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Al son de la marimba

chicas era a media mañana, el de los


El juego de las
ver desde nuestra
hombres por la tarde. Apenas pude
habitación, que daba a la plaza, los grandes árbolesy
el kiosko alrededor del cual mamá seguramente cami-
nó. Desayunamos con el uniforme puesto en el restau-
rante del hotel.
Mañana madrugan para que desayunemos en el

mercado-propuso Julián.
Estabamos emocionadas conversando ruidosamen-

Tey devoramoscon avidez la comida. Alterminar, el


entrenador nos dio una hora para holgazanear, nos
veríamos en el lobby, caminaríamos al gimnasi0, que
estaba muy cerca.
Ara, Raquel y yo salimos a la plaza de cantera verde.
Elcielo era azul intenso y el aire limpio. Comenzaba-
mos a sentir calor con la
chamarra ylos pants puestos.
Estábamos sentadas en las bancas del
que uando
ando -Sí, pero hoy
vimos a Paloma y a Manuel caminando no puedo enojarme con ella.
alrededor del -Y Manuel muy
kiosko.
a
casi en la puerta del hotel.
gustito-intervino Raquel ya
Como novios de pueblo-dijo Raquel.
Mejor no lo hubiera dicho. Ese era mi coraje. Subí
Araceli le dio un codazo. Yo los miré en silencio.
a toda prisa al cuarto y me encerré en el
baño. Quería
Deseaba que no advirtieran nuestra presencia. llorar de ira, de impotencia. Manuel no me pertenecía,
-Vámonos dije mientras me levantaba. estaba claro. Nadie le pertenece a nadie. Sin embargo,
Ellos ya venían de regreso y nos los topamos de la noche en el autobús me habiía hecho creer que exis-
frente. Paloma sonriÓ oronda. Manuel me miró directo tía una complicidad. Un pacto secreto se desvanecía.
a los ojosS. Bajé cuando todos ya estaban en el lobby. Echamos
-Buenos días, capitana -saludó Paloma con ironía. a andar calle arriba como un tropel de caballos excita-
-Mala tarde, diría yo-murmuró Araceli entre dos, pavoneando nuestra estampa retadora. El gimna-
dientes. sio estaba a unas cuadras. Cuando entramos sentimos
el ayudante del entre- el golpe del calor bajo el techo de lámina. Las gradas
Tienen algún asunto con
nador? estaban llenas, el equipo contrario calentaba en medio
Manuel miró al horizonte perturbado. de la cancha.
-Ninguno-dije seca- más vale que regresemnos Esperábamos una abucheo general, tal como cuan
al hotel, ya va siendo hora. do lo hacíamos con las escuelas visitantes.
nosotros
Pero aquí hubo respeto, un silencio que nos hizo sentir
Y eché a andar por delante. Las chicas me alcan-
terriblemente extranjeros. El entrenador del equipo de
zaron.
Oaxaca se acercó a la banca donde nos instalamos.
-Es una pedante-dijo Raquel-ni un pase le voy
Saludó a Julián y nos dio la bienvenida. Antes del
a dar en el juego.
-Momento-el juegoestá por encima de nuestras Juego, ya estábamos sudando.
Julián dio el cuadro y todas nos pusimos listas para
simpatíasordené envestida de capitana.
Hasta entonces me daba cuenta de lo que la irritaba el salto de dos que siempre le tocaba a Paloma. Esta

el que yo tuviera ese lugar y también hasta ese mo- vez me contuve para no mirar a Manuel antes del
sonó
mento, entendía la responsabilidad no sólo en la can Juego, su apoyo me estorbaba. Cuando el silbato
cha sino fuera de ella de buscar la cohesión del grupo0, y el balón se puso en juego, la marimba comenzo a
el espíritu de equipo que Paloma hacía tambalear. ovolvió NOs desconcertó por un segundo y luego se
- A poco no te molestó?-siguió Araceli.
un sonido más entre el bote del balón sobre el

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cemento, los gritos y las
porras de la sede
ron lasde nuestros que opaca-
equipos.
El calor nos comenzó a agotar. Julián
pidió tiempo
para dar indicaciones y para que bebiéramos agua.
Paloma estaba especialmente enrojecida. Julián le
preguntó si estaba bien o queria un cambio. Seguiría,
cómo iba a darse por vencida?
Nos iban ganando. Los que estaban en la banca nos
gritaban ánimo" cuando pasábamos cerca, la marim-
ba tocaba "La llorona" y el graderío parecía un buque solsr obeg seloe
en llamas. Levantar la pelota, lanzarla, despegarse,

correr, eran esfuerzos superiores bajo ese calor. De Monte Albán


pronto el árbitro silbó, Paloma esperando un pase lar-
go bajo la canasta, se había desmayado. Todas corri-
mos a verla, Julián le dio agua. Manuel le tomaba el Para la caída de la tarde el equipo anfitrión había
organizado una excursión a Monte Albán. Losmucha-
pulso. Estaba pálida. Nos asustamos. Alguien pasó un
frasco de alcohol y Paloma reaccionó al olerlo. Tenía chos habían perdido por una canasta y su ánimoestaba
la camiseta empapada en sudor. Entre Manuel y Julián decaído. Yo me sentía culpable de su fracaso. Cuando
la cargaron y la recostaron en una banca. Manuel encestaba no demostraba mi alegría. Paloma
El árbitro dio otro pitazo para que el juego siguiera. por el contrario, ya recuperada de su baja de presión,
Manuel estaba sentado al lado de Paloma y la tenía y con el calor amainado, se regodeaba en "bravos" y
de la mano. Yo encesté, me hicieron faul y ánimo muchachos'.
cogida
volví a encestar. Todo el coraje se volvió ímpetu que, LlegamOS al centro ceremonial en dos camiones,
contagiado, volteó el marcador. Bajo el son de la ma- uno para cada
equipo. Intentamos ser cordiales unos
rimba, y sin la mirada de Manuel, ganamos. con otros mientras atravesábamos el centro
ceremo-
nial, aún con nuestros pants, para llegar a la
Situada al poniente, allí donde nos
piramide
taculo solar. Nos sentamos en los
esperaba el espec-
el color
escalones y miramos
naranja
para estar
del cielo. Comprendí que era un lugar
cerca de los dioses.
Fijé mi vista en el disco

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casi que se hundía en el horizonte como
rosa
una
moneda en la ranura de una alcancia. Por instantes no desafinar. Me gustaba sentir el roce de Manuel cuando
existió nadie, no importo mi coraje hacia Paloma ni se sentaba mi lado en la banca. Olvidé
a
por completo
mi resentimiento por Manuel. Sentí el gozo de haber la presencia de Paloma hasta
que alguien la menciono.
dado un buen juego y la placidez de la grandeza de ese No estaba allí. A pesar de su actitud
conmigo, me
paisaje. inquietó. Dije que iba al baño del hotel, toqué en su
Una mano sobre mi hombro me sacó de mis cavila- habitación.
ciones. Ni siquiera me había dado cuenta que Manuel
-Soy Andrea-respondi antes de que abriera.
Me miró con extrañeza.
estaba sentado en el escalón detrás de mí. Volteé sor-
-Qué haces aquí?
prendida. El sol se perdía y el cielo estallaba en colores -Vine por ti.
de fuego. Manuel tardó en quitar la mano de mi hom- -Ni que te importara tanto.
bro. La muchedumbre nos protegía de la evidencia. Lo -Vente a divertir con todosle dije por respuesta.
quería. -No estoy de humor.
De regreso optamos por mezclarnos los anfitriones -A lo mejor te pones de buen humor-insistí-
y los fuereños. Manuel tiró de la manga de mi sudade- Te pasa algo que me quieras contar?
ra cuando pasó hacia el camión de los oaxaqueños. Paloma recargó los codos en sus piernas y sostuvo
También me fui hacia allá con Araceli y Raquel. Pa- Su cara entre las manos. Era bonita, pasada de peso,
loma, afortunadamente, no tuvo la agilidad. El júbilo pero con facciones finas.
nos ocupô todo el camino deregreso, nos quedamos -Ya que insistes te diré que mi problema eres tú.
de pie casi en corro para mirarnos las caras. Cantamos Me quedé helada. No encontré respuesta. Ella
canciones mexicanas que todos nos sabíamos como Siguió.
No volveré, ya casi llegando a la ciudad el tono subió -Sí, ayer Manuel confesó que le gustabas.
me
y las canciones picarescas con sus finales disimulados Recordé mi coraje al verlos dando vueltas alrededor
nos hicieron reír. del kiosko. Sentí el alivio de mis celos infundados.
Manuel y yo cruzábamos miradas entre risas. Com- -Lo siento-dije con
torpeza.
partir ese atardecer nos había reconciliado. Que lo vas a sentir, si es como para estar muy
Julián insistió en que nos durmiéramos temprano, contenta-contestó con rabia.
pero esa noche, después de despedirnos del otro equi- -Ahora que lo dices-me defendí- tienes toda la
po, salimos a disfrutar la plaza. Contamos chistes y razón porque él me
-A mí
gusta.
seguimos cantando. En bola no nos daba vergüenza
también-dijo abatida.
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Entonces me senté a su lado y la abracé. Extraña-
mente, n o m e rechazó.
habrá otros mu-
-Puede ser un buen amigo tuyo y
chachos.
-Pero no Manuel -insistió.
Era dificil consolarla cuando yo era la que estorba-
ba. Pareció leerme el pensamiento.
existieras yo le gustaría a Ma-
-Aunque tú no no

nuel. Como que no tengo mucha suerte con los mu-


chachos.
-Si no te defendieras tanto, Si demostraras que
tambien fallas...
Paloma se quedó callada, senti una enorme ternura
Antes de vacaciones
por ella.
De afuera nos llegóel sonido de las voces cantando
Oaxaca fue una lección de solidaridad. A veces cuan-
muy de cerca. Las dos nos asomamos por el balcón.
do mamá se ponía a tararear La zandunga, queahora
Los que cantaban en las bancas nos llevaban serenata.
yo ya reconocía, recordaba el calor pasmoso del gim-
Paloma y yo nos miramos y sonreimos. Sospeché que
nasio contecho de lámina y la pieza que acompañóel
podríamos llegar a ser amigas.
triunfo. Desde ese viaje, Paloma y yo platicábamos
más. Al ser ella depositaria de la confesión de Manuel,
era cómplice de nuestro acercamiento. Eso parecía

complacerla. Araceli no entendía muy bien el cambio


y hasta se encelaba. Pero la verdad es que cada vez
jugábamos con un mejor sentido de equipo. Sí, los
dioses zapotecos y Julián habían intervenido para que
así fuera. Chicos y chicas nos acompañábamos en los
partidoS con un apoyo que alegraba a nuestro entre-
nador.
La voz comenzó a correr. Después del último juego
antes de vacaciones haríamos una fiesta sorpresa a

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Julián. Como cumplía años
estaríamos en la escuela. Se
amitad del
veran
erano noo latia iracundo. La contraria falló tam-
fuera por el simple gusto de merecíael festejo Mi corazón
el rebote. No tuve
y Paloma atrapó
y empuje. Ahora agradecerle sus aunque bién el segundo
Entonces me gritó Julián
que ya loS pants habían cciones fuerzas para descolgarme.
brillo de la novedad, los calcetines se
perdido el desde la banca.

dos, los juegos ganados eran más escurrían gasta- -Andrea, reacciona.
que los Sentía las lágrimas
trofeos se perdidos, los
acumulaban en la vitrina del salón de Pedí tiempo con las manos.
fau-
tes y la montaña de manos depor- los ojos. Además no quería salir por
y el grito antes de agolparse en
comenzar cambiaran. Habia perdido la voluntad y
el juego estaba les. Que me
cargado de confiado entusiasmo, sa- el último juego antes de
las vacaciones.
bíamos que había pasado el era
tiempo
la selección. Ahora éramos un
desde que se formó Entró Sara por mí. Salí
sofocada. Julián no me dijo

Debe haber sido la certeza de equipo.


defraudado. Tenía unas enor-
nada. Sabía que lo había
sentia y
que era el último juego mes ganas de
llorar. Queria decirle que lo
de la temporada,
porque a los 10 minutos del partido no pude.
con el
colegio Inglés yo ya llevaba tres faules. Tenía Sara era respondía a la velocidad
lenta y no
del
rabia, rabia de volver a perder el control la en el marcador.
Julián estaba
Juego. Seguíamos abajo
para defender, de tapar bolas sin rozar el sagacidad
y
furioso. Entonces comenzó a despotricar.
saltar vertical y no sobre la cuerpo, de tanto entrenamiento,
Si

de ir perdiendo.
contraria. Rabia tambien -De qué te sirvió avanzar, tres faules en 10
se te olvida en la cancha, si haces
Las del Inglés eran
rápidas. Interceptaron. La 8 que minutos. la voz entre-
yo cuidaba recibió el fue faul -dije con

15 que ya se
balóny lo lanzó adelante de la - E l tercero no

descolgaba. No me fijé que Paloma estaba Cortada.


a la injusticia? No
le
ya abajo y corrí desesperada a -iY no puedes sobreponerte al árbitro
atajar un enceste casl luchando hasta demostrar
seguro. Tuve el temple en el momento en puedes dar batalla Y u n a vez
dora levantaba la pelota por que la juga- los árbitros s e equivocan.
error? Porque a entrar
encima de su cabeza Su
perdón. Vas
brincar vertical, pero la rocé al pard señalada la falta no pueden pedir demostraste en
golpear
árbitro marcó faul. Alcancé a ver a la bola. El vas a
sacar esa
casta que
y este e s el último juego
a la cancha
Julián que de pie dar todo porque
azotaba su cuaderno contra el piso. Oaxaca, vas a
te saquen por
faules.
Aunque
-No fue faul-grité. de la temporada. Julián. Mi corazón
latía con
asi a
había visto
Tranquila -me dijo Paloma al irse a colocar para
Nunca
de sus palabras.
Entré al relevo por
Sara.
el rebote. el coraje

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-Duro, Andrea gritó Manuel
desde la bar
Quedaban ocho minutos. Ocho minutos banca.
los humoS a las para
contrarias, para baja
defender ajarle
Julián v

usar laanotar
puso de centro, a dar juego, a
me
y no el instinto salvaje.
Intentamos pantallas razón
das, quebré el ritmo veloz del y
juga-
armamos movimientos. Dimos juego
de las otras
bolas a Araceli
anotó con su calma usual.
Recobramos
aue
la
El quinto faul fue
inevitable y aunque confianza.
sensación no fue de fracaso. Julián nos perdimos, la
cada una. Yo fui la última. dio la mano a
Entonces me dio un
y me miró a los
ojos. apretón
-Nunca dejes que lo de afuera te El cumpleaños de Julián
propia fuerza. Lo sabes hacer, ya lo derrote. Busca tu
Entonces salieron las demostraste.
la lágrimas sin
de los demás. Veníapudor, quizás sin
La fiesta se organizó en casa de Paloma. Tenía una
comprensión
de las vacaciones, la el tiempo lento casa grande, dos hermanoS y, como nos
enteramos ese
añoranza por lo que daba día, tía que los cuidaba pues su papá viajaba mu-
a los días se
había instalado. sentido una

Julián, a Paloma, a Raquel a Extrañaría juego, a mamá nadie preguntó. Fue brusco entrar
a
el cho. Por su
una parte, segu-
entrenamiento, mis tenis yAraceli, una vida, el basquetbol sólo mostraba
del y las tortas antes
a Manuel ramente la más gozosa de la vida
de Paloma. En reali-
Caborca a la cosecha de la uva. que se iría a
sabíamos de lo que había tras el
uniforme.
dad poco
se percatara de
El dilema fue llevar a Julián sin que
una fiesta paraél. Paloma se volvió después
que era
descomunal. Fuimos a tomar un
actriz
del juego una
comenzó a llorar en la mesa. Julián
refresco y Paloma
Julián nos lo contó todo en la
se acercó. Después hablar con su fami-
fuera a
fiesta: Paloma le pidió que
su interés por el basquetbol era
lia pues pensaban que
un hombre ya hecho que segura-
por el entrenador,
de su pequeña.
mente abusaria

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Todos disimulamos mientras la libret:
sólo la
sólo libreta era para
veiamos realidad

limpiarse las lágrimas y a Julián ponerse Palom. a en


Pero allí
ma Julián. Manuel. Pensé que si de
de llavero e r a para
Sólo a Paloma pudo ocurrirsele tal colorad el presente todos los días.
en mis manos, había enredo,-Déjenle
dicho sin ponernos al tanto
lo
Julián

colgaba
sus
llaves m e
tendria

de
de Raquel
v e r n o s en casa
quedamos
su plan. de Araceli y yo Ya antes habíamos dado
autobks juntas.
Tiene que tomar el
ser mañana, Julián, pues mi nara
P a l o m a tuViera elpastel, los refres-
en Méxicoinsistió Paloma. padre está el dinero para que
sandwiches. Casi todos llegamos puntuales.
-Pero, es los salón
que
mañana..contesto
quería festejar su cumpleanos de otra
Julián que
cos y

Nos abrió la tía de Paloma y


nos pasó

la reunión. Había
a un

fuera dando una manera que no grande que ya


estaba preparado para
explicación a la familia de Paloma. c o m o balones de básquet,
un letrero
Es sólo un momento. Nos vemos en globos pintados sillas apartados
el café La "Felicidades Julián", y sillones y
Plaza y de allí nos vamos con
juntos a mi casa. Por favor, loseta brillosa. Manuel estaba
de hacia la orilla sobre la
eso
depende que pueda seguir jugando. repasando los
discos que podríamos
Cuando salimos de la tienda y en u n a esquina
de Julián hasta el final del
fingimos despedirnos escuchar.
verano, Paloma nos guiñó los quea
estaban en el camino y
el ojo en señal de que todo estaba Saludé primero
ensimismado, no
arreglado para el día llegué hasta donde Manuel, quien,
siguiente en su casa. Estaríamos allí a las seis de la me había visto.
tarde, ella llegaría con Julián media hora más
Faltaba tanto para las seis de la tarde desde tarde. -Ya no t a r d a n l e dije por la espalda. a
la hora bueno que llegaste para que
me ayudes
del desayuno, que ese sábado no Qué te he salu-
sabía cómo acortar encontrar u n a canción de cumpleaños. No
el tiempo. Deseaba
que Manuel me hablara, hasta aho0 dio un beso en la mejilla.
ra me daba cuenta de dado, verdad?-y me
que nunca nos habíamos dado al resto porque
Fue u n a fortuna estar de espaldas
los números
telefónicos. La frecuencia de vernos en sentí que la c a r a m e
estallaba de rubor.
juegos y entrenamientos tenía un ritmo que nunca -Ni yo-contesté y le devolví el
bes0, c o n el rubor
necesarias las llamadas. Estábamos hizo último día que lo
de mi espalda. Era el
trarnos en el terreno que
seguros encon- y los testigos a
nos unía. vería en dos meses.
Al medio día fui a la
papelería, sabía mamá De pronto se oyó u n rumor,
alguien apagó las luces
estaba y le pedí al empleado que no tras los muebles. Manuel y
que me anotara un llavero y todos nos agazapamos
Paloma.
con un tenis y una libreta en pegaditos. Se oyó la v o z de
cuyas tapas aparecía una yo nos quedamos
canasta de basquet. Le diría ahora le aviso a mi padre.
a mamá que el P o r aquí, Julián,
era regalo

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Entonces se encendieron las
luces y
contemplaba absorto el decorado, todosmientras
ientras Iul
Julián Manuel y yo
nos miramos. Algo había de despedida
sillones, exclamamos felicidades salímos da de Julián.
acercamoslos las palabras
abrazarlo. y nos en
Contestó Manuel pero ex-
Manuel puso Las mananitas cantadas a Tenlo por segur
Pedro Infante. por
por plícate.
Cuando Julián se sentó aún no Me ofrecen una jefatura de deportes en una es-

nidad. recobraba la sere tierra. Es tentador.


cuela en mi
Tú me
Si te tienes que ir en media hora, como No quiero que te vayas dije rotunda-
mos...bromeó Paloma. queda- has enseñado
lo que sé.
-Me atrapaste con tu Pero ya lo aprendiste-se defendió Julián-
historia, espero que no nuestra pasión,
verdad. sea Confío en ustedes. El basquetbol es
-Mi papá siquiera sabe cómo te llamas
ni entonces, cuál es el problema?
Paloma con cierta
amargura.
--dijo i Y cuándo sería eso?-preguntó
Manuel.
La reunión se llenó de -Me esperan después de Navidad, aún tendremos
anécdotas,
Circuló la comidayjuegos, chistes, unos meses cuando se acaben las
vacaciones.
bromas y apodos.
Las canciones que los refrescos. Ya tomaste la decisión, verdad?-le dije triste.
escogía Manuel se antojaban baila- Julián asintió. Entonces lo abracé, que los demás
bles, pero nadie se animaba. Hasta
entonces sólo nos por el cumpleaños, no
me importaba.
conocíamos como jugadores, era difícil pensaran que era

romper el hielo. tu equipo, eres una buena ca-


Manuel preguntó la hora e hizo un -Empuja siempre a

-Yo si me gesto de desazón. pitana.


tengo que ir media hora para
en la
el autobús. Traigo mi maleta y todo. tomar Manuel se quedó mudo. La campana losalvóde
Sentí el tristeza.
estómago revuelto. Sentados en
estábamos no podiamos platicar solos. círculo
-Me tengo que ir.
como
-Cuídala, vale la pena. Sobre todo ahora que
vas a
querido darle el llavero. Julián estaba paradoHubiera
Ja mesa de los refrescos y desde allí hizo señasjunto a ser el entrenador.
desconcertado.
para -iTe refieres a Andrea?-preguntó
que se acercara Manuel. Despues me llamó a un ojo Julián.
mí. -iAcaso no estás de acuerdo?-guiñó
Fstoy orgulloso.Cierro este año
contento. miróy sonrió como si lo hubieran des-
quiero confirmar que aunque yo dejara de ser suSólo
Manuel me

en- cubierto.
trenador ustedes seguirlan manteniendo el espíritu del -Claro, coach. /Dijiste, yo entrenador?
equipo. Creo que puedes hacerlo muy bien, aceptas?

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No te
preocupes todo está
tó Manuel como en las nubes. bajo control
-No, no todo dije con -contes
Manuel buscó su maletín tristeza.
y se
Finalmente volvió rincón donde despidió de tod
al
mos callados. Julián y yo odos.
Aproveché para colocar el seguía-
la mano que estiró
hacia la mía mientras paquetito en
se
Luego lo abres. despedia
-Hasta septiembre, preciosasusurró.
Ya no pude
contestar, mientras Julián él
un abrazo de y se daban
buen lugar
despedida, me deslicé al
baño. Era u
para llorar.
Descanso a los tenis

Cuando papá dijo que iríamos una


semana a Acapulco,
tristeza que me producía el
dejé de luchar contra la
verano. Habían dos semanas infernales, sin un
pasado
su textura tensa bajo
sólo día de botar la pelota y sentir
en la papelería
mis manos. Eugenia y yo ayudábamos
mañana. Era un pacto con nuestros padres
durante la
desde niñas.
mi hermana un día.
-Te pasa algo?-me preguntó
P o r qué lo dices? de los saca-
-Nada más has
acomodado el cajón
puntas tres veces.
rojos juntos,
los los
-Es que megusta que queden
metálicos juntos.
amarillos juntos, los
Clarodijo Eugenia
c o n i r o n i a eso es impor-
De seguro
extranas tus juegoS y tus en-
tantísimo
trenamientos.

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-Algo Contesté parca.
mi las vacacio0-
-Qué aburrido vicio, hermana. A en el aire. Mi hermana y mis primas me jalaban bur-
nes me parecen lo mejor para hacer lo que se me
pegue lonas:
la gana. No sé cómo aguantas eso de levantarte tem -Segurito que quisieras andar en shorts y tenis, y
prano los sábados, tener juego los domingos. Qué que ni te importaría si son unos pelados con los que
vida,
No sólo extraño la rutina de los juegos. Juegas.
-Ah... gato encerrado. Me empieza a gustar más Yo me defendía:
tu vicio deportivo. -Cuando estás en la cancha no hay pelados, hay
-Se va Julián el entrenador. Juego.
-Yo creí que me contarías algo más En la fuente de sodas con rocola la música me dis-
-Nos quedamos Manuel y yo de
interesante. trafa del deseo de salir y pegar mi cara a la reja para
-Manuel?
responsables. mirar cómo jugaban. Me gustaba observar a los ver-
-Un muchacho de Sonora, le dicen el daderos jugadores, no a los cascareros sin técnica. A
bato. esos se les notaba, sus movimientos eran inventados,
-Y dónde está ahorita?
-En Sonora. funcionaban por la fuerza de la práctica, pero mirar un
-iNo será eso lo que extrañas?
potibbg buen resorteo con tiro al aire, un dominio del
bote
onf esquivando los manotazos de los contrincantes, era
-Cómo crees? tole un gozo.
-No, Si y0 sé que sólo te gusta el
basquetbolse De regreso de Acapulco, donde el sol, el mar, jugar
burló Eugenia.
baraja, el golfito, Eugenia y mis primas me hicieron
Era verdad, ese verano no
sólo extrañaba los juegos olvidar la añoranza, los días transcurrieron
y la bulla del equipo, extrañaba la mirada la de nuevo.
despacio
de hablar de Manuel.
y manera Algunas chicas del equipo se juntaban a
cascarear los sábados,
En pero mamá ya tenía planeado
Acapulco no toqué un solo balón, a pesar de que que fuéramos a la comida de
me hervía la sangre al pasar junto a una cancha cuando fulano, a la primera
comunión de mengano, a la costurera.
ibamos a tomar un helado al centro del puerto. En esas Parecía que se
había propuesto acabar con mi afición.
Canchas populares las cascaritas estaban en su apogeo. Debí vestirme
con cierto
arreglo de "mujercita"-como decía
Miraba con nostalgia, con
ganas de mostrar a todos mamá-para estar tras el mostrador y
para todos estos
que a pesar de mi atuendo de lunares y sandalias rojas
compromisos que mis primas-incluida
yo era capaz de saltar, empujar, ganar el pase y dar el
había terminado con su Rosaura que
novio porque "sólo
balón en el preciso instante en que la corredora salta
taba su futbol le impor-
americano y hermanas disfrutaban y

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en los que yo permanecía silenciosa y nostalgica, con
la sensación de que perdía el tiempo y la destreza, que
dijera que le gustaba
la calle, me visitara me tomara del brazo para cru.
no sudaba ni sentía el golpeteo de la sangre en las en l
da, tuviera que papelería y yo-enjaula-
mejillas después de un gran estuerzo: 30 sentadillas
sílabos.
conversar con él engroseros mono-
s
con el balón arriba, abajo, 20 tablereos, 10 vueltas a la

cancha, tiros de faul sin el aire.


Vamos a patinar hoy en la
recuperar Mi cabeza -No puedo. tarde.
estaba muy de los bicolores, los
lejos sacapuntas, las -Van a ir las
monografías y las reuniones sociales. Gömez y Nacho.
-No importa.
Cada lunes deseaba que el tiempo pasara
que comenzaran las clases, los
rápido, -Andale.
entrenamientos,
tardes y fines de semana con el equipo,
las -No sé patinar.
que llegara la -Yo te enseño.
hora del sueño con la fatiga física alaciando
los mús- -No quiero.
culos, dando ese reposo inmejorable.
-Señorita, me da un bote de resistol -pidió un
En una de esas idas a casa de las Gómez, mientras cliente.
jugábamos voleibol en la cerrada, apareció Pedro. El Como no.
resto de las vacaciones y cada vez
que íbamos para allá Animate, Andrea.
aparecía Pedro. Que no.
-Essimpático Pedrito-insistía Lucía. iCuánto le debo?
iPedrito?-le contestaba Eugenia-si es un -Por favor-insistía mientras yo abría lamáquina
grandulón. registradora.
-Poco agraciado -contesté yo que ya había
nota- -Tres pesos. Gracias-contesté por encima de la
do su insistencia por estar cerca de mí en el juego, insistencia de Pedro.
cuando tomábamos refresco, o en el dominó. -Voy a tu casa por ti.
- Y o creo que está mono prosigu10 Lucía. -No quiero, Pedro.
Eugenia y yo nos miramos, estaba que a ella claro Me molestaba que se aprovechara de mi
imposibi-
le gustaba Pedro, quien desde que
habia conseguido lidad de enojarme frente a los clientes. Quería
que me
hablaba un día sí y otro no. dejara en paz. Sólo era feliz con Manuel y los del
mi teléfono me

el asunto, Lucia se merecía las ga- equipo, pero Manuel estaba en Caborca, y eso era muy
Qué injusto era

lanterías de Pedro. En
cambio yo no soportaba que lejos. Caborca, vaya nombre, me lo imaginaba como
en las comidas, un pueblo del oeste lleno de caballos
Pedro m e hablara,
m e siguiera ne
y hombres altos

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y fornidos como Manuel, con pick ups que él
como la
decia que allá manejaba y salpicado de canchas de

basquetbol, asadores de carne, viñedos y trigales. Me


lo podía imaginar por las cosas que contaba Manuel.
Decia que en su pueblo se asaba carne en lOs patios
porque en verano anochecía tarde y alguien siempre
sacaba la guitarra y se cantaban canciones. Echaba de
menos esa posibilidad mientras acomodaba con
todo
cuidado los cajones de gomas y plumas que acababan
de llegar para la temporada escolar. Sentía que cada
cajón concluido suponía menos horas para encontrar-
se con todos y usar mis camisetas
y pants nuevos. Eso Las suavecitas
pedí cumpleaños,
de eran blancos con
franjas naranja
y verde en las mangas y en una pierna.
Mamá accedió pero al regalo agregó un vestido
rosa, corto, sin mangas. No estaba mal. Me lo
Nopodía esperar a que sonara la campana indicando
puseen elfin delas clases. Era martes, primer día de entrena-
la reunión que
organizaron las primas esa tarde para miento, primer día de ver a Manuel. Julián había pe-
celebrarme. Desde luego no invitaron a nadie del gado el corcho de la
equi- un aviso en
oficina de deportes,
po, todos vivían en colonias cuyos nombres ni siquiera la reunión era a las cuatro de la tarde en las canchas.
conocían. Estaba resignada a los espacios distintos, Comí una torta de las de la esquina con Raquel que
me reia con los primos mientras no tocaran el tema también se quedó a esperar la hora. Podía considerar
sagrado. ¡Cómo no iba a estar contenta esa tarde si con ir a casa y
regresar, pero temía cualquier incidente que
el vestido rosa y los 16 años recién estrenados había estropease la tarde, como que se necesitara ayuda en
recogido de la mesita de la entrada una postal con la papelería porque era mucha la
gente cuandoempe-
desértico! Manuel había acordado de mi zaban las clases.
paisaje se

Cumpleaños. Lo demás resultó ligero, como si la feli- Hicimos la tarea recargadas en las bancas
que ro-
Citación fuera un tenedor para poder distrutar una
co- deaban el patio. Apenas me podía
tarea de trigonometria, volteaba
concentrar en la
cabo sólo faltaban dos
mida, la que fuera. Al fin y al nerviosa para mirar a
semanas comenzar las clases. Manuel aparecer en el paisaje. Llegaron Araceli, Juan,
para
Ramón y Paloma, especialmente contenta. Nos
salu

74
habiamos hecho
damos sin hablar mucho de lo que naranja, las coca-colas bebidas de un
Por fin veía su figura desgarbada,
con ese gesto liviano
rítmico bote, la concentración jalón, el balón a
lo que más le gustaba: el de faul, la velocidad para
para tirar desde la línea
por acudir a la cita con
básquet. Deseaba que verme motivara también su ges- sorpresa al enemigo
descolgarse y tomar por
interceptado, la marcación perso-
to alegre. na a persona despertando el instinto bestial de la presa,
-Hola-dijo y dio besos a las mujeres y abrazos el sudor disparadopor la adrenalina, la adrenalina
a los batos. manteniéndonos alerta, la fuerza, la defensa, las secre-
Al llegar a mí, que seguía a horcajadas sobre la ciones con olor a almuerz0, a furia, a miedo. El carru-
banca, tomó mi barbilla entre sus manos y la alzó. sel había comenzado a girary la intensidad en la vida
-Cóm0 pasaste tu cumpleaños? consistía en esas dos horas de la tarde corriendo baj0
La timidez me asaltó. Entre más me gustaba menos el sol, en esas dos horas del sabado retando alenemi-
palabras encontraba para hablar sin titubeos, para pal- go, en esas horas que a veces podía hurtar al domingo
mearle la espalda con el compadrazgo habitual. para cascarear en las canchas de la universidad contra
-Muy bien, gracias por la tarjeta-respondí, cuan- los anónimos recurrentes.
do en realidad
quise decir "gracias a la tarjeta". La intensidad consistía también en la mirada de
Debíamos ponernos la ropa de deportes y salir a Manuel interceptada como un balon de cancha a can-
la
cancha. Julián nos dio la bienvenida y nos habló de lo cha, su mano en mi espalda cuando se despedía, el
duro que había que mechón de pelo lacio y castaño que se retiraba de la
trabajar para recuperar la condi-
ción perdida en las vacaciones, pues en un mes comen- frente, sus bromas francas, la manera en que recogía
zaba el torneo interescolar. Desde luego no dijo los pants que yo había tirado descuidadamente a un
nada
acerca de retirarse del equipo en diciembre. Por un costado de la cancha.
momento me pareció que no había sido cierto o que Manuely yo tomábamos un refresco recargados en
un coche frente a la
había cambiado de opinión. "Nelly". El resto del equipo estaba
No importaba que esa noche no pudieramos estirar por allí desperdigado. Me contó de la cosecha de la
los brazos para guardar el maletín en la parte alta del uva en la que trabajó durante el
verano, de la frontera
clóset ni que resultara tan difícil quitarse los tenis, y lo que se había comprado del otro lado, de las carnes
los músculoS de las piernas no asadas y las noches tibias, de la cacería en el desierto,
pues las agujetas en
de las víboras, los coyotes y las codornices
había quien las desatara. No importaba pues el carru- silvestres.
nuevo: Manuel, las Yo esperaba que entre matorral, viñedo
sel había empezado a girar de y guitarreada
las tortas, los jugos de me hubiera extranado un poco.
chicas, los juegos, las bromas,

76 77
A las semanas de haber iniciado los entrenamientos, Con ese vestido está difícil
Araceli invitó a los dos equipos a su fiesta. Vivla en Yo me quedé subir-sosentenció.
Nativitas; pensé que en casa no me dejarian ir, pues desconcertada
sido mejor seguir de tenis
sin saber si
hubiera
más al oriente de Narvarte y más al norte de Polanco y mezclilla.
Un poco contesté lacónica.
todo les parecía peligroso. Inventé que era en la calle
Manuel conducía con aplomo. Yoiba segura de
de Pestalozzi y que nos
llevaba el padre de Raquel, a no tendría que estar luchando en la
que
reunión por disi-
quien conocían, pues a menudo estudiábamos juntas.
mular que me encantaba al tiempo que buscaba la
Era con que combinaba el deportey los debe
la única
manera de tenerlo cerca. Ya estaba cerca de él.
res escolares. Pero Manuel pasaría por mí. Sabía
que Todos salieron a ver "la troca" como le decía Ma-
no estaba bien mentir; pero no todo era
mentira, Ra- nuel y hasta se treparon a la caja jubilosos. Después
quel vendría junto con Manuel, tocaria a la puerta y
nos chotearon de que veníamos echando tiros Raquel
saludaría a mis padres. No, no estaba bien, pero era y yo, con vestido, chofer y coche. Hablamos de bas-
seguro que si decía la verdad no me dejarían ir.
Me ilusionaba ir al lado de Manuel en la pick quetbol, de qué más?, así empezábamos siempre y así
up que también terminábamos, difícilmente nos unían otras
había traído su hermano desde Sonora,
junto a su cuer- cosas. Nuestras familias eran distintas, y si en algo se
po fuertey grande, oyéndolo contar cómo se metía con
una camioneta entre los parecían lo ignorábamos pues evitábamos sacarlas a
plantíos de su tierra, cómo colación.
cargaba la caja de y cómo las manos le quedaban
va
Luego alguien puso música para bailar; Araceli y
moradas de tanto manosear racimos. Ramón rompieron el hielo y fueron los primeros en
Eran las siete de la noche, tocaron el timbre y salí
abrir la puerta a Raquel con mi vestido rosa de
a animarse. Manuel me hizo un gesto para que los acom-
cum- pañáramos.
pleaños, las zapatillas de charol que le complacían
con Primero fue una buena tanda de movidas, y ya en-
a mamá y con el corazón ansioso porque a mis padres trada la noche, las suavecitas. Manuel me tomó de la
no se les Ocurriese las narices fuera de lapuer
asomar cintura, yo coloqué nmi mano húmeda en la suya, enor-
ta. Dijimos adiós, prometimos regresar a las 12 y res- me. Bailamos mudos una larga canción. Yo hacía es-
piramos aliviadas después de cerrar la puerta a nues- fuerzos por acallar el corazón que se me salía por las
Lras espaldas y divisar la pick up azul marino al otro sienes, el cuello, las puntas de los pies.
de Comenzó la segunda canción.
lado de la acera. Manuel m e dio un beso y después
a subir, primero a mí,
Oué bien estás tirando de tablero-me comentó
abrirnos la portezuela nos ayudó como si hubiese estado pensando mucho tiempo la
luego a Rebeca.

79
78
forma de romper el silencio y parar el Sudor de mi
En que no me veo
mano en la suya. como Gloria.
No, y menos
i l e parece? con ese vestido. Te ves preciosa.
Baje la vista. Manuel
-Sí, creo que si practicas podrás tablerear y tirar acercó su mejilla tibia a la mia.
Ya quería verte.
antes de caer.
Yo también.
-Eso está muy difícil.
Acabo la pieza a nuestro
-Yo te entreno. pesar. Pusieron uno de esos
bailes en los que hay
-Está bien, lo intentamos. que reunirse y alzar las manos,
-Tienes mucha garra para el juego. agacharse y aplaudir. Sentía que lo habían hecho a
-Me paso, ya ves
siempre me sacan por faulera.
propósito. Me despegué de la cara de Manuel como de
una almohada al
Es cuestión de control y de malicia. despertar, resignada.
Juegas inge-
nua, las que te conocen te provocan, y lo
logran.
Y cómo me vuelvo mala?
-Poco a poco s e rió Manuel.
El silencio cayó de nuevo como una cortina
estar cara
pesada,
a cara fuera de la cancha era un
juego cuyas
reglas conocíamos. Nos faltaba valor. Por fin se
n0

atrevió Manuel:
-Me gusta que seas femenina aún en el
juego.
-Femenina yo?, pero si soy ruda y brusca.
-Puedes ser
pierdes
eso, pero no tu figura, figura
de mujer.
Pensé en Gloria, cuerpo cuadrado, con esos
con ese
manoteos siempre en la cara del contrario, con el fleco
que le tapaba los ojos, con su andar de pies arrastrados
y el hablar lleno de palabrotas en lugar de puntos y
apartes. Sí, seguramente me veía más femenina que
Gloria. Mujer. Nadie me había dicho mujer, sólo
mamá una vez y de otra forma, casi triste.
Q u é piensas?preguntó intrigado.

80 81
Sin dormir
El partido en la Normal era el jueves. De los resultados
dependía que calificáramos para el interescolar de la
ciudad. El entrenador nos tuvo a marchas forzadas
durante las dos semanas anteriores. Apenas estudiába-
mos a pesar de que él insistía en que si reprobába-
mos alguna materia quedábamos fuera del equipo
Apenas comíamos; hablábamos de las estrategias,
practicabamos formaciones nuevas, rompimientos,
bloqueos, a las ocho de la noche caíamos rendidos,
pero en la madrugada nos despertaba un cosquilleoen
el estómago, una sensación incontrolable de que de
nosotros dependía el futuro del equipo. En un sólo
partido podían destrozarse las ilusiones, las horas su-
dadas, los dolores de pierna, los regaños familiares,
losinsomnios incompartibles o se podía paladear el
triunfo, el orgullo, cosechar elesfuerzo, los quebrade-
Ser derrota-
ros decabeza, aspirar a derrotar a otros, O narnos dando lo
dos por equipos más fuertes, enemigos superiores. Jor de
s nosotros, repasar nuesuras
comunes e intentar
visitar a la
Mama no pudo contar conmigo para ma de resolverlas. concentrarnos en la for-
Manuel y yo fuimos
lo

abuela, ir al dentista, comer o cenar. No creía que un helado por la tarde. Estuvimos a tomar un

partido un jueves de noviembre por la tarde pudiera de la mano y nos callados. Caminamos
tener más importancia que el cumpleaños de papá o despedimos pronto.
sus dolores de muelas. Mi hermana me miraba asom-
-Descansame dijo al irse, todo va a estar bien.
No pude dormir, pensé en las manos
brada cuando revisaba mi uniforme cada noche veri- de Manuel, en
su beso en la mejilla muy cerca de
mis labios. No
ficando si el número 7 estaba en su lugar, si las calce- bastaba. Pensé en mi cuerpo y mis brazos ansiosos
tas no estaban rotas, si la banda de la cabeza estaba que
torpes golpeaban, avanzaban, me expulsaban. No que-
limpia. Papá me vio tan absorta y tan cansada que me ría que me sacaran del juego, quería tener la posibili-
preguntó si quería que él fuera. Le dije que no, no dad de actuar. No podia fallarme. No podíafallarme
quería estar presionada por algo más que no fuera el
equipo, las contrarias, y yo misma. Ya era bastante
guardar el secreto-Julián nos había llamado a Ma-
nuel y a mí a su oficina el otro día -élno estaría para
el interescolar, quedaría en nuestras manos, sobre todo
en las de Manuel.
Manuel se preocupó por verme todas las tardes an-
tes del entrenamiento oficial para que yo practicara el
tablereo e intentara tirar de resorte. Lo intentaba sin
lograrlo del todo. Me sentía mal de no estar a la altura
de sus enseñanzas. Temía equivocarme a la hora del
juego por echar mano de téenicas nuevas para mí. No
Se lo dije, pensaría que el tiempo dedicado había sido
en vano. Además él tambiéén había estado nervioso, no
en algunas se-
es poca cosa convertirse en entrenador

manas.
viéramos el miercoles, nos
Julián no quiso que nos

pensar en juego, imagi-


el
exigió descanso, serenidad,

85
84
1Que no me saquen.

El despertador me levantó sobresaltada. Era el día.


Jugaríamos sólo el equipo femenil. Deseé que no hu-
biera clases de química ni de geografía, menos de
civismo, quería estar en casa mirando revistas, descal
za en mi cuarto hasta que diera la hora
devestirme con
calma, ir al baño, mirarme a los ojos en el espejo y
darme ánimos:
Tú puedes, Andrea. Tú puedes lograr no salir por
faules, tú puedes bloquear tiros, dar pases precisos,
interceptar y romper
Pero no, nada fue así. Las clases comenzaron a las
siete de la mañana. El juego era a las cinco de la
tarde.
Hubo que llevar la maleta que estaba lista desde la
noche. Mal comi una torta al acabar las clases, mee
cambié en los baños sin tiempo de retarme en el es-
pejo, correr al gimnasio, escuchar los últimos con-
sejos del entrenador que nos hablaba de las contrin-
cantes. nuestros tenis de
los maletines. piel, nuestros
-Tienen experiencia, colmillo, es un equipo for- relojes guardad en

mado hace tiempo, ganaron la zona el año pasado. Hay Calentamos. Los
buenas tiradoras de media y de poste, una muy alta nos
gritaban "bravos"muchachos nos pasaban
balones,
pero lenta. nuestros nombres, y "muy bien", nos llamaban por
nuestros números.
Subimos al camión junto con el equipo de los hom- rábamos a la
canasta, Driblábamos, tl-
bres, que
a sudar. encestábamos, comenzábamos
eran nuestra porra incondicional, y algunos
otros amigos.
El
entrenador nos llamó y dio el
Seguramente el otro equipo tendrá más pitana me toco abrir, siempre era cuadro. Como ca-
porra. el principio mejor estar desde
en
Aquí son muy apáticos. Así es que muchachos, a gritar entonando el ritmo del
medias con el cuerpo frío el juego que entrara
ya apoyar-remató el entrenador. y ánimo descontrolado.
Nos indicó la
Y los muchachos corearon un *A
la bio..." que nos estrategia: defensa de zona. Calma, ar-
mar juego,
alegró y nos puso en el camino de la confrontación. La sorprender con rompimientos. Nos quita-
mos los pants de
adrenalina se activó, en la clase de anatomía prisa. Manuel se acercó y me apretó
haber dado una buena
podría una mano; susurró un "te acompaño" al oído. Todo
me
explicación de sus efectos eu- el equipo
apiló las manos, el entrenador puso la suya
fóricos. Me sentía fuerte, preparada.
hasta arriba. Gritamos el nombre del
Desde que bajamos del camión el entrenador nos mos a la cancha. El
equipo y corri-
arbitro pitó y lanzó el balón al aire
hizo atravesar el patio corriendo en fila y entrar
con para el "dos" que abrió el partido. Hubo manotazos, la
ese ímpetu al
gimnasio donde las contrincantes aguar- pelota estaba en juego.
daban uniformadas de rojo; nos miraron desafiando El partido se desarrollaba con
velocidad, estaba pa-
nuestra entrada un tanto arrogante. Veníamos de es- rejo. Logramos un
rompimiento, pasé el balon y Ara-
Cuela particular, eso de por sí nos colocaba en distinto celi, del
cerca tablero, encestó. Más tarde ellas devol-
bando. Nuestros uniformes se veían lucidores. Los Vian el juego. La 6 roja tiró de media cancha,
tenis eran blancos, todos iguales. Las contrincantes se anoteaba al tiempo que lanzaba al aire y
marcaron
Jaul. Protesté rabiosa, la contrincante sonrio.
quitaron sus pants y se quedaron en shortsy camiseta,
los tenis erandesiguales. Seguramente así había sido A veces se equivocan-me murmuró triunfal.
atención en el
otras veces, pero ese día me fijé, puse Anotó los dos tiros. Cobraban ventaja. Empecé a
descubrir sus debilidades. Me dcumular faules. Llevaba tres, la desesperacion me
enemigo tratando de
ostentosa
nuestra entrada, encia. Finté y anoté desde el centro del área.
senti apenada, me parecía Habia

88 89
entrenador nos incitó a
anotar más,
tiempo fuera, el bién, las demás
iban cuatro puntos arriba.
Dijo que íbamos bien, sólo le dio la corrieronaa ver lo sucedido. El arbitro
Terminó el primer tiempo y
no logramos invertir el
la
manopara que se pusiera de pie. Ella se tapó
boca, por entre los
se acercó y me aca
marcador. Descansamos. Manuel di cuenta dedos le chorreaba sangre. Me
rició el pelo, me dijo: que la había lastimado con el codo. Me
consternada. acerque
-Tira con calma, controla el cuerpo, evita el faul
te lo están buscando.
-Perdón, qué te pasó?
ofensivo, iQue la saquen!-dijo una contraria señalándome.
Volvimos a la cancha, el entrenador no me sacó. No
-Le tiró un
quería que me sacara, quería encestar, tapar, reivindi- diente-protestaron sus compañeras
mientras lo buscaban
car mi fama faulera, perder ingenuidad. desesperadamente por el suelo.
Me uní a la búsqueda con una sensacióón de ridículo
Gloria anotó, luego Raquel tiró de faul y encestó.
terrible. Una de ellas encontró el diente. El árbitro
Empatamos. Me descolgué veloz, tiré, fallé, atrapé y pidió que sacaran a la jugadora maltrecha y que la
anoté de rebote. Escuché el grito de Manuel desde las revisaran en la enfermería. A mí me pidió que tuviera
bancas. La ventaja nos daba nuevos bríos y empezá- cuidado y el juego siguió. Pero había perdido la con-
baamos a despegarnos de las contrarias. Armamos centración, pensaba en la ira de la muchacha, la sangre
algunas jugadas buenas, respaldadas por el respiro que entre sus dedos y los labios, el diente que voló por el
dan los puntos arriba. Ahora eran las contrarias las que aire y rodó sobre la duela; pensé que se quedaria con
comenzaban a jugar con desesperación, tiraban sin un horrible hueco al frente, pensé en sus tenis de lona
encestar, fallaban en los tiros libres, cometían faules deslavada, en lo que le costará un diente postizo o que
innecesarios. Su vulnerabilidad nos hacía crecer. Su le restauraran ése. El entrenador me gritó. El juego
lucha se volvía feroz. Atrapé un balón que rebotó en siguió pero mi actuación se había vuelto parca, insus-
el tablero contrario y cuando iba a lanzarlo dos manos tancial. Me llamaron a la banca. Seguíamos arriba, las
enemigas se afianzaron a la pelota. Forcejeamos pero contrarias no lograban recuperarse, menos ahora que
no lo soltabábamos. Antes de que pitara el arbitro el agravio las había puesto fuera de sí, sin estrategia,
indicando el "dos", jalé fuertemente hacia un costado con desplantes cascareros. Ganamos.
y desprendí la bola de las otras manos al tiempo que Me puse los pants. No se acercaron a felicitarnos
mi codo daba contra algo. Lancé el balón a Raquel que como es la costumbre. El resto del equipo estaba feliz,

de la muchacha que la el entrenador también. Yo estaba intranquila, queria


Corrio a toda prisa por delante estaba hablar con la chica lastimada, proponerle mi ayuda, no
Cuidaba. El arbitro silbó, a mi lado unajugadora
tam- abía sido mi intención tirarle un
doblada en el piso. Me acerqué,
sus companeras diente.

90 91
Volteé hacia la banca que había ocupado el equipo

rojo. Ya estaban, seguramente las encontraría en


no
los baños. No dije nada a nadie. Aproveché los abra-
zos y la felicitación de Manuel al entrenador que se la
devolvía por mi tiro de rebote, para escabullirme a los
vestidores. Entré decidida a reparar el dano. Me reci-
bió un baño silencioso. Alguien gritó:
-jEs ella!
Y tras las los excusados salieron las
puertas de del
equipo rojo que taparon mi "o1gan yo.."con un golpe
en la cara y una patada que me derribó mientras manos
y puños se despeñaron sin medida. Se revolvieron en
mi mente la estampa de mi padre en las gradas cuando
En cama
me vio jugar, la taza que rompí en unsupermercado y
por la cual hubo que pagar la vajilla entera, la mejilla Paloma entró cuando me tenían en el piso del baño.
tibia de Manuel, el grito de faul, faul, faul, hasta
contar Cuenta que dio tal grito que las contrarias salieron a
cinco, el triunfo y la sangre. toda prisa, asustadas de verme tumbada, con un ojo
abultadoy sangre en la cara. Tras Paloma llegaron las
demás. Manuel me cargó y Paloma iba insultando,
diciendo que se vengaría. Entonces desperté. Alcancé
oír a Paloma indignada.
No se vale.
Manuel estaba mudo, al sentirme mover en sus bra-
S saliendo del desmayo, se inclinó y me dio un besSo
en la mejilla. Lo miré sin hablar, agradeciday un poco
asustada por la sangre que se le había pegado a laboca.
Manuel y Paloma me llevaron en un taxi al
hospita.
Julián se tenía que hacer cargo de regresar al resto del
en el camión de la escuela en el
equipo
venido.
quehabíamos

92
y Manuel me extendió en el
Paloma se sentóetrás Antes de dormir
asiento colocando mi cabeza sobre suregazo. El se fue genia entró al cuarto para acom-
panarme mientras cenaba
adelante. Con u n pañuelo Paloma detenía la sangre del con
desgano.
iEl del hospital es el
pómulo. Manuel me daba la mano. Asentí con la cabeza. bato, verdad?
-iQué tengo en la cara?-pregunté temerosa. -Ya sé
-Te abrieron el pómulo, capitana. Pero es cuestión porque lo extrañabas.
Al dia
siguiente la primera que llegó por la tarde,
de que te den unas puntaditas. La cara es muy escan- después del entrenamiento, fue Paloma. Le di las gra-
dalosa -me consoló Paloma. Cias y me contó
cómo había gritado al verme sobre el
Sabes?,me duele mucho el costado. mosaico blanco del baño entre
sangre y con todas las
Cuando salí de urgencias, me esperaban además de chicas pateándome.
Manuel y Paloma, mis padres y Eugenia. Tenía una -Ya no me
expliques-le pedi.
costilla rota y en efecto, me tuvieron que coser la cara, -Lo siento. Te extrañamos
hoy en el entrenamiento.
un ojo estaba morado. No era mi mejor -En dos meses estaré bien. Me
estampa. parece una eterni-
Mamá frunció el ceño al verme. Papá caminó al dad. Para entonces se irá Julián.
lado
de la silla de ruedas en la que me llevaron al -Julián?
coche.
Manuel y Paloma iban atrás con Eugenia. Qué tonterías digo -corregí.
-Yo sólo le quería ofrecer mi ayuda para un nuevo -Algo sabes-inquirióPaloma.
diente-le expliqué a
mi padre. Me sentí obligada, por amistad, a confesarle que
-iUn diente? Julián dejaría el equipo.
S í , le tiré un diente a una muchacha, por eso fue -Debes guardar el secreto. Sólo Manuel y yo lo
el pleito. sabemos.
-No te preocupes, hija, ya se cobraron el Como soy capitana suplente, yo también tengo
diente. derecho a saberlo.
Manuel y Paloma se bajaron del coche en avenida
Insurgentes prometiendo que me visitarían pronto. -iDe veras? No había pensado en eso. Me da gus
Esa noche me llamó Manuel. Fui una tonta porque no to. El 5 será
capitana.
hice más que llorar. Estaba triste, las fuerzas me ha- Eugenia entró a la habitación con Julián y Manuel,
bían abandonado. este la ayudó a acercar unas
sillas.
-Llora, Andrea, te hace falta. -Qué dice mi faulera?-me apretó la mano el
-No sé ni por qué lloro. entrenador.
-Yo si sé, no te preocupeS. -Ya ves, inevitable torpeza.

94 95
un accidente
desafortunado y una
-Que va, fue Se
Ya lo fueron
mi buró estaba cansada.
del
Conducta antideportiva la del otro equipo. repor-
balón en tarjeta
Puse la

té a la federación. vertí un y al apagar


apagar la luz de la lamparita
sobre
fieltro rojo y unaamarillo,adentro había un número
equipo
nuestro de
-Por cierto, traigo esto de parte de
-me dijo Manuel y extendió
una tarjeta en forma de tarjeta. La le
los muchachos.
balón con las firmas de cada uno de Para mi amiga:
La abracé contra mi pecho y me quedé callada. Los
ea tayo el5. Zue te mejores prnouto.
Te guiere,
llorar.
gestos de cariño me hacían
Paloma
Julián y Paloma salieron momento, supongo que
un
Julián le estaría informando de su decisión. En un mes Esa noche, las estrellas estaban conmigo. Acepte la
serían las vacaciones de Navidad y después quedaría convalecencia de dos meses y dormí tranquila.
Manuel a cargo de los equipos.
Manuel se quedó a mi lado, se inclinó hacia mí y me
dio un beso tibio en los labios.
-Esta vez no te manché de sangre l e dije nerviosa.
Ni me di cuenta.
-Parecías vampiro nos reímos.
-Los vampiros no se encariñan con sus
víctimas.
Me sonrojé y bajé la vista. Me miró a los ojos.
-Yo te quiero, Andrea.
Entraron de nuevo al cuarto, no sé si Manuel alcan-
zó a escuchar mi "yo también'". Julián dijo que Paloma
ya estaba enterada de los cambios, pues mientras yo
me recuperaba ella era
capitana suplente.
Saben? Estoy orgulloso del equipo, ha sido un
buen trabajo. Sobre todo hay lealtad y un objetivo
común. No les haré falta.
-Te echaremos de menos.
lOs
lanearé juegos entre los equipos de Manuel y
míos. No dejaré que me olviden.

96 97
Este libro se terminó de imprimir en el
mes de agosto de 1997 en los talleres de
Mundo Color Gráfico S.A. de C.V
Calle B No. 8 Fracc. Ind. Pue. 2000, Puebla, Pue.
Tels. (9122) 82-64-88, Fax 82-63-56

Se tiraron 5000 ejemplares


más sobrantes para reposición.

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