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TEMA

La Revelación Oral en la
Nº 03
Tradición de la Iglesia

DESCUBRO Y REFLEXIONO
 Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Qué entiendes por “REVELACIÓN”?

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2. ¿Qué significa para ti “REVELARSE”?

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DIOS ME HABLA
 Lee la siguiente cita bíblica y anota su mensaje :

Rom. 1, 19 - 20

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Heb. 1, 1 - 2

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DESCUBRO Y CONOZCO
 Lee y analiza la siguiente información:

La Revelación Oral en la Tradición de la Iglesia


La Biblia y la Tradición

Jesús mandó «predicar», no «escribir» su Evangelio. Jesús nunca repartió una Biblia. El Señor
fundó su Iglesia, asegurándole que permanecerá hasta el fin del mundo.

A menudo los hermanos evangélicos, discutiendo con nosotros los católicos, nos dicen: «¿Dónde
habla la Biblia del purgatorio? ¿Dónde dice la Biblia que San Pedro fue a Roma? ¿De dónde
sacan ustedes los católicos eso de que María es la Inmaculada Concepción y que subió al cielo
en cuerpo y alma?».

Para los evangélicos, la Revelación Divina y la Biblia son lo mismo. Es decir, para ellos solamente
en la Biblia se encuentra toda la Revelación de Dios.

Ahora bien: ¿Es correcta esta posición? ¿Es cierto que la Biblia contiene todo el Evangelio de
Cristo? ¿Qué dice la misma Biblia al respecto? Además, ¿quién reunió todos los libros inspirados
que constituyen la Biblia? ¿Acaso no fue la Iglesia la que recibió el encargo de predicar el
Evangelio por todo el mundo, hasta el fin de los tiempos? ¿Qué hubo primero: la Biblia o la
Iglesia?

La Revelación de Dios se manifiesta en la Tradición Apostólica y en la Biblia. Es un tema un poco


difícil, pero fundamental para la comprensión correcta de la fe católica. Es un tema que ha sido
causa de muchos malos entendidos entre la Iglesia Católica y las distintas iglesias evangélicas.

La Revelación Divina

La Revelación es la manifestación de Dios y de su voluntad acerca de nuestra salvación. Viene de


la palabra «revelar», que quiere decir «quitar el velo», o «descubrir».

Dios se reveló de dos maneras:

La Revelación natural, o revelación mediante las cosas creadas.

Dice el apóstol Pablo: «Todo aquello que podemos conocer de Dios El mismo se lo manifestó.
Pues, si bien a Él no lo podemos ver, lo contemplamos, por lo menos, a través de sus obras,

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puesto que El hizo el mundo, y por sus obras entendemos que Él es eterno y poderoso, y que es
Dios» (Rom 1,19-20).

La Revelación sobrenatural o divina


Desde un principio Dios empezó también a revelarse a través de un contacto más directo con los
hombres, mediante los antiguos profetas y de una manera perfecta y definitiva en la persona de
Cristo Jesús, el Hijo de Dios. «En diversas ocasiones y bajo diferentes formas, Dios habló a
nuestros padres, por medio de los profetas, hasta que, en estos días que son los últimos, nos
habló a nosotros por medio de su Hijo» (Heb.1,1-2). Jesús nos reveló a Dios mediante sus
palabras y obras, sus signos y milagros; sobre todo mediante su muerte y su gloriosa resurrección
y con el envío del Espíritu Santo sobre su Iglesia. Todo lo que Jesús hizo y enseñó se llama
«Evangelio», es decir, «Buena noticia de la Salvación».

¿Cómo fue transmitida la Revelación Divina?

Para llevar el Evangelio por todo el mundo, Jesús encargó a los apóstoles y a sus sucesores,
como pastores de la Iglesia que El fundó personalmente:

«Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy
con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo» (Mt. 28,18-20).

Aquí notamos cómo Jesús ordenó «predicar» y «proclamar» su Evangelio. Y de hecho los
Apóstoles «predicaron» la Buena Nueva de Cristo. Años después algunos de ellos pusieron por
escrito esta predicación. Es decir, al comienzo la Iglesia se preocupó de predicar el Evangelio. Por
supuesto el Evangelio que Jesús entregó a los Apóstoles no estaba escrito. Jesús no escribió
nunca una carta a sus Apóstoles; su enseñanza era solamente oral. Así lo hicieron también los
Apóstoles.

La Tradición Apostólica

Este mensaje escuchado por boca de Jesús, vivido, meditado y transmitido oralmente por los
Apóstoles, se llama «la Tradición Apostólica».

Cuando aquí hablamos de la Tradición» (con mayúscula), nos referimos siempre a la «Tradición
Apostólica». No debemos confundir «la Tradición Apostólica» con la «tradición» que en general se
refiere a costumbres, ideas, modos de vivir de un pueblo y que una generación recibe de las
anteriores. Una tradición de este tipo es puramente humana y puede ser abandonada cuando se
considera inútil. Así Jesús mismo rechazó ciertas tradiciones del pueblo judío: «Ustedes incluso
dispensan del mandamiento de Dios para mantener la tradición de los hombres» (Mc.7,8).

La Tradición Apostólica se refiere a la transmisión del Evangelio de Jesús. Jesús, además de


enseñar a sus apóstoles con discursos y ejemplos, les enseñó una manera de orar, de actuar y de

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convivir. Estas eran las tradiciones que los apóstoles guardaban en la Iglesia. El apóstol Pablo en
su carta a los Corintios se refiere a esta Tradición Apostólica: «Yo mismo recibí esta tradición que,
a su vez, les he transmitido» (1 Cor. 11, 23).

Resumiendo, podemos decir que Jesús mandó «predicar», no «escribir» su Evangelio. Jesús
nunca repartió una Biblia. El Señor fundó su Iglesia, asegurándole que permanecerá hasta el fin
del mundo. Y la Iglesia vivió muchos años de la Tradición Apostólica, sin tener los libros sagrados
del Nuevo Testamento.

RECUERDO Y TRABAJO
 Con ayuda del texto elabora un organizador visual creativo.

MI COMPROMISO

 Escribe una oración de agradecimiento a Dios por haberse revelado a nosotros.

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