1 LECTIO DIVINA
Lo más importante de la
«TODOS ELLOS PERSEVERABAN
UNÁNIMES EN LA ORACIÓN»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 1,12-14)
Después de la ascensión de
Jesús a los cielos, los
apóstoles regresaron a silencio.
Jerusalén desde el monte de
los Olivos, que dista de la
ciudad lo que se permite
caminar en sábado. Cuando
llegaron a la ciudad, subieron
al piso alto de la casa donde
se alojaban, Pedro y Juan,
Santiago y Andrés, Felipe y
Tomás, Bartolomé y Mateo,
Santiago (el hijo de Alfeo),
Simón el cananeo y Judas, el
hijo de Santiago. Todos ellos
perseveraban unánimes en la
oración, junto con María, la
madre de Jesús, con los
parientes de Jesús y algunas
mujeres.
Palabra de Dios.
1
MEDITACIÓN
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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________________________ Escribe las palabras que se
________________________ marcaron con un bolígrafo o
________________________ color:
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________________________ MEDITACIÓN
________________________ Cada orante puede realizar
________________________ una meditación de acuerdo
________________________ con lo que el Espíritu Santo
________________________ suscite en su interior o
________________________ gracias a los conocimientos
________________________ que tenga de Sagrada
________________________ Escritura. En esta Lectio,
________________________ proponemos algunos puntos
________________________ de meditación relacionados
________________________ con la sinodalidad.
________________________
________________________ 1.- Después de la Ascensión
________________________ de Jesús a los cielos, los
________________________ apóstoles regresaron a Los primeros cristianos no
________________________ Jerusalén y subieron al piso
________________________ alto de la casa donde se
________________________ alojaban. Allí, todos
________________________ perseveraban unánimes en
________________________ la oración. Esto quiere decir
________________________ que el piso alto de la casa es
________________________ un lugar de oración. En
2
ocasiones se ha identificado
este piso alto con el lugar de
la última cena de Jesús (Lc
22,12; Mc 14,15) y también
con la casa de María, madre
de Juan Marcos (Hch 12,12).
Las casas, por lo tanto,
empiezan a cumplir una
función que antes tenía el
templo, ahora ellas son el
lugar de las asambleas y de
las oraciones de la
comunidad cristiana.
2.- Las palabras importantes
para la meditación sobre la
sinodalidad son
«perserveraban unánimes».
Ya en el Evangelio de Lucas la
oración había caracterizado a
Jesús, especialmente en
momentos importantes de
su vida. Ahora, en Hechos de
los apóstoles, también la
oración es el distintivo del
discipulado cristiano. Pero lo
que es digno de destacar
aquí es que no se trata sólo
de orar de cualquier forma,
sino unánimemente. Es decir,
orar con un mismo espíritu y
en comunidad. Aquí hay un
ejemplo claro de sinodalidad.
comienzan la misión que
Jesús les ha encomendado
aislándose u orando en
soledad, sino en asamblea y
de forma unánime. Esto
quiere decir que la
comunidad ha comprendido
que sólo orando en
sinodalidad, orando juntos,
es como se puede forjar la
comunidad del Señor Jesús.
3.- En esta oración unánime
están presentes los
apóstoles, María, la madre de
Jesús, los parientes de Jesús y
algunas mujeres. Este es un
dato muy importante para la
sinodalidad. Desde sus
inicios, la Iglesia ha orado
teniendo en cuenta diversas
personas y ministerios. Aquí
encontramos en oración a los
más cercanos de Jesús. Ellos
han entendido que la
experiencia y el encuentro
con Jesús ha marcado el
rumbo de sus vidas. Esta
primera comunidad cristiana
representa una consecuencia
clara de sinodalidad
derivada de la misión de
Jesús. Él llamó a los
discípulos, lo siguieron
algunas mujeres, y tenía
parientes, sobre todo, María,
su madre. Jesús logró unirlos,
por eso están reunidos en
oración. Esta unanimidad es
difícil que derive solo de un
deseo de estar juntos o
buscar que la oración tenga
mayor impacto o resonancia
al hacerla en comunidad.
Aquí se trata de una
unanimidad que nace del
vínculo con Jesús. Todos los
que están reunidos tienen
algo que ver con Jesús y por
eso esa unanimidad es antes
que nada cristológica, y a
partir de ahí, también
entonces mariológica y
eclesial.
4.- El Catecismo de la Iglesia
Católica dice que «el día de
Pentecostés, el Espíritu de la
promesa se derramó sobre
los discípulos, reunidos en un
mismo lugar (Hch 2, 1), que lo
esperaban perseverando en
la oración con un mismo
espíritu (Hch 1, 14). El Espíritu
que enseña a la Iglesia y le
recuerda todo lo que Jesús
dijo (cf. Jn 14, 26), será
también quien la instruya en
la vida de oración» (n. 2623).
Y sobre la importancia de
María, dice: «María es la
orante perfecta, figura de la
Iglesia. Cuando le rezamos,
nos adherimos con ella al
designio del Padre, que envía
a su Hijo para salvar a todos
los hombres. Como el
discípulo amado, acogemos
en nuestra intimidad (cf. Jn
19, 27) a la Madre de Jesús,
que se ha convertido en la
Madre de todos los vivientes.
Podemos orar con ella y
orarle a ella. La oración de la
Iglesia está como apoyada
en la oración de María. Y
con ella está unida en la
esperanza (cf. LG 68-69)» (n.
2679).
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Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco ante la
Pandemia
«Oh María, tú resplandeces
siempre en nuestro camino
como signo de salvación y de
esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti,
Salud de los enfermos, que
bajo la cruz estuviste
asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los
pueblos, sabes de qué
tenemos necesidad y
estamos seguros que
proveerás, para que, como en
Caná de Galilea, pueda volver
la alegría y la fiesta después
de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino
Amor, a conformarnos a la
voluntad del Padre y a hacer
lo que nos dirá Jesús, quien
ha tomado sobre sí nuestros
sufrimientos y ha cargado
nuestros dolores para
conducirnos, a través de la
cruz, a la alegría de la
resurrección.
Bajo tu protección buscamos
refugio, Santa Madre de Dios.
No desprecies nuestras
súplicas que estamos en la
prueba y libéranos de todo
pecado, o Virgen gloriosa y
bendita.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre la
importancia de la oración
para la sinodalidad.
«Cuando nos enfrentamos a
opciones y contradicciones,
preguntarnos cuál es la
voluntad de Dios ayuda a
abrirnos a posibilidades
inesperadas. Me refiero a
estas nuevas posibilidades
como un “desborde” porque a
menudo desbordan las
orillas de nuestro
pensamiento. El desborde
ocurre cuando le
presentamos con humildad a
Dios el desafío al que nos
enfrentamos y le pedimos su
ayuda. A esto lo llamamos el
“discernimiento de espíritus”
porque se trata de distinguir
lo que verdaderamente es de
Dios y lo que busca frustrar la
voluntad de Dios. Entrar en
discernimiento es resistirnos
a la tentación de alcanzar un
falso alivio con una decisión
inmediata y, a la vez, estar
dispuestos a presentar con
humildad distintas opciones
al Señor, esperando ese
desborde. Hay que buscar las
razones a favor y en contra,
sabiendo que Jesús está con
vos y para vos. Sentís en tu
interior la suave invitación
del Espíritu y su opuesto. Y
con el tiempo, en oración y
con paciencia, en el diálogo
con los otros, vas llegando a
una solución, que no es una
solución de compromiso,
sino algo totalmente distinto.
Y quiero ser muy claro en
esto. En la vida cristiana,
cuando buscás la voluntad de
Dios, no existen soluciones
4
de compromiso. ¿Esto quiere
decir que no es cristiano el
compromiso? Sí, a veces es
necesario, a veces no queda
otro camino que una
solución de compromiso
para evitar una guerra u otra
calamidad. Pero un
compromiso no resuelve una
contradicción o un conflicto.
Es decir, es una solución
transitoria, una situación de
espera que permite que la
situación madure hasta que
pueda resolverse por otro
camino, por un camino de
discernimiento buscando la
voluntad de Dios» (p. 22).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.
2 LECTIO DIVINA «VIVÍAN EN COMUNIÓN FRATERNA»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 2,42-47)
En los primeros días de la
Iglesia, todos los hermanos
acudían asiduamente a
escuchar las enseñanzas de
los apóstoles, vivían en
comunión fraterna y se
congregaban para orar en
común y celebrar la fracción
del pan. Toda la gente estaba
llena de asombro y de temor,
al ver los milagros y prodigios
que los apóstoles hacían en
Jerusalén.
Todos los creyentes
vivían unidos y lo tenían todo
en común. Los que eran
dueños de bienes o como función poner la
propiedades las vendían, y el
producto era distribuido
entre todos, según las
necesidades de cada uno.
Diariamente se reunían en el
templo, y en las casas partían
el pan y comían juntos, con
alegría y sencillez de corazón.
Alababan a Dios y toda la
gente los estimaba. Y el
Señor aumentaba cada día el
número de los que habían de
salvarse.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante de la
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
5
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede realizar
una meditación de acuerdo
con lo que el Espíritu Santo
suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- La primera comunidad
cristiana se caracterizó por la
escucha asidua de las
enseñanzas de los apóstoles.
El ministerio de la
enseñanza forma parte del
ejercicio de la sinodalidad
en la Iglesia. Efectivamente,
la sinodalidad exige una
doctrina que se pueda
conservar y enseñar. La
unidad en la fe y en la
enseñanza permite hacer
realidad una comunidad
reunida en torno Jesús. La
enseñanza de los apóstoles
no era una enseñanza de
ellos, ni mucho menos, sino
lo que el mismo Señor Jesús
les había enseñado. En este
sentido, se puede decir que,
en la enseñanza de los
apóstoles, se establece un
vínculo muy estrecho entre
enseñanza de Jesús y
crecimiento de la Iglesia. Los
apóstoles son los
mediadores que hacen
posible la transmisión de la fe
y, en este sentido, son
6
generadores del sentido de
fe de los fieles, o del pueblo
de Dios. El Catecismo,
hablando de la comunión en
la fe, dice que «la fe de los
fieles es la fe de la Iglesia
recibida de los Apóstoles,
tesoro de vida que se
enriquece cuando se
comparte» (CEC 949).
2.- Otro rasgo evidente de
vivencia de la sinodalidad es
la comunión fraterna de la
primera comunidad cristiana.
La comunión fue uno de los
rasgos en los que insistió más
Jesús al hacer un camino con
los discípulos. «Elegidos
juntos, también fueron
enviados juntos, y su unidad
fraterna estará al servicio de
la comunión fraterna de
todos los fieles; será como un
reflejo y un testimonio de la
comunión de las Personas
divinas (Jn 17,21-23)» (CEC
877). Jesús sabía que la
comunión sería un rasgo que
distinguiría a los discípulos y
por eso insistió mucho,
especialmente en el
evangelio de Juan, en el
amor de unos por otros. Esta
comunión fraterna creció
gracias al sacramento del
bautismo. Es decir, la
comunión de la primera
comunidad se fundamentó
en el sacramento del
bautismo, que generaba
lazos bautismales. Por el
sacramento del bautismo
todos los hombres llegaban a
ser hijos de Dios, pero
también hermanos entre sí.
3.- La oración en común
también fue uno de los
gestos más importantes que
manifiestaron la sinodalidad
de las primeras comunidades
cristianas. Vale la pena
recuperar a este respecto las
palabras de San Juan
Crisóstomo, citadas por el
Catecismo de la Iglesia
Católica: «También puedes
orar en casa; sin embargo, no
puedes orar igual que en la
iglesia, donde son muchos
los reunidos, donde el grito
de todos se eleva a Dios
como desde un solo corazón.
Hay en ella algo más: la unión
de los espíritus, la armonía de
las almas, el vínculo de la
caridad, las oraciones de los
sacerdotes» (San Juan
Crisóstomo, De
incomprehensibili Dei natura
seu contra Anomoeos, 3,6)»
(CEC 2179).
4.- La fracción del pan es la
expresión de la sinodalidad
por excelencia. En la última
cena, Jesús entregó su
cuerpo y su sangre
compartiendo el pan y el
vino con sus discípulos. La
Iglesia, cada vez que celebra
el sacramento de la
Eucaristía, rememora este
acontecimiento. Por ello, el
testimonio de los Hechos de
los Apóstoles es muy
importante. Las primeras
comunidades cristianas en la
fracción del pan hacían
memoria de lo que Jesús
había realizado y al mismo
tiempo mantenían la
comunión. El origen de la
comunión estaba en esta
fracción del pan. Por eso,
quizá no era tan difícil vivir
unidos y tener todo en
común. Solamente con la
experiencia de la fracción del
pan puede surgir la vivencia
de la vivencia de la
comuniónn fraterrna. Hay
una superación del deseo de
poseer y se valora más lo que
se tiene en común. Por eso
también podían compartir
con los demás no sólo las
cosas, sino sobre todo el
alimento: comían juntos, con
alegría y sencillez de corazón.
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco en la
Carta Encíclica “Fratelli
Tutti”
Dios nuestro, Trinidad de
amor, desde la fuerza
comunitaria de tu intimidad
divina derrama en nosotros
el río del amor fraterno.
Danos ese amor que se
reflejaba en los gestos de
Jesús, en su familia de
Nazaret y en la primera
comunidad cristiana.
Concede a los cristianos que
vivamos el Evangelio y
podamos reconocer a Cristo
en cada ser humano, para
verlo crucificado en las
angustias de los
abandonados y olvidados de
este mundo y resucitado en
cada hermano que se
levanta.
Ven, Espíritu Santo,
muéstranos tu hermosura
reflejada en todos los
pueblos de la tierra, para
descubrir que todos son
importantes, que todos son
necesarios, que son rostros
diferentes de la misma
humanidad que amas. Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre la
comunión
«En todo caso, y lo hemos
experimentado en carne
propia durante este tiempo,
ningún medio digital puede
satisfacer el deseo del alma
humana de tener contacto
directo con sus seres
queridos, con la realidad;
nada puede sustituir la
interacción directa con la
complejidad que ofrecen las
experiencias de los demás. La
comunicación es mucho más
que una conexión, es mucho
más fructífera cuando hay
vínculos de confianza:
comunión, fraternidad,
presencia física.
El distanciamiento
social es una respuesta
necesaria a la pandemia,
pero no puede sostenerse en
el tiempo sin erosionar
nuestra humanidad. Nacimos
para estar en contacto y no
solo en conexión.
Es arriesgado decir
esto porque me pueden
interpretar mal, pero el tipo
de comunicación que más
necesitamos es el tacto. El
coronavirus hizo que
tengamos miedo de darnos
un abrazo, de darnos la
mano. Anhelamos el
contacto con nuestros seres
queridos, al que muchas
veces debemos renunciar
por su bien y el nuestro. El
tacto es una necesidad
profundamente humana.
En las audiencias
generales de los miércoles,
acostumbro a acercarme a la
gente. Una vez, un grupo de
chicos ciegos me preguntó si
me podían ver. Yo les dije que
sí, aunque la primera vez no
sabía qué querían decir.
Después me di cuenta de que
querían tocarme la cara con
las manos para “ver” al Papa.
El tacto es el único sentido
que la tecnología no ha
podido sustituir. No hay
dispositivo que pueda hacer
que esos chicos ciegos me
“vean” tan claramente como
lo hicieron con sus manos»
(p. 24).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.
8
3 LECTIO DIVINA
«TODOS
ESTUVIERON
DE ACUERDO»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 6,1-7)
En aquellos días, como
aumentaba mucho el
número de los discípulos,
hubo ciertas quejas de los
judíos griegos contra los
hebreos, de que no se
atendía bien a sus viudas en
el servicio de caridad de
todos los días.
Los Doce convocaron
entonces a la multitud de los
discípulos y les dijeron: «No
es justo que, dejando el
ministerio de la Palabra de
Dios, nos dediquemos a
administrar los bienes.
Escojan entre ustedes a siete
hombres de buena
reputación, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría,
a los cuales encargaremos
este servicio. Nosotros nos
dedicaremos a la oración y al
servicio de la palabra».
Todos estuvieron de
acuerdo y eligieron a
Esteban, hombre lleno de fe y
del Espíritu Santo, a Felipe,
Prócoro, Nicanor, Timón,
Pármenas y Nicolás, prosélito
de Antioquía. Se los
presentaron a los apóstoles y
éstos, después de haber
orado, les impusieron las
manos.
Mientras tanto, la
palabra de Dios iba
cundiendo. En Jerusalén se
multiplicaba grandemente el
número de los discípulos.
Incluso un grupo numeroso
de sacerdotes había aceptado la
fe.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante de la
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
9
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
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Cada orante puede realizar
una meditación de acuerdo
con lo que el Espíritu Santo
suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- Encontramos en este
texto del libro de los Hechos
de los Apóstoles uno de los
momentos más importantes
de la Historia de la Iglesia. El
número de los discípulos
aumentaba y fue necesario
hacer un ejercicio de
discernimiento, una de las
herramientas más
importantes para vivir la
sinodalidad. Resulta que la
administración de los bienes
estaba consumiendo el
tiempo de los discípulos y
esto estaba afectando la
proclamación de la Palabra
de Dios. También había
dificultades para atender a
las viudas en el servicio de
caridad de todos los días. Las
problemáticas se hacían
presentes en la comunidad
cristiana. Por ello, fue
necesario discernir qué se
debía hacer para encontrar
una solución. La disposición
para ver la realidad,
examinarla, y reconocer lo
qué está sucediendo es el
10
principio de la sinodalidad.
Resulta interesante destacar
cómo el texto dice «hubo
ciertas quejas». Estas quejas
son la manifestación de que
algo no va bien, de que es
necesario escuchar y revisar
para ver qué se puede hacer.
2.- Después de las quejas y de
haber percibido la realidad,
se hizo una convocación.
Merece la pena destacar esta
acción de los Doce. Los Doce
no encontraron una solución
en ellos mismos, como una
reorganización de sus
actividades y tiempos, sino
que convocaron a la multitud
de los discípulos y pidieron
que eligieran a hombres que
se responsabilizaran de las
tareas que no se estaban
realizando bien: «Escojan
entre ustedes a siete
hombres de buena
reputación, llenos del
Espíritu Santo y de
sabiduría». Los Doce dejan en
manos de los discípulos la
elección de siete hombres.
Ellos confían en que la
multitud sabrá escoger a los
hombres con las
características que habían
solicitado. Esto quiere decir,
que la comunidad se conoce
y tiene olfato para escoger a
quienes sean más aptos para
realizar las tareas eclesiales.
3.- «Todos estuvieron de
acuerdo». La expresión
sintetiza todo el ejercicio de
sinodalidad que aparece en
este texto del libro de los
Hechos de los Apóstoles.
Llama la atención cómo
«todos» se sienten
involucrados en la propuesta
de los apóstoles y cómo
«todos» llegan a un acuerdo
para elegir a Esteban, Felipe,
Prócoro, Nicanor, Timón,
Pármenas y Nicolás. El
ejercicio de la sinodalidad
tiene como una de sus
características principales el
hecho de ponerse de
acuerdo. En las primeras
comunidades aparece este
ejercicio precisamente a la
hora de solucionar un
problema y elegir a personas
que puedan desempeñar
nuevos ministerios. Es
interesante ver cómo ya no
se pide que hayan sido
hombres que convivieron
con Jesús, como en el caso de
Matías, que sustituyó a Judas,
sino que ahora se da un paso
más y se trata de hombres
que la comunidad conoce. Ya
no se presenta como
requisito haber conocido a
Jesús, sino ser reconocido
por la comunidad como
hombres de buena
reputación, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría.
4.- Entre los más conocidos
por la tradición de la Iglesia
destaca Esteban, el
protomártir. Cada año, el 26
de diciembre, la Iglesia
celebra el martirio de San
Esteban. El hecho de resaltar
este acontecimiento es una
invitación a meditar sobre la
relación entre martirio y
sinodalidad. Esteban,
elegido por la comunidad,
ofrece un servicio
inestimable a la Iglesia al
morir como mártir. En este
sentido, se puede decir que
el mártir es el hombre
sinodal por excelencia. Ya
no se trata de hablar para
resolver una situación
conflictiva en la comunidad,
sino de dar la propia vida
como testimonio para
manifestar que la Iglesia es
sinodal. El mártir muestra el
camino por el que una
Iglesia sinodal debe
caminar. No se puede ser
Iglesia sinodal si no se
camina siguiendo las huellas
del mártir, en definitiva, las
mismas huellas de Jesús.
Efectivamente, Jesús caminó
hacia Jerusalén para vivir la
pasión y la muerte. Lo mismo
hace el mártir, camina junto
con la Iglesia para padecer y
morir, como sucedió con
Cristo Jesús.
11
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Letanía en honor a los santos
mexicanos
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre, celestial que eres
de Dios, ten piedad de
nosotros.
Dios Hijo, Redentor del
mundo, que eres Dios, ten
piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, que eres
Dios, en piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres
un solo Dios, ten piedad de
nosotros.
Santa María de Guadalupe,
Patrona de México.
Ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los San Atilano Cruz (1-VII-1928) Rueguen por nosotros.
Mártires. San Tranquilino Ubiarco Santos Mexicanos, que con
Ten piedad de nosotros. (5-X-1928) gran favor atendieron a los
San Miguel y todos los Santos San Pedro Maldonado pobres y a los enfermos.
Ángeles. Ten piedad de (11-II-1937) Rueguen por nosotros.
nosotros. San José María de Yermo y Santos Mártires Mexicanos,
San José, venerado con cariño Parres (20-IX-1904) que promovieron con celo la
por los Santos Mexicanos. Santa María de Jesús Acción Católica Mexicana.
Ten piedad de nosotros. Sacramentado Venegas Rueguen por nosotros.
San Felipe de Jesús (5-II-1597) (30-VII-1959) Santos Mártires Mexicanos,
San David Galván (30-I-1915) San Juan Diego que siguieron con alegría y
San Luis Batis (15-VIII-1926) Cuauhtlatoatzin (30-V-1548) fidelidad la llamada de Cristo
San Manuel Morales Santos Mexicanos, elegidos Rey a una entrega total.
(15-VIII-1926) por la gracia de Dios para Rueguen por nosotros.
San Salvador Lara (15-VIII-1926) iluminar la Iglesia universal. Santos Mártires Mexicanos
San David Roldán (15-VIII-1926) Rueguen por nosotros. Sacerdotes, que después de
San Jenaro Sánchez (18-I-1927) Santos Mexicanos, que ya la ordenación sacerdotal
San Mateo Correa (6-II-1927) como niños y jóvenes fueron maduraron en su amistad
San Julio Álvarez (30-III-1977) dóciles a las inspiraciones del con Jesucristo.
San David Uribe (12-IV-1927) Espíritu Santo. Rueguen por nosotros.
San Sabás Reyes (13-IV-1927) Rueguen por nosotros. Santos Mártires Mexicanos
San Román Adame (21-IV-1927) Santos Mexicanos, que ya en Sacerdotes y Seglares, que
San Cristóbal Magallanes su juventud tuvieron un gran promovieron juntos el amor
(25-V-1927) amor a Jesús en la Eucaristía. a Jesús, a María y a la Iglesia.
San Agustín Caloca (25-V-1927) Rueguen por nosotros. Rueguen por nosotros.
San José Isabel Flores Santos Mexicanos, que Santos Mártires Mexicanos,
(21-VI-1927) purificaron sus almas por la que con el inicio de la cruel
San José María Robles frecuente confesión. persecución sufrieron penas
(26-VI-1927) Rueguen por nosotros. espirituales y físicas
San Miguel de la Mora Santos Mexicanos, que vivieron semejantes a las de Cristo.
(7-VIII-1927) en pobreza, buscando además Rueguen por nosotros.
San Rodrigo Aguilar voluntaria mortificación. Santos Mártires Mexicanos,
(28-VIII-1927) Rueguen por nosotros. que fueron perseguidos con
San Margarito Flores Santos Mexicanos, que se sus Obispos, y a veces no
(12-XI-1927) consagraron desde niños a tuvieron dónde recostar su
San Pedro Esqueda María Santísima. cabeza
(22-XI-1927) Rueguen por nosotros. Rueguen por nosotros.
San Jesús Méndez (5-II-1928) Santos Mexicanos, que en Santos Mártires Mexicanos,
San Toribio Romo (25-II-1928) privado y en su comunidad que por perseverar al lado de
San Justino Orona parroquial rezaron sus fieles estuvieron
(1-VII-1928) devotamente el Santo Rosario. continuamente en peligro de

12
muerte. Rueguen por
nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
que pidieron de antemano la
gracia del martirio por el bien
de la Iglesia y de la Patria.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
que venciendo las
tentaciones del maligno
permanecieron fieles al Papa
y a sus Obispos. Rueguen por
nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
de los que varios de ustedes
fueron traicionados por
alguno de los mismos
católicos. Rueguen por
nosotros.
Santos Mártires Mexicanos
Seglares, que defendieron a
sus sacerdotes y al lado de
ellos sufrieron el martirio.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos
Seglares, que por su entrega
generosa se han convertido
en ejemplo luminoso para la
vida de todos los seglares
mexicanos.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
que fueron condenados sin
juicio previo y sin ninguna
culpa que mereciera castigo.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
de los que varios de ustedes
sufrieron antes del martirio
injurias y torturas por odio a
la fe. Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
que antes de morir
perdonaron a sus verdugos.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
que no son sólo gloria de la
Iglesia mexicana, sino
también los verdaderos
héroes de la Patria.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que sus vidas sean un
elocuente ejemplo para
nuestros jóvenes.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que por su intercesión la
Iglesia de México pueda
esperar una siempre mayor
libertad religiosa.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que en México y en toda
América crezca el respeto a
los derechos divinos y
humanos. Rueguen por
nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que en México y en toda
América se respete el
derecho a la vida
especialmente del niño no
nacido.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que en México y en toda
América se respete el
derecho primordial de los
padres de familia sobre la
educación de sus hijos.
Rueguen por nosotros.
13
Santos Mártires Mexicanos,
para que en las cuestiones
económicas el criterio
fundamental sea la dignidad
de la persona y la solidaridad.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que todos los mexicanos
compartamos generosamente
nuestros bienes con los
hermanos que sufren.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que en México y en toda
América surjan fervorosas y
fieles vocaciones al sacerdocio
y a la vida consagrada.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que por su intercesión
crezca en todos el amor a
Cristo Rey y a Santa María de
Guadalupe.
Rueguen por nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que por este amor a
Jesús y a María recibamos el
don de una muerte
bendecida. Rueguen por
nosotros.
Santos Mártires Mexicanos,
para que en la presencia de
Dios podamos gozar
eternamente también de su
gloriosa compañía.
Rueguen por nosotros.
Todos los Santos y Beatos
Mexicanos.
Rueguen por nosotros.
Guía: Santos Mártires
Mexicanos, que ofrecieron su
vida por Dios, por la Iglesia y
por la Patria.
Todos: Ayuden a la nueva
evangelización de América.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno,
que concediste la gracia de
morir por Cristo a tus Santos
Mártires Mexicanos, ven en
ayuda de nuestra debilidad,
para que podamos dar con
nuestra vida el mismo
testimonio de Ti que ellos no
dudaron en dar con su
muerte. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre
los nuevos mártires
«Pensemos en lo que ocurre
en la historia. Cuando el
corazón de la gente se pone a
prueba, las personas toman
conciencia de lo que las
estaba frenando. También
sienten la presencia del
Señor, que es fiel y responde
al clamor de su pueblo. El
encuentro que se logra nos
plantea la posibilidad de un
futuro nuevo.
Pensá en lo que hemos
visto durante esta crisis del
Covid-19. Todos esos
mártires: hombres y mujeres
que han entregado sus vidas
al servicio de los más
necesitados. Recordemos a
los médicos, enfermeras y
demás cuidadores de la
salud, así como también los
capellanes y todas las
personas que se animaron a
acompañar a otros en el
dolor. Tomando las
precauciones necesarias,
buscaron ofrecer apoyo y
consolación a otros. Fueron
testimonios de cercanía y
ternura. Muchos murieron,
desgraciadamente. En honor
a su testimonio y al
sufrimiento de tantos,
debemos construir el
mañana siguiendo los
14
caminos que nos han
señalado.
Sin embargo —y digo
esto con dolor y
vergüenza—, también
pensemos en los usureros,
los microprestamistas que
llamaron a la puerta de la
gente desesperada. Si
tendían una mano era para
ofrecer préstamos
imposibles de devolver, que
terminan endeudando para
siempre a quienes los
aceptan. Especulan con el
sufrimiento ajeno.
En momentos de crisis
se ve lo bueno y lo malo: la
gente se muestra tal cual es.
Algunos dedican tiempo a
servir a los que lo necesitan,
mientras que otros se sirven
de los demás. Algunos salen
al encuentro de los demás
—de maneras nuevas y
creativas, sin apartarse de su
propio hogar—, mientras
que otros se refugian detrás
de una coraza protectora. El
corazón se muestra tal cual
es» (p. 2).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.

4 LECTIO DIVINA
«ORARON
POR LOS QUE
SE HABÍAN
CONVERTIDO»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 8,5-8.14-17)
En aquellos días, Felipe bajó a
la ciudad de Samaria y
predicaba allí a Cristo. La
multitud escuchaba con
atención lo que decía Felipe,
porque habían oído hablar
de los milagros que hacía y
los estaban viendo: de
muchos poseídos salían los
espíritus inmundos,
lanzando gritos, y muchos
paralíticos y lisiados
quedaban curados. Esto
despertó gran alegría en
aquella ciudad.
Cuando los apóstoles
que estaban en Jerusalén se
enteraron de que Samaria
había recibido la palabra de
Dios, enviaron allá a Pedro y a
Juan. Estos, al llegar, oraron
por los que se habían
convertido, para que
recibieran el Espíritu Santo,
porque aún no lo habían
recibido y solamente habían
sido bautizados en el nombre
del Señor Jesús. Entonces
Pedro y Juan impusieron las
manos sobre ellos, y ellos
recibieron el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
15
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- Un rasgo digno de
destacar en este texto del
libro de los Hechos de los
Apóstoles es la atención que
ponía la gente a las palabras
de Felipe. «Poner atención»
es una práctica
eminentemente sinodal. No
se puede hacer un camino
juntos sin poner atención a
las palabras que pronuncia
Felipe. Sin poner atención no
se capta el mensaje, no se
puede saber lo que el otro
dice o está pidiendo.
Escuchar con atención es de
vital importancia para
realizar un proceso de
sinodalidad. Las primeras
comunidades cristianas de
Samaria, en este sentido, se
presentan como un modelo
de escucha. Es verdad que
escuchan porque oyen y ven
los milagros que realiza
Felipe, pero esto se puede
verficar también en la vida de
la Iglesia con otros
acontecimientos. Quizá no
siempre hay manifestaciones
grandiosas a los ojos
humanos, pero Dios sigue
actuando en medio de su
pueblo y existen personas
que dan testimonio de esto.
Sigue habiendo personas
dignas de ser escuchadas. En
la vida ordinaria de
sinodalidad, todos merecen
ser escuchados. En este texto
tocó el turno de Felipe, pero
hoy puede ser el turno de
cualquier miembro del
pueblo de Dios.
2.- El ejercicio de escuchar
que se realizó entre Felipe y
el pueblo de Samaria
posibilitó una serie de gestos
16
sinodales de mayor
profundidad. Llama la
atención que lo sucedido
entre Felipe y los samaritanos
no se quedó allí, sino que
llegó hasta los oídos de los
apóstoles que estaban en
Jerusalén. Esto es una
muestra clara de cómo las
primeras comunidades viven
la sinodalidad. No se trata
de una escucha en una sola
ciudad, sino que los
acontecimientos traspasan
las fronteras y los apóstoles
testimonian que la unidad de
la Iglesia va más allá de
límites entre los pueblos. Los
apóstoles, poniendo en
ejercicio la sinodalidad, no
se quedan esperando que
Felipe o los samaritanos
vayan a ellos, sino que
enviaron a Pedro y a Juan.
Los apóstoles, por lo tanto, se
hacen presentes donde ha
germinado la semilla del
evangelio posibilitando así
que, el esfuerzo de Felipe y la
escucha atenta de los
samaritanos, adquiera una
relevancia todavía mayor,
suscitando varios aspectos
de sinodalidad que se
meditan a continuación.
3.- «Oraron por los que se
habían convertido». Esto es
lo primero que hacen Pedro y
Juan. Ellos están convencidos
de que la oración es lo más
importante. El objetivo de
este gesto es la venida del
Espíritu Santo. Orar por otros,
tiene que ver con la oración
de intercesión, y orar para
que venga el Espíritu Santo
es la oración de intercesión
por excelencia. No hay mayor
don para los convertidos que
el Espíritu Santo. «El Espíritu
Santo con su gracia es el
“primero” que nos despierta
en la fe y nos inicia en la vida
nueva que es: “que te
conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a tu enviado,
Jesucristo” (Jn 17, 3)» (CEC
684). Orar por los
convertidos, tiene un claro
sentido eclesiológico, y
manifiesta un ejercicio
sinodal de vital importancia,
pues pedir que el Espíritu
Santo venga sobre los
convertidos, manifiesta lo
que es la Iglesia: «Todos
nosotros que hemos recibido
el mismo y único espíritu, a
saber, el Espíritu Santo, nos
hemos fundido entre
nosotros y con Dios. Ya que
por mucho que nosotros
seamos numerosos
separadamente y que Cristo
haga que el Espíritu del Padre
y suyo habite en cada uno de
nosotros, este Espíritu único
e indivisible lleva por sí
mismo a la unidad a aquellos
que son distintos entre sí»
(CEC 738).
4.- Este don queda
confirmado con la
imposición de las manos.
Este rito, desde los inicios de
la Iglesia, ha tenido un claro
sentido de sinodalidad.
Mediante la imposición de
manos el don del Espíritu
Santo manifestaba la
verdadera sinodalidad. No
se puede dar el Espíritu Santo
cada uno a sí mismo, sino
que lo debe recibir de otro. El
Espíritu que procede del
Padre y del Hijo se da en la
Iglesia, especialmente
mediante la imposición de
las manos de los apóstoles.
En este caso, Pedro y Juan
realizan un ministerio
sinodal por excelencia, al
compartir el don del Espíritu
Santo que habían recibido en
Pentecostés. De esta forma,
lo sucedido al inicio del libro
de los Hechos de los
Apóstoles, continúa
manifestándose en diversas
ciudades y con diferentes
personas, para el crecimiento
y mayor aprovechamiento de
la Iglesia. «Es esta imposición
de las manos la que ha sido
con toda razón considerada
por la tradición católica
como el primitivo origen del
sacramento de la
Confirmación, el cual
perpetúa, en cierto modo, en
la Iglesia, la gracia de
Pentecostés (Pablo VI, Const.
17
apost. Divinae consortium
naturae)» (CEC 1288).
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco (01 de
junio de 2014)
Señor, mira a tu pueblo que
aguarda el Espíritu Santo.
Mira a los jóvenes, mira a las
familias, mira a los niños, mira
a los enfermos, mira a los
sacerdotes, los consagrados,
las consagradas, mira a
nosotros, obispos, mira a
todos. Y concédenos aquella
santa borrachera, la del
Espíritu, la que nos hace
hablar todas las lenguas, las
lenguas de la caridad,
siempre cercanos a los
hermanos y a las hermanas
que tienen necesidad de
nosotros. Enséñanos a no
luchar entre nosotros para
tener un trozo más de poder;
enséñanos a ser humildes,
enséñanos a amar más a la
Iglesia que a nuestro partido,
que nuestras «peleas»
internas; enséñanos a tener
el corazón abierto para
recibir el Espíritu. Envía, oh
Señor, tu Espíritu sobre
nosotros. Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre el
Espíritu Santo
«Lo que caracteriza al camino
sinodal es el papel del
Espíritu Santo. Escuchamos,
discutimos en grupos, pero,
sobre todo, prestamos
atención a lo que el Espíritu
tiene que decirnos. Para eso
les pido a todos que hablen
con franqueza y que
escuchen también con
atención a los otros; porque
allí también habla el Espíritu.
Abiertos a cambios y nuevas
posibilidades, el sínodo
siempre es para todos una
experiencia de conversión.
Una de las nuevas
modalidades introducidas va
precisamente en este
sentido: brindar períodos de
silencio entre las
intervenciones para que los
participantes perciban mejor
las mociones del Espíritu.
Durante todo el
proceso sinodal se generan
intensas discusiones, lo que
es bueno. Esto implica
también respuestas y/o
reacciones diversas frente a
aquellos que no piensan
igual o tienen posturas
diferentes. No todos
reaccionamos de la misma
manera. Hemos visto en
muchos casos cómo, frente a
la discrepancia, existen
grupos que intentan
interferir en el proceso
sinodal buscando imponer
sus ideas, ya sea presionando
dentro del sínodo o fuera de
él, tergiversando o Algunos
desacreditando a quienes no
piensan como ellos.
Esto también es un
buen signo, porque ahí
donde el Espíritu de Dios se
hace presente, siempre hay
quienes buscan silenciarlo o
desviar la atención de él (si el
Espíritu no estuviera
presente, esas fuerzas ni se
molestarían). Percibimos al
mal espíritu en algunos de
los ruidos tanto fuera del aula
sinodal como dentro de la
misma: en el miedo, el
pánico, las acusaciones de
que el sínodo conspira para
socavar la doctrina de la
Iglesia, que la Iglesia está
cerrada a nuevas
perspectivas actuales,
etc. Son signos de la
conciencia aislada de la que
hablamos antes, y de la
frustración del mal espíritu
que, cuando no logra seducir,
lanza acusaciones feroces
18
(pero nunca, por supuesto,
autoacusaciones).
En el Aula del Sínodo
también existe la tentación
de no aceptar lo que implica
un proceso sinodal e intentar
imponer a todo el Cuerpo las
propias ideas —arrogándose
el monopolio de la
interpretación de la verdad—
ya sea por presión como por
descrédito de los que no
comparten el mismo sentir.
participantes
asumieron rápidamente
posturas rígidas que
delataban una obsesión por
la pureza de la doctrina,
como si estuviera amenazada
y ellos fueran sus guardianes.
Otros insistían en criterios
vanguardistas que no están
en armonía con el Evangelio
y la tradición. Uno de los
dones del Espíritu en el
proceso sinodal es
desenmascarar las agendas y
las ideologías encubiertas.
Por eso no se puede hablar
de sínodo si no se acepta ni
se vive la presencia del
Espíritu Santo.» (p. 88-89).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.

5 LECTIO DIVINA
«EL ESPÍRITU PARA
EL BIEN COMÚN»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (1 Cor 12,3-7-12-13)
Hermanos: Nadie puede
llamar a Jesús «Señor», si no
es bajo la acción del Espíritu
Santo. Hay diferentes dones,
pero el Espíritu es el mismo.
Hay diferentes servicios, pero
el Señor es el mismo. Hay
diferentes actividades, pero
Dios, que hace todo en todos,
es el mismo. En cada uno se
manifiesta el Espíritu para el
bien común.
Porque, así como el cuerpo es
uno y tiene muchos
miembros y todos ellos, a
pesar de ser muchos, forman
un solo cuerpo, así también
es Cristo. Porque todos
nosotros, seamos judíos o no
judíos, esclavos o libres,
hemos sido bautizados en un
mismo espíritu para formar
un solo cuerpo, y a todos se
nos ha dado a beber del
mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
19
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer en silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- La Primera Carta a los
Corintios es una carta llena
de ejercicios de
sinodalidad. San Pablo se
esfuerza constantemente por
invitar a su comunidad a vivir
la sinodalidad desde
diversos puntos de vista. En
el texto que hemos leído de
San Pablo, y que ahora
meditamos, destaca en
primer lugar cómo se
conjuntan la diversidad y la
unidad. Esto es claramente
trinitario y sinodal. Para
mantener al mismo tiempo la
diversidad y la unidad, sólo
se puede hacer apelando a la
Santísima Trinidad,
comunidad sinodal por
excelencia: «Hay diferentes
dones, pero el Espíritu es el
mismo. Hay diferentes
servicios, pero el Señor es el
mismo. Hay diferentes
actividades, pero Dios, que
hace todo en todos, es el
mismo. En cada uno se
manifiesta el Espíritu para el
bien común».
2.- Esta última frase: «En cada
uno se manifiesta el Espíritu
para el bien común», tiene
claras resonancias de
sinodalidad. El bien común,
por ejemplo, saca del
aislamiento, como dice el
Catecismo de la Iglesia
Católica: «No vivan aislados,
cerrados en ustedes mismos,
como si estuvieran ya
justificados, sino reúnanse
para buscar juntos lo que
constituye el interés
común» (Carta Pseudo
Bernabé, 4, 10)» (CEC 1905).
Salir del aislamiento y
reunirse para buscar el bien
común constituye en la
práctica el mejor ejercicio
20
de sinodalidad. El bien
común también implica
respeto a la persona,
bienestar social, desarrollo
del grupo y, sobre todo, la
paz (CEC 1907-1909). Es tan
necesaria la paz, que el
Proyecto Global de Pastoral
2031-2033 la tiene como una
de sus urgencias y
prioridades: «La necesidad
inaplazable por construir una
paz firme y duradera en
nuestro país, reclama que la
Iglesia pueda sentarse a la
mesa con muchos otros
invitados: organizaciones
ciudadanas, confesiones
religiosas, autoridades
civiles, entidades educativas,
sectores políticos y medios
de comunicación, entre
otros, para que juntos, y
aportando lo que les es
propio a cada uno, podamos
reconstruir el tejido social de
nuestro país. Creemos que es
urgente trabajar por la paz de
nuestros pueblos y llegar a
compromisos concretos» (n.
175).
3.- El compromiso con el
bien común nace de la
propia condición de
bautizados, como insistía San
Pablo a los Corintios: «Porque
todos nosotros, seamos
judíos o no judíos, esclavos o
libres, hemos sido bautizados
en un mismo Espíritu para
formar un solo cuerpo, y a
todos se nos ha dado a beber
del mismo Espíritu». Ya que
se posee el mismo Espíritu,
entonces se debe de buscar
el bien común. Por lo tanto,
la solidaridad que propone
San Pablo nace antes que
nada del vínculo que se
establece entre los
bautizados gracias al Espíritu
Santo. Efectivamente, insiste
el PGP, el Espíritu impulsa la
nueva evangelización y la
búsqueda del bien común. La
evangelización «es una
acción amplia y profunda,
que llega al corazón de las
personas y por su fuerza, es
capaz de transformar todos
los ambientes de la
humanidad con su influjo
para cambiar desde dentro y
renovar a la misma
humanidad, transformando
con la fuerza del Evangelio
los criterios de juicio, los
valores determinantes, los
puntos de interés, las líneas
de pensamiento, las fuentes
inspiradoras y los modelos
de vida de la humanidad, que
están en contraste con la
palabra de Dios y con el
designio de salvación (cfr. EN
18-19)» (PGP n. 182).
4,- Finalmente, siguiendo la
intuición de San Pablo, es
posible decir que sólo con
procesos de sinodalidad se
logra realmente el bien
común. Es mucho más fácil
pretender conseguir el bien
común cuando se tiene una
perspectiva de caminar
juntos, de buscar soluciones
juntos, de resolver las
dificultades juntos. En
cambio, el bien común está
cada vez más lejos tanto
cuanto no se pongan en
marcha procesos de
sinodalidad. Lo que San
Pablo intentó hacer con la
comunidad de los corintios,
sigue siendo una necesidad
imperiosa para la Iglesia de
hoy. No se trata de utopías,
sino de firme esperanza,
como concluye diciendo el
Proyecto Global de Pastoral
2031-2033: «Pero nosotros,
conforme a la promesa de
Dios, esperamos unos
nuevos cielos y una nueva
tierra, en los que habite la
justicia (2 P 3,13). Estas
palabras despiertan en
nosotros el deseo de
caminar, de caminar juntos y
hacer realidad en nuestra
patria, en nuestra Iglesia y
por supuesto en cada uno de
nosotros, el proyecto de Dios
manifestado en Cristo
Redentor e inculturado en
María de Guadalupe,
edificando juntos esa “casita”
justa y digna, donde todos
somos acogidos. Dios tiene
grandes sueños para sus
21
hijos. El sueño de Dios está
tejido de los mejores sueños
de todos los hombres y
mujeres: la paz, la justicia, la
unidad, la fraternidad, la
dignidad de sus hijos, etc.
Estos son también los sueños
de nosotros los Obispos y de
toda la Iglesia de México ¡No
dejemos de soñar y trabajar
para que estos sueños se
hagan realidad!» (n. 189).
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Por el Proyecto Global de
Pastoral 2031-2033 (18 de
mayo de 2018)
Padre bondadoso, que en tu
Hijo Jesucristo Redentor del
Mundo y por medio de la
fuerza de tu Santo Espíritu,
has mostrado al mundo tu
proyecto salvador, concede a
este pueblo tuyo, a quien has
puesto bajo la amorosa
mirada de Santa María de
Guadalupe, emprender su
camino de fe con un
renovado entusiasmo y una
sólida esperanza. En estos
momentos de nuestra vida,
descubrimos la luz gloriosa
de Jesucristo Redentor y
experimentamos el amor
maternal de nuestra
Morenita de Guadalupe.
Concede a nuestra Iglesia en
México acoger con fe esta
intuición divina que ha
nacido de tu corazón, para
que juntos podamos avanzar
por los caminos de tu Reino
con una nueva luz. Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre el
bien común
«Este es el momento para
soñar en grande, para
repensar nuestras
prioridades —lo que
valoramos, lo que queremos,
lo que buscamos— y para
comprometernos en lo
pequeño y actuar en función
de lo que hemos soñado. Lo
que oigo en este momento
es semejante a lo que Isaías le
oyó decir a Dios a través de él:
“Vení, hablemos sobre esto.
Atrevámonos a soñar”.
Dios nos pide que nos
atrevamos a crear algo
nuevo. No podemos volver a
la falsa seguridad de las
estructuras políticas y que requieren valentía y
económicas que teníamos
antes de la crisis.
Necesitamos economías que
permitan a todos el acceso a
los frutos de la creación, a las
necesidades básicas de la
vida: tierra, techo y trabajo.
Necesitamos políticas que
puedan integrar y dialogar
con los pobres, los excluidos,
los vulnerables, y les
permitan tener voz en las
decisiones que afectan a sus
vidas. Hay que bajar la
velocidad, tomar conciencia
y diseñar maneras mejores
para convivir en este mundo.
Es una tarea para todos, que
nos convoca a todos; es un
buen tiempo para los
inquietos de espíritu, esa
sana inquietud que moviliza.
Hoy, más que nunca, ha
quedado expuesta la falacia
de convertir el
individualismo en el
principio rector de nuestra
sociedad. ¿Cuál será nuestro
nuevo principio?
Hace falta un
movimiento popular que
sepa que nos necesitamos
mutuamente, que tenga un
sentido de responsabilidad
por los demás y por el
mundo. Necesitamos
22
proclamar que ser
compasivos, tener fe y
trabajar por el bien común
son grandes metas de vida
reciedumbre; mientras que la
vanidad, la superficialidad y
la burla a la ética no nos han
hecho ningún bien. La era
moderna —que tanto
desarrolló y proyectó la
igualdad y la libertad—
ahora necesita añadir, con el
mismo impulso y tenacidad,
la fraternidad para enfrentar
los desafíos que tenemos por
delante. La fraternidad dará a
la libertad y a la igualdad su
justa sinfonía» (p. 6-7).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.

6 LECTIO DIVINA
«EN CADA COMUNIDAD
DESIGNABAN PRESBÍTEROS»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 14,21-27)
En aquellos días, volvieron
Pablo y Bernabé a Listra,
Iconio y Antioquía, y ahí
animaban a los discípulos y
los exhortaban a perseverar
en la fe, diciéndoles que hay
que pasar por muchas
tribulaciones para entrar en
el Reino de Dios. En cada
comunidad designaban
presbíteros, y con oraciones y
ayunos los encomendaban al
Señor, en quien habían
creído.
Atravesaron luego
Pisidia y llegaron a Panfilia;
predicaron en Perge y
llegaron a Atalia. De ahí se
embarcaron para Antioquía,
de donde había salido, con la
23
gracia de Dios, para la misión
que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la
comunidad y les contaron lo
que había hecho Dios por
medio de ellos y cómo les
había abierto a los paganos
las puertas de la fe.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede realizar
una meditación de acuerdo
con lo que el Espíritu Santo
suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- La designación de
Presbíteros en las
comunidades representa
uno de los acontecimientos
más importantes en el
proceso de sinodalidad de
las primeras comunidades.
Lo que se nota en este caso,
es la necesidad de que haya
encargados o responsables
de las comunidades. San
Pablo y sus compañeros
fueron conscientes de esto.
No podían dejar a las
comunidades así sin más,
solamente con el anuncio del
Evangelio, era necesario que
alguien continuara con la
tarea por ellos comenzada.
Ciertamente no se enumeran
las tareas de los presbíteros,
pero si se tiene en cuenta las
Cartas Pastorales, es decir las
Cartas a Timoteo y Tito, se
puede tener una idea de lo
que el Presbítero significaba.
Por ejemplo, en la Carta a Tito
se menciona lo siguiente: «Te
dejé en Creta para que
solucionaras los problemas
24
existentes y pusieras
Presbíteros en todas las
ciudades, de acuerdo con mis
instrucciones» (Tit 1,5).
2.- Llama la atención, que
junto con la designación de
los Presbíteros se mencione
la solución de los
problemas existentes. De
acuerdo con esto, se puede
intuir que la designación de
presbíteros puede estar
relacionada con la solución
de los problemas existentes.
No se trata de una visión
pesimista del ministerio de
los Presbíteros, como si
fueran necesarios solo para
solucionar los problemas.
Visto desde los ojos de la
sinodalidad, esto que
aparece en la Carta a Tito
representa una oportunidad
muy grande para entender el
dinamismo comunitario, y
cómo los Presbíteros
comparten las dificultades
del pueblo de Dios. Ellos son
llamados a colaborar con
este pueblo, para encontrar
soluciones juntos. El
ministerio de los Presbíteros
no sería ajeno a las
dificultades de las primeras
comunidades cristianas. El
mismo San Pablo se había
dado cuenta que la vida en
comunidad, e incluso el
caminar juntos, no era una
tarea sencilla, sino que
implicaba procesos de
solución de problemas. El
presbítero no debía huir a los
problemas, sino enfrentarlos,
y seguramente tenía que
promover en su comunidad
la búsqueda de soluciones
para que la comunidad
siguiera adelante. San Pablo
es exigente con los
presbíteros y sus
comunidades, pues al final
de la Carta a Tito vuelve a
subrayar que es necesario
aprender a realizar buenas
obras, especialmente cuando
las necesidades son
urgentes. Es decir, San Pablo
necesita que los Presbíteros y
el pueblo de Dios sepan
cómo enfrentar los desafíos
que presentan las
necesidades urgentes.
Incluso dice que, si no se
hace esto, quedarán sin
fruto o serán inútiles.
Solucionar problemas y
enfrentar necesidades
urgentes, por lo tanto, parece
ser una de las características
que San Pablo propone para
poder ejercer la sinodalidad.
3.- En este texto del libro de
los Hechos de los Apóstoles
también se destaca la acción
de encomendar a alguien.
Este también es un gesto de
profunda vivencia sinodal.
Quien designa presbíteros o
instituye cualquier otro
ministerio dentro del pueblo
de Dios no puede dejar de
hacer esta oración:
encomendar a quien se le da
una responsabilidad en la
comunidad. Y sobre todo
debe hacerlo, como subraya
San Pablo, porque «hay que
pasar por muchas
tribulaciones para entrar en
el Reino de Dios». El Papa
Francisco, a este respecto,
resalta el testimonio del
Apóstol: tras ser apaleado,
fue arrastrado fuera de la
ciudad para ser apedreado. Y
los que lo perseguían
creyeron que estaba muerto.
Así que, Pablo sufrió, pero
luego, cuando se repuso, les
aconsejó permanecer firmes
en la fe porque debemos
entrar en el reino de Dios
pasando por muchas
tribulaciones. Después de
haber dado este consejo,
organiza esa Iglesia, ora por
sus presbíteros, impone las
manos y los confía al Señor.
Un cristiano puede llevar
adelante las tribulaciones y
también las persecuciones
confiándose al Señor:
solamente Él es capaz de
darnos la fuerza, de darnos la
perseverancia en la fe, de
darnos la esperanza. Es
necesario saber confiar al
Señor algo, confiar al Señor
este momento difícil,
confiarme a mí mismo al
25
Señor, confiar al Señor a
nuestros fieles; nosotros
sacerdotes, obispos, confiar
al Señor a nuestras familias,
nuestros amigos. Es
necesario saber decir al
Señor: «Cuida de estos, son
los tuyos» (Misa Matutina en
la Capilla de la Domus
Sanctae Marthae 5 de mayo
2015).
4.- Finalmente, llama la
atención el ejercicio de
sinodalidad que se lleva a
cabo en Antioquía ante la
llegada de Pablo: «Al llegar,
reunieron a la comunidad y
les contaron lo que había
hecho Dios por medio de
ellos y cómo les había abierto
a los paganos las puertas de
la fe». La acción de reunir a la
comunidad ya es de por sí un
gesto importante de
sinodalidad, pero lo que
aquí interesa es que una
reunión, para que sea
sinodal, tiene que tratar
asuntos sobre Dios. En el
texto se percibe que cuentan
no lo que les ha sucedido, o
lo que ellos han hecho, sino
lo que Dios ha hecho por
medio de ellos. Se comparte
con la comunidad lo que
Dios hace, no lo que hacen
los misioneros. Ellos
aparecen aquí como
instrumentos de Dios. Esto
puede parecer sin
importancia, pero en la
espiritualidad misionera es
muy distinto descubrir la
misión como una actividad
personal o comunitaria que
como una acción de Dios.
Dios es el actor principal y
esto no se debe olvidar en
ninguna reunión de carácter
sinodal. ¿Qué es lo que hace
Dios? En el texto que
meditamos dice que ha
abierto a los paganos las
puertas de la fe. Es imposible
no traer a la memoria “Porta
Fidei” de Benedicto XVI: «“La
puerta de la fe” (cf. Hch 14,
27), que introduce en la vida
de comunión con Dios y
permite la entrada en su
Iglesia, está siempre abierta
para nosotros. Se cruza ese
umbral cuando la Palabra de
Dios se anuncia y el corazón
se deja plasmar por la gracia
que transforma. Atravesar
esa puerta supone
emprender un camino que
dura toda la vida. Éste
empieza con el bautismo (cf.
Rm 6, 4), con el que podemos
llamar a Dios con el nombre
de Padre, y se concluye con el
paso de la muerte a la vida
eterna, fruto de la
resurrección del Señor Jesús
que, con el don del Espíritu
Santo, ha querido unir en su
misma gloria a cuantos creen
en él (cf. Jn 17, 22)» (n. 1).
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco (8 de
diciembre de 2016)
Oh María, nuestra Madre
Inmaculada, en el día de tu
fiesta vengo a ti, y no vengo
solo: Traigo conmigo a todos
aquellos que tu Hijo me ha
confiado, en esta ciudad de
26
Roma y en el mundo entero,
para que tú los bendigas y los
salves de los peligros.
Te traigo, Madre, a los niños,
especialmente aquellos
solos, abandonados, que por
ese motivo son engañados y
explotados.
Te traigo, Madre, a las
familias, que llevan adelante
la vida y la sociedad con su
compromiso cotidiano y
escondido; en modo
particular a las familias que
tienen más dificultades por
tantos problemas internos y
externos.
Te traigo, Madre, a todos los
trabajadores, hombres y
mujeres, y te encomiendo
especialmente a quien, por
necesidad, se esfuerza por
desempeñar un trabajo
indigno y a quien el trabajo lo
ha perdido o no puede
encontrarlo.
Necesitamos tu mirada
inmaculada, para recuperar
la capacidad de mirar a las
personas y cosas con respeto
y reconocimiento sin
intereses egoístas o
hipocresías.
Necesitamos de tu corazón
inmaculado, para amar en
modo gratuito sin segundos
fines, sino buscando el bien
del otro, con sencillez y
sinceridad, renunciando a
máscaras y maquillajes.
Necesitamos tus manos
inmaculadas, para acariciar
con ternura, para tocar la
carne de Jesús en los
hermanos pobres, enfermos,
despreciados, para levantar a
los que se han caído y
sostener a quien vacila.
Necesitamos de tus pies
inmaculados, para ir al
encuentro de quienes no
saben dar el primer paso,
para caminar por los
senderos de quien se ha
perdido, para ir a encontrar a
las personas solas.
Te agradecemos, oh Madre,
porque al mostrarte a
nosotros libre de toda
mancha de pecado, nos
recuerdas que ante todo está
la gracia de Dios, está el amor
de Jesucristo que dio su vida
por nosotros, está la fortaleza
del Espíritu Santo que hace
nuevas todas las cosas.
Haz que no cedamos al
desánimo, sino que,
confiando en tu ayuda
constante, trabajemos duro
para renovarnos a nosotros
mismos, a esta ciudad y al
mundo entero.
¡Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios! Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro ”Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre la
indiferencia
«Pensemos en un gran
obstáculo al cambio: la
miopía existencial que nos
hace elegir selectivamente lo
que vemos. La miopía
existencial siempre nos hace
agarrarnos de algo que
tenemos miedo de soltar. El
Covid ha dejado en evidencia
la otra pandemia, la del virus
de la indiferencia, que nos
hace mirar siempre para el
otro lado y nos dice que,
como no hay solución
inmediata o mágica, lo mejor
es no sentir.
Esto lo vemos en la historia
de Lázaro, el hombre pobre
en el Evangelio de Lucas. El
rico era su vecino, sabía bien
quién era Lázaro, incluso
conocía su nombre. Pero era
indiferente, no le importaba.
Para el hombre rico, la
desgracia de Lázaro no era su
asunto. Probablemente
pensaba «¡Pobre tipo!» cada
vez que se lo cruzaba en la
puerta, mirándolo de
costado desde un abismo de
indiferencia. Conocía la vida
de Lázaro pero sin que le
afectara; y eso termina por
27
generar una brecha entre lo
que sentimos (indiferencia) y
lo que pensamos. Se opina y
juzgan muchas situaciones
sin empatía, sin la capacidad
de estar por un instante en
los pies del otro.
Vi una exposición de
fotografías aquí en Roma.
Una de las fotos se llamaba
simplemente «Indiferencia».
En la foto aparecía una
señora mayor saliendo de un
restaurante. Era invierno e
iba muy bien abrigada, con
tapado de piel, sombrero,
guantes; se veía que era una
persona de estándar de vida
medio alto. A la puerta del
local había otra señora
sentada sobre cartones, muy
mal vestida; se veía que era
una mujer que vivía en la
calle. Esta mujer le tiende la
mano, pero la señora que iba
saliendo mira para otra parte.
Esta foto tocó el corazón de
mucha gente.
Aquí en Italia es muy común
decir che me ne frega, que
significa «¿qué me importa?».
En Argentina decimos: «¿Y a
mí qué?». Son pequeñas
expresiones que reflejan una
mentalidad. Algunos
italianos dicen que para vivir
bien hace falta tener un sano
menefreghismo, es decir, una
sana indiferencia. Porque si
te hacés cargo o ves todo lo
que sucede, no vas a poder
vivir tranquilo. Esa actitud debe provocar en tu corazón.
termina por abroquelar el Bloquea la posibilidad del
alma, es decir, la indiferencia discernimiento. La persona
la blinda, ciertas cosas no le indiferente está cerrada a las
llegan. Uno de los peligros de cosas nuevas que Dios nos
este «estado de indiferencia» ofrece» (p. 19-20).
es que puede volverse algo
normal y termina por Guía: Damos gracias a Dios
impregnar silenciosamente por todos los dones recibidos
nuestros estilos de vida y en este momento de oración,
juicios de valor. No nos y nos disponemos a la misión
podemos habituar a la diciendo: El Señor nos
indiferencia. bendiga, nos guarde de todo
La actitud del Señor es mal y nos lleve a la vida
totalmente la contraria, es el eterna. Amén.
polo opuesto. Dios nunca es
indiferente. La esencia de
Dios es la misericordia, que
no trata solo de ver y
conmoverse, sino de
responder con la acción. Dios
sabe, siente y viene
corriendo a buscarnos. No
solo nos espera, sale a
nuestro encuentro. Siempre
que haya una respuesta en el
mundo que sea inmediata,
cercana, cariñosa,
preocupada, que ofrezca una
respuesta, ahí está presente
el Espíritu de Dios.
La indiferencia bloquea al
Espíritu, no deja que veamos
las posibilidades que Dios
está esperando para
ofrecernos, las posibilidades
que desbordan nuestros
esquemas y categorías
mentales. La indiferencia no
te deja sentir las mociones
del Espíritu que esta crisis

28
7 LECTIO DIVINA
«DE ACUERDO
CON TODA LA
COMUNIDAD
CRISTIANA»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Hch 15,1-2. 22-29)
En aquellos días, vinieron de
Judea a Antioquía algunos
discípulos y se pusieron a
enseñar a los hermanos que,
si no se circuncidaban de
acuerdo con la ley de Moisés,
no podrían salvarse. Esto
provocó un altercado y una
violenta discusión con Pablo
y Bernabé; al fin se decidió
que Pablo, Bernabé y algunos
más fueran a Jerusalén para
tratar el asunto con los
apóstoles y presbíteros.
Los apóstoles y los
presbíteros, de acuerdo con
toda la comunidad cristiana,
juzgaron oportuno elegir a
algunos de entre ellos y
enviarlos a Antioquía con
Pablo y Bernabé. Los elegidos
fueron Judas, llamado
Barsabás, y Silas, varones
prominentes en la
comunidad. A ellos les
entregaron una carta que
decía:
«Nosotros, los
apóstoles y los presbíteros,
hermanos suyos, saludamos
a los hermanos de Antioquía,
Siria y Cilicia, convertidos del
paganismo. Enterados de
que algunos de entre
nosotros, sin mandato
nuestro, los han alarmado e
inquietado a ustedes con sus
palabras, hemos decidido de
común acuerdo elegir a dos
varones y enviárselos, en
compañía de nuestros
amados hermanos Pablo y
Bernabé, que han
consagrado su vida a la causa
de nuestro Señor Jesucristo.
Les enviamos, pues, a Judas y
a Silas, quienes les
transmitirán, de viva voz, lo
siguiente: “El Espíritu Santo y
nosotros hemos decidido no
imponerles más cargas que
29
las estrictamente necesarias.
A saber: que se abstengan de
la fornicación y de comer lo
inmolado a los ídolos, la
sangre y los animales
estrangulados. Si se apartan
de esas cosas, harán bien”.
Los saludamos».
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- La provocación de un
altercado puso en marcha
un proceso de sinodalidad.
La situación que se dio es que
vinieron algunos discípulos
desde Judea hasta Antioquía
con enseñanzas diversas a las
que tenían Pablo y Bernabé.
El altercado, por lo tanto,
acontece por un motivo de
enseñanza. Como puede
observarse, se trata de
discípulos de lugares
distintos y eso genera que los
de un lugar quieran enseñar
lo mismo en otro lugar. Sin
embargo, esto no es tan fácil,
pues en otros lugares puede
ser que se esté llevando a
cabo otro tipo de enseñanza.
Los de Judea tenían claro
30
que, si los hermanos no se
circuncidaban de acuerdo
con la ley de Moisés, no
podrían salvarse. Pero en
Antioquía no era así, allí se
enseñaba que también se
podían salvar si no se
circuncidaban. ¿Quién tenía
la razón? ¿Cómo se le podría
hacer para alcanzar un
acuerdo? ¿Se trataba de
contradicciones o de
contraposiciones?
2.- Lo primero que se decidió
fue enviar a Pablo, Bernabé y
algunos más a Jerusalén. Si la
nueva enseñanza llegada a
Antioquía procedía de Judea,
entonces habría que ir a
Jerusalén para buscar una
solución. Gracias a Dios, todo
fue para bien, pues los
apóstoles y los presbíteros,
junto con toda la comunidad
cristiana comunicaron tres
cosas básicamente. La
primera de ellas fue decir que
sin mandato de ellos algunos
habían ido a Antioquía a
enseñar algo que los había
alarmado e inquietado. La
segunda fue comunicar la
decisión tomada: no
imponerles más cargas que
las estrictamente necesarias.
Y la tercera fue que enviarían
a Judas y a Silas en compañía
de Pablo y Bernabé para que
comunicaran de viva voz esta
decisión.
Si se medita en estas tres
cosas, se puede descubrir
cómo en el proceso de
sinodalidad puede haber
acciones que no son
acordadas por todos. Los
apóstoles y los presbíteros
reconocieron ante Pablo y
Bernabé que no habían
mandado a los misioneros a
Antioquía. Los altercados,
por lo tanto, pueden
acontecer porque no se está
realizando la misión en
comunión. Algunos
hermanos de Judea se
arrogaron una misión por sí
solos, sin consultar a los
apóstoles, presbíteros y
miembros comunidad de
Jerusalén. Aquí se puede
percibir una cierta rigidez de
parte de estos hermanos
(secta farisea), pues
buscaban enseñar para
imponer, en lugar de enseñar
para ver qué es lo que se
podía hacer. Ellos limitaban la
salvación al hecho de la
circuncisión, y habían
cerrado otras puertas de
acceso. Lógicamente, esto
tenía que dar lugar a un
altercado, pues Pablo y
Bernabé enseñaban que lo
importante era la fe en
Jesucristo, ese era el punto
más importante para
alcanzar la salvación, y no la
circuncisión.
3.- La segunda cosa que se
decidió fue no imponer más
cargas que las estrictamente
necesarias. Toda la
asamblea había escuchado
en silencio a Bernabé y Pablo
cuando les contaron los
milagros y señales que Dios
había obrado por su medio
entre los paganos (Hch
15,12). Pedro también había
tomado la palabra y había
reconocido que tanto los
judíos como los paganos
habían sido salvados por la
gracia de Jesucristo. Esto, por
lo tanto, era lo más
importante, la asamblea
quedó convencida y del Señor Jesús.
Santiago tuvo que dar el
veredicto: «Pienso que no
hay que poner obstáculos a
los paganos que se
conviertan a Dios. Basta
encargarles que se
abstengan de contaminarse
con los ídolos, la fornicación
y de comer carne de
animales estrangulados o
con sangre» (Hch 15,19-20).
De las contraposiciones
sale un desborde, como lo
denomina el Papa Francisco,
una nueva visión que ofrece
opciones para continuar
evangelizando. Se abandona,
por lo tanto, la circuncisión
como requisito
indispensable para la
salvación y se acepta la gracia
del Señor Jesucristo como lo
31
más importante. No
obstante, algo se tiene que
seguir practicando para
manifestar el cambio de vida.
Si ya no es una marca en el
cuerpo, como sucedía con la
circuncisión, ahora pueden
ser diversas prácticas que
configuren la vida cristiana.
Aquí en Hechos de los
Apóstoles se destaca la la
separación de los ídolos y la
fornicación, pero a lo largo
de la historia de la Iglesia
surgirán nuevas propuestas
para responder en la vida
cristiana a la gracia recibida
por la muerte y resurrección
4.- Finalmente, el hecho de
que se envíe a Judas y a Silas
para que comuniquen de
viva voz lo decido manifiesta
el punto final del proceso
sinodal. Los apóstoles,
presbíteros y la comunidad
de Jerusalén no se
contentaron con enviar una
carta, de tal forma que la
palabra quedara solo por
escrito, sino también
quisieron que además de la
carta, llegaran palabras de
viva voz. Todo esto es un
signo claro de sinodalidad.
Aquí se establece una
vinculación entre la palabra
escrita y la oral; entre una
carta y las personas; entre la
Iglesia de Jerusalén y la
Iglesia de Antioquía. De esta
forma, quedó solucionado la
provocación y el altercado, y
se pudo encontrar la manera
de hacer un camino juntos
para continuar con la
evangelización.
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco (03 de
julio de 2015)
Te adoramos, Dios
omnipotente, Hijo y Espíritu
Santo, Padre:
Envíanos el Espíritu Santo
que Jesús nos ha prometido,
Él nos guiará hacia la unidad,
Él es el que nos da el carisma,
que hace las diferencias en la
Iglesia,
y también Él nos da la
unidad.
Envíanos el Espíritu Santo.
Que nos enseñe todo lo que
Jesús nos ha enseñado,
que nos dé la memoria de
todo lo que Jesús ha dicho.
Jesús, Señor, Tú has pedido
para todos nosotros la gracia
de la unidad,
Señor, esta Iglesia que es
tuya, no es nuestra,
la historia nos ha dividido…
Jesús, ayúdanos a ir por el
camino de la unidad o
por el camino de esta unidad
reconciliada,
Señor, Tú siempre has hecho
todo lo que has prometido,
danos la unidad de todos los
cristianos,
Amén.
32
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre el
desborde
«Por tanto, hay dos
tentaciones: por un lado,
embanderarnos con un lado
u otro, exacerbando el
conflicto; por el otro, evitar
de plano el conflicto,
negando la tensión y
lavándonos las manos.
La tarea del
reconciliador, en cambio, es
«sufrir» el conflicto. Mediante
el discernimiento, debe mirar
más allá de las razones
aparentes del desacuerdo,
abriendo a los implicados a la
posibilidad de una nueva
síntesis que no anule a
ninguno de los polos, sino
que conserve lo que es
bueno y válido en los dos,
asumiéndolos en una nueva
perspectiva.
Este avance es un don
del diálogo, cuando las
personas confían una en el
otra y humildemente buscan
juntas el bien, dispuestas a
aprender una de otra en un
intercambio mutuo de
dones. En esos momentos, la
solución al problema surge
en forma imprevista e
inesperada, como resultado
de una nueva y mayor
creatividad, como de afuera.
A esto lo llamo “desborde”,
porque sobrepasa los límites
que confinaban nuestro
pensamiento y hace surgir,
como de una fuente
desbordante, las respuestas
que la anterior
contraposición no nos
dejaba ver. Reconocemos
este proceso como un don de
Dios porque es la misma
acción del Espíritu que
describen las Escrituras y se
evidencia en la historia.
“Desborde” es una
posible traducción del
vocablo griego perisseuo, el
término usado por el salmista
cuya copa rebosa con la
gracia de Dios en el Salmo 23.
Es lo que Jesús promete
(Lucas 6, 38) que se
derramará sobre nosotros
cuando perdonamos. Es el
sustantivo que se usa en el
Evangelio de Juan (Juan 10,
10) para describir la vida que
Jesús vino a traernos, y el
adjetivo de San Pablo (2
Corintios 1, 5) cuando habla
de la generosidad de Dios. Es
el mismísimo corazón de
Dios que se desborda en esos
famosos pasajes del padre
que corre a abrazar al hijo
pródigo, el anfitrión de la
boda que sale a buscar
invitados de los caminos y los
campos para su banquete, la
pesca sobreabundante al
amanecer que rompe las
redes después de una noche
de pesca infructuosa o Jesús
lavando los pies de sus
discípulos la noche antes de
morir.
Estos desbordes de
amor suceden, sobre todo,
en las encrucijadas de la vida,
en momentos de apertura,
de fragilidad y de humildad,
cuando el océano de Su amor
derriba las compuertas de
nuestra autosuficiencia y
permite así una nueva
imaginación de lo posible.
Mi preocupación como Papa
ha sido promover este tipo
de desbordes dentro de la
Iglesia, reavivando la antigua
práctica de la sinodalidad. Mi
deseo fue dar vida a este
antiquísimo proceso, no solo
por el bien de la Iglesia, sino
como un servicio a la
humanidad, a menudo
trabada en desacuerdos
paralizantes.
La palabra proviene
del griego syn-odos,
«caminar juntos», y ese es su
objetivo: no se trata tanto de
forjar un acuerdo, sino de
reconocer, valorar y parecer del Espíritu Santo y el
reconciliar las diferencias en
un plano superior donde
cada una pueda mantener lo
mejor de sí misma. En la
dinámica de un sínodo, las
diferencias se expresan y se
pulen hasta alcanzar una
armonía que no necesita
cancelar los bemoles de las
33
diferencias. Esto es lo que
sucede en la música: con las
siete notas musicales con sus
altos y bajos se crea una
sinfonía mayor, capaz de
articular las particularidades
de cada una. Ahí reside su
belleza: la armonía que
resulta puede ser compleja,
rica e inesperada. En la
Iglesia, es el Espíritu Santo
quien provoca esa armonía.
Me gusta ver el inicio
de la sinodalidad eclesial en
la Iglesia naciente, cuando
los apóstoles se reunieron
para lidiar con una cuestión
que los dividía: los no judíos
¿deben observar las leyes y
costumbres judías, como la
circuncisión, para hacerse
cristianos? Después de
mucha discusión y oración y
de algunas amargas
discrepancias, reflexionaron
sobre los signos y maravillas
que Dios había obrado entre
ellos a través de los gentiles,
porque a Dios se lo reconoce
en la experiencia de la vida
real. Declararon que «fue el
nuestro» (Hechos 15, 28) no
imponer a los cristianos no
judíos las normas de la ley
judía.
Fue un nuevo
comienzo que cambió el
curso de la historia. Dios
había hecho una alianza de
salvación con un solo pueblo,
el pueblo judío. Cristo recuperó la
alianza, ofreciéndola a toda la
humanidad sin importar la raza,
el idioma o la nación. Por eso, en
la historia de la Iglesia, el
cristianismo nunca se limitó a una
cultura particular, sino que se
enriqueció con las culturas de los
pueblos donde se arraigó. Cada
uno de estos pueblos
experimenta el don de Dios
según su propia cultura, y en cada
uno de ellos la Iglesia expresa su
verdadera catolicidad, la belleza
de sus múltiples y diversos
rostros.
La experiencia sinodal nos
permite caminar juntos, no solo a
pesar de nuestras diferencias,
sino buscando la verdad y
asumiendo la riqueza de las
polaridades en pugna. Se han
dado muchos avances en
concilios y asambleas a lo largo
de la historia de la Iglesia. Pero lo
más importante es esa armonía
que nos permite avanzar juntos
por el mismo camino, incluso con
todos nuestros matices y
diferencias» (p. 83-85).

Guía: Damos gracias a Dios por

todos los dones recibidos en este
momento de oración, y nos
disponemos a la misión diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde
de todo mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.

34
8 LECTIO DIVINA
«OREN LOS
UNOS POR LOS
OTROS PARA
QUE SE CUREN»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Stg 5,13-20)
Hermanos míos: ¿Sufre
alguno de ustedes? Que
haga oración. ¿Está de buen
humor? Que entone cantos al
Señor. ¿Hay alguno enfermo?
Que llame a los presbíteros
de la Iglesia, para que oren
por él y lo unjan con aceite,
invocando al Señor. La
oración hecha con fe le dará
la salud al enfermo y el Señor
hará que se levante; y si tiene
pecados, se le perdonarán.
Por tanto, confiesen
sus pecados los unos a los
otros y oren los unos por los
otros para que se curen.
Mucho puede la oración
insistente del justo: Elías era
un hombre igual a nosotros,
y cuando oró con insistencia
para que no lloviera, no llovió
en tres años y medio; volvió a
orar, y el cielo dio su lluvia, y Por eso, debemos seguir los
la tierra, sus cosechas. siguientes pasos para sacar
Hermanos míos, si un fruto abundante de esta
alguno de ustedes se desvía meditación.
de la verdad y otro lo hace 1.- Volver a leer el texto en
volver al buen camino, silencio.
tengan presente que quien 2.- Identificar las frases que
hace volver a un pecador de más hayan tocado el corazón
su extravío, salvará su propia y subrayarlas con un
alma de la muerte y sepultará bolígrafo o color para
una multitud de pecados. profundizar en ellas.
Palabra de Dios. 3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
MEDITACIÓN claves del texto que puedan
Lo más importante en una conducir a una meditación.
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
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Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la
1.- «¿Hay algún enfermo?
Que llame a los presbíteros
de la Iglesia, para que oren
por él y lo unjan con aceite
invocando al Señor». En las
primeras comunidades
cristianas, la enfermedad se
vivía de forma sinodal. La
expresión de esto está en la
llamada a los presbíteros de
la Iglesia para que oren por el
enfermo. El texto de la Carta
del apóstol Santiago
manifiesta que la
enfermedad no aísla de la
comunidad. La enfermedad
no aleja al enfermo de la
Iglesia. Todo lo contrario, en
el momento de la
enfermedad se puede
experimentar de manera más
profunda la vinculación con
la Iglesia. La enfermedad, por
lo tanto, aparece como una
oportunidad para vivir la
sinodalidad.
2.- «Oren los unos por los
otros para que se curen». La
exhortación del apóstol
Santiago no se limita a la
oración de los presbíteros,
sino a la oración de todo el
pueblo de Dios. Orar unos
por otros es una de las
formas más importantes para
manifestar la sinodalidad.
36
No se ora de manera
individual o visualizando sólo
las propias preocupaciones,
sino sobre todo las
necesidades de los demás.
Sobre todo en la enfermedad
se experimentan muchas
dificultades físicas, mentales,
emocionales, y puede que se
dificulte más la oración. Sin
embargo, el apoyo de la
Iglesia se hace sentir
precisamente en estos
momentos. Orar unos por
otros para alcanzar la salud
se vuelve una necesidad
imperiosa. Nos damos
cuenta de que somos
frágiles, que en ocasiones
empeoramos, incluso nos
vemos al borde la muerte, y
por eso necesitamos que los
demás oren por nosotros. A
veces toca el turno de cuidar
a los enfermos, de velar por
sus necesidades, de
acompañarlos en los
momentos más difíciles de la
enfermedad, y sólo surgen
las fuerzas indispensables
precisamente de la oración,
pidiendo al Señor para que
se curen. Quizá no haya otro
momento más claro del
ejercicio de la sinodalidad
que en la oración de unos por
otros durante la enfermedad.
3.- Hacer volver al buen
camino. Junto con la
exhortación a orar por los
enfermos, la carta del apóstol
Santiago invita a generar
sinodalidad. Llama la
atención que se utilice la
expresión «hacer volver al
buen camino». Eso es
precisamente la
sinodalidad, el buen
camino. Efectivamente,
caminar juntos en la Iglesia
es un buen camino. Orar por
los enfermos es un buen
camino. Mostrar y vivir el
camino de la verdad es un
buen camino. Estas palabras
del apóstol deben motivar
nuestra oración de Lectio
Divina, porque orando de
esta forma, con la Sagrada
Escritura, se tiene un
encuentro con la Verdad, que
es Cristo Jesús. Al mismo
tiempo, se tiene una
experiencia de la Iglesia,
puesto que se ora teniendo
en mente a los demás, y
porque se ponen delante de
Dios las necesidades de
otros, especialmente de los
que están enfermos o se han
extraviado.
4.- Es importante recordar lo
que dice el Catecismo de la
Iglesia Católica: «La Unción
de los enfermos “no es un
sacramento sólo para
aquellos que están a punto
de morir. Por eso, se
considera tiempo oportuno
para recibirlo cuando el fiel
empieza a estar en peligro de
muerte por enfermedad o
vejez”. Si un enfermo que
recibió la unción recupera la
salud, puede, en caso de
nueva enfermedad grave,
recibir de nuevo este
sacramento. En el curso de la
misma enfermedad, el
sacramento puede ser
reiterado si la enfermedad se
agrava. Es apropiado recibir
la Unción de los enfermos
antes de una operación
importante. Y esto mismo
puede aplicarse a las
personas de edad avanzada
cuyas fuerzas se debilitan»
(CEC 1514-1515).
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Oración a San José del Papa
Francisco
Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo, en ti
María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como
37
hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a
nosotros y guíanos en el
camino de la vida.
Concédenos gracia,
misericordia y valentía, y
defiéndenos de todo mal.
Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre la
enfermedad
«Cuando a los veintiún años
me enfermé con algo grave,
tuve mi primera experiencia
con el límite, con el dolor y la
soledad. Me cambiaron las
pautas. Durante meses, no
sabía quién era y si me moría
o no. Ni los médicos sabían si
iba a sobrevivir.
Me acuerdo de que un
día le pregunté a mi madre,
abrazándola, si me iba a
morir. Estaba cursando el
segundo año del seminario
diocesano en Buenos Aires.
Me acuerdo de la fecha: el 13
de agosto de 1957. Un
prefecto, que se dio cuenta
de que lo mío no era el tipo
de gripe que se cura con
aspirina, me llevó al hospital.
De entrada, me sacaron un
litro y medio de agua del
pulmón, y ahí me quedé
peleando por vivir. En
noviembre me operan para
quitarme el lóbulo superior
derecho de uno de los
pulmones. Tengo experiencia
de cómo se sienten los
enfermos de coronavirus que
luchan por respirar
conectados a un ventilador.
Recuerdo especialmente de
ese tiempo a dos enfermeras.
Una era la jefa de sala de la
enfermería, una hermana
dominica que antes de ser
enviada a Buenos Aires había
sido docente en Atenas. Más
tarde supe que, después de
que el médico me examinara
por primera vez y se fuera,
ella les dijo a las enfermeras
que duplicaran la dosis de los
medicamentos que había
indicado —básicamente
penicilina y estreptomicina—
porque su experiencia le
decía que me estaba
muriendo. La hermana
Cornelia Caraglio me salvó la
vida. Gracias a su contacto
habitual con enfermos sabía
mejor que el médico lo que
los pacientes necesitaban y
tuvo el coraje de utilizar esa
experiencia.
Otra enfermera,
Micaela, hizo lo mismo
cuando tenía un dolor
intenso. Me daba en secreto
dosis extra de los calmantes,
por fuera de los horarios
estipulados. Cornelia y de hablar lo menos posible
Micaela ya están en el cielo,
pero siempre estaré en
deuda con ellas. Pelearon por
mí hasta el final, hasta mi
recuperación. Me enseñaron
lo que significa usar la ciencia
y también saber ir más allá
para atender las necesidades
particulares.
Aprendí otra cosa de esa
experiencia: la importancia
de evitar la consolación
barata. La gente me visitaba y
me decía que iba a estar bien,
que con todo ese dolor
nunca iba a tener que sufrir
de nuevo —tonterías,
palabras vacías que se decían
con buenas intenciones pero
que nunca me tocaron el
corazón—. La persona que
me llegó con más
profundidad, con su silencio,
fue una de las mujeres que
marcaron mi vida: la
hermana María Dolores
Tortolo, que me enseñó
cuando era chico y me
preparó para mi primera
comunión. Me vino a ver, me
tomó de la mano, me dio un
beso y guardó silencio por un
buen rato, hasta que después
me dijo: «Estás imitando a
Jesús». No necesitó decir más
nada. Su presencia, su silencio,
me resultaron profundamente
consoladores.
Después de esa
experiencia, tomé la decisión
cuando visito a enfermos.
Solo los tomo de la mano.
38
La enfermedad grave que viví
me enseñó a depender de la
bondad y la sabiduría de los
demás. Mis compañeros
seminaristas venían a donar
sangre, a visitarme y a
acompañarme, noche tras
noche, en esa difícil
situación. Esas cosas no se
olvidan. ¿Cómo salí de ese
«Covid»? Salí más realista, salí
mejor. Me dio espacio para
repensar mi vocación. Ya
venía sintiendo que mi
vocación era para la vida
religiosa, y estaba pensando
en los salesianos, los
dominicos, quizá los jesuitas.
Conocía a los jesuitas del
seminario, porque eran los
que lo dirigían, y me
impresionaba su
misionariedad. Mientras me
recuperaba de la operación
en el pulmón lejos del
seminario, tuve tiempo y
espacio para repensar, y me
dio la tranquilidad que
necesitaba para tomar la
decisión definitiva de entrar
en la Compañía de Jesús» (p.
41-85).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.
9 LECTIO DIVINA
«ACONSÉJENSE
UNOS A OTROS
LO MEJOR QUE
SEPAN»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Col 3,12-21)
Hermanos: Puesto que Dios
los ha elegido a ustedes, los
ha consagrado a él y les ha
dado su amor, sean
compasivos, magnánimos,
humildes, afables y Señor Jesús, dándole gracias
pacientes. Sopórtense
mutuamente y perdónense
cuando tengan quejas contra
otro, como el Señor los ha
perdonado a ustedes. Y sobre
todas estas virtudes, tengan
amor, que es el vínculo de la
perfecta unión.
Que en sus corazones
reine la paz de Cristo, esa paz
a la que han sido llamados,
como miembros de un solo
cuerpo. Finalmente, sean
agradecidos.
Que la palabra de
Cristo habite en ustedes con
toda
su riqueza. Enséñense y
aconséjense unos a otros lo
mejor que sepan. Con el
corazón lleno de gratitud,
alaben a Dios con salmos,
himnos y cánticos
espirituales; y todo lo que
digan y todo lo que hagan,
háganlo en el nombre del
a Dios Padre, por medio de
Cristo.
Mujeres, respeten la
autoridad de sus maridos,
como lo quiere el Señor.
Maridos, amen a sus esposas
y no sean rudos con ellas.
Hijos, obedezcan en todo a
sus padres, porque eso es
agradable al Señor. Padres,
no exijan demasiado a sus
hijos, para que no se depriman.
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
39
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- En este texto de la Carta a
los Colosenses se dan
diversas exhortaciones a los
cristianos con un claro tinte
sinodal. Uno que se puede
destacar es el hecho de
soportarse mutuamente. El
sentido de esta expresión
puede ser ambivalente en el
uso corriente, pues muchas
veces se habla de soportar en
el sentido de aguantar a
alguien que es insoportable.
Es decir, se soporta a las
personas porque no queda
de otra y, como tiene que
seguir la convivencia de
alguna manera, pues las
personas se soportan
mutuamente. Pero también
puede haber otro sentido
más positivo de esta palabra,
que probablemente tenía en
mente San Pablo. Soportarse
mutuamente apuntaría a un
apoyo mutuo. Se estaría
pidiendo a los colosenses
que unos a otros lograran
apoyarse para seguir
adelante en la vida cristiana.
40
En el caso de esta
meditación, se podría
interpretar como el apoyo
mutuo que se pueden dar los
cristianos para llevar a cabo
una vida sinodal. Nadie por sí
solo puede llevar las cargas
de la vida de la Iglesia, sino
que tiene que sobrellevarlas
junto con los demás. Nadie
puede con sus solas fuerzas
soportar el peso de las tareas
de la evangelización. En la
vida sinodal se debe contar
siempre con el apoyo de los
demás.
2.- Otra expresión con rasgos
claramente sinodales es el
perdón que se deben ofrecer
unos a otros. San Pablo
exhorta «perdónense
cuando tengan quejas
contra otro». Dentro de la
comunidad cristiana de
Colosas es posible que
surgieran quejas por diversos
motivos. Las quejas
acompañan al pueblo de
Dios desde el Antiguo
Testamento. Apenas habían
salido de Egipto,
comenzaron las quejas y las
murmuraciones (Ex 16,1ss).
Parece ser que es muy difícil
caminar juntos sin que haya
quejas. San Pablo habría
percibido lo mismo en sus
comunidades, pero no se
asustaba de ello. Por eso
propone el perdón. Las
quejas surgen
indudablemente porque no
todos tienen la misma
perspectiva, o porque las
cosas no se hacen como se
deben hacer. En la vida de
comunidad las quejas están a
la orden del día. Lo que no es
fácil es perdonar, reconciliar,
buscar lo que unifica, o
encontrar la aportación
positiva de la queja que se
está planteando. Por eso, hay
que tener experiencia de
Dios. Él es quien enseña a la
Iglesia a ser sinodal. Dios
caminó con su pueblo en el
desierto y soportó quejas y
murmuraciones (Nm 11,1ss).
Lo mismo hace ahora ante las
quejas de la comunidad de
Colosas: El Señor perdona y
los cristianos por eso deben
perdonar.
3.- Meditando sobre la
sinodalidad, también
llaman la atención, sin lugar a
duda, estas palabras de San
Pablo: «Enséñense y del discernimiento de la
aconséjense unos a otros lo
mejor que sepan». La
enseñanza y el consejo son
puntos basilares de la
sinodalidad. En las primeras
comunidades se ponía
mucha atención a esto. Hay
que recordar que cuando
Jesús envió a los apóstoles,
les dijo que enseñaran (Mt
28,19-20), pero ante el
crecimiento de los
bautizados, fue necesario
algo más. La fe del pueblo
cristiano se fue gestando
gracias a la enseñanza, es
verdad, pero lo que aquí
llama la atención es que San
Pablo pida también
aconsejarse lo mejor que
sepan. Esta acción es
claramente sinodal porque
ha dado lugar a los diferentes
Consejos que existen en la
Iglesia. Los Consejos
responden a la exhortación
de San Pablo de aconsejarse
unos a otros con sentido de
fe. Este tipo de acciones
generan sinodalidad en la
Iglesia porque ofrecen la
oportunidad de opinar, de
ser escuchados, y de intentar
caminar juntos en una misma
dirección. De alguna forma,
el hecho de aconsejarse
situaría a la enseñanza en un
nivel más asimilable y con
una dimensión pastoral. El
Consejo sería la oportunidad
voluntad de Dios para que la
enseñanza se transformara
en propuestas concretas de
nueva evangelización y en
procesos pastorales que
revitalizara a las
comunidades para hacerlas
misioneras.
4.- Finalmente, en el texto,
aparece la llamada a formar
41
familias sinodales o que
vivan la sinodalidad. Hay
características concretas que
el apóstol describe para
llevar a cabo una vida de
familia, como el respeto, el
amor y la obediencia. De
alguna forma, apela a los
denominados códigos
domésticos de la antigüedad.
Con estos códigos se
intentaba mostrar un camino
por el que diversas personas
pudieran conducirse,
especialmente en la casa,
reflejo de la vida en sociedad.
El día de hoy seguimos
teniendo la necesidad de
caminar juntos, desde los
núcleos más pequeños,
como una familia, hasta las
grandes ciudades. Los
códigos son necesarios para
vivir en comunidad.
Indudablemente el ejercicio
del discernimiento es una
herramienta indispensable
para saber cuáles códigos
responden mejor a la vida
eclesial de hoy. La
sinodalidad invita a
replantear, a revisar y a
proponer nuevos caminos de
convivencia familiar y social.
La sinodalidad es una
exigencia para no
permanecer con las mismas
estructuras y ponerse en
camino para encontrar
mejores rutas de
evangelización. De esta
forma, seguramente todos
los hombres y mujeres
tendrán mejores condiciones
de vida, empezando por las
familias y, en consecuencia,
en la sociedad.
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Oración del Papa Francisco
por los jóvenes
Señor Jesús, tu Iglesia en
camino hacia el Sínodo dirige
su mirada a todos los jóvenes
del mundo.
Te pedimos para que con
audacia se hagan cargo de la
propia vida, vean las cosas
más hermosas y profundas y
conserven siempre el
corazón libre.
Acompañados por guías
sapientes y generosos,
ayúdalos a responder a la
llamada que Tú diriges a cada
uno de ellos, para realizar el
propio proyecto de vida y
alcanzar la felicidad.
Mantén abiertos sus
corazones a los grandes
sueños y haz que estén
atentos al bien de los
hermanos. Como el Discípulo
amado, estén también ellos
al pie de la Cruz para acoger a
tu Madre, recibiéndola de Ti
como un don.
Sean testigos de la
Resurrección y sepan
reconocerte vivo junto a ellos
anunciando con alegría que
tú eres el Señor.
Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre
mujeres y consejos
«Desde hace un tiempo
tenemos varias mujeres que
desempeñan cargos
importantes en el Vaticano.
Por ejemplo, en el Dicasterio
42
para los Laicos, la Familia y la
Vida, las dos subsecretarias
—jefes de sección que se
encargan de los asuntos del
departamento— son
mujeres. La directora de los
Museos Vaticanos es una
mujer. Pero el cargo más alto
está en la Secretaría de
Estado, o Cancillería, donde
la subsecretaria de la Sección
para las Relaciones con los
Estados es una mujer. Es la
responsable de las relaciones
de la Iglesia con diversos
organismos multilaterales,
como las Naciones Unidas y
el Consejo de Europa.
He nombrado a otras
mujeres para cargos de
relevancia, pero como esos
nombramientos se hicieron
de a uno y a lo largo de varios
años, no captaron tanta
atención. Sin embargo,
cuando en 2020 nombré a un
grupo de seis mujeres para el
Consejo de Economía del
Vaticano, el nombramiento
fue noticia. En un cuerpo
responsable de vigilar la
gestión y las políticas
financieras del Vaticano
integrado por siete
cardenales y siete laicos, es
llamativo que seis de estos
últimos sean mujeres.
Las nombré por sus
cualificaciones, pero también
porque creo que, en general,
las mujeres son mejores
administradoras que los
hombres. Entienden mejor
los procesos, saben cómo
llevarlos adelante. Entonces,
en estos casos, no solo tenían
la competencia y la
formación profesional que
nos hacían falta —que
muchos hombres también
tenían—, sino que además
aportaban su experiencia
personal en la organización
de la vida diaria en múltiples
aspectos, como madres,
«amas de casa», integrantes
de grupos de reflexión.
Describir a las mujeres
como housewives, en inglés,
se considera con frecuencia
como algo degradante, y
algunas veces se usa así. Pero,
en español, «ama de casa»
conserva algo del significado
de la raíz griega oikos y
nomos, de donde proviene la
palabra «economía»: el arte
de la gestión del hogar. Esta
gestión no es menor; hay que
ser capaz de manejar muchas
cosas al mismo tiempo,
conciliar diferentes intereses,
tener flexibilidad y cierta
astucia. Las amas de casa
hablan tres idiomas a la vez:
el de la mente, el del corazón
y el de las manos.
En mis intercambios
pastorales en diferentes
consejos, las
recomendaciones más
atinadas las hacían las
mujeres porque eran capaces comunidades eclesiales
de ver desde diferentes enteras. Decir que no son
ángulos y, sobre todo, líderes de verdad porque no
porque son prácticas. Tienen son curas sería pecar de
una comprensión realista de clericalismo y faltarles el
cómo funcionan las cosas y respeto» (p. 69-71).
las limitaciones y el potencial
de la gente. Antes de ser
Papa, en Buenos Aires, la Guía: Damos gracias a Dios
ecónoma, la canciller y la jefa por todos los dones recibidos
del Archivo eran mujeres. Mi en este momento de oración,
experiencia fue que el y nos disponemos a la misión
asesoramiento de las diciendo: El Señor nos
mujeres en los consejos bendiga, nos guarde de todo
pastorales y administrativos mal y nos lleve a la vida
era más valioso que el de eterna. Amén.
muchos hombres. Quiero
aclarar que el rol ampliado de
las mujeres en el liderazgo de
la Iglesia no depende del
Vaticano y no se limita a roles
específicos. Quizá debido al
clericalismo —que es la
corrupción del sacerdocio—
mucha gente cree
erróneamente que el
liderazgo en la Iglesia es
exclusivamente masculino. Si
se va a cualquier diócesis del
mundo se comprobará que
esto no es cierto: hay mujeres
dirigiendo departamentos,
escuelas, hospitales y
muchas otras organizaciones
y programas; en algunas
regiones hay muchas más
mujeres que hombres en
roles de liderazgo. En la
Amazonia, las mujeres
—tanto laicas como
religiosas— dirigen
43
10 LECTIO DIVINA
«¿QUIÉN SOY YO,
PARA QUE LA
MADRE DE MI
SEÑOR VENGA
A VERME?»
Guía: En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo. Amén.
Disponemos nuestra mente y
nuestro corazón para orar un
momento con la Lectio
Divina, ayudados con la
gracia de Dios.
LECTURA (Lc 1,39-48)
En aquellos días, María se
encaminó presurosa a un
pueblo de las montañas de
Judea, y entrando en la casa
de Zacarías, saludó a Isabel.
En cuanto ésta oyó el saludo
de María, la creatura saltó en
su seno. Entonces Isabel
quedó llena del Espíritu
Santo, y levantando la voz,
exclamó: «¡Bendita tú entre
las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo,
para que la madre de mi
Señor venga a verme?
Apenas llegó tu saludo a mis
oídos, el niño saltó de gozo
en mi seno. Dichosa tú que
has creído, porque se
cumplirá cuanto te fue
anunciado de parte del
Señor». Entonces dijo María:
«Mi alma glorifica al Señor y
mi espíritu se llena de júbilo
en Dios mi salvador, porque
puso sus ojos en la humildad
de su esclava. Desde ahora
me llamarán dichosa todas
las generaciones, porque ha
hecho en mí grandes cosas el
que todo lo puede. Santo es
su nombre y su misericordia
llega de generación en
generación a los que lo
temen. Ha hecho sentir el
poder de su brazo: dispersó a
los de corazón altanero,
destronó a los potentados y
exaltó a los humildes. A los
hambrientos los colmó de
bienes y a los ricos los
despidió sin nada.
Acordándose de su
misericordia, vino en ayuda
de Israel, su siervo, como lo
había prometido a nuestros
padres, a Abraham y a su
descendencia, para siempre».
44
María permaneció con Isabel
unos tres meses, y luego
regresó a su casa.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
Lo más importante en una
Lectio Divina es orar con la
Palabra de Dios. Para lograr
este objetivo, comencemos
pidiendo al Señor que
derrame su Espíritu Santo
para que podamos meditar
un momento la Palabra de
Dios. La meditación tiene
como función poner la
mirada y la escucha al
servicio de la Palabra de Dios.
Por eso, debemos seguir los
siguientes pasos para sacar
un fruto abundante de esta
meditación.
1.- Volver a leer el texto en
silencio.
2.- Identificar las frases que
más hayan tocado el corazón
y subrayarlas con un
bolígrafo o color para
profundizar en ellas.
3.- Marcar con algún
bolígrafo o color las palabras
claves del texto que puedan
conducir a una meditación.
Escribe las frases que se
subrayaron en el texto:
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Escribe las palabras que se
marcaron con un bolígrafo o
color:
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Cada orante puede
realizar una meditación de
acuerdo con lo que el Espíritu
Santo suscite en su interior o
gracias a los conocimientos
que tenga de Sagrada
Escritura. En esta Lectio,
proponemos algunos puntos
de meditación relacionados
con la sinodalidad.
1.- Lo primero que hay que
destacar de María es que es
una mujer sinodal. Desde el
momento de la anunciación
no se quedó encerrada, sino
que se puso en camino para
visitar a su pariente Isabel. El
texto que meditamos refleja
una actitud sinodal de
María: caminar. Incluso el
texto subraya que se
encaminó presurosa, es decir,
se trata de una forma de
caminar que conlleva una
cierta urgencia por visitar a
Isabel. El caminar de María no
es lento, a ver si se llega, sino
presuroso, para llegar
efectivamente al destino
indicado. Tampoco es
ansioso, aclara el Papa
Francisco: «María caminó. Así
nos la presenta el evangelio
después del anuncio del
Ángel. Presurosa —pero no
45
ansiosa— caminó hacia la
casa de Isabel para
acompañarla en la última
etapa del embarazo;
presurosa caminó hacia Jesús
cuando faltó vino en la boda;
y ya con los cabellos grises
por el pasar de los años,
caminó hasta el Gólgota para
estar al pie de la cruz: en ese
umbral de oscuridad y dolor,
no se borró ni se fue, caminó
para estar allí. Caminó al
Tepeyac para acompañar a
Juan Diego y sigue
caminando el Continente
cuando, por medio de una
imagen o estampita, de una
vela o de una medalla, de un
rosario o Ave María, entra en
una casa, en la celda de una
cárcel, en la sala de un
hospital, en un asilo de
ancianos, en una escuela, en
una clínica de rehabilitación
... para decir: «¿No estoy aquí
yo, que soy tu madre?»
(Nican Mopohua, 119). Ella
más que nadie sabía de
cercanías. Es mujer que
camina con delicadeza y
ternura de madre, se hace
hospedar en la vida familiar,
desata uno que otro nudo de
los tantos entuertos que
logramos generar, y nos
enseña a permanecer de pie
en medio de las tormentas»
(12 diciembre de 2018).
2.- Otro punto que se puede
meditar es el saludo de
María. En el texto del
Evangelio según san Lucas,
María recibió un saludo del
ángel al momento de la
anunciación, y ella también
saluda cuando visita a Isabel.
El saludo, entonces, aparece
como un vínculo entre Dios y
la humanidad. El saludo del
Ángel a María establece una
relación entre Dios y María. Y
lo mismo sucede con el
saludo de María: establece
una comunicación entre ella
e Isabel. Pero no se queda ahí
el efecto. El saludo de María
trae algo del saludo de Dios,
porque dice que la criatura
saltó en el seno de Isabel y
quedó llena del Espíritu
Santo. El saludo de María, por
lo tanto, provoca
sinodalidad, es decir, una
unión especial entre las
personas. Sólo con su saludo,
María logró establecer una
vinculación con el niño que
estaba esperando Isabel,
quedando ésta llena del
Espíritu Santo. Isabel, por su
parte, no se quedó atrás, el
Catecismo de la Iglesia
Católica interpreta su
exclamación como un
saludo: «Isabel la saludó:
«¡Dichosa la que ha creído
que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte
del Señor!» (Lc 1,45). Por esta
fe todas las generaciones la
proclamarán bienaventurada
(cf. Lc 1,48)» (CEC 148). De
esta forma, Isabel inauguró
un saludo a María que sigue
presente en la Iglesia, en sus
oraciones, en sus cánticos, y
en sus peregrinaciones:
«¡Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu
vientre!».
3.- Dignas de meditación son
también estas palabras de
Isabel: «¿Quién soy yo, para
que la madre de mi Señor
venga a verme?». Esto
puede denominarse
«experiencia sinodal» de
Isabel. La experiencia de una
visita de parte de alguien
relacionado con Dios
siempre lleva consigo una
experiencia de Dios. Isabel, al
recibir la visita de María,
experimenta lo que significa
ser visitada por Dios. Esto es
muy interesante, porque las
palabras de Isabel reflejan su
comprensión de esta visita.
No es que sólo la visite María,
sino la madre de su Señor. La
confesión cristológica de
Isabel es al mismo tiempo
mariológica. En el
reconocimiento de la Madre
del Señor va implícito el
reconocimiento de su Hijo
Jesús. Esto es lo que la Iglesia
ha experimentado durante
mucho tiempo. La visita de
46
María tiene que ver algo con
Dios. El Dios que camina con
su pueblo se hace presente a
través de María. La
sinodalidad que quiere vivir
la Iglesia no se puede realizar
sin la compañía de María. No
puede haber sinodalidad sin
la visita de María. Por eso, lo
que sucedió con Isabel
servirá de parámetro para
otros encuentros con María,
como aconteció a los
apóstoles y a los cristianos de
las primeras comunidades.
4,-Por último, unas palabras
sobre la alegría de María.
María, proclama con gozo el
Magnificat: «Mi alma
glorifica al Señor y mi espíritu
se llena de júbilo en Dios mi
salvador». La alegría es la
expresión por excelencia de
la sinodalidad. Una Iglesia
sinodal es una Iglesia
alegre. Por eso, María,
imagen de la Iglesia,
representa la oportunidad
para ver cómo se puede ser
Iglesia sinodal. «La Madre de
Dios es tipo de la Iglesia,
como ya enseñaba San
Ambrosio; a saber: en el
orden de la fe, de la caridad y
de la perfecta unión con
Cristo. Porque en el misterio
de la Iglesia, que con razón
también es llamada madre y
virgen, la Bienaventurada
Virgen María la precedió,
mostrando en forma
eminente y singular el
modelo de la virgen y de la
madre» (LG 63). María en el
Magnificat presenta cómo
debe ser una Iglesia sinodal:
alegre, misericordiosa y
humilde. Mi espíritu se alegra
en Dios mi salvador, −
cantaba María−. Y reconocía
también que la misericordia
del Señor llegaba a sus fieles
de generación en
generación. Y lo mismo
sucedía con los humildes, a
quien el Señor enaltecía por
encima de los soberbios. He
aquí las claves necesarias
para poner en marcha una
Iglesia sinodal. Pidamos al
Señor que no falte la alegría,
la misericordia y la humildad
en su Iglesia.
Escribe algo que hayas
meditado y quieras
compartir:
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ORACIÓN
Del Papa Francisco en
Evangelii Gaudium
Virgen y Madre María, tú que,
movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu
humilde fe, totalmente
entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más
imperiosa que nunca, de
hacer resonar la Buena
Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de
Cristo, llevaste la alegría a
Juan el Bautista, haciéndolo
exultar en el seno de su
madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del
Señor.
Tú, que estuviste plantada
ante la cruz con una fe
47
inquebrantable y recibiste el
alegre consuelo de la
resurrección, recogiste a los
discípulos en la espera del
Espíritu para que naciera la
Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo
ardor de resucitados para
llevar a todos el Evangelio de
la vida que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de
buscar nuevos caminos para
que llegue a todos el don de
la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la
contemplación, madre del
amor, esposa de las bodas
eternas, intercede por la
Iglesia, de la cual eres el
icono purísimo, para que ella
nunca se encierre ni se
detenga en su pasión por
instaurar el Reino.
Estrella de la nueva
evangelización, ayúdanos a
resplandecer en el
testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente
y generosa, de la justicia y el
amor a los pobres, para que
la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de
la tierra y ninguna periferia se
prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los
pequeños, ruega por nosotros.
Amén.
CONTEMPLACIÓN
Del libro “Soñemos Juntos”
del Papa Francisco sobre
descentrarse y trascender
«Nos podríamos preguntar:
¿Ahora qué tengo que hacer?
¿Cuál podría ser mi lugar en
este futuro y cómo hago para
hacerlo posible?
Dos palabras me vienen a la
mente: descentrarse y casa ya no será la misma.
trascender.
Mirá en qué cosas
estás centrado y descentrate.
La tarea es abrir puertas, abrir
ventanas, ir más allá. Recordá
lo que dije al principio sobre
el riesgo de quedarnos
atrincherados en las mismas
formas de pensar y actuar. Lo
que tenemos que evitar es la
tentación de girar sobre
nosotros mismos.
Una crisis te obliga a
moverte, pero podés
moverte sin ir a ninguna
parte. En la cuarentena,
muchos de nosotros salimos
de casa o del departamento
para comprar lo esencial o
para dar una vuelta a la
manzana y estirar las piernas.
Pero después volvimos al
mismo lugar donde
estábamos, como un turista
que visita el mar o las
montañas durante una
semana para descansar, pero
después vuelve a su
asfixiante rutina. Se movió,
pero hacia los costados, y
termina por volver al mismo
punto de partida.
En oposición a esto me
gusta la imagen del
peregrino, aquel que se
descentra y así puede
trascender. Sale de sí mismo,
se abre a un nuevo horizonte,
y cuando vuelve a casa ya no
es el mismo, por lo tanto, su
Es tiempo de
peregrinación.
Hay un tipo de caminar
hacia delante, que es
acaracolarse, como el mito
griego del laberinto en el que
entra Teseo.
El laberinto no tiene que ser
un espacio físico donde
damos vueltas y vueltas; se
puede crear un laberinto en
nuestras mentes. Jorge Luis
Borges tiene un cuento, «El
jardín de los senderos que se
bifurcan», sobre una novela
en que varios futuros y
resultados son posibles. Cada
uno te lleva al siguiente,
donde nada se resuelve
porque ninguna posibilidad
excluye la otra. Es una
pesadilla porque no existe la
posibilidad real de una salida.
Del laberinto solo se sale de
dos modos: hacia arriba,
descentrándote y mejor de nosotros mismos.
trascendiendo, o dejándote
conducir por el hilo de
Ariadna.
48
Hoy el mundo está en
un laberinto y estamos
dando vueltas intentando
que no nos devoren muchos
«minotauros»; o estamos
avanzando, pero por
senderos bifurcados de
posibilidades infinitas que
nunca nos llevan a donde
necesitamos estar.
El laberinto puede ser
también nuestra suposición
de que la vida volverá a la
«normalidad». Podría reflejar
nuestro egoísmo, nuestro
individualismo, nuestra
ceguera, nuestro querer que
las cosas vuelvan a ser como
eran, ignorando que antes
tampoco estábamos bien.
En el mito griego,
Ariadna le da a Teseo un
ovillo con hilo para poder
salir. El ovillo que se nos ha
dado es nuestra creatividad
para superar la lógica del
laberinto, para descentrarnos
y trascender. El regalo de
Ariadna es el espíritu que nos
llama a salir de nosotros
mismos, el «tirón del hilo» del
que hablaba G. K. Chesterton
en la serie de historias del
padre Brown. Son los otros,
los demás, quienes como
Ariadna nos ayudan a
encontrar salidas y a dar lo
Lo peor que nos puede
pasar es quedar mirándonos
al espejo, mareados de tanto
dar vueltas sin salida. Para
salir del laberinto es
necesario dejar la cultura
«selfi» para ir al encuentro de
los demás: mirar los ojos, los
rostros, las manos y las
necesidades de aquellos que
nos rodean y así también
poder descubrir nuestros
rostros, nuestras manos
llenas de posibilidades.
Una vez que sentimos
ese «tirón del hilo», hay
muchas maneras de salir del
laberinto que tienen en común
entender que nos
pertenecemos mutuamente,
que somos parte de un
pueblo y que nuestro destino
está entrelazado con un
destino común.
«Seguramente, los
acontecimientos decisivos de
la historia del mundo fueron
esencialmente influenciados
por almas sobre las cuales
nada dicen los libros de
historia», escribe Edith Stein
(santa Teresa Benedicta de la
Cruz). «Y cuáles sean las
almas a las que hemos de
agradecer los acontecimientos
decisivos de nuestra vida
personal, es algo que solo
sabremos el día en que todo
lo oculto será revelado». Pero
son almas capaces de pegar
un tirón en el hilo.
Dejate tironear, dejate
alterar, dejate cuestionar.
Quizá sea por medio de algo
que leíste en estas páginas,
quizá sea por un grupo de
personas que oíste hablar en
las noticias o que conocés de
tu barrio, cuya historia te
conmovió. Quizá sea una
residencia de ancianos, un
centro para refugiados o un
proyecto de regeneración
ecológica lo que te está
llamando. O quizá sean
personas más cerca de casa
las que te necesitan.
Cuando sientas el
tirón, pará y rezá. Leé el
Evangelio, si sos cristiano. O
creá un espacio dentro tuyo
para escuchar. Abrite...,
descentrate..., trascendé.
Y después actuá. Hacé
una llamada, andá a visitar,
ofrecé tu servicio. Decí que
no tenés la menor idea de lo
que hacen, pero a lo mejor
podés dar una mano. Decí
que te gustaría ayudar a ser
parte de un mundo distinto y
que pensaste que ese podría
ser un buen lugar donde
empezar». (p. 139-142).
Guía: Damos gracias a Dios
por todos los dones recibidos
en este momento de oración,
y nos disponemos a la misión
diciendo: El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida
eterna. Amén.
49