigata… tuvo que haber sido vergonzoso para los chicos
y tu regaño fue tan sublime.

-No sigas, no es nada gracioso.

-Como digas… se nota que nunca te has divertido ¿no?

Sus palabras le hicieron jadear de indignación ¿acaso Ranma


pensaba de verdad que era una aburrida?

-¿Eso crees?… - le lanzó una sonrisa pequeña que logró


desconcertar al chico.

Y Ranma la observó alejarse con un movimiento pronunciado de


caderas.

-Bueno chicos, oficialmente mañana inicia la última semana del


campamento… y les quería decir que han hecho un grandioso
trabajo - Hinako aplaudió y a continuación, todos lo hicieron.

-Ha sido sencillo - se vanaglorio uno de los chicos.

-Y divertido - comentó otro.

-Aunque hubieron unos tropiezos ¿no? - la mayor miró de uno a otro


-. Pero aún así, muy bien hecho. Ahora solo debemos terminar la
última semana tan bien como lo hicimos hasta el momento y ya
tengo el calendario de actividades terminado… veamos.

No tardó en dar las indicaciones sobre cada día. Hasta el viernes


era cuando todo se encontraba estrictamente programado, luego el
sábado sería un día libre y el domingo en la tarde los chicos podrían
irse a casa y era cuando sus funciones terminaban, era también el
día en el que debían asegurarse que todo estuviera en orden antes
de entregar y terminar oficialmente con su trabajo.
Luego de escuchar cada una de las cosas que Hinako quería
señalar, tuvieron un pequeño refrigerio.

Akane tecleaba en su celular cuando alguien se sentó bruscamente


a su lado, logrando sobresaltarla.

Levantó la mirada y se dio cuenta que se trataba de Akari.

-Pareces muy entretenida.

-Estoy contestando algunos mensajes de papá, sabes como es.

-Mándale un saludo de mi parte.

-Bien - terminó de escribir y luego dejó el celular de lado y volteó el


cuerpo ligeramente hacia su amiga.

-Entonces…

-¿Entonces? - con una ceja alzada, Akane miró a su amiga


fijamente.

-Ya casi termina el verano.

-Si, así es… fue divertido.

-Si, ciertamente… me alegra mucho poder haber compartido este


trabajo con Ryoga y contigo.

-A mi igual.

-Todos los chicos se portaron bien ¿no crees?

-¿Si? - la observó extrañada.

-Ya sabes… Kuno te acoso menos y Shampoo parece haber dejado


su obsesión por Ranma… - la risa de Akane la detuvo.

-Como si eso fuera posible.


-¿En serio?… - Akari entendió que algo había sucedido -. No me
habías contado.

-No hay mucho que decir tampoco, pero ¿Qué tiene que ver eso con
el campamento?

-Nada… así como nada tiene que ver que le gustes a Ranma.

-¿Qué? - la moreno la observó rápidamente -. ¿Vas a seguir con


eso?

-Si, así es… debiste haber visto su rostro cuando ese chico… Akiro,
te enseño a pescar.

-Eso fue hace días… además, la única forma en que Ranma


estuviera celoso es si yo le gusto y te dije que no es así.

-Nunca dije que estaba celoso - Akari entrecerró los ojos.

-Pero lo insinuaste.

Necesito que seas sincera conmigo Akane - volteó todo su cuerpo


hacia ella y la tomó de las manos, sus ojos la observaron fijamente
con absoluta seriedad -. ¿No te gusta Ranma para nada?

-Akari… alguien puede escucharte - la morena enrojeció casi de


inmediato.

-Estamos susurrando, además… solo necesito una respuesta, con


eso me conformo.

-No es el lugar para hablar de esto - negó bajando el rostro. Su


teléfono sonó e intento tomarlo, pero Akari se lo impidió.

-No empieces… solo di un "si" o un "no"… ya te dije, estoy bien con


algo como eso y prometo no interrogarte hasta que estemos solas.

-De verdad eres una entrometida.


-Vamos Akane, solo míralo - Akari volteó la mirada hacia Ranma y
no le quedó mas remedio que hacer lo mismo.

-Como sea…

-Míralo Akane y lo digo en serio.

-Bien - gruñó entre dientes.

El chico se encontraba en unas sillas frente a ella, pero al otro lado


del salón. Estaba inclinado sobre su cuerpo, con las manos
apoyadas en sus rodillas y parecía muy entretenido en su celular. El
cabello le caía alrededor del rostro, la apertura de la camisa le
permitía ver los músculos de su cuello y el inicio de su pecho, y sus
brazos tensaban la tela de las mangas. Ryoga pareció decirle algo,
lo que le hizo voltear y dirigirle una sonrisa divertida. Era muy, muy
atractivo cuando su rostro tomaba esa expresión de coquetería.

-Ahora niégame que esta como se quiere - las palabras de Akari la


forzaron a salir de sus pensamientos. Parpadeó un poco
desconcertada, hasta que empezó a comprender su expresión, lo
que le llevó a fruncir el ceño.

-¡Akari!… ¿Qué demonios sucede contigo?

-¿Qué?- ella alzó una ceja -. Estoy enamorada, no ciega. Ranma es


muy guapo y no puedo negarlo.

-Cállate - su afirmación logró ponerla de muy mal humor -. Le voy a


contar a Ryoga.

-Dije que es muy guapo, no que es mas guapo que mi amorcito… -


apretó sus manos hasta que la obligó a devolver su atención a ella -.
Y bien, dime… entonces… ¿Te gusta o no?

-Akari…

-¿Te gusta?
El sonido de su teléfono logró sobresaltarla. Akane se soltó del
agarre de su amiga y tomó el aparato rápidamente.

-¿Quién es? - la peliverde se inclinó.

-Mi papá, te dije que estaba hablando con él - le confío -. Voy a salir
un momento, vuelvo luego.

Y Akane salió de la cabaña enormemente aliviada.

-Hey… ¿podrías dejar de molestar de una vez?

-No, hasta que aceptes que te gusta Akane.

-Vas a empezar con eso - Ranma rodó los ojos - Por favor ¿Cómo
podría gustarme una chica tan mandona y problemática?

-Akane es una chica muy linda… no deberías expresarte así de ella.

-Si como no… - bufó -. Casi parece que hablamos de diferentes


personas.

-Entonces… ¿Qué siempre estés atento de ella no significa nada?


¿En serio? - indagó escéptico.

-Fue mi compañera de grupo, era obvio que tenía que supervisar


que por su culpa no perdiéramos ningún punto.

-Y la vez que se perdió en el bosque… nunca te había visto tan


asustado.

-Eso fue porque me metería en problemas porque la había dejado -


se cruzó de brazos -. Además… fue planeado ¿O crees que no
sabía que ganaría esos puntos extra por una acción "heroica"?

-Si, claro… ¿Y en el lago? ¿Qué hay de la excursión al lago?


Parecías dispuesto a golpear a Akiro.
Ranma desvío la mirada mientras observaba el enorme patio entre
las cabañas. Los chicos se encontraban entretenidos en sus propias
actividades dado que les habían permitido a todos que hicieran lo
que mejor les pareciera, siempre y cuando cumplieran las reglas,
por ser el último viernes de campamento.

Sentado a un lado de la cabaña que le asignaron con su grupo,


Ranma decidió que vigilaría en caso de cualquier accidente, como
era su trabajo. Y todo había sido tranquilidad hasta que llegó Ryoga
con sus preguntas hostigantes.

-Deja de molestar de una vez Ryoga… ya te dije que no me gusta.


Podría tener a cualquier chica si quisiera… ¿Por qué debería
conformarme?

-Si ¿Por qué debería? - el sonido de la voz femenina se sintió como


una patada justo en el estómago.

Akane se encontraba cruzando el patio junto a Akari y Ukyo cuando


escuchó de casualidad aquella conversación.

-Ohh… Akane, Akari… y Ukyo… lo que sucede es… - Ryoga


empezó a tartamudear, mientras se ponía de pie rápidamente.

-Escucha Tendo… - Ranma carraspeó, con un intenso nudo


atravesándole la garganta.

-Bien… te escucho - la chica se cruzó de brazos y se plantó


firmemente frente a él.

¿Cómo mierdas había terminado en esa situación?

¡Estúpido y maldito Ryoga!

-Yo… no tengo que explicarte nada.

Akari y Ukyo jadearon mientras Ranma le dirigía una mirada


retadora a Akane. La morena se limitó a entrecerrar la mirada,
molesta.
-Tienes razón, no tienes que explicarme nada - aceptó con
tranquilidad, para sorpresa de los presentes -. Pero para que lo
sepas, tampoco me gustas… eres un tipo de lo más altivo y
presuntuoso. Solo ves por tus propios intereses y ni siquiera eres
tan guapo - las chicas contuvieron la respiración.

-Y tu eres gritona, exigente y aburrida… y tan poco eres bonita para


que lo sepas.

-¡No me importa lo que pienses!

-¡A mi tampoco!

-Puedes pudrirte - Akane casi temblaba mientras apretaba los puños


con fuerza.

-Púdrete tu.

-¡Te odio!

-¡Yo igual!

Y tras soltar aquellas palabras, Akane se dio media vuelta y se alejó,


dando pisadas fuertes contra el piso. Ranma también dejó el grupo
e ingreso a su cabaña donde azotó la puerta con tal coraje que la
madera chilló.

Akari miró a Ryoga fijamente y el chico se encogió de hombros, sin


saber muy bien cómo excusarse.

Al parecer el plan "cupido" había fallado.

El último día del campamento y luego de entregar a cada una de sus


niñas a sus padres, Akane decidió que se daría un momento a
solas.

Preparó una mochila y se puso sus tenis mas cómodos. Luego se


escabullo sin que nadie pudiera verla hasta internarse en el bosque.
Llevaba una cinta, la cual fue pegando a los árboles, y su brújula,
para no perderse. Esa vez se había aprendido el camino casi de
memoria, por lo que no temía desviarse.

Su destino quedaba en lo mas profundo del bosque, a más de una


hora de camino y era exactamente la razón por la que lo había
escogido.

Se detuvo una sola vez para tomar un poco de agua y volvió a


retomar el paso.

En cuanto llegó, se plantó frente a la cascada con una sonrisa.

Dejó a mochila y todos sus implementos a un lado, y se acercó al


agua para refrescarse el rostro. Apenas eran poco mas de las tres
de la tarde y aunque aún había sol, el agua se encontraba
completamente fría. Empezó a quitarse la ropa hasta quedar en un
traje de baño rojo. Dobló bien cada prenda y la dejó guardada en su
mochila, luego volvió al estanque y se tentó a meter primero un pie.

Estaba tan calurosa y agitada, que el frío fue bienvenido.


Lentamente empezó a sumergirse en el agua. La orilla era bastante
superficial, pero avanzó poco a poco hasta que el agua cubrió su
pecho. Un escalofrío la recorrió y sus pezones se erizaron. Miró el
alrededor, luego la cascada, tomó una bocanada de aire y se
sumergió.

El agua era transparente, fresca y muy limpia. Nadó de un lado a


otro, varios minutos, mientras se acostumbraba al cambio de
temperatura. Aunque ya había aprendido a nadar, no se tentó a
llegar más al fondo, aunque habría deseado acercarse a la cascada
y permitir que el agua cayendo, le azotara la piel. Sabía que en
realidad se sentiría como cuchillas, pero seria una experiencia
extraordinaria sin duda, aun así, no tenía el valor de realizar tal
hazaña, en su lugar, empezó a nadar mas hacia la orilla.

Estaba flotando y observando el basto cielo cuando un sonido le


llamó la atención. Frunció el ceño y se puso de pie con rapidez para
registrar con la mirada el lugar.

No había nadie ahí, pero una segunda inspección le hizo fijarse en


la sombra que se acercaba a los lejos. El corazón se le aceleró,
mientras la imagen empezaba a tomar forma hasta que vislumbro
que se trataba de nadie más, ni nadie menos que Ranma.

-¿Qué haces aquí? - preguntó agresivamente.

Ranma se encogió de hombros, bajó su bolso y lo dejó a un lado del


suyo, luego se sentó y empezó a quitarse los zapatos.

-Oye ¿Qué haces?

-Quitándome la ropa.

-Eso puedo ver - frunció el ceño -. ¿Qué demonios haces aquí?


¿Acaso me seguiste? ¿Hay alguien más contigo?

-Vine solo… - se paró de un salto y se quitó el short quedando en


una especie de bañador corto en color azul. Akane sintió como se le
enrojecía el rostro cuando vislumbró su fuerte cuerpo a la luz del sol.

-¿Ahh si?

-Y respecto a la otra pregunta - puso las manos en su cadera y le


dirigió una mirada sensual que hizo que otro tipo de escalofrío
recorriera el cuerpo de Akane -. Yo solo vine a disfrutar de la vista -
su mirada descendió y se detuvo en sus senos. Akane se
estremeció y chilló, apresurándose a hundir el torso en el agua.

-¡Pervertido!

Ranma corrió hacia el estanque y en cuanto sintió el desnivel del


piso, se sumergió inmediatamente.

Akane jadeó y lo buscó con la mirada. Aunque el agua era clara,


rápidamente le perdió el rastro y luego sintió como algo se apoyaba
en su muslo y con un jadeo, se vio alzada en el aire.
Soltó un gritillo y se sostuvo precariamente de los hombros
masculinos. Las manos del chico se habían apoyado en sus muslos
y luego fueron ascendiendo sobre su trasero y cadera hasta
apoyarse en su espalda. Akane jadeó mientras su cuerpo
lentamente se deslizaba por el torso fuerte de Ranma. Estaba casi
sin aliento cuando sus pechos se aplastaron contra la carne caliente
y sus rostros finalmente se encontraron.

Sus ojos fueron atrapados casi al instante por la mirada azulada,


sería y sensual. Apenas logró tomar una inhalación antes de que
Ranma decidiera bajar el rostro y atrapar sus labios en un beso
arrollador que hizo temblar cada centímetro y profundidad de su
cuerpo.

Los labios masculinos atacaron los suyos con ímpetu, casi


obligándola a seguir el ritmo y haciendo que poco a poco perdiera el
juicio. Una pequeña lengua se deslizó en su boca y cuando acarició
la suya, Akane no pudo detener la sacudida que estremeció su alma
misma. La piel le estalló en puntas y su estómago se apretó,
mientras un calor naciente empezaba a emerger de su cuerpo
estimulando cada parte en su interior.

Cuando Ranma se alejó finalmente de ella, ambos jadeaban. Las


manos grandes de él se deslizaron de arriba a abajo por su espalda.

-Mierda, te extrañe tonta.

-¿Qué estás haciendo? - su tono de voz fue bajo, casi estrangulado.


Entrelazó su mirada con los orbes azules que quemaban todo a su
paso -. Alguien puede vernos.

-Me importa una mierda - sus dedos descendieron en un camino


decadente, desde su espalda alta, por su cintura y hacia su cadera.
La caricia la hizo tan consciente de su fuerza, su masculinidad y el
atractivo magnético que flotaba entre ambos, que Akane jadeo,
excitada.

-Ranma…
Él se inclino y sus labios se acariciaron, mientras el aliento de
ambos quedaba atrapado entre sus cuerpos.

-Esto ha sido una tortura.

-Lo se…

-Quería tocarte y besarte.

-Acordamos esconder nuestra relación.

-¡Y una mierda!… Akari y Ryoga se la pasaron tomados de la mano


todo el maldito verano y no se metieron en problemas - el tomo su
rostro entre las manos grandes y le apartó el cabello humedecido
que se le pegaba a la frente.

-Si, pero habría sido muy complicado de explicar. Hace un tiempo, tu


y yo declaramos a gritos que nos odiábamos - susurró, Ranma se
río.

-Tu gritabas…

-Si, si… como si fueras tan callado - Akane rodó los ojos con un
puchero en los labios.

-Ven - él se inclinó y volvió a besarla.

Sus besos tenían la capacidad de eclipsar todo a su alrededor.


Había sido así desde la primera vez ¿Quién habría pensado que
algún día terminarían así?

-Ranma… - gimió cuando el Saotome abandonó su boca y empezó


a besarle el cuello.

-Estoy molesto contigo - susurró él.

-¿Por qué? - Akane irguió el rostro, confundida.


-Dijiste fingir llevarnos mal, no masacrarme en el proceso - Ranma
también le miró, esta vez con un ceño fruncido.

-¿De que hablas?

-Fuiste tu quien me dijo petulante, perezoso y feo… me llamaste feo


- se quejó. Su mohín era tan tierno, que Akane no pudo evitar
sonreír.

-Dije que no eras taan atractivo - le recordó mientras le peinaba el


flequillo.

-Si, pero luego me llamaste feo.

-Bueno… tu tampoco fuiste del todo comedido… te recuerdo que me


llamaste gritona, aburrida y fea.

-Pero sabes que eso era mentira.

-¿Era así? - alzó una ceja, escéptica.

-Claro que si… aunque a veces si gritas demasiado y… le quitas lo


divertido a todo… no eres nada fea - sonrió mientras decía cada
palabra. Sin embargo, no le causó ninguna gracia a Akane.

-Vaya, vaya… al menos tengo algo a mi favor - intentó alejarse.

-No te voy a dejar ir - canturreo el chico.

-Ya suéltame Ranma… se está poniendo frío.

-Bien - la sonrisa que cruzó los labios masculinos trajo un


estremecimiento delicioso en todo el cuerpo de Akane -. Se como
calentarte.

-¡¿Qué?!… no… - y otro de sus besos tuvo la capacidad no solo de


detener sus palabras, sino también de dejarla hecha un manojo de
temblores y excitaciones.
Ranma la besó hasta que dejó de hablar, hasta que cualquier
pensamiento simplemente escapó de su mente como si se tratara
de arena entre sus dedos, la besó hasta que fue su cuerpo el que
tomó el control.

La victoria nunca había sabido tan deliciosa, como cuando Akane le


rodeó el cuello con los brazos y se apego a su cuerpo tanto que sus
pesados senos se aplastaron contra su torso, y distinguió la
rugosidad y dureza de sus erguidos pezones.

Obligó con besos persuasivos y sensuales que Akane moviera la


cabeza a su antojo, luego descendió la mano suavemente,
deleitándose con la suavidad de su piel, y la elevación y el descenso
de cada cumbre que adornaba su esbelta figura.

Akane era sin duda la mujer mas hermosa que jamás había
conocido. No sólo era su rostro tan bello y simétrico, sino también
sus ojos enormes que adornaban todo aquello que adoraba
observar, el cabello azabache, suave y liso, y también su cuerpo, tan
curvilíneo en todas las partes correctas.

Tenía unos pechos tan perfectos que cabían en toda su mano y sus
caderas era suficientemente anchas para darle cabida cuando
quería meterse entre sus gruesos y atléticos muslos, claro que su
parte favorita era su trasero, tan redondo, firme y abundante.

¡Maldita sea! Estaba excitándose con demasiada rapidez.

-Ranma… alguien puede venir - gimió ella con placer, mientras le


lamia las gotas de agua del cuello.

-Nadie querría venir en su sano juicio a este lugar… es por eso que
me citaste aquí no - la tomó de la cadera con una mano mientras
deslizaba la otra a través de su abdomen hasta sopesar el peso de
uno de sus senos -. También querías verme ¿cierto? - mordió el
lóbulo de su oreja y Akane se estremeció -. También extrañabas
nuestros encuentros ¿no es así?
Fue todo lo que necesitó para desatar su lujuria. El rostro de Akane
era la viva imagen de la pasión. Tenía los labios hinchados por sus
besos y las pupilas dilatadas por el deseo. Casi temblaba entre sus
brazos y sentirla ahí, solo hacia que la convicción de que era
completamente suya, se arraigara dentro de su pecho.

Porque había pasado de odiarla a soportarla, luego se sentía atraído


por ella y eso poco a poco se transformo en amor. No sabía como
habían llegado hasta ahí, el día en el que tuvo que dar tutorías de
natación para obtener los puntos necesarios para pasar el año
jamás espero que la misma Akane Tendo fuera su alumna, mucho
menos que su relación terminará de esa manera.

Pero era más que atracción, estaba convencido de ello. La amaba y


cada día que pasaba se sentía más seguro de sus sentimientos.

-Me gusta tu traje de baño - bajó la mirada y observó la pequeña


tela que intentaba esconder sus encantos. Los tirantes de sujetador
habían cedido bajo su asalto y los pechos de Akane casi parecían
necesitar liberarse de su confinamiento - Es rojo.

-Se que es tu color favorito - ella le dirigió una mirada tímida que
tuvo la capacidad de enternecerlo y excitarlo al mismo tiempo.

-Se te ve bien… pero se que te verías mejor sin ropa.

-¡Ranma! - Akane miró a los lados con las mejillas completamente


ruborizadas -. Alguien puede escucharte.

-No hay nadie aquí Akane - su paranoia era adorable -. Y realmente


quiero hacerte el amor nena.

-¿Aquí? - ella parecía escandalizada.

-Si, aquí y ahora… - enredó los dedos en las humedecidos hebras


de su cabellera y le acarició una mejilla, delicadamente ruborizada.
Akane entrecerró la mirada y le observó fijamente. Su expresión era
tan sugerente y pecaminosa -. Necesito hacerte el amor - se inclinó
y le rozó los labios.

¡Mierda!

Ranma jadeó y la besó mientras llevaba las manos a sus tirantes e


intentaba bajarlos. Akane gimió y permitió que liberará sus pechos.
Tenía los senos duros y sus pezones habían tomado una coloración
coral, que sabía que se debía a la excitación. La piel humedecida
por el agua sólo llamaba a sus manos y sus labios. Ranma la tomó
de los glúteos y la levantó, hasta que las hermosa cumbres pálidas
quedaron justo a la altura de su boca.

La chica jadeó y se sostuvo con rapidez.

-Ranma… ¿Qué haces? - ella temblaba, excitada.

-Necesito probarte…

-El bañador - gimió suavemente -. La corriente se lo llevará.

-No te voy a quitar el traje de baño - le dirigió una mirada que


prometía el mayor placer del mundo -. Siempre he querido hacerte
el amor con ropa.

-¡Eres un pervertido!

-Pero así te gusto ¿no?

Él sonrió y deslizó la mano lentamente, muy lentamente, dentro de


la braga del traje de baño. Akane abrió los labios, tomando una
inhalación y mientras le miraba a los ojos.

Los dedos de Ranma se enterraron en sus glúteos amasando la


opulenta carne hasta que descendió al centro mismo de su cuerpo.

Dos de sus dedos realizaron movimientos circulares sobre sus


labios inferiores, el índice se deslizó y acarició la sensible entrada,
su dedo ingresó, primero tentativamente, hasta que pudo hacer su
recorrido dentro.

Akane gimió y apretó los hombros del chico, enterrando las uñas en
su carne.

Ranma no se inmutó, mientras seguía masturbándola, primero


adentro y luego afuera.

Una, dos, tres.

Akane gimió, casi cerró los ojos y meneó la cadera, intentando que
penetrara aún más dentro de su cuerpo. Ranma tenia esa capacidad
casi insoportable de calentarla hasta que ella debía suplicarle que le
hiciera el amor de una vez.

No era justo, no era nada justo.

El dedo que se limitaba a simplemente acariciarla, se deslizó, cual si


fuera una serpiente todo el camino en su sensible piel hasta
acariciar una pequeña protuberancia que coronaba cada una de sus
pasiones. Ranma frunció el ceño, mientras la tomaba del glúteo con
una mano y con la otra se acomodaba, para acariciarla a su antojo.
Su dedo medio se apoyó en su clítoris y presionó. De un lado a otro.
En círculos. Duro. Suave.

Cuando Akane cerró los ojos y empezó a mover las caderas en su


encuentro, Ranma supo que podía entrar en ella. Notó la tensión
que el cálido canal en el que había irrumpido, le proporcionaba y
solo atinó a salir de ella antes de que pudiera alcanzar el placer
máximo sin haberse deslizado en el paraíso que suponía su cuerpo.

-¿Qué? - Akane le miró, desarreglada, desconcertada e


insatisfecha.

Ranma frunció el ceño y afianzó el agarre en su glúteo mientras con


la otra mano se deslizaba fuera de su ropa interior. Estaba
demasiado duro y sensible, aún así, no se detuvo, cuando la tomó
del trasero con ambas manos y la obligó a rodearle con las piernas.

-Agárrate fuerte - le advirtió con brusquedad.

-Mi braga… - recordó la chica.

Ranma negó, tomó su miembro y lo uso para hacer a un lado la


pequeña e insuficiente barrera que suponía la tela. Akane jadeó
cuando sintió el contacto de su miembro justo en el lugar que mas le
necesitaba, suspiró cuando Ranma hizo presión en su entrada y
gimió cuando él se deslizó en su inferior con un movimiento fluido.

El ajuste era perfecto, un poco apretado y tenso, pero sencillamente


maravilloso. Ranma volvió a apoyar las manos en los glúteos
femeninos y enterró los dedos en su carne, apretando a su antojo.

Akane bajó el rostro y jadeó sobre sus labios, mientras ligeros


estremecimientos le recorrían el cuerpo.

-Muévete - suplicó ella suavemente.

-Aun no - Ranma negó y cerró los ojos.

¡Diablos! ¡Estaba demasiado excitado!

Unos pocos movimientos seguramente destruirían su autocontrol,


estaba seguro.

No podía terminar así, no cuando había estado esperando las


últimas semanas para hacerle el amor. Sabia que podría reponerse
con rapidez para tener una segunda ronda, pero la primera
impresión siempre contaba.

-Ranma… ¿Estás bien? - él negó y la observó a los ojos fijamente.

-Necesito probarte - musitó, y paso seguido, hundió el rostro en sus


pechos. Akane gimió y enredó ambas manos en el abundante
cabello negro para tener algo a lo que aferrarse.
Ranma gruñó y tomó el primer pecho con los labios, probando la
textura de su pezón. En cuanto empezó a chupar, Akane se
estremeció y empezó a mover las caderas, por lo que tuvo que
sostenerla con fuerzas.

Sabía que ella era muy sensible cuando le acariciaba los pechos y
era justo la razón por la que lo dejaba de último, sin embargo, en
esa ocasión y dado que estaba demasiado excitado, lo mejor era
hacer sucumbir a Akane de manera en que pudieran terminar juntos.

La chica chilló cuando le mordió ligeramente la aureola y le haló del


cabello cuando chupó su pezón tanto que cuando lo soltó, rebotó
con un "pop" audible.

-Ranma… ohh, es demasiado - ella intentaba mover las caderas,


pero su agarre restrictivo, solo parecía hacerla más salvaje -. Es
demasiado…

El moreno tomó el otro pezón entre los labios y lo acarició con la


lengua una y otra vez. Cuando Akane gimió suavemente, lo apretó
con sus dientes y envolvió la boca a su alrededor antes de chupar.
La chica volvió a gemir, esta vez largamente y luego se tensó antes
de empezar a temblar.

Cuando sintió como su interior empezaba a contraerse, Ranma lo


supo, ella había alcanzado el placer. Eso logró sorprenderlo, ya que
no había sido precisamente su plan, aun así le produjo una
satisfacción masculina tal, que la piel se le enchino.

-Mierda Akane, siempre me vuelves loco - observó su expresión


agotada, satisfecho, y se le apretó el pecho de una manera singular.
Se apresuró a tomar los labios femeninos en un beso y apretó las
manos, enterrando los dedos en los suaves glúteos antes de
levantarla de las caderas suavemente.

Akane le abrazó por el cuello y le dirigió una mirada entrecerrada


mientras la obligaba, también muy lentamente, a descender sobre
su longitud.
Su interior estaba húmedo y suave, luego del orgasmo, y tan cálido,
tan benditamente cálido, que debía ser sin duda el cielo en la tierra.

-Ranma… - la morena gimió.

El moreno la observó fijamente, mientras manipulaba su cuerpo a su


antojo. De arriba a abajo. Más cerca, mucho más cerca.

Los escalofríos iniciaron justo en el centro de su vientre. El Saotome


apretó los labios y frunció el ceño mientras movía las caderas de
adelante hacia atrás, al ritmo exacto de cada movimiento del cuerpo
de Akane. Cada embestida siendo particularmente dura y el placer
nublando todo hasta que prácticamente ignoró cualquier otra cosa,
hasta que solo existía Akane, él y sus cuerpos amándose.

-Ranma… - ella echo la cabeza hacia atrás y Ranma permitió que


flotara sobre el agua mientras la tomaba de las caderas. Sus pechos
rebotaban con cada penetración y podía verse a sí mismo mientras
se perdía entre el paraíso entre sus piernas.

Era tan hermosa.

Tan deliciosa.

-¡Akane! - gruñó entre dientes.

La chica le miró, se enredó en su cuerpo hasta volver a subir sobre


él y tomar una postura que le permitiera dominarle, antes de tomarle
del cabello con fuerza. Sus muslos se apretaron en torno a su
cintura y sintió como en esa ocasión era ella quien movía las
caderas.

Adentro, más adentro y afuera.

En círculos, un camino lleno de vicios y pecados.

Y luego dejándose caer de golpe, con tanta fuerza que bien podría
ver las estrellas.
-Akane…

-Voy a correrme - gimió ella sobre sus labios.

Era tan extraño escucharla decir algo tan obsceno. Como le


encantaba.

Miró como ella jadeaba y luego llevaba una de sus manos a su


pecho y descendía lentamente hasta que acarició la base de su
miembro, y luego más abajo, hasta tomar sus testículos por un
momento y apretar. Ella le miró a los ojos y Ranma jadeó, excitado.

Sin embargo, fue extraño cuando en lugar de seguir acariciándole,


Akane le soltó y mantuvo la mano debajo de su cintura. Aun así,
rápidamente notó como su respiración empezaba a agitarse y el
agua a su alrededor se mecía.

¿Estaba acariciándose para llegar al orgasmo?

Puta mierda. Si había alguna duda de sus sentimientos por ella, en


ese momento se disiparon.

Bajó la mirada y solo observó a través del agua como su brazo se


movía. Cuando levantó el rostro, se dio cuenta que Akane le
observaba fijamente.

Se estaba masturbando mientras le hacía el amor y le miraba a los


ojos.

¿Podía ser aún mas perfecta?

Parecía una diosa del placer.

Apretó las manos en su trasero y la obligó a mecerse cada vez más


rápido.

-Si, si… ya casi… - jadeó ella.


-¡Akane! - Ranma gimió y se apresuró a besarla mientras su mundo
entero parecía girar a una velocidad insuperable.

La luz frente a sus ojos se volvió cegadora y su cuerpo entero se


estremeció tanto que tuvo que tomar el cuerpo de Akane con fuerza
mientras sus caderas temblaban entre los muslos de ella. Sus
piernas perdieron la fuerza, pero se apresuró a apretar los músculos
hasta que resultó casi doloroso, aun así, nada podía minimizar de
ningún manera el inmenso placer que estremeció cada parte de su
cuerpo del alma hacia afuera.

-Ranma…

Cuando volvió en sí, apenas unos segundos o unos minutos


después, se dio cuenta que Akane le observaba fijamente.

Ella le acarició el cabello y se inclinó para plantarle un casto beso en


los labios.

-Eso fue… fantástico - su voz se sentía ronca y su garganta


rasposa.

-Si… siempre lo es.

Ella sonrió y fue como el maldito sol. Era tan hermosa, tan perfecta.

-Te amo nena - las palabras salieron de lo más profundo de su


corazón.

Claro que la falta de respuesta de Akane era algo que no había


previsto.

-¿Ohh? - frunció el ceño. La euforia abandonando su cuerpo con


rapidez -. ¿Es todo lo que tienes que decir?

-Bueno… ella parpadeó -. Es que fue inesperado.


Ranma se sintió frío por dentro. Tomó las piernas de la chica y la
ayudó de bajar de su cuerpo lentamente. Akane se arregló el
sujetador y la parte inferior del bañador con las manos temblorosas.

-¿En serio es todo lo que tienes que decir?

-Bueno Ranma… no espere que me dijeras que me amas por


primera vez luego de tener sexo en un río… - se cruzó de brazos.

-Es una cascada…

-Es lo mismo.

-Como sea… mejor me voy - empezó a salir del agua.

-Bueno… lo siento… me tomaste por sorpresa ¿si? - exclamó


agitada -. ¿Qué se supone que debía responder?

-¡Que me amas! - Ranma volteó, casi furioso -. ¿Qué demonios


Akane? ¿Cómo me haces esa pregunta siquiera?

-Claro que te amo Ranma.

-Y pretendes que te lo crea ahora… - azotó la mano en el aire -. No


necesito que me digas lo que deseo escuchar.

-Pero es cierto… te amo - ella se acercó.

-Lo mejor es que me vaya… estoy muy molesto ahora - intentó dar
media vuelta. Akane lo tomó del brazo con rapidez.

-Te amo mucho… mucho mas de lo que creí que fuera capaz. Tanto
que ni siquiera se como actuar contigo algunas veces.

-Akane, ahora no…

-Ranma… lo siento - ella se negó a soltarlo -. Lo digo en serio, te


amo mucho, es solo que… no espere que pudieras corresponderme
- él le dirigió un ceño fruncido -. Tu mismo lo dijiste, puedes tener a
la chica que quieras. Se que esta relación es novedosa porque
ambos creímos odiarnos, pero…

-Sabes que eso fue una actuación - Ranma volteó, mucho más
calmado y la tomó de los hombros.

-¿Es así?

-Claro que si. Yo no espere que me gustaras, pero fue así y cuando
empezamos esta relación… te dije que iba en serio.

-Lo siento.

-Yo también - tomó la delicada barbilla entre sus dedos y obligó a


Akane a levantar el rostro -. Ahora dime que me amas en serio.

-Siempre fue en serio - hizo un puchero -. Te amo mucho.

-Bien - Ranma sonrió y le dio un casto beso.

-Ahora dímelo tu.

-Yo ya lo hice.

-Dímelo de nuevo - apoyó las manos en su pecho.

-No empieces.

-Ranma… quiero que lo repitas - le pidió seriamente.

-Bueno - se alborotó el cabello -… Si, bueno… yo… ya sabes…

-¡Ranma! - Akane apoyó las manos en su cadera -. Puedes decir


que me amas cuando me haces el amor, pero no cuando te lo estoy
pidiendo.

-No es lo mismo.

-Claro que si - dio un pisotón -. Si me amas, me amas.


-Pero si lo hago.

-Entonces dímelo… ¡Ahora!

-¡Bien! ¡Te amo! ¡¿Contenta?!

Akane la observó con el ceño fruncido, apretó los puntos y tras


dirigirle una mirada resentida, dio media vuelta.

-Hey, hey… ¿Qué te sucede? ¿Dónde vas?

-Eso no fue sincero.

-¿Como dices? ¡Claro que si!

-No, no lo fue… creo que es mejor que volvamos al campamento -


intentó pasar a su lado. Ranma la tomó del brazo y la obligó a
voltear.

Akane parecía poco renuente a ceder, pero Ranma no la soltó hasta


que la chica dejó de agitarse entre sus brazos.

-Te amo - la miró a los ojos -. De verdad estoy enamorado de ti.

-¿En serio? - el labio inferior de la Tendo tembló.

-Si, en serio… es una tontería no habértelo dicho cuando me lo


pediste, pero… tu también fuiste una boba al reaccionar de esa
manera a mi confesión.

-Si, lo se - bajó la mirada -. Lo siento mucho.

-Bueno… ¿Y ahora?

Akane bajó la mirada y suspiró, antes de tomarle de las manos.

-Faltan algunas horas para que empiece a oscurecer y yo…


conseguí algunos bocadillos ¿Quiere quedarte un rato más
conmigo?
Ranma la tomó de la cintura al instante, pegándola a su cuerpo en
un solo movimiento.

-Espere tenerte un momento a solas durante todo el verano - sonrió


suavemente -. ¿Qué crees tú?

Y la beso a continuación con la promesa de un recuerdo que les


duraría toda la vida.

El campamento de verano en el que habían finalmente abierto sus


corazones.

FIN

NOTAS DEL CAPÍTULO:

Y finalmente terminó.

Como siempre, contra el reloj y aun así en retraso, este relato


participa para la dinámica del mes de agosto #_sensual_verano_
de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma. Muchas gracias por la
invitación bellas.

Hola mis bellas, muchas gracias si llegaron hasta aquí, espero que
el relato haya sido de su agrado y como pudieron observar fue un
Enemy to Lovers un tanto engañoso.

Aunque creí haber dado los inicios pertinentes de su relación a


escondidas ¿Quién descubrió desde un inicio que nuestros tercos
tórtolos salían?

Por ejemplo: Bueno, además de las miradas que Akane daba a su


alrededor cuando Ranma se acercaba.

También estaba su tensión y preguntas cuando el hacía un


movimiento en falso.
La manera en que él amaba tomarle el pelo se puede tomar como
referencia y él hecho de que siempre estuviera pendiente del celular.

Por otro en el juego de verdad y reto, cuando las chicas le


preguntan si le gusta alguien y la pequeña le dice que miente
cuando niega. En un inicio, iba a hacer un flashback en la escena
final para que se viera que la pequeña había encontrado a Ranma y
Akane infraganti una noche, pero habría alargado la trama.

La última reunión de campistas, creo que saben a esta altura que


ambos chicos chateaban entre ellos y que la llamaba que Akane
recibió no fue de Soun, sino de Ranma que comprendió que la
estaban arrinconando.

En fin, espero que a pesar de todo, el fin haya tenido su tensión y


argumentos para haberlos mantenido hasta el final, donde como
premio, nuestros protagonistas tuvieron un encuentro candente.

Sigo sin recibir sus notificaciones, pero aunque tarde, quiero que
sepan que las leo, por lo que aún sin contestación de mi parte por
todo el problema que tiene FF con mi cuenta, atesoro cada uno sus
comentarios y de antemano, muchas gracias por estos.

También gracias por leer hasta aquí y por el apoyo constante que
me dan, recuerden que tienen una parte de mi corazón.

Besos y abrazos. Sayonara.

03/09/22

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