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Tema 10
Tema 10
La evaluación de la
autonomía, el
autoconcepto y la
autoestima
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
10.1. Introducción y objetivos 4
10.2. La evaluación de la autonomía y el
autoconocimiento en el aula 6
10.3. Señales de alerta para detectar posibles
dificultades en la adquisición de la autonomía, el
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A fondo 34
Test 36
Esquema
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Por último, conoceremos cuáles son las herramientas que se utilizan para intentar
medir la autoestima, de forma que nos familiaricemos un poco con su utilización para
poder reportar la información a otros profesionales, en caso necesario, de una forma
más oportuna y eficaz.
Conocer algunas herramientas que nos permitan obtener datos en el aula y que sí
podemos realizar como docentes (como la observación).
La evaluación de los niños, incluso en constructos como estos que son difícilmente
cuantificables, permite ver cómo se han desarrollado y si están desarrollando su
autonomía, autoconocimiento y autoestima en el pasado, en el presente e incluso
hacer predicciones de cómo evolucionarán de cara al futuro. Nos permite prevenir
dificultades y apoyar su resolución cuando ya se han producido y tener datos
suficientes para informar y solicitar el apoyo de las familias si fuera necesario. Esta
reflexión sobre ambos constructos nos permite conocer mejor al niño, sus
cualidades, fortalezas, debilidades y saber si nuestras actuaciones y aquellas que
hayamos previsto en el contexto escolar y con la implicación familiar están logrando
el resultado esperado.
Tal y como indican, Castrejón, Bonardell, Lage y Rivera (2000), la autonomía en sus
diferentes ámbitos y grados constituye una meta básica para el desarrollo completo
e integral de la persona no solo en esta etapa infantil sino a lo largo de toda la vida,
ya que al ser habilidades esenciales resultan imprescindibles para la independencia
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El autoconcepto, la construcción del yo del niño, para esta autora es una realidad
compleja que engloba a su vez aspectos:
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Pino (2021) indica la importancia de tener presente en las evaluaciones los diferentes
hitos del desarrollo.
En la tabla 1 se muestra los criterios de evaluación en los dos ciclos educativos que
componen la Educación Infantil, directamente relacionados con la autonomía,
autoconcepto y autoestima.
Los equipos docentes, y también las familias, debemos estar atentos a posibles
indicadores o señales que nos puedan hacer pensar que el niño presenta dificultades
en el desarrollo de su autonomía, autoconcepto o autoestima (tanto de forma
descriptiva como evaluativa).
De esta forma, algunos objetivos del primer ciclo relacionados con la autonomía
podrían ser: iniciarse en la alimentación semisólida y sólida, comer de forma
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autónoma con cubiertos, beber solo de un vaso, conciliar el sueño por sí mismos de
forma relajada, ayudar al profesor a ponerle y quitarle prendas de ropa, colaborar de
forma cada vez más activa en los hábitos de aseo y limpieza, quitarse los zapatos,
alcanzar objetos por sí mismos, lograr los diferentes hitos motores, etc.
En el apartado A fondo hemos incluido una guía editada por la Junta de Andalucía que
os puede resultar útil para valorar la autonomía de los niños en las diferentes áreas de
desarrollo que incluyen toda la etapa infantil.
PERSONALES
LIMPIEZA AUTONOMÍA
COLECTIVOS
COLECTIVOS
SOCIALES COGNITIVAS
Tabla 2. Hábitos frecuentes en el segundo ciclo de Educación Infantil. Fuente: Mir, V. y otros (2005), pp. 26.
Al enseñar al niño a ser autónomo le estamos ayudando a sentirse más seguro, con
más responsabilidad y capacidad de elección, y debemos recordar que los niños no
son (ni siquiera en la etapa de bebés) sujetos pasivos, sino que desde que nacen
tienen iniciativas, competencias y tan importante es favorecer su autonomía como
darles el tiempo madurativo que necesiten para favorecer su desarrollo integral.
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Las señales de alerta en torno a la autonomía infantil son, por tanto, todas
aquellas actuaciones del niño relacionadas con su capacidad y madurez que
deberían ser capaces de realizar (basándonos en su propio ritmo de desarrollo
y en datos estadísticos objetivos) y que en cambio no realiza. Y para
reconocerlas es imprescindible conocer el desarrollo madurativo del niño en
cada momento, sus características físicas, emocionales, motrices, sensoriales,
lingüísticas, cognitivas, así como tener información de su entorno familiar y
social.
Recordamos, no obstante, que estas señales deben ser interpretadas con cautela, ya
que no solo debemos tener presente la aparición de un indicador concreto, sino
también su frecuencia y el contexto en el que aparecen. Ya que el que aparezca
alguno en concreto no implica necesariamente una dificultad sostenida, puede ser
puntual producida por una situación emocional también provisional para el niño (una
Tabla 3. Necesidades infantiles y señales de alerta de autoestima y riesgo social. Fuente: López y otros (1995).
*Hasta los dos años aproximadamente los niños no realizan juego social, no confundir con dificultades de
relación.
Tal y como indican Mir, V., Gómez, T., Valenti, M. y Nadal, A. (2005), aunque no
siempre seamos conscientes, evaluar es una actividad que surge de forma natural y
espontánea en el aula, ya que continuamente estamos analizando situaciones,
respuestas y conductas que se producen de forma paralela a la adquisición de
contenidos escolares. A través de ella podemos detectar una evolución inesperada
en los niños, identificar las causas y poner en marcha las acciones necesarias para
ayudarles a solventarlas.
en los niños, además de conocer los indicadores de alarma, en el contexto del aula
resulta muy útil realizar una evaluación del clima del entorno escolar, obtener
información de las familias y revisar nuestras actuaciones docentes. No solo para
apoyar estas dificultades cuando surgen sino también para prevenirlas.
El docente. Tanto como líder como gestor del aula (prevención de conductas
disruptivas, motivación del alumnado).
Para evaluar y autoevaluar el clima del aula nos referiremos de nuevo al trabajo de
Mir, V. y otros (2005) que propone dos modelos de evaluación complementarios y
que incluyen la evaluación de la metodología docente, organización y dinámica del
aula y resultados de aprendizaje, así como los sentimientos y actitudes del maestro
en su trabajo de aula. Para todos ellos se incluyen tablas de valoración y análisis de
los resultados de forma que se recojan datos objetivos que sirvan al profesor para
revisar sus actitudes antes el grupo. A continuación, recogemos los ítems valorativos
presentes en ellas y en los que los docentes se autovalorarían con
mucho/poco/bastante/ nada.
Metodología:
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• Adaptar las explicaciones a todos los niños del aula para asegurar la
comprensión.
Organización:
de aprendizaje.
Dinámica de aula:
• Consensuar con los alumnos los temas a tratar y las normas para lograr un buen
• Trato cordial y amable con toda la comunidad educativa (familias, centro, otros
docentes, etc.).
convivencia.
• Resaltar las habilidades de los niños que presentan dificultades para reforzarles
dentro del grupo.
Resultados de aprendizaje:
hijos.
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atención en ella.
alumnos.
Actitud ante el juego: siempre quiere ser el ganador, ocasiona conflictos, rechaza
a los compañeros, no cumple las normas, no participa, rechaza a los iguales, etc.
Actitud ante los compañeros: les molesta, les ignora, se muestra autoritario,
impulsivo, le cuesta compartir, llegar a acuerdos, etc.
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LA MULA Y EL PATO
Una mula y un pato se escaparon de la granja. La mula caminaba más rápida
que el pato y tenía que pararse muchas veces para no dejarle atrás. La mula
empezó a cansarse y se reía del pato, de sus andares y de su lentitud; acabó por
llamarle «pato patoso». El pato seguía tranquilo sin enfadarse. Continuaron por
caminos y bosques hasta que llegaron a un barranco, el pato lo cruzó volando
y la mula tuvo que dar un gran rodeo. Cuando llegó al otro lado le estaba
esperando el pato bien descansado y sin burlarse. Siguieron andando, la mula
empezaba de nuevo a cansarse del caminar lento del pato cuando tuvieron que
cruzar un río muy ancho. El pato se puso a nadar suave, rápidamente, y sin
esfuerzo llegó a la otra orilla. La mula tuvo que vadear el río, nadó con gran
esfuerzo y tardó mucho en llegar. Allí estaba el pato bien seco, esperándole. La
mula salió del agua empapada y avergonzada, pero fue valiente al decir al pato:
«Amigo tu andar no es bonito, pero vuelas y nadas de maravilla. Yo soy rápida
y sé trotar, pero no nado bien y no puedo volar». Fuente: Mir, V. y otros (2005),
pp. 82.
Para finalizar este apartado os invitamos a ver el vídeo que aparece a continuación
recordando las actuaciones que el docente puede realizar para fomentar el
autoconcepto y la autonomía en los niños.
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Vídeo. Actividades para fomentar el autoconcepto positivo y la autonomía en los niños de Infantil.
Todas estas son funciones que podemos y debemos realizar los docentes de forma
preventiva, pero también hay otros profesionales que valoran estos constructos y
que pueden evaluar a los alumnos utilizando instrumentos de forma más
estandarizada (que también veremos en este apartado) y a los que los docentes
podemos aportar información muy valiosa que complemente los resultados
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obtenidos, ya que son los tutores de los niños y el resto del claustro docente los que
están en contacto directo con los niños y les conocen con mayor profundidad.
En el día a día del aula los docentes observan muchos aspectos relacionados con la
autonomía, el autoconcepto y la autoestima en el niño, que pueden inferirse a partir
de sus conductas, actitudes, lenguaje, movimiento, etc.
Para facilitar una observación más sistemática seguimos las indicaciones de Flores
(2009):
Registros
Utilizar registros para consignar lo observado es la forma más eficaz de poder utilizar
la información obtenida con una finalidad concreta que beneficie al niño, y si además
son varias personas las que observan, el registro es aún más completo y objetivo
(aunque por contra contamina más el contexto de la observación, al ser varias
personas las que se encuentran en el espacio de forma no habitual interfiriendo más
en la actividad de los niños).
También podemos utilizar listas de control, a través de las cuales podemos observar
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adolescentes y intelectual.
adultos (LAEA)
Esta escala, además de medir el autoconcepto mide otros diez aspectos relacionados
como son la autonomía, la seguridad, los deportes (la valía en la competición), cómo
se siente el niño en su relación familiar, en el aula, en sus relaciones sociales, cuáles
son sus sentimientos afectivos, su sentimiento de competencia, apariencia física e
incluso los sentimientos que tiene de posesión (de amigos, objetos, etc.).
Por último, y como cierre del tema, os invitamos a ver el siguiente vídeo en el que se
trata la evaluación del autoconcepto, referenciando tanto el cuestionario de Villa y
Auzmendi, como el de Serrano (cuyos anexos os invitamos a conocer en el apartado
A fondo).
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Alonso Castrejón, M., Bonardell Rollan, M, Lage López, F., y Ramos Rivera, P. (2000).
Programa para el desarrollo de la autonomía. Consejería de Educación.
Barreda, M. (2012). El docente como gestor del clima del aula. Factores a tener en
cuenta (Trabajo Fin de Master). Universidad de Cantabria.
López, F., López, B., Fuertes, J., Sánchez, J, M, y Merino, J, (1995). Necesidades de la
infancia y protección infantil. Ministerio de Asuntos Sociales.
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Mir, V., Gómez, T., Carreras, Ll., Valentí, M., Nadal, A. (2005). Evaluación y
postevaluación en Educación Infantil. Narcea.
Villa, A., y Auzmendi, E. (1982). Escala de percepción del autoconcepto Infantil (PAI).
Mensajero.
Monro Sánchez, S. (2013). Cómo educar la autoestima en educación infantil (Trabajo Fin
de Grado). U.N.I.R, Valencia.
https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/1851/2013_05_22_TFM_ESTUDI
O_DEL_TRABAJO.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Este trabajo de fin de grado es un estupendo recurso para finalizar este tema, en él
encontraréis los aspectos más relevantes acerca de la autoestima, de su desarrollo,
de su evaluación (que referenciamos en el tema en diferentes ocasiones) y de la
puesta en marcha de un plan de intervención en un grupo de niños de 4 años.
D. Pueden no serlo ninguno de ellos, hay que hacer una valoración más exhaustiva,
ya que puede tratarse de una dificultad puntual del niño.