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La Cultura China, es una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad
hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Hoang Ho y Yang Tse donde
surgieron las primeras dinastías Xia, Shang y Zhou. La existencia de documentos escritos
hace cerca de 3500 años ha permitido el desarrollo en China de una tradición
historiográfica muy precisa, que ofrece una narración continua desde las primeras dinastías
hasta la Edad Contemporánea. La cultura china, según el mito, se inaugura con los tres
emperadores originarios: Fuxi, Shennong y finalmente el Emperador amarillo Huang, este
último considerado como el verdadero creador de la cultura china. Sin embargo, no existen
registros históricos que demuestren la existencia real de estas personalidades, que, de
acuerdo con la transmisión oral de generación en generación, habrían vivido hace unos
5000 a 6000 años.
Lei Gong era originalmente un hombre llamado Feng Bo, quien cometió algunos crímenes
en la Tierra. Como castigo, fue condenado a convertirse en el dios del trueno y se le dio la
responsabilidad de castigar a los malvados con su rayo y trueno.
En la mitología china, Lei Gong es a menudo representado llevando un tambor que golpea
para crear los truenos. Se dice que cuando golpea su tambor, provoca tormentas y
relámpagos, castigando a aquellos que han actuado de manera malvada.
Esto refleja la idea de que las tormentas y los fenómenos meteorológicos a menudo se
percibían como manifestaciones de la ira divina o castigos por comportamientos indebidos.
La historia de Lei Gong destaca la conexión entre las fuerzas naturales y la moralidad en la
mitología china.
Gong Gong, enojado y frustrado, luchó contra otro dios llamado Zhuanxu. Durante la pelea,
Gong Gong perdió y, en su furia, golpeó la Montaña Buzhou, un pilar que sostenía el cielo.
Este acto desencadenó un desequilibrio en el mundo, causando que los océanos se
desbordaran y las llanuras se hundieran, resultando en inundaciones catastróficas.
Para restaurar el equilibrio, Yu Shi intervino. Se sacrificó cortando una de sus manos y
presentándola al Emperador Celestial. Este acto generoso permitió que la Montaña Buzhou
fuera reparada, restaurando el equilibrio cósmico. Como agradecimiento, el Emperador
Celestial hizo que la mano de Yu Shi se convirtiera en un abanico de lluvia, otorgándole el
poder de controlar las precipitaciones.
Esta leyenda resalta la interconexión entre los dioses y los elementos naturales, así como la
creencia de que los eventos celestiales pueden influir en el clima y la geografía .