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“ENSAYO DEL GRITO DE MANSO”

Autor del libro: Paulo Freire

DOCENTE: Mtro. Carlos Antonio Camacho Meza

ASIGNATURA: Materia Teoría Pedagógica

ALUMNO: Oscar Mario Moguel Natarén

GRADO: Maestría en Ciencias de la Educación I


Tetramestre
Introducción
El grito manso es un pequeño libro que actúa como texto homenaje y recompílalas
desgravaciones del discurso ofrecido por Paulo Freire al recibir el Doctorado
Honoris causa de la Universidad Nacional de San Luis en 1993, dos de las clases
seminario-taller dictadas por este en dicha Universidad, una ronda de preguntas y
respuestas y una conferencia de prensa.
El presente ensayo tiene como objetivo analizar la obra póstuma de Paulo Freire “El
Grito Manso”, la misma contiene cinco capítulos escritos por el mismo Freire y el
resto por otros autores, motivo por el cual esta parece ser más una obra sobre Paulo
Freire, y no de Freire.
Para una mejor comprensión del documento se organizó el mismo en los siguientes
puntos:
Desarrollo, esta primera parte se dará a conocer el pensamiento que llevo a Freire
a trabajar con la gente y para la gente, el cual en pocas palabras se resume en
“Educar para cambiar el mundo”. Así mismo, se presentará respuesta a preguntas
tales como: ¿Cuál es la postura que debiera tener el profesor al momento de
trasmitir el conocimiento? ¿Hoy en día el profesor aprovecha de manera óptima su
tiempo en el aula? y otras que no solo son planteadas en este libro, sino también es
su obra más importante “La Pedagogía del Oprimido”

constituye en la última parte del ensayo y da a conocer los puntos que se creen son
los más sobresalientes dentro de la obra de Paulo Freire y por ello deben
remarcarse no como recetas para actuar, sino como sendas que abren la mente del
profesor
Desarrollo
LA CONCIENCIA DEL “YO SOY”
Sin duda algo que llama mucho la atención es el planteamiento del ser humano
como ser incompleto, inacabado, factor elemental que inicia el buscar el sentido a
la propia existencia y de lo que rodea a la persona, siendo este el paso a la apertura
de la educación.
Por tanto, al educar formamos conciencia de lo que se conoce como el “yo soy”,
esta búsqueda lleva a las personas a establecer relaciones con sus pares y así
tratar de comprender la posición que cada quien ocupa en el mundo, como dice el
texto: “Las relaciones que comenzaron a establecerse entre el nosotros y la realidad
objetiva abrieron una serie de interrogantes”.
Al tomar conciencia y pensar en el estado de precariedad, en el que uno se halla,
surge dentro de cada ser la curiosidad, que lo lleva a forjar el conocimiento, lo cual
en el libro se cita de la siguiente manera: “La curiosidad nos empuja, nos motiva,
nos lleva a develar la realidad a través de la acción”.
Es así que como educador uno debe motivar el ejercicio de la curiosidad y no
coartarla, estableciendo los límites necesarios, enseñando que hay momentos para
preguntar, pues la libertad de uno termina donde comienza la libertad del otro, pues
al ser curiosos, buscamos respuestas, al buscar las respuestas obtenemos
conocimiento y en base a esto llegamos a situaciones educativas.
FACTORES PRINCIPALES PARA QUE SE DEN SITUACIONES EDUCATIVAS.
Para que se den situaciones educativas en un salón de clases debe haber muchos
factores como: educandos interesados en aprender y un educador dispuesto a
compartir conocimientos. Teniendo en cuenta esta situación se debe dar en un
espacio y tiempo pedagógico.
No podemos dejar fuera lo importante que es el proceso de la producción del saber
y lo que esto significa ya que, parafraseando el texto, no hay práctica educativa que
no está envuelta en sueños y esperanzas, que no involucre valores, proyectos y
utopía. En consecuencia, como lo decía el mismo Freire “Enseñar exige estética y
ética”, eso lleva a que la educación tenga un carácter formador.
La presencia del educador y el educando en un espacio pedagógico. “hay una
relación indudable entre las condiciones materiales y nuestras condiciones
mentales, espirituales, éticas, etc.” al servicio de quiénes, de qué ideales
producimos, conjuntamente con los alumnos, el saber dentro del tiempo-espacio de
la escuela. Y cuando uno se detiene sobre este punto descubre que el tiempo-
espacio pedagógico se usa sobre todo contra los intereses de los …ver más…
Hay quienes creen que hablando se aprende a hablar, cuando en realidad es
escuchando que se aprende a hablar. No puede hablar bien quien no sabe
escuchar”
“hay que superar algunos equívocos del pasado, como pensar que la solidaridad
con los oprimidos es una cuestión de geografía, que es necesario salir del área
elegante de la ciudad e ir a vivir en la miseria para entonces sí ser absolutamente
solidario con los oprimidos”
“inventar situaciones creadoras de saberes, sin las cuales la práctica educativa
auténtica no podría darse.” “cada uno es un proceso y un proyecto y no un destino”
“…preocupémonos por la creación y la recreación en nosotros y en nuestros lugares
de trabajo de aquellas cualidades fundamentales que son las nos van a permitir
realizar nuestros sueños”
En base a lo que menciona el libro me hago una series de preguntas en la que el
mismo libro me responde a
1. ¿Cuál es la postura que debiera tener el profesor al momento de trasmitir el
conocimiento?
“Lo que nosotros tenemos que hacer es lograr una simplicidad que no minimice la
seriedad del objeto estudiado sino no que la resalte”. (pág.26)

El texto expresa que el profesor debe tener como postura el querer que sus alumnos
se superen, formar expectativas positivas en ellos, además debe trasmitir el
conocimiento de manera clara y comprensiva para que ellos puedan comunicar lo
aprendido, pero tampoco debe hacer concesiones baratas, pues al hacer esto
subestima la capacidad de aprendizaje de sus alumnos y los limita a un
conocimiento básico e impide que se desarrollen adecuadamente como estudiantes
y como personas.
El profesor no debe ser simplista, más bien debe ser simple, para captar la atención
de sus alumnos para hacer más comprensible el mundo
2. ¿Hoy en día el profesor aprovecha de manera óptima su tiempo en el aula?
“Lamentablemente educadores y educadoras pocas veces nos preguntamos: Qué
hago con mi tiempo pedagógico y como puedo aprovecharlo eficazmente” (pág.35)

Si bien Paulo Freire hace una caricatura de la situación, al hacer una mirada crítica
a la educación actual nos damos cuenta que es mas común y recurrente de lo que
imaginamos, esto se debe a la falta de toma de conciencia de parte de los
profesores que desperdician momentos importantes con sus alumnos, momentos
de aprendizaje, momentos de compartir experiencias significativas en todo
momento de la jornada escolar ya sea dentro de la sala como fuera de ella.
Para revertir esta situación el docente debería iniciar sus clases a la hora adecuada,
con un saludo cordial y con una conversación que introduzca al tema que quiere
trasmitir y pasar lista al final de la clase o cuando considere que sus alumnos hallan
aprendido el contenido o parte de él, evitando la pérdida de tiempo y ganando la
satisfacción de haber logrado en sus alumnos los aprendizajes esperados.
3. ¿Es importante que profesores y alumnos aprendan a escuchar?
“No puede hablar quién no sabe escuchar. y escuchar implica siempre no
discriminar” (pág. 44)
Es muy importante que ambos se escuchen ya que posibilita el aprendizaje y la
comunicación.
Escuchar ayuda a desarrollar la confianza entre ambos, permitiendo al profesor
llegar a lo más profundo del corazón de su alumno, conocer su vida, sus intereses,
y el entorno en el que se desenvuelve a diario y desde esa visión guiarlo por el
camino del saber que van construyendo en conjunto.
Aprender a escuchar implica no discriminar, no ridiculizar al otro por comentarios o
por las preguntas que realice.
“Hay quienes creen que hablando se aprende a hablar, cuando en realidad es
escuchando que se aprende a hablar” (pág.44)
Citamos textual a Paulo Freire porque consideramos que al escuchar se conoce la
realidad del otro por lo tanto aprendemos a hablar de manera más adecuada de
modo que no ofendamos y sólo construyamos.
Conclusión
Me gusta mucho como escribe el gran Pedagogo Paulo Freire, autor del libro “El
grito manso” y sus palabras me hacen eco de lo que debiera ser la educación y lo
que conlleva la figura del maestro.
Haré algunos comentarios con base en algunas frases que “me atraparon” al estar
leyendo el libro.
La curiosidad es el motor del conocimiento. Pablo Freire hace mención de la palabra
curiosidad varias veces en el libro y yo cada vez que la leo siento un “ouch” en mi
cabeza, al reconocer que en las comunidades escolares a veces lo que menos
promovemos es la curiosidad del alumno; quizá nos da miedo no saber lo que vaya
a resultar y preferimos regresar a la cuadratura de lo conocido, del control y dejamos
escapar la posibilidad de descubrir y llegar al conocimiento. Siempre una actitud de
aprender del otro, del diferente. Qué difícil suena esto en nuestra sociedad actual
que nos empuja a ser los únicos, los mejores, a no necesitar de nadie y no sólo eso,
lo peor está por venir cuando nos topamos con el diferente, el que no piensa como
yo, el que no tiene lo que yo, el que no hace lo que yo, entonces el diferente se
convierte en el enemigo, el tonto, el blanco de burlas, el que no encaja en el grupo
y en el que se tiene que aislar y alejar. Qué importancia tan grande tiene la figura
del profesor cuando se dan algunos de estos signos dentro del aula donde los
alumnos pueden tener la tentación de rechazar al que piensa diferente, el maestro
debe ver en esa situación una posibilidad de aprender, de romper la barrera de la
etiqueta y crear espacios educativos que tengan como base la diversidad.
La ética del profesor basada en el sentido común. Paulo Freire tiene la maravillosa
capacidad de poner en palabras sencillas y cotidianas términos complicados o
utópicos. Cuando leí lo del sentido común para trabajar la ética me pareció genial y
muy lejano, afortunadamente, de la idea de que el profesor ético es serio, cuasi
cura, lejano de los alumnos, el que dice lo que sí y lo que no del deber ser.
El tiempo pedagógico, tercer elemento de la situación educativa. El primero y
segundo elemento son tan fundamentales: el sujeto que educa y el educando que
nos quedamos con la idea de que el tiempo pedagógico es lo que le podamos
enseñar al alumno sin detenernos a analizar ¿Qué hago con mi tiempo pedagógico?
¿Cómo lo puedo aprovechar mejor? Nos dejamos envolver por la rutina cotidiana y
pensamos que cualquier cosa que les enseñemos es mejor que nada. Me
impresionó cómo el autor narra la forma en que transcurre el tiempo en una jornada
escolar. Y pensar que esto ocurre la mayoría de los días. En lugar de gastar el
tiempo en definir cuál calendario es más benéfico para la comunidad el de 185 o el
de 200 días, deberían hacer observaciones y modificaciones sustanciales a la
manera como se desarrolla el tiempo pedagógico.
No silencien a los alumnos. Parece que voy de impresión en impresión con la lectura
de este libro, pero esta frase no deja de dar vueltas en mi cabeza pues lo que
hacemos la mayoría de profesores es silenciar a los alumnos, sobre todo cuando
dicen lo que no queremos escuchar, cuando expresan, a su manera, lo que piensan
sobre algún tema, cuando interrumpen la cuadratura de nuestra clase para decirnos
que ven diferente el tema, la postura, o que no les agrada la poca organización que
tenemos de los contenidos.
La historia sigue ahí, está ahí esperando que hagamos algo con ella. A veces pienso
que a los profesores nos cuesta reconocernos como agentes de cambio en la
historia y nos limitamos a preparar e impartir nuestras clases; nos falta poner
entusiasmo y pasión en las cosas que hacemos, desaprovechamos la oportunidad
de “tocar vidas”, como lo dijo una compañera en una de las clases de esta
anteriores. Hace varios años leí una frase, no recuerdo el autor pero decía: “los
buenos maestros duran siempre, aún aquellos que no han nacido se beneficiarán
de sus enseñanzas”
Nadie puede dar clase sin tener convicción de lo que hace. Lo comentábamos en la
clase anterior, tomamos como modelos a los buenos profesores para ser como ellos
y de los que no fueron tan buenos, aprendemos a no repetir lo que ellos hicieron. Si
no hay convicción, si no somos capaces de disfrutar y dejar huella, no tenemos nada
que hacer frente a un grupo.
A manera de conclusión retomo esta última frase: Enseñar aprendiendo y aprender
enseñando. El proceso enseñanza-aprendizaje es bidireccional, aprendemos unos
de otros. La enseñanza nos mantiene vivos, activos, actualizados.
Fuentes consultada:
Freire, Paulo. (2003). El Grito Manso. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI, editores
Argentina.

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