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1

Preparatoria Federal
Lázaro Cárdenas ll

Asignatura

Gestión de archivos
de texto

Actividad o Trabajo

Trastornos del
espectro autista

Alumno

Gema Michelle Castro


Aguilar

Grupo

302

Docente:

Ing. Emanuel Aragón Toledo


2

Tijuana Baja California, viernes 17 de diciembre de 2021


.
2

Índice

ÍNDICE II

INTRODUCCIÓN 4

UNIDAD 1 5

TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA 5

1.1 CONCEPTO 5
1.2 RECUENTO HISTÓRICO 6
1.3 CAMBIOS EN LAS DESCRIPCIONES DIAGNOSTICAS 8
1.4 CLASIFICACIÓN DE LOS TGD ESPECTRO-AUTISTA. 9
1.5 ETIOLOGÍA 12
1.6 FISIOPATOLOGÍA 14
1.7 EPIDEMIOLOGIA 16

UNIDAD 2 18

MANIFESTACIONES CLÍNICAS 18

2.1 ABORDAJE CLÍNICO 18


2.2 DETECCIÓN PRECOZ 19
2.3 DETECCIÓN DE TEA 21
2.4 VALORACIÓN DIAGNOSTICA DEL TEA 23
2.5 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL 28

UNIDAD 3 31

INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO 31

3.1 INTERVENCIÓN TEMPRANA 31


3.2 PRIORIDADES DE LA INTERVENCIÓN 32
3.3 PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN 34
3.4 INTERVENCIONES PSICOTERAPÉUTICAS, CONDUCTUALES Y EDUCATIVAS. 37
3.5 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO 40
3.6 TRATAMIENTOS NO RECOMENDADOS 42

CONCLUSIÓN 44
3

REFERENCIAS 45

FIGURAS 47

GLOSARIO 48
4

Introducción
La presente investigación profundiza acerca de “El trastorno del espectro autista (TEA)”
la cual es una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la
vida. Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende, la
importancia de esta afección es mucha al igual que el impacto de esta en la sociedad, por lo
que hay que darle visibilidad, las personas con trastorno del espectro autista, se enfrentan a
diario a numerosos retos. Uno de los más complicados está relacionado con el conocimiento,
entendimiento y tolerancia por parte de la sociedad hacia este trastorno, así como su delicado
cuidado a estos pacientes diagnosticados. Esta investigación busca que la sociedad en general
sea consciente de qué es el TEA, lo cual es esencial, así como lograr la detección temprana y el
diagnóstico que es eminentemente clínico y no existe ninguna prueba biológica que
diagnostique TEA.
Y por consecuencia, intervenir en los ámbitos psicoterapéuticos, conductuales y
educativos con las prioridades que estos con llevan, e igualmente a la hora de los tratamientos
que estos sean los adecuados, y tener en cuenta los que no lo son, asimismo esto se
garantizara con la ayuda e instauración de programas de intervención eficaces, donde el niño
mejora el pronóstico de los síntomas autistas, habilidades cognitivas y adaptación funcional a
su entorno, el TEA comprende de una etiología teniendo en común la afectación en la
reciprocidad social, comunicación verbal y no verbal y la presencia de patrones repetitivos y
restrictivos de la conducta, y fisiopatología, así como una larga historia sobre su concepto que
ha variado significativamente hasta la actualidad, su manera de clasificación en el Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) el cual es uno de los manuales más
usados en psiquiatría para la clasificación contribuyendo mucho en el desarrollo y conocimiento
del TEA.
Todos estos puntos antes dichos están abordados, en la investigación de manera
detallada, y así poder entender y dominar todo aquello relacionado o al menos lo básico acerca
de los trastornos del espectro autista y percatarse de lo crucial que esto es, para comunicarse,
relacionarse y tratarse con personas que lo padecen.
5

Unidad 1
Trastornos del espectro autista

1.1 Concepto

Los trastornos del espectro autista son trastornos en los que las personas afectadas
presentan dificultades para desarrollar relaciones sociales normales, utilizan el lenguaje de
forma anómala o no lo hacen en absoluto, y muestran comportamientos restringidos o
repetitivos, tanto en su etiología como en su presentación clínica son problemas
1
neuropsiquiátricos cuyas primeras manifestaciones o síntomas aparecen de forma variable a
partir de los 18 meses y se consolidan a los 36 meses de edad y persisten por toda la vida, cabe
mencionar, el término TGD (trastornos generalizados del desarrollo) utilizado desde el DSM III
hasta el DSM IV-TR y CIE-10, se ha utilizado para incluir los trastornos dentro del espectro
autista.
Figura 1 TEA

Otras características que presentan son patrones atípicos de actividad y


comportamiento; por ejemplo, dificultad para pasar de una actividad a otra, gran atención a los
detalles y reacciones poco habituales a las sensaciones.
El autismo suele influir en la educación y las oportunidades de empleo. Además, impone
exigencias considerables a las familias que prestan atención y apoyo. Las actitudes sociales y el
nivel de apoyo prestado por las autoridades locales y nacionales son factores importantes que
determinan la calidad de vida de las personas con autismo.

1
trastornos mentales atribuibles a enfermedades del sistema nervioso.
6

Las personas con autismo presentan a menudo afecciones comórbidas2, como epilepsia,
depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, y comportamientos
problemáticos, como dificultad para dormir y autolesiones. El nivel intelectual varía mucho de
un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas.
(Brajovic, Dohlsten, & Zakaria, 2021)
Figura 2 Patrones atípicos de actitudes y comportamientos.

1.2 Recuento histórico

A través del término trastorno del espectro autista se pone de relieve la amplia gama de
eventos y los síntomas conductuales del autismo a lo largo de un continuo que le permite
dibujar la gravedad de los síntomas, las alteraciones del comportamiento y de la interacción
social (. Visto en estos términos, el síndrome autista es sólo la última expresión de las
diferentes alteraciones neuronales que la determinan. El término autismo (del griego mí mismo)
fue introducido en la psicopatología por Bleuler en 1911.
Figura 3 Paul Eugen Bleuler fue un psiquiatra y eugenista suizo

2
Coexistencia de dos o más enfermedades en un mismo individuo, generalmente relacionadas.
7

Bleuler consideró al autismo un síntoma y un modo de comportamiento característicos


de la esquizofrenia, lo que indica la pérdida de contacto con la realidad y la polarización de la
actividad mental en el mundo interior. Kanner, en 1943, utilizó el mismo término para describir
el síndrome de «autismo infantil temprano», describiendo los diferentes aspectos conductuales
del autismo infantil y considerando dos como cardinales: el aislamiento y la repetición obsesiva.
(Iandolo, Campuzano, González, & Mazzeo, 2017 )
A continuación, Hans Asperger, psiquiatra y pediatra austríaco, publicó en 1944 el artículo Die
Autistischen Psychopathen, basado en la observación de cuatro niños con características
similares: graves alteraciones motoras y sociales, aunque aparentemente buenas habilidades
verbales (descritos como pequeños profesores), entre otras, que diferían significativamente de
las descritas por Kanner. Debido a que este trabajo fue publicado en idioma alemán, al
contrario del artículo de Kanner, permaneció prácticamente desconocido hasta 1991, cuando
fue traducido al idioma inglés por la psiquiatra inglesa Lorna Wing, quien reemplaza el término
psicopatía autista por síndrome de Asperger.
Figura 4 Leo Kanner fue un psiquiatra austríaco

Durante los últimos 70 años, se ha profundizado ampliamente en la comprensión del


autismo que ha evidenciado un crecimiento exponencial en la investigación desde mediados de
los años noventa del siglo pasado. Es un tema de suma importancia en el proceso de
capacitación de los especialistas en pediatría, ya que reconocer esta condición de forma
temprana en la niñez permite intervenir de manera más pronta y mejorar así el pronóstico de
estos pacientes. (Bonilla & Chaskel, 2016)
8

1.3 Cambios en las descripciones diagnosticas

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) se encuentra en su


quinta versión y junto con la Clasificación Internacional de Enfermedades, El DSM-III, publicado
en 1980, estableció el autismo como su propio diagnóstico independiente y lo describió como
un "trastorno generalizado del desarrollo" distinto de la esquizofrenia3.
Las versiones anteriores del manual dejaban muchos aspectos del proceso de
diagnóstico abiertos a las observaciones e interpretaciones de los médicos, pero el DSM-III
enumeraba los criterios específicos necesarios para un diagnóstico. El DSM-IV, publicado en
1994 y revisado en el 2000, fue la primera edición que clasificó el autismo como un espectro.
(Zeldovich, 2020)
DSM IV y CIE-10), además del trastorno autista, trastorno de Asperger, el trastorno
desintegrativo de la infancia y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado incluía el
síndrome de Rett y el trastorno hiperactivo con retraso mental con movimientos estereotipados
(exclusivamente presente en el CIE-10). Estas dos últimas categorías diagnósticas está previsto
que no estén incluidas en el DSM 5, clasificación programada para el 2013-2014.
El DSM 5 presentará un cambio importante respecto a clasificaciones anteriores. Se
suprimirán las subcategorías diagnósticas incluidas en previas clasificaciones, con una común
denominación de trastornos del espectro autista (TEA).
El trastorno de Rett ya no forma parte de este sistema de clasificación. Otro de los
cambios es que la edad de inicio de los síntomas no se especifica, solo se establece que los
síntomas inician durante las primeras fases del período del desarrollo. Se integran al
diagnóstico especificadores generales y de gravedad, y se disminuyen los criterios diagnósticos,
de tres a dos. (Hervás, Maristany, Salgado, & Salgado, 2012)
Figura 5 El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales

3
Trastorno mental caracterizado por delirios, alucinaciones, habla y comportamiento desorganizados.
9

1.4 Clasificación de los TGD espectro-autista.

Los trastornos generalizados del desarrollo se clasifican, de acuerdo al DSM IV (Manual


Diagnóstico y Estadístico de Clasificación de los Trastornos Mentales), en trastorno autista,
trastorno de Asperger, trastorno autista no especificado, trastorno de Rett y trastorno
desintegrativo infantil.
Dentro de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), los trastornos del espectro
autista (TEA), son indudablemente los más estudiados debido a un incremento importante de la
prevalencia observado en las últimas décadas. (Severgnini, 2006)
El DSM IV-TR incluía, además del trastorno autista TA), el trastorno de Asperger (TAs), el
trastorno desintegrativo infantil (TDI) y los trastornos generalizados del desarrollo no
especificados (TGD.NOS). Estos trastornos representan categorías clínicas con síntomas clínicos
cualitativamente semejantes pero que difieren en la intensidad o bien en el número de síntomas
autistas. El más severo a nivel de sintomatología4 es el trastorno autista, el trastorno de
Asperger, menos afectado en el área de la comunicación, principalmente verbal y
ocasionalmente en el área no-verbal, y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado,
como una categoría de exclusión agrupando fenotipos clínicos autistas con una menor
afectación en el área de la comunicación o patrones restringidos de conducta. El DSM IV y
CIE-10 (DSMIV; APA, 1994), además del trastorno autista, trastorno de Asperger, el trastorno
desintegrativo de la infancia y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado incluía el
síndrome de Rett y el trastorno hiperactivo con retraso mental con movimientos estereotipados
(exclusivamente presente en el CIE-10). Estas dos últimas categorías diagnósticas está previsto
que no estén incluidas en el DSM 5, clasificación programada para el 2013-2014. El DSM 5
presentará un cambio importante respecto a clasificaciones anteriores. Se suprimirán las
subcategorías diagnósticas incluidas en previas clasificaciones, con una común denominación
de trastornos del espectro autista (TEA). Bajo la denominación TEA se incluirán los trastornos
previamente denominados trastorno autista, trastorno de Asperger se considera una forma de
autismo en el que los pacientes no muestran tener habilidades sociales, con una baja
coordinación y concentración, y un rango restringido de intereses; su lenguaje se considera
normal y su inteligencia es normal o superior y algunos de los trastornos generalizados del
desarrollo no especificado donde los pacientes donde muestran una dificultad severa y
generalizada en el desarrollo de habilidades de la comunicación verbal y no verbal, en sus

4
Conjunto de síntomas que son característicos de una enfermedad determinada o que se presentan en un
enfermo.
10

interacciones sociales, su comportamiento e intereses, y en actividades estereotipadas, pero no


se cumplen con los criterios para ser clasificados en alguna de las otras formas., también el
trastorno desintegrativo infantil una entidad rara, en ella el desarrollo del niño aparenta ser
normal pero después de los dos años hay una regresión conductual en diversas áreas del
desarrollo: como la pérdida de la habilidad para moverse y del control de los esfínteres anal y
vesical. No se incluirá en TEA el síndrome de Rett, ni el trastorno hiperactivo con retraso mental
con movimientos estereotipados. Los TEA en el DSM 5 se clasificarán por grado de severidad:
leve, moderada o severa. El DSM 5 adquiere un enfoque dimensional en la clasificación de los
TEA basado en estudios previos que no encontraron diferencias en adaptación funcional en
edad adolescente o adulta entre el trastorno autista y el trastorno de Asperger a semejante
capacidad intelectual. Es decir, el retraso en el comienzo del lenguaje expresivo no era un
hecho diferencial para la adaptación funcional posterior y más significativo era la presencia de
alteraciones de la comunicación hablada a los 8 años, factor claramente asociado a una peor
evolución. El hecho de que existiera una tendencia de los síntomas autistas a mejorar con la
edad se relacionaba con la variabilidad de las categorías diagnósticas en un mismo paciente
según la edad. Ambas aportaciones han apoyado una clasificación dimensional de TEA en el
DSM 5. Los TEA, para ser clasificados como tales en el DSM 5, tendrán que tener, en algún
momento de la vida, severa afectación de la reciprocidad social, comunicación verbal y no
verbal y dificultades de establecer y mantener relaciones de amistad con personas de su misma
edad adecuadas a su nivel evolutivo; además, tendrán que tener un patrón restringido de
intereses, o un patrón rígido de conducta con excesiva adhesión a sus rutinas o conductas auto
estimulatorias con comportamientos motores o verbales estereotipados o comportamiento auto
estimulatorios sensoriales (al menos dos de las 3 áreas de comportamientos repetitivos
afectadas). Estos síntomas tienen que aparecer en algún momento durante la infancia
temprana. Los criterios del DSM 5 respecto a criterios de síntomas en las actuales
clasificaciones DSM IV-TR y CIE-10 serán más restrictivos ya que, en algún momento de la vida,
los afectados de TEA tendrán que tener síntomas en las dos dimensiones incluidas: sociabilidad
5
comunicación y patrones restringidos de interés y conductas estereotipadas, aunque se relaja
el criterio de comienzo de síntomas antes de los 3 años a primera infancia (Hervás, Maristany,
Salgado, & Salgado, 2012)

5
resulta ser aquella calidad o cualidad de sociable que presenta una persona
11

Figura 6 El DSM-5 y CIE-10 utilizados para la clasificación del TEA.

1.5 Etiología

A pesar de todos los avances en neurociencias6 y en genética, no es posible determinar


una causa única que explique la aparición del trastorno del espectro del autismo (TEA), pero sí
la fuerte implicación genética en su origen. La gran variabilidad presente en este tipo de
trastornos apunta también a la relevancia que puede tener la interacción entre los distintos
genes y diferentes factores ambientales en el desarrollo del TEA, pero por el momento, estos
elementos no se encuentran claramente identificados, y aún es necesaria mucha investigación
al respecto. (Abogados, 2014). Precisamente por esto, y por tratarse de una serie de trastornos
crónicos, han surgido en ocasiones distintas iniciativas que, sin basarse en métodos
científicamente comprobados, prometen efectos positivos. Anormalidades en el trazado
electroencefalo gráfico y trastornos convulsivos se han observado hasta en un 20% a 25% de los
pacientes con autismo. Las altas tasas de epilepsia sugieren un papel fundamental de los
factores neurobiológicos en la génesis del autismo. La evidencia en electrofisiología,
neuroimágenes funcionales, neuroimágenes estructurales, hallazgos moleculares y genética ha
dado lugar a la idea de que el autismo está caracterizado por una conectividad neuronal atípica,
más que por una alteración en áreas puntuales, aunque no se ha podido establecer claramente
esta asociación. Imágenes de resonancia magnética cerebral han mostrado un aumento global
del tamaño del cerebro en el autismo. Se han evidenciado diferentes alteraciones
neuroquímicas relacionadas con el autismo. Uno de los hallazgos más frecuentemente citados

6
se refieren a la rama de la medicina que se enfoca en el sistema nervioso.
12

es la elevación de los niveles periféricos de serotonina, aunque la importancia de este continúa


incierta. Así mismo, se ha observado una reducción en la expresión del ácido
gamma-aminobutírico (GABA). También se ha abierto un campo de estudio importante
alrededor del papel que cumplen la oxitocina y la vasopresina en la génesis de esta condición,
debido a la relación de estas hormonas con las conductas sociales y de vínculo. En cuanto a las
asociaciones genéticas, los estudios de gemelos han sugerido que el autismo tiene alta
7
heredabilidad (más del 80%), en el contexto de asociación epigenética y ambiental. El riesgo
genético de recurrencia una vez que se tiene un hijo con TEA podría variar según las diferentes
etiologías genéticas implicadas y ser menor en aquellos casos en que surgen de novo
variaciones genéticas (no heredadas de los padres) en el hijo afectado. El riesgo de tener un
segundo hijo afectado podría ser mayor de lo que previamente se estimaba (alrededor del 10%),
sobre todo en aquellas familias que tienen ya un hijo con TEA. La recurrencia o riesgo de TEA
en un segundo hijo es mayor en estas familias, alrededor del 32% versus un 13,5% en aquellas
familias que no tienen un hijo afectado. El riesgo en familias también se incrementa
dependiendo del género del hijo afectado. Siendo un 25,9% de riesgo de recurrencia en
hermanos si el afectado con TEA es un chico y de un 9,6% si el afectado es una chica
La arquitectura genética del autismo ha demostrado ser compleja y heterogénea, como
se muestra en diferentes estudios. El alto grado de heterogeneidad se evidencia en reportes
que muestran hasta 1000 genes implicados.

Figura 7 El autismo tiene alta heredabilidad.

Durante la última década, ha existido una creciente preocupación alrededor de las


vacunas, como una posible causa ambiental posnatal para el desarrollo de los TEA, después de
un estudio publicado en Lancet, en 1998, por Andrew Wakefield, en el que se asociaba la

7
estudio de modificaciones en la expresión de genes que no obedecen a una alteración de la secuencia del
ADN y que son heredables.
13

vacuna triple viral con la aparición del autismo y en el que se recomendaba retirarla del
mercado, lo que aumentó la incidencia mundial del sarampión. Sin embargo, este ha sido uno
de los escándalos más oscuros de la medicina y, finalmente, se aclaró que no había tal
asociación, lo que llevó a Lancet, en febrero de 2010, a retractarse por haber publicado tal
artículo. La relación que se estableció en su momento entre autismo y vacunas se atribuyó al
timerosal, un vehículo con cierto contenido de mercurio, cuya dosis no representaba en ningún
momento riesgo para ser administrado; no obstante, después del escándalo suscitado, este
compuesto fue retirado de las vacunas infantiles. Desde la alarma mundial de 1998, se han
realizado múltiples estudios similares, sin lograr confirmar el hallazgo de Wakefield. (Bonilla &
Chaskel, 2016)

1.6 Fisiopatología

Diferentes factores ambientales se han relacionado con este trastorno


fundamentalmente los relacionados con síntomas digestivos y desbalance inmunológico, estos
factores asociados podrían combinarse con una carga genética predisponente provocando y
agravando los síntomas.
Varios estudios indican la posible participación de la mucosa intestinal desarrollando una
mayor permeabilidad que justificaría la activación temprana del sistema inmunológico y los
procesos de percepción e interpretación del entorno sensorial, social y cultural ponen en
marcha habilidades cerebrales innatas que requieren de la activación de gran parte de la
corteza cerebral, de la modulación cerebelosa y de los impulsos de las estructuras encefálicas
de la paliocorteza. Se han propuesto marcadores biológicos que hasta ahora no se aceptan
como específicos. En imágenes de resonancia magnética nuclear (RMN) se detectan tendencias
de crecimiento direccional axonal que difieren de las personas sin síntomas de autismo. El
crecimiento cerebral en algunos pacientes con autismo se encuentra acelerado en los tres
primeros años de vida extrauterina, y este ritmo es menor de lo esperado para la edad entre los
4 y los 10 años, y disminuye el volumen cerebral de forma temprana, especialmente en algunas
regiones del cerebelo, encontrándose también hipoplasias regionales (vermis posterior, lóbulos
VI-VII)28 y disminución significativa de células de Purkinje (CP), principalmente en la corteza
neocerebelosa posterolateral y en los hemisferios cerebelosos.La reducción celular en regiones
relacionadas a la comunicación como el área de Broca y el núcleo olivar inferior, así como el
aumento de volumen cerebral global en etapas tempranas del desarrollo hacen pensar que el
autismo es un trastorno de inicio prenatal que afecta las funciones cerebrales y cerebelosas
cortico-subcorticales.
14

Figura 8 Crecimiento cerebral en un paciente con autismo.

Las lesiones en el sistema olivocerebelar en el segundo trimestre del embarazo provocan


dificultades posteriores en la percepción de los eventos sensoriales sucesivos que se requieren
para permanecer en un mismo estímulo (atención sensorial, contacto visual).30 El riesgo de
tener un producto con trastornos del desarrollo se incrementa en un 15% en mujeres que
reciben múltiples anticonvulsivantes. Otros factores potenciales de riesgo son la edad del
padre, el periodo intergenésico 8y la ingesta de inhibidores de la recaptura de serotonina.
(Álvarez, 2007)

1.7 Epidemiologia

La prevalencia de TEA oscila entre 1/54 en chicos y 1/252 en chicas, con una
prevalencia total de 11,3/1.000 a los 8 años.
La prevalencia 9de TEA, según los estudios más recientes, sigue en incremento. El
Centro de Prevención y Regulación de Enfermedades en EE.UU. (MMRW) ha publicado los
últimos datos de prevalencia de TEA en la edad de 8 años, proveniente de 14 estados
americanos. El incremento en su frecuencia en EUA puede ser por varias razones: que la
definición clínica de autismo incluye ahora un mayor número de trastornos, médicos, maestros
y padres están más informados acerca del comportamiento autista, que los niños con retraso
mental y autismo tienen ahora, como diagnóstico primario, el autismo, mayor colaboración de
los servicios escolares y la comunidad en el diagnóstico y manejo de estos trastornos (Álvarez,

8
intervalo de tiempo que se debe dejar pasar entre un embarazo y otro.
9
proporción de individuos de un grupo o una población (en medicina, persona), que presentan una
característica o evento determinado (en medicina, enfermedades).
15

2007). Se calcula la prevalencia de TEA entre 4,8-21,2/1.000 con una media de 11,3/1.000.
Desde el 2002, en el cual la prevalencia de TEA era de 6,4/1.000, ha habido un incremento del
78% del número de casos de TEA y, desde el 2006, un incremento de prevalencia del 23%. TEA
es más prevalente entre caucásicos 12/1.000 que entre la población hispánica 7.9/1.000. Más
del 62% de la población TEA tiene una capacidad intelectual dentro de la normalidad con un CI
mayor o igual que 70, de los que un 38% tienen un CI mayor o igual que 85. Es decir, el TEA
ocurre mayormente en niños, que en la primera infancia no existen alteraciones evolutivas muy
marcadas y que están educados en educación ordinaria. La discapacidad intelectual asociada a
TEA es más prevalente, proporcionalmente, en chicas que en chicos (Hervás, Maristany,
Salgado, & Salgado, 2012)
16

Unidad 2
Manifestaciones clínicas

2.1 Abordaje clínico

La historia clínica debe ser completa y debe poner especial atención en interrogar
posibles alteraciones conductuales y en las habilidades de comunicación, así como los
antecedentes relacionados al desarrollo cerebral temprano. Se debe evaluar el entorno del
paciente, el nivel educativo de los padres, el nivel de compromiso con el paciente y los modos
que emplean para manejar la situación. Se recomienda adecuar la exploración neurológica a la
edad y el nivel de funcionamiento del paciente; es importante buscar lesiones cutáneas que
puedan estar vinculadas con encefalopatías. Los niños con TEA presentan conducta repetitiva y
disruptiva. Se trata de estereotipias motoras, ecolalia, perseverancia sobre objetos o acciones y
la compulsión en acciones fisiológicas que tienen impacto sobre el aprendizaje, las habilidades
sociales o la integridad y seguridad del paciente. Lo anterior genera ansiedad, irritabilidad y
depresión, así como intolerancia al medio ambiente. El diagnóstico clínico y la clasificación del
paciente se hace con los criterios del DSM-5 y CIE 10.33 Las pruebas estandarizadas para
tamizaje son hasta ahora el M-Chat, y en población latinoamericana el Ek-50, para determinar el
impacto en las habilidades y poder elaborar un plan de atención las pruebas ADI-R (Autism
Diagnostic Interview-Revised DISCO (Diagnostic Interview for Social and Communication
Disorder), 3di (Diagnostic Interview), (Autism Diagnostic Observation Schedule) ADOS,
(Childhood Autism Rating Scale) GARS y combinaciones de estas, que otorgan entre un 75 y 85%
de sensibilidad, por lo que recomendamos tener como estándar de oro los criterios del
DSM/CIE. Se ha de confirmar con cualquiera de estas pruebas la graduación de síntomas,
teniendo una reserva en la apreciación clínica, describiendo la conducta y las habilidades
lexicales.
17

Figura 9 Determinar el impacto de las habilidades

Los trastornos del sueño son particularmente frecuentes en niños con TEA, por lo que se
recomienda realizar con escrutinio cuestionarios y polisomnografía10 en aquellos que no
respondan a la modificación de hábitos de sueño. Es fundamental también descartar trastornos
de la audición ante la sospecha de hipoacusia mediante estudios otoneurológicos. La conducta
alimentaria de los niños con TEA, tiene características peculiares que se entienden más como
un problema de percepción y apreciación de sensaciones que un problema nutricional. Por ello,
aplicamos un cuestionario de conducta alimentaria y les medimos el estado nutricional. Si las
medidas antropométricas están por debajo de lo esperado y cumplen con criterios de
desnutrición o desmedro, hacemos una interconsulta con nutrición clínica.

2.2 Detección Precoz

Constituyen señales de alerta inmediata, que implican la necesidad de una evaluación


específica más amplia, si el niño no balbucea a los 12 meses, no hace gestos a los 12 meses
(señalar, decir adiós con la mano), no dice palabras sencillas a los 16 meses, no dice frases
espontáneas de dos palabras (no ecolálicas) a los 24 meses, cualquier pérdida de habilidades
del lenguaje o a nivel social a cualquier edad. Se debe realizar cribado específico de TEA en los
niños con retraso en el desarrollo del lenguaje/comunicación, con regresión en las habilidades
sociales o del lenguaje, niños con un hermano diagnosticado de TEA, y en niños cuyos padres,
cuidadores o clínicos refieren preocupaciones relacionadas con TEA. Además, el cribado
específico de TEA debe realizarse en todos los niños a los 18 y a los 24 meses de edad. Se
recomienda el M-Chat como la herramienta útil para la confirmación de la sospecha clínica del
TEA en niños entre 16 y 30 meses.

10
estudio del sueño, es una prueba integral utilizada para diagnosticar trastornos del sueño.
18

Aquellos niños que se valoran como positivos en el procedimiento de cribado deben ser
derivados a servicios especializados tan pronto como sea posible. Es particularmente necesario
el seguimiento de los niños de alto riesgo El estudio longitudinal First Words Project de la
Universidad de Florida identificó «banderas rojas» para los TEA a los 2 años de edad. Los
estudios de investigación actuales han evidenciado las siguientes conclusiones: a los 6 meses
no se encuentran diferencias entre niños con TEA y niños con desarrollo típico, pérdida de
habilidades de comunicación social tiene lugar entre los 9 y los 24 meses; existen diferencias
significativas a los 12 meses en la mayoría de las variables (mirada a las caras, sonrisa
compartida, vocalizaciones a los otros); las primeras dificultades específicas se observan al final
del primer año e implican una disminución del interés por los estímulos sociales (mirar menos a
la cara, menor respuesta al nombre, menor sonrisa social). A partir del año, van apareciendo
otras dificultades sociales (menor variedad de expresiones emocionales, menor alegría
compartida, menor atención al malestar del otro), comunicativas (menos conductas de atención
conjunta), simbólicas (menos imitación) y, en algunos casos, también conductas e intereses
repetitivos y estereotipados (con el cuerpo y con objetos), así como intereses sensoriales
atípicos. En el segundo año de vida, se evidencian las dificultades de los niños con TEA para
compartir intereses.
La revisión de Zwaigenbaum concluye que los síntomas de los TEA aparecen en los 2
primeros años de vida, afectando a múltiples dominios del desarrollo, no solo las áreas de la
comunicación social y conductas e intereses repetitivos y estereotipados, definitorias de los
TEA, sino también a áreas motores, cognitivas y emocionales. A los 24 meses, por tanto,
confluye un conjunto de síntomas que facilitan el reconocimiento y la identificación de los TEA.
Por todo ello, los profesionales deben vigilar la presencia de posibles señales de alarma desde
al menos los 6 meses de edad. La derivación a atención especializada puede ser considerada a
cualquier edad en la que se sospeche un TEA.
19

Figura 10 Los síntomas de los TEA aparecen en los 2 primeros años de vida

2.3 Detección de TEA

Se pueden establecer distintos niveles. En un primer nivel estaría la vigilancia del


desarrollo mientras que, en un segundo nivel, estaría la detección específica de un TEA.
Primer nivel: vigilancia evolutiva de rutina: programa del niño sano, debe incluir una
combinación de información obtenida por los profesionales de Atención Primaria que incluya
considerar las preocupaciones de los padres sobre el desarrollo de sus hijos, la utilización de
escalas y pruebas sobre el desarrollo general del niño y la observación de desviaciones que
ocurren en el desarrollo por los profesionales. El uso adicional de tablas de desarrollo validadas
11
en la población diana (fundamentalmente, Haizea-LLevant y Denver ddst II), incrementará la
sensibilidad y especificidad del proceso de detección del autismo.

11
aquella a la cual queremos generalizar los resultados.
20

Figura 11 El uso de tablas de desarrollo validadas, , Haizea-LLevant y Denver ddst II

Segundo nivel: detección específica de TEA: el profesional de Atención Primaria debe


estar familiarizado con los signos precoces específicos de TEA a cada edad. El cribado
específico se realizará en los niños de riesgo detectados. El cuestionario para el autismo en
niños pequeños fue diseñado para detectar el autismo a los 18 meses de edad. Tiene dos
secciones, una para los padres (9 preguntas) y otra de exploración directa con el niño (5
preguntas). El M-CHAT (Modified Checklist for Autism) es una versión modificada del CHAT para
niños/as de 24 meses y consiste en unas preguntas por escrito a los padres o cuidadores. El
M-CHAT fue diseñado para ser un instrumento de mayor sensibilidad que su predecesor. La
limitación del CHAT es su menor sensibilidad a los síntomas menos severos de autismo,
puestos en evidencia en niños que pasaron con normalidad el CHAT a los 18 meses y que más
tarde fueron diagnosticados de TGD-NE o Asperger. Es decir, aunque el CHAT tiene un buen
valor predictivo cuando detecta autismo (especificidad del 0,99), aquellos casos de capacidad
intelectual dentro de la normalidad, los que tienen un desarrollo normal del lenguaje expresivo
y aquellos con síntomas menos severos no los detecta (sensibilidad del 0,38). Por este motivo,
se ha desarrollado un CHAT modificado aplicable a los 24 meses y que se ha estudiado en una
población de 2.500 niños, incrementando la sensibilidad al 0,87En el MCHAT se han
incrementado las preguntas a los padres a 23, 5 de las cuales son críticas. Si el niño puntúa
21

positivo en 2 de los 5 ítems críticos o en 3 de los 25 ítems, se considera de riesgo para realizar
seguimiento. Así pues, este MCHAT puede utilizarse como una herramienta de detección en
aquellos niños de 18 meses de edad con riesgo de padecer autismo. A partir de los 36 meses
de edad, que suele coincidir con el inicio del segundo ciclo de educación infantil y en muchos
casos con el inicio de la escolarización del niño, conviene tener en cuenta posibles alteraciones
en el desarrollo de la comunicación, interacción social, intereses y conducta. La detección
específica de los 5-6 años de edad suele ser la que hace referencia a los TEA de alto
funcionamiento, que manifiestan sus dificultades al iniciar el primer ciclo de educación
primaria, donde las demandas sociales y escolares (planificación, trabajos) aumentan. Ya en la
adolescencia, al hablar de detección específica, encontramos a aquellos chicos/as que
presentan una baja motivación por los estudios, dificultades para establecer objetivos y planes
de futuro y escaso interés por las relaciones sociales (12,13). El test infantil del síndrome de
Asperger (CAST), ha demostrado ser útil en la identificación temprana de niños, de edades
comprendidas entre los cuatro y los once años, cuyos comportamientos sugieren un alto riesgo
de presencia de un síndrome de Asperger o TEA de alto funcionamiento. Cada pregunta puede
proporcionar 0 ó 1 puntos, pero hay seis preguntas que no puntúan. Por tanto, la puntuación
máxima posible es de 31 puntos. Una puntuación total de 15 o superior sería indicativa de la
presencia de comportamientos que justificarían realizar una valoración diagnóstica por parte de
un profesional especializado. La puntuación de 15 o más detecta el 87,5% de los niños con TEA
de alto funcionamiento, con un valor del CAST predictivo de TEA del 0,64 y una especificidad
del 0,98. Por encima de la puntuación 17 mejora el valor predictivo a 0,86.

2.4 Valoración diagnostica del TEA

Una vez que un niño ha sido detectado, debe ser remitido para una apropiada
evaluación. El diagnóstico debe realizarse por un equipo multidisciplinario de profesionales
especializados en TEA, de una manera rápida y efectiva, evitando cualquier retraso diagnóstico
y en la intervención terapéutica.
22

Figura 12 Diagnostico del TEA

El diagnóstico de los TEA plantea problemas diferenciados según la edad de


identificación añadidas al protocolo diagnóstico que siempre debe realizarse. Especialmente, se
refiere a los casos de TEA que se identifican en una edad posterior, sobre todo en la edad
adolescente o adulta, cuando profesionales especializados deben realizar el diagnóstico
diferencial con trastornos psiquiátricos que debutan en esta edad y cuya sintomatología puede
ser similar en algunos aspectos a los del TEA (síntomas negativos de esquizofrenia, trastornos
obsesivos compulsivos…). Los aspectos fundamentales incluidos en una evaluación diagnóstica
de TEA son los siguientes:
Evaluación médica y neurológica amplia: Se debe buscar la existencia de alteraciones en
el desarrollo o regresiones evolutivas a cualquier edad, identificar cualquier encefalopatía12,
crisis epilépticas, problemas con el sueño o la comida y pica por la posible exposición al plomo.
Historia familiar: Estudios en familias han demostrado que la probabilidad de aparición
de autismo se incrementa en hermanos de niños autistas, por lo que es una población de riesgo
que necesitará una supervisión en su desarrollo. Además, las familias que tienen niños autistas,
poseen una proporción mucho más alta de síntomas leves, aunque cualitativamente muy
similares al autismo (déficit social o en la comunicación y conductas estereotipadas), sin que le
provoquen incapacidades importantes en su vida y que se denomina “fenotipo amplio”.
Examen físico y neurológico: perímetro cefálico13, el promedio del perímetro cefálico en
niños con autismo es más alto que en los niños con un desarrollo normal. La distribución de las
medidas está claramente desviada hacia arriba, con una media en autismo alrededor del
percentil 75. Existe un incremento del perímetro cefálico a partir de los 6 meses de edad, pero,

12
trastorno o enfermedad del encéfalo. En el uso moderno, se refiere a un síndrome de disfunción cerebral, el
cual puede ser causado por múltiples etiologías .
13
es la medición del perímetro de la cabeza de un niño en su parte más grande. Se mide la distancia que va
desde la parte por encima de las cejas y de las orejas y alrededor de la parte posterior de la cabeza.
23

en un 80% de los casos, posteriormente se normaliza. Un 20% siguen con incremento del
perímetro cefálico (megalencefalia o macrocefalia, sobre todo por incremento de la substancia
blanca cerebral), incremento relacionado con la severidad del autismo.
Examen general: Dada la alta prevalencia de autismo en la esclerosis tuberosa14, se
debería realizar un examen usando una lámpara de Wood en todo niño que presente un posible
autismo, como una detección inicial de esclerosis tuberosa.
Examen del estado mental: El examen del estado mental incluye la evaluación de las
interacciones sociales, del juego, del lenguaje, de la función comunicativa y de su conducta. Se
debería indagar en la interacción social si la observación en la consulta no resulta concluyente e
incluir preguntas sobre las amistades con niños de su edad, sobre quién inicia el contacto con
los amigos (el niño o el padre), sobre el interés por los otros niños y el rol dentro de la relación.
Las habilidades de juego deficitarias son un sello distintivo del autismo, independientemente
del CI, aunque hay que tener en cuenta que el desarrollo de lenguaje va asociado a la presencia
de juego simbólico. A cualquier edad, debe explorarse la comprensión social, el reconocimiento
de sus propias emociones y la empatía o el reconocimiento y comprensión de las emociones de
las otras personas. En aquellos adolescentes y adultos con TEA, independientemente de su
inteligencia, les cuesta entender la responsabilidad de sus actos, el valor del dinero, situaciones
de peligro, etc. Tienen deficiencia en la introspección y carecen de una comprensión adecuada
del sentido de las relaciones con otras personas, sean de amistad o relaciones más íntimas. Les
cuesta la comprensión pragmática del lenguaje; es decir, el uso social del lenguaje y la
comprensión de conceptos abstractos, bromas o ironías.
Examen motor: Existen deficiencias en la motricidad fina y gruesa en individuos
autistas, que son más severas en aquellos con CI más bajo. Se ha encontrado hipotonía (25%),
espasticidad (menos del 5%), apraxia de un miembro (un 30% de los niños autistas con CI
normal y en un 75% de los autistas con retraso mental) y estereotipias motoras (en un 60% en
los niños con autismo y CI bajo).
Pruebas específicas para autismo: El diagnóstico del autismo requiere una aproximación
multidisciplinaria. La evaluación debe incluir información de los padres, la observación del niño,
de la interacción con él y del juicio clínico. Existen instrumentos clínicos diagnósticos con
demostrada fiabilidad en el diagnóstico de TEA, especialmente el ADI-R (autism diagnostic
interviewrevised) o el ADOS (autism diagnostic observational schedule) disponible en castellano
y recientemente actualizado en inglés al ADOS2, ya antes mencionados. El ADI-R y ADOS son
considerados instrumentos clave en la evaluación clínica y de investigación del TEA. El ADI-R es
una entrevista con los padres o cuidadores de niños, adolescentes y adultos con TEA, incluye un

14
Trastorno genético poco frecuente que hace que se formen tumores no cancerosos (benignos)
―crecimientos excesivos e imprevistos de tejido normal― en muchas partes del cuerpo.
24

algoritmo diagnóstico con referencia, principalmente, a los 4-5 años y otro algoritmo de la edad
actual. Es válido para niños con edades mayores de 2 años. El ADOS es una entrevista
semiestructurada para niños, adolescentes y adultos con TEA. Mediante el juego, conversación,
imágenes y libros, el entrevistador va provocando “conductas autistas” que va puntuando con el
fin de obtener algoritmos diagnósticos que clasifican los casos en normalidad, autismo o
trastorno del espectro autista. El ADOS tiene 4 módulos de aplicación y algoritmos diagnósticos
clasificados según edad y nivel de lenguaje. Dichas herramientas deben ser utilizadas por
profesionales entrenados en su uso, requieren tiempo para su aplicación. El ADOS se ha
actualizado al ADOS2 que, en mayo 2012, acaba de editarse en inglés y no está todavía
disponible en castellano. El ADOS2 incluye la incorporación de un nuevo módulo T para niños
pequeños con edad cronológica o no-verbal entre 12 meses y 3 años, incorpora también
baremos de severidad con una dimensión de severidad de 0-10, siendo de 4-6 TEA y de 6-10
autismo.
Investigación de laboratorio: Estudios metabólicos: están indicados cuando existe un
historial de letargia, vómitos cíclicos, crisis epilépticas tempranas, rasgos dismórficos o toscos
y/o retraso mental.
Estudios genéticos: Cariotipo y análisis de ADN para el X frágil está indicado como
protocolo de rutina en casos de sospecha de TEA, la anormalidad cromosómica más
comúnmente descrita es la que afecta al brazo largo proximal del cromosoma 15 (15q11- q13),
aunque todavía no se ha incorporado en el protocolo de rutina, los padres de niños con autismo
deben recibir consejo genético por expertos en TEA, ya que el riesgo de tener un segundo hijo
con trastornos del espectro autista se incrementa.
Pruebas electrofisiológicas15: Las indicaciones para EEG incluyen evidencia de crisis
clínicas, historia de regresión (pérdida clínicamente significativa en la función social o
comunicativa) y situaciones donde hay un alto índice de sospecha clínica de que la epilepsia
pueda estar presente, la prevalencia de epilepsia en niños preescolares con autismo se ha
estimado entre un 7 y un 14% y la prevalencia acumulada en adultos está entre el 20 y el 35%.
Los picos de aparición de crisis ocurren en la primera infancia y en la adolescencia. Regresiones
evolutivas, cambios comportamentales agudos o signos que sugieran crisis convulsivas también
en la edad adolescente apoyan la indicación de un EEG.
Neuroimagen: El autismo no se considera una indicación para una exploración
neuroimagen, incluso en niños con macrocefalia. La presencia de rasgos neurológicos no
simplemente explicados por el diagnóstico de autismo (examen motor asimétrico, disfunción

15
la ciencia que estudia las propiedades eléctricas de las células y el tejido biológico de un organismo.
25

en los pares craneales, severos dolores de cabeza) puede ser una indicación para realizar una
exploración de neuroimagen.

Figura 13 Evaluación para valoración del diagnóstico del TEA.

2.5 Diagnóstico Diferencial

El TEA requiere considerar otras alteraciones evolutivas que surgen en la infancia u otras
patologías psiquiátricas que se inician en la adolescencia y que tienen presentación clínica
semejante al TEA de alto funcionamiento. Los profesionales deben determinar la posible
existencia de trastornos concurrentes. El diagnóstico diferencial incluye:
Discapacidad intelectual sin asociación con TEA: En la discapacidad intelectual estará
preservado el deseo de sociabilización y comunicación, que estarán al nivel de su capacidad
cognitiva. No existen los picos de habilidades cognitivas en las diferentes áreas visuoespaciales
(más característico de autismo) o en habilidades verbales (en T. Asperger) tan típicamente
asociados a TEA.
Trastorno de lenguaje expresivo: Se diferencia del autismo en que existe una afectación
del lenguaje expresivo, con poca complejidad gramatical y errores en la pronunciación para la
edad evolutiva del niño, pero no están presentes las alteraciones cualitativas del lenguaje
autista (neologismos, inversión pronominal, etc.) y, por lo general, existe una buena
comunicación no-verbal, reciprocidad social y una diversidad en sus patrones de intereses
Mutismo electivo: Hay que tener en cuenta que el mutismo electivo se asocia
frecuentemente a TEA, pero en aquellos casos en que el mutismo electivo se asocia a la
ansiedad y no a TEA, el mutismo electivo es un signo en un gran número de casos de ansiedad
26

social y carece de síntomas presentes en TEA, por lo que tienen juego simbólico espontáneo,
una buena relación social recíproca y están vinculados recíprocamente a sus padres. Su
conducta y comportamiento son normales con personas familiares.
Esquizofrenia de comienzo precoz: El principal problema del diagnóstico diferencial se
plantea en los casos de TEA con alto funcionamiento, adolescentes que no han obtenido un
diagnóstico previo de TEA. Los TEA, a diferencia de la esquizofrenia, carecen de interpretación
psicótica paranoide elaborada, de los signos psicóticos positivos de la esquizofrenia y no tienen
las alteraciones marcadas de la sociabilidad y comunicación e intereses en la primera infancia
propios de TEA.
Trastorno obsesivo compulsivo (TOC): La principal dificultad radica en diferenciar los
rituales propios de TEA, basados en la necesidad que tienen los niños autistas de mantener fi ja
la primera imagen que tienen de su entorno, o rutinas, no permitiendo el más mínimo cambio
en los mismos, de los rituales propios del TOC, fundamentados en una base ansiosa.
Síndrome de Landau Kleffner: Tienen una presentación clínica característica, con afasia y
epilepsia que ocurre en niños con un periodo normal de desarrollo y que típicamente
comienzan con una disfasia receptiva y, posteriormente, expresiva, pero con conservación de
su comunicación no-verbal, funciones adaptativas y psicomotrices. Tienen alteraciones
transitorias del EEG pero sólo en un 50% tienen ataques epilépticos.
El trastorno reactivo de la vinculación: Se presenta normalmente con un historial de
negligencia o abusos muy severos; el déficit social del trastorno reactivo de la vinculación
tiende a remitir en un ambiente más apropiado. Se han descrito los casos de pseudoautismo o
síntomas semejantes al autismo en adoptados que mejoran en el ambiente adoptivo y que se
relaciona con etiologías varias, desde deprivación afectiva16 emocional hasta exposición
prenatal a alcohol y otras drogas. (Hervás, Maristany, Salgado, & Salgado, 2012)

16
señala la situación en la que se encuentra un niño que ha sufrido o sufre la privación de la relación con su
sustituto materno, y que padece el déficit de atención afectiva necesaria en la edad temprana.
27

Unidad 3
Intervención y Tratamiento

3.1 Intervención temprana

Las características clínicas de los niños con diagnóstico de TEA son muy variadas,
dentro de un rango de capacidad intelectual que va desde la discapacidad intelectual severa a la
superdotación. La terapia cognitivo conductual es efectiva en muchos casos que, en ocasiones,
cuando el TEA se combina con otros trastornos conductuales o psiquiátricos, requieren
combinación con tratamiento farmacológico.
Cualquier tipo de intervención debe cumplir los siguientes requisitos:
a. Inicio lo más temprano posible. Durante los 3 primeros años, cuando la
sospecha está presente pero el diagnóstico puede aún no ser claro, es preciso
hacer un seguimiento periódico de su evolución e iniciar la intervención
adecuada que incida en los síntomas más relevantes de cada niño hasta
confirmar o descartar el diagnóstico.
b. A todas las edades, la intervención debe ser compartida y coordinada entre los
padres, la escuela y el/la terapeuta responsable del niño. Padres y profesionales
deben conocer las dificultades específicas de los TEA y aplicar las estrategias
adecuadas a cada niño concreto
c. Debe realizarse, siempre que sea posible, dentro de los entornos naturales del
niño.
d. La intervención debe ser intensiva. Debe incluir las horas que el niño está en la
escuela y las que pasa con su familia. Las pautas y estrategias que se deben
utilizar han de estar previamente consensuadas entre familia, escuela y terapeuta
y deben ser diseñadas específicamente para cada niño en concreto.
e. En el proceso diagnóstico y el diseño de la intervención, hay que contar con un
equipo multidisciplinar y tener la oportunidad de contar con la colaboración de
otras especialidades médicas, si se considera oportuno. (Hervás, Maristany,
Salgado, & Salgado, 2012)
28

Figura 14 Características clínicas para la intervención temprana.

3.2 Prioridades de la Intervención

En niños pequeños, es imprescindible hacer una intervención estructurada y predecible


para el niño, teniendo siempre en cuenta sus posibilidades intelectuales. La estructura debe
adaptarse, en la medida de lo posible, en casa y en la escuela. La utilización de estructura con
apoyos visuales y recompensas sencillas facilitan a cualquier niño pequeño la comprensión de
lo que se espera de él.
A lo largo de la Educación Primaria y según la evolución de cada niño, hay que ir
decidiendo el futuro de su escolarización. Para los niños con capacidad intelectual normal o
superior, la ubicación recomendada es la escuela ordinaria. La intervención adecuada irá
dirigida a facilitar la comprensión del entorno, su integración en grupo, a adecuar su conducta
a las exigencias sociales y mejorar dificultades específicas de aprendizaje o lenguaje, en caso
de que se considere necesario.
Durante la Educación Secundaria, en general, hay que priorizar la mejoría de sus
habilidades sociales, en sesiones individuales o de grupo, la ampliación de sus intereses, el
control de su impulsividad y mejorar su nivel de autonomía para acercarse al máximo a la
29

adquirida por los compañeros de su misma edad. En esta etapa, suelen hacerse más evidentes
las posibles comorbilidades, especialmente con problemas de ansiedad u otros problemas
emocionales. La ansiedad, en pacientes con capacidad intelectual normal o superior, es debida
frecuentemente al inicio de la autoconciencia de sus propias dificultades y de los frecuentes
fracasos, a pesar de sus esfuerzos por mejorar, aunque no siempre sean adecuados. Los
episodios de acoso son muy frecuentes en esta etapa y además de ser fuente de ansiedad,
pueden, si no se controlan, desembocar en patologías más graves con el paso del tiempo.
La adolescencia siempre es una etapa conflictiva y en las personas con diagnóstico de
TEA, las dificultades se añaden a las que ya vienen soportando a lo largo de su vida. Su
conducta, afectividad y capacidad de socialización vendrá determinada, en gran parte, por su
experiencia vital durante las etapas previas. El objetivo de iniciar una intervención en grupo con
chicos con características similares en la etapa anterior es favorecer el establecimiento de un
grupo de referencia con el que compartir intereses a nivel social, poner en práctica el nivel de
autonomía que cada uno de ellos ha sido capaz de alcanzar y adecuar la responsabilidad que
exige su edad y su condición concreta. A estas edades y derivado de sus dificultades para
detectar intenciones o para la comprensión de situaciones sociales, el riesgo de verse
involuntariamente implicado en situaciones de riesgo legal incrementa. La alianza terapéutica
en las edades adolescentes y adultas es más necesaria que nunca. Aunque con la edad y la
intervención es posible que haya habido una mejoría, la identificación de sus sentimientos, la
aceptación, manejo de su sexualidad y poca capacidad para identificar señales no verbales o
intenciones de los demás, siguen siendo retos difíciles de superar. La mayoría de personas
diagnosticadas de TEA precisan, durante toda la vida, una supervisión o intervención
terapéutica. (Hervás, Maristany, Salgado, & Salgado, 2012)
30

Figura 15 Las personas diagnosticadas necesitan durante toda su vida supervisión.

3.3 Programas de Intervención

Los programas de intervención de los TEA se desarrollan en base a las características de


los niños, considerando las áreas de la conducta afectadas en los niños, como las de
comunicación, de la socialización, motricidad y atención; aunque la pauta de abordaje de éstas
no es exclusiva para niños autistas, han sido eficaces en ellos para el manejo de sus problemas
conductuales. Sin embargo, son limitados los programas de intervención comercializados y, de
los existentes, son pocos los que han estudiado su eficacia. Una de las excepciones es el
estudio de Mesibov sobre la efectividad del sistema TEACCH (Treatment and Education of
Autistic and Communication Related Handicapped Children), elaborado por Eric Schopler y
aplicado por el Gobierno Federal de Carolina del Norte (Estados Unidos) desde 1966. El sistema
TEACCH propone una organización del entorno y una presentación de las actividades que
compensan las disfunciones ejecutivas más significativas de los TEA y promueven la acción
independiente. Para ello utiliza sistemas visuales y provee rutinas predecibles y altamente
estructuradas. Además, rescata las fortalezas e intereses de las personas con TEA, que, por
supuesto, también existen. Los datos obtenidos de la investigación confirman que el programa
TEACCH permite un gran nivel de independencia y una mayor productividad de las personas
31

con TEA, además de contener protocolos que se pueden implementar fácilmente en una gran
variedad de entornos, incluyendo la escuela, el trabajo, el hogar y la comunidad.
Figura 16 Logo del programa TEACCH

También se ha sugerido que el programa denominado REHABIT puede ser eficaz para
niños con autismo. Dicho programa está diseñado para enseñar una variedad de habilidades
cognitivas, incluidas funciones ejecutivas, atención, memoria, lenguaje y rendimiento escolar.
(Martos Perez & Perez, 2011)
Para tener éxito es necesario seleccionar cuidadosamente las habilidades en las que se
pretende intervenir, planteando objetivos para que el niño use sus habilidades de comunicación
en el control y comprensión de su participación en su mundo social. Las medidas adoptadas
deben también proporcionar un ambiente rico en comunicaciones significativas (lenguaje
gestual, signos, vocabulario, producción y comprensión de oraciones en contextos variados,
etc.); el empleo de dibujos, signos y movimientos, para promover o estimular la «producción
verbal», el reforzamiento con modelos de respuesta, el manejo de preguntas para que el niño
describa objetos de manera progresiva ante preguntas sencillas: de ¿qué? ¿cómo? y ¿por qué?
(para que nombre un objeto, use verbos y describa su forma, tamaño y color); la presentación
de estímulos visuales (dibujo u objeto) y una pregunta (¿Qué es esto?) se usa como estrategia
para incitar al niño a que generalice sus respuestas verbales, sobre todo en aquellos que tienen
la habilidad, pero no la utilizan ante situaciones cotidianas. Todo esto debe hacerse en un
ambiente natural o diseñado que permita o facilite la exposición de los objetos y las respuestas
que se espera de los niños. Los programas para estimular la atención son requisito necesario
para continuar el aprendizaje futuro; es por eso que las intervenciones se deben centrar en el
desarrollo de esta habilidad en el control conductual, en motricidad y en el desarrollo de
habilidades, tanto académicas como sociales. Todo lo anterior debe estar incluido en el
programa individualizado de cada paciente para ser aplicado en diferentes momentos del día y
32

en distintos contextos, con el fin de facilitar la progresiva ejecución de respuestas motoras más
elaboradas y mostrar al niño las estrategias compensatorias que puede emplear para sustituir
sus dificultades sensoriales y motoras, y buscar cómo desarrollar respuestas de atención en
contextos significativos en los que el niño se involucre directamente: minimizando las
reacciones sensoriales negativas del niño mediante la modificación de sus actividades. Como
las diferencias en la interacción social suelen ser el principal retraso que muestran los niños
con autismo (desde los primeros años de vida), pues permanecer más tiempo en actividades sin
propósito y a mayor distancia física con sus compañeros, involucrándose en conductas atípicas,
la intervención para corregir los problemas de interacción social debe ser hecha de manera
natural en distintas situaciones: el hogar, la escuela, y frente a distintos actores: compañeros y
adultos. Se deben vigilar los cambios en las habilidades sociales de estos niños en diferentes
situaciones y personas. La inclusión al programa de estimulación de otros niños sin problemas
de desarrollo que hayan recibido entrenamiento directo para iniciar y apoyar sus interacciones
sociales, puede ser benéfico para los autistas.
Problemas conductuales como agresión física, gritos, autoagresión, destrucción y
estereotipias, son mal augurio para las oportunidades educativas, sociales y comunitarias de
estos niños; cuando están presentes es necesario hacer una evaluación funcional del problema:
definiéndolo operacionalmente e identificando los eventos que anteceden y predicen su
ocurrencia; no menos importante es la identificación de los posibles factores asociados en la
conducta indeseable. Es deseable incluir en el diseño las actividades en las que el niño se
involucre, que tenga acceso a aquéllas de su preferencia y evitando ser expuesto ante aquellos
factores que desencadenan su conducta problema, procurando siempre promover la enseñanza
de conductas sociales apropiadas. (Álvarez, 2007)

3.4 Intervenciones Psicoterapéuticas, Conductuales y


Educativas.

Un niño con TEA puede tener mayores retos dentro del capítulo conductual, así como en
las capacidades comunicativas. Las habilidades sociales y de comunicación se asocian de tal
manera que en etapas tempranas del desarrollo son indistinguibles. La mejor manera de
elaborar un plan de trabajo es tomar en cuenta la evaluación de habilidades y establecer una
meta de desarrollo próxima alcanzable, para así pensar en los medios que se tienen que tener
para alcanzarla. El tratamiento tiene que tener una estrategia que estimule, controle o aumente
33

una característica sintomática de la conducta o de la comunicación. El tratamiento temprano e


intensivo de las habilidades conductuales y de comunicación es el método más eficaz en la
intervención terapéutica (EIBI, Early Intensive Behavioral Intervention). Se basa en empezar con
el apoyo terapéutico a partir de los 18 meses de vida, con programas de 20 a 40 horas por
semana. Tiene dos ejes fundamentales, el análisis de la conducta y su modificación, y el
incremento de las habilidades comunicativas y del lenguaje.
El análisis de la conducta y su modificación tiene varias técnicas, la más conocida es el
análisis conductual aplicado o ABA, (Applied Behavior Analysis),40 se basa en la teoría de
aprendizaje y condicionamiento operante. Se plantean objetivos pequeños y alcanzables y se
hacen intentos modulando la conducta hasta alcanzarlos y premiarlos, haciendo evidente el
previo conocimiento-acción y consecuencia. Se requieren programas de hasta 40 horas a la
semana. Tiene dificultades que se hacen más evidentes en los países en desarrollo, requiere de
muchos ensayos para avanzar en un conocimiento, es difícil llevar las habilidades adquiridas a
los ambientes extra terapéuticos, si los niños presentan conductas evasivas en la terapia, se
requiere de un operador experto.
Figura 17 Análisis de la conducta.

La estimulación del lenguaje en los niños con autismo es una de las piedras angulares
de la intervención. La adquisición, antes de los 6 años, de las habilidades para hablar y
comprender lo que se dice es un factor de buen pronóstico a largo plazo. El tratamiento de
respuesta pivote o PRT (Pivotal Response Treatment) consiste en plantear múltiples ejercicios
que el paciente necesita trabajar, sobre todo en aspectos fundamentales de la comunicación y
en habilidades de la vida diaria, atención compartida, petición, estrategias utilizando juego y
reforzadores positivos. Los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación, incluyendo
apoyos visuales, dispositivos y programas que aumentan los canales de comunicación, apoyan
el aprendizaje en casi todos los métodos mencionados. Las estrategias terapéuticas basadas en
34

estimular la teoría de la mente, entendiendo por esto la atención compartida, el pensamiento


sobre el otro, la empatía, son técnicas ampliamente usadas que son de utilidad en pacientes
que tienen acceso cognitivo a la identificación y percepción ambiental.
Figura 18 Tratamiento que implementa juegos.

Los grupos terapéuticos enfocados en mejorar las habilidades sociales, aumentando las
estrategias cognitivas para mejorar la apreciación social y las competencias ecológicas de
conducta, son intentos para mejorar aspectos esenciales en el TEA. No se ha comprobado la
eficacia de estos grupos, pero los pacientes que participan en ellos tienen una mejoría en el uso
de expresiones sociales. Además, no se han encontrado efectos adversos en estas
intervenciones por lo que se recomiendan como un suplemento del plan terapéutico,
principalmente en adolescentes. El uso de entrenamiento social por medio de historias sociales
y teatro son intentos de generalizar los conocimientos y llevarlos a la práctica cotidiana.
Figura 19 Grupos terapéuticos.

El uso de acompañantes terapéuticos también facilita la adecuación de la curricula y la


optimización de los recursos dentro de las aulas.
La mayoría de las personas con autismo tienen dificultades para la apreciación y
percepción de los ruidos y, por lo tanto, para la comprensión y discriminación de las señales
35

cognitivas sonoras. Graduar los estímulos auditivos con estrategias de ecología ambiental
ayuda a mejorar la percepción. El uso de medios externos para modular el volumen o la
percepción externa (tapones, audífonos, música ambiental) pueden ser de utilidad en
momentos específicos, la adaptación del medio en grupos de población con autismo mejora en
hasta 47% la adaptación a un entorno escolar controlado. La musicoterapia ha mostrado ser
más eficaz que el placebo para mejorar las habilidades de comunicación social e impulsa las
relaciones de los pacientes con autismo con sus pares. En cambio, las terapias de integración
auditiva no han mostrado mejoría en los pacientes con TEA.
La modulación y el condicionamiento de las conductas reactivas ante sensaciones
aplicadas a situaciones ambientales que estimulen cualquier sentido, ya sean táctiles, visuales,
auditivas de propiocepción, sabores y olores, ayudan a la modulación de la conducta. (Rangel,
Melgar, & Reynoso, 2017)

3.5 Tratamiento Farmacológico

En la actualidad se reconoce el proceso de diagnóstico con un mayor enfoque


psicopedagógico17 integral, donde se parte del criterio de que cada sujeto es único e
insustituible y revela las características propias de su desarrollo personal. Los objetivos de un
plan de tratamiento farmacológico pueden ser muy diversos, pero es recomendable tener un
conjunto de síntomas como meta. El paciente autista puede tener diversos síntomas y
comportamientos patológicos que generalmente interfieren con los programas educativos y de
adquisición de habilidades, o que de otra manera están causando incomodidad individual o
familiar. Las conductas agresivas son un motivo de consulta común y se han establecido
algunos agentes farmacológicos que actúan en regiones dopaminérgicas como los
neurolépticos, tendrían un papel importante para el control de la agresión. La agresión puede
surgir ante los efectos adversos de algunos agentes psicotrópicos, como sería el caso del
paciente con sedación causada por los neurolépticos, o los también por estados de
hiperactividad inducidos por los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS).
Los dos agentes que han demostrado buena respuesta para las conductas autolesivas son la
clorimipramina y la risperidona. La ansiedad es un síntoma complejo, y más en esta población.
Puede confundirse con hiperactividad en algunos momentos o también ser parte de una
respuesta por el cambio en sus rutinas. Dentro de las propuestas de tratamiento farmacológico
están los ISRS, la buspirona y los agonistas alfa-adrenérgicos, de los cuales los primeros tienen
mejores hallazgos. En muchos de los casos, la depresión se define más como síntoma que

17
ciencia social que se encarga del estudio de los procesos de aprendizaje y la enseñanza.
36

como trastorno. Como tratamiento de la depresión se prefieren los antidepresivos de tipo ISRS
sobre los antidepresivos tricíclicos (ATC), por eficacia y principalmente por su seguridad (menos
efectos adversos cardiovasculares como aumento del pulso, presión y alteraciones en la
conducción cardiaca).
Ghaziuddin y Tsai reportaron la eficacia de la fluoxetina a dosis entre 20 y 40 mg/día,
para disminuir los síntomas depresivos en pacientes autistas16. Se han ensayado muchas
medicaciones para la hiperactividad y para aumentar la atención, pero los hallazgos más sólidos
continúan apoyando el uso del metilfenidato (MFD), seguido por otros dos agentes: clonidina y
naltrexona. Los movimientos estereotipados y la persistencia son comunes en esta población.
Se han ensayado los ISRS, los agonistas alfaadrenérgicos, y hay otros reportes de eficacia con
risperidona. La venlafaxina a dosis bajas (promedio: 25 mg) puede tener su papel para
conductas asociadas con el autismo, como los señala un estudio de Hollander. Aunque sólo 6
pacientes (60%) permanecieron en su estudio abierto, se observó algún efecto en los
comportamientos repetitivos y la inatención. Se puede establecer que no hay un único método
universal de tratamiento óptimo para estos trastornos. El grado de recomendación basado en la
evidencia para cada tratamiento se encuentra en muchos casos en el grado B, pero
generalmente estas recomendaciones se sitúan en el grado C. En ocasiones, los tratamientos
propuestos no guardan relación alguna con el conocimiento disponible sobre estos trastornos;
otras veces son esotéricos, peligrosos o éticamente reprobables. Frecuentemente se utilizan
tratamientos inespecíficos indicados para pacientes con otros problemas, con la esperanza de
que también sean eficaces para los TEA. En general, los tratamientos se evalúan en casos
únicos o en series muy pequeñas de pacientes, lo que dificulta la generalización de los posibles
resultados para todo el colectivo. De hecho, no es raro que la replicación de la investigación por
un segundo equipo o en un segundo grupo de pacientes muestre hallazgos diferentes. (Arce
Arias , Mora Hernández, & Mora Hernández , 2016)

3.6 Tratamientos No Recomendados

Los medicamentos que se han dejado de administrar por razones de bioseguridad18 o por falta
eficacia son la fenfluramina y los agonistas serotoninérgico19s indirectos utilizados para el
control de la obesidad. La naltrexona antagonista opioide se utilizó en autismo para mejorar los
síntomas de hiperactividad. La secretina porcina y los polipéptidos relacionados no reportaron
beneficio clínico en estudios aleatorizados. La quelación es un método para disminuir los
agentes tóxicos por metales pesados. La evidencia muestra que este método no mejora

18
Parte de la biología que estudia el uso seguro de los recursos biológicos y genéticos
19
Grupo de medicamentos usados como antidepresivos.
37

significativamente los síntomas, pero tiene importantes efectos adversos por lo que no se
recomienda su uso.
La acupuntura se ha usado para mejorar los síntomas de los pacientes con TEA, pero no hay
evidencias ciertas que muestren mejorías clínicas significativas. El uso de vitaminas en el
tratamiento de pacientes con síntomas autísticos inició en los años 50 del siglo pasado, con la
administración de piridoxina (B6), en combinación con magnesio (B6-Mg). Las revisiones
realizadas por la medicina basada en evidencia han mostrado que no es recomendable el
tratamiento con Mg y B6 o ambas para pacientes con autismo. El tratamiento con dietas libres
de gluten y caseína no tienen un efecto mayor que el producido por un placebo. Hay reportes
de pacientes con síntomas psicóticos por ingesta de gluten, pero claramente son anecdóticos.
Es importante mencionar que entre los pacientes con autismo hay no celiacos con sensibilidad
al gluten con síntomas gastrointestinales y no intestinales al ingerir gluten, a pesar de
presentar serologías negativas. Los pacientes con autismo y sensibilidad al gluten no celiacos,
presentan mejoría en el hábito intestinal y en los síntomas no gastrointestinales, de la misma
forma que los pacientes sin autismo. La recomendación para los pacientes con autismo que
tengan datos gastrointestinales atípicos, es hacer un abordaje buscando enfermedad celíaca o
sensibilidad al gluten; si existe alguna de estas entidades se debe tratar con restricción, como
los pacientes sin autismo. Por lo tanto, no se recomienda a los pacientes con autismo la
restricción de la ingesta de gluten.
Otros tratamientos farmacológicos y alternativos que son administrados a los pacientes como
citocinas, inmunomoduladores20, ozono y células madre no se recomiendan por la falta de
bioseguridad. Sobra decir que los tratamientos por cualquier vía de administración (oral,
intravenosa, dérmica) tienen que ser aprobados por las agencias de seguridad sanitaria de cada
país. (Rangel, Melgar, & Reynoso, 2017)

20
sustancias que tienen la capacidad de aumentar o disminuir la respuesta inmune.
38

Figura 20 Uso correcto de los medicamentos para pacientes con TEA.

Conclusión
Como conclusión después del culminado de este trabajo investigativo puedo concluir lo
siguiente:
El autismo es un trastorno del desarrollo que impacta esencialmente en tres áreas: la
comunicación, la socialización y la conducta, donde las primeras manifestaciones o síntomas
aparecen de forma variable a partir de los 18 meses y se consolidan a los 36 meses de edad ,su
etiología es aun confusa y no muy precisa, su prevalencia oscila entre 1/54 en chicos y 1/252
en chicas, su diagnóstico es complejo y vital pues cuanto antes se haga el diagnóstico, mayores
serán las posibilidades de que el niño y su familia reciban ayuda y apoyo adecuados, por lo que
se debe conocer las señales de alerta inmediata para la detección precoz, así como las distintas
pruebas y cuestionarios que se pueden aplicar.
Después se debe intervenir, esta intervención cuenta con diferentes requisitos, y
prioridades, existen programas, estrategias y distintas estructuras que se pueden utilizar, es
posible que haya una mejoría, la identificación de sus sentimientos, la aceptación, y la
capacidad para identificar señales no verbales o intenciones de los demás, siguen siendo retos
39

difíciles de superar. La mayoría de personas diagnosticadas de TEA precisan, durante toda la


vida, intervención terapéutica como ya se mencionó, y estos deben tener un plan de tratamiento
farmacológico.

Por último, vuelvo a mencionar este tema debería tener visibilidad la cual se entiende

como un elemento del proceso cuyo fin es la sensibilización social hacia una discapacidad, pues
ante los ojos de los demás las personas diagnosticada con TEA, son vistas de manera
infrecuente o extraña, cuando se debería estimular a favorecer las condiciones u oportunidades
de estas personas diagnosticadas, ya que son limitados los programas de intervención
comercializados.
Todo el mundo merece respeto, pero es fácil que las personas con TEA sean el blanco
de bromas o rechazados, en la medida en que comprendamos más lo que es autismo se podrá
lograr una mayor integración social, con mayor tolerancia y sin prejuicios.

Referencias

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https://www.autismovivo.org/post/explicando-la-evoluci%C3%B3n-del-autismo-como-dia
gn%C3%B3stico
41

Figuras
Figura 1 TEA 5
Figura 2 Patrones atípicos de actitudes y comportamientos. 6
Figura 3 Paul Eugen Bleuler fue un psiquiatra y eugenista suizo 7
Figura 4 Leo Kanner fue un psiquiatra austríaco 8
Figura 5 El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 9
Figura 6 El DSM-5 y CIE-10 utilizados para la clasificación del TEA. 12
Figura 7 El autismo tiene alta heredabilidad. 14
Figura 8 Crecimiento cerebral en un paciente con autismo. 15
Figura 9 Determinar el impacto de las habilidades 19
Figura 10 Los síntomas de los TEA aparecen en los 2 primeros años de vida 21
Figura 11 El uso de tablas de desarrollo validadas, , Haizea-LLevant y Denver ddst II 22
Figura 12 Diagnostico del TEA 24
Figura 13 Evaluación para valoración del diagnóstico del TEA. 28
Figura 14 Características clínicas para la intervención temprana. 32
Figura 15 Las personas diagnosticadas necesitan durante toda su vida supervisión. 34
Figura 16 Logo del programa TEACCH 35
Figura 17 Análisis de la conducta. 38
Figura 18 Tratamiento que implementa juegos. 39
Figura 19 Grupos terapéuticos. 39
Figura 20 Uso correcto de los medicamentos para pacientes con TEA. 43

Glosario
42

Que implica falta o escasez de lo que se


A
considera necesario, 26
afasia dismórficos
Trastorno de comprensión y comunicación e refiere a las características físicas, a veces
(lectura, habla o escritura) que resulta de un asociados con condiciones médicas, que
daño o lesión en el área específica del están presentes desde el nacimiento., 27
cerebro., 29
antropométricas E
tratado de las proporciones y medidas del
estereotipados
cuerpo humano., 19
Que se repite sin variación o se emplea de
atípicos
manera formularia, 9
Que se aparta de los tipos conocidos por sus
Etiología
características peculiares., 20
Ciencia centrada en el estudio de la causalidad
de la enfermedad., 12
B

baremos F
Conjunto de normas establecidas
Fisiopatología
convencionalmente para evaluar algo., 27
Encargada del estudio de los mecanismos por
medio de los cuales se producen los signos
C
y síntomas de las enfermedades, 14
Cariotipo
es la colección de cromosomas de un H
individuo., 27
hipoplasias
cíclicos
Desarrollo insuficiente o incompleto de un
Que se repite regularmente cada cierto
órgano o un tejido orgánico debido
tiempo, 27
generalmente a la disminución del número
comorbilidades
de células normales que lo forman., 15
un término utilizado para describir dos o más
trastornos o enfermedades que ocurren en I
la misma persona., 33
introspección
conductual
la actitud de prestar atención a los procesos
Perteneciente o relativo a la conducta (manera
internos del propio sujeto, esto es, la
en que los hombres se comportan en su
capacidad del sujeto para centrar la
vida)., 37
atención en sus propias percepciones,

D inquietudes, sensaciones y pensamientos.,


26
deficitarias
43

M R

macrocefalia recíproca
una alteración biológica por la cual la Que se da o se dirige a otro y que a su vez se
circunferencia de la cabeza es mayor de lo recibe de este en la misma medida., 29
esperado para el sexo y la edad de un niño remitido
o niña., 28 Dejar una persona una resolución o una
respuesta a juicio de otra, 24
P
T
patologías
Estudio de los procesos de las enfermedades., tamizaje
33 Prueba muy sencilla la cual se le realiza a todo
propiocepción recién nacido al momento del alta, y
Sentido que informa al organismo de la consiste en hacer una pequeña punción en
posición de los músculos, es la capacidad el talón para tomar unas pocas gotas de
de sentir la posición relativa de partes sangre., 18
corporales contiguas., 40

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