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¿COMO SE DESARROLLO LA ETICA EN LOS PUEBLOS PRIMITIVOS?

AUTOR

LUCIANA GARCIA ESPAÑA

PROFESOR

MANUEL DEL CRISTO LARA

INSTITUCION EDUCATIVA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE COROZAL

GRADO: 8-2

COROZAL-SUCRE

6 DE JUNIO DE 2023
Teología moral o ética cristiana

La ética cristiana es una rama de la ética que trata del


bien o el mal en el comportamiento humano. La ética
cristiana radica en la práctica del bien y de las buenas
obras, tal como lo manda Jesucristo en el Evangelio. Por
otra parte, el bien o el buen obrar está presente de modo
intrínseco en la persona misma, que según la enseñanza
cristiana fue hecho a imagen y semejanza de Dios.
Cabe resaltar que en la cultura luterana de los países
nórdicos se cree que el hombre no es bueno en sí mismo
y que necesita a Dios para liberarse de su mal obrar.

La ética en la biblia
Con origen en el cristianismo primitivo de c. 27 a 325
dC, la ética cristiana continuó desarrollándose
durante la Edad Media, cuando el redescubrimiento de
Aristóteles condujo a la escolástica y los escritos de
Tomás de Aquino (1225-1274). La Reforma de los
siglos XV y XVI, la contrarreforma posterior y el
humanismo cristiano impactaron fuertemente en la
ética cristiana, particularmente en sus enseñanzas
políticas y económicas. Una rama de la teología
cristiana durante la mayor parte de su historia, la
ética cristiana se separó de la teología durante los
siglos XVIII y XIX. Para la mayoría de los estudiosos
del siglo XXI, la ética cristiana encaja en un nicho
entre la teología por un lado y las ciencias sociales
por el otro. El secularismo ha tenido una influencia
significativa en la ética cristiana moderna.

Dicho de esta manera la ética cristiana, es o sigue


siendo importante ya que nos da una percepción de lo
que está mal o bien religiosamente y de esta manera
ser mejores personas, porque trabajamos de una
manera individual y no social.

La revolución moral de Kant


Emmanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo ilustrado
alemán que revolucionó tanto la teoría científica como la
teoría ética. Por lo que al segundo tema se refiere, Kant
rechazó todas las éticas anteriores, porque
eran heterónomas, materiales y formulaban imperativos
(mandatos) hipotéticos, es decir, porque obtenían las
normas y los deberes morales desde campos ajenos a la
propia dimensión moral y racional de las personas
(heterónomas), porque atendían a la materia o los
contenidos de los actos morales (éticas materiales) y
porque formulaban los preceptos y las normas éticas en
juicios condicionales o hipotéticos (por ejemplo, si quieres
que te respeten, respeta tú a los demás).
Estas éticas (heterónomas) partían de la existencia de
un fin último (que para unos consistía en la felicidad,
para otros en el placer, para otros en la perfección, para
otros en Dios...) y, a partir de este fin, derivaban los
contenidos morales, o sea, nos indicaban la conducta que
debíamos seguir.
Kant, en cambio, defendió una ética autónoma y formal,
basada en imperativos categóricos (absolutos o no
condicionados). El imperativo categórico expresa la forma
que deben tener las leyes morales; así, según este
principio, por una parte, toda ley moral debe poder ser
elevada a norma universal y, por otra, debe ser deseable
que todas las personas obren de acuerdo con dicha ley.
Por tanto, nuestros deberes no se nos imponen desde
ningún fin real ni ideal, y tampoco es posible derivarlos
desde las costumbres, desde las prácticas cotidianas o
desde cualquier otro contenido (éticas materiales), sino
que los deberes tienen su origen en nuestra voluntad
racional. A este respecto, sostiene que, desde el punto de
vista moral, no existe nada bueno ni nada malo excepto
una buena o una mala voluntad o, expresado de otra
manera, sólo las intenciones de las voluntades son
buenas o malas, los contenidos y las consecuencias de
nuestros actos no cuentan, sólo cuenta la intención de
nuestra voluntad.
En este sentido, una voluntad es buena cuando intenta
cumplir el deber por el puro respeto al deber (por
ejemplo, cuando me inclina a respetar a los demás sólo
por el hecho de que debo respetar a los demás).
Por ejemplo, si mentimos, nuestra acción será contra el
deber y, por tanto, mala. Pero supongamos que
intentamos manifestar la verdad, en este supuesto habrá
que distinguir si lo hacemos porque nos conviene, o
porque nos resulta agradable, o porque nuestras
creencias religiosas nos lo exigen; en estos casos, tal vez
nuestro obrar coincida con el deber, pero nuestra acción
no será moral. Una acción es moral (moralmente buena)
sólo cuando intentamos cumplir el deber por el puro
respeto al deber, es decir, siguiendo el ejemplo
propuesto, cuando decimos la verdad porque debemos
decir la verdad, sin otro tipo de intenciones ni de
consideraciones.
Obrar por deber es obrar por principios racionales, esto
es, universales (válidos para todas las personas)
y absolutos (que no varían con las circunstancias) o, lo
que es lo mismo, por principios formales: en todos los
casos, debemos decidirnos como se decidiría cualquier
otra persona racional. A este respecto, Kant afirma:
“Obra de tal manera que la máxima de tu conducta
pueda valer siempre como ley universal”, y “Procede de
modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona
como en la de los demás, siempre como un fin en sí
mismo y nunca como un medio”.

La ética de las virtudes


La ética de la virtud es una filosofía que desarrolló
Aristóteles y otros grandes filósofos griegos. Tiene que
ver con la búsqueda de vivir una vida moral.
Esta perspectiva privilegia el carácter moral de las
personas, y dicta que adquirimos la virtud a través de la
práctica. Al practicar la honestidad, valentía, justicia,
generosidad, etc., las personas desarrollan un carácter
moral y honorable. Según Aristóteles, al desarrollar
ciertos hábitos virtuosos, las personas podrán tomar
decisiones correctas cuando enfrenten retos éticos.
Para ilustrar la diferencia entre tres filosofías claves de la
moralidad, los estudiosos de la ética Mark White y Robert
Arp señalan la película The Dark Knight en que Batman
tiene la oportunidad de matar al Guasón. Los proponentes
del utilitarismo, sugieren White y Arp, estarían de
acuerdo con la decisión de matar al Guasón. Al quitar su
vida, Batman podría salvar a muchas personas. Los
proponentes de la deontología, por otra parte, estarían
opuestos a la idea de matarlo simplemente porque estaría
“mal.” Pero los proponentes de la ética de la virtud
“recalcarían el carácter moral de la persona que mataría
al Guasón. ¿Será que Batman quiere ser la clase de
persona que toma la vida de sus enemigos?” No, de
hecho, no lo hace.
Entonces, la ética de la virtud nos ayuda a entender lo
que significa ser un ser humano virtuoso. También nos da
una guía de vida sin darnos reglas específicas para
resolver los retos éticos.

Valores y principios de éxitos, amor y


respeto
Entre los principios de el éxito, amor y respeto
encontramos, los siguientes:
Éxitos: Los resultados han concluido que los valores de
las personas exitosas son fundamentalmente la obtención
del éxito, la creatividad, ser saludables, la autodisciplina,
bajo los aspectos motivacionales de logro, autodirección,
seguridad y conformidad. Los valores motivacionales de
las personas para alcanzar el éxito según los distintos
ámbitos profesionales tienen relación con ciertas
características del emprendedor. Valores como la
creatividad, la necesidad de éxito, la elección de las
propias metas y el respeto se corresponden con las
características de creatividad, la necesidad de logro, la
iniciativa, etc.
Amor: El amor es un principio de ética, existe
el amor propio, el amor compasivo, que es muy
importante para la autoestima que sirve para el desarrollo
personal e indispensable para las buenas relaciones
interpersonales.
Respeto: El respeto por las personas es uno de los
principios fundamentales de la investigación: Es el
reconocimiento de una persona como un ser autónomo,
único y libre.

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