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El Espíritu Santo da paz, solidaridad y unidad a los catequistas y les da dones para educar a los niños, jóvenes y adultos de la parroquia en la fe a través de su presencia en cada corazón y de ser un amigo, maestro y consejero.
El Espíritu Santo da paz, solidaridad y unidad a los catequistas y les da dones para educar a los niños, jóvenes y adultos de la parroquia en la fe a través de su presencia en cada corazón y de ser un amigo, maestro y consejero.
El Espíritu Santo da paz, solidaridad y unidad a los catequistas y les da dones para educar a los niños, jóvenes y adultos de la parroquia en la fe a través de su presencia en cada corazón y de ser un amigo, maestro y consejero.
¡Gracias, Espíritu Santo, por tu presencia en cada uno de los corazones de los
catequistas, por darnos un ambiente de paz, solidaridad y unidad en tu Espíritu,
por ser nuestro Amigo, Maestro, consejero, y el dador de dones extraordinarios, para educar en la fe, siendo testimonio de vida y llevando tu palabra a cada encuentro con los niños, jóvenes y adultos de nuestra parroquia