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Aborto natural o espontáneo

El aborto espontáneo es la pérdida involuntaria de un embarazo antes de la semana 20 de gestación.


Alrededor del 10% al 20% de los embarazos diagnosticados terminan en un aborto espontáneo. Sin embargo,
es probable que este número sea mayor, ya que muchos casos pasan desapercibidos para la mujer al ocurrir
en etapas tempranas del embarazo.

La mayoría de los abortos espontáneos ocurren debido a problemas cromosómicos (falta o exceso de
cromosomas), que conllevan a un desarrollo anormal del feto. Con mucha frecuencia, dichos problemas son
el resultado de errores que ocurren por casualidad a medida que el embrión se divide y crece, y están
relacionados con condiciones heredadas de los padres.

Se han asociado diversos factores que aumentan el riesgo de tener un aborto espontáneo. Algunos de
estos son la edad, siendo las mujeres mayores de 35 años las que presentan un mayor riesgo); antecedentes
de abortos espontáneos; las afecciones de salud crónicas; anomalías uterinas; hábito tabáquico o abuso de
alcohol o drogas; el peso (menor o mayor a lo que se considera saludable) y la realización de algunos estudios
prenatales invasivos.

Ante la mínima sospecha de aborto se recomienda a acudir lo más pronto posible al centro de la salud más
cercano para recibir la atención médica necesaria y así evitar posibles complicaciones.

Una vez hecho el diagnóstico de aborto espontáneo, que por lo general se realiza mediante ecografía,
puede optarse por diferentes opciones de tratamiento. En primer lugar, prefiere el control expectante
(siempre y cuando no haya evidencia de infección). Con este, se espera la expulsión total naturalmente. En
caso de que no ocurra, será necesario un tratamiento mediante procedimientos médicos o quirúrgicos.

Aborto inducido o provocado


El aborto inducido es la interrupción del embarazo que se realiza de forma premeditada y requiere de
expertos en dicho procedimiento. De lo contrario, la paciente puede exponerse a infecciones o procesos
sépticos. La terminación del embarazo es provocada por el uso de medicamentos o de instrumentos que
producen la expulsión del embarazo. A su vez, puede subdividirse en:
Interrupción voluntaria del embarazo (IVE): se realiza tras libre elección de la embarazada hasta la semana
14 de gestación.
Aborto terapéutico: se realiza por razones médicas. Es decir, en caso de que suponga un riesgo grave para
la salud física o psíquica de la madre o del feto. En España se puede llevar a cabo, bajo este supuesto, hasta la
semana 22. El aborto terapéutico debe ser prescrito por un médico y por causa que lo justifique, pudiéndose
presentar malformaciones o enfermedades incompatibles con la vida, tanto del feto como de la madre. Se
puede llevar a cabo según diferentes procedimientos y dependiendo del estado del embarazo. Al igual que en
la IVE, la elección es libre, pero no siempre deseada.
Los métodos a través de los cuales se puede realizar el aborto inducido son comunes para ambos,
pudiendo ser médicos (con fármacos) o quirúrgicos.

Aborto farmacológico
Consiste en la administración de la píldora abortiva (RU-486). Por lo general, este se emplea antes de la
semana 7 de gestación, dado el riesgo aumentado de efectos adversos que podría acarrear en semanas
posteriores de gestación. La cual RU-486 es un medicamento que tiene como objetivo la interrupción del
embarazo mediante el bloqueo de la hormona que controla la gestación, generando algo similar a un aborto
espontáneo. Para interrumpir el embarazo por este método es necesario cumplir con una serie de requisitos,
entre los que se encuentran no padecer de ciertas enfermedades.

La ventaja de dicho método es el poder evitar cualquier acto quirúrgico. Por otro lado, el principal
inconveniente que tiene es la necesidad de acudir al menos dos o tres veces al centro sanitario para
comprobar que el método ha sido efectivo.
Aborto Quirúrgico
Son procesos instrumentales que pueden requerir de anestesia o sedación, control ecográfico y los
cuidados posteriores que amerite cada procedimiento.

Antes de las 14 semanas (bajo riesgo) se realiza mediante aspiración con cánulas específicas previa
dilatación cervical. Se trata de una técnica altamente eficaz, con una tasa muy pequeña de complicaciones
importantes.
A partir de la semana 14 (alto riesgo) y hasta la semana 20, el procedimiento suele ser por dilatación del
cuello uterino y evacuación, usando material quirúrgico para vaciar el útero de todo el producto del embarazo
(líquido amniótico, placenta y restos fetales)
Después de la semana 20, se realizará inducción del parto.
Estos procesos precisan ser realizados por médicos con capacitación especializada y práctica habitual.

A pesar de que existen indicaciones para cada procedimiento, es importante que sea el especialista quien
determine el método más adecuado según las circunstancias individuales de cada embarazada.

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