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Experiencia de un alumno de la Facultad de Economía durante un proceso de Intercambio

Académico
Daniel Riojas
Con el motivo de intentar animar a otros estudiantes, que quizás como yo sienten curiosidad por
lo desconocido, me he propuesto el objetivo de contarles cómo ha sido mi propia experiencia de
intercambio académico, y todos los beneficios (y dificultades) que conlleva la misma. Mi
nombre es Daniel Riojas. Al momento de escribir estas palabras me encuentro finalizando mi
estancia de 5 meses en la ciudad de Albacete, España; donde tuve la oportunidad de estudiar un
cuatrimestre en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Ha sido una vivencia como
ninguna otra, completa y por demás muy interesante, y es por esto mismo que espero
contagiarles algo de mi entusiasmo.
El sumergirse de lleno en una nueva cultura, enfrentarse a retos desconocidos y establecer
conexiones con personas de todo el mundo; son sólo algunas de las muchas caras enriquecedoras
de vivir un proceso de movilidad académica. El tomar la decisión de formar parte de un
programa de intercambio va más allá de estudiar en el extranjero; significa tener la oportunidad
de crecer académica y personalmente, ampliar tus horizontes y abrazar la enorme diversidad
cultural.
Una de las joyas más preciadas que trae consigo el intercambio académico son las conexiones
humanas. Yo tuve la bendición de cohabitar junto a un chico de Colombia, de nombre Santander,
y un chico de Italia, de nombre Alessandro; situación que me permitió formar una amistad con
ambos, amistad que a su vez me brindó un gran enriquecimiento cultural, puesto que día a día
tenía la oportunidad de ir conociendo cada vez más acerca de sus respectivas culturas. De
Santander aprendí acerca de la gastronomía colombiana, así como también de sus costumbres;
mientras que de Alessandro aprendí a preparar recetas tradicionales italianas y a poder mantener
conversaciones en italiano.
Otra gran ventaja que encontré es el poder practicar un segundo idioma, en la UCLM convivía
con personas de diversas nacionalidades, y muchas de estas personas no podían comunicarse en
español; por lo que me veía en la necesidad de comunicarme en inglés, brindándome la
oportunidad única de adquirir una mayor fluidez en dicho idioma.
Esta exposición constante a numerosas culturas, ideas y formas de vida nutrió mi apertura mental
y tolerancia. Puedo decir que gracias a esto me he vuelto más receptivo a la diversidad de
pensamientos y perspectivas, lo que traducido significa la adquisición de una mayor capacidad
para trabajar de manera efectiva en equipos multiculturales y con diversidad de ideologías.
Desde la perspectiva académica, el estudiar en instituciones de renombre me brindó un acceso a
una rica variedad de recursos educativos. La exposición a diferentes métodos de enseñanza,
enfoques académicos y perspectivas enriqueció mi experiencia de aprendizaje. Siento que logré
adquirir una mayor comprensión de la ciencia económica puesto que pude contemplarla desde
otras perspectivas académicas y culturales.
Sin embargo, el intercambio académico, con sus promesas de aventuras y descubrimientos,
también alberga un lado menos glamuroso; las dificultades y retos que inevitablemente surgen en
el camino. La falta de familiaridad con el entorno, la nostalgia por la comida y rutinas que se
tenían en Monterrey, así como la lejanía de amigos y familiares, me afectaron en las primeras
semanas.
No obstante, es de esto mismo de donde nace uno de los mejores regalos que te llevarás de esta
experiencia: un gran crecimiento personal brotado a partir del catalizador que representa la
independencia que surge del vivir en un país extranjero. La necesidad de enfrentar lo
desconocido, gestionar la incertidumbre y adaptarse a nuevos ambientes me ayudó a aprender a
tomar decisiones por mí mismo, a resolver problemas de manera independiente y a adaptarme a
situaciones desconocidas, cosas que se convierten en un manojo de habilidades que no sólo
benefician la vida académica, sino también la profesional y personal.
Puedo concluir diciendo que el decidir vivir un proceso de movilidad académica es una inversión
en el crecimiento integral de una persona. Ya que los beneficios obtenidos van más allá de lo
académico, logrando dejar una marca profunda en la identidad y las perspectivas de las personas
que decidan vivir esta experiencia.

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