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COMUNICACIÓN
RESUMEN
También las asignaturas del área de Filosofía del Derecho están experimentando los
correspondientes ajustes; sin embargo para ellas estos ajustes sobrevienen en una
situación de desvalorización preocupante por la que están atravesando y que urge resolver.
A tal fin se ha recurrido al enfoque construccionista como el más adecuado dentro de los
posibles modelos colaborativos o sociales pero concretado sobre parámetros propios de la
docencia tradicional. Esto último por entenderse que dichos parámetros son prácticamente
categoriales y que, en consecuencia, deben permanecer vigentes a pesar de las diversas
modificaciones que experimente la enseñanza universitaria.
PALABRAS CLAVE
Equipo, consenso, herramientas conceptuales, postmodernidad, modernidad.
INTRODUCCIÓN
Los estudios sobre nuestra sociedad la describen como en permanente
cambio, presa de lo transitorio y de lo relativo. Vivimos en la postmodernidad, y de
lo que es y lo que significa hablan ya diversas disciplinas. Ni abundar ni ahondar en
ello es objeto del presente trabajo como tampoco lo es el describir los efectos del
qué de nuestra era sobre la docencia en las universidades. La reflexión sobre la
pérdida de los valores de la modernidad tampoco.
Sí lo es sin embargo, llevar a cabo un intento de recuperación de la firmeza
ideológica, axiológica y cognoscitiva de la tradición moderna dentro del entramado
de la docencia del Derecho partiendo, para ello, de modelos pedagógicos propios
de la postmodernidad.
¿Qué sentido tiene este intento? ¿Por qué no asumir definitivamente la
devaluación de los ideales de justicia, verdad, igualdad, libertad y progreso a favor
de otros no menos humanos como el de presente, la estética por encima de la
ética, el culto a la novedad o la definitiva desaparición del concepto de autoridad?
¿Por qué no hacerlo finalmente y apostar por una docencia ad-hoc con el
pensamiento débil, con la desaparición de normas y preceptos? ¿No sería más
acorde con los tiempos y sobre todo más práctico? Al fin y al cabo toda “paideia”
adquiere su sentido en consonancia con la sociedad a la que sirve.
La respuesta a estas cuestiones desde nuestra perspectiva se resume en una
negativa que nos recuerda que, de igual modo que no se puede pensar la
postmodernidad sin el trasfondo de la modernidad tampoco es lícito sustraer de la
docencia ciertos usos y principios generados desde los albores del conocimiento y
que culminaron en la edad moderna. Y es que si así se hiciera se estaría reduciendo
el saber a una mera experiencia reducida a sondear la realidad más que a
comprenderla, valiendo entonces “el radar que detecta lo existente, lanzando y
recibiendo mensajes, pero no la brújula que oriente el norte del deber-ser”
(Gervilla. 2010: 13).
Dejar el proceso de docencia/aprendizaje al arbitrio de la experiencia del
alumnado, algo tan ponderado en nuestra era, traería como consecuencia posible
la disolución del conocimiento y con él de la propia sociedad. Por tal razón la
innovación de la práctica docente debe estructurarse, sí, a partir paradigmas
contemporáneos pero sin prescindir de paradigmas precedentes como lo son los de
la modernidad, la edad media o el periodo clásico.
Con esto no se está hablando de una posible síntesis entre modernidad y
postmodernidad desde un enfoque ecléctico ya qua ambas son irreductibles. Sí en
cambio se está proponiendo un retrotraer de lo moderno a nuestros días en el
sentido de hacerlo presente y situarlo como trasfondo u horizonte de la labor
docente.
A tal fin, se ha formulado esta propuesta en la que se utiliza de una forma
“pura” la estructura de un modelo de aprendizaje tan cercano a la postmodernidad
como lo es el modelo construccionista, sin perder de vista en su aplicación que la
organización, selección y evaluación de los contenidos obedecerá a criterios
objetivos de rigor, firmeza y racionalidad venidos desde la modernidad y que se
han demostrado valores seguros en el desarrollo y la transmisión del conocimiento.
En el presente trabajo hemos asumido las ventajas del aprendizaje
colaborativo en su versión construccionista, por considerar que el necesario
consenso de un equipo contribuye a desarrollar esquemas de conocimiento
significativos para el anclaje de los contenidos de la Filosofía del Derecho y la
Teoría del Derecho. Pero a la par hemos dotado a este tipo de aprendizaje de los
criterios objetivos arriba referidos y a ellos añadiremos, también otros venidos
desde el horizonte moderno como la concepción de la clase (real o virtual) como un
ámbito de investigación guiada (no sólo dejada a merced de procesos generativos)
y la utilización de contenidos procedentes también de otras especialidades.
En definitiva: proponemos cambiar el cómo de la docencia conservando el
qué.
Para ello se ha desarrollado un procedimiento que vaya de la necesidad de la
creación de un micro-orden para el trabajo colaborativo en el aula a la necesidad
de comprensión del macro-orden que estructura nuestras sociedades como germen
del estudio de la Filosofía del Derecho y de la Teoría del Derecho. Primeramente se
analiza la docencia en estas asignaturas, las dificultades por las que están
atravesando y las ventajas que su propio carácter les confiere a la hora de
impartirse con modelos de aprendizaje colaborativo. Sólo a partir de este análisis
es posible proponer y aplicar una propuesta metodológica adecuada, formulada en
términos que a la vez abran el campo a futuras reflexiones sobre su potencial o sus
posibles problemas.
1. EL “CAJÓN DE SASTRE”
1
A partir de Belloso. 2010a; Ibíd. 2010b.
1.2. Condiciones favorables
En Precisamente porque las asignaturas referidas tienen por objeto el obrar
del hombre en sociedad, ellas mismas quedan sujetas al devenir de éste y
contribuyen a tejerlo. Este doble sentido de, por una parte, estar sujetas al
devenir del orden social y, por otra, contribuir a tejerlo presenta una innegable
ventaja a la hora de formular metodologías docentes de carácter colaborativo.
Tanto la Filosofía del Derecho, como la Historia del Derecho y la Teoría del
Derecho son especialmente proclives a enfocarse desde los principios de este tipo
de metodologías que progresivamente se han ido revelando más acordes con el
talante educativo del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
2
Los principales autores del modelo de aprendizaje colaborativo son Cousinet, Johnson y Pujolàs entre otros.
articulan en secuencia, por ejemplo en los pares pregunta-
respuesta, en los que la pregunta hecha por uno de los
conversadores obliga a una respuesta por parte del otro en el
“intervalo” siguiente de la conversación. Las acciones
complementarias se articulan de forma simultánea, por
ejemplo, en las respuestas por parte del oyente a modo de
asentimiento que se pueden producir al mismo tiempo que el
discurso del hablante. Resumiendo, a una acción que sea
inmediatamente social se la considera absolutamente
cooperativa e interdependiente3.
Por otra parte, pero incidiendo sobre lo mismo, hay que recordar que el
aprendizaje colaborativo se sitúa en la familia de modelos sociales, que obtienen
su energía del grupo, capitalizando el potencial que procede de puntos de vista
diferentes. El objetivo básico consiste en ayudar a trabajar conjuntamente para
plantear y resolver problemas de naturaleza académica o social (Sevillano. 2004:
29).
3
Erickson en Velasco et al. 2006: 327-328.
4
Comunicación, actividad, individualización, socialización, globalización, creatividad, intuición y apertura.
(Sepúlveda et al. 2001: 467) se primen la comunicación, la actividad, la
socialización, la intuición y la apertura.
5
Otras tipologías básicas de grupo son: Anárquico y Autocrático. Vid. Sepúlveda et al. 2001: 471.
6
La otra clase de intuición es la Directa o Real. Vid. Sepúlveda et al. 2001: 475-6.
7
Derivado de la psicología cognitiva.
8
Derivado de la psicología conductista.
9
Sobre el método de proyectos vid. Sevillano García. 2004.
La enseñanza basada en tareas permite que el alumnado adquiera un papel
activo en su proceso de aprendizaje, lo cual resulta imprescindible para generar
recursos de resolución de problemas. Además, por su carácter colaborativo y de
construcción de estructuras cognoscitivas permite enriquecer los modos de impartir
la docencia universitaria e implica necesariamente el uso y la familiarización por
parte de profesorado y alumnado de las TICs.
Todo ello con la salvedad que nos separa de la teoría de Papert: mientras que
para éste el conocimiento es fruto de una construcción social, en nuestro caso se
parte de una concepción que defiende la existencia de contenidos objetivos.
Compartimos sí que el conocimiento pude alcanzarse por vías diversas y que éstas
pueden construirse a partir de contextos de aprendizaje construccionista.
Este consenso es fruto de un proceso y por tanto los equipos se prevén para
el curso completo sin experimentar variaciones de sus miembros. Un equipo no
empieza a funcionar como tal de un modo automático. Sus integrantes tienen que
desarrollar primero compromisos y competencias superiores que desarrollen el
diálogo y el intercambio. Es un nivel donde se abren las posibilidades para que el
otro participe desde sus aportaciones como observador diferente y esto en un
ambiente autoritario es muy difícil que tenga lugar.
10
Para una ampliación sobre PNL vid. Carrión. 2003 y O’Connor et al. 2003.
11
El más recurrente es el Test de Roberts Dilts. Vid. Dilts. 2008.
En la propia evolución del equipo hay que desarrollar habilidades como la de
resolver conflictos y contribuir al crecimiento del propio equipo con el fin de
conseguir los objetivos previstos. La condición básica es una buena coordinación y
para lograrla es imprescindible la generación de normas. A la base de esta
generación de normas no sólo está la conexión entre los miembros del grupo sino la
reflexión conjunta sobre los principios y puntos de partida teóricos sobre los cuáles
asentar esas normas.
Una segunda en la que el alumno interacciona con otros alumnos dentro del
equipo para constituir la presentación tipo PowerPoint. En esta deviene
fundamental el consenso, evitar comparaciones y fomentar la experimentación y la
práctica.
CONCLUSIONES
Con todo lo expuesto queda concebida la docencia de la Filosofía del Derecho
y asignaturas del área, más bien como un “laboratorio conceptual” cercano al
modo como concibe Izuzquiza la clase de Filosofía: un lugar de investigación donde
se trabaja fundamentalmente con problemas determinados con diferentes técnicas
y en función de una metodología inserta en tradiciones teóricas concretas (Vid.
1982. 23).
Pero ninguna metodología docente tiene utilidad real si no parte de algún
presupuesto que provoque la necesidad de aprendizaje en el alumno. Por eso
hemos acudido a la fuerza que tiene el trabajo colaborativo a la hora de establecer
consensos y desde estos consensos suscitar la reflexión sobre la interacción
humana, su necesidad de regulación y los principios fundamentales que
fundamentan a esta última.
El planteamiento construccionista es especialmente adecuado a la hora de
llevar a cabo aprendizajes colaborativos. Sin embargo, en su aplicación estricta se
corre el riesgo de dejar exclusivamente en manos de los intereses del alumnado la
12
Por ejemplo: Slide Rocket, PreZenit o PowerPoint online
docencia y relativizar con ello el valor de contenidos que se consideran
primordiales. Por eso y por que creemos que deben existir brújulas que guíen el
conocimiento más que radares que sondeen la realidad, hemos presentado una
aplicación del construccionismo en la que la figura del profesor continua siendo
“técnico” del proceso de cambio que implica todo aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA CITADA