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Entre los siglos XVII y XVIII se desarrollaron, en España como en toda Europa, dos
movimientos artísticos y culturales: el Barroco y el Neoclasicismo. El primero,
continuación del siglo de Oro español, se caracteriza por la exuberancia, el
dinamismo, el contraste y la complejidad de las formas, mientras que el segundo
busca la sencillez, la armonía, el equilibrio y la imitación de los modelos clásicos de
la antigüedad grecolatina. Ambos estilos reflejan las diferentes visiones del mundo y
de la sociedad que se vivieron en esa época, marcada por las guerras religiosas, las
revoluciones políticas, el auge de la ciencia y la ilustración.
Entre el barroco y el neoclasicismo hay varias diferencias que se pueden apreciar
en las obras de arte y de literatura de cada movimiento. El Barroco busca
impresionar al espectador con la riqueza y el movimiento de las formas, usando
colores intensos, curvas, diagonales, claroscuros y detalles ornamentales. El
Neoclasicismo, en cambio, pretende transmitir serenidad y orden, usando colores
suaves, líneas rectas, simetría, luz uniforme y formas sencillas. El barroco se inspira
en la religión, la naturaleza, la mitología y la historia, mientras que el neoclasicismo
se basa en los principios de la razón, la moral y el gusto clásico.
Contexto y características
El Barroco puede entenderse como una actitud y un criterio estético que surgió
como respuesta al estado de desengaño por parte de los artistas. Por ello, agrupa
varios movimientos que se desarrollaron en Europa y América, desde la publicación
de las primeras obras del poeta español Luis de Góngora al final del siglo XVI, hasta
mediados del siglo XVIII. Esta corriente artística influyó en todos los ámbitos.
El Barroco en…
Inglaterra
Se caracterizó por la presencia de descripciones extensas y muy detalladas, pero
sin mayor profundidad, acompañadas de citas y referencias cultas que parecen
sacadas de un catálogo y no reflejan el conocimiento ni las experiencias personales
del poeta.
Francia
Los ideales renacentistas pervivieron por un período más largo y se mezclaron con
la intención y la necesidad de perfilar una lengua culta particular para la escritura.
Esa lengua obedecía al refinamiento de la corte y su uso literario se denominó
Preciosismo.
Italia
Aunque Italia siempre estuvo a la vanguardia de los movimientos literarios, durante
el siglo XVII, la influencia hispánica fue muy contundente y la lectura de algunos de
los escritores españoles puso de moda el lenguaje complejo y las figuras retóricas
como medio de expresión de la belleza mediante el movimiento denominado
Marinismo.
El Barroco en España
Como sabes, en términos artísticos, el Barroco del siglo XVII fue un período tan
prolífico como el Renacimiento y cada autor hizo un aporte diferente a la tradición
literaria española. Sin embargo, hay algunos rasgos y temáticas que se hicieron
particularmente populares en la época y que podrían identificarse como las
características de la literatura barroca española.
Características
Contexto y características
Con el descubrimiento de una especie de “cápsula del tiempo” de lo que fueron Pompeya y
Herculano, ciudades sepultadas por la explosión del Vesubio en el año 79 d. C. y vueltas a
renacer bajo el mandato de Carlos III, la arqueología ganó terreno. La prensa dio gran
importancia a estos descubrimientos y el 22 de octubre de 1738, el Rey autorizó que el
ingeniero español Roque Joaquín de Alcubierre iniciara excavaciones en las cercanías del
Pozo Elboeuf y Nápoles. Las piezas arqueológicas requirieron análisis e investigación, al
igual que las pinturas murales, estatuas de bronce y otros objetos que reclamaban cuidado.
Esto fue clave para la creación de museos, academias e instituciones que asumieron
proyectos que reunían ciencia, arte y política y dieron origen al período conocido como el
Siglo de las Luces, la Ilustración o el Neoclasicismo.
En este período la literatura asumió un lenguaje menos subjetivo, más cercano al discurso
científico. Filósofos como Rousseau y Voltaire cuestionaron el carácter supersticioso de sus
sociedades y defendieron el racionalismo. Este cambio de mentalidad se vio reflejado en la
política, la economía, el arte, la moda y, por supuesto, la literatura.
El siglo XVIII es conocido como el Siglo de las Luces o el período de la Ilustración, no solo
por su búsqueda de métodos y teorías que garantizaran el progreso de las ciencias, sino
por su interés por las formas y los temas clásicos. Esta época se caracterizó también por el
interés por los preceptos del arte de Roma y Grecia antiguas; la Enciclopedia francesa
marcó una ruta a seguir y sirvió como modelo de pensamiento. España tuvo su referente
político en la dinastía Borbón.
Durante este periodo los gustos cambiaron: el interés por el teatro de Calderón de la Barca,
y la llama del Siglo de Oro dio paso al discurso científico, a la crítica y a la didáctica. La
literatura española se volvió reflexiva y meditabunda, quizá ya cansada de un siglo de
fecundidad literaria. Se crearon centros de estudio y surgió el debate sobre la tradición y la
influencia intelectual extranjera.
Por el contrario, durante el siglo XIX, España tuvo una fuerte influencia de nuestra tradición
cultural, buscamos la inspiración en el mundo medieval, el amor cortés y la naturaleza. En
las ruinas góticas y en la espiritualidad del cristianismo encontramos un sentimiento sublime
que desbordaba nuestra racionalidad. Muchos españoles decidimos refugiarnos en las
raíces de la tradición y abogar por una literatura que exaltara los sentimientos de identidad
nacional. Declaramos la supremacía del sentimiento sobre la razón. Nos opusimos a las
reglas que el Neoclasicismo quiso imponer. Soñamos y peleamos por libertad.