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Bloque Temático VI.

Ilustración (개화) 2020-2021

PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS Y CONCEPTOS


DE LA ILUSTRACIÓN EN COREA

El término gaehwa (개화, 開化) es un prefijo introducido por los historiadores de la


filosofía coreana para denominar un tipo de pensamiento o movimiento filosófico
caracterizado por su modernidad. Este surge durante el último periodo Joseon, en el que
Corea tenía que hacer frente a dos graves problemas: la difícil situación de las personas,
originada por una administración corrupta; y los restos de los poderes imperiales. En
este difícil contexto histórico los pensadores de la ilustración coreana no vieron
suficientes los modelos de pensamiento propios de la época: el neoconfucianismo
ortodoxo, el movimiento de Silhak (실학, 實學) y el movimiento de Donghak (동학, 東
學).
Frente a estas corrientes y fruto del contacto con el pensamiento occidental, surgió un
nuevo modelo de pensamiento caracterizado por su conciencia moderna que, como
apunta Cho (1969), se caracterizaba por su compromiso nacional y su despertar en
relación a los derechos civiles. Las figuras más destacadas del movimiento fueron Gim
Ok-gyun (김옥균, 金玉均 1851-1893), Pak Yeonghyo (박영효, 朴泳孝 1861-1836), Seo
Jae-pil (서재필, 徐載弼 1864-1951) and Yu Giljun (유길준, 兪吉濬 1856-1914). Éstos
reflexionaron sobre los poderes imperiales, y los países civilizados o avanzados y
defendieron que era necesario que Corea abriera su comercio al mundo exterior, para
poder construir una civilización y desarrollar el bienestar nacional. (Lee 2004)

1. Principales características de la ilustración


Los pensadores ilustrados se caracterizan por ese intento de superación de la visión
sinocéntrica que había reducido a Corea a “la pequeña China”. (Cho 1969) Mediante la
adaptación de las ideas e instituciones de las sociedades civiles occidentales, así como la
introducción de modos de producción capitalistas, trataron de superar la crisis nacional.
Éste movimiento fue contrario a los neo-confucianos, los cuales defendían poderes
imperiales injustos y agresivos y empleaban fuerzas brutales contra la población. La
filosofía de Zhu Xi había sido incuestionable durante siglos; así, los pensadores neo-
confucianos coreanos proponen restaurar la cultura e instituciones establecidas,

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representada por los códigos morales y la virtud, y establecer un ejército de reserva,


compuesto de granjeros entrenados como soldados, para superar la crisis nacional. Por
el contrario, el movimiento de ilustración desarrolla un amplio conocimiento de la
sociedad occidental, los modos capitalistas de producción y las ordenes modernas
internacionales, tratando de adaptar la nación coreana a los nuevos tiempos.
Lo más interesante de esta adaptación es que estos conceptos no fueron
necesariamente transmitidos a Corea desde fuera, sino que aprendieron sobre estas
nuevas ideas en el propio país. Como indica Lee (2004), en el último periodo de la
dinastía Joseon, los intelectuales del aprendizaje práctico ya comenzaron a dialogar
sobre términos como libertad e igualdad, basado en los derechos de las personas, y en
un sistema económico centrado en el comercio e industria. En este sentido, la ideología
del aprendizaje práctico, junto con las ideas occidentales, proporcionarán el fundamento
sobre el cual el pensamiento de la ilustración asentará la ideología, presentándose
fuertemente ligado al aprendizaje práctico, y más específicamente con la escuela del
norte.
La escuela del norte, llamada Bukhapka (北 學派), fue una vertiente dentro de Silhak
que desarrollo una actitud pro-Ching, pero también un fuerte criticismo por la realidad
social y las ideas de la época que no atendían a los problemas del momento,
promoviendo un desarrollo del conocimiento que llegaba de occidente. A diferencia de
la corriente de Silhak de Yi Ik y Jeong Yakyong, rechazaba el confucianismo clásico en
favor de las nuevas corrientes que llegaban de las ciencias naturales y sociales, así como
la literatura y la economía. Es decir, frente a las antiguas enseñanzas, ellos basaron sus
reformas en los nuevos modelos de pensamiento, culturales y tecnológicos que llegaban
de occidente. (Kim 2015)
En este contexto, como explica Lee (2004), las principales ideas que caracterizan el
movimiento de la ilustración coreana pueden resumirse en ocho puntos divididos en dos
grupos diferenciados: un primer grupo centrado en la defensa nacional y la conciencia
de los derechos individuales; y un segundo grupo centrado en la metodología empírica y
la apertura ideológica como aspectos esenciales para mejorar la vida de las personas:
 En primer lugar, tomaron del aprendizaje práctico el concepto nacional de
identidad, diferenciado de una noción de humanidad universal. Es decir, dejaron
a un lado esa concepción de identidad nacional derivada de China, reivindicando
la historia de Corea, su cultura, su territorio y su lengua. Esto no supuso una
visión de superioridad, sino que, al igual que la escuela del norte su orgullo

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nacional vino marcado por la conciencia sobre el retraso de la nación. 1 Por ello,
quisieron adoptar la racionalidad propiamente occidental para adaptar los
elementos de dicha civilización avanzada.
 En segundo lugar, este movimiento va a reivindicar el reconocimiento de los
derechos de los individuos. Aunque que el neo-confucianismo reconocía los
derechos individuales, estos lo hacían en cuanto servían para mantener el orden
de la sociedad como un todo. En cambio, al igual que la vertiente del aprendizaje
práctico del norte, y siguiendo la vertiente democrática liberal propia de
occidente, reconoce los derechos en sí mismos.
 En tercer lugar, este movimiento empleó una metodología empírica
caracterizada por la búsqueda de verdad desde los hechos. Frente al neo-
confucianismo ortodoxo que usaba una metodología deductiva y teórica, el
movimiento ilustrado va a seguir el aprendizaje práctico y su método empírico y
realista. Los ilustrados estaban convencidos del progreso de la civilización a
través de la acumulación de experiencias, por ello, rechazaron la extremada
alabanza por las teorías de antaño, percibiendo la historia desde una perspectiva
histórica.
 En cuarto lugar, una constante en el pensamiento ilustrado fue su apertura
ideológica. La escuela de Silhak amplió su campo de estudio aprendiendo no
sólo a las doctrinas del neoconfucianismo de Zhu Xi, también las de Wang
Yangming, así como el budismo, el taoísmo y el catolicismo. Los pensadores de
la ilustración dieron un paso más y también acogieron plenamente en su
pensamiento las ciencias y religiones extranjeras, ya que partieron de la
relatividad y la pluralidad de las verdades y los valores.
 En quinto lugar, los pensadores ilustrados heredan del aprendizaje de Silhak la
importancia que tenía la reflexión sobre la mejora de las vidas. El confucianismo
se centraba en el desarrollo de la virtud correcta; en cambio, Silhak reivindica
este asunto como una tarea primaria y en ello centrará toda su aplicación
práctica (iyong husaeng). Este cambio de pensamiento también lo adscriben los
representantes del movimiento de ilustración. Así, Yu Giljun escribe “lo que

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Téngase en cuenta las palabras recogidas en “Yeoinseoisu”, Damheonseo, donde leemos “¿No sería un
anacromismo aplicar los modelos antiguos a la etapa presente? Tiene poca utilidad perseguir un análisis
detallado y argumentos sobre temas abstractos durante toda la vida e incluso durante generaciones, sin
tener en cuenta la salud del cuerpo y la mente y el ascenso y la caída de una familia o nación. El
calendario, las matemáticas, el dinero, los cereales y el soldado son objetos de estudio mucho más útiles.”
(Citado por Kim 2015: 617)

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muchos estudiosos están esforzándose duramente en descubrir día y noche son


modos y medios de mejora de la vida diaria de la gente, que os ayudara a
acrecentar su virtud.” (Yu Giljun 1971: 13)
 En sexto lugar, todos los pensadores ilustrados defienden una apertura del país al
comercio extranjero. La escuela de aprendizaje del norte había mantenido el
comercio con los Ping en China. Así explicaba Pak Je-ga “El problema serio que
tenemos que confrontar es la pobreza. ¿Cómo podemos aliviarla? El único modo
es a través del comercio con China.” (“Byenongosohoe”, Jeongyujip, citado por
Kim 2015) Los reformistas de la ilustración, en cambio, promueven una
apertura al comercio con poderes occidentales y japoneses.
 En séptimo lugar, proponen que el desarrollo comercial e industrial sea
motivado por los beneficios refrendados. Es decir, reivindican que el estado
debe garantizar institucionalmente la búsqueda del beneficio en el comercio y la
industria.
 En octavo lugar, en oposición a los intelectuales de Silhak que habían defendido
la represión de los deseos humanos, ellos no creen que deban ser suprimidos,
sino satisfechos positivamente.

2. Principales influencias occidentales


Pese a las similitudes entre la ilustración y el movimiento de Silhak, este movimiento
adoptó plenamente las corrientes filosóficas que llegaban de occidente, alejándose de las
principales ideas que habían caracterizado el pensamiento en Corea. De este modo, si el
neo-confucianismo se basaba en una ética humana de principios morales y
conservacionistas, la ideología del movimiento de la ilustración sitúa en el centro del
discurso el individuo, la nación y el éxito de adaptación ante las nuevas circunstancias
históricas. Igualmente, si la interpretación de la historia de los pensadores
neoconfucianos vino determinada por la introducción de las ideas que llegaban de
occidente, los autores ilustrados reinterpretaron la historia a partir de las nociones claves
del darwinismo social y del pensamiento ilustrado occidental.
El nombre de darwinismo social se adscribe a las doctrinas sociológicas e ideologías
político-sociales que se apoyaron en algunas de las ideas de la teoría de la evolución de
Darwin, así como en las ideas procedentes del evolucionismo de Spencer. Según estos,
las sociedad funciona del tal modo que, de no dejarse libre juego a la competencia, se
favorecería a los débiles y, con ello, se debilitaría la propia sociedad.

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Herbert Spencer (1820-1903) y Thomas Huxley (1825-1925) propusieron esta teoría


mediante la aplicación del darwinismo biológico al desarrollo histórico y la evolución
social de la sociedad humana. El darwinismo social podría resumirse en dos ideas
fundamentales: la supervivencia del mejor adaptado y la lucha por la existencia. Según
el darwinismo, la lucha por la existencia es la lucha no sólo con otros, sino también con
el medio. Los organismos pueden sobrevivir sólo si se adaptan ellos mismos al medio
dado y superan a sus otros competidores. En el darwinismo social esta teoría se expande
a la sociedad humana; así, sólo las naciones e individuos que sobreviven en la lucha
pueden continuar, esto es, la historia humana es también la lucha por la existencia.
Asimismo, la ilustración europea fue una fuente imprescindible para entender las
nociones claves de libertad y progreso. Los avances en las diversas ciencias, el rechazo
a la autoridad religiosa y la regulación del estado a través de la razón y el derecho será
interpretado como un progreso de la humanidad frente a la tiranía y una conquista de las
libertades del individuo. (Parellada 2009) Este nuevo modelo filosófico, iniciado en
Europa en el siglo XVIII, se irá expandiendo y tendrá su máximo apogeo en el territorio
francés con la revolución francesa.

2.1. La lucha por la existencia


Corea adopta el darwinismo social en los primeros años de 1900, aunque algunos
pensadores ilustrados ya habían absorbido estas teorías desde principios de 1880. Estos
filósofos, fuertemente preocupados por la crisis nacional, asumieron esa interpretación
de la lucha de la existencia, por la cual veían que el fuerte devoraba al débil. De este
modo, su propuesta del crecimiento gradual hacía un país rico, con un ejército fuerte, se
fundamentaba en la necesidad de la supervivencia natural. (Lee 2004)
Yu Giljun fue uno de los primeros partidarios de esta teoría. Como expone Koh
(2013), el pensador publicó un artículo sociológico en el que se veían estas ideas,
titulado “La Teoría de Competencia”, en 1882 tras regresar de Japón. Asimismo,
cuando viajó a Estados Unidos estudia bajo la tutorización del profesor Morse, el
encargado de introducir el darwinismo en Japón.
Según esta corriente de pensamiento, el mundo se ha convertido en una arena basada
en la lucha por existencia. La fuerza, no el derecho internacional, controla el mundo. En
este sentido, el orden del mundo moderno se basaba esencialmente en la lógica de la
fuerza y el derecho internacional no era otra cosa más que un ornamento. Las leyes
internacionales las presentan como herramientas, con las cuales los ricos y fuertes

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justifican sus delitos y denuncian a otros, y mediante las cuales promueven sólo sus
propios intereses. En el comercio internacional sólo se da el poderío del rico y del
fuerte: no existen ni tratados ni leyes básicas.
Por este motivo, la reforma que proponen los pensadores de la ilustración se basa en
la construcción de un país fuerte y rico, que superaba las limitaciones de la dimensión
pasiva de preservar la soberanía nacional, presentando los aspectos positivos que
suponía competir contra los poderes imperiales. En este respecto, la negación de la
cultura tradicional y la adopción de la cultura occidental estuvieron justificadas sobre la
base del darwinismo social. En esencia el término ilustración presuponía que Corea
estaba retrasada, porque si hubiera sido percibida como un país civilizado no necesitaría
discutirse sobre la misma.
En otras palabras, la lucha por la existencia proveía el impulso para el progreso de la
sabiduría, la virtud, la felicidad, el prestigio y la riqueza. El darwinismo social trata con
conceptos provenientes de una percepción optimista de su era, tales como progreso. Si
uno cree que la historia progresa y que el presente es superior al pasado, naturalmente
esperará un futuro más optimista.
La lucha por la existencia, por tanto, no sólo justifica la lucha del débil contra el
fuerte, también la explotación y saqueo del anterior. Por este motivo, numerosos
intelectuales ilustrados fueron muy críticos con la debilidad de su nación, en lugar de
denunciar las agresiones de los poderes imperiales como injustas. Es decir, lo que estaba
mal no era que los poderes imperiales violaran la soberanía de Corea, sino la
incapacidad de la propia Corea para impedir tales ataques y, mucho menos, para invadir
otros países. (Lee 2004)
Es más, debido a la situación de desamparo y necesidad que experimentaba Corea,
así como su incapacidad para reforzar su soberanía nacional, algunos pensadores
ilustrados justificaron que las reformas de Corea se hicieran bajo el patrocinio de Japón.
Esta fue la opinión del pensador clave Yu Giljun.

2.2. La idea de competitividad


De la lucha por la existencia se deriva la noción clave de competitividad. Esto es,
para poder hacer frente a esta situación de conflicto un país debe expandirse, abrirse, y
acomodarse a las culturas e instituciones avanzadas de fuera. La competición se origina
por la constante interacción; por este motivo, hay que hacer crecer el espíritu
competitivo para que la nación dejé de ser débil. Para estos autores, lo que distingue la

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riqueza y el poder de los países europeos y americano, de la pobreza y debilidad de los


países asiáticos, es el fuerte espíritu competitivo. Por ello, el auge o la caída de un país,
la fuerza o la debilidad, depende de la competitividad. Si un país no tiene otros países
con los que competir, el país no podrá enriquecerse, fortalecerse y civilizarse así como
sustentarse en si mismo:

No hay nada entre los asuntos humanos los cuales no cuenten con la competición,
oscilando desde asuntos individuales triviales a asuntos estatales significativos. Todo
puede avanzar a través de la competición. Si no hay competición en la vida humana,
¿cómo podría uno cultivar la sabiduría y virtud en sí mismo y promover su felicidad? Si
no hay competición en las relaciones entre los estados, ¿cómo podría ninguno de ellos
elevar su prestigio y promover su riqueza? ( Yu Kil-chun, “Kaehwa-ui tunggup” (Levels
of Enlightenment), capítulo 14, en Soyu kyonmun, cit., p. 384)

De esta manera, si Corea quiere sobrevivir y generar prosperidad, explican Yu Giljun


y Bak Yeonghyo debe abrir sus puertos y su espíritu competitivo con los países
extranjeros. El comercio con las grandes potencias ayudara a la sociedad a preservar la
paz, avanzando hacia una civilización, hacia una ampliación del conocimiento, hacia
asociaciones de apertura con el resto de la humanidad.
Cuando se postulo que Corea había caído ante Europa y América por la inferioridad
de sus instituciones, emergió una clara dirección, caracterizada por la reforma
institucional. Así, los reformistas expandieron la visión de la competitividad e
inspiraron un espíritu progresivo. Su teoría exigía garantizar la libertad, igualdad y la
ganancia material.
Cuando la gente esta dominada por sus maridos, familiares o abrumados por los literatos
confucianos y el poder, ¿puede considerarse esto una sumisión voluntaria propia? Éstos se
ven sometidos al control de dichas fuerzas, bajo circunstancias inevitables, sus energías
sucumben. ¿Por qué esto no es lamentable? Para éste autor es imprescindible satisfacer los
deseos de la población (los hombres quieren ropa, comida, refugio) 2.
En otras palabras, el progreso de la civilización e independencia del país sólo podría
ser alcanzado a través de la libre competición y, por ello, Corea debía ampliar su
enfoque y modernizar todas sus instituciones en orden a ser más competitiva. Esto va a
implicar apertura y reforma de la cultura a través de la introducción de instituciones
occidentales. En oposición al neo-confucianismo ortodoxo, el cual percibía los poderes

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Pak Yong-hyo, op. cit., p. 23.

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occidentales como “bestias que estaban pisoteando la moral”, los ilustrados


mantuvieron que el orden ético tradicional debía ser reformado.
Así el pensamiento reformista moderno o la adaptación de la cultura e instituciones
avanzadas, propuesta por los pensadores del movimiento ilustrado se pueden resumir en
tres puntos: el respeto por los derechos individuales, la construcción de un mecanismo
social competitivo, basado en el auto interés personal, y la adopción de la ciencia
avanzada occidental, su tecnología y civilización industrial.

2.3. La idea de progreso


El concepto de progreso adquiere una amplia difusión en el siglo XIX dentro y fuera
de la esfera filosófica. De hecho, adquiere especial relevancia en el evolucionismo
biológico y el evolucionismo social. Ahora bien, ¿qué lo caracteriza dentro del contexto
filosófico? Este término se introduce en la filosofía para caracterizar el nuevo enfoque
ilustrado que trata de aportar una explicación racional y una legitimidad de sus prácticas
en base al derecho y leyes y no a partir de algún tipo de tradición o una autoridad
religiosa.
Los pensadores ilustrados creyeron que, frente a la religión, el pensamiento
discursivo sería la fuente para fundamentar las leyes del estado, así como de la vida
social. Este cambio de perspectiva será percibido como un avance en la civilización, que
ya no se regía por ideas autoritarias o tiránicas sino por principios racionales y
universales. De este modo, en su reflexión sobre el tiempo y la historia se introducirá
una dimensión teleológica, es decir, los distintos sucesos en la historia suponen un
avance que tienen un fin: el mejorar la civilización.
Las diferentes sociedades van avanzando porque van aumentando sus conocimientos,
su fuerza productiva y sus riquezas con el paso del tiempo. En este sentido, la idea de
progreso que subyace en la modernidad, como explica Talavera Fernández (2011) y que
preconiza Kant, se caracteriza por ser “lineal, irreversible y necesaria”. Sin embargo,
no sólo conlleva una mera acumulación, sino que en ella también se puede percibir la
alusión directa a esa capacidad universal de los sujetos humanos, la razón, que les
permite ir mejorando continuamente:

Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad. Minoría de edad es la


imposibilidad de servirse de su entendimiento sin la guía de otro. Esta imposibilidad es
culpable cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino de decisión y valor para

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servirse del suyo sin la guía de otro. Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio
entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración. (Kant 1999: 63)

Y este progreso iniciado a través de esa doble respuesta de nuestra entendimiento y


nuestra voluntad, ni es opcional ni se construye en base a teorías abstractas. Por el
contrario, como el propio Foucault indica, Kant reflexionará sobre la idea de progreso
cuando se pregunte por su presente en su obra clave sobre la ilustración (Foucault 1993)
Esta concepción de progreso adquirirá un nuevo matiz dentro de la antropología
cuando entre en contacto con las ideas evolucionistas de Darwin. Así, por ejemplo,
Lewis Henry Morgan (1818-1881), uno de los primeros antropólogos evolucionistas,
plantea una interpretación evolucionista de las culturas, describiéndolas en base a una
secuencia evolutiva en la que se distinguían tres estadios: salvajismo, barbarie y
civilización. Como explica Paradilla (2009), la idea central de este tipo de
evolucionismo es que todas las culturas existentes se encuentran en algunos de estos
estadios y que todas tienen que pasar por las distintas etapas de forma lineal hasta poder
alcanzar el último estadio propio de los países avanzados.
Esta concepción fue rápidamente acogida por los pensadores ilustrados, quienes
desarrollaron su pensamiento desde esa idea de progreso material. Es decir, frente a los
neo-confucianos, los cuales comprendieron la historia desde la perspectiva de la
extensión y contracción de la moralidad, es decir explicaron los sucesos históricos a
través de los cambios morales (Lim 2011), ellos introducen la idea de progreso desde
ese doble enfoque propio de la modernidad europea y el evolucionismo social.
Si bien, como explica Lee (2004), cabe destacar que esta perspectiva occidental no
sólo no entra en conflicto con la corriente neoconfuciana, sino que pueden convivir las
dos simultáneamente. Yu Giljun, por ejemplo, pensó que la civilización progresa
mediante el ascenso gradual desde el pasado. Para él, el pasado era un objeto que no se
debía negar sino heredar, es decir, la civilización progresa a través de la acumulación de
experiencias. Por ello, no tiene sentido adorar las cosas del pasado, sino que nuestro
presente supone un progreso desde el pasado, y el futuro probablemente llegué más allá
que nuestro presente. Esta visión positiva de la historia no debe hacernos creer, por
tanto, que los pensadores ilustrados ignoraban la situación en la que se encontraba la
nación coreana, sino que al igual que el filósofo Kant cuando exponía su visión de
progreso lo hacía al preguntarse por su tiempo.

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2.4. La noción de libertad


Otra idea clave que tomarán los pensadores ilustrados de la modernidad europea será
el concepto de libertad. Este término generó un intenso debate dentro del pensamiento
occidental desde Voltaire a Rousseau, con diferentes concepciones en torno a lo que
significaba este término o sus derivados como voluntad. Sin embargo, la concepción
que adopta los representantes del movimiento ilustrado resulta más afín a la propia
noción de libertad de Adam Smith. Como explica Bilbao (2000), el filósofo británico no
cree que el papel determinante en la conducta humana sea el egoísmo, como hacía
Hobbes. No obstante, los seres humanos actúan por el amor hacia sí mismos, por ello es
necesario introducir leyes externas para evitar el conflicto entre las personas y
garantizar que los individuos puedan obrar conforme a sus preferencias. Es decir, los
individuos no son regidos por otros individuos, sino mediante leyes creadas para
mantener el orden social.
Siguiendo esta línea, los representantes del movimiento ilustrado coreano percibieron
la libertad no sólo como un derecho innato de todos los hombres, sino también como el
motor que promueve el desarrollo de la civilización. Es decir, la protección de las
libertades individuales facilitará el progreso de la cavilación y también hará posible un
progreso graduado hacía un país rico, con un ejercito fuerte. En este sentido, Bak
Yeonghyo dice:
El mejor modo de desarrollar un país rico y fuerte, capaz de confrontar con otras culturas,
es permitir a la gente el consumar sus responsabilidades para salvaguardar el estado y
gozar de sus libertades, por poderes reales suavemente estrictos. Sólo después de hacer
tales tipos de cambios, puede nuestro país llegar a ser civilizado (Pak Yong-hyo,
“Kaehwa-e taehan sangso” (Memorial on Enlightenment), en Kundae han’guk
myongnonsol chip (Collection of Selected Modern Korean Commentaries). Seoul: The
Dong-a Ilbo Sa, 1979), p. 16)
La libertad era el objetivo último, el cual sólo podría ser alcanzado por la
construcción de una sociedad civilizada, y al mismo tiempo, libre en sí misma. En este
sentido, hay que destacar que las libertades innatas de las que Yu Giljun va a hablar son
libertades físicas del tipo: libertad de propiedad, libertad de iniciativa, libertad de
reunión, y libertad de expresión.
Los ilustrados coreanos, especialmente Yu Giljun y Bak Yeonghyo, creyeron que una
sociedad civilizada proveería riqueza y placer. Por este motivo, dieron suma
importancia a la libertad de iniciativa o actividades económicas. Una ley expresamente

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estipula las condiciones bajo las cuales las libertades son reservadas, así como cuando
son repartidos los castigos, si las condiciones son violadas. Pero “el genuino propósito
de una ley”, dirá Yu Giljun, “es respetar y proteger los derechos humanos”. Es decir, se
debe permitir a los individuos ejercitar sus libertades dentro de los límites de la
legalidad, para que las acciones de cada uno no vayan en contra de la ley nacional.
Para Yu Giljun, la libertad es un principio cardinal de la civilización moderna. Ahora
bien, ¿qué entienden por libertad? Es importante tener presente que para estos autores
toda persona aspira no sólo a vivir cómodo, sino a vivir en casas lujosas, llevar ropa
liviana y cálida, y comer deliciosa comida. Para Yu, esto es “un hecho de vida”, la
libertad individual es innata, mientras que la ley es artificial. De esta manera, la creencia
de estos reformistas, sobre como la protección de las libertades individuales mejoraría el
bien universal, estaba basado en la siguiente perspectiva: como el propósito de la
riqueza y felicidad es un deseo humano natural, todos se ven empujados a llegar a ser
ricos y felices. (Lee 2004)
Como resultado, la riqueza personal esta ligada al crecimiento, el cual, puede alzar la
riqueza nacional. Es decir, el bien público es alcanzado cuando los individuos persiguen
sus propios intereses, cuando los beneficios privados son convertidos en el bien público.
Esto explica el principio de división de la fuerza laboral en el capitalismo, presentando
reminiscencias, de nuevo, con Adam Smith y su libro La riqueza de las naciones. Según
éste, la clave del bienestar social es el crecimiento económico que se alcanzará a través
de la división del trabajo y la libre competencia.
La visión de la libertad de los ilustrados, especialmente en términos de economía, se
despliega desde una óptica muy positiva, que no presenta una consciencia de sus
resultados (por ejemplo, el fenómeno de que el rico llega a ser más rico y el pobre más
pobre). Reconociendo los deseos humanos naturales de riqueza y honor, insisten en
encomendar todo a la libertad de los individuos. La libertad está necesariamente ligada a
la libre competición y el espíritu competitivo es percibido como el motor que estimula
el progreso de la civilización. Esto no planteará problemas para ellos porque, gracias al
gran principio moral, la competición promueve los intereses comunes sin producir
efectos enfermizos.
Yu Giljun define este principio moral como el espíritu de apoyo mutuo y
competición justa en la búsqueda de riqueza y honor. Así, aunque las personas quieren
alcanzar lo más alto de la sociedad, y no toleran caer, sus rivalidades estarán libres de
efectos enfermizos, porque ellos siguen el gran principio de promover los intereses

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comunes del mundo a través de la cooperación mutua. Ese gran principio moral será el
principio de operación de la idea de comunidad y viene a significar como el hombre
consigue riqueza y honor por sí mismo.
Asimismo, este desarrollo tiene que venir acompañado de políticas sociales y
educativas para que la gente, mientras intenta alcanzar lo que ellos quieren y no prestan
atención al resto, no entorpezcan los grandes principios. Yu Giljun es un individualista
al estilo occidental y Bak Yeonghyo mantuvo las mismas ideas, enfatizando como los
más altos principios el alcanzar el éxito, la riqueza y la fama. De este modo, intentaron
disolver los posibles efectos secundarios de la competición, a través de los más elevados
principios de la civilización.

Bibliografía
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