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La observación astronómica en Mesoamerica

Article · April 1999

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Alfonso Torres Rodriguez


Instituto Nacional de Antropologia e Historia
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LA OBSERVACIÓN ASTRONÓMICA
EN MESOAMÉRICA

Alfonso Torres Rodríguez

Bey ti’ka’an, bey ti’lu’um,


“según es el cielo, así es el mundo”.
Hméen de Yalcobá

T odas las antiguas culturas del mundo


han sido observadoras de los ciclos
de la naturaleza, incluyendo aquellos de
vación de las fases lunares realizada por
los antiguos cazadores-recolectores de la
Europa del Pleistoceno Tardío, según
tigua Mesoamérica no fueron la excep-
ción: grandes observadores de los ciclos
y fenómenos celestes tales como los mo-
las entidades que recorren los cielos: las consta en las marcas del famoso hueso vimientos del sol, las fases lunares, los
estrellas, los planetas, las constelaciones, paleolítico del valle de la Dordogne en eclipses, los ciclos y conjunciones pla-
la luna y el sol. Estas entidades fueron Francia. Más tarde, la tradición de obser- netarias; su conocimiento ha quedado
en algunos casos objetos de veneración var los cielos llevó a las antiguas cultu- plasmado en los jeroglíficos y símbolos
y, en otros, identificadas como agentes ras agrícolas de Medio Oriente a desarro- de sus códices y pinturas, en la orienta-
de acción benéfica o maléfica que afec- llar las primeras bases del conocimiento ción de sus edificios y ciudades, en los
taban la vida de los hombres aquí en la astronómico, que posteriormente retoma- textos glíficos del área maya, así como
Tierra. Se cuenta con evidencia arqueo- rían y desarrollarían los antiguos pueblos en los mitos y rituales que las crónicas
lógica de hace 30 000 años de la obser- del Mediterráneo. Los pueblos de la an- coloniales consignan.

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Para los antiguos mesoamericanos, pasado, que utiliza todas las fuentes que siglo, cada una de las ramas superiores
ciertas manifestaciones sensoriales del proporcionan datos relevantes al respec- de la ceiba que sostenía los cielos super-
mundo cotidiano, desde las piedras del fo- to. En este sentido, la iconografía, los do- puestos apuntaba a cada una de los rum-
gón del hogar, el espacio doméstico, la cumentos etnohistóricos y las tradiciones bos direccionales del Universo y en su
milpa, hasta los cerros, las cuevas y las escriturales propias del contexto cultural base se encontraba un gran cenote que era
montañas, se encontraban impregnados estudiado son importantes fuentes de in- la entrada al Metnal o inframundo. En
de una suerte de sacralidad en la que se formación para este tipo de investigación. cada una de las capas celestes habitan di-
manifestaba el mundo intangible y espi- ferentes deidades y entidades astrales
ritual de las deidades y los ancestros. En EL CIELO como los planetas, el sol, la luna y las
este sentido, la concepción del ámbito ce- estrellas fijas del firmamento, conforman-
leste correspondía también al mundo de De acuerdo con varias fuentes documen- do esta concepción una descripción sin-
lo sagrado: en él habitaban o se mani- tales del siglo XVI, como el Códice Vati- crética del cielo medieval de la imagine-
festaban las deidades principales de los cano-Ríos, los mexicas pensaban no en
indígenas mesoamericanos y el movi- uno sino en varios estratos celestes, cada
miento de las entidades celestiales era in- uno con sus deidades, atributos y ocupan-
terpretado como el movimiento cíclico tes. Así, por ejemplo, existía un ilhuicatl
de sus divinidades. Como otros pueblos tlalocan ipan meztli, un cielo donde ha-
antiguos del mundo, y a diferencia de la bitaban el dios de la lluvia y la luna, dife-
concepción científica moderna, pensaban rente al ilhuicatl Citlalicue, donde habita-
que los fenómenos del cielo se encon- ba la diosa de la falda de estrellas, también
traban íntimamente ligados a los fenó- identificada con la Vía Láctea. Había tam-
menos del ámbito terrestre: lo que ocu- bién un ilhuicatl tonatiuh o el cielo que
rría allá arriba tenía repercusión acá recorría el sol, y un ilhuicatl mamaluaco-
abajo. No sólo eso; también pensaban ca donde se hallaba la constelación ma-
que el orden de lo terrenal era una repro- malhuaztli, la cual hacía referencia al ins-
ducción del orden cósmico universal re- trumento ceremonial para sacar fuego y
presentado en los cielos. Esta idea que- que posiblemente fungiera como marca-
da clara en la expresión bey ti’ka’an, dor astronómico en las ceremonias de
bey ti’lu’um, “según es el cielo, así es Fuego Nuevo cada 52 años. El treceavo,
el mundo”, que aún hoy en día expresa el último y más alto de los cielos era el ome-
hmèen u hombre de conocimiento de la yoacan donde regían Ometecuhtli y
población de Yalcobá en Yucatán. De esta Omecihuatl, la pareja de ancianos divina
manera los pueblos mesoamericanos, en y creadora relacionada con el origen de los
su afán por coordinar las acciones terres- dioses, así como personificaciones del
tres con las de los dioses, lograron acu- omnipresente concepto de la dualidad que
siosas observaciones astronómicas de las caracteriza a la cosmovisión y religión
entidades que poblaban el cielo. Entre es- mesoamericanas.
tas observaciones se ha identificado el También los mayas de la península de
carácter celeste de algunas de sus deida- Yucatán tenían una concepción de la exis-
des y de otras entidades cuyo oscuro sim- tencia de varias capas o estratos celestes,
bolismo se esclarece al enfocarlo desde tal y como se encuentra descrito en el Li-
un punto de vista arqueoastronómico. bro del Chilam Balam de Chumayel o en
La arqueoastronomía, como área de el Manuscrito de Chan Cah, que datan de
investigación, es el estudio integral e in- los siglos XVI y XIX respectivamente. En
terdisciplinario de las prácticas astronó- ellos se menciona la tradición maya colo-
micas y el saber astral del pasado, así nial de la existencia de siete cielos super-
como de la mitología, la religión y la cos- puestos sostenidos mediante una gran cei-
movisión relacionadas con el conocimien- ba siempre verde que nace en el centro
to astronómico de los antiguos pueblos y del mundo y otros cuatro árboles que
culturas . Es, antes que una historia de la emergen en sus esquinas. Según una tra-
Figura 1. Representación del concepto de capas ce-
astronomía, una antropología de la prác- dición recopilada entre los mayas de Va- lestes entre los nahuas del siglo XVI. Página ante-
tica y el conocimiento astronómico del lladolid por Alfredo Tozzer a inicios de rior, entre los totonacos de Veracruz.

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ría colonial española y el cielo maya pre- que conforma el cuerpo del dragón de los clos solares, su influencia en las estacio-
hispánico. Aún hoy en día, los mayas cielos podemos apreciar diferentes con- nes de lluvias y secas y su relación con
nombran a las capas celestes t’az que es venciones gráficas que lo mismo denotan las actividades del campo.
también el nombre que utilizan para des- a la luna, a Venus, al sol, al cielo, a la os- En el caso de los pueblos de Mesoamé-
cribir una serie de mantas extendidas una curidad o a la noche, que a una entidad rica, el sol no sólo conformó parte funda-
sobre la otra, lo que nos da una idea del fantástica que ha sido denominada el mental de sus concepciones cosmológicas
concepto del cielo entre los mayas no muy monstruo o animal de Marte, así como a y religiosas, sino que, por su importancia
diferente del existente entre los nahuas del la representación glífica de una entidad en la regulación del ciclo de lluvias y se-
postclásico o entre los totonacos de hoy conocida como dios C y que los epigra- cas —aspecto central en la base econó-
en día (figura 1). fistas han relacionado con el concepto de mica de sociedades agrícolas como las
Sin embargo, entre los mayas no sólo chul, que denota lo sagrado o divino, y mesoamericanas—, llevó al desarrollo de
existía la concepción estratificada del cie- que otros investigadores también relacio- un calendario de base solar, así como a la
lo sostenido por una gran ceiba y cuatro nan con la estrella polar. Al igual que en observación y registro de las fechas en que
postes en las esquinas del mundo. De la concepción cuatripartita y estratificada el astro luminoso alcanzaba las posicio-
acuerdo con la iconografía en piedra de los de los cielos, también existe la tradición nes solsticiales, equinocciales y pasos
antiguos mayas del periodo clásico, así indígena colonial, en el llamado Ritual de cenitales locales. De hecho, se ha consi-
como las imágenes pintadas en los códi- los Bacabes, que señala la existencia de derado que el registro de los extremos
ces mayas del postclásico, éstos también cuatro grandes saurios ubicados en las es- solsticiales norte y sur en ambos horizon-
concebían al cielo como un gran saurio quinas del mundo e identificados con la tes es lo que marcaría las cuatro esquinas
fantástico de dos cabezas con atributos de deidad Itzam Na, un saurio primigenio de del mundo o rumbos direccionales, mis-

Figura 2. Cosmogramas mesoamericanos: la representación de los cuatro rumbos y el centro en glifos , mapas y diseños de tradición indígena.

serpiente, lagarto, pájaro y venado, cuyo cuyo cuerpo se formarían el cielo y la tie- mos que conforman la base para la elabo-
cuerpo se halla decorado con una banda rra y que se encontraría relacionado con ración del glifo maya para sol (kin) y del
de símbolos celestiales. Imágenes de es- los orígenes del mundo y del tiempo. nahua-mixteco para movimiento (ollin),
tos suarios fantásticos o dragones celes- ambos en relación con la concepción cua-
tes se encuentran en obras escultóricas en EL SOL tripartita del Universo (figura 2).
las ruinas de antiguas ciudades como Co- La observación de las posiciones sols-
pán, Palenque y Quiriguá, conformando Sin duda el cuerpo astronómico más rele- ticiales del sol se encuentra registrada en
parte fundamental del simbolismo religio- vante en todas las culturas antiguas y la arquitectura preclásica de Uaxactún, un
so de los mayas del periodo Clásico. De modernas es nuestra estrella más próxi- importante sitio maya cercano a Tikal, ubi-
acuerdo con el Códice de Dresden, el cuer- ma, centro de nuestro sistema planetario cado en las selvas del Petén en Guatemala.
po de este reptil fantástico se formaba por y principal fuente de luz, calor y energía Fue el arqueólogo Franz Blom, hacia prin-
una banda de signos celestiales que algu- en el planeta y, por lo tanto, reguladora cipios de este siglo, el primero en señalar
nos autores han identificado como la re- de los principales ciclos de vida, de re- la probable función astronómica de los edi-
presentación de la eclíptica, es decir, del producción animal y vegetal. Todas las so- ficios del complejo E de Uaxactún. Para
grupo de estrellas y cuerpos celestes pre- ciedades agrícolas intertropicales del un observador colocado en lo alto de la es-
sentes en el camino aparente del sol. En mundo desarrollaron sus referentes espa- tructura principal, las esquinas de las dos
esta banda de glifos y símbolos astrales ciales y temporales en relación a los ci- estructuras laterales marcan la visual de la

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salida del sol para cada uno de los solsti- sol precisamente alcanza su posición más acuerdo con la latitud del observador, y
cios. Esta disposición espacial de los edi- meridional sobre el horizonte, desde el ce- las antiguas culturas precolombinas de
ficios nos habla de la función principalmen- rro de Chapultepec puede todavía apre- América ubicadas entre las latitudes tro-
te astronómica que poseía el complejo E, ciarse la salida del sol sobre el vientre del picales de 23.5 º N y S, observaban el fe-
acaso también relacionado con rituales es- Iztacíhuatl. El nombre de Iztacíhuatl, nómeno dos veces al año. Mientras que
pecíficos que celebraban la llegada del sol mujer blanca, es también el nombre que en el Ecuador las fechas de los pasos ce-
a los extremos solsticiales sobre el hori- los informantes nahuas de Sahagún le dan nitales del sol coinciden con los equinoc-
zonte. Esta disposición llegó a ser imitada a la deidad vieja Cihuacoatl-Quilaztli cios, en las latitudes tropicales coinciden
en por los menos otra docena de pequeños identificada con Teteoinan, la madre de con los solsticios. La observación del paso
sitios arqueológicos ubicados alrededor de los dioses, una de cuyas advocaciones es cenital solar es un fenómeno al parecer
Uaxactún, pero a diferencia del modelo ori- posiblemente Coatlicue —la de la falda característico de las culturas precolombi-
ginal, sus arreglos espaciales entre los edi- de serpientes— de cuyo vientre naciera nas intertropicales. Ésta, así como las ob-
ficios y en relación al horizonte no eran Huitzilopochtli. Aunque no se tiene evi- servaciones astronómicas realizadas sobre
funcionales, es decir, no servían para mar- dencia arqueológica de la existencia de el horizonte, las diferencia de los mode-
car alguna posición astronómica significa- un observatorio prehispánico sobre el ce- los astronómicos desarrollados por aque-
tiva del sol. Esto sugiere que, para los ma- rro de Chapultepec, es muy probable que llas culturas arqueológicas, como las pre-
yas de los sitios que copiaron el modelo de la observación de la salida solsticial del colombinas del norte de América o la
Uaxactún, resultaba más importante el ri- sol sobre algunos de los cerros y monta- china y mesopotámica ubicadas en el
tual asociado a la estructuras que la fun- ñas prominentes en el horizonte de la lejano y Medio Oriente, que por sus lati-
ción astronómica de las mismas, lo que pa- cuenca de México, como es el caso del tudes más septentrionales, tienen como re-
rece colocar, en el orden de prioridades Iztacíhuatl, haya sido interpretado como ferencia un modelo basado en el movi-
mesoamericanas, a la cosmovisión y al ri- el nacimiento de la deidad solar del vien- miento circunpolar. La ubicación del sitio
tual sobre la exactitud de las observacio- tre de la Madre Tierra. arqueológico de Alta Vista, cercana al Tró-
nes astronómicas. En el lado opuesto a la región maya y pico de Cáncer, es significativa en rela-
Los rituales asociados a las observa- más allá de los pueblos nahuas del alti- ción a la época de su construcción, pues
ciones solsticiales fueron importantes para plano, en los áridos caminos de la Meso- es ésta la latitud máxima septentrional en
varias de las sociedades en toda la histo- américa septentrional, se encuentra Alta que se puede ubicar el paso cenital solar
ria mesoamericana. Es el caso de la cele- Vista, uno de los sitios arqueológicos que, en tierras mesoamericanas y que, en este
bración de la fiesta del Panquetzaliztli debido a su ubicación particular, se ha pro- caso, coincide con el solsticio de verano.
entre los mexicas del altiplano central, que puesto como observatorio astronómico, Se han propuesto otros sitios arqueo-
se llevaba a cabo en las cercanías al sols- aprovechando el relieve natural del hori- lógicos en el área mesoamericana donde
ticio invernal y, según una crónica nahua zonte para marcar las salidas solsticiales se podrían haber realizado observaciones
del siglo XVI, se realizaba en honor del y equinocciales del astro solar. La ubica- del paso cenital solar, como las llamadas
nacimiento de su deidad solar Huitzilo- ción tan particular de este sitio en las in- cámaras cenitales localizadas en Xochi-
pochtli. Uno de los mitos al parecer rela- mediaciones al Trópico de Cáncer impli- calco y Monte Albán. En el sitio arqueo-
lógico de Xochicalco, ubicado en el esta-
do de Morelos, se construyó una gran
Grandes observadores del cielo y sus ciclos, los antiguos cámara subterránea que produce el efec-
mesoamericanos dejaron plasmado su conocimiento en to de caja oscura y que sólo es iluminada
los símbolos de sus códices y pinturas, en la orientación en el centro de su base al pasar la luz
cenital del sol a través de un tubo de ob-
de sus ciudades y en su rica mitología.
servación ubicado sobre el techo de la cá-
mara. Un modelo similar a la cámara
cionado con este festival es el del naci- có muy probablemente el conocimiento cenital de Xochicalco, pero construido va-
miento de la deidad solar del vientre de de los mesoamericanos de la observación rios siglos antes, se encuentra en una cá-
su madre en la montaña de Coatepec y su del paso cenital del sol, es decir, del día mara subterránea ubicada en el edificio P
posterior enfrentamiento y victoria en en que el astro solar se ubicaba en el pun- de Monte Albán, que también posee un
contra de sus hermanos Coyolxauhqui y to directamente arriba del observador. tubo por donde ilumina la luz del sol los
los Centzohuiznahua, quienes simboliza- Cuando este fenómeno sucede, alrededor días de su paso cenital. Uno de los aspec-
ban los poderes nocturnos de la luna y las del mediodía, las sombras proyectadas so- tos más interesantes de este observatorio
estrellas del sur. Algo interesante es que bre un observador en posición vertical es que el tubo de observación cenital se
el día del solsticio de invierno, en que el desaparecen. El paso cenital varía de alinea muy cercanamente con la per-

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el día de paso cenital en Monte Albán
fuera fundamental para el calendario za-
S N
poteco prehispánico; de ahí que los
nuevos migrantes, al asentarse en Teoti-
3
huacan, buscaran una ubicación que les
J permitiera conocer la fecha en que el sol
I H marcara el cenit en su ciudad natal. De
G
este modo, la salida del sol sobre la pirá-
mide de la Luna, observada desde el ba-
rrio oaxaqueño, indicaba a los habitantes
1
2 zapotecos de Teotihuacan que el sol se en-
contraba en su cenit sobre Monte Albán y
que las ceremonias señaladas por su ca-
lendario se podían celebrar.
Q S Un concepto asociado con la posición
P
cenital del sol es el que la vincula con el
nadir, que es exactamente la posición
del sol a la medianoche en línea vertical
opuesta a su posición cenital. Es el con-
0 100
cepto del sol en el inframundo, del cual
Capela
existen varios ejemplos en las tradiciones
religiosas de Mesoamérica. De acuerdo
Figura 3. Líneas de observación astronómica del Edificio J en Monte Albán. con las concepciones que encontramos
entre los nahuas del postclásico, Tona-
tiuh, el dios sol, se introduce al atardecer
pendicular a la entrada del Edificio J, el Monte Albán mismo. La presencia de en la boca de Tlaltecuhtli, el monstruo
cual también ha sido interpretado como cerámicas, tumbas y urnas funerarias es- de la tierra, quien lo devora y alberga en
un edificio astronómico construido en las tilo zapoteco, así como de glifos pro- sus entrañas mientras las estrellas y la
fases tempranas de ocupación de Monte pios del sistema de escritura zapoteca, oscuridad de lo noche emergen del otro
Albán. A cinco grados de esta alinea- parecen confirmar la presencia de un lado. Entre los mayas, el sol nocturno es
ción, una perpendicular proyectada des- barrio de emigrantes oaxaqueños asen- equiparado con la imagen telúrica del ja-
de las escaleras del Edificio J señala so- tados en Teotihuacan, la gran urbe cos- guar, cuya piel manchada simbolizaba la
bre el horizonte la posición de Capella mopolita del Clásico en el altiplano noche estrellada. Que la posición nadir
en su primera salida heliacal anual, la central. A diferencia de las cámaras ce- del sol era importante en la cosmovi-
cual coincide con el día del primer paso nitales antes mencionadas, la ubicación sión prehispánica parecen confirmarlo
cenital en Monte Albán (figura 3). del barrio oaxaqueño permite apreciar, las orientaciones astronómicas del men-
cionado barrio zapoteco en Teotihuacan.
Los mayas concebían al cielo como un gran saurio En el mismo punto de observación de
la salida heliacal sobre la pirámide
fantástico de dos cabezas con atributos de serpiente, de la Luna en la fecha cenital de Monte
lagarto, pájaro y venado, cuyo cuerpo representaba Albán, pero con la visual en dirección
el camino del sol. hacia el Templo de Quetzalcoatl, tene-
mos la salida del sol en las fechas del
Uno de los marcadores más intere- desde el lugar mismo, la salida del sol nadir para el espacio geográfico de
santes de las fechas del paso cenital so- sobre la pirámide de la Luna en la fecha Monte Albán.
lar es aquel relacionado con Tlailotla- del paso cenital solar en Monte Albán. La importancia del cenit y el nadir,
can, el barrio zapoteca localizado en el Esta observación astronómica es impor- ambas posiciones opuestas que indica-
sector poniente de la ciudad de Teoti- tante porque nos señala que, al igual que ban el arriba y el abajo del camino del
huacan. Este sector de la ciudad de los otros migrantes étnicos en el mundo, los sol, se encuentra representada en los gli-
dioses parece haber sido habitado por zapotecos que migraron a la urbe de fos direccionales que utilizaron los ma-
gentes provenientes de los valles cen- Teotihuacan conservaron sus propias fe- yas del periodo Clásico. En la tumba per-
trales de Oaxaca, probablemente de chas calendáricas. Es muy probable que teneciente al gobernante Wacah-Chan

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del sitio maya de Río Azul, se encontró se siguió utilizando entre
una inscripción que presentaba una fe- diversos pueblos de Oaxa-
cha y un conjunto de glifos direcciona- ca y el área maya.
les, cada uno de los cuales estaba aso- Se ha propuesto que los
ciado a una convención astronómica. De orígenes de esta cuenta ri-
acuerdo con la inscripción maya escrita tual se encuentran relacio-
en las paredes de la tumba, la noche de nados con el periodo de
la fecha 9.3.7.3.13, 8 Ben 16 Kayab se- gestación humana, aunque
gún la Cuenta Larga maya, es decir, la otros proponen que se tra-
noche del 6 al 7 de marzo de 502 d.C., ta de un calendario basado
de acuerdo con nuestro calendario cris- en el ciclo venusino, debi-
tiano, Venus y la Luna se encontraban do a que su duración coin-
en el nadir y el cenit respectivamente, cide cercanamente con los
ocupando cada uno lados opuestos del periodos de visibilidad del
diagrama cosmológico maya. Bajo esta planeta. No obstante estas
configuración tan especial, la luna en lo hipótesis, el origen del ca-
alto de los cielos y Venus rigiendo en el lendario ritual parece tener
centro del inframundo, es que los anti- más bien una base de ob-
guos mayas del Petén realizaron las servación solar. Hacia la
ceremonias fúnebres del gobernante década de los setenta,
Seis-Cielo o Cielo Levantado, a quien en- Mälmstrom, observando
terraron en su tumba real. El simbolismo que varios de los días del
astronómico y cosmológico de esta ce- calendario mesoamericano Figura 4. Eclipses de sol y de luna.
remonia queda también registrado en el tenían nombres de anima-
nombre del gobernante 6 Cielo/Wacah les tropicales, propuso que
Chan que es el mismo que se usa en las el origen del mismo debía hallarse en las pliamente representada en las salidas y
inscripciones clásicas para hablar del ár- tierras bajas de Mesoamérica, más espe- puestas heliacales que señalan las orien-
bol del centro del mundo, el que algunos cíficamente hacia una latitud cercana a los taciones arquitectónicas que se desvían de
autores han interpretado como la Vía 15º N, donde se hallan los sitios arqueo- 15 a 17° de la línea equinoccial. Éstas se
Láctea, y que apunta con sus extremos lógicos de Izapa y de Copán. La caracte- presentan en varias estructuras importan-
hacia el arriba y el abajo del Universo. rística importante de esta latitud estriba tes en Mesoamérica (la pirámide del Sol
La observación del movimiento so- en que la distancia en días entre los dos en Teotihuacan, el Templo Superior de los
lar parece haber estado involucrada en pasos cenitales solares locales, que son Jaguares en el Juego de Pelota de Chichén
el origen del calendario ritual mesoame- el 29 de abril y el 13 de agosto, es preci- Itzá, la ventana frontal de la estructura
ricano. Éste era conocido como tonal- samente de 260 días. Por otro lado, el astronómica de El Caracol en el mismo
pohualli o, cuenta de los días, entre los solsticio de verano local se ubica en re- sitio, el Templo del Sol en Malinalco y
nahuas y era equivalente al nombre de lación con ambas fechas cenitales a una otras estructuras a lo largo y ancho del
tzolkin para los mayas. Consistía en una distancia de 52 días, otro número ritual territorio mesoamericano desde el perio-
cuenta ininterrumpida de 260 días com- igualmente importante en la calendárica do Formativo). Asimismo, existen otros
puesta de 13 signos calendáricos en mesoamericana. Además, el día del se- marcadores solares de esta relación ca-
combinación con los primeros 20 nume- gundo paso cenital coincide con la fecha lendárica, como el observatorio cenital
rales del sistema numérico mesoameri- del inicio del tiempo, según la Cuenta de Xochicalco o la pared oblicua a la
cano. Esta cuenta de 260 días era de gran Larga maya. Esta característica particu- ventana poniente de la torre del Palacio
importancia ritual y adivinatoria entre lar de la ubicación de Izapa, así como la de Palenque, las cuales tienen como pri-
los pueblos prehispánicos, pues la com- coincidencia de los nombres de los días mer y último día de iluminación por los
binación de un numeral específico con con la fauna local, hace pensar precisamen- rayos del sol, precisamente aquellos del
un nombre del día tenía cierto augurio te que la ubicación de este centro del pre- paso cenital de Izapa. Esta serie de re-
especial y era muy utilizado en los pro- clásico tiene que ver con el origen del gularidades calendárico-astronómicas
nósticos de toda clase de hechos socia- calendario ritual mesoamericano. en varios de los sitios arqueológicos de
les. La importancia de este calendario Hay que señalar que la relación calen- Mesoamérica desde los tiempos formati-
ritual queda manifiesta al constatar que, dárica 104/260, que marca la división vos nos habla de la profundidad histórica
mucho tiempo después de la conquista, cenital del año solar en Izapa, se halla am- y la unidad cultural de sus habitantes.

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CICLOS LUNARES Y ECLIPSES X (l) y A (n). El glifo G más que referirse lo, y los glifos Y y Z, cuyo significado se
a una fase o cuenta lunar parece relacio- desconoce, aunque algunos los relacionan
La luna era considerada como hermana, narse con el concepto de los nueve seño- con la luz del alba (Y) y la oscuridad noc-
esposa o compañera del sol e integrante res o regentes de la noche que encontra- turna (Z) y otros con una cuenta numéri-
fundamental del ámbito femenino y telú- mos también entre los grupos nahuas del ca relacionada al glifo D. Los glifos E/D
rico en la cosmovisión mesoamericana. El altiplano. Existen nueve variaciones al gli- de la serie lunar se refieren a la edad de la
extendido culto a las diosas lunares se en- fo G que se suceden en la cuenta lunar sin luna en la fecha de la Cuenta Larga con-
cuentra presente en varias de las culturas interrupción y que parecen estar designan- tados los días a partir de la luna nueva
de Mesoamérica. A diferencia de la sim- do a una entidad divina que regía los au- anterior. En particular, el glifo D se lee
plicidad aparente de los movimientos so- gurios nocturnos. Otros glifos suplemen- como huliy que en la lengua chol de las
bre el horizonte del astro solar, que son tarios a la cuenta lunar son el glifo F que inscripciones significa “llegó” y se refie-
de tipo anual, los movimientos aparentes parece referirse a un lugar o región de cie- re a la llegada de la luna al día número
y cambios cíclicos de la luna son com- tantos del mes lunar. Así, de acuerdo
plejos y mucho mas difíciles de esta- a estos glifos E/D, los mayas del clá-
blecer. No obstante, dada su importan- sico registraban la edad de la luna, es
cia, varias culturas dedicaron también decir, si tenía 8, 9 ó 23 días de haber
sus observaciones astronómicas a esta- a b aparecido o “llegado” al cielo.
blecer la duración de los ciclos lunares La duración del mes lunar está re-
y su relación con los eclipses de una gistrado en el glifo A, el cual consiste
manera bastante exacta, manifiesta en en el glifo lunar seguido del numeral
la llamada serie suplementaria o cuen- 9 o 10. Dado que el glifo lunar tam-
ta lunar del calendario maya. Los ma- c d bién registra el valor numérico de 20,
yas tenían un sistema conocido como el glifo A parece denotar la duración
Cuenta Larga mediante el cual regis- del mes lunar que puede ser de 29 o
traban sus fechas calendáricas contan- 30 días. En las inscripciones mayas,
do los días transcurridos a partir de una los valores del glifo A se suceden en
e f
fecha inicial de era o ciclo de tiempo una serie de 29 y 30 días, cuyo pro-
que comenzaba el día 13.0.0.0.0, 4 medio es 29.5, y ya que los mayas no
Ahau, 8 Cumkú que corresponde al 13 parecen haber empleado fracciones en
de agosto de 3114 a.C. Esta fecha re- su sistema numérico, la secuencia
sulta importante pues, de acuerdo con g
mencionada parece hacer referencia a
h
los textos mayas del Clásico, era con- una práctica de aproximación a la du-
siderada la fecha de creación del Uni- ración del mes sinódico lunar o el mes
verso, y era tal su importancia que de las fases, cuyo valor se acerca pre-
aparece regularmente como una de las cisamente a 29.530589. Al parecer los
fechas de salida del sol registrada en i j mayas del clásico se aproximaron mu-
las orientaciones de varios edificios cho al valor del mes lunar actual, pues
en toda Mesoamérica. El calendario en la estela A de Copán se tiene regis-
maya no sólo registraba los días trans- trado un periodo lunar cercano a los
curridos desde el origen del tiempo, 19 años, en el cual la luna vuelve a
sino que, como lo estudiara el astróno- k l mostrar las mismas fases para las mis-
mo John Teeple en los años veinte, mas fechas del calendario solar. Este
mediante una serie suplementaria de ciclo, conocido como metónico, im-
glifos registra la cuenta lunar. plicó el conocimiento de la duración
En la figura 5 podemos ver los gli- del año solar trópico, así como del mes
fos que representan la Cuenta Larga: m n sinódico lunar, con una precisión ma-
a) 12 baktunes, b) 19 katunes, c) 6 tu- yor que el sistema calendárico euro-
nes, d) 15 uinales, e) un kin, que co- peo al momento del contacto con los
rresponden al mes y al día: 9 kankin y pueblos de América. Otras inscripcio-
10 imix. Asimismo, podemos observar Figura 5. Cuenta Larga, Rueda Calendárica y Se- nes grabadas en monumentos de Co-
la serie lunar que conforman los glifos rie Lunar Suplementaria correspondiente al 31 de pán y Palenque parecen implicar que
denominados G (i), E/D (j), C (k), B (m), diciembre de 1999 d.C. los mayas de estas ciudades otorga-

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ron respectivamente los valores de Un ejemplo del cálculo de eclipses mento para calcular las fechas rituales en
29.53020134 y 29.5308642 al mes sinó- entre los mayas lo tenemos en la famosa que caían los eclipses lunares.
dico lunar, los cuales caen cercanos al fecha de 9.17.0.0.0, 13 Ahau, 18 Cumkú No obstante el desarrollo de la astrono-
margen de error de un milésimo del 1 % correspondiente al 20 de mía entre los mayas, los registros de eclip-
del valor que los científicos modernos han enero del año 771 d.C. ses más tempranos de los que tenemos re-
calculado. y que se encuentra ferencia no se encuentran en el área maya,
Los glifos B y X parecen deno- presente en la este- sino que provienen de monumentos de la
tar el nombre de la lunación en la E de Quiriguá, Costa del Golfo pertenecientes a la cultura
curso o bien de la deidad que la en las Tablas de epiolmeca, que corresponde a los últimos
rige, pues el glifo B al parecer eclipses del Códi- tiempos del desarrollo olmeca en el sur de
puede leerse en lengua maya chol ce de Dresden, así Veracruz y Tabasco. En la década de los
como u k’ul k’aba —su nombre sa- como en la página ochenta fue descubierta en las orillas del
grado— en referencia al nombre de 4 del Códice de río Acula, que desemboca en la bahía
la luna. El glifo X, por su parte, parece París, que narra el asen- del puerto de Alvarado, la Estela 1 prove-
variar de acuerdo al valor del glifo C, el tamiento de los señores del katún 13 niente del sitio de la Mojarra y
cual registra la posición del mes lunar ahau. Esta fecha parece haber te- que actualmente se encuen-
en una serie recurrente de tres grupos de nido una singular importancia tra expuesta en el Museo
177/178 días o 3 x 6 meses lunares, que dentro de los registros calendá- de Jalapa en Veracruz.
es también uno de los periodos registra- ricos de los mayas, pues no Este documento en pie-
dos en la Tabla de Eclipses del Códice sólo corresponde a una fecha dra resulta sumamente
de Dresden. En efecto, cinco y seis luna- de terminación de ciclo que se importante, pues presen-
ciones son las series que aparecen en las celebraba de manera especial ta inscrito uno de los tex-
Tablas de Eclipses del códice maya del entre las élites mayas, sino que tos más largos perteneciente
Postclásico, las cuales parecen tener su también coincidía con un eclipse solar al siglo II d.C., escrito en una len-
origen en la serie de seis lunaciones a la anular visible en la península de Yucatán. gua proto-mije-zoque según los estudios
que pertenece el glifo C de las inscrip- No sólo entre los mayas encontramos de- de los epigrafistas. Al igual que otras so-
ciones clásicas. Esta serie de 177/178 sarrollado el cálculo de eclipses. En el Có- ciedades mesoamericanas a las que prece-
días se encuentra muy cercana al perio- dice Borgia, atribuido a alguno de los gru- dieron, los grupos mije-zoqueanos de la
do de 173.31 días que abarca al medio pos de la tradición mixteca-puebla del cultura epi-olmeca también tuvieron un es-
ciclo o periodo draconítico, también lla- Postclásico temprano, se tiene el registro pecial temor por los fenómenos de eclip-
mado medio año de eclipses, que es el de fechas calendáricas marcadas con el ses y, al parecer, al igual que los mayas de
tiempo en que el sol pasa de uno a otro signo de la huella de un pie. En el mismo épocas posteriores, también los vincularon
nodo eclíptico de su órbita, es decir, la códice, a este signo se le ha relacionado con hechos de guerra.
zona donde se cruza su trayectoria apa- con una iconografía de serpientes y crá- La estela de la Mojarra consigna
rente con la de la luna, y un eclipse asociado a
existe, por lo tanto, la po- una guerra en la fecha
sibilidad de un eclipse so- A diferencia de los habitantes de las ciudades 8.5.3.3.5, correspondien-
lar o lunar. La alternancia modernas, inmersos en el caos y cegados por te al 2 de mayo del año
de cinco y seis lunaciones, las luces citadinas, los antiguos mesoamericanos 143 d.C., día en que es
tan común en el Postclá- miraban con devoción al majestuoso teatro visible, desde las costas
sico, parece haberse ori- donde había sido creado el Universo. de Veracruz, un eclipse
ginado precisamente ha- solar parcial. En esa fe-
cia el año 756 d.C. en la cha, Venus se encuentra
antigua ciudad de Copán. Tras un breve neos interpretada como símbolo de eclip- en su elongación máxima como estrella
periodo de uniformidad en las cuentas lu- ses y, de acuerdo con las tradiciones de vespertina. El texto en mije-zoque, amén
nares de las distintas ciudades mayas, los los grupos nahuas y otomangues del alti- de la presencia del glifo matza?/estrella
astrónomos de Copán realizaron un cam- plano central, el signo pie se encuentra para denotar al planeta Venus, se refiere
bio fundamental en el sistema de cóm- fuertemente relacionado con la simbolo- al fenómeno eclíptico del sol como “luna
puto lunar, al introducir la cuenta alter- gía lunar. Un análisis de las distancias nu- que come el sol”, expresión que denota el
nada de 5 y 6 lunaciones que permitió méricas entre las fechas marcadas con las mismo concepto de la voz chi’bil k’in
lograr una mayor precisión en el cálculo huellas de pie parece implicar que éstos —sol comido— que usaron los grupos
y predicción de eclipses. denotaban una especie de ábaco o instru- mayas de Yucatán para hablar del sol

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co del planeta. Su imagen colgante de la
banda de signos celestes aparece también
en otras páginas del Códice de Dresden y
del Madrid, así como su cabeza caracterís-
tica forma parte de un glifo presente en las
bandas celestes del periodo clásico y que
se ha interpretado como el glifo del plane-
ta. Esta misma entidad fantástica parece ser
la misma que rige el mes de Zip, el cual
está relacionado con la cacería de venados.
Un análisis del texto glífico adjunto a
la cuenta de Marte presenta como cons-
tante el verbo ch’akah —cortar— en rela-
ción al glifo de la bestia de Marte como
sujeto de la acción. Como cláusulas varia-
bles se tienen a los glifos para sol, oscuri-
dad y cielo como objetos directos de la
acción; en uno de los casos su arreglo se
identifica con la frase k’in tun yaabil que
refiere a la época de secas y en otro con
los glifos para eclipses. En el papel de ob-
jeto indirecto de la acción se habla de nal,
Figura 5. Tabla de Marte en el Códice de Dresden. la deidad del maíz tierno y de wah ixim, el
tamal de maíz; también se identifica una
frase relacionada con la muerte del dios
eclipsado. La cuenta cronológica siguien- riodos y estaciones de otros planetas. Tal del maíz. Es decir, de acuerdo al texto glí-
te en el texto glífico lleva a una fecha 13 parece ser el caso de las páginas 43 a 45 fico adjunto, la entidad conocida como el
años y dos días después, en la cual un eclip- del Códice de Dresden donde se encuentra monstruo de Marte se relaciona con algún
se penumbral de luna es visible desde el una tabla de 780 días, distribuida en diez hecho denominado cortar o partir los cie-
sitio de La Mojarra. Otro monumento epi- secciones de 78 días. La extensión de la los, posiblemente de las épocas de secas o
olmeca famoso, como lo es la Estela C de tabla ha sido relacionada con el periodo si- bien donde se apreciara un fenómeno eclíp-
Tres Zapotes, registra un evento de eclipse nódico del planeta Marte el cual se acerca tico vinculado a los ciclos agrícolas del
anterior al de la Estela de la Mojara. De al valor promedio de 779.93651 días. La maíz. El cortar o rasgar los cielos se ha
acuerdo con la inscripción en su cara pos- división en 78 días se encuentra cercana al relacionado con la imagen del rayo, el ha-
terior, el monumento de Tres Zapotes re- periodo de 75 días que tarda Marte en rea- cha celeste y serpentina de los dioses de la
gistra la fecha en la Cuenta Larga de lizar su movimiento retrógrado. Algunos lluvia que forma parte del conjunto glífico
7.16.6.16.18 correspondiente al 16 de agos- investigadores han relacionado las cuen- ch’akah asociado al monstruo de Marte
to del año 32 a.C. La noche anterior se pudo tas numéricas de esta tabla precisamente y que al golpear la superficie de la tierra y
apreciar un eclipse lunar total precedido en con un registro del movimiento retrógra- de los cielos origina las lluvias celestes que
la víspera por una conjunción entre la luna do del planeta. Otra de los números regis- benefician o perjudican a la tierna planta
y Júpiter y quince días después se registra- trados es el de 352 que es aproximadamen- del maíz. Si esta lectura pluvial y agrícola
ría un eclipse solar parcial que oscurecería te el tiempo que tarda Marte en alcanzar, del texto glífico es correcta, es interesante
el cielo de los últimos olmecas. desde su conjunción con el sol, los puntos señalar que, de acuerdo con la fecha
estacionarios de su órbita. Junto a estas ta- 9.19.7.15. 8, 3 Lamat, 6 Zotz, base inicial
PLANETAS, ESTRELLAS Y CONSTELACIONES blas numéricas se encuentra un texto glífi- de las Tablas de Marte del Códice de Dres-
co y la imagen de un animal fantástico que den, el periodo del movimiento retrógra-
Además de la identificación del periodo si- cuelga de la representación de una banda do de Marte en 818 d.C. coincide con la
nódico de Venus —que será objeto de otro celeste ( figura 6). Este animal celeste, con temporada fuerte de lluvias solsticiales en
texto debido a su importancia con el mun- pezuñas de tapir o venado y un hocico re- el área maya así como con un periodo
do mesoamericano— y a diferencia de torcido hacia arriba, ha sido denominado eclíptico de sol y luna.
otros pueblos de Mesoamérica, los mayas como el monstruo o bestia de Marte, por Además del periodo sinódico y retró-
parecen también haber identificado los pe- su relación aparente con el periodo sinódi- grado de Marte, se han identificado otros

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valores numéricos, así como fechas espe-
cíficas, en los glifos de las inscripciones
clásicas que sugieren que los antiguos ma-
yas posiblemente conocían los valores de
los periodos sinódicos de Júpiter y Satur-
b
no. Tal cuestión se ejemplifica en el texto
c
grabado de la llamada Escalera Jeroglífi- a

ca de Naranjo, donde se localizan fechas


separadas por periodos que significativa-
mente abarcan múltiplos de los periodos f
de Júpiter y de Venus. En el caso de Satur- e
no la ubicación de sus puntos estaciona-
rios, así como de su movimiento retrógra- d
do, parece haberse reconocido en relación
con los ciclos de otros planetas, y junto con
Júpiter y Venus la observación de sus esta-
ciones también estuvo involucrada en las
efemérides bélicas que los antiguos escri- l
banos mayas marcaban con el signo para
estrella. En el caso de los códices mayas, g

diversos investigadores han propuesto que


algunos de sus valores numéricos aparen-
temente se relacionan con los periodos si- Figura 6. Constelaciones reconocidas por los mexicas según el Códice Florentino
nódicos de Mercurio y Saturno, así como
con el periodo de invisibilidad de Júpiter
durante su conjunción con el Sol. No de Julio del año 690 d.C., fechas en cuyas tos de estrellas o constelaciones, así como
obstante, faltan pruebas sólidas que de- noches, los antiguos habitantes de Palen- estrellas específicas, de cuyos movimien-
muestren que en los códices mayas se en- que pudieron ser testigos de la conjunción tos por la bóveda celeste dejaron registro.
cuentran involucrados cálculos de ciclos de la Luna con los planetas Júpiter, Satur- Así, por ejemplo, de acuerdo con Fray Ber-
astronómicos de los planetas superiores no y Marte hacia el sector sudoriente de la nardino de Sahagún (figura 7), los mexi-
y de Mercurio, como son los casos ya bóveda celeste. Según las inscripciones pa- cas identificaban en el cielo varios objetos
identificados de las Tablas de Venus, de lencanas éstos interpretaron tal fenómeno celestes y constelaciones como la de Las
Eclipses o aún la de Marte. Lo cierto es astronómico como la reunión de la diosa Pléyades a la cual conocían con los nom-
que los valores de los periodos sinódicos madre Luna con sus tres hijos, los dioses I, bres nahuas de Tianquiztli y Miec (a),
no sólo de Venus sino de Mercurio, Mar- II y III de la Triada de Palenque, simboliza- mismos que significan mercado y muche-
te, Júpiter y Saturno son conmensurables dos por los planetas. Bajo la mirada de los dumbre respectivamente, denotando el
con el ciclo ritual de 260 días y con la tres dioses en conjunción en el cielo noctur- conglomerado estelar que forma la cons-
duración de la rueda calendárica de 52 no palencano, Chan-Bahlum aposentó en telación. De acuerdo con los informantes
años, por lo que la observación y registro sus casas sagradas a los tres hijos de la luna, nahuas de Sahagún, las Pléyades, junto con
de sus ciclos, así como su vinculación con tres templos para tres dioses: el Dios I se la constelación de Mamalhuaztli o palos
fechas rituales no sería de extrañar. asentaría en el Templo de Cruz; el Dios II de fuego —la cual posiblemente se trata
Un interesante fenómeno en el cielo en el Templo de la Cruz Foliada y el Tem- del cinturón y la espada de Orión o algu-
nocturno y que fue también registrado en- plo del Sol sería el aposento del Dios III. nas estrellas de la constelación de Taurus
tre los antiguos mayas del Clásico es el de Así, mediante este espectacular acto de hie- incluyendo a la rojiza Aldebarán (l)— eran
la conjunción de dos o mas cuerpos celes- rofanía astronómica, Chan-Bahlum ratifi- los marcadores estelares que, al pasar por
tes. Es el caso del famoso fenómeno 2 Cib caba ante la mirada de sus gobernados su el meridiano local, indicaban el momento
14 Mol presente en varias de las inscrip- condición de gobernante legítimo y des- preciso del encendido del fuego nuevo, ce-
ciones de Palenque y que conmemora la cendiente directo de la sagrada dinastía de remonia celendárico-religiosa que marca-
celebración por Chan-Bahlum, el hijo de los dioses celestes. ba la culminación de un ciclo y que era
Pacal, de los rituales en honor de los tres Además de los planetas, los antiguos ma- celebrada cada 52 años por los mexicas.
templos del llamado Grupo de la Cruz. Esta yas y otros pueblos mesoamericanos Otras constelaciones que los mexicas veían
celebración duraría tres días, del 20 al 23 identificaron en el cielo nocturno conjun- en el cielo incluyen la de Citlaltachtli o el

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Figura 8. Animales zodiacales en el Códice París.

Juego de Pelota de Estrellas (b), la cual se mientos estelares los tenemos en las pági- cales la refuerza la presencia, en las pági-
ha propuesto identificar con las estrellas nas 23 y 24 del Códice París, así como en nas del Códice de París, de 13 intervalos
de la constelación de Géminis; la de Cit- el dintel de la fachada oriente del Edificio de 28 días que acompañan a las figuras
lalxonecuilli o estrellas del pie torcido que de las Monjas en Chichén Itzá. En el pri- y que hacen un total de 364 días, un día y
posiblemente se ubicara hacia el norte ce- mer documento apreciamos una sucesión cuarto menos de la duración del año solar
leste cercana a la estrella polar y la conste- de 13 figuras de animales que cuelgan de trópico. La figura del sol eclipsado u os-
lación de Colotl —escorpión— que algu- una banda con glifos celestes. En la parte curecido aparece en las fauces de cada uno
nos autores han relacionado, por su forma, superior de la figura 8 podemos observar de estos animales estelares implicando po-
con la occidental constelación de Escor- a los animales celestiales —de izquierda a siblemente la idea de que la posición del
pio y otros, con el grupo de estrellas de la derecha—, un ave no identificada, la ser- sol coincide con la de los animales en el
región circumpolar (g). Se encuentran asi- piente fantástica con cola de pescado, el cielo. Por otra parte, la duración del in-
mismo Citlaltachtli, tal vez Géminis (b), ave Kox, el escorpión, la tortuga y la ser- tervalo de 28 días podría estar relaciona-
Citlapol, Venus (c) y Xonecuilli, la Osa piente de cascabel; en la parte inferior, do con el periodo sideral de la luna, que
Menor (f). A los cometas se les denomi- el ocelote, el esqueleto antropomorfo, el es de 27.3216 días y que marca precisa-
naba Citlalin Popoca (d) y a las estrellas murciélago y el pecarí, además de dos fi- mente el lapso de tiempo en que la luna
fugaces Citlalin Tlamina (e). guras sin identificar debido al maltrato de vuelve a ocupar la misma posición con
También entre los mayas prehispánicos las imágenes ubicadas en las orillas del respecto al fondo de estrellas, que en este
tenemos evidencias arqueológicas y etno- códice. Algunas de estas figuras, junto con caso seguramente se refiere a aquellas que
históricas de que, al igual que otros pue- otros glifos estelares, también se encuen- conformaron los cuerpos de los animales
blos mesoamericanos, identificaban cons- tran en la banda celeste del Edificio de que los mayas veían en el cielo.
telaciones o agrupaciones de estrellas, muy las Monjas en Chichén Itzá, formando en De estos animales celestiales los ma-
posiblemente de tipo zodiacal, es decir, re- su conjunto un total de 13 signos celes- yistas han identificado a las tres estrellas
lacionadas con la eclíptica o camino apa- tiales mayas. La posible interpretación de del cinturón de Orión como las que for-
rente del sol. Imágenes de estos agrupa- estas figuras como constelaciones zodia- man el cuerpo de la tortuga celeste maya

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y la cual, de acuerdo con los glifos de las lluvias y el inicio de sus labores agríco- co y estacional uno de sus fundamentos,
inscripciones mayas del Clásico, estuvo las para preparar el terreno para la siem- sino también la influencia que la obser-
fuertemente involucrada en los mitos de bra. Esto puede apreciarse en los alma- vación de los cuerpos celestes tenía en
creación: en el amanecer del día 4 ahau 8 naques agrícolas de los códices que uti- aspectos básicos de reproducción so-
cumk’u, fecha sagrada de inicio del ciclo lizan la imagen del cascabel de la cioeconómica, como el establecimiento
maya actual, las tres piedras del fogón serpiente como glifo para indicar el nom- del inicio de la temporada de lluvias que
original —Alnitak, Saiph y Rigel de la bre de las Pléyades, así como su relación incidía en el calendario agrícola. Asimis-
constelación de Orión— se ubicaban ha- con el ciclo agrícola y pluvial . También mo, hemos visto varios ejemplos en que
cia la posición cenital y es entonces cuan- el mito maya de creación de las inscrip- el conocimiento de los ciclos astronómi-
do renace Hun Nal Ye, el primer padre, la ciones del Clásico vincula a las Pléya- cos estuvo relacionado con el calenda-
deidad del maíz que brota del caparazón des y Orión con los ciclos de siembra y rio ritual adivinatorio, por lo que ciertos
de la tortuga primigenia cuyo cuerpo lo nacimiento de la planta del maíz. eventos como salidas heliacas, eclipses,
forman las estrellas del cinturón de Orión. conjunciones y fases de los periodos pla-
La importancia cosmológica de Orión, la CONCLUSIONES netarios formaban parte del corpus sim-
tortuga celeste de los mayas, se aprecia bólico del que disponían los gobernan-
también en Utatlán, la capital de los maya Hemos intentado brindar un panorama ge- tes y élites mesoamericanas para elabo-
quiché del postclásico localizada en los neral acerca de las observaciones astro- rar sus discursos de poder. De este modo,
altos de Guatemala. El arreglo arquitec- nómicas más importantes de los antiguos gran número de las fechas en que realiza-
tónico del Templo de Tojil en el centro mesoamericanos, de acuerdo con el co- ban sus batallas, las de nacimiento y as-
del asentamiento se orienta hacia Alnilam, nocimiento generado por los estudios de censo al poder de sus gobernantes y hasta
la estrella central del cinturón de Orión, e astronomía antigua que, desde el nacien- las de sus ceremonias fúnebres llegaron a
imita la forma cuadrangular y tripartita de te campo de la arqueoastronomía se han tener un fuerte sentido calendárico-astro-
la tortuga estelar primigenia, centro a su venido realizando. El estudio del conoci- nómico. El arreglo espacial y la orienta-
vez del universo maya. El día de hoy el miento astronómico de la antigua Meso- ción de los edificios de sus principales
conjunto de Las Pléyades es conocido américa es un campo de investigación am- ciudades tuvo también mucho que ver con
entre los mayas quiché como motz, que plio y fascinante que se ha enriquecido la astronomía y la calendárica mesoame-
significa puñado de semillas de maíz, pues mediante la confluencia de múltiples en- ricanas; éste es un aspecto en torno al cual
su primer avistamento en el horizonte foques y técnicas de campos al parecer tan todavía falta mucho por descubrir. Pode-
marca la época de siembra. Entre los ma- disímbolos como la antropología, la etno- mos decir entonces que, a diferencia de
yas de Yucatán la constelación era cono- historia, la historia de las religiones, la epi- los habitantes de las modernas ciudades
cida con el nombre de tsab, el cascabel grafía, la iconografía y la astronomía mis- de fin de milenio, inmersos en el caos ur-
de la serpiente celeste cuya imagen apa- ma. Uno de los aspectos que salta inme- bano y cegados por luces citadinas, los
rece en las páginas zodiacales del Códice diatamente a la vista es no sólo la antiguos mesoamericanos miraban con se-
París. Como entre otros pueblos de Meso- incorporación del conocimiento astronó- renidad y devoción al cielo nocturno y a
américa, el orto o salida heliacal del con- mico a sus mitos y rituales, lo cual es sus habitantes, celebrando con ello al ma-
junto de Las Pléyades anunciaba a los propio de una cosmovisión religiosa que jestuoso teatro donde había sido creado
mayas el arribo inminente del tiempo de tenía en la explicación del cambio cícli- el Universo.

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