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Anexo 8

RECOMENDACIONES PARA LA INTERVENCIÓN DOCENTE


(EDUCACIÓN SOCIOEMOCIONAL Y EDUCACIÓN FÍSICA)1

En la intervención docente es fundamental:

SER sensible y respetuosa hacia la vida de los niños y sus condiciones particulares; hay que
evitar etiquetas y prejuicios hacia los niños debido a sus circunstancias, creencias, modos de
crianza, por el trabajo de sus familias, sus características físicas o cualquier otra situación.

BRINDAR seguridad, estímulo y condiciones para que los estudiantes expresen las
percepciones acerca de sí mismos y del sentido del trabajo escolar.

CREAR condiciones para adquirir valores y desarrollar actitudes que pondrán en práctica en
toda actividad de aprendizaje y en toda forma de participación e interacción en la escuela.

SER una figura en quien se pueda confiar, para favorecer que los niños compartan lo que
sienten y viven cuando enfrentan situaciones de maltrato, violencia o situaciones que les
causan miedo e inseguridad. Esto es especialmente importante si se considera que su
seguridad emocional es un requisito para lograr su bienestar y una disposición más efectiva
ante las oportunidades de aprendizaje.

PROMOVER que todos los niños interactúen, independientemente de sus características


físicas, sociales y culturales; los niños con alguna discapacidad tienen necesidades educativas
especiales y requieren particular atención para garantizar su inclusión y oportunidades
educativas equivalentes.

Tomado de “Educación Socioemocional en la Educación Básica”, en: Secretaría de Educación Pública,


Aprendizajes Clave para la educación integral. Plan y programas de estudio para la educación básica, México,
SEP, 2017, p. 586.

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También pueden revisar “Intervención del Profesor” en Lengua Materna pp. 178-181. (Éstas son las únicas
asignaturas que, de manera explícita incluyen un apartado específico sobre intervención, el resto de las
asignaturas contienen distintas recomendaciones implícitas en los apartados donde se describen los
enfoques).
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La intervención docente consistirá en:
RECONOCER que los niños han desarrollado capacidades motoras en su vida cotidiana con
diferente nivel de logro; esto debe ser el punto de partida para buscar el tipo de actividades
con intencionalidad educativa para propiciar su fortalecimiento, tomando en cuenta las
características personales, los ritmos de desarrollo y las condiciones en que se desenvuelven
en el ambiente familiar.

CONSIDERAR que los niños con discapacidad deben ser incluidos en las actividades de juego
y movimiento, y ser apoyados para que participen en ellas a partir de sus propias
posibilidades; hay que tener en cuenta que algunos necesitan atención particular. Alentarlos
a superar posibles inhibiciones y temores, así como propiciar que se sientan cada vez más
capaces y seguros de sus logros, son actitudes asertivas que han de fomentarse.

PREVER actividades físicas durante la jornada diaria. No es conveniente que permanezcan


sentados mucho tiempo, pues ello se opone a las características de los niños de aprender
mediante la actividad, movimiento, resolución de problemas, exploración y manipulación de
objetos.

CONSIDERAR momentos para que los niños dialoguen e intercambien puntos de vista, así
como acciones que favorecen la recuperación y relajación después de realizar actividades
físicas.

DAR a los niños tiempo para persistir y aprender de sus intentos en experiencias que les
permitan poner en práctica sus acciones y movimientos.

Tomado de “La Educación Física en la Educación Básica”, en: Secretaría de Educación Pública,
Aprendizajes Clave para la educación integral. Plan y programas de estudio para la educación
básica, México, SEP, 2017, pp. 524-525.

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