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Facundo Di Genova
PARA LA NACION
La foto que muestra a Popper comandando una masacre de indios selk’man y que el
rumano empleó para ilustrar su conferencia de 1887 en Buenos AiresArchivo
Mientras el siglo XIX ingresa en su última década y el extremo sur del
continente americano se ubica en la mira de todas las potencias
occidentales, Julio Popper emerge como el nuevo emperador de la isla de
Tierra del Fuego, cuya autoridad está incluso por encima del gobernador
nombrado por la autoridad central.
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EL MISTERIOSO REFUGIO DE ESPÍAS NAZIS DESCUBIERTO EN SANTA FE
Solo la muerte.
Las monedas de oro acuñadas por Julio Popper. Luego de su muerte, comenzaron a salir
a la luz las atrocidades que cometió en la isla de Tierra del FuegoArchivo
Llegó a Buenos Aires en 1885, como la eminencia que era, como un cuadro
técnico del paradigma científico universal, durante el último año de la primera
presidencia de Julio Argentino Roca, quien, visto los pergaminos del
rumano, le otorga la concesión de explotación aurífera en Santa Cruz, para su
compañía “Popper y Cía”, al mismo tiempo que es nombrado como director
técnico de la Compañía Lavaderos de Oro del Sud.
Es así como, a fines de 1886, Popper encabeza una expedición científica a Tierra
del Fuego que le deparará sus mayores logros y, también, sus miserias más
cuestionables.
Con autorización del gobierno, Popper había formado un ejército paramilitar,
con uniformes, disciplina y mando unificado. Sus integrantes eran mercenarios
croatas, cuyo único fin era enriquecerse y dejar el territorio “limpio” de nativos
que pudieran oponerse a la empresa colonizadora del ingeniero en Minas. “Eran
delincuentes de la peor ralea, bien armados y equipados”, escribió el
padre Alberto María de Agostini en su libro de memorias Mis viajes a
Tierra del Fuego.
La foto que muestra a Popper comandando una masacre de nativos selk’man y que el
rumano empleó para ilustrar su conferencia de 1887 en Buenos AiresArchivo
Pero los proyectos de Popper parecían ir mucho más allá del mero afán de lucro
personal. El joven colono, convertido en la mayor autoridad paraestatal de la
parte argentina de la isla, mandó a acuñar 1000 monedas de oro de 1 gramo y
doscientas de 5 gramos. Las monedas llevaban su nombre, como también los
sellos postales que todavía pueden verse en el Museo Histórico y de
Ciencias Naturales Monseñor Fagnano de Río Grande.
LA CRUEL MUERTE DE MAFALDA DE SABOYA, LA PRINCESA QUE SE
CASÓ CON UN NAZI Y MURIÓ EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN
¿Qué fines perseguía Popper, además del oro y de afianzar la soberanía
argentina? ¿Buscaba afianzar la soberanía argentina? No hay acuerdo entre los
historiadores. Para algunos, fue solo un aventurero que buscaba acrecentar su
poder personal aprovechándose de las necesidades políticas de Buenos Aires.
Para otros, un agente masón al servicio de Inglaterra quien, con fines
separatistas, planeaba establecer una nueva Nación independiente de la
Argentina y de Chile. Todavía más, según la tesis de Federico Rivandera
Carles en su trabajo de inspiración antisemita El reino Patagónico del
judío Popper, el ingeniero buscaba establecer un nuevo Estado judío en el fin
del mundo.
Los sellos postales que imprimió Popper todavía pueden verse en el Museo Histórico y
de Ciencias Naturales Monseñor Fagnano de Río Grande.Carlos P. Vairo
Popper se había
Las sospechas sobre su muerte no tardaron en circular.
ganado muchos enemigos, razón por la cual se dijo que había sido
envenenado. Todavía hoy se sostiene que, cuando fue exhumado para
practicarle una nueva autopsia, su cadáver había desaparecido sin dejar rastros.
A eso se sumaron las denuncias por matanzas que realizaban los misioneros
salesianos. Alfredo Magrassi, autor de Los aborígenes de la Argentina,
sostuvo que Popper y sus mercenarios se entretenían matando nativos,
fotografiándose con sus cuerpos, y señaló al colono como un engranaje del
genocidio Ona-Selk’nam.
Pero también es cierto que Popper no fue el único responsable del exterminio de
la parcialidad nativa, que en el extremo sur del continente contaba con más de
6000 integrantes, en 1880, según el cálculo del antropólogo Carlos Martínez
Sarasola.
Lo que pasaba en Tierra del Fuego era la continuación de la Campaña del
Desierto por otros medios. De acuerdo con Sarasola, para principios del siglo
XX, los onas-selk’man habían sido exterminados no solo por los rifles
Remington de los buscadores de oro sino también por las milicias de los nuevos
estancieros, tanto del lado chileno como del argentino, que buscaban ampliar
sus dominios para el ganado lanar.
Facundo Di Genova