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EXAMEN DE FCE I

Primer Grado
2do Trimestre – 1er Parcial

Nombre:________________________ Fecha:_______________ Mtra. Pilar Hoil. Cal.____________


1. Lee, analiza y responde las preguntas (2 pts c/u)
Era uno de los domingos de mayo de 1985. Se jugaba el segundo partido de la final por el campeonato de futbol entre
Pumas de la UNAM y el América. El primer partido había terminado 1-1 en estadio azteca; ahora, en el estadio de la ciudad
universitaria, se jugaría el partido definitivo. No lo fue; al cabo del infumable empate a cero goles, se anunció que un tercer
partido se jugaría tres días después en la ciudad de Querétaro. No lo vi, no me importó ese tercer juego. Pensar en el futbol
me daba ganas de llorar de manera imparable. Un amigo y yo habíamos entrado al estadio CU por el túnel 29 a las 10 y 20
de la mañana. La tribuna estaba a punto de llenarse, pero aún pudimos ocupar un sitio que nos dejaba ver la cancha
perfectamente y que nos puso a la derecha del túnel en el segundo piso del estadio. Un poco antes de las 11 empezaron a
descolgarse por la barda lo colados que habían subido por la rampa y se habían trepado en esa parte para hacerlo: ahí la
pared del estadio de CU, en forma de concha de ostra, pierde altura y es fácil escalable usando como apoyo los relieves del
mural de Diego Rivera. Por el túnel seguía entrando gente en busca de los pocos lugares que los trepabardas ya habían
ocupado, mientras se descolgaban más y más de ellos. A uno que trepaba lo empujaron otros que subían por la pared y
cayó de cabeza sobre las tribunas. Nos fueron comprimiendo. El espacio de un asiento pasó a ser de dos personas, ya
había gente de pie, apretada, en las escaleras y eran innumerables los apiñados contra el borde que daba al abismo, es
decir, a la parte de abajo del estadio. Todo el espacio se tapó y los que entraban por el túnel empezaron a escalarnos para
buscar un sitio imposible en la parte de arriba. De ahí gritaban “ya no los dejen pasar”, pero el siguiente ya me había puesto
la mano en la cabeza o sobre el hombro para apoyarse y seguir subiendo mientras yo me hacía a un lado evitando que me
pisara. Y así uno tras otro, en una fila interminable que trataba de abrirse paso por las tribunas. Los del borde, constreñidos
todavía más por la gente que empujaba desde la boca del túnel empezaron un movimiento involuntario y ondulante que no
era sino el esfuerzo de los cuerpos para conservar el equilibrio y no irse de cabeza a la parte de abajo. Oímos los gritos de
una mujer que se abría paso a golpes entre el tumulto de la escalera junto al túnel y quedó a lado de nuestra fila: “hagan
algo” “ayuden” “muévanse” vadeaba los empujones, lloraba y pedía imposibles. Y ella, sufriendo cada vez más y
desgañitada: ¡háganme caso! ¡los están aplastando! ¡hay niños!. ¡Pues que nos pasen a los niños por arriba! Dijo mi amigo.
Y casi al mismo tiempo los adultos empezaron a subir niños por el túnel y nosotros empezamos a recibirlos. Del túnel
brotaban y seguían brotando sobrevivientes: eran apachurrados, sofocados, caras lívidas a punto de desmayo. Por ejemplo
un chavo llegó cargando a su hermano y lo puso sobre otras gentes mientras trataba de darle aire con su visera para el sol.
Su hermano consiguió una paleta que se volvió un material de primeros auxilios – y se la embarró en la nuca hasta que el
otro reaccionó y poco a poco respiró mejor- Se oían gritos por todas partes y la vista localizaba a señoras llorando y
preguntando por sus hijos.” Aquí está” le grito uno de nosotros “y aquí está el otro, aquí están” gritamos. Ya todo el mundo
estaba sentado sobre las piernas de todo mundo; entre el pasadero de niños y los reacomodos, yo quedé con media nalga
sobre un pedacito de tribuna, con un niño en mis piernas, otro atrás, otro al lado y otro adelante. Empezó el juego y lo que
pudo verse fue un fiasco. Siguió el abandono del estadio por el mismo túnel 29, rumbo a la noticia exacta de los que solo
adivinábamos adentro: habían muerto por asfixia 8 personas, antes de que los granaderos vaciaran el túnel. Al día siguiente
la prensa me deshizo con una imagen fotográfica: a la salida del túnel 29, un padre roto en llanto, con la vista perdida y la
cara descompuesta por los gritos traía en sus brazos a su hijo muerto.
1. ¿Para qué sirven las reglas? ¿Es bueno tener reglas?
2. En la historia, ¿Quiénes respetaron las reglas y quienes no? Explica por qué
• Los organizadores, los aficionados o los jugadores
3. ¿Qué normas habría sido necesario cumplir para evitar la tragedia?
4. De qué manera influye en la sociedad, la comunidad, la escuela y el hogar tener reglas o no
5. Escribe el ejemplo de 2 reglas de la escuela que, aunque no te gusten crees que son necesarias
6. Escribe el ejemplo de 2 reglas de tu casa que, aunque no te gusten crees que son necesarias
¿A quién están discriminando?
¿Es correcto? ¿Por qué?
7. Define la palabra dignidad
Responde las sig. preguntas detrás de la hoja analizando cada uno de los anuncios

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