Está en la página 1de 14

Breve crítica a la Teoría del

Valor-Trabajo Marxista
El presente trabajo será muy breve pues contendrá más razonamiento
matemático que deductivo por palabreríos, sin embargo, serán cargadas con
bastante razonamiento matemático acerca del porque es una teoría del valor
equivocada, incluso desde diferentes ángulos o puntos de vista, para tener un
mayor panorama y ser más objetivos al momento de realizar este aporte.

Margen de Utilidad Marginal y del Individuo

Toda acción transcurre en el tiempo, i.e., existe un intervalo de tiempo entre


el comienzo de la acción y la satisfacción de nuestras necesidades, alcanzar
los fines.
Supongamos que existe acción, pero no existe un periodo de tiempo no nulo
entre el inicio de la acción (ti) y la consecución de fin (tf), ∆t= tf – ti=0. Por
tanto, tf = ti, es decir, que en el instante del comienzo de la acción para
satisfacer el fin Ei nuestro fin ya estaba satisfecho, por lo que no existe
ninguna acción humana para satisfacer el fin Ei, lo cual es absurdo.
Utilizaremos con frecuencia este tipo de razonamientos, reducciones al
absurdo. Su “base” es partir de la negación aquello que queremos demostrar,
y mediante razonamientos lógicos, llegar a una negación de nuestras
premisas o hipótesis, por lo que, la hipótesis implica aquello que queríamos
demostrar. Los medios son escasos, i.e., los fines que creamos que podemos
satisfacer con esos medios son mayores que los medios disponibles. Sea
{E1,…., En} el conjunto de fines que creemos que somos capaces de satisfacer
con una unidad del medio M, del que disponemos m unidades homogéneas,
es decir, intercambiables, que proporcionan el mismo servicio. Supongamos
que los medios son más abundantes que los fines, esto es, que m ≥ n.
Entonces n unidades del bien serán destinadas a la satisfacción de nuestros
fines, {E1,…., En}, por tanto, todos los fines que M podía satisfacer estarán
satisfechos, ergo, M dejará de ser objeto de la acción individual. Teniendo en
cuenta el entorno general, o los medios, hemos llegado a un absurdo para el
intercambio marxista.
Haremos más hincapié en la definición de “unidades homogéneas” en
resultados posteriores, concretamente, en la ley de la utilidad marginal
decreciente. Es necesaria la existencia de una ordenación cardinal de los fines
que un medio puede satisfacer, i.e., es necesaria la existencia de una escala
de preferencias.
Demostración: Por la escasez de medios, es necesario destinar los medios a
unos fines determinados. Estos, por definición, serán los más valorados. Sea
{E1,…., En} el conjunto de fines, de tal manera que ∀ Ei ∈ {E1,…., En} Ei puede
ser satisfecho, desde el punto de vista del actor (existe una idea tecnológica),
con una unidad del medio M, del que disponemos m0 unidades homogéneas.
Como ya hemos dicho, escasez de medios, m0<n, por tanto, n-m0>0, que son
los fines que quedarán insatisfechos. Para llegar a la necesidad de una escala
de preferencias, vamos a dar a m distintos valores para el mismo instante de
tiempo y entorno (excepto unidades del bien M) del actor. Empecemos por
m=1, y en esta situación, el actor decide satisfacer el fin Ev1, lo que implica
que el actor valora más el fin Ev1 que todo 𝐸𝑖 ∈ {{𝐸1, … . , 𝐸𝑛}\𝐸𝑣1}, esto lo
expresaremos por

𝑉(𝐸𝑣1) > 𝑉(𝐸𝑖) ∀ 𝐸𝑖 ∈ {{𝐸1,… . , 𝐸𝑛}\𝐸𝑣1}.

Ahora sea m=i /i∈ ℕ 1≤ i < n, de tal manera que, i ya ha tomado todos los
valores menores al actual, entonces tenemos que:
𝑉(𝐸𝑣1) > 𝑉(𝐸𝑣2) > ⋯ > 𝑉(𝐸𝑣𝑖 − 1)

En esta situación, de los fines que aún le quedan por satisfacer, elegirá Evi.
Para garantizar la elección, supongamos el caso contrario, que no elige un
único fin de los que todavía no tienen asignado una unidad del bien.
Entonces, elegirá {Ej1,…Ejl} fines donde l∈{0, 2, 3,…}.. Pero debido a que solo
existe una única unidad y l≠1, no satisfará ningún fin de los pertenecientes a
{E1,…., En} \ {Ev1,…Evi-1} con la unidad del medio M, esto es, a pesar de la
existencia de medios, fines, una idea tecnológica que conecta a ambos y la
acción dirigida a los fines relativos al medio que estamos considerando, el
actor no actuará, lo que implica, la negación de la acción humana (¬A1),
absurdo (A1 ∧ ¬𝐴1). En un caso, l=0¸por no elegir ningún fin y en otro caso
l>2, por no poder actuar por elegir más fines que unidades de medio.
También es obvio que no habrá cambios en los fines ya elegidos, {Ev1,…, Evi-1}.
En efecto, supongamos que cuando dispone de i unidades, decide que
Evj∈{Ev1,…, Evi-1} es tal que V(Evj)<V(Evk) donde Evk es un fin / Evk ∉{Ev1,…,Evi}, es
decir, que se deja de satisfacer un fin que en la situación de i-1 sí se satisfaría,
por tanto, V(Evj)>V(Evk). Esta acción se da en el mismo tiempo y el mismo
entorno (ergo, mismo medio M), aunque con distinto número de unidades
homogéneas. Si restamos una unidad, tendremos también el mismo entorno
y solo habrá cambiado que esa unidad dejará de satisfacer el fin Evi (párrafo
anterior), pero como:
𝐸𝑣𝑘 ≠ 𝐸𝑣𝑖 𝑦 𝐸𝑣𝑗 ≠ 𝐸𝑣𝑘 [1]
es irrelevante tal cambio para nuestra acción. Es decir, estaremos en la
situación (i-1)+1, analizables por separado por [1], donde teníamos que
V(Evj)>V(Evk), pero ahora en i-1 tenemos que V(Evj)<V(Evk), lo cual viola el
principio de no contradicción, absurdo. Demostrado esto, solo tenemos que
hacer que el índice i tome todos sus valores posibles, desde el valor más
pequeño al máximo. Entonces, tendremos la siguiente ordenación:
V(Ev1)> V(Ev2)>…> V(Evm)>…> V(Evn)

(Oferta generalizada) Sea M1,…, Mp p bienes económicos distintos de los que


disponemos m1,…, mp unidades homogéneas. La oferta generalizada, SG, será
la suma de las ofertas de M1,…, Mp.
(Necesidad de escala de preferencias generalizada) Sea M1,…, Mp p bienes
económicos distintos de los que disponemos m1,…, mp unidades homogéneas.
Sea (𝐸𝑣𝑖1,… , 𝐸𝑣𝑖𝑛𝑖) , donde 𝑖 ∈ {1,… , 𝑝}, la escala de preferencias de los fines
que puede satisfacer el bien Mi. Entonces, existe una escala de preferencias
para los bienes M1,…, Mp, una escala de preferencias generalizada, del tipo:
, donde nG
Demostración: Supongamos que disponemos de j1,… jp unidades homogéneas
de los bienes económicos M1,…, Mp tal que ji∈ {0, … , 𝑛𝑖 − 1} ∀ 𝑖 ∈ {1,… , 𝑝}.
Como ya hicimos al principio, variemos las unidades homogéneas de la oferta
y obtengamos unas relaciones ordinales entres los fines. Supongamos que en
la primera situación que el actor solo puede disponer de una unidad de
oferta generalizada. Entonces, elegirá una unidad del bien Mk, que destinará
a la satisfacción del fin . Nótese que tanto la elección como el destino de la
unidad a la satisfacción del fin deben darse, ya que, en caso de la negación de
uno de ellos, implicaría la negación de la satisfacción de fines, es decir,
implicaría la negación de la acción humana. Además, por la introducción
homogénea sabemos que la unidad del bien se destinará a la satisfacción del
fin .
Supongamos situaciones en las que aumentamos las
unidades de la oferta generalizada (SG=l= SGl con l , de
tal manera, que no existen
fines coincidentes, es decir, que donde con k=1 ó 2,
i , con , haciendo referencia a la cantidad de unidades de un
bien 𝑖𝑘 cuando SG=l= SGl. En este caso el actor destinará sus 𝑗𝑖𝑙,𝑖 ∈ {1,… , 𝑝},
unidades de Mi a la satisfacción de . Esto se deduce de la aplicación
del sistema homogéneo anteriormente dado a cada i y la imposibilidad de
¬A1 (Mismo razonamiento que en SG=1). Supongamos que, siendo SG=l,
existen fines coincidentes satisfechos, i.e., ∃ 𝑖𝑘 ∈ {1,… , 𝑝} y 𝑗𝑘 ∈

Debido a que esto no ocurría cuando l


era
una unidad menor, uno de los fines coincidentes estará en el extremo de la
escala de preferencias. Supongamos, sin pérdida de generalidad, que este es
i2. Esto es,
. Como nuestra elección fue el bien i2 y por la aplicación del primer
sistema (1er ejemplo), ese fin irá destinado a la satisfacción del fin . Este
razonamiento es generalizable para dos casos adicionales.
a) El número de fines coincidentes de distintos medios >2. Primero,
necesariamente ocurrirá el proceso descrito (si no lo hiciera, la
aparición de sería simultánea, y como solo es elegible una
unidad de un bien,
i2=i3. Pero esto es absurdo, ya que partimos de que i2 ≠i3) Después, el proceso
sería idéntico, pero con un cambio de índices, es decir, 𝑖1 → 𝑖𝑎 y 𝑖2 → 𝑖𝑎+1
donde 𝑎 ∈ ℕ 𝑦 2 ≤ 𝑎 ≤ 𝑝. Esto queda garantizado por la imposibilidad de la
aparición simultanea descrita unas líneas arriba.

El fin también es coincidente. Ahora simplemente debemos


hacer el cambio de índices, 𝑖1 → 𝑖𝑎 donde 𝑎 ∈ ℕ , 𝑎 ≠ 2, 𝑎 ≤ 𝑝 .
b) De combinación de ambos. Este caso se deduce de la aplicación
de a) y b).
Por lo tanto, veamos ahora como queda la escala de preferencias. Si partimos
de l=1 el actor elegirá un fin que denotaremos por , de tal manera que,

Si hacemos que l vaya aumentando en una unidad tendremos que,

Entonces, ∃ l = nG /

. Pero nótese que, debido a la coincidencia de fines arriba comentada,


pueden existir grupos de fines idénticos pertenecientes, por lo que
aparecerán en la misma posición en la escala de preferencias,
donde f ∈ ℕ 𝑐𝑜𝑛 𝑓 ≤ 𝑙 y
el resto de fines pertenece a los conjuntos ya descritos. Esto nos lleva a que,
nG
Si usamos la misma notación que precisamos en la demostración al principio,
tenemos que,
, donde nG
(Resolución de la paradoja del valor): Con el desarrollo teórico actual, queda
resuelta la paradoja del valor (¿por qué el agua, que es más “útil” que los
diamantes, tiene menos valor que estos?). Debido a que el agua es más
abundante, la utilidad marginal del diamante es mayor que la utilidad
marginal del agua, i.e.,

Aunque (de aquí la paradoja),

Tengamos en cuenta que en cada acción no es necesario hacer que el índice


varíe, es decir, partiremos de unos recursos determinados, y ante variaciones
del stock, por ejemplo, una unidad más de un bien X, haremos un análisis de
las utilidades marginales (el mismo que el descrito en la demostración, pero
solo para unos valores de los índices concretos), y a partir de “ahí”
actuaremos, sin que sea necesario realizar este análisis de utilidades para
otras cantidades distintas de stock. El actor siempre destinará las unidades de
recursos disponibles de tal manera que alcance la mayor posición posible en
su escala de preferencias, i.e., que, subjetivamente espera que se maximice
su utilidad.
Demostración: Por lo visto en este, el actor destinará las unidades de los
medios económicos que posea a los fines más altos y no satisfechos en la
escala de preferencias, es decir, lo destinará a los fines que el crea,
subjetivamente, que le proporcionen mayor utilidad, i.e., maximizará su
utilidad.

Curvas de indiferencia dentro de la teoría neoclásica y neokeynesiana


En la microeconomía neoclásica y la teoría del consumidor (véanse los
trabajos de Samuelson, Rubinfeld y otros autores) aparece el concepto de
curva de indiferencia. Podemos definirlo, siendo U la función de utilidad (de
magnitud cardinal) como: 𝑈: ℝ𝑛 → ℝ
(𝑥1,… , 𝑥𝑛) ⟼ 𝑈(𝑥1,… , 𝑥𝑛)
donde 𝑥1,… , 𝑥𝑛 hacen referencia a la cantidad de los medios 1,…, n.
Entonces, la hipersuperficie21 de indiferencia está definida por:
𝑈(𝑥1,… , 𝑥𝑛) = 𝐶 = 𝑐𝑡𝑒 [2]

Ejemplo. Sea U(x,y)=log(x)+log(y) donde x, y son las unidades de los bienes X,


Y respectivamente. Podemos verla representada en la Figura 1. Entonces,
una curva de indiferencia sería:
𝑒1
𝑙𝑜𝑔𝑥 + 𝑙𝑜𝑔𝑦 = 1 → log(𝑥𝑦) = 𝑙𝑜𝑔 𝑒1 → 𝑦 =
𝑥
Esto lo podemos ver en la Figura 2. Podíamos haber sustituido 1 por
cualquier real positivo. En la Figura 2 aparece también la curva con el valor 2.
Figura 1

Figura 2
Pequeña nota: A pesar de esto, algunos autores (Pindyck et al., 2009; Mas-Colell et al.,
1995) argumentan que lo únicamente relevante de las funciones de utilidad ordinales son
las posiciones, es decir, U(A)=50 uds de utilidad y U(B)=25 uds de utilidad donde A y B son
dos cestas de mercado. Entonces, lo relevante sería U(A)=50>25=U(B) y no que,p.e.,
U(A)=2U(B). Mas-Colell et al., por su parte, habla de las propiedades ordinales como las
que son invariantes bajo transformaciones estrictamente crecientes. Su definición de
función de utilidad es: 𝑢: 𝑋 → ℝ es una función de utilidad representando relaciones de
preferencia si

∀𝑥, 𝑦 ∈ 𝑋, 𝑥 ≥ 𝑦 ↔ 𝑢(𝑥) ≥ 𝑢(𝑦)


donde 𝑥 ≥ 𝑦 significa que x es al menos tan bueno como y.
En el caso de n=2 (el más usual) esta hipersuperficie sería una curva, curvas de indiferencia.

Problema del cálculo del valor de los Commodities

La creación de mercancías implica medios adicionales de mano de obra:


materiales, herramientas, maquinaria y otros. Estos medios de producción
suelen ser producto de otro proceso de trabajo. La realización del trabajo
también requiere otros medios que no tienen valor, como la tierra, el agua, la
luz del día y otros. Sin embargo, todavía los necesitamos para el proceso.
Según la Teoría del valor laboral, los tratamos como de valor cero, incluso si
son fundamentales para todo el proceso. Los medios de producción cuyo
valor utilizamos en el proceso de trabajo actual tienen una magnitud de valor
constante para cada unidad de producción. Esto está en consonancia con el
concepto de capital constante.
Podemos representar esto con la siguiente fórmula:

𝑊=𝐶+𝐿

Dónde:
• C - capital constante - materiales y la parte depreciada de las
capacidades de producción durante un período;
• L - la cantidad de trabajo (con habilidades y productividad promedio)
para producir los productos terminados;
• W - el valor, o valor, de los bienes producidos.

Podemos calcular el valor por artículo dividiendo el valor (W) entre la


cantidad producida. La Teoría del valor del trabajo también divide el trabajo
que agregamos durante la producción (L) en dos valores separados:

V - la porción de valor igual al salario que pagamos a los trabajadores. Por


ejemplo, si pagamos 1000 por día, entonces el trabajo para agregar 1000 a
los productos (mientras se conserva el capital constante) es la parte de
trabajo necesaria, que también se puede denotar como NL;
S - el resto del valor, que consideramos la porción excedente del trabajo,
también se denota como SL (trabajo excedente).
El valor para comprar la fuerza de trabajo de los trabajadores es capital
variable, que puede agregar valor en el proceso de trabajo en comparación
con el capital constante, dependiendo de la habilidad de los trabajadores, la
productividad y la duración del proceso.
Usando este desglose de la mano de obra que agregamos durante la
producción, podemos extender la fórmula a:

𝑊=𝐶+𝑉+𝑆
o
𝑊=𝐶+𝑁𝐿+𝑆𝐿
Las dos versiones de la fórmula ampliada analizan el valor desde diferentes
perspectivas, pero son esencialmente lo mismo, cayendo en un completo
absurdo de producción homogénea.

Problemas lógicos del valor de uso

En sus exploraciones algebraicas y numéricas de la creación de valor, Marx


agravó sus errores lógicos previos usando la misma magnitud para el valor de
cambio y el valor de uso de los medios de producción, mientras que usa
diferentes magnitudes para el valor de cambio y el valor de uso de la fuerza
de trabajo. Los insumos de un proceso productivo son trabajo heterogéneo y
una colección heterogénea de bienes. Dado el lado de los insumos del
proceso productivo como 𝐶 = 𝑐 + 𝑣, c es claramente el valor de cambio de
los medios de producción y v es el valor de cambio de la fuerza de trabajo. La
producción es una mercancía (más equipo de capital depreciado) y la
ecuación de valor 𝐶′ = 𝑐 + 𝑣 + 𝑠 cuantifica esta producción bruta. Esta
ecuación no es problemática en sí misma, ya que todo lo que dice es que la
producción genera un excedente. Las dificultades surgen cuando partes de
esa producción neta se atribuyen a la fuerza de trabajo y a los insumos de las
mercancías. La afirmación de Marx de que el excedente s es proporcional av y
no está relacionado con c describe v + s como el valor de uso del trabajo y c
como el valor de uso de los medios de producción. Marx hizo la primera
identificación explícitamente en numerosas ocasiones, incluido el pasaje de El
capital donde revela por primera vez la fuente de la plusvalía (Marx 1867,
pág. 188. Véase también 1861a, pág. 400 y 1857, pág. 576). Hay muchos
otros pasajes donde el valor de uso del trabajo se identifica con conceptos
similares como plusvalía, consumo productivo, etc. Si bien su caracterización
de c como el valor de uso de los medios de producción nunca fue tan
definitiva, Marx no obstante lo fue explícito que la medida cuantitativa de la
contribución de una máquina a la producción era su valor de uso, no su valor
de cambio: "En la medida en que el capital constante entra en la producción
de mercancías, no es su valor de cambio, sino solo su valor de uso , lo que
importa ... la asistencia que brinda una máquina a, digamos, tres trabajadores
no depende de su valor, sino de su valor de uso como máquina". (Marx 1894,
p. 80) Así, la contribución de los medios de producción al valor de la
producción es su valor de uso. Sin embargo, la cantidad que Marx dio por el
valor de uso de una máquina fue c, que es también su valor de cambio. La
identificación de c como valor de cambio y valor de uso de los medios de
producción fue una característica de cada ejemplo numérico dado por Marx
en todas sus obras económicas. Al atribuir una cantidad a este valor de uso,
Marx esencialmente continuó la práctica implícita de Ricardo de tratar la
contribución del capital a la producción como idéntica a su entrada (Ricardo,
1981, p. 28). La siguiente tabla resume los argumentos de Marx en el
Volumen I sobre la fuente de la plusvalía y el valor de uso

Poder de trabajo Inputs de los


Commodities
Valor de cambio 𝑣 𝑐
Valor de uso 𝑣+𝑠 𝑐
¿Axioma diferente? Si No
Plus generado Si No
¿Consistente con Si Si
Ricardo?
¿Consistente con la Si No
dialecta?

El problema con esta cuantificación habitual es que contradice la proposición


fundamental y frecuentemente repetida de Marx de que el valor de uso y el
valor de cambio no están relacionados. El punto central de este artículo es
que, en los Grundrisse, Marx transformó la distinción clásica entre valor de
cambio y valor de uso, y la proposición clásica de que el valor de uso no juega
ningún papel en determinando el valor de cambio, en una base dialéctica
para su economía.
Anterior a eso el avance lógico fundamental, no había ningún problema con
que Marx continuara siguiendo a Ricardo en la cuestión del valor de la
productividad de la maquinaria. Marx simplemente hizo explícito en su teoría
un concepto que podría decirse que estaba implícito en Ricardo. La
afirmación de que el trabajo es la única fuente de valor podría mantenerse,
aunque con todos los problemas técnicos de una teoría del valor trabajo.
Pero su desarrollo de la dialéctica entre valor de cambio y valor de uso hace
que esta afirmación lógicamente insostenible. El axioma de que el valor de
uso no juega ningún papel en la determinación del valor de cambio significa
que, en la esfera del consumo, el valor de uso y el valor de cambio son
inconmensurables (en contraste con el esquema neoclásico, que hace que la
utilidad y el precio sean conmensurables a través de los dispositivos de
utilidad marginal y costo marginal). En el ámbito de la producción, donde
tanto el valor de cambio y el valor de uso son cuantitativos, significa que
normalmente (aunque no necesariamente) diferente. Sin embargo,
argumentar que el valor de uso cuantificado de los medios de producción es
lo mismo que su valor de cambio cuantificado es argumentar que, en el caso
de los medios de la producción, el valor de cambio y el valor de uso son
idénticos.

Bibliografía

• Marx, K. 1846. The Poverty Of Philosophy, Charles Kerr, Chicago


• 1865. Wages, Price And Profit, Progress Publishers, Moscow.
• 1847. Wage Labor And Capital, Progress Publishers, Moscow.
• 1867,85,94. Capital, I, II & III, Progress Publishers, Moscow.
• 1861. Theories Of Surplus Value, Parts I, II And III, Progress Press, Moscow.
• 1844. Economic And Philosophic Manuscripts Of 1844, International
Publishers, New York.
• 1859. A Contribution To The Critique Of Political Economy, Progress
Publishers, Moscow.
• 1857. Grundrisse, Penguin, Middlesex.
• Marx-Engels-Lenin Institute, (Ed). 1951,62. Karl Marx And Friedrich Engels:
Selected
• Works, I& II, Foreign Languages Publishing House, Moscow.

De esta forma, concluimos que la teoría del valor trabajo marxista es tan
inconsistente como ilógica, algo que jamás podrán deshacer debido a la mala
explicación de las mercancías.

También podría gustarte