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PRIMERAS PALABRAS
El capitulo comienza con el autor abarcando de manera simple y superficial el
contexto sobre el libro “Pedagogía de la Esperanza”, donde el busca, inmerso y
lleno de esperanza (valga la redundancia), que la educación tenga un trasfondo
más reflexivo sobre lo que se quiere enseñar y se quiere transmitir a los alumnos,
de lo que se quiere desafiar en contra de los moldes establecidos sobre los
docentes en el mundo educativo y que les impide alcanzar la libertad del
profesionalismo.
Freire también menciona que escribir no es un mecanismo que procede de un acto
mayor, que es el acto de pensar sobre cierto objeto determinado. Donde se
supone que el sujeto pensante, de manera mecánica, escribe lo que sabe sobre el
objeto y sobre lo que piensa antes de llegar a un análisis determinado del objeto.
No, no es así, es mucho más que eso. Esto se debe a que hay una relación muy
profunda entre pensar, hacer, escribir, leer, pensamiento, lenguaje, realidad y
momentos de experimentación de solidaridad (no por eso se debe escribir
automáticamente lo que se piensa), además de que al pensar se guarda en el
cuerpo de manera consciente y hablante la posibilidad de escribir. Sin embargo,
hay un problema, uno que lleva a la lucha en contra de las violencias del
analfabetismo, donde se busca castrar el cuerpo consciente de los hombres y
mujeres para limitarlos la capacidad de leer y escribir, ver el mundo, tener un
pensamiento propio y asumir la plena ciudadanía. Todo esto se debe a que hay
una arraigada cultura letrada, donde a los analfabetos se les impide contemplas
las relaciones entre lenguaje, pensamiento y realidad. Pero, no hay que olvidar
que hay un movimiento dinámico entre lenguaje, pensamiento y realidad del cual,
si se analiza bien, logra una capacidad creadora donde se los transforma a sujetos
críticos en el proceso de conocer, aprender, enseñar, leer, escribir, estudiar (solo si
este movimiento se estimula con regularidad)
“Es por esto que no es posible reducir el acto de escribir a un ejercicio mecánico.
Este acto es más complejo y exige más que el de pensar sin escribir.” (frase del
libro).
Otro tema a recalcar es el termino “Maestra, sí; tía, no”. Freire explica que la tarea
del docente exige seriedad, preparación científica, preparación física, emocional,
afectiva (aunque también debe ser placentera). Y también el docente debe
siempre estar en la disposición de aprender y debe tener un gusto especial por
querer siempre el bien y de ser siempre los que insisten miles de veces antes de
desistir, de tener la valentía de amar (sin cruzar la línea). Aquí se abarca el
termino entre maestra y tía, en el cual Freire menciona que no se debe
contraponer la maestra a la tía, no se debe reducir ni identificar a la maestra a la
condición de tía ya que le quita su responsabilidad profesional. Ser maestra y
enseñar es una profesión que implica ciertas especificaciones de cumplimiento y
deberes a seguir, mientras que ser tía es vivir una relación de parentesco. Ser
maestra implica asumir una profesión, mientras que no se es tía por profesión.
Esto se debe a que se tiene la idea de que las tías no pelean, no exigen, no hacen
huelgas por sus sobrinos, por lo cual, cuando una maestra ya no quiere ser tía se
enfrenta con la consecuencia de aceptar el desamor de sus alumnos y la
desaprobación de los administradores autoritarios y de los padres.
Por ende, las maestras siempre se deben definir como maestras, como
profesionales.
En conclusión, el texto tiene con mayor influencia el referirse a las docentes, a las
maestras y su profesión en el área educativa, donde Freire intenta dar
indicaciones, consejos y apoyo para que luchen por su libertad, que no se
sometan y se resignen a ser domesticadas por los administradores autoritarios y a
los estereotipos del mundo de la educación que son los que “apoyan” el termino
maestra-tía, siendo una trampa “ideológica” e “inocente” que busca ablandar la
capacidad de lucha de las maestras en contra del viejo régimen tradicional de la
educación en los futuros niños y convencerlas de que este termino puede
endulzar sus vidas de maestras.
Las maestras tienden a tener más fácil la oportunidad de establecer una relación
docente-alumno, y esto provoca que haya una delgada línea de cariño-amor y
darse la relación tía-alumnos.
PRIMERA CARTA
En este tema, Freire recalca tres conceptos importantes: la relación entre leer y
escribir y su aprendizaje en el mundo, el acto de quien enseña y de quien
aprende, y, por último, la lectura de la palabra y la lectura del mundo.
Según Freire: el enseñar no existe sin el aprender, ya que el acto de enseñar
exige la existencia de quien enseña (el docente) y de quien aprende (el alumno).
El enseñar y el aprender están unidos. Esto se debe a que, por ejemplo, el
docente al enseñar también aprende porque reconoce un conocimiento que antes
fue aprendido, por otro lado, el docente al observar la creciente curiosidad del
alumno que esta cargado de preguntas y sugerencias opta por ayudarlo en su
construcción de conocer su camino de aprendizaje, siendo así para el educador un
momento de reconstrucción de su aprender al trabajar su acto de enseñanza, y si,
en dado caso el alumno no aprende, el educador le sigue ayudando en su
descubrimiento de errores y dudas sobre el tema, reforzando el camino del
aprehender lo que se le está enseñando. El aprendizaje del educador, al enseñar,
no se da a través de la rectificación de los errores que comete el aprendiz sino en
la manera en que ayuda a estimular el aprendizaje en el alumno, ya sea para
revisar sus posiciones de conocimiento o repensar lo pensado (y no como un
burócrata de la mente).
“El educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al
enseñar algo que es reaprendido por estar siendo enseñado”. (frase del libro)
Sin embargo, eso no quiere decir que el educador se aventure a enseñar algo sin
la competencia y la autorización necesaria para hacerlo y transmitir un
conocimiento que no sabe por el hecho de que “enseñar enseña algo”. Ya que,
ante todo, debe haber una responsabilidad ética, política y profesional del
educador donde primero debería estar preparado, capacitado y con un titulo antes
de su actividad como docente. La experiencia del docente de aprender, de
conocer y de preparase implica necesariamente el estudiar. Hay que entender
primero que estudiar es un quehacer crítico, creador y recreador, donde el acto de
estudiar siempre implica el acto de leer y el docente debe formar un pensamiento
y comprensión critica.
Es por eso mismo que Freire recalca mucho que leer no debería ser algo
mecánico, ya que si de verdad el sujeto esta leyendo seriamente, si está
estudiando seriamente, debería de haber alcanzado con relativa claridad el
significado del contexto de las paginas del texto que está estudiando, donde lo
principal es procurar buscar crear la comprensión de lo leído, ya que nadie lee o
estudia automáticamente frente al objeto de curiosidad sino asume ser un sujeto
crítico de esa curiosidad.
Es por eso mismo que surge la importancia de la enseñanza correcta de la lectura
y de la escritura. Porque leer es una opción inteligente, difícil, exigente, pero
gratificante. Leer es comprometerse con una experiencia creativa alrededor de la
comprensión y la comunicación.
También hay que dejar bien claro que existe una relación necesaria entre el
nivel del contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector. Estos
niveles abarcan la experiencia intelectual del autor y del lector. De ahí no
adentramos más a profundidad lo que es la práctica de la lectura de la
palabra y la practica de la lectura del mundo.